Capítulo 16: Los Demonios no Lloran
Los Orígenes de la Magia: Tomo II - Libro para Principiantes
El Vínculo emocional con los Elementos, se explora cómo las emociones afectan al elemento de un magier. La ira puede avivar el fuego, la tristeza puede enfriar el agua, el amor puede hacer florecer la tierra y el miedo puede agitar el viento. A medida que los elementalistas aprenden a controlar sus emociones, también aprenden a dominar los elementos con mayor eficacia.
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Me encontraba en el borde de un arroyo, frente a una cascada donde el agua caía suavemente, creando un ambiente tranquilo y relajante. La luz del sol brillaba sobre el arroyo, generando destellos que danzaban en su superficie.
Una figura oscura emergió de la cascada, el agua fluía a su alrededor. Aunque su rostro estaba oculto, pude ver lo que parecían ser sus brazos llenos de marcas de invocación; era un ser oscuro. Extendió una mano hacia mí, su gesto me alcanzó con una suave brisa y el rocío de la cascada en mi piel. A pesar de la advertencia en mi mente de que algo aterrador estaba a punto de suceder, permanecí inmóvil en el mismo lugar.
Caminó sobre el arroyo para detenerse frente a mí, revelando un rostro sin rasgos definidos. La vaga sensación de calma fue reemplazada por el terror, aunque solo fue un destello fugaz. La figura extendió una mano hacia mí, pero en lugar de atacarme, acarició suavemente mi mejilla.
Desperté con el corazón latiendo con fuerza, miré el reloj: marcaba las tres con treinta y tres minutos. Sonreí irónicamente por la mala broma del horario. El viento frío de la noche se coló en mi habitación. Me arropé más con las mantas, pero no fue suficiente. Me quejé unos minutos antes de levantarme para cerrar la ventana.
Mientras lo hacía, miré la luna, que se encontraba muy alta en el cielo, algunas nubes la cubrían. Bostecé y miré hacia el bosque. Tuve la extraña sensación de que alguien me observaba, los vellos de mi cuello se erizaron de forma molesta, una vez más. Pero la sensación desapareció tan rápido como había aparecido. Lo mejor fue cerrar la ventana y volver a la cama.
Aunque mi noche fue tranquila y muy reparadora, nada podía evitar que mi cuerpo doliera como un infierno, cada músculo se sentía resentido por los golpes que había lanzado ayer en la tarde y los que había recibido hace unas noches atrás.
Me estaba alistando para las clases, mientras miraba la cicatriz que ya era una delgada línea blanquecina casi inexistente, que recorría desde la base de mi cuello hacia mi hombro, pero se veía mucho mejor que las semanas anteriores, agradecía la sangre de Astaroth, mi cuerpo estaba funcionando mucho más rápido que en el pasado.
Un firme golpe en la puerta me indico que era Arlenn estaba afuera, ¿cómo sabía que era ella? Pues Vaugh era más invasiva para todo.
—Pasa — grité. Mientras seguía abrochando el moño de mi blusa, para continuar cepillando mi cabello.
Levante la mirada, me sorprendí bastante; no era Arlenn ni Vaugh, sino la guardiana de esta última, Isabella. No sabía mucho sobre ella, solo que había estado en mi habitación después del ataque.
—Te ves mejor que la última vez que te vi.
Su tono y su expresión no fue delicado como la vez pasada, solo la reconocía por su cabello rubio, pulcramente peinado con una trenza. Aunque realmente, no era su cabello, era su belleza natural, su altura el como se movía con gracia y seguridad. Ella era perfecta.
—¿Le paso algo a Vaugh? —En mi mente la única razón para que ella estuviera aquí, era por mi amiga. Me puse un poco ansiosa de pensar que algo malo le hubiese pasado.
—Vaugh está bien. —Se apoyó en la puerta.
—¿Entonces?—Quise saber. No había razón para que una extraña, no alumna, me visitara en mi habitación.
Ella recorrió mi pequeño cuarto con la mirada, examinando cada detalle de la decoración que había puesto mi abuela. Hizo un gesto como si algo no le hubiese gustado.
—Quería saber si tienes tiempo para que hablemos, de Tom.
No necesité preguntar más, para saber por qué ella había venido; era evidente que ella estaba tratando de molestarme. Desde que la vi por primera vez, había notado que le gustaba Tommy y que no estaba feliz que yo estuviese por estos lados. A partir de ese momento, yo tampoco estaba feliz de que ella existiera.
Al darse cuenta de que no iba a decir nada, continuó:
—Ya sabes conocernos y hacer cosas de chicas juntas —explico sin que nadie le hubiese preguntado.
—¿Por qué querría yo pasar mi tiempo contigo haciendo cosas de "chicas"? —Hice énfasis en chicas, porque justo en este momento, ella sería la última persona con la que pasaría mi tiempo libre arreglando mi cabello o intentando pintar mis uñas, si es a lo que se refería. —¿Qué quieres? —No había forma que la dejara acercarse a mí, menos para darle información de Tommy y que así pudiese llegar a él.
—Solo quiero conocerte, y hacerte partícipe de los detalles de bueno, lo que espero sea una boda pronta. —dijo con una sonrisa que pareció demasiado presumida.
No pude evitar sentir una punzada en el corazón. ¿Boda? La palabra resonó en mi mente una y otra vez, sentí que perdía fuerzas y también que quería desaparecer. Incapaz de creer que Tommy pudiera haber tomado una decisión así sin decírmelo. ¿Cómo era posible que yo no supiera nada de algo tan importante? Eso debía ser mentira, ella solo debía estar jugando.
Apreté el mango de mi peine con fuerza, sintiendo la tensión en mis manos.
—¿Boda? —Repetí, aunque esa pregunta fue más para mí que para ella.
—Sé que no debería decírtelo yo, pero él ha estado aplazándolo. Y lo conozco tanto que sé que no lo hará hasta que se vea obligado. Ha estado tan preocupado por ti, que ha decidido retrasar muchas cosas —continuó ella, como si estuviera revelando un secreto que yo ya debería conocer.
Sentí una mezcla de emociones que no supe cómo procesar. Por un lado, ira que solo iba en aumento, ¿por qué él permitiría que una extraña me diera esa noticia? Después de todo el tiempo que habíamos pasado juntos. Y por otro, la peor de las emociones era darme cuenta de dónde quedaba yo en todo esto, claro si es que era verdad. Que pasaba con todo lo que sentía por él.
—Vete de aquí. —Su presencia me tenía al límite de mis emociones, como si se tratara de un precipicio. Y no sabía si iba a lanzarme por él o contra ella.
—Solo quiero que nos conozcamos. Para Tom, eres importante. Cuando te encontró, estaba tan feliz. Volver a tener una familia, y en un tiempo, nosotras también lo seremos —dijo ella con una expresión tranquila, como si estuviera tratando de ser amable.
El calor brotó en cada uno de mis poros. Rabia, molestia y dolor se mezclaban dentro de mí, creando una tormenta emocional que amenazaba con desbordarse hacia su perfecta trenza rubia.
—Estoy alistándome para ir a clases. Y tú no puedes estar aquí, así que márchate ahora —añadí más brusca, intentando mantener la compostura, pero sabiendo que la ira y el llanto me dominaban.
Yo no iba a llorar.
Mientras caminaba por el pasillo hacia la cafetería, escuché pasos apresurados detrás de mí. Me di la vuelta para encontrarme con Caleb, quien se acercaba con una sonrisa cautivadora.
—Hey, Iseria. ¿Podemos hablar un momento? —preguntó con amabilidad.
No estaba de humor para hablar con nadie, pero Caleb siempre había sido amable conmigo y no tenía la culpa de mis problemas con Tommy. Además, su aspecto de chico bueno no ayudaba a que le dijera que no.
—Claro, ¿qué pasa? —respondí, intentando sonar suave o por lo menos, menos brusca de lo que me sentía.
Caleb se detuvo frente a mí impidiéndome el paso, acomodo un mechón de mi cabello tras mi oreja. Cada vez que me tocaba sentía una sensación que no podía descifrar, pero que se iba sintiendo menos rara con el tiempo.
—He estado pensando mucho en ti últimamente, y... bueno, quería saber si irás conmigo al baile —dijo, con una mirada esperanzadora en sus ojos. —No quiero presionarte, es solo que faltan dos días y no quiero que nadie más se me adelante. Bueno, claro, a menos que ya tengas a alguien y no me lo hayas dicho aún.
La situación era extraña, considerando lo que había pasado hoy en la mañana. Todo el tema de Tommy estaba muy metido en mi cabeza como para poder pensar en algo más. Pero cuando miré a Caleb y vi sus ojos azules amables, no pude evitar sentirme halagada y asentí, sin pensarlo más.
Además, las chicas tenían pareja y siendo realista, a mí nadie más me invitaría.
—Está bien. Iré contigo —respondí de manera torpe, se notaba a leguas que no estaba muy convencida realmente, y no se trataba de él. El problema era yo.
Caleb sonrió ampliamente y asintió.
—Genial, te prometo que será divertido. Creo que me iré justo ahora antes que te arrepientas —se rio, notando que mi convicción no era la mejor. —Nos vemos luego —dijo antes de darme una palmadita en el hombro y continuar su camino.
Después de mi breve encuentro con Caleb, me dirigí hacia la cafetería, donde sabía que encontraría a Arlenn y Vaugh. Al llegar, las vi sentadas en uno de los asientos al aire libre, charlando animadamente. Me uní a ellas. Al ver mi expresión preocupada, Arlenn reaccionó de inmediato con una genuina preocupación física, abrazándome y mostrando su apoyo sin siquiera saber de qué se trataba.
—¿Qué pasó, Iseria? ¿Estás bien? —preguntó, mirándome con preocupación. —No puedes simplemente desaparecer así toda la mañana. Sin decirnos nada.
Con un suspiro de resignación y hablando muy bajito para que nadie escuchara, comencé a relatar lo que había sucedido esa mañana con la supuesta prometida de Tommy. Fue una situación incómoda y confusa, y me sentía frustrada por estar involucrada en algo así. Mi voz temblaba ligeramente mientras hablaba, y podía sentir la mirada atenta de mis amigas sobre mí.
No iba a llorar.
—No lo sabía Isi, no tenía idea que el novio de Isabella es Tommy, nunca me ha interesado su vida y menos cuando me está persiguiendo y siempre se está metiendo conmigo. Esa zorra hija de su madre, vamos a ver cuántas ganas le quedan de volver a molestarte.
Me agrado escuchar la molestia de mi amiga hacia ella, se sentía bien.
—Es complicado Isi... —intentó decir Arlenn antes de ser interrumpida por Vaugh
—¡Ay, por favor Ari! Está claro que ese tipo de noticias se cuentan. Solo hay dos opciones: o Tommy es un cobarde, o Isabella es una mentirosa. ¡Llámalo y pregúntale!
Vaugh agito su móvil frente a mí, casi como si la historia se tratara de ella.
—No lo iba a defender. Y eso no va a funcionar. — comento Arlenn, mientras se cruzaba de brazos, aparentemente ofendida por la sutil acusación de Vaugh—. De todas formas, no puedo creer que Thomas vaya a casarse. Si tú eres su única familia, suena absurdo que no te lo haya dicho a ti o a Arthur. Es mejor que le preguntes.
—Toda la razón princesa. Isi, es difícil que no haya mencionado algo tan importante. —Me dio ánimos.
Las chicas tenían razón, solo había un pequeño inconveniente; ¿Cómo?
—Pero como voy a hablar con él, desde que volví ni siquiera lo he visto y no me ha mandado un texto menos llamado, el móvil no es una opción. Se esconde de mí como si yo le hubiese hecho algo malo.
De solo recordar nuestra última conversación, comenzaba a enojarme y molestarme más. Tommy sabía mucho y había callado todo eso, aún no estaba lista para perdonarlo por ello y ahora se sumaba el que iba a hacer si esto resultaba real.
—Los guardianes y segadores patrullan en el bosque, hoy es la noche en que le corresponde a Thomas estar a cargo de un grupo así que es seguro que puedes encontrarlo allí, cerca del río hacia el norte —sugirió Arlenn. —Y antes que digan cualquier cosa lo sé porque Silas, mi segador, estuvo anoche a cargo. Van rotando y hoy le toca a Thomas, no se lo digan a nadie, esa información es demasiado valiosa.
Nunca pensé que fuese a entrar al bosque por decisión propia. Pero en ese momento me estaba haciendo la idea de que hoy tendría un paseo nocturno fuera de los límites establecidos por la academia.
Entramos a la cafetería y fuimos por nuestro almuerzo y tomamos asiento en nuestro lugar habitual.
—Ya ni siquiera quiero usar ese estúpido vestido, no vale de nada el esfuerzo que ponga en ello. —realmente no tenía ganas, sentía que iba a llorar. Eran muchas cosas las que pasaban por mi vida.
—No digas eso, te ves hermosa en él, logra resaltar tu cabello liso y tus ojos.
Arlenn tomó una de mis manos en las suyas, fue un gesto de cariño que agradecí en silencio.
—Mi cabello está desteñido igual que mis ojos, no es como el tuyo que tiene ondas y es...
—Aburrido, y cuesta peinarlo —termina ella.
Yo no tenía nada bueno que alguien pudiese querer; era delgada, mis ojos no tenían nada espectacular, mi cabello no tenía gracia por eso siempre le hacía ondas. Era distante de la gente, me costaba entender a las personas y sus bromas. Para que hablar de las indirectas o el coqueteo, que las chicas habían sugerido con Caleb. Lo único que captaba con mayor facilidad era cuando alguien quería meterse conmigo, y eso se debía a mi instinto de supervivencia básico.
—Dios, siempre se pasan hablando de sus perfectos cabellos rubios cenizo y platinado como si fueran algo horrible. Mi cabello es negro y aburrido tanto que tengo que pintar partes del azul para darle sentido. Mis ojos también lo son, y ustedes se quejan de lo bueno que les dio su genética, quien entiende...
Sin querer, escuché la mesa contigua que hablaba sobre la corte de fuego. Al parecer, estaban planeando una reunión importante para recaudar fondos y discutir ciertos temas. Lo que imaginaba se trataba algo como ir con vestidos costosos y mucho dinero de por medio.
Me pregunté si la abuela estaría invitada a esa reunión. En caso de que lo estuviera, ¿la invitación se extendía hasta mí? A que podría ir a un lugar así, ellos eran los responsables de que mi madre ya no estuviera con Arthur y conmigo.
—Qué conveniente para ellos —comenté, más para mí misma que para alguien más.
No esperaba que alguien estuviera prestando atención a mi murmullo, pero entonces escuché una voz a mi espalda.
—No es conveniente, es totalmente útil para que las familias no pierdan contacto entre sí, a veces pasan muchos años sin verse.
Era Thane, de pie justo tras de mí. No había notado que se acercaba o que estaba prestando atención a nuestra conversación. No quería voltear a mirarlo, pero ya no tenía razones para esconderme o huir de él. Se suponía que ahora éramos algo extraño de explicar, pero debería ser cordial. Él lucía perfecto como siempre, mientras yo seguía sentada.
—Para eso existen muchas instancias. Hacer "reuniones" es una pérdida de dinero que podrían usar en algo importante, como ayudar a familias que lo necesiten —comenté, tratando de mantener la calma, pero dejando clara mi opinión.
La mención de la corte de fuego siempre me provocaba una mezcla de malestar y desagrado. Además de lo de mi madre, si hubieran apoyado a Arthur y a mí en el pasado, las cosas no habrían sido tan difíciles.
—No sabía que estabas a favor de los pobres Isa, no dejas de sorprenderme. Te diste cuenta de que ese broche que usas vale más caro que cualquiera de las prendas que llevan muchos de tus compañeros—hizo su pausa mientras me sonreía de burla, —Pensándolo bien, por el tono que usas, cualquiera pensaría que los odias. ¿Acaso es porque eres una magier de aire y no de fuego? —Thane lanzó su comentario con un deje de sarcasmo que no pasó desapercibido para mí.
No esperaba eso viniendo de él. Su provocación me irritó profundamente, despertando una chispa de ira en mí.
—Claro que los odio y no tiene que ver con lo que dices, eso es algo que hace muchos años me tiene sin cuidado. Me gusta estar alejada de tu casa. —No necesitaba ser amable con él.
Thane pareció disfrutar mi reacción. Me miro como si hubiese encontrado con quien jugar.
—Claro, casi te creería, pero recuerda donde estás sentada y gracias a quien. Los favores se pagan gatita salvaje. —Su actitud condescendiente logró lo que buscaba.
Sentí como mi rostro se calentó de inmediato. Aunque sabía que estaba incitándome, algo que solía hacer con los demás cuando querían "jugar" con alguien, caí, él logrando incomodarme.
—¿Favores?
El tono agudo de algunas chicas parecía sorprendido por su comentario. Ahora teníamos la atención de todos.
—Basta, Thane, no es divertido —sentenció Arlenn, intentando poner orden en su amigo. —No metas a Isi en tus juegos.
Pero él no le haría caso, me miraba como si yo fuera una presa. Lo había vivido tantas veces con Erick y arrancar nunca fue la solución, suponía que ahora tampoco lo sería.
Mordí mi labio, luchando por contener mi enojo. Era difícil mantener la compostura cuando me sentía tan impotente frente a él.
—No debería sorprenderme que seas un idiota —respondí, queriendo darle un buen golpe en vez de responder con palabras.
Thane se acercó aún más, como si quisiera intimidarme con su presencia. Sus ojos brillaban con malicia.
—Solo estoy señalando que quizás deberías preocuparte menos por lo hacen los demás y fijarte más en el desastre que eres y en lo que dices. Después de todo, nunca se sabe cuándo podrías necesitar protegerte a causa de tus palabras.
—¿Se supone que eso es una amenaza? —me levanté de mi asiento y lo enfrenté directamente.
La multitud a nuestro alrededor parecía emocionada por el espectáculo que estábamos brindando. Y yo no sabía que estaba haciendo.
Thane pareció divertirse con mi reacción, como si estuviera disfrutando del conflicto. Él y yo estábamos destinados a enfrentarnos, ya fuera en palabras o en acciones.
—¿Amenazarte? Para eso tendrías que tener relevancia, y no la tienes —hizo énfasis en el no.
—Thane puede que seas un infernis, pero como tú hay muchos más. Simplemente no me molestes.
Thane sonrió con autosuficiencia, como si disfrutara de mi incomodidad.
—¿Muchos más? No todos pertenecen a una corte, Isa. No todos pueden ser igual de especiales— se río de mí. —Solo puedo notar que me odias, pero no sé por qué y eso me intriga.
Me quedé mirándolo un segundo más de lo que debería, mientras procesaba lo que significaba, mi cuerpo lo entendió antes que mi mente, reacciono temblando de rabia y miedo. No podía entender cómo yo podía ser tan idiota y cómo no me había enterado de su verdadera ascendencia en todo este tiempo.
—Thane, no...
La voz de Arlenn se desvaneció en mi cabeza, no entendí lo que ella decía. Los demás alumnos no solo lo respetaban por ser un infernis, sino también por su familia. Siempre me pregunté si era necesario que todos le temieran.
—Claro que te odio, por culpa de tu familia mi madre ya no esta conmigo. —esas palabras dolieron, como si hubiese estado gritando hasta quedarme sin voz.
Sin pensarlo, me lancé sobre él. Con el peso de mi cuerpo lo hice caer. Escuché el crujido cuando su cabeza golpeó contra una silla, pero eso no era nada comparado con lo que su familia le había hecho a la mía. Mi puño se estrelló contra su barbilla, queriendo hacerle sentir el dolor que yo sentía.
Sus ojos reflejaban sorpresa y confusión, mientras que en mí solo había rabia y dolor. Estaba desesperada y quería que él sintiera lo mismo, que entendiera el vacío que había dejado la muerte de mamá. Quería que él y su familia sufrieran como nosotros, que supieran lo que era perder a quien amas. En ese momento, nada más importaba. Sentí manos intentando separarme de él, pero me resistí con todas mis fuerzas. Mi mirada, llena de odio y sufrimiento, se clavó en él. Por primera vez quise que el mundo sintiera mi dolor, mi ira, mi desolación.
El calor de su elemento era un mar de llamas sobre mi cuerpo. Su mano derecha se movió hacia mi hombro. En un instante, giró sobre mi cuerpo y lo siguiente que supe es que me encontraba bajo él, mirando hacia el techo de la cafetería. Ató mis manos a mis costados, amordazándome. Quise moverme, pero el peso de su cuerpo no me permitió hacer nada. Sus ojos verdes estaban serios.
—¿Qué diablos pasa contigo? —me grito las palabras —Eres salvaje.
Se veía cabreado y no me importaba si se atrevía a golpearme o a quemarme viva nada jamás se compararía al dolor que había sentido por años. Dos de sus amigos lo tomaron por los hombros y lo alejaron de mí, Vaugh me agarro antes que me lanzara sobre él una vez más.
—Basta ambos —pidió Arlenn. Actuando de mediadora.
Pero yo no estaba escuchando en mi mirada solo estaba Thane quería hacerle daño de la forma que fuera, busqué algo para poder hacerlo, pero no había nada que sobre las mesas cerca de mí que pudiera usar como arma, quise soltarme, pero Vaugh tenía un buen agarre sobre mí, era fuerte y no lo había notado hasta ahora.
Olía como un sombrío; su esencia había envuelto el aire de la sala, llenando el lugar del característico olor de la magia elemental.
—¡Suéltenme, no voy a hacerle nada! —forcejeó con sus amigos, liberándose para dar un paso hacia mí.
—¡Ni se te ocurra! —exclamó Caleb, mirando fijamente a Thane y luego a mí—. Iseria, ¿estás bien?
Asentí, todavía respirando agitadamente por la pelea. Caleb se giró hacia Thane, con una mirada desafiante.
—No tienes derecho a tratarla así. Isi no es una de tus...
No alcanzó a terminar la frase. Thane, visiblemente molesto, se lanzó hacia Caleb con un puñetazo. Quien ágil y alerta, logró esquivar el golpe y respondió con uno propio, impactando en el rostro de Thane con fuerza. A pesar del golpe, Thane se recuperó rápidamente y demostró lo hábil y rápido que era conectando un gancho sobre la sien de Caleb.
La pelea se intensificó en cuestión de segundos, con ambos chicos intercambiando golpes y patadas. El sonido de mesas y sillas siendo derribadas resonaba en la cafetería, creando un caos aún mayor en el lugar. Mientras toda la multitud miraba sin hacer nada.
En medio de la lucha y el caos, aparecieron dos guardianes que se abrieron paso entre el alumnado y se acercaron a nosotros. Separaron a Thane y a Caleb, poniendo fin a la pelea. Thane, con el labio roto y respirando agitadamente, miraba furioso a Caleb, quien tenía una ceja rota, pero mantenía una expresión neutra.
Como si hubiese sido una invocación, Tommy y otros dos guardias aparecieron entre la multitud, no lo había visto en días y justo aparecía aquí frente de mí. Temí lo peor. Lo supe de inmediato, quien era el chico a quien cuidaba lo que jamás me quiso contar. Con una expresión seria, se acercó a mí y colocó una mano en mi hombro, como si quisiera asegurarse de que estaba bien. Para luego volverse a Thane.
—¡Ya es suficiente! —gritó uno de los guardias, sujetando firmemente a Thane para evitar que se lanzara de nuevo hacia Caleb—. Ambos, quédense quietos.
—¿Qué está pasando aquí? —pregunto Tommy.
Antes de que alguien pudiera responder, Thane se liberó de los guardianes y se abalanzó nuevamente hacia Caleb. Tommy reaccionó rápidamente, interponiéndose entre los dos y deteniendo el golpe de Thane con firmeza.
—¡Basta ya! ¡Esto se acabó aquí y ahora! —exclamó Tommy, con voz autoritaria, mirando a Thane con molestia.
Lo supe y dolió aún más. Ver a Tommy allí, deteniendo a Thane significaba mucho más de lo que parecía, era un mensaje cargado de traición. Sabía que iba a doler.
Caleb se apartó, mostrando que no quería continuar con la pelea. Los guardias se aseguraron de que la situación estuviera bajo control antes de permitir dar un poco de distancia entre el alumnado y nosotros.
—Esto no ha terminado —masculló Thane para Caleb, limpiándose la sangre de su labio con el dorso de la mano.
Caleb, quien aún respiraba agitadamente, se acercó a mí, preocupado.
—¿Estás bien? —preguntó, mirándome con ternura a pesar de su ceja ensangrentada.
Asentí, sintiendo una mezcla de emociones que me dejaban sin palabras, rabia y dolor seguían dominando. Aunque su intervención había detenido la pelea, no estaba segura de cómo me sentía al respecto. Caleb me ofreció una sonrisa tranquilizadora, que no causo nada en mí.
—Lo estoy —respondí, tratando de mantener la compostura a pesar de mis emociones.
—Todos a la dirección, ahora mismo. Esto se resolverá allí —ordenó uno de los guardianes. Mientras escoltaban a Thane, Caleb fuera de la cafetería, seguidos de cerca por Tommy.
El último guardián se acercó a mí con un gesto serio.
—Señorita Daneilly, acompáñenos por favor —dijo con voz firme.
Asentí en silencio, sabiendo cuál sería mi próximo paradero.
Fuimos escoltados a la dirección, la verdad es que no podía esperar menos de la situación. En la sala de espera, los tres nos mantuvimos en silencio, Caleb se sentó a mi lado y toco su pierna a la mía intentando reconfortarme, pero mi atención seguía fija en Thane. Sentía una ira ardiente que apenas podía contener.
Thane fue el primero en ser llamado. La incomodidad seguía creciendo en mí, como si hormigas avanzaran por cada centímetro de mi piel. Finalmente, cuando los chicos fueron liberados, fue mi turno de entrar.
—Por favor, tome asiento —el director Grimory me miró con atención mientras seguía sus indicaciones. —Ya sé lo que ocurrió, así que no tengo mucho que decir, además de las formalidades de que esté aquí.
No supe que decir a eso, no había una pregunta ni nada que explicar. Así que solo me quede en silencio.
—Me sorprende bastante, señorita Astoreth. Han pasado dos meses y es la primera vez que la veo aquí. Dado su historial familiar, esperaba verla la primera semana, pero parece que esta generación es más calmada —comentó el director.
Quise preguntar las historias del pasado, pero supuse que no era el momento para preguntar a qué se refería. Él continuó hablando.
—Entiendo que las tensiones entre usted y el señor Beleth estén altas, pero la violencia no es la solución, especialmente cuando se trata del príncipe de una corte. Puede tener consecuencias, incluso si usted no es la culpable. Realmente espero que este tipo de incidente no vuelva a repetirse y que el señor Beleth pueda mantener sus manos donde corresponde, alejado de las chicas —concluyó el director, sonando impaciente.
Quería preguntar a qué se refería, ¿acaso estaba insinuando que Thane era responsable de todo? Si es que se había culpado no se lo agradecería jamás. Sin embargo, algo más captó mi atención.
—¿Por qué se refiere a él como Beleth si es Branigus, es el hijo de la corte? —pregunté, confundida.
—El señor Branigus es un sujeto de interés, y saber que es hijo de la corte pone una carga adicional sobre su cabeza por no mencionar la atención extra. Es más sencillo simplemente saber que es hijo de un sombrío y no que además es un príncipe. Por eso se utiliza el apellido del demonio que lo engendró —explicó el director.
La conversación continuó por unos minutos más, donde el director mencionó que llamaría a mi abuela para una reunión donde se abordarían las consecuencias de mi comportamiento, aunque fuera en defensa propia. Finalmente, me dejó salir de su oficina, sintiéndome llena de emociones encontradas.
Miré el techo de mi habitación, llevaba haciéndolo los últimos veinte minutos. Ya era pasada la medianoche y no podía dormir. La oscuridad reinaba afuera, y mi mente no dejaba de dar vueltas. En los últimos días, mis problemas para dormir se habían vuelto recurrentes.
¿Cómo era posible que después de tanto tiempo en la escuela, aún hubiera cosas tan básicas sobre mis compañeros que desconocía?
Había comenzado las clases en la segunda semana de agosto, y aunque al principio me sentía como una extraña en un mundo desconocido donde no encajaba, Arlenn me había incluido en su círculo social luego de su llegada. Y yo nunca me había detenido a preguntar detalles sobre la vida de los demás, como de quién eran hijos o cuál era su historia familiar, en cuanto a sombríos. Ahora, descubrir que Beleth era un rey demonio y que Thane era su descendencia y a eso sumarle que pertenecía a una corte, no es algo que hubiese imaginado jamás.
Y luego, estaba lo de esta mañana. Enterarme del supuesto compromiso entre Isabella y Tommy había sido como un golpe. No podía creer Tommy no me hubiese dicho que tenía una relación. Y que tampoco me contara que Thane era su protegido. Debía ser todo un error.
Decidida a aclarar mis pensamientos, anudé los cordones de mis zapatillas y abrí la ventana de mi habitación. El bosque, iluminado solo por la luz de la luna, se veía oscuro y algo tenebroso, pero tenía algo que hacer y no iba a esperar más tiempo.
Salí por la ventana y comencé a caminar por donde Thane me había enseñado, aunque no quería nada de él, era lo más seguro. La adrenalina me hacía sentir ligera. El viento nocturno me acariciaba el rostro mientras avanzaba con cuidado, asegurándome de no hacer ruido que pudiera alertar a las chicas que estaban en sus habitaciones o a los guardianes del internado.
El bosque se extendía ante mí, oscuro y misterioso. Las sombras de los árboles se movían con el susurro del viento, creando figuras fantasmagóricas que me hacían sentir como si estuviera entrando en un mundo completamente diferente al del internado.
Una vez en el suelo, busqué la zona con menos visibilidad desde los edificios y me adentré en el bosque, dejando atrás la seguridad que conocía.
Avancé con cautela en la oscuridad del bosque, sintiendo cómo la incertidumbre se apoderaba de mí. Sabía lo estúpido que era adentrarme en este bosque gigante sin tener ni idea de dónde podría estar Tommy y si es que se encontraba en él realmente. Estaba yendo a ciegas, siguiendo instintos y sonidos que podían llevarme a cualquier parte o con cualquier guardián que diera vueltas por el lugar.
El crujir de las ramas bajo mis pies me hacía ponerme alerta, y el susurro del viento entre las hojas me provocaba muchos escalofríos. Los árboles parecían cerrarse sobre mí, creando sombras que se retorcían y se movían con la brisa nocturna. Cada paso que daba era un desafío, cada sonido un recordatorio de lo vulnerable que estaba en ese lugar desconocido. Sin embargo, la necesidad de encontrar a Tommy era más fuerte que mi miedo.
Caminé entre los árboles, girando y girando en dirección al río, durante lo que parecieron horas. La oscuridad envolvía el bosque, y mi visión nocturna apenas alcanzaba a distinguir los contornos de los árboles a mi alrededor. Cada paso que daba me decía que estaba más perdida, cada sonido me hacía dar un respingo nervioso.
Mis pies tropezaban con raíces y ramas, pero seguí avanzando, sabía donde debía ir, pero no sabía hacia donde debía encaminar, sin saber si me alejaba aún más del internado o si estaba dando vueltas en círculos. La idea de estar perdida en medio de la noche me hizo sentir indefensa, debí haber pedido ayuda a alguna de las chicas.
El bosque parecía cobrar vida a mi alrededor, y cada sonido me mantenía en alerta. Un búho ululaba a lo lejos, y el crujir de una rama me hizo girar bruscamente. Sentí una pesada sensación en el aire, como si alguien o algo estuviera acechándome en la oscuridad. Instintivamente, me detuve y miré a mi alrededor, tratando de discernir cualquier foco de peligro. Fue entonces cuando lo vi.
Del lado contrario, entre los árboles, apareció una figura oscura y cuadrúpeda. Sus ojos brillaban con un destello malévolo, y su presencia estaba cargada de una energía siniestra. Era un daimon y estaba mostrando sus poderosos colmillos y garras, su piel parecía grasienta o cubierta de sombras.
Mi corazón se aceleró y un escalofrío recorrió mi espalda. Sabía que debía mantener la calma, e intentar buscar con que defenderme, ya que mi elemento no es algo que pudiera usar. Era tonta, cuando decidí venir ni siquiera había pensado en este tipo de riesgos, ni siquiera había traído con que defenderme. Estaba atrapada entre dos peligros: la sensación de que algo me estaba mirando y la certeza de que el demonio cuadrúpedo estaba a unos metros frente a mí queriendo ¿Atacarme?
El daimon cerro la distancia entre nosotros, mi respiración pesada y mirada fija me hicieron temer lo peor, como si fuera un perro tocó mi mano, tal como si esperara una caricia. Su actitud, a pesar de su apariencia aterradora, era sorprendentemente contraria. Fueron solo unos segundos, pero la sensación de peligro se desvaneció. Y al ver que no me haría daño, comencé a relajarme.
Me puse en movimiento sin querer tentar a mi suerte, quizás no me había hecho daño, pero eso no significaba que la cosa no fuera a cambiar. Queriendo alejarme me fui hacia el lado contrario. La criatura tomó la dirección contraria a la que había elegido y me hizo un sonido similar al gemido de un cachorro indicándome que lo siguiera.
—¿Me llevarás cerca del río, al norte?
Me sentí tonta al instante, dudaba que la criatura pudiera entenderme o saber que era un río o al norte. Pero lo pensé un segundo. Era preferible estar con un daimon que no parecía querer hacerme daño, y que me había salvado con anterioridad a esperar a encontrar quizás que criatura en el denso bosque.
Siguiendo su guía a través del bosque oscuro y desconocido. Me moví con cautela de no caer al suelo o peor. Cada ruido hacía que me detuviera y observar a mi alrededor, luego de un rato me acostumbre a su compañía. Pasaron mucho tiempo, quizás una hora, haciéndome dudar hacia donde me llevaba.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad de caminar a tientas, comencé a ver las débiles luces de algunas fogatas en la distancia. No me acerqué, no quería que me vieran o peor aún me llevaran de vuelta a la escuela y ganarme un castigo, y menos con la criatura que estaba delante de mí, sentada en sus patas traseras sin querer atacar o matar a nadie. Desde la distancia pude distinguir siluetas de personas alrededor de lo que parecían fogatas. Eran algunos guardianes, que estaban vigilando el lugar.
Me mantuve oculta entre los árboles, escuchando su conversación, necesitaba encontrar la voz de Tommy. Hablaban en voz baja sobre sus deberes y lo que habían visto esa noche en el bosque. Estaban relajados, sin saber que alguien más estaba cerca. Me quedé allí un rato, observándolos, antes de seguir mi búsqueda.
Continué mi camino, ahora con un poco más de confianza, gracias al daimon que me guiaba silenciosamente. Caminamos juntos durante un tiempo más, hasta que finalmente, en una pequeña clareada, lo vi.
Mire al daimon confundida, como era posible que supiera lo que buscaba. Como me había llevado directo a él. Estaba tan feliz, que le di unas palmaditas en la cabeza felicitándolo por lo que había hecho.
Me acerqué con precaución, tratando de no hacer ruido. Tommy estaba de pie apoyado en un árbol junto a otra fogata, hablaba con una chica rubia que llevaba una trenza. Ella levantó su mano para tocarlo, y él la agarró en el aire. Sentí una punzada de celos al verlos tan cercanos, pero intenté controlar mis emociones. Sin embargo, mi esperanza se desvaneció rápidamente cuando vi cómo la atrajo hacia él.
La beso el tiempo suficiente como para saber que se trataba de algo más. Con una pasión que me hizo sentir un dolor punzante en el pecho. Vi cómo la acariciaba, sus manos explorando cada parte de su cuerpo con una urgencia palpable. Ella respondía con susurros entrecortados de placer, entregándose por completo a sus caricias.
Sentí como si el suelo se desvaneciera bajo mis pies. Un profundo dolor se apoderó de mi pecho, haciéndome sentir un vacío abrumador. Cada latido de mi corazón parecía resonar con un eco de traición y la desilusión.
No iba a llorar.
Mis manos temblaban, y un nudo se formó en mi garganta, impidiéndome respirar con facilidad. Las lágrimas amenazaron con emerger de mis ojos, traicioneras, queriendo revelar lo que estaba sintiendo. Fue como si mi mundo se hubiera vuelto del revés, como si todas mis esperanzas y sueños se hubieran desvanecido en un instante. La persona a quien yo quería desde que recordaba, estaba con otra. Era un dolor que me consumía, haciéndome sentir vulnerable y desamparada en medio de la oscuridad del bosque.
El daimon permaneció a mi lado. Me miraba con ojos comprensivos, como si entendiera mi sufrimiento. Quise aferrarme a él en busca de consuelo, pero me contuve, no era una criatura que entendiera las sensaciones de un cuerpo humano.
Tommy nunca me había visto ni me vería de la misma manera en la que yo lo hacía con él. Todos mis sueños y esperanzas se habían roto en este instante. Había comprado un tonto vestido para impresionarlo, para que cambiara su opinión sobre mí, y resulta que él estaba planificando una boda. Ya no valía la pena preguntar si era verdad o no.
Con paso tembloroso, di media vuelta, sintiendo la necesidad urgente de alejarme de esa escena que me destrozaba el corazón. Mis pies parecían pesados, como si estuvieran anclados al suelo, haciendo crujir las ramas y hojas bajas ellos. Cada paso era una lucha interna entre el deseo de huir o simplemente sentarme allí y llorar.
No iba a llorar.
Un estruendo rompió el aire. Una flecha de hielo pasó zumbando a milímetros de mi rostro, sentí el frío del hielo en mi mejilla y luego el cálido líquido de mi propia sangre caer por ella. El ataque había sido tan repentino que apenas tuve tiempo de reaccionar. La adrenalina me invadió, acelerando mi corazón y nublando mis pensamientos.
Tommy apareció en mi vista seguido de Isabella. Fue entonces cuando me vio. Nos quedamos mirando unos segundos que se sintieron como una eternidad, antes de que él apartara la vista, volviendo su atención a la chica rubia a su lado. Le dijo algo y ella retrocedió, desapareció de mi vista, pero no sin antes mostrar una sonrisa de triunfo.
—Iseria, ¿qué estás haciendo aquí? Te das cuenta de que es peligroso —preguntó Tommy, acercándose a mí con cautela, su voz mezclaba preocupación y algo de reproche.
El daimon estaba alerta, mostrando sus dientes, Tommy había estado tan concentrado en mí que no lo había visto, algo que parecía irreal para lo metódico que era.
—Aléjate de esa cosa. —pidió, su tono denotaba temor y urgencia.
Pero no le hice el más mínimo caso, sino que, al contrario. Toqué al daimon por el cuello, donde empezaba su lomo, sintiendo lo rugoso y áspero de su pelaje y la calidez de su piel.
—Iseria, aléjate de esa cosa, es peligrosa, ven aquí —su voz se volvía más urgente, con un toque de súplica y desesperación. —Te hice daño, déjame ver— lo intento otra vez.
Hace muchos años que no lo veía así. Tan normal, que casi fue gracioso.
—No va a hacerme daño, es mío. El único peligroso aquí eres tú —espeté, mientras limpiaba la sangre que caía por mi mejilla.
—No quise hacerte daño, no sabía que eras tú —sonó desesperado, tal como se veía. —¿Cuánto rato llevas aquí?
Ahora quería hablar, luego de haberme alejado tanto tiempo.
—Lo suficiente para ver lo que hacías con esa... zorra —mi voz sonaba llena de desprecio, como si cada palabra fuera una puñalada en mi corazón. ¿Cómo más podía llamarla? Ella había planeado todo esto, quizás no la forma, pero sí la idea.
—No le digas así.
No sabía cómo lo lograba, pero mi boca estaba emitiendo sonidos. Tommy me hablaba, pero no quitaba la vista de la criatura; sentía el olor a la magia elemental, su elemento estaba muy presente.
—Tienes razón, qué mal de mi parte faltarle el respeto a... ¿Mi nueva hermana mayor? —sonó como una burla—. ¿Cuándo esperabas contarme que te ibas a casar?
—No es como lo estás imaginando, estás poniendo ideas en tu cabeza que no lo son —recobró la compostura.
En ese momento volvió a ser el nuevo Tommy, ya no era Tommy, ahora era Thomas o quizás Tom, como lo llamaba su "prometida". Eso me molesto, haciéndome olvidar momentáneamente el dolor que sentía.
—No me digas, ¿acaso también estoy malentendiendo que eres la niñera del príncipe de la corte de fuego? ¿Cuándo esperabas contarme esa parte de la historia? Sabías cuánto odio todo ello, que son los responsables de la muerte de mamá y aun así no tuviste la decencia de negarte a serlo, o por lo menos contármelo si es que estás obligado. Era mi madre, ella te cuidó cuando no tenías a nadie, te dio una familia, y aun así traicionas su memoria. —grite, llena de rabia.
Mis palabras salieron llenas de dolor y traición. Thomas me había mentido demasiado, ocultándome aspectos cruciales de su vida. Cada mentira era como una puñalada en el corazón, recordándome que la persona en la que confiaba no era quien pensaba. El dolor de la traición se sumaba al dolor por verlo con otra persona, formando un cóctel amargo que me estaba consumiendo por dentro.
De todo lo que estaba pasando, su traición a la memoria de mi madre era lo que más me dolía.
—Iseria no es como lo estás tomando —repitió.
Jamás había visto esa expresión en él, y quizás en otro momento me habría resultado cómica y tierna, pero ahora solo sentía un profundo desprecio hacia él.
—Dime, ¿no sabías cuánto daño me iba a hacer saber que eras el segador de la corte de fuego?
—Las cosas no son como crees, la corte de fuego no tiene nada que ver con la muerte de Azahara. Además, tú eres cercana a las cortes. Te he visto con ellos...
No le permití terminar.
—¿Esa es la respuesta de un crío o de un hombre? Porque no me dijiste que te ibas a casar con esa mujer, por qué no me dijiste que James nos mató para el mundo, alejándome de mi abuela. Por qué no me contaste que eres un segador de la corte de fuego y no de cualquiera, sino que del príncipe. ¿Qué mentiras más escondes?
—Hay cosas que no puedo compartir con nadie, tienes que entenderlo Iseria... —Intento explicar.
No vi nada en el que valiera la pena. No lo estaba intentando.
—Iseria nada. Te odio, Thomas. Detesto lo que eres. Ya no le debes nada a mi familia, eres libre de hacer lo que se te dé la gana. No cuentes conmigo para que le recoja la cola del vestido a tu novia, porque yo no estaré allí. Haré mi mejor esfuerzo por olvidar tu existencia.
No iba a llorar.
Miraba el cielo, sintiendo un peso abrumador en el pecho. Cada paso parecía un esfuerzo monumental, y el aire a mi alrededor se volvía cada vez más denso. El daimon nunca se fue de mi lado, me acompaño de vuelta a la escuela. Al acercarme a los jardines, vi a Caleb era muy tarde, pero no pregunte nada, debía tener sus razones como yo las mías para estar fuera a esas horas.
Apenas me vio corrió donde mí, mientras miraba el daimon que tenía como compañía. Tenía una expresión de preocupación en el rostro.
Sin decir una palabra, me sostuvo en un abrazo, dejándome sentir su apoyo mientras las lágrimas comenzaron a caer por mi rostro. Caleb, con gentileza, tocó mi mejilla donde la sangre caía, y su gesto de preocupación y consuelo me hizo sentir un poco mejor en medio de mi dolor y confusión que estaba sintiendo.
—Tranquila, todo va a pasar bonita.
No necesitó de más palabras para expresar su solidaridad y apoyo incondicional. La imagen de Tommy y la chica rubia se agolpaba en mi mente, intensificando mi dolor y sensación de traición.
Queridos lectores,
Me ha tomado tiempo poder avanzar con cada capítulo. Espero que entiendan la dedicación que pongo en cada actualización a veces puede llevarme mucho tiempo. Esperando que sea del agrado de todos.
Quisiera saber ¿Cómo llevan este capítulo? ¿Esperaban algo de este hilo de mentiras?
Parece que la costumbre de ocultar cosas y mentir es un gusto adquirido...
Leo sus comentarios.
Su apoyo es fundamental para dar vida a esta historia. Cada voto cuenta y es un impulso invaluable para continuar explorando este mundo de fantasía.
¡Gracias por ser parte de este viaje y por hacer que HellBound cobre vida!
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