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05| scary Mark

“marca tenebrosa”…


 

                 CUANDO POR FIN llegaron a las tiendas, sin sueño y, eufóricos, Arthur consintió en que tomaran juntos una taza de chocolate antes de acostarse. Entonces los mandó a todos a dormir. Hermione, RJ y Ginny se metieron en su tienda, se pusieron el pijama y se subieron cada una a su litera. Desde el otro lado del campamento llegaba aún el eco de cánticos y de ruidos extraños.

Estaban casi dormidas, exhaustas. Hermione le hablaba a RJ que le había dicho que la escuchaba, que solo cerraría los ojos pero que no se dormiria. Mintió, se durmió muy rápido y la dejó hablando sola.

Pero de repente despertó.

RJ se levantó confundida cuando escuchó ruido, despertó a Ginny y Hermione y salieron de la carpa, atandose unas batas sobre el pijama.

A la luz de los escasos fuegos que aún ardían, gente corría hacia el bosque, huyendo de algo que se acercaba detrás, algo que emitía extraños destellos de luz, maleficios. Llegaban hasta ellas abucheos, carcajadas estridentes y gritos borrachos. A continuación, apareció una fuerte luz de color verde que iluminó la escena.

Por el campo marchaba multitud de magos, muy apretados que se movían juntos, apuntando hacia arriba con las varitas. Se tapaban con capuchas y máscaras. En lo alto, sobre ellos, flotando en el aire, había cuatro figuras que se debatían y contorsionaban adoptando formas grotescas. Era como si los magos enmascarados fueran titiriteros y los que flotaban fueran sus marionetas, manejadas mediante hilos invisibles que surgían de las varitas.

—¡Las varitas! —les pidió, RJ. Las dos chicas corrieron dentro a buscarlas.

RJ miró ese show espantoso. Dos de las figuras eran muy pequeñas. En ocasiones, alguno de los que marchaban destruía con su varita alguna tienda que le estorbaba el paso. Varias se prendieron. El griterío iba en aumento.

RJ reconoció a las personas que flotaban en el aire: señor Roberts, el gerente del cámping, su mujer y sus hijos. Con la varita, uno de ellos hizo girar a la señora Roberts hasta que quedó cabeza abajo: su camisón cayó, revelando sus bragas. Ella hizo lo que pudo para taparse mientras la multitud, abajo, chillaba y abucheaba alegremente.

RJ se horrorizó.

El más pequeño de los niños muggles, había empezado a dar vueltas como una peonza, a veinte metros de altura, con la cabeza caída y balanceándose de lado a lado como si estuviera muerto.

—RJ —Hermione le dió su varita.

—vamos con papá —les pidió, tomando la mano de Ginny.

Llegaron a toda prisa con su papá. Al mismo tiempo salieron de la tienda de los chicos Bill, Charlie y Percy, completamente vestidos, arremangados y con las varitas en la mano. Ron y Harry ya estaban fuera.

—Vamos a ayudar al Ministerio —gritó Arthur por encima de todo el ruido, arremangándose también —Ustedes vayan al bosque, y no se separen. ¡Cuando hayamos solucionado esto los buscaré!

Bill, Charlie y Percy se precipitaron al encuentro de la multitud. Arthur corrió tras ellos. Desde todos los puntos, los magos del Ministerio se dirigían a la fuente del problema. La multitud que había bajo la familia Roberts se acercaba cada vez más.

—Vamos —ordenó Fred, tomando a Ginny de la mano y tirando de ella hacia el bosque. George tomó la de RJ.

Harry, Ron, Hermione los siguieron. Atrás, la multitud seguía creciendo. El Ministerio intentaban introducirse por entre el numeroso grupo para llegar hasta los encapuchados que iban en el centro. Debían de tener miedo de lanzar algún embrujo que tuviera como consecuencia la caída al suelo de la familia Roberts.

Oscuras siluetas daban tumbos entre los árboles, y se oía el llanto de niños; a su alrededor, en el frío aire de la noche, resonaban gritos de ansiedad y voces aterrorizadas.

RJ avanzaba con dificultad, empujada de un lado y de otro por personas cuyos rostros no podía distinguir. George trataba de no soltarla, queriendo evitar perder a su hermanita.

Pero entonces alguien la chocó y RJ cayó, George frenó al segundo, pero las personas, asustadas y queriendo huir lo empujaban y la golpeaban, George gritaba, tratando de ir con RJ pero pronto fueron alejados.

RJ sintió los golpes y logró ponerse detrás de un árbol, se quejó de dolor. Había recibido patadas, pisadas, empujones.

Tomó su varita y volteó, queriendo ver alguna melena pelirroja sobre el mar de cabezas, pero en cambio, notó que no solo perdió a Fred, George y Ginny, sino que también a Harry, Ron y Hermione.

Su pequeño cuerpo comenzaba a sentir el miedo poco a poco subiendo hasta tomarla de rehén.

Quiso volverse, pero sintió alguien agarrar su brazo.

—¿Te perdiste, cielo? —le dijo un hombre, con sonrisa depravada —estan todos asustados y huyendo, ven, te llevaré con tus papás, no estés asustada...

RJ, con mucho miedo, empeoró su terror al ver a simple vista lo peligroso que era ese hombre.

—dejame —le gritó, queriendo soltarse de su agarre. Pero él la apretó fuerte.

Ella sabía que no podía usar su varita, pero igual lo hizo. Inmovilizó al hombre con un hechizo y salió corriendo, con su corazón acelerado a través del bosque oscuro.

Corrió y corrió. Asustada pero no frenó. No le importaba si su padre recibiría una carta de advertencia sobre el uso ilegal de hechizos fuera de la escuela, RJ no iba a dejarse agarrar y el miedo actuó por si solo. El coraje no la dejaría frenar, así que siguió corriendo.

Hasta que tropezó con la raíz de un árbol a causa de la oscuridad que no la dejaba ver.

RJ alcanzó a poner las manos de frente para no caer de cara, pero se raspó las manos igual que las rodillas y sollozó cansada. Se levantó exhausta, llevó su mano a su labio y notó que tenía un poco de sangre por los golpes de las personas que la habían tirado.

Miró a los lados, abrazándose a si misma.

—¡Fred! —gritó, viendo a los lados —¡George!... ¡Charlie!... —gritó el nombre de sus hermanos, pero nada. Su cuerpo empezaba a temblar y no quería llorar, pero necesitaba hacerlo. Su piel de gallina, bellos levantados, el miedo parecía ser su sombra.

Siguió caminando hasta que, sin previo aviso, una voz diferente de cualquier otra que hubiera escuchado en el bosque desgarró el silencio. Y no lanzó un grito de terror, sino algo que parecía más bien un conjuro:

—¡Morsmordre!

RJ volteó hacia atrás, preocupada, y vió a un hombre, no muy bien por la oscuridad, que sostenía una varita que largó una luz. Algo grande, verde y brillante y se levantó hacia el cielo por encima de las copas de los árboles. RJ la siguió.

Una calavera de tamaño colosal, compuesta de lo que parecían estrellas de color esmeralda y con una lengua en forma de serpiente que le salía de la boca.

RJ quedó sin aliento, comenzando a sentir como si estuviera por tener un ataque cardíaco del miedo que la abrazó.

La marca Tenebrosa de Voldemort se dibujó en el cielo.

La imagen se alzaba más y más, resplandeciendo en una bruma de humo verdoso, estampada en el cielo negro como si se tratara de una nueva constelación.

De pronto, el bosque se llenó de gritos aún más feroces.

RJ miró al hombre que bajó la varita, y, como si la hubiese notado, volteó a verla.

Se sintió como si hubiera estado de nuevo en la cámara de los secretos, frente al basilisco.

—Khaleesi.

Le dijo, como si la saludara, hasta que rió, soltando la varita que tenía en la mano y tomando otra. Él se fue acercando a ella que retrocedió, negando. Eso debía ser una pesadilla, no debía ser real.

—ven conmigo, Khaleesi, rápido —extendió su mano, pero ella negó.

—¡Confringo!

RJ lanzó el hechizo pero el hombre se movió a un lado y la luz blanca siguió de largo hasta impactar contra un árbol. Parte del árbol explotó y comenzó a caer, así que RJ se internó rápido, corriendose a un lado. El árbol cayó, dejando a ella de un lado y al mago del otro.

Dándole una última mirada, RJ se giró y comenzó a correr.

Estaba corriendo con la respiración de acero hirviendo y sus huesos quemando cuando chocó con alguien y cayó al suelo. RJ quería dejar de chocar, por eso no era fan de la escasa luz, porque con ella era solo propensa a los accidentes y no podría aguantar otra cosa mala. Estaba a nada de gritar y comenzar a llorar de la desesperación.

RJ miró atemorizada a la persona y se encontró con Cedric Diggory.

Él la miró preocupado, ya que se encontraba corriendo lejos del desastre porque Amos se lo pidió; pero RJ, como si hubiese visto a sus hermanos mayores, se lanzó a abrazar a Cedric asustada que la abrazó, notando cómo ella temblaba.

—¿Estás bien, RJ? —Preguntó confundido y ella negó nerviosa y soltando un lastimero sonido —tranquila...

—Había alguien, Cedric, había alguien en el bosque... Iba con mis hermanos, me perdí, me agarró un hombre pero...

—sh, ya está, ya está ¿Estás bien? ¿No te hizo nada? —preguntó alejandose y revisando a RJ. Vió sus raspones.

—estoy bien...

Cedric vió que ella estaba en pijama y su bata sucia y húmeda por el rocio, se sacó la chaqueta que tenía, RJ se sacó la bata y se puso la campera de Cedric que la abrazó, caminando juntos después de unos largos minutos al camping.

—ya tuvo que haberse calmado el desastre —dijo él, al ver qué ya no estaba la marca en el cielo —te llevaré a tu carpa, de seguro tus hermanos están ahí.

—gracias...

RJ trastabillaba cada tanto, pensando en la marca Tenebrosa. Hubiera pensado que fue Peter Pettigrew quien invocó la marca si no fuese porque este hombre era delgado. Los seguidores de Voldemort habían vuelto y eran ellos, ella lo sabía. Lo sentía.

Su frágil y asustado corazón le advertía que era así.

Cuando llegaron a la carpa, vieron a Charlie afuera, el pelirrojo volteó a verlos y, como si el alma le hubiese vuelto al cuerpo, corrió a abrazar a RJ que comenzó a sollozar. Ahora se sentía a salvo.

—gracias —le dijo a Cedric que negó —tu papá se fue por allá —señaló y Cedric se fue, dándole una corta sonrisa a RJ que asintió saludándolo —¡Me tenías preocupado! Papá salió a buscarte con Percy y Bill... George se siente mal y...

—solo quiero ir adentro —le pidió hasta que se le quebró la voz y Charlie llevó a su hermana dentro de la carpa.

Rápidamente fue rodeada por el resto, preocupados. RJ se negó a decirles que pasó mientras se abrazaba a Charlie, así hasta que Bill, Percy y Arthur volvieron casi paniqueados, pero respiraron al fin al ver a RJ allí.

—ven —Bill tomó a su hermanita para curar sus heridas —¿Qué te pasó?

—lo vi, vi a quien invocó la marca —le dijo a los presentes que la vieron seriamente —era flaco, alto, estaba oscuro pero estoy segura que era castaño y... —él me conocía quiso decir pero no le salió —tenía una varita, con esa conjuro la marca pero luego la tiró y agarró la suya.

—si, usó mí varita —habló Harry y ella lo miró confundida —creen que fue Winky, la elfina.

—¿Tu varita, Harry? —cuestionó, Fred.

—¿La elfina del señor Crouch? —inquirió Percy, atónito.

Con ayuda de Harry, Ron y Hermione, Arthur les explicó todo lo sucedido en el bosque. Al finalizar el relato, Percy se mostraba indignado.

—¡Bueno, el señor Crouch tiene toda la razón en querer deshacerse de semejante elfina! —dijo —Escapar cuando él le mandó que se quedara… Avergonzarlo ante el Ministerio… ¿Cómo habría quedado él si la hubieran llevado ante el Departamento de Regulación y Control…?

—¿Que te pasa? —cuestionó incrédula, RJ, viendo a su hermano mayor que la miró atónito —¡Estaba asustada! La gente corre cuando está asustada, yo corrí. Ella podía haber salido herida ¿Y te preocupa que se dañe la tonta imagen de ese idiota? ¡Que sea un elfo no la hace inhumana! ¡Ten empatía!

—RJ —su papá la riñó.

—Ella no hizo nada… —apoyó Hermione con brusquedad, defendiendo a RJ —¡Sólo estuvo en el lugar equivocado en el momento equivocado!

Percy se quedó desconcertado. Hermione siempre se había llevado muy bien con él… Mejor, de hecho, que cualquiera de los demás. Su hermanita, RJ era su hermanita, la que más lo comprendía.

—¡Un mago que ocupa una posición como la del señor Crouch no puede permitirse tener una elfina doméstica que hace tonterías con una varita mágica! —declaró Percy pomposamente.

—¡No hizo tonterías con la varita! —gritó Hermione —¡Sólo la tomó del suelo!

—piensa, Percy, para algo tienes cerebro, te estás cegando por avaricia y admiración a ese tonto que no le importa nada más que su imagen —Terminó RJ.

—Bueno, ¿puede explicar alguien qué era esa cosa en forma de calavera? —pidió Ron, impaciente —No le hizo daño a nadie… ¿Por qué le dan tanta importancia?

—¡Merlín, Ron! —le gritó, RJ. Todos dieron un salto, ella estaba especialmente más frágil que el resto, alterada. Algo que solo Harry entendió —¡Es el símbolo de Voldemort, él volvió, igual que sus seguidores!

—¡River Jimena Weasley! —Arthur la calló. RJ apartó a Bill para que deje de curarla y él se comenzó a curar a si mismo. La niña se levantó, molesta —¡No digas su nombre!

—¡Tom Ryddle! ¡Voldemort! ¡El señor Tenebroso! —gritó con las lágrimas bajando por su rostro. Luego miró a Ron —¡Esa marca es suya y no se veía desde hace trece años! —miró a Harry, dando entender el por qué —Voldemort la usaba para presumir, como señal de cada vez que asesinaban. Por eso asusta, por eso todos se aterraron. Sus seguidores se levantaron de entre los muertos y estuvieron entre nosotros. Están entre nosotros.

Bajó su respiración, parpadeó varias veces, llevó su mano a su pecho desenfrenado y se sentó para luego tocar su frente hirviendo y trató de relajarse para no llorar mientras todos la veían.

Se hizo el silencio. Luego Bill, quitándose la sábana del brazo para comprobar el estado de su herida, dijo:

—Quien quiera que la hiciera aparecer esta noche, a nosotros nos fastidió, porque los mortífagos echaron a correr en cuanto la vieron. Todos se desaparecieron antes de que hubiéramos llegado lo bastante cerca para desenmascarar a alguno de ellos. Afortunadamente, pudimos agarrar a la familia Roberts antes de que dieran contra el suelo. En estos momentos les están modificando la memoria.

—Creo que esta noche vimos lo que queda de los mortifagos; quiero decir, los que se libraron de Azkaban. —murmuró, Charlie.

—Apuesto a que sí —dijo Ron de pronto —¡Papá, encontramos a Draco Malfoy en el bosque, y prácticamente admitió que su padre era uno de aquellos de las máscaras! ¡Y todos sabemos lo bien que se llevaban los Malfoy con Quien-tú-sabes!

—Pero ¿qué pretendían los partidarios de Voldemort haciendo levitar a los muggles? Quiero decir, ¿para qué lo hicieron? —cuestionó, Harry.

—¿Para qué? —dijo Arthur, con una risa forzada —Harry, la mitad de los asesinatos de muggles que tuvieron lugar bajo el poder de Quien-tú-sabes se cometieron nada más que por diversión. Me imagino que anoche bebieron bastante y no pudieron aguantar las ganas de recordarnos que todavía están ahí y son unos cuantos. Una encantadora reunión para ellos —terminó, haciendo un gesto de asco.

—Pero, si eran mortífagos, ¿por qué se desaparecieron al ver la Marca Tenebrosa? —preguntó Ron —Tendrían que haber estado encantados de verla, ¿no?

—Piensa un poco, Ron —recriminó Bill —Si de verdad eran mortífagos, hicieron lo indecible para no entrar en Azkaban cuando cayó Quien-tú-sabes, y dijeron todo tipo de mentiras sobre que él los había obligado a matar y torturar a la gente. Estoy seguro de que ellos tendrían más miedo que nosotros si volviera. Cuando perdió sus poderes, negaron haber tenido relación con él y se apresuraron a regresar a su vida cotidiana. Imagino que no les guarda mucho aprecio, ¿no crees?

—Entonces… los que hicieron aparecer la Marca Tenebrosa… —dijo Hermione pensativamente —¿lo hicieron para mostrar su apoyo a los mortífagos o para espantarlos?

—Puede ser cualquier cosa, Hermione —admitió Arthur —Pero te diré algo: sólo los mortífagos sabían formar la Marca. Me sorprendería mucho que la persona que lo hizo no hubiera sido en otro tiempo un mortífago, aunque no lo sea ahora… Escuchen: es muy tarde, y si su madre se entera de lo sucedido se preocupará muchísimo. Lo que vamos a hacer es dormir unas cuantas horas y luego intentaremos irnos de aquí en los primeros trasladores.

—mamá ya se enteró de lo que pasó —se quejó, RJ, levantándose —todo el mundo mágico se enteró y, si no lo hizo, es porque tu amado Barty Crouch —se dirigió a Percy —lo va a tapar por miedo.

RJ se llevó las manos a la chaqueta de Cedric y salió de allí, yendo a su carpa. Se sentó en su litera, apoyó sus manos sobre sus rodillas, se tapó el rostro.

Y comenzó a llorar.

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