02| family meeting
“reunión familiar”...
CUANDO RJ se calmó, los tres bajaron las escaleras porque almorzarían. RJ estaba sobre la espalda de Charlie, colgada como koala. Tenía trece años, un cuerpo entrenado y pesaba, pero Charlie no la dejaba bajarse, diciendo que extrañaba mucho a su hermanita, mas todos sabían que solo quería hacer reír a RJ que disfrutaba andar a caballo sobre sus hermanos. Así, recién bajó cuando llegaron afuera.
Allí, Charlie y Bill ayudaban colocando las mesas mientras Charlie le decía de sus historias con dragones a RJ, mostrándole la nueva quemadura que tenía por uno de ellos. Según tenía entendido, era un dragón que una chica llamada Nerissa había adoptado y él se lo cuidaba.
Pero pronto, lo que debería ser poner las mesas, se convirtió en algo divertido para que Charlie y Bill alegren a RJ, quien se puso a un lado de los gemelos y Ginny.
Bill y Charlie blandían las varitas haciendo que las dos mesas viejas y destartaladas volaran a gran altura por encima del césped, chocando una contra otra e intentando hacerse retroceder mutuamente. Fred y George gritaban entusiasmados, Ginny y RJ se reían y Hermione estaba aparentemente dividida entre la diversión y la preocupación.
La mesa de Bill se estrelló contra la de Charlie con un enorme estruendo y le rompió una de las patas. Se oyó entonces un traqueteo, y, al mirar todos hacia arriba, vieron a Percy asomando la cabeza por la ventana del segundo piso.
—¿Quieren hacer menos ruido? —gritó.
—Lo siento, Percy —se disculpó Bill con una risita —¿Cómo van los culos de los calderos?
—Muy mal —respondió Percy malhumorado, y volvió a cerrar la ventana dando un golpe.
Riéndose por lo bajo, Bill y Charlie posaron las mesas en el césped, una pegada a la otra, y luego, con un toquecito de la varita mágica, Bill volvió a pegar la pata rota e hizo aparecer por arte de magia unos manteles.
A las siete, las dos mesas se llenaron de la excelente comida de Molly, y los Weasley con Harry y Hermione tomaban asiento para cenar bajo el cielo hermoso. Percy le sirvió a RJ, luego le dió su plato y ella fue a sentarse. Harry se sentó a su lado, viendo cómo Percy solo se servía a él y a RJ para luego dejar que los demás se sirvan solos.
—Le dije al señor Crouch que lo tendrá listo el martes —explicaba Percy dándose aires —Es antes de lo que él mismo esperaba, pero me gusta hacer las cosas aún mejor de lo que se espera de mí. Creo que me agradecerá que haya terminado antes de tiempo. Quiero decir que, como ahora hay tanto deberes en nuestro departamento con todos los preparativos para los Mundiales, y la verdad es que no contamos con el apoyo que necesitaríamos del Departamento de Deportes y Juegos Mágicos… Ludo Bagman…
—Ludo me cae muy bien —interrumpió Arthur en un tono afable —Es quien nos consiguió las entradas para la Copa. Yo le hice un pequeño favor: su hermano, Otto, se metió en un aprieto a causa de una segadora con poderes sobrenaturales, y arreglé todo el asunto…
—claro, Bagman es una persona muy agradable —repuso Percy desdeñosamente —pero no entiendo cómo pudo llegar a director de departamento. ¡Cuando lo comparo con el señor Crouch…!
—esta mal comparar, Percy —le dijo, RJ, comiendo —lo sabes bien —Percy miró a su hermanita y suspiró.
RJ detestaba que comparen. A ella la comparaban con todos sus hermanos: ¡Es la hermanita de Charlie, de seguro va a ser mejor que él en el equipo de Quidditch! ¡Es la hermanita de los gemelos, apuesto a que va a ser mejor bromista que ellos! ¡Es la hermanita de Percy, ojalá y sea tan correcta! ¡O no, es la hermana de Bill, un gran alumno! Siempre esperaban grandes cosas de ella y la comparaban con sus hermanos. Pero no, jamás era RJ, siempre era la chica de la que se esperaba mucho por ser hermana de... O amiga de... O así.
—Desde luego, si se perdiera un miembro de nuestro departamento, el señor Crouch intentaría averiguar qué sucedió. ¿Sabes que Bertha Jorkins lleva desaparecida ya más de un mes? Se fue a Albania de vacaciones y no volvió…
—Sí, le pregunté a Ludo —asintió, Arthur, frunciendo el entrecejo. —Dice que Bertha se perdió ya un montón de veces. Aunque, si fuera alguien de mi departamento, me preocuparía…
—Por supuesto, Bertha es un caso perdido —siguió Percy —Creo que se la estuvieron pasando de un departamento a otro por años: da más problemas que soluciones. Pero, aun así, Ludo debería intentar encontrarla. El señor Crouch se interesó personalmente… Ya sabes que ella trabajó un tiempo en nuestro departamento, y creo que el señor Crouch le tiene estima. Pero Bagman solo se rie y asegura que interpretó mal el mapa y llegó hasta Australia en vez de Albania. En fin —Percy suspiró y bebió un largo trago de vino de saúco —tenemos ya bastantes problemas en el Departamento para que intentemos encontrar al personal de otros departamentos. Como sabes, organizaremos otro gran evento después de los Mundiales. Ya sabes, el ultrasecreto...
RJ estaba orgullosa de Percy, en verdad... pero esa charla le daba gran sueño.
Sin prestarle atención, RJ le pasaba por debajo de la mesa a George uno de sus nuevos inventos, de los pocos que su mamá no quemó porque ella se los había guardado. Él lo tomó sonriente, pensando a quien ponérselo en la comida.
En el medio de la mesa, Molly discutía con Bill a propósito de su pendiente, que parecía ser una adquisición reciente.
—… con ese colmillazo horroroso ahí colgando… Pero ¿qué dicen en el banco?
—Mamá, en el banco a nadie le importa un comino lo que me ponga mientras ganen dinero conmigo —explicó Bill con paciencia.
—Y tu pelo da risa, cielo —continuó, acariciando su varita —Si me dejaras darle un corte…
—A mí me gusta —declaró Ginny, que estaba sentada al lado de Bill —Tú estás muy anticuada, mamá. Además, no tienes más que mirar el pelo del profesor Dumbledore…
—a mí también me gusta —RJ comentó, sonriendo —ya lo dije muchas veces, los chicos con cabello largo se ven muy cool. Además, le da más vibra de malvado, nadie sospecha que es un osito amoroso —Bill rió al escucharla.
Harry, subió su mano para pasarla por su cabello largo, siendo mirado divertidamente por Hermione.
Junto a Molly, Fred, George y Charlie hablaban animadamente sobre los Mundiales.
—Va a ganar Irlanda —pronosticó Charlie con la boca llena de patata —En las semifinales le dieron una paliza a Perú.
—Ya, pero Bulgaria tiene a Viktor Krum —repuso Fred.
—¡Krum es basura! —Le dijo RJ metiéndose. Ron la miró como si fuese el diablo.
—Krum es buen jugador, pero Irlanda tiene siete estupendos jugadores —sentenció Charlie —Ojalá Inglaterra hubiera pasado a la final. Fue vergonzoso, eso es lo que fue.
—¿Viste la mitad de tiempo? ¡La gente abandonaba el estadio! —Asintió RJ y Charlie la señaló.
—¡Yo también lo hubiera hecho!
—¿Qué ocurrió? —preguntó interesado Harry.
—Fue derrotada por Transilvania, por trescientos noventa a diez —repuso Charlie con tristeza —Una actuación terrorífica. Y Gales perdió frente a Uganda, y Escocia fue vapuleada por Luxemburgo.
—hay que admitirlo, Luxemburgo se lució —Habló RJ y Charlie afirmó —pero la victoria de Uganda fue mejor.
—¿Mejor? Fue buenísima.
Antes de que tomaran el postre, helado casero de fresas, Arthur hizo aparecer unas velas para alumbrar el jardín, que se estaba quedando a oscuras. RJ reía y contemplaba a los gnomos que saltaban entre los rosales, riendo como locos y corriendo delante de Crookshanks.
La niña miró la larga mesa llena de su familia y amigos y sonrió.
—Miren qué hora es —habló de pronto su mamá, consultando su reloj —Deberían estar en la cama, mañana se tendran que levantar con el alba para llegar a la Copa. Harry, si me dejas la lista de la escuela, te puedo comprar las cosas mañana en el callejón Diagon. Voy a comprar las de todos los demás porque a lo mejor no queda tiempo después de la Copa. La última vez el partido duró cinco días.
—¡Espero que esta vez sea igual! —pidió Harry entusiasmado. Y RJ asintió.
—Bueno, pues yo no —replicó Percy en tono moralista —Me horroriza pensar cómo estaría mi bandeja de asuntos pendientes si faltara cinco días del trabajo.
—Desde luego, alguien podría volver a ponerte una caca de dragón, ¿eh, Percy? —dijo Fred.
—¡Era una muestra de fertilizante proveniente de Noruega! —respondió
Percy, poniéndose muy colorado —¡No era nada personal!
—Sí que lo era —le susurró Fred a Harry, cuando se levantaban de la mesa —Se la enviamos nosotros.
—es que Percy es bueno, pero se está volviendo algo aguafiestas, aún que no lo creas, antes no era tan así —RJ alargó el “tan” con tristeza. Percy estaba algo alejado.
Harry asintió y todos comenzaron a juntar las cosas para ir a dormir.
RJ ahogó un grito y se sentó de golpe en la cama. Comenzó a respirar agitada y cerró los ojos suspirando, sentía su cuerpo helado, su piel de gallina y sus bellos se habían levantado. Se sacudió por un escalofrío, miró la oscura habitación donde Hermione y Ginny dormían. Terminó por destaparse y levantarse, ir al baño a hacer sus cosas silenciosa y luego salir del cuarto.
Se fue escaleras abajo, sabiendo que tablas rechinaban y cuáles no. Fue a la cocina y se preparó una chocolatada, tomando sus galletas escondidas y caminó hasta salir de La Madriguera.
Se sentó en el jardín, mirando el amanecer mientras desayunaba en silencio. Nadie en la casa estaría despierto a las cinco de la mañana, al menos no hasta dentro de una hora que sería cuando se empezarían a preparar para ir al Mundial.
—hey.
—¡mierda! —se tapó la boca al segundo que dijo la malapalabra y volteó a ver a Harry que la miró con cejas alzadas —perdón, lo siento... —susurró calmando su acelerado corazón.
—no... Yo perdón por asustarte —se sentó a su lado y RJ lo miró —¿Qué haces despierta?
—tuve un mal sueño ¿Y tú? —preguntó, tendiendole galletas, él tomó unas.
—no pude dormir, es la primera vez que voy a un mundial —admitió y ella asintió.
—si, también es mí primera vez —afirmó y le tendió la taza con chocolatada calentita que él tomó. Compartiendo su desayuno —sé que irá mí amiga Luna. Eso es bueno.
Comenzaron a hablar así en susurros, los dos de madrugada, con un gran frío pero pegados y compartiendo el desayuno de RJ mientras cuchicheaban. Ese momento de plena paz, alegró de sobremanera a Harry quien había pasado malos momentos en su casa con sus tíos. Pero también a RJ, quien se sentía cómoda en presencia de Harry, algo que estaba perdiendo, perdía el gusto porque hablen con ella ya que estaba teniendo muchos problemas exteriores e interiores con respecto a si misma.
Cuando RJ rió, por las cosas muggles de las que le hablaba Harry -quien ya sabía que a ella le fascinaban- un mechon suyo rebelde cayó y Harry estiró su mano para ponerlo detrás de su oreja. RJ lo miró y él sonrió un poco.
Su corazón dió un bombeo y se recriminó a si misma por eso. A ella ya no le gustaba Harry, se repetía a si misma una y otra vez.
Pero, oh... Él con todo su cabello despeinado, recién levantado, abrigado y sentado en el césped con rocio bajo el amanecer, sonriendo solo para ella...
RJ suspiró.
Admiró cada faccion de Harry que se iba acercando poco a poco, tímido, pero casi en automático, como si su cuerpo le dijese que se acerque.
—Niños —rompieron su burbuja para voltear a ver a Molly. Ya era la segunda vez que los veía afuera de mañana —¿Qué hacen afuera? Bueno, me alegra que se hayan ya levantado, vengan, entren. A desayunar, yo iré a levantar el resto.
Los dos asintieron y Harry miró a RJ pero ella no lo miró, se levantó rápido, sacudiendo las migas de su ropa y él despeinó su despeinado cabello nervioso. Los dos parecían más torpes de lo normal en cuestión de segundos.
—voy... —señaló hacia adentro y él asintió.
—detras tuyo —afirmó y los dos entraron.
Molly removía el contenido de una olla sobre el fuego, y Arthur, sentado a la mesa, comprobaba un manojo de grandes entradas de pergamino. Levantó la vista cuando los chicos entraron y extendió los brazos para que pudieran verle mejor la ropa. Llevaba lo que parecía un jersey de golf y unos vaqueros muy viejos que le venían algo grandes y que sujetaba a la cintura con un grueso cinturón de cuero.
—¿Qué les parece? —preguntó —Se supone que vamos de incógnito… ¿Parezco un muggle, Harry?
—Sí —respondió Harry, sonriendo —Está muy bien.
—yo me iré a bañar antes de que empiecen los problemas por el baño —avisó RJ, subiendo.
Harry la vió irse y suspiró.
—¿Qué pasó?
RJ entró confundida, ya preparada para irse. Pero el ambiente estaba incómodo.
—Mamá le sacó los caramelos y demás cosas que le quedaban a Fred y George —le dijo Ginny, bostezando —se enojaron.
El ambiente estaba aún tenso cuando se despidieron. Molly tenía el entrecejo fruncido cuando besó en la mejilla a su marido, aunque no tanto como los gemelos, que se pusieron las mochilas a la espalda y salieron sin dirigir ni una palabra a su madre.
RJ suspiró. Su mamá se la pasó diciendo que era un desperdicio lo que hacían los gemelos, pero ella creía que era asombroso y era su sueño. Era lo que ellos querian y estaba totalmente bien, no debería oponerse. Así que por eso los ayudaba.
—Bueno, pasenlo bien —dijo Molly —y portense como Merlín manda —añadió dirigiéndose a los gemelos, pero ellos ni la miraron —Les enviaré a Bill, Charlie y Percy hacia mediodía —añadió, mientras Arthur, Harry, Ron, Hermione, RJ y Ginny se marchaban por el oscuro patio precedidos por Fred y George.
—¿Cómo hiciste tiempo a bañarte? Yo aún sigo dormida —se quejó, Ginny —y te ves más despierta.
—me levanté antes —dijo, pero escuchando de reojo a su papá hablar.
—...Para los que no pueden o quieren aparecerse, utilizamos trasladores. Son objetos que sirven para transportar de un lugar a otro a una hora prevista de antemano. Si es necesario, se puede transportar a la vez un grupo numeroso de personas. Han dispuesto doscientos puntos
trasladores en lugares estratégicos a lo largo de Gran Bretaña, y el más próximo lo tenemos en la cima de la colina de Stoatshead. Es allí adonde nos dirigimos.
Arthur señaló delante de ellos, pasado el pueblo de Ottery St. Catchpole, donde se alzaba una enorme montaña. RJ se emocionaba al pensar en ver cien mil magos, escondidos en un lugar con los mejores hechizos repelemuggles, dispuestos a reunirse solo por el mundial.
—¿Qué tipo de objetos son los trasladores? —preguntó Harry con curiosidad.
—Bueno, pueden ser cualquier cosa —respondió Arthur —Cosas que no llamen la atención, desde luego, para que los muggles no las agarren y jueguen con ellas… Cosas que a ellos les parecerán simplemente
basura.
Caminaron con dificultad por el oscuro, frío y húmedo sendero hacia el pueblo. Sólo RJ rompía el silencio, tratando de hacer reír a los gemelos para que no estén de mal humor, lograndolo; el cielo se iluminó al azul intenso, mientras se acercaban al pueblo. Arthur miraba el reloj continuamente.
Cuando emprendieron la subida de la colina de Stoatshead no les quedaban fuerzas para hablar, y a menudo tropezaban o resbalaban en las matas de hierba espesa y oscura.
—¡Uf! —jadeó Arthur —Bien, llegamos con tiempo. Tenemos diez minutos…
RJ traía a Hermione, quien parecía casi desmayada. RJ no estaba mal, no cuando estuvo bien entrenada todo el verano a diferencia de sus hermanos.
—Ahora sólo falta el traslador —señaló Arthur buscando a su alrededor —No será grande… Vamos…
Se desperdigaron para buscar. Sólo llevaban un par de minutos cuando un grito rasgó el aire.
—¡Aquí, Arthur! Aquí, hijo, ya lo tenemos.
Al otro lado de la cima de la colina, se recortaban contra el cielo estrellado dos siluetas altas.
—¡Amos! —saludó sonriendo Arthur mientras se dirigía a zancadas hacia el hombre que había gritado. Los demás lo siguieron.
Y RJ soltó repentinamente a Hermione que casi caía.
—¿Qué pasó? —le dijo confundida.
Arthur le dio la mano a un mago de rostro rubicundo y barba escasa de color castaño, que sostenía una bota vieja y enmohecida.
—es que si él está, debe haber venido su hijo —susurró, peinando su cabello.
—Éste es Amos Diggory —anunció Arthur —Trabaja para el Departamento de Regulación y Control de las Criaturas Mágicas. Y creo
que ya conocen a su hijo Cedric.
Cedric Diggory, un chico muy guapo de unos diecisiete años, era capitán y buscador del equipo de quidditch de la casa Hufflepuff, en Hogwarts. RJ sonrió emocionada y Hermione comprendió lo que decía. RJ ya había jugado contra Cedric, igual que Harry.
—Hola —saludó Cedric, mirándolos a todos.
Todos le devolvieron el saludo, salvo Fred y George, que se limitaron a hacer un gesto de cabeza. Aún no habían perdonado a Cedric que venciera al equipo de Gryffindor en el partido de quidditch del año anterior.
—hola —saludó RJ y Cedric sonrió. Al segundo, Harry notó esa tonta sonrisa de RJ, era la misma de cuánto tenía un crush en Gilderoy Lockhart.
—¿Fue muy larga la caminata, Arthur? —preguntó el padre de Cedric.
—No demasiado. Vivimos justo al otro
lado de ese pueblo. ¿Y ustedes?
—tuvimos que levantarnos a las dos, ¿verdad, Ced? ¡Qué felicidad cuando tenga por fin el carné de aparición! Pero, bueno, no nos podemos quejar. No nos perderíamos los Mundiales de quidditch ni por un saco de galeones… que es lo que nos costaron las entradas, más o menos. Aunque, en fin, no me salió tan caro como a otros…
Amos Diggory echó una mirada bonachona a los hijos de Arthur, a Harry y a Hermione.
—¿Son todos tuyos, Arthur?
—No, sólo los pelirrojos —aclaró, señalando a sus hijos —Ésta es Hermione, amiga de Ron… y éste es Harry, otro amigo…
—¡Por las barbas de Merlín! —exclamó Amos Diggory abriendo los ojos —¿Harry Potter?
—Eh… sí —contestó Harry, incómodo.
—Ced me habló de ti, por supuesto —dijo Amos Diggory —Nos contó lo del partido contra tu equipo, el año pasado… Se lo dije, le dije: esto se lo contarás a tus nietos… Les contarás… ¡que venciste a Harry Potter!
A Harry no se le ocurrió qué contestar, de forma que se calló. Fred y George volvieron a fruncir el entrecejo. Cedric parecía incómodo. Y RJ parpadeó, atónita.
—Harry se cayó de la escoba, papá —masculló —Ya te dije que fue un accidente…
—Sí, pero tú no te caíste, ¿a que no? —dijo Amos de manera cordial, dando a su hijo una palmada en la espalda —Siempre modesto, mi Ced, tan caballero como de costumbre… Pero ganó el mejor, y estoy seguro de que Harry diría lo mismo, ¿a que sí? Uno se cae de la escoba, el otro aguanta en ella… ¡No hay que ser un genio para saber quién es el mejor!
—Me parece que... —Pero Ginny y Hermione, quienes parecieron tener la misma idea, taparon la boca de RJ antes de que ella salte en defensa de Harry y critique el comportamiento de Amos.
—Ya debe de ser casi la hora —cambió de tema, Arthur —¿Sabes si esperamos a alguien más, Amos?
—No. Los Lovegood ya llevan allí una semana, y los Fawcett no consiguieron entradas. No hay ninguno más de los nuestros en esta zona, ¿o sí?
—No que yo sepa... Queda un minuto. Será
mejor que nos preparemos. Solo toquen el traslador. Nada más: con poner un dedo
será suficiente.
Con cierta dificultad, debido a las voluminosas mochilas que llevaban, los diez se reunieron en torno a la bota vieja que agarraba Amos.
Todos permanecieron en pie, en un apretado círculo. Nadie habló. Harry miró a RJ, ella estaba a un lado de Cedric, sonriendole avergonzada al castaño que le sonreía.
—Tres… —masculló Arthur, mirando al reloj —dos… uno…
Ocurrió inmediatamente: RJ sintió como si un gancho tirara de ella hacia delante con una fuerza irresistible. Sus pies se despegaron de la tierra; sus hombros golpeaban contra los otros. Iban todos a enorme velocidad en medio de un remolino de colores y de una ráfaga de viento que aullaba en sus oídos y entonces…
Tocó tierra con los pies.
RJ casi caía pero Cedric la sostuvo del hombro, ya la bota había caído y eran ellos dos y Arthur con Amos los únicos que permanecían de pie aunque el viento los zarandeaba. Todos los demás se
habían caído al suelo.
—Gracias... —susurró y él negó, encantador.
Hubiera sido muy vergonzoso caer con los demás.
—Desde la colina de Stoatshead a las cinco y siete —anunció una voz.
Habían llegado a lo que, a través de la niebla, parecía un páramo.
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