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14. QUÉDATE

𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐂𝐀𝐓𝐎𝐑𝐂𝐄 🌷 ⊹
“ Quédate “











El sonido de un motor rigiendo se escuchó en toda la calle, asustando a algunos peatones que caminaban con calma dejando ver a Catgirl manejar una motocicleta de colores verdes, negros y amarillos en tonos opacos.

Robin, detrás de ella tomó la cintura ajena con la suficiente fuerza para no caer en algún desliz que hiciera Catgirl al doblar en alguna esquina al observar como aceleraba sin reparos entre las calles que poco a poco se escaseaban de la gente para darle paso a las noches tan peligrosas que protagonizaba la ciudad de Gotham.

—¡Ves, te dije que sería mucho mejor que llamaras a tu moto!

El pelinegro chistó, pensando seriamente en la posibilidad de quitarle de alguna manera el control de la motocicleta a Nixie que parecía más una psicópata al volante que una heroína, más no lo llevó a cabo. Había pasado un tiempo bastante largo en donde no había estado de aquella forma con ella, en calma —relativamente— y divirtiéndose como antes lo hacían cuando por alguna razón dejaban de entrenar y solo comenzaban a hablar de alguna cosa para pasar en tiempo. Los dos. Juntos.

Miró sus manos apretando levemente la cintura de Catgirl y una pequeña sonrisa de lado de deslizó entre sus labios, empezando a hacer de manera inconciente algunas caricias imperceptible con sus pulgares en aquel sitio que la chica no notó al estar distraída con su propios pensamientos. Con el sentimiento de libertad fluyendo por sus venas al sentir el frío viento de la ciudad mover los pocos mechones de su cabello arreglado en una trenza francesa a su costado izquierdo.

Una caricia en su cintura la distrajo de repente.

—Oye, Nixie —llamó Robin en un susurró a la chica, haciendola sobresaltar al haber acercado su boca a la oreja ajena.

Catgirl miró con un leve nerviosismo hacia el frente, bajando la velocidad considerablemente por los latidos de su corazón que comenzaban a abrumarla al darse cuenta de las manos de Robin aferradas a su cintura y el aliento de éste cerca de su cuello.

Asintió dándole a entender que lo escuchaba, para después removerse en el asiento.

Mala idea, las manos enguantadas de Robin no se separaron de su cintura y solo apretaron levemente esa área para después seguir con lo que quería decirle.

—Estuve pensando, porque no vamos a comprar algo de comida antes de regresar a la mansión...

—Me parece exelente, además, también me gustaría ir a la casita de chocolate si no te importa. —Catgirl sonrió ante la idea, llevaba algunos días sin ir a la casa de seguridad de Damián, la cual llamaba de esa manera por una pequeña broma que le había hecho tiempo atrás al chico.

—Sabes que puedes ir ahí cuentas veses quieras, tonta. —miró por un momento el cuello de la chica, a pesar de ser ocultado por la tela de su traje entre ella se podía apreciar algunas delicadas y delgadas venas negra que lo hicieron entrecerrar los ojos.

La chica rió.

Después de eso, ambos cesaron su pequeña conversacion para perderse de nueva cuenta entre las calles de Gotham en dirección hacia alguna tienda de comida rápida que tuviera un servicio para autos en donde ambos pudieran pedir su comida sin tener que entrar y llamar la atención de las personas.

A pesar de eso, no se veía todos los días a dos vigilantes como ellos moverse así por la ciudad y menos —por lo que murmuraban algunas personas que lograron observarlos— sonreír entre ellos.

(...)

—¡Aquello fue una locura! ¿Viste la cara que puso el chico que nos dio la comida? ¡Parecía un papel de lo pálido que estaba!

Seguido de ese comentario, Catgirl rompió a reír mientras entraba a la casa de seguridad y las luces poco a poco se encendían dándoles la bienvenida de manera silenciosa.

—Te has reído por eso casi cinco minutos, Nixie. ¿No crees que es algo exagerado? —preguntó Damián, caminado hasta la puerta que la chica había abierto para llevarlos hasta el piso de arriba.

Nixie lo miró por atrás de su hombro y sonrió, subiendo las escaleras por aquel pasillo iluminado de luces blancas— Pero fue gracioso. Al menso para mi lo fue y no te creas, también te ví sonreir.

Damián negó, rodando los ojos y subió con mayor ímpetu las escaleras, dejando atras a la chica con algunas bolsas en sus manos. La sala principal de la casa se iluminó antes de siquiera poner un solo pienso en ella y dejó ver gran parte del lugar. La cocina se encontraba a unos metro siendo separado solo por un mesón de mármol, dejando que Nixie pudiera observar muy bien los electrodomésticos lujosos que había allí.

Al volver su mirada a la sala, una pantalla plana pareció brillar levemente por las luces, situándose en la pared enfrente de un gran sofá en forma de L y una mesita ratonera en medio de los objetos con algunos libros apilados en ella.

Era un lugar bastante amplio y sabía qué, si había todas esas cosas también habria alguna habitación. Lo cual, acertó al ver a lo lejos otro pasillo con escalera para seguramente entrar a lo que sería la habitación.

Un poco deslumbrada al ver por segunda vez el lugar con más detalle, dejó en la mesita ratonera la bolsa de comida que llevaba y se dejó caer en el sofá con un suspiro de alivio, para proceder a quitarse el antifaz de Catgirl.

—Nada mejor que comida para aliviar los problemas. —murmuró, cerrando los ojos por un momento.

Por su lado, Damián también se despojó de su antifaz para dejarlo en la pequeña mesa al igual que las demás bolsas de comida que habían comprado y desabrocho su capa para tirarla a un lado de Nixie que abrió un poco sus ojos al sentir la tela en su costado.

Miró la capa de su acompañante y la tomó entre sus manos, acomodandose mejor en el sofa.

—En verdad no los entiendo.

—¿A que te refieres? —preguntó Damián, sentándose de lado en el otro extremo del sofá para mirarla con el ceño fruncido pero acompañado de una voz serena.

—Sobre sus capas, siento que si yo usara una me caería todo el tiempo al tropezarme con ella. —arrugó levemente la nariz, colocando la capa a su lado— Es innecesaria e inútil, en mi opinión.

Damián se cruzó de brazos, alzando una ceja.

—Esa capa puede salvarte la vida, Nixie. Por si no sabias. —refutó. Sacando la hamburguesa vegetariana de su bolsa para empezar a comer bajo la atenta mirada de Nixie.

—Como sea. —rodó sus ojos, tomando la cubeta de nuggets de pollo para comenzar a comer a la par del chico. Ambos quedaron en un segundo de silencio, hasta que Nixie volvió a hablar— ¿Oye, todavía no quieres mostrarle tu nuevo traje a Bruce?

Damián negó, masticando.

—Aún no. —aclaró después de un momento— No lo se, creo que no me dejara cambiarlo al que tengo ahora, ya saber, —hizó un gesto con su mano desocupada— Robin es casi como un farol con luces para distraer a los delincuentes hasta que aparesca Batman.

—Deberías de ser menos inseguro y darle la cara a tú padre como la otra vez que lo hiciste por la misión de los Superson. Solo tienes que colocarte el traje, ir hasta la batcueva para mostraselo y decir: "Te guste o no, actualice el traje de Robin y éste es el que ahora tendré. Punto" Y ya, no es tan malo.

Damián lo meditó, dándole otra mordida a su hamburguesa. En verdad podría hacerlo y su padre no tendría por que negarse, y si lo hiciera tenia a Nixie respaldandolo en todo momento, eso le hizó sonreír.

—¡Ves, te gustó la idea! —afirmó Nixie, sonriendo y dejando ver sus colmillos— Ya está, tú solo me dices cuando te pondrás el traje para enseñarselo a Bruce y te apoyaré, cuenta con ello... Hey, ¿qué haces?

Preguntó ceñuda al ver como Damián se quedaba viendo por mucho tiempo su cuello, instintivamente se llevó una mano a ese lugar y se inclinó hacia atrás, haciendo que el pelinegro la mirada a los ojos.

—¿Que tienes ahí, Nixie?

—¿De que hablas? —preguntó con una sonrisa nerviosa, dejando la cubeta de nuggets a medio comer en la mesa ratonera. Levantándose de repente.

Damián la analizaba, observando que estaba a la defensiva cuando se levantó y por eso él también lo hizó, acercándose a ella con cuidado.

—Damián...

—¿Porquenlas venas en tu cuello se volvieron negras, Nixie?

La chica pestañeó, sintiendo una opresión en el estómago y un ardor el el sitio donde aquellas venas negras se extendían, casi parecía que ardían por su toque en él. Pero no se dejó intimidar por Damián, había pasado tantas cosas con él como para asustarse a la primera.

—Creo que esa hamburguesa tenia alguna droga o algo, por que estas viendo cosas donde no las hay. —comentó, manteniendo su postura firma.

Algo en el pecho de Damián dolió al escuchar su respuesta, le había dicho una mentira que se veía claramente pero no cambio sus facciones.

—Nixie, te dije que por cualquier contratiempo estaría para ti y te lo repito. —suspiró, mirandola— ¿Que esta pasandote? Puedes contar conmigo...

—Estoy bien...

—Nixie, por Dios...

—Te he dicho que estoy bien. —repitió Nixie, deslizando la mano que reposaba en su cuello para apretar su brazo, un gesto de completa incomodidad y no solo por estar en aquella situación.

—Habla conmigo, tonta... Dime que pasa. —le pidió Damián, con su tono serio pero a la vez suave.

—Yo lo se, Damián, sé que puedo contar conmigo pero...

—¿Entonces por que te alejas de mí? —sonaba casi desesperado— Estoy aquí contigo y podremos sobrellevar cualquier cosa, juntos. Somos un equipo, ¿no? —se desahogo, acercándose a ella para tomarla por los hombros, haciendo que lo mirada a los ojos.

—Damián —unas lágrimas traiciones bajaron por sus mejillas. Damián frunció el ceño— S-Será mejor que me vaya. Ahora.

—¿Qué? ¡No, no!

Nixie se soltó del agarre de Damián y caminó rápidamente hasta llegar a las escaleras, en donde el chico la interceptó y la tomó del brazo.

—Nixie... —aquel sentimiento con el que había dicho su nombre la detuvo. Rascando su cuello con fuerza con su mano libre— Quédate.

—Me buscarán. Le dije que Dick que volvería pronto a la mansión...

—Y yo le dije que iría a buscarte para hacer el patrullaje que te perdiste los días que estuviste encerrada en tu habitacion. —añadió, mirándote suplicante.

—Y-Yo...

—Si no quieres decirme lo de tu cuello lo respeto, ¿bien? Pero no te vayas, quédate...

Suspiró, dejando de rascar su cuello para volver a safarse del agarre de Damián e ir al cuarto que daban las siguientes escaleras.

Mientras, Damián solo la miraba con el ceño fruncido debido a todas las cosas que le dijo y que estaba por decirle, pero se contuvo. Algo muy en el fondo le dijo que sus ojos ya habían hecho ese trabajo.

—Iré a darme un baño.

Fue lo último que escuchó decirle y una pequeña sonrisa se dibujo en sus labios, ella había aceptado.

Media hora después, Nixie salió del baño envuelta en una toalla blanca y se dirigió al armario que Damián tenía en aquella habitación, después de todo, al ir regularmente ahí el chico debería de tener algo de ropa guardada.

Unos segundo después de ver la ropa que había, se decidió por una camisa negra con un estampado simple de una banda y unos bóxers, de seguro a Damián no le importaría mucho si utilizaba su ropa. Al colocarse la camiseta se dió cuenta que ésta le quedaba casi como un vestido, llegando a la mitad de sus muslos y tapando levemente el boxer que usaba.

Sonrió un poco.

Se estaba mirando al espejo de la habitación cuando escuchó la puerta abrise, dándole paso a un Damián vestido con una musculosa blanca y un pantalón de pijama, mirándola de arriba a abajo con timidez en sus ojos hasta parar en las venas negras que se extendían por sus brazos y sobresalían por su cuello.

Pero a pesar de eso Nixie no lo miró y se subió a la cama, para arroparse con las cobijas hasta darle la espalda. Damián suspiró, sabía que las cosas no serían fáciles, pero en algún momento Nixie le diría lo que pasaba y él estaría, como siempre, ahí para ella en todo momento.

Como una vez se lo prometió a Selina.

Se acercó al costado en donde Nixie dormida y se sentó sobre sus talones a un lado de la cama, mirando el rostro de la chica lleno de algunas lágrimas silenciosas que se habían derramado.

Al verlo enterró aún más su rostro en su almohada, negándose a verlo después de que él hubiera visto de esa manera lo que estaba ocultándole.

—Nixie, vamos, no llores... —la mano de Damián fue hasta su rostro y limpió las lágrimas en una de su mejillas— Te vez fea cuando lo hacer, boba. Vamos, tranquilizate.

A pesar de que dijo aquello como una pequeña broma, ninguna sonrisa se asomó por los labios de la chica, frustrandolo.

—Yo no quería que te enteradas de ésta manera... No quería... —sollozó Nixie, mirando los ojos verdes del chico por varios segundos.

—Lo se. —comprendió, acariciando su rostro.

Ambos quedaron por unos largos y agonizantes minutos mirándose el uno al otro, preguntándose entre sí con la mirada si todo estaba realmente bien. El corazón de Damián se aceleró al acercase un poco más al rostro de Nixie, la cuál parecía acercarse también a ese encuentro que ambos parecían protagonizar.

Sus narices rozaron, al igual que sus frentes y segundo después, por instinto Nixie cerró los ojos, esperando...

... Hasta que un suave tacto sobre sus labios la hizó abrir los ojos por un momento para no estar imaginado lo que después se desataría entre ambos. Un beso suave y lento empezó de manera algo inexperta hasta que poco a poco éste se volvió más necesitado. Nixie sentia que en su interior un millóns de fuegos artificiales estallaban en su estómago, asimilando lentamente que Damián en verdad la estaba besando.

Ambos se separaron por un segundo, respirando agitadamente mientras ambos asimilable lo que había pasado.

—D-Damián...

Nerviosa pronunció su nombre, observando como los ojos verdes del chico brillaban con un inexplicable brillo y sonrió, sintiendo un pequeño beso en su frente.

—Estaremos bien, ¿si? —colocó su frente contra la de ella, mirandola con una pequeña sonrisa en los labios.

—Si...

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