07. PUNTO DE QUIEBRE
𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐒𝐈𝐄𝐓𝐄 🌷 ⊹
“ Punto De Quiebre ”
Ya cambiada y con el café a medio tomar, se acercó a las computadoras dándose cuenta que Tim parecía revisar algunos expedientes. Tomó una de las silla, sentándose a su lado para ver con más detalle lo que hacia el pelinegro.
-¿Tim? -preguntó en un susurro, mirando distraidamente algunos botones de la batcomputer.
-¿Mm?
-¿A que hora vienen los demas?
Tim descartó algunos papeles, sin voltear a ver a la chica-. Es probable que entre un rato, cuando no hay muchas cosas interesantes vienen más temprano, pero parece que se andan divirtiendo ya que es bastante tarde. -pausó- Hasta Alfred se fue a dormir.
Nixie asintió, dándole un último sorbo a lo que quedaba de café.
-Sera mejor que yo también vaya a dormir... -la pelinegra se levantó, acercándose a Tim para darle un pequeño beso en la mejilla- No te quedes hasta tarde, Timy.
El chico le sonrió, negando-. No te preocupes. Ve a dormir.
La pelinegra quiso decir algo más pero se lo guardo. Ni siquiera estaba segura de lo que iba a decir, no estaba preparada, así que comenzó a caminar hasta el ascensor. Pero se detuvo a mitad de camino. Tenía que preguntárselo.
La duda la estaba matando poco a poco.
-¿Tim? -su voz salió en un hilito ante la preocupación sobre su respuesta.
-Dime.
Trago duro, preparándose mentalmente para lo que diría y rezando internamente para que la respuesta de Tim fuera la que ella deseaba.
-Tim, tú... -pausó- Tú no piensas que yo me quise suicidar, ¿verdad?
Listo, la había soltado.
Hubo un denso silencio en el que Tim dejó de revisar papeles, para darse la vuelta en la silla giratoria para ver a Nixie con incredulidad mezclado con confusión.
-Tú no piensas eso, ¿verdad, Tim?
-Claro que no, Nixie. Tu nunca harías algo así y además, te creo... Creo en lo que me dijiste y eso es lo único que importa. -una sonrisa se dibujo en los labios de Tim- Además, será mejor zanjar este tema aquí mismo. Te prometí que no le diría a nadie sobre lo que paso en la alberca y eso haré.
Aquello dejó más tranquila a la chica, la cual se volvió a despedir con una pequeña sonrisa en el rostro. Mientras entraba al ascensor pensó muy seriamente las cosas que habían pasado en los últimos meses, las muertes, las pesadillas, los fantasmas de unos niños que cada vez la traían más confundida y demás. Cada cosas, cada problema se había vuelto un obstáculo para hacer lo que inicialmente quería.
Volverse una heroína. Una vigilante junto a los demás.
Tenía que enorgullecer a su madre y ser digna del traje que su progenitora había creado para ella. Algo en esos últimos meses había madurado, junto a ella. A pesar de todos los problemas que había tenido desde que había llegado a la mansión Wayne sentía que algo se había activado en su interior.
Otra motivación además de enorgullecer a su madre.
Quería saber, entender y manejar sus poderes, y si eso le costaba toda la vida, lo haría. Pero primero tenía que comenzar a entrenar más. Después del incidente con Damián no había vuelto a entrenar junto a los demás por miedo a lastimarlos y que los daños fueran mayores. Así que su primera actividad seria entrenar hasta el cansancio
Aquello solo era el comienzo.
(...)
Cuando la mañana llegó, Nixie se encontraba más que decidida y motivada, besó la foto de sus padre murmurando una pequeña promesa en el idioma del Clan y la colocó en donde correspondia. Se miró en el espejo por un segundo, suspirando, para después tomar su teléfono, sus audífonos, además de unos vendas para sus manos, y salir de su habitación hasta la batcueva.
Había atado su cabello en una coleta alta, se había puesto uno de los pantalones de ejercicio que Dick le había regalado y una camisa corta sin mangas, además de sus zapatos deportivos negros.
Mientras caminaba hasta el despacho de Bruce para poder ingresar a la cueva se colocó sus audífonos y colocó uno de sus mix favoritos. Sus oídos se llevaron de una melodía animada y movida que hizo que moviera la cabeza al compás de la canción que en su mayoría era tocada con una guitarra eléctrica.
Guardó su teléfono en el bolsillo y comenzó a colocarse las vendas en una de las manos, al terminar ya había llegado a estar enfrente de la puerta del despacho y se adentro a éste, llendo directamente al pasadizo donde estaba el ascensor.
Al llegar abajo no vio a nadie, no le importó nadie. Ignoró sus miradas interogativas ya que estaba completamente concentrada en la música e ir en dirección a la sala de entrenamiento donde estaba los sacos de boxeo. Sonrió al divisar aquellos sacos llenos de arena y saco su teléfono de su bolsillo para colocarlo en un pelo escalón en el suelo.
Comenzó a dar puñetazos a diestra y siniestra al saco, probando técnicas diferentes que había aprendido viendo a los demás hacerlas. No se detuvo ahi y lanzo patadas incluidas en su pequeña pelea imaginaria.
Los minutos comenzaron a avanzar con rapidez en el reloj, el mix de canciones en sus audífonos se habian repetido tres veces pero ella todavía no quería parar, se sentía con fuerza todavía para seguir y nadie la detendría, se sentía imparable.
Empezó a descontrolarse, sus puñetazos se habían vuelto más duros y letales, mientras sus patadas eran más peligrosas, tanto que al dar la siguiente el saco salió volando hasta dar contra la pared causando que la arena saliera de él.
-¡Mierda! -gruño Nixie, quitándose los audífonos para tirarlos con cuidado cerca de su celular. Se acercó al saco desparramado en el suelo y soltó otra palabrota, sintiendo su cabeza palpitar.
Se quitó el sudor de su frente de un manotazo y empezó a caminar como una Leona enjaulada por la pequeña sección, pensando en sus posibilidades. No podría volver a entrenar con el saco de box hasta que alguien lo cambiará y en su rutina no queria dejar de hacerlo, lo cual la frustró más.
-¡Maldición!
Soltó un puñetazo a la pared con fuerza, tanta que al ver que había creado un pequeño hoyo en ese lugar se sorprendió de cuanta fuerza había ejercido para ello. Su mente era un caos mientras su pecho subía y bajaba, se sentía cansada, muy cansada. No sabía con exactitud cuantas horas habían pasado pero de pronto su estómago gruño y recordó que no había desayunado muy bien, había robado un sándwich en la cocina muy temprano pero no había sido suficiente.
Se dejó caer el suelo boca arriba, su cuerpo había llegado hasta un límite y a pesar de ello, su mente todavía la animaba para que se levantara y se repusiera como la guerrera que era, pero su cuerpo pedía a gritos que no se moviera.
Vió el techo de la cueva llena de murciélagos, agudizando sus sentidos y los escucho chichar con más fuerza, el sonido de la música aún reproducida en sus audífonos y también logró escuchar el sonido característico de las pisadas de alguien.
Las cuales se acercaban al lugar.
Se acercaban a ella.
Cerró los ojos un segundo, relajandose con los sonidos del lugar hasta que lo escuchó:
-¿Ya terminaste de matar al saco de box?
Suspiró sonoramente, abriendo los ojos para encontrarse a Damián mirarla desde arriba con el ceño fruncido.
Le sonrió.
-Hola, Dami.
-¿Te levantaras o esperas una foto? -cruzó los brazos, mientras levantaba una ceja.
La chica colocó uno de sus brazos sobre sus ojos, dibujando una grande y cansada sonrisa en su rostro.
-Si tú quieres puedes tomarme todas las foto que tu quieras, bebé -comentó, pícara.
Aquello tomó desprevenido a Damián, tanto que un pequeño sonrojo se apoderó de sus mejillas pero las hizo pasar por enfado al ver a la chica con ojos fulminantes.
-Parece que no comer te mata las neuronas que te quedaban, Kyle. -ofreció su mano- Vamos, levántate.
-Vamos, Damián. -replicó como una niña pequeña- quitó el brazo de sus ojos- Déjame dormir un rato.
Damián apretó lo labios, sintiendo que la poca paciencia que tenía se desvanecía muy rápido por la actitud de la chica.
-Nixie...
-Me duele todo, pero...
-Kyle...
-...Tengo que seguir entrenando, no puedo seguir descansando.
-De eso nada, no dejare que vuelvas a entrenar como hoy. -negó, agachandose a su altura- Lo que hiciste fue demasiado, Nixie. Parece que no te has dado cuenta que desde que llegaste no habías parado y ya son las dos de la tarde.
-Damián...
-No. -negó al ver sus intenciones de volver a levantarse para volver a entrenar, colocando una de sus mano en el hombro de la chica. Dejándola sentada.- Si lo que quieres es entrenar hasta el cansancio hay que hacer que valga la pena.
Nixie alzó una ceja.
-¿Y que propones, Genio?
El pelinegro sonrió egocentrico, haciendo que la chica cambiará su expresión por una de confusión.
-Yo te entrenare.
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