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05. ¡DÉJAME SALIR!

𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐂𝐈𝐍𝐂𝐎 🌷 ⊹
“ ¡Déjame salir! ”






›GOTHAM ACADEMY

Otro día de escuela.

Nixie se paseaba por los pasillos con Jon a su lado, ambos en busca de sus casilleros para tomar los libros correspondientes a su siguiente clases. Jon estaba platicando algo a Nixie con bastante entusiasmo, aunque la chica estaba algo absorta en sus pensamientos.

La conversación que había tenido con Tim la noche anterior la había dejado sin dormir toda esa noche, cada vez pensando más en el por qué soñaba cosas que nadie, absolutamente nadie le había dicho. No había razón por la que hubiera soñado con las muertes de Damián y de los padres de Dick, no tenía razón para soñar algo con tanto detalle que no había vivido. Era algo sumamente extraño y algo aterrador si lo veías desde otro ángulo.

Jon seguia hablando. Trató de prestarle algo se atención cuando por el rabillo del ojo una sobra se movía, siguiendolos. No quiso darle tanta importancia, igualmente estaban en un lugar en donde caminaban muchas personas pero en el momento que alzó un poco la cabeza se dio cuanta que el pasillo estaba solitario, solo dos chicos iban cruzando el pasillo.

Eran los únicos ahí.

Abrió su casillero, inquieta, al llegar a donde estaban. Al momento de dejar los libros que llevaba y tomar los que necesitan las luces comenzaron a fallar, miró hacia arriba inconscientemente.

Cerró el casillero con fuerza, girando a donde Jon estaba sin encontrarlo.

—¿Jon?

Escuchó un pequeño sonido atrás de ella, al girar no espero encontrarse con un chico vestido con ropas oscuras, un pantalón largo de mezclilla, zapatos y una chamarra negra que al tener la capucha en su cabeza no dejaba ver con claridad su rostro. Lo único que Nixie podia ver era de su nariz hacia abajo, además, parecía que estuviera hablando aunque no se escuchaba ningún sonido.

Ninguna palabra.

¿Qué decía?

¿Queria decirme algo de ella o...?

El chico se detuvó.

Volteó a su izquierda con lentitud.

Nixie desvió la mirada de él, encontrándose con la imagen borrosa de una niña con un vestido blanco.

La pelinegra dio un paso a delante, atraída por un imán inexplicable.

La niña volteó a ella como una acción rápida, dejandola plantada en su sitió.

Nixie miró su boca. Nada. Pasaba igual como con el chico. No escuchaba nada.

Enfocó la mirada.

La niña comenzó a sonreír.

De pronto una risa se escuchó por todo el pasillo de la Academia, el corazón le latía de manera errática en su pecho al saber que aquella risa era de esa niña. El chico oscuro miró a la niña, tomó su mano y dándole una última mirada a Nixie, cruzó la esquina del pasillo haciendo que las luces volvieran a encenderse.

—¿Nixie?

La chica giró su cabeza a la persona que la había llamado, Jon estaba a su lado mirandola con confusión y preocupación.

—¿Nixie, estas bien? —la chica se llevó la mano a su nariz, sintiendo con sus dedos índice y corazón algo húmedo bajando de ella.

Alejó sus dedos de su rostro, mirandola llenas de un líquido carmesí. Se sintió mareada derrepente, su estómago se le revolvió y sintió muchas ganas de vomitar.

—¿Nixie? —escuchó la voz de Jon un tanto lejana, dio un paso lejos de él y sin pensárselo dos veces comenzo a correr hasta los baños de la Academia, escuchado los gritos del pelinegro para que se detuviera.

Abrió el baño de chica, encontrándose con dos compañeras que aunque le preguntaron si se sentia bien, ignoro sus preguntas y se apoyo en el lavamanos, agachado la cabeza al sentir algunos latigazos de dolor. La chicas se miraron entre ellas sin saber muy bien que hacer, tomaron sus cosas y se fueron, dejando a la pelinegra sola en el baño.

—Nixie...

Levantó la cabeza, mirando su reflejo en el espejo al lado de otro reflejo. Era el chico que había visto minutos después. El chico de la capucha negra.

Se sobresalto saltándose del lavamanos para mirar atrás de ella, no había nada, al voltear de nuevo a su reflejo el chico todavía estaba ahí.

—Tranquila. No quiero hacerte daño.

—Vete... ¡Vete! ¡Deja de moletarme! —gritó, sintiendo otro latigazo de dolor en su cabeza.

—Escuchame atentamente, Nixie...

—No, no lo haré. —negó, tomando su cabeza entre sus manos— ¡Vete!

El chico suspiró, desapareciendo del espejo.

Nixie sonrió un poco, quitando las manos de su cabeza, al fin se había ido.

—Sigo aquí.

Se sobresalto, volteando atrás de ella. Ahí estaba, el chico la miraba con la cabeza un poco inclinada a una lado.

—Déjame en paz, por favor... —pidió, retrocediendo.

—Déjala salir, Nixie.

La chica negó con sus ojos cerrados fuertemente, apoyándose en la pared para ir bajando hasta estar abrazando sus rodilla. El chico se acercó a ella, arrodillandose a su lado.

—Dejá que sepa que ella está aquí... Déjala salir...

Fue en ese momento que su cabeza tuvo otro latigazo de dolor más fuerte que los anteriores y sintió algo quebrarse en su cabeza, algo había hecho que todo comenzaba a tornarse borroso a su alrededor. Levantó la cabeza un poco, encontrandose con el rostro del chico algo cerca de ella pero no le importó, solo era una mancha borrosa a su alrededor, sus párpados se sintieron pesados y lo último que escuchó fue la voz del chico diciéndole algo con ternura.

—Hazlo, pequeña... Encuentra tu verdadera historia...

(...)

Cuando la desesperación llena tu sistema y la mente solo esta en una sola cosa o en alguien, entonces todo se nubla, no tienes mente ni cabeza para nadie más que solamente al quien buscas.

Nixie...

Ese nombre se repetía muchas veces en su cabeza después de escuchar lo que le dijo Jon sobre la pelinegra.

Ambos iban en el pasillos directamente al baño de chicas, en donde Jon pensaba que la chica se encontraba y no estaba del todo equivocado.

Sus nervios se incrementaron y pensó lo peor al escuchar un desgarrados grito que provenía del baño.

Ni corto ni perezoso comenzó a correr seguido del hijo de Superman.

Y al estar enfrente de la puerta con un letrero de color rosa pastel, el ojiverde no le importó abrir de una sola patada la puerta.

Ambos pelinegros se adentraron al baño, encontrándose en un rincón el cuerpo semi-inconciente de la chica.

—¡Nixie! —llamaron ambos, acercándose al cuerpo de la chica, preocupados.

Damián se arrodilló a su lado, tomando la cabeza de la chica para colocarla en sus rodilla. Ambos se dieron cuenta que la nariz de la chica sangraba.

—Nixie... —llamó Damián con suavidad, dándole pequeñas palmadas en el rostro para despertarla pero la chica no reaccionaba— Vamos, Nixie, despierta.

Nada.

La chica no despertaba.

—Creo que deberíamos llevar a Nixie a tu casa, Damián. —sugirió Jon, después de usar sus poderes para ver si la chica tenía alguna herida interna— No tiene nada de que preocuparnos, al menos nada que yo pueda ver, pero su corazón late demasiado rápido.

Damián asintió, sacando sus celular y entregándoselo a Jon para que llamara a alguien que los fuera a buscar.

—Todo estará bien. —susurró Damián, mirando el rostro inexpresivo de la chica.

—¿D-Damián...?

El chico sonrió un poco, al escuchar a la chica despertarse poco a poco, la tomó de los hombros y la ayudó a quedarse con la espalda apoyada en la pared mientras él la abrazaba por los hombros.

Le apartó algunos mechones de su oscuro cabello— ¿Estas mejor? ¿Te sientes bien?

La menor no respondió, solo se acercó más a Damián lo cuál al chico no le importo.

Segundos pasaron cuando Alfred ya había respondido a la llamada del ojiazul.

—¿Alfred? Soy Jon. Necesito que vengas a buscar a Nixie y a Damián. —el pelinegro miro al dúo a unos metros de él—. Ella no se encuentra bien.

(...)

El viaje a la mansión fue silencioso, lo único que se escuchaba en la limusina eran pequeños sollozos que la pelinegras soltaba de vez en cuando. Damián en ningún momento la soltó, la pelinegra se aferraba a su ropa como si su vida dependiera de ello, lo cual no le importaba.

Al llegar a la mansión no se hicieron esperar las preguntas por el chica. Todos se encontraban preocupados por su salud y más al verla llegar siendo cargada por Damián, con su carita llena de lágrimas, además de sus mejillas sonrojadas por el llanto.

—¡Cierren la boca! —gritó Damián, recibiendo una pequeña queja de sus hermanos, pero al sentir como la chica se removida entre sus brazos suavizó un poco su semblante—. Después hablaré con ustedes, ahora Nixie necesita descansar.

Nadie replicó aunque quisieran, no era momento para peleas.

Nixie estaba en un momento muy malo para ella, todas a causa de esas pesadillas o recuerdos de los sucesos más horribles que pudo imaginar.

—É-ÉL regreso... Al igual q-que yo... —escuchó murmurar a la pelinegra cuando la colocaba en su cama con cuidado. Frunció el ceño al no saber de qué hablaba, quien era ese él del que Nixie hablaba entre sueños. Pero no le dio mucha importancia, seguramente estaba soñando.

Asi que, quitándole los zapatos y dejandola abrigada se fue se la habitación en silencio.

Segundos después, la chica comenzó de nuevo a murmurar entre sueños.

—Él volvió. —su ceño se frunció— Al igual que yo...

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