00. PRÓLOGO
𝐏𝐑Ó𝐋𝐎𝐆𝐎 🌷 ⊹
“ El Secreto de Selina Kyle ”
›GOTHAM CITY
›10:02 PM
—¡Detenga el vehículo ahora mismo! —ordenó la voz en aquel parlante que sostenía un policía en un helicóptero.
La pelinegra hecho la mirada hacia atrás un momento, solo para que su ceño se frunciera al ver varios autos de los oficiales de Gotham persiguiendola.
Aceleró un poco más, dando vuelta en una esquina bastante estrecha, consiguiendo casi chocar con otro auto.
Las luces azules y rojas, además del ruido de las sirenas de policía era lo que más se escuchaba en aquellas calles oscuras.
Cinco patrullas persiguiendola y además un helicóptero.
Volvió a voltear un momento, pero al regresar su vista al frente se llevó la sorpresa de ver a dos patrullas cortándole el paso. Agitada, dobló de manera un poco descuidada la motocicleta a la derecha.
Mala decisión.
La calle estaba de nueva cuenta cerrada y al doblar en otra se dio cuenta demasiado tarde que era un estacionamiento.
—Mierda. —murmuró. Comenzando a subir con las patrullas alcanzandola por detrás, hasta el techo del edificio.
Fue ahí, cuando la interceptaron.
—Persecución de una motocicleta robada en el centro de la ciudad. Parece que la policía acorraló a la sospechosa. —relató el presentador de las noticias.
Mientras que Bruce Wayne junto con sus hijos y fiel mayordomo miraban la pantalla en donde se podía observar a la chica acorralada.
La pelinegra viéndose obligada, apagó la motocicleta y decidida se bajó de ella, para enfrentar a los policías.
Dió una vuelta en el suelo y el primer golpe fue a llegar al rostro del primer policía, la fuerte patada lo dejó en el suelo y la chica fue por el segundo uniformado.
Dobló su muñeca con rapidez pero el hombre se resistió. Así que, mirando como otros la apuntaban con sus armas, dobló un poco en brazo del tipo y disparó de manera perfecta a los otros policías, para que a continuación separarse del policía que tenía cautivo y darle un patada para dejarlo fuera del juego.
Miró a sus costados, viendo como tres policías más venían por ella, dio un puñetazo en el pómulo al primer, para después colocar su brazo al rededor de su nuca, para elevarse un poco y darle una patada al segundo policía.
Éstos se levantaron de nuevo, pero la pelinegra dando una vuelta en el aire le dió otra patada en el rostro al uniformado. El hombre se tambaleo, cayendo al suelo y la chica volvió para dejarlo inconsciente con un puñetazo, cuando escucho las hélices del helicóptero en el cielo.
Con su mano ya formando en poño y en alto, miro hacia arriba. Ganando que la cámara de aquel helicóptero tuviera una buena toma de su rostro.
—Increíblemente la sospechosa es una chica joven con cabello negro de entre quince a dieciséis años, al parecer esta herida pero se desconoce la gravedad...
Damián miraba todo con el ceño fruncido, levemente interesado en la chica que parecía de su edad.
—¡No te muevas! —la pelinegra miró hacia atrás al escuchar tales palabras del oficial que traía una arma en la mano lista para disparar en contra de ella.
Observó como poco a poco más policas armados llegaban, sabía que no podría con tantos, lo sabía muy bien y por eso, rogando que esto en verdad no iba a ser una estupidez, se levantó y comenzó a correr en dirección a un auto cerca de la orilla del edificio.
—No estoy seguro de lo que intenta hacer...
Jason se reclino en su asiento con más interés en la pantalla, viendo expectante.
La chica rápidamente se subió al techo del auto e hizó algo que nadie se esperaba.
Saltó.
Para después chocar contra una ventana de vidrio de una sala de reuniones, dando una vuelta en aquella mesa en donde aterrizó boca abajo dando un grito.
—¡Ahí por Dios! ¿Viste eso?
—Lo vi perfectamente, la sospechosa brincó desde el techo del estacionamiento, esos son siete pisos...
Jason se levantó rápidamente y después de darle una pequeña mirada a todos fue directamente hasta la batcueva para buscar su traje, seguido por los demás.
Las personas en aquella sala de reuniones se acercaron un poco hasta la chica, solo para ver cómo derrepente abría los ojos y se levantaba cojeando un poco de la mesa y después se iba del lugar.
La pelinegra rápidamente caminó cojeando hasta la salida del lugar, llegando hasta un callejón solitario. Dejó que la puerta se cerrará con un estruendo y después de darle un breve vista al lugar, se puso el gorro de su sudadera y desapareció entre la penumbra.
(...)
Las heridas que se había hecho al chocar con aquella ventana poco a poco se iban cerrando, mientras que la pelinegra caminaba entre los callejones.
El dolor en su rodilla ya se había calmado después de unos minutos y ya podía caminar de manera normal, al menos si tuviera que huir de nuevo podría hacerlo corriendo. Y al paso que iba, seguramente eso era lo que terminaría haciendo ya que unos cuantos minutos atrás sentía que la perseguían.
Miraba disimuladamente hacia atrás para ver si podía lograr ver a la persona que la estaba persiguiendo, pero no vio nada extraño.
De igual manera, comenzó a caminar de manera rápida, mientras que de su mochila sacaba un látigo de cuero negro y un cinturón con algunas cosas que le servirían para defenderse de cualquiera que la estuviese vigilando, porque tenía la seguridad de que tal persona no iba a querer una charla amistosa.
Se colocó su cinturón y su látigo en su cadera, para después seguir con su camino. Esas calles por donde ella transitaba estaban bastante oscuras y sabía que cualquiera que la estuviese viendo desde lejos no se daría cuenta de los objetos que había sacado anteriormente ya que su ropa también era de color negro.
Al ver cerca la entrada de una estación de metro pensó que no estaría mal deshacerse del vigilante o por lo menos, sacarle un poco de información. Además, al ser tan altas horas de la noche no habrian personas que salieran heridas sí su pelea se salía de control.
Bajó las escaleras mirando de reojo sus alrededores y se le dibujó una sonrisa de lado al ver que no había nadie en la parada.
Todo estaba desierto.
Las luces blancas de ves en cuando parpadeaban, haciendo que el lugar se viera de manera más escalofriante al no escuchar nada, solo la respiración acelerada de la chica.
Solo pasaron algunos segundos cuando atrás de ella escuchó el sonido de varias pisadas en aquel piso de piedra y el inconfundible olor a humano.
Volteó solo para encontrarse a un chico, el cual conocia solo por las noticias.
—Robin. —saludó con una media sonrisa. La cuál el chico no correspondió, llendo directamente a la pelea contra ella.
La chica no sabía la razón de la llegada del chico maravilla, no sabía la razón por la cual estaba vigilando, ni siquiera sabía el porque de estar peleando.
Pero de igual manera no se iba a dejar.
—¡¿Que quieres?! —preguntó la pelinegra con el ceño fruncido, empujando al pelinegro con un puñetazo en el rostro.
Aquellos ojos que distinguió de un color verde esmeralda la miraban con rabia, Robin estaba preparado para dar el siguiente golpe cuando el sonido de un arma siendo disparada se escuchó.
La chica gritó con dolor y se llevó una mano a la rodilla en donde la bala había impactado.
—Hola, Princesa. —la atención de los adolescentes se centró en el hombre de cabellos castaños que entraba junto a dos hombres más.
—Harry... —se interrumpió por un gruñido de dolor e inevitablemente tomó con más fuerza el hombro de Robin, en donde anteriormente se había apoyado para no caer.
—Parece que hiciste un nuevo amigo. Es una lastima que ahora morirá, junto contigo. —habló con lastima fingida.
Para después hacerle un movimiento de cabeza a sus acompañantes para que atacaran.
Robin estaba preparado. Desenfundó su espada y estaba listo para pelear, pero no pensó en lo que pasaría a continuación.
El sonido de huesos romperse y reacomodarse se escuchaba en todo el lugar y las ropas que los hombres usaban ya se encontraba desparramada en el suelo, mientras que grandes patas de leones las pisoteaban y dos pares de ojos verdes sobrenaturales se encontraban posados en los adolescentes.
El cuarto petirrojo maldijo entre dientes después de salir de su shock y apretó con más fuerza el mango de su katana.
—Ataquen.
Fué lo único que escucharon por parte de Harry, los dos grandes leones ya se encontraban acercándose a ellos.
Robin ni siquiera procesó el contacto de la mano de la pelinegra ahora sobre su muñeca y cómo lo jaló hasta estar tras ella, protegiendolo.
—¡Oye! —se quejó el enmascarado, haciendo el andeman de acercarse para pelear.
Pero se detuvo al escuchar a la chica.
—¡No se acerquen! ¡Es una orden! —gritó la chica, mientras sus ojos chispeaban de un color rojo sangre y su voz se distorsionaba.
Los leones dieron un paso atrás, rugiendo. Parecía que no podían moverse o no podían hacerlo por la orden de la pelinegra.
De igual forma no fue por mucho tiempo, la pelinegra tuvó un pequeño dolor en la cabeza y perdió la concentración, haciendo que sus ojos volvieran a la normalidad, y que los leones se mirarán un momento con complicidad para después volver a atacar sabiendo muy bien que ahora lo podían hacer libremente.
—¡Corre! —gritó la chica jalandó a Robin con ella mientras se alejaban de aquellos leones que los perseguían.
—Tck. —Damián soltó un sonido de molestia, mientras trataban de correr lejos de aquellos peligrosos animales.
Minutos después él estaba con su katana enfundada y con la cabeza de la pelinegra apoyada en su hombro, mientras que los brazos de la chica le rodeaban el torso.
El pelinegro aceleró un poco más su motocicleta y pudo perder a los lobos, pero no se dio cuenta del balazo que le habían dado a la chica en la espalda, dándose cuenta de ello sólo cuando sintió el cuerpo de la pelinegra tener algunos espasmos de dolor y escuchar los pequeños gruñidos que la chica daba.
—No cierres los ojos. —ordenó, acelerando un poco más.
—L-La bala... es... de p-plata... —balbuceaba la fémina, seguido de perder la conciencia.
Esto no le va a gustar nada a Batman. Pensó, Damián.
Dirigiéndose a la batcueva a toda velocidad y sin saber que desde ese día, había ayudado a que el gran secreto de Selina Kyle saliera a la luz.
LUBEISKASALAS 2023 ©
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