𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐂𝐈𝐍𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐀 𝐘 𝐃𝐎𝐒
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𝐇𝐀𝐁Í𝐀 𝐏𝐀𝐒𝐀𝐃𝐎 𝐔𝐍 𝐌𝐄𝐒 𝐃𝐄𝐒𝐃𝐄 𝐋𝐀 Ú𝐋𝐓𝐈𝐌𝐀 𝐕𝐄𝐙 𝐐𝐔𝐄 𝐕𝐈 𝐀 𝐂𝐎𝐑𝐈𝐎𝐋𝐀𝐍𝐔𝐒, y no estaba segura de si sentir alivio o enfado porque había descuidado a su hija durante treinta y un días.

Ahora, Janus estaba en casa de Festus, y Eliot y yo acabábamos de tener nuestra primera cita nocturna en meses. Estaba riéndome a carcajadas mientras él me guiaba hacia nuestro ático, mis manos cubriendo mis ojos mientras esperaba que él revelara la sorpresa que me había preparado. 

─ ¿Puedo mirar ahora? ─pregunté, sonriendo de oreja a oreja. 

─ Solo unos pasos más ─dijo en voz baja, y casi podía escuchar la sonrisa en su voz mientras me movía alrededor de la esquina con sus manos en mis caderas. Podía sentir la pintura rugosa de la pared contra mi brazo desnudo y solo podía imaginar que íbamos de camino a la sala de estar. Libera mi cintura antes de volver a hablar─. ¡Ahora!

Las palmas de mis manos volaron lejos de mis ojos y lo que vi fue casi aterrador. Debería ser algo que me haga querer gritar y lanzarme a los brazos de Eliot, pero, en cambio, siento lo contrario.

¿Te quieres casar conmigo? decían los pétalos de rosa en la pared frente a mí, con velas encendidas en el suelo formando un corazón. 

Parpadeé, y cuando miré hacia abajo, Eliot estaba de rodillas, radiante y con una sonrisa gigante. Tenía un anillo precioso con lo que parecería ser una gema amatista morada. 

El morado es mi color favorito. 

Me está pidiendo que me case con él usando mi flor favorita y mi color favorito en la casa en la que siempre he soñado vivir, y debería querer decirle que sí. Le diría que sí.

Pero no puedo. 

Él nota como las lágrimas se acumulan en mis ojos, pero eso no quita la sonrisa de su rostro; no, no es hasta que mis ojos marrones están cargados de culpa que finalmente se da cuenta de que algo está mal.

Su rostro cae y se pone pálido como un fantasma.

─ ¿Qué pasa? ¿Qué está mal?

Mi labio inferior tiembla intensamente, y siendo que mi pecho está listo para colapsar sobre sí mismo. No me siento completamente humana, siento que estoy muriendo, como si no pudiera respirar y mi corazón fuera a explotar...

Las manos de Eliot caen a ambos lados de mis brazos y me doy cuenta de que ahora está de pie, la caja de terciopelo rojo que sostiene mi anillo de compromiso está rozando la piel desnuda de la espalda que mi vestido permite mostrar.

Me aparto de él y ni siquiera fue mi intención, y mucho menos de una manera tan agresiva.

Mis mejillas están mojadas con lágrimas y apenas puedo ver debido a ellas. 

─ ¿Mari? ─su voz es suave mientras me llama, aun de pie frente a mí. Me concentro en los pétalos de rosa, sin poder mirarlo. 

Y no lo hago.

─ Me acosté con Coriolanus.

Entonces, sí lo miro. Miro sus ojos marrones mientras pronuncio las palabras y veo cómo su mundo entero se desmorona tras sus ojos. 

Mis hombros tiemblan con el sollozo qué dejo escapar.

─ Nunca quise que sucediera. 

No creo haberme sentido tan sofocada por las emociones desde que vi a Sejanus en esa plataforma. 

Dios, incluso la imagen mental me enferma.

Estoy tan llena de culpa ahora que todo mi estómago amenaza con liberarse de mi cuerpo, de repente quiero vomitar y tengo que contenerlo con mi mano cubriendo mi boca.

─ ¿Cuándo fue? ─pregunta, las lágrimas pinchando sus propios ojos y destrozando mi corazón en mil pedazos mientras su labio inferior empieza a temblar. 

Me aferro a la tela de su camisa para obtener apoyo y no desmoronarme aquí mismo, de rodillas frente a él. 

─ La noche en la que discutimos. 

Decir las palabras me hace sentir aún peor. Me siento horrible por dentro, pero por fuera debo parecer una patética mezcla de lágrimas y una tormenta de deslealtad. 

─ Yo... ─Eliot balbucea, con los ojos parpadeando incrédulos─. ¡Marian, eso fue hace un mes!

─ ¡Lo sé! ─respondo con un grito, pero mi voz apenas supera un susurro. Toda la abrumadora emoción ha agotado cada rastro de energía en mí. 

Se sienta al borde de la cama que compartimos y se derrumba. Esconde su cabeza en sus manos y ahora me siento peor, sabiendo que soy yo quien lo engañó... sé cómo se siente, se siente como cuándo Coriolanus confesó haberme engañado con Lucy Gray.

Y como si las cosas no pudieran empeorar aún más, alguien golpea la puerta con fuerza. 

Rápidamente, me sequé las lágrimas de la cara y fui a abrir la puerta, sonaba importante dada la urgencia en el golpeteo.

Sin embargo, una vez que abrí la puerta, pienso que este es el final. Y realmente me desmorono. 

─ Tenía que verte ─dice Coriolanus, con el cabello despeinado y los ojos desenfocados y enloquecidos mientras me mira, pero luego, la urgencia en sus ojos se atenúa como una luz al verme. 

Coriolanus, desafortunadamente, conoce cada parte de mí, por dentro y por fuera, y no importa cuánto tiempo haya pasado, probablemente siempre podrá darse cuenta de cuándo algo va mal en mi jodida mente. 

Rápidamente, estrecho el espacio entre la puerta y el marco, tratando de ocultarle a Eliot el hecho de que Coriolanus está en nuestra puerta.

─ No puedes estar aquí...

Es demasiado tarde. Eliot abre la puerta de par en par, sorprendiéndome cuando golpea contra la pared junto a mí.

La mandíbula de Eliot está apretada con fuerza y es lo último que veo antes de que su puño impacte contra la cara de Coriolanus. 

© 𝑭𝑨𝑰𝑺𝑻𝑺𝑳𝑼𝑽𝑹𝑹