𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐓𝐑𝐄𝐂𝐄
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𝐇𝐎𝐘 𝐄𝐑𝐀 𝐄𝐋 𝐃Í𝐀. Mis nervios estaban por todas partes y no podía creer que el día realmente hubiera llegado y no fuera alguna pesadilla cruel.

Coriolanus apretó mi mano antes de entrar al aula, y sí, me calmó un poco, pero aún estaba siendo devorada por la ansiedad desde dentro. 

─ Señor Snow ─la voz de Highbottom sonó desde detrás de nosotros, sorprendiéndome mientras retiraba mi mano que estaba entrelazada con la de Coryo para esconderla detrás de mi espalda─, un momento, por favor. 

Coryo me mira en busca de aprobación. No dice nada con la boca, pero sus ojos preguntan si estaré bien y asiento, comenzando a bajar las escaleras. 

Estoy nerviosa y siento que voy a vomitar, y lo único que puedo hacer es esperar a que Mia no sea la primera en morir. 

Rezo para haberla preparado lo suficiente para el éxito, pero en este momento, todo está en sus manos y eso me aterra.

─ Hola ─la voz de Sejanus es suave mientras descansa una mano en mi brazo─. Fui a buscarte esta mañana y ya te habías ido.

─ Salí a caminar para despejar mi mente ─miento. 

Él asiente, creyéndome. Veo a Festus de reojo, pero nohay ninguna señal de Felix. 

Festus se sienta y lo sigo, tomando la silla libre junto a él, pero no puedo preguntarle dónde está Felix porque Lucky Flickerman ya ha comenzado a bajar por el pasillo con un micrófono en la mano. 

Nos da breves instrucciones sobre lo que debemos hacer y me encuentro enderezando mi postura e intentando calmar mi pierna que salta hacia arriba y hacia abajo. 

Cinco.

Cuatro.

Tres.

Dos.

Silencio. Hay silencio cuando Lucky se da la vuelta lentamente y se acerca el micrófono a su boca. 

─ Buenos días. 

Nada de esto es bueno: esta mañana no es buena, este día no es bueno. Estos juegos son malditamente crueles. 

Pronto, un sonido pomposo comienza y el pánico se apodera del rostro de Lucky mientras se tambalea, golpeando mis hombros y los de todos mis compañeros de clase. 

─ Estamos comenzando, todos estamos comenzando... Felices Juegos del Hambre. Recuerden, si su tributo muere, váyanse de aquí.

Siento que mi corazón se acelera mientras me inclino hacia Festus. 

─ ¿Dónde está Felix?

Él niega con la cabeza, encogiéndose de hombros, y la preocupación que tensa mi cuerpo solo se intensifica.

En la pantalla, veo a Mia salir de su entrada designada con dos mujeres llorando a cada lado. Una, completamente en el suelo, mientras un Agente de la Paz la arrastra hacia su marca, y Mia, parece ser la única que permanece firme al enderezar su postura en el círculo gris en el que se encuentra. 

Los Agentes de la Paz retroceden, pero aún mantienen firmes sus agarres en sus armas. Los tributos comienzan a posicionarse para correr, pero Mia aún mantiene la mandíbula apretada mientras mira directamente hacia adelante.

Y luego, la cámara se acerca a un cuerpo sin vida. Es Marcus. Está golpeado y magullado, cerca de la muerte. Lo han colgado de una estructura alta en el centro de la arena y no puedo evitar exhalar al ver la escena. 

Una silla es arrojada al otro lado de la habitación y bajo la mirada de la pantalla para ver a Sejanus de pie en el centro, con el pecho agitado mientras jadea con respiraciones densas y fuertes. 

─ ¡Sois unos monstruos! ¡Todos!

Mi mano se aprieta alrededor del brazo de la silla mientras aparto la mirada. Temo que, si lo miro, pueda sentir la necesidad absoluta de correr detrás de él mientras sale enfadado, y solo me dolerá más al saber que no puedo.

Diez.

Otra cuenta regresiva comienza y mi estómago se contrae.

Nueve.

Ocho.

Siete.

Seis.

Mia todavía está mirando directamente al centro, haciendo todo lo contrario de lo que le pedí cuando le dije que buscara un escondite. Está furiosa y puedo ver la rabia detrás de sus ojos mientras aprieta el puño a un lado, preparándose para correr.

─ No ─murmuro entre dientes─, escóndete.

Correr al centro y luchar por armas probablemente la llevará a la muerte. 

Tres.

Dos.

Uno.

El pitido suena, y en lugar de correr en la dirección opuesta, se dirige directamente hacia el centro, siendo la primera en llegar.

Ya ha apuñalado al segundo hombre que se encuentra allí y agarra la bolsa llena de dagas, alejándose con ella. 

Observo mientras intenta esquivar la horca de Coral que se dirige hacia ella, tropezando consigo misma. 

Su cabeza se golpea contra el suelo de piedra y cada músculo de mi cuerpo se tensa al sentir un sonido ensordecedor.

Está con la cara en el suelo y no se levanta. 

─ Vamos, Mia ─murmuro nerviosa, apretando la mandíbula─. Levántate.

Su cuerpo está lánguido en el suelo y Coral se acerca a ella con una horca en la mano. Está condenada y no tiene ninguna posibilidad. 

Coral llega hasta ella y gruñe mientras usa toda su fuerza para empujar el arma en el cuerpo de Mia, pero en lugar de eso, Mia logra rodar hacia atrás. 

Comienza a toser y simplemente suelto un suspiro de alivio. 

Coral se prepara para repetir su acción, pero en lugar de que Mia se salve a sí misma, Lucy Gray la agarra del brazo y la aparta del camino de Coral. 

Ella dice algo mientras ayuda a levantar a Mia y le envuelve el brazo alrededor del hombro mientras también guía a Jessup.

Está corriendo tan rápido como le es posible con un cuerpo inerte a cada lado, y saltan hacia un agujero cerca de la esquina de la arena. 

A medida que se deslizan por las rocas, el ángulo de la cámara cambia y vemos a los tres corriendo tanto como sus heridas les permiten mientras se dirigen hacia la primera puerta que ven, siendo perseguidos por Coral y su alianza.

Mis pies están pegados al suelo mientras cada maldita parte de mi cuerpo está tensa y unida. Tengo miedo de que si respiro algo pueda salir mal, no puedo permitir que Mia muera.

La sangre brota de la parte frontal de su cabeza y Lucy Gray continúa expresando afirmaciones mientras luchan por el pasillo.

El reloj avanza y Coral casi la alcanza cuando Lucy Gray encuentra una puerta. Está cerrada, pero hay una abertura en la parte inferior. 

Primero guía a Mia hacia adentro, luego entra ella misma, y, por último, Jessup. 

 Coral está dando órdenes a sus nuevos secuaces cuando otro intenta colarse por la parte inferior, pero anuncia que no hay nadie dentro de la habitación.

─ Lucy Gray ─Mia jadea, su mano ensangrentada encuentra el brazo de Lucy Gray─, dile a...

Pero su voz se desvanece con sus palabras y vuelve a desplomarse.

© 𝑭𝑨𝑰𝑺𝑻𝑺𝑳𝑼𝑽𝑹𝑹