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⵰ 🩸▦⃟ (7) ༽ 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐩𝐥𝐚𝐳𝐚.

Los siete están caminando hacia un parque para divertirse un poco antes de volver cada uno a sus casas.

─Cerca de la escuela hay una plaza pequeña a la que solemos ir desde que estábamos en primaria─ le dice Tsubasa a Kaede.

─Si hubiera guardaparques ya nos hubieran corrido desde hace rato, porque se supone que los columpios son para niños de hasta catorce años, y todos nosotros ya tenemos quince, pero no me importa, a mí las ganas de divertirme no me las va a quitar un viejo cascarrabias─ comenta Kisugi.

─Tratar de bajar a Kisugi de los juegos no es una opción. Una vez estábamos en un parque grande, Kisugi se subió a la calesita y un guardia le rezongó, pero él no le hizo caso, trataron de bajarlo entre dos pero Kisugi seguía resistiéndose─ Izawa se ríe al recordar tan divertida anécdota─. Les juro, cuando Kisugi se sube a algo, parece un parásito.

─Gracias por llamarme parásito, dijiste lo que mi madre no se atreve a decirme cuando la hago enojar, y todo para ser una persona civilizada.

Todos se ríen, incluida Kaede, pero por supuesto que su risa no se escuchó tan fuerte como la de los demás.

─¿Ves? Kisugi será medio pesado a veces, pero es buen tipo─ le dice Ishizaki a la rubia.

─Soy todo un comediante.

─Por cierto, ¿qué te parece la clase, Kaede?─ le pregunta Sanae.

─A decir verdad, es mucho más tranquila que mi clase del Otomo.

─Y sí, con Urabe es imposible tener paz─ comenta Kisugi.

─Tú no eres muy diferente, Kisugi─ opina Taki, provocando las risas de Izawa e Ishizaki.

─¿Solías hablar con Urabe y los demás?

─Pues no, yo no soy una persona muy sociable.

─Se nota─ Kisugi se encoge de hombros.

─Menos mal que te diste cuenta.

─¡Uuuuuh Kaede te contestó!─ se le ríe Ishizaki en la cara.

─Me gusta ese tipo de chicas... Digo, es muy cariñosa, jeje.

─Yo realmente sonrío muy poco, no confío en las personas, hoy en día es un tema complicado.

─Lo sé─ responde Tsubasa con seriedad─, han pasado un montón de cosas feas, y muchas de esas fueron porque una persona que supuestamente era de confianza, decidió dañar a otra que la veía como a alguien bueno.

─Oigan, ¿ustedes han sabido más sobre el caso de la chica que fue asesinada en la playa?─ les pregunta Kisugi.

─Por lo que escuché encontraron muy tarde la mochila, como a las dos semanas, casi tres─ le contesta Izawa.

─No puedo creerlo, no podemos ni caminar a la playa tranquilos. Yo pensaba que se habría ahogado, que es lo único lógico que te podría causar la muerte en una playa, y cuando vi que apareció semienterrada en un monte, no lo podía creer...─ cuenta Ishizaki.

Kaede está bastante seria, como si eso de lo que están hablando le molestara.

─Oh, amigos, no hablen de eso, creo que es un caso muy impactante─ les pide Sanae─. ¿Los femicidios te causan mucha sensibilidad, Kaede?

─Bastante, aunque bueno, la muerte de una mujer no es más impactante que la muerte de un hombre. La muerte de cualquiera es impactante. La muerte es un hecho, pero no deja de ser impactante, porque no sabes cuándo va a pasar, cómo va a pasar y dónde va a pasar.

─Ya empezó con su filosofía, jaja─ piensa Tsubasa.

─¿Has considerado ser poeta, Kaede?─ le pregunta Kisugi.

─Tal vez. Me gusta la poesía. En mis tiempos libres escribo lo que pienso. Es una terapia bastante sana.

─Yo me canso.

─Kisugi, ya entendimos que eres un vago─ le dice Izawa.

─Oigan, ¿ese no es Kanda?─ pregunta Taki, al ver que un chico alto, de cabello esponjado y con el cuerpo bastante trabajado se acerca, murmurando algo.

─Hay que salir a la calle con un revólver o algo, porque parece que ya no basta con saber golpear hasta noquear a alguien, no lo sé... ¿Huh? Sanae─ se le forma una sonrisa.

─Ay, no puede ser─ Sanae reprime su cara de "aquí vamos de nuevo". Kanda es un chico que practica boxeo, asiste al colegio Nankatsu, solo que en otra clase, y ha dejado claras sus intenciones de enamorarla a como dé lugar, pero no le será tan fácil, ya que el corazón de ella le pertenece a Tsubasa─. Hola, Kanda─ sonríe levemente─. Qué raro que no te vi en la escuela hoy.

─No fui. Tuve un asunto pendiente─ truena los huesos de su cuello.

─No te lo vayas a quebrar, jaja─ se ríe Kisugi.

─No me digas que moliste a golpes a unos callejeros o algo así─ supone Ishizaki.

─Soy Koshi Kanda, si en algo soy experto es en golpear personas.

La rubia lo mira con una cara que denota desconfianza.

─Tranquila, a nosotros no nos va a golpear─ le dice Tsubasa.

─Kanda, ya sabes que no soporto la violencia. No me hables de esas cosas, por favor.

─Pero Sanae, necesitas a un hombre que sepa protegerte.

─Tsubasa podría hacerlo sin ser un salvaje.

─¡Uuuuuh Sanae te dio una lección!

─¡Cállate, si no quieres que te golpee!─ Kanda se enoja y muestra los puños.

─Dale, Kanda, no empie...─ Tsubasa es interrumpido por Kaede, que se pone frente a él para encarar a Kanda.

─Ka-kaede─ todos se sorprenden.

─Vete de aquí, cretino. Ya veo suficiente violencia en los noticieros, no quiero ser testigo de una golpiza real.

─Oooh...

─Ja, con que tan valiente, ¿eh? Veamos si es cierto.

─¡Kanda, detente!

─Kanda, Sanae se muere por unas donas rellenas─ le miente Kisugi.

─¿En serio? Pues enseguida te las traigo, así no malgastas tus preciadas energías─ el boxeador le guiña el ojo a la de cabello bordó, y se va corriendo.

─¡Y no vuelvas!─ le grita Izawa.

─Hacer ejercicio caminando nunca va a ser malgastar energía─ dice Sanae─. Oh, Kaede, cuánto lo siento, ese sujeto está enamorado de mí porque una vez le curé una mano luego de una pelea, pero es un psicópata, una vez empujó a Ishizaki contra un estante de libros en la biblioteca.

─¡Yo le quería pegar, y ustedes no me dejaron! ¡No me dejaron!

─Te iba a mandar al hospital, Ishizaki. Sé realista.

─Le dijiste eso de las donas para que tuviera un motivo para irse, ¿verdad, Kisugi?─ le pregunta Taki.

─Por Sanae haría lo que sea, literal.

─Desgraciadamente. Kaede, yo...

─No es tu culpa, Sanae. Uno no tiene la culpa de tener a alguien enamorado.

─Oye, pero casi me doblo de la risa cuando lo llamaste cretino, para que veas que me río con cualquier estupidez.

─Ay, Kisugi.

Caminan un poco más hasta que al fin llegan a su destino: el parque.

─Miren, ya llegamos.

─Ay, finalmente, ahora columpiémonos aunque sea quince minutos, tengo hambre─ Kisugi va hacia los columpios y se sube a uno─. Yo no entiendo por qué estos columpios tan altos son para niños, yo apenas puedo subirme, y tengo quince.

─Y bueno, Kisugi, la vida no es justa─ Izawa se sube a su lado.

─Después vayamos al tobogán─ pide Ishizaki.

─Ishizaki, eso al rayo del sol nos va a prender fuego el trasero, y yo amo mi trasero como para tenerlo hirviendo.

─Eres un aguafiestas, Kisugi.

─Ishizaki, ve conmigo al subibaja─ le dice Taki.

─¡Oh, sí!─ corre hacia el subibaja, donde lo espera su amigo, sentado en uno de los extremos.

─¿Qué quieres hacer, Sanae?─ le pregunta Tsubasa.

─Cuando se bajen del columpio, me quiero subir.

─Está bien.

Kaede se queda mirando a los chicos, como se divierten. Cuando era niña, solía ir todas las tardecitas a una plaza que quedaba cerca de su casa, y se divertía mucho con su hermana, la única persona con la que realmente se siente feliz.

Extraña tanto esos días, donde solamente reinaba la inocencia, los juegos, la alegría, la despreocupación, sentimientos típicos de la niñez, que ahora han sido reemplazados por un miedo extremo, una tristeza enorme, y un dolor inmenso.

─Cómo extraño esos días...

─¿Kaede?

─¿Eh? Oh, lo siento, creo que hablé en voz alta, jeje.

─Ella nos está escondiendo algo, no sé cómo sé esto, pero sé que es así. Ahora recuerdo que se puso un poco mal cuando empezaron a hablar a la adolescente asesinada en Okinawa, ¿será verdad que le afecta cada muerte de la que se entera? ¿O está vinculada a esta en particular...?


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