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15: Un viejo amor

Un sentimiento de culpa y enojo se apoderó de Wang Yibo en esos momentos. Si había algo que despreciaba era sentirse de esa manera estando delante de Song Weilong, no era secreto para todos que ellos no mantenían una buena relación. Lamentables sucesos del pasado convirtieron su relación en un desastre.

Antes no podía negar que cuando veía o pensaba en este Alfa, solamente sentía ganas de correr y abrazarlo, arrodillarse y pedirle disculpas a gritos, hasta que su garganta se pusiera roja de tanto suplicar y sus rodillas temblaran de tanto estar hincado.

A veces quería hacerlo.

Otras veces no.

Nunca entendería el desastre emocional que había dejado Song Weilong en su vida, pero sabía bien el desastre que había dejado él en la vida de ese Alfa.

Existía algo que los hacía inseparables, no importaba que tanto quisiera Wang Yibo huir de él, al final, siempre regresaría al lugar donde empezó. Por primera vez en mucho tiempo no huyó. Esta vez ambos se quedaron sentados cerca de la tumba que habían ido a visitar, Song Weilong seguía sosteniendo el paraguas para los dos, Yibo se sentía algo rígido y no sabía si lo correcto sería hablar, pero antes de que pudiera abrir la boca para decir algo, Song Weilong lo hizo primero.

-¿Durante cuanto tiempo has estado viniendo?

Yibo tardó unos segundos en responder: -Desde hace ocho años. A veces vengo días antes, otras veces vengo justo en la fecha, como hoy.

-¿Cuál es la razón?

-No hay razón, simplemente vengo a verla.

-¿Para saciar tu culpa?

Yibo no respondió, pero su cuerpo se puso rígido en esos momentos, una vez más se sentía incomodo estando ahí. Sus manos se apretaron levemente al escuchar lo que había dicho.

-Sabes que-

-¿Recuerdas esos años...? - Song Weilong lo interrumpió tan pronto como abrió la boca. -¿Recuerdas cuando tocabas a mi puerta y la primera en abrir era ella? Y luego ella saltaba a tus brazos gritando de la emoción por ver a su Gege favorito, ni siquiera a mi me quería tanto como a ti, y eso que era su hermano. Pero tú, de alguna manera ella te quería mucho, nunca entendí como fue que te agarró tanto cariño, ella era difícil de predecir, nunca sabías cuando iba a llorar, cuando iba a enojarse o cuando iba a estar feliz, o cuando iba a hablar como cualquier niña de su edad lo haría. Pero por alguna extraña razón, le agradaste mucho la primera vez que nos conocimos.

Esta vez las manos del alfa se relajaron, incluso parecía que todo su cuerpo había dejado de estar tensó, pero la mirada en sus ojos seguía siendo la misma. Lo que menos esperaba era que Song Weilong sacara el tema respecto a ellos, nunca había estado dispuesto a recordar el pasado, una parte de él había bloqueado todos sus recuerdos, a veces luchaba internamente para poder avanzar, pero justo ahora sentía que ya no podía. Al final, nunca podría borrar sus recuerdos más preciados.

Existió un lugar en donde fue feliz, un lugar en donde a pesar de que su padre lo atormentaba; siempre podría ir y olvidar lo que era. Existían dos personas que le daban la tranquilidad que necesitaba.

-¿Te arrepientes? - no se dio cuenta cuando Song Weilong ya se había levantado de su lugar, el paraguas estaba a su lado y la lluvia los mojaba a ambos. - ¿Te arrepentiste alguna vez?

Yibo abrió la boca para decir algo, pero ninguna palabra salió, se sintió algo estúpido por no poder decir nada, aunque quería hacerlo, aunque quería decir muchas cosas de las que nunca fue capaz de deshacerse no podía.

-¿Por esa razón estas detrás de Xiao Zhan? - aunque no sabía que responder, le hizo esta pregunta. -¿Qué es lo que quieres?

El alfa soltó una risita, como estaba de espaldas a Yibo, el mayor no pudo ver como sus ojos estaba llenos de lágrimas, lágrimas que se negó a soltar.

-¿Qué quiero? ¿aun no puedes adivinar lo que quiero?

-¡Basta! ¡cualquier cosa que quieras hacer détente! O al menos deja a Xiao Zhan fuera de esto.

-¿Tienes miedo? ¿Tienes miedo de que Xiao Zhan se entere de todo lo que hiciste?- Song Weilong sonrió aún sin mirarlo -, te estarías haciendo un favor si Xiao Zhan se enterara de la verdadera persona que eres.

-¿Eso crees?- Yibo se levantó de golpe, estando un poco enojado e inconforme con todo lo que estaba pasando -, Song Weilong te juro que si Xiao Zhan sale lastimado por todo esto, yo voy a matarte.

El Alfa no respondió, aún dándole la espalda se quedó en completo silencio mientras escuchaba las palabras que Yibo tenía para decir. Dio media vuelta después de unos segundos y lo encaró.

-¿Matarme? Por supuesto, esa es tu naturaleza, eso es en lo que te convirtieron- el Alfa sonrió satisfecho con sus palabras provocativas -, adelante, puedes matarme cuando tu quieras, ahora mismo puedes intentarlo. Nadie te esta deteniendo, no hay nadie más aquí.

Sus ojos se crisparon cuando escuchó sus palabras, sus manos temblaron ligeramente, quería defenderse y realmente desea cerrarle la boca a ese chico, pero por alguna razón no pudo hacerlo.

-Sinceramente ya no tengo una razón para esconderme de ti, todos estos años que no estuve fueron porque tenía miedo de ti. Pero ya no, siempre sabes dónde encontrarme por si quieres matarme- Song Weilong lo miró sin expresión alguna, y cuando quiso irse, por fin escuchó a Yibo hablar.

-Sabes que no tenía opción. Nunca quise que esto pasara.

Se detuvo de golpe al escucharlo, miró atentamente como la cabeza del Alfa estaba agachada y escuchando como su voz tiritaba.

-Bloquee todos mis recuerdos pasados porque no quería admitir todo lo que alguna vez hice, te destruí, y lo... lo siento...

-Un lo siento no traerá de vuelta a mi hermana. Un lo siento no arregla nada, ¡un maldito lo siento no sirve después de ocho años!

-¡Tú te fuiste! ¿Cómo podría disculparme?- Wang Yibo atacó, alzando su mirada para encarar de la misma manera al otro Alfa. - ¿Cómo creés que la pase todos estos años? ¿Crees que soy feliz? ¡lo único feliz que tengo en mi vida es mi omega! Tú no tienes ni idea por lo que he pasado, no tienes ni idea todo lo que sufrí... ¡tú!

-¿Eres idiota? Tú tienes a alguien que te hace feliz, ¿qué tengo yo? una madre en estado vegetal que tengo que visitar y cuidar constantemente, - Song Weilong sonrió histérico, hablar con Yibo sobre eso no calmaba a nadie -, es lo único que me queda de familia. Tengo un omega que lo único que quiere es que te deje en paz y vaya a casa con él, ¿pero sabes por qué no soy feliz?- esta vez bajó la mirada porque sus lágrimas habían comenzado a correr -, no soy feliz porque lo único que me hacía feliz ya no esta. Las dos personas que alguna vez me hicieron feliz, ya no están conmigo; uno encontró la felicidad en otro lado, y la otra está tres metros bajo tierra.

Sus miradas en ningún momento se conectaron, pero Wang Yibo pudo ver claramente que Song Weilong estaba derramando lágrimas. Su corazón se paró por un instante así como el tiempo, y por un momento lo único que escucho fue un pitido, ya no más palabras, ya no más lluvia.

Song Weilong abandonó el cementerio pocos segundos después de decirle eso, después de soltar lágrimas mientras liberaba su tensión. No sé arrepentía de haber dicho todo eso, incluso si se vio como un completo idiota.

Yibo no le había puesto atención después de eso. Había algo de lo que nunca podría escapar, y eso sería de su pasado. No importa que tanto lo intente, sus errores ya estaban hechos.

De pronto, recordó esos años, recordó el cálido día de verano y el fresco aire que golpeaba su rostro mientras se mecía en el columpio que estaba en el jardín de su casa. El lugar donde vivían era grande, demasiado extenso como para que solamente vivieran tres personas. Yibo al inicio no lo entendía, era sólo un niño, pero con el paso del tiempo empezó a comprender porque vivían en un lugar tan grande.

Tenía solamente once años cuando conoció a la familia Song, ese día su padre había estado encerrado en su oficina mientras su madre seguía descansando en su habitación. Él se encontraba sentado sobre el columpio mientras trataba de imaginar cómo se sentiría tocar el cielo mientras se columpiaba.

Como estaba en la parte trasera de su casa, no se percató de que alguien había llenado a la puerta. Su padre había recibido la visita de una familia, en el gran patio solamente estaba él mientras uno de los tantos guardaespaldas que tenía la casa estaba en un esquina del jardín, un poco lejos de él, pero lo suficientemente cerca como para vigilarlo.

Ya casi cumplía doce años y su único momento de diversión era salir al aire libre para mecerse un rato sobre el columpio. Ni siquiera todo el dinero que tenía su padre, y que por lo tanto los hacía una familia demasiado rica, podía hacerlo feliz.

Después de todo era sólo un niño a punto de entrar en la pubertad.

De tanto estar columpiándose comenzó a sentirse un poco mareado porque sus ojos ya no prestaban atención alguna. De pronto, sus mirada de conectó con la de una niña, y tras estar aturdido durante varios segundos, reaccionó perdiendo el equilibrio y cayó al suelo con un sonoro ruido.

-¡Oi...! Eso... dolió- con la cara aún enterrada en el verde pasto, su voz salió inaudible para la niña que estaba a unos pasos de distancia de él.

Alzó su rostro con dificultad y miró aturdido a la persona frente a él. Ella no debía tener más de siete años, era más bajita que él y traía unas botas color amarillo que podían percibirse a metros de distancia.

Pero lo más extraño de todo, ¿qué hacía ella aquí y quién era?

-Oye niña...

-... ¡Suyin! ¿Pero qué estás haciendo aquí atrás?- una segunda voz lo interrumpió, esta vez su mirada se encontró con la de un niño de su edad -, ¡Ah! Lo siento, mi hermana se escapó de mi vista un segundo y ella...

-Columpio - sólo una palabra salió de la boca de la niña, Song Weilong frunció el ceño algo confundido pero dejó que su hermana siguiera hablando -, subir...

-Oh... ¿quieres subir al columpio?- Yibo se levantó, tallando sus rodillas y sus brazos con algo de suciedad.

-Suyin, no puedes, esta no es tu casa.

-¡Subir! -la niña gritó, Yibo no entendía porque la pequeña no hablaba bien, tal vez porque era tímida, pero no podía ser porque no supiera hablar, después de todo ella ya era grande, a comparación de otros niños que aprenden a hablar a los cinco o seis años.

-Déjala subirse, te pagaré- Song Weilong miró a Yibo, un leve puchero se formó en sus labios al escuchar la palabra "pagar".

-Ah, no es necesario, ¿qué se supone que haga con el dinero?- Yibo se alzó de hombros sin entender porque el niño quería pagarle.

-Es que... esta no es mi casa y este es tu territorio.

-Oh... bueno, es cierto, pero yo no soy como mi papá, así que ella puede subirse todo el tiempo que quiera- Yibo respondió -, hey pequeña, ¿quieres que te ayudé a columpiarte?

Suyin asintió, se aproximó al columpio y se sentó sobre él, esperando pacientemente para que Yibo la empujara.

Song Weilong sonrió discretamente y se hizo a un lado para ver como su hermana se divertía. Aunque estaba un poco admirado por el hecho de que su hermana menor entablará buena relación con el hijo del señor Wang, se quedó aún más admirado de ver al hijo del señor Wang.

Su padre le había dicho que la familia Wang era una familia muy seria, que tenían un hijo al que cuidaban demasiado bien y educaban en casa, esa era la razón por la que Song Weilong no había conocido a Wang Yibo en la escuela, porque su padre lo había estado educando en casa.

Ahora que por fin lo conocía, quedó realmente maravillado.

No era como la gente estaba acostumbrado a hablar de él, muchas veces había escuchado decir que el hijo del señor Wang debía ser una copia exacta del señor, pero, ahora que estaba frente a sus ojos, mientras empujaba a su hermanita y sonreír ligeramente, se dio cuenta de que Wang Yibo no era una copia de su padre. Era alguien mejor.

A Yibo se le hizo un nudo en la garganta esa misma tarde, era la primera vez en mucho mucho tiempo que alguien venía a su casa y pasaba un rato con él. Más bien, era la primera vez que jugaba con alguien que no fuera el mismo.

Solamente bastaron cinco horas para que se diera cuenta de que Song Suyin y Song Weilong eran buenas personas, quería seguir en compañía de ellos. Pero para el final de la tarde, ellos tenían que irse.

Después de ese día creyó que no vería a ambos hasta que los visitaran de nuevo, o hasta dentro de mucho tiempo. Sin embargo, por alguna extraña razón dos semanas después de su encuentro, su padre aceptó ir a una fiesta así que tuvo que llevarlos. Y tras sentirse suficientemente aburrido de estar sentado como soldadito, sintió que alguien tocaba su hombro con timidez.

Yibo se volvió a encontrar en aquel lugar con ambos niños. Esa noche descubrió que Suyin no podía hablar, a pesar de que su madre le había enseñado de mil y un maneras a como expresarse, Suyin nunca pudo hacerlo. Desde entonces le agarró un gran cariño a Suyin, podría admitir que al inicio fue por lástima, porque ella solamente tenía a su hermano mayor quien se encargaba de cuidarla y tenerle paciencia a pesar de que tenía dos padres que podían hacer eso, pero ninguno parecía querer agarrar la responsabilidad de cuidar de Suyin.

Y, además de eso, Suyin le había agarrado una confianza increíblemente rápida.

Desde ese día en adelante las pocas veces que iba a una fiesta acostumbraba a estar con Weilong y Suyin. Como no tenía un celular pero si su computadora para sus tareas en casa, por lo regular le enviaba un mensaje al correo de Song Weilong para preguntar por su día y por Suyin.

Aunque no había manera de que hablaran todos los días, Yibo descubrió donde vivían gracias a que su madre le llevó un regalo a Song Weilong por su cumpleaños, se quedó junto con ella hasta que fue de noche y tuvo que haber regresado, pero en ese momento Suyin se había abrazado a su pierna y se negó a dejarlo ir. Así que por esa noche, Wang Yibo tuvo su primera "pijama" con los únicos dos amigos que tenía.

A pesar de que Suyin era una niña callada y muchas veces cuando quería decirte algo siempre hacía señas, Yibo podía tener conversaciones con ella sin ningún problema.

No pudo evitar agarrarle un cariño incondicional a Suyin, era sólo una niña que tenía problemas. Tan pequeña y sufriendo silenciosamente.

Le gustaría decir que esa fue la razón por la que le gustaba tanto estar con ellos dos. Pero no podía engañar a sus ojos ni a su corazón, Song Weilong también se ganó su corazón, probablemente porque era el único niño de su edad con quien tenía una amistad tan agradable.

Los dos vivían lo mismo, abusos de su padre, palabras duras, ambos hombres de su casa diciéndoles y exigiendo que fueran unas "bestias" cuando crecieran, tratando de meterles en la cabeza que el poder y el trabajo estaba por encima de la amistad.

Ambos tenían que soportar ser usados y golpeados si desobedecían, ambos teniendo que callar sus lágrimas por miedo a la reacción de sus padres.

Ambos intentando ocultar su relación por miedo a ser separados.

Cuando Yibo cumplió los 15 años tenía pensado huir todo el día de su casa y fuera de las manos de su padre, puesto que ese día su padre tenía que salir durante diez días por sus asuntos en el trabajo. Había quedado en verse con Song Weilong en su casa, para pasar todo el día con Suyin y él.

Pero ese día parecía que se iba a volver loco, justo cuando bajaba las escaleras para entrar en la cocina, escucho desde el sótano como su madre gritaba, al inicio quiso ignorarlo, quiso hacer oídos sordos como siempre lo había hecho, pero no pudo evitar sentirse desesperado porque a medida que pasaba el tiempo su madre gritaba más y más, de una manera desagradable. Hasta que escuchó como algo se rompía fue cuando tuvo el valor de correr hasta el sótano y tirar la puerta sin importar si su padre se enojaba.

Y como siempre, vio a ese asqueroso hombre golpeando a su madre como solía hacerlo. La joven mujer tenía el cuello apretado por una cuerda y sus manos estaban agarradas al rededor de la cuerda que apretaba su cuello. Su padre volteó a mirarlo con aquellos ojos que reflejaban el color el su lobo.

Y aunque no hizo nada en el momento en que entró, sintió unas fuertes ganas de enfrentarse a su padre, pero ¿qué podría hacer un niño en esa situación?

No había manera de salvar a su madre de ese infierno.

Así que tuvo que morderse la lengua con tanta fuerza que pudo sentir el agradable sabor de la sangre por su boca. Caminó para poder desatar a su madre y llevársela, y aunque su padre no se opuso a que avanzara, en ese momento, aquel hombre dijo algo que aún no se borraba de su memoria.

-No te preocupes, te acostumbraras. Con el tiempo harás exactamente lo mismo que yo.

Ese día después de que su padre se fuera, dejó a su madre en su habitación para descansar, después de eso, corrió tan rápido como pudo, sin importarle cuántos kilómetros estuviera la casa de Song Weilong, sin importar si se tropezaba o se lastimaba por lo descuidado que iba, llegó hasta la casa de Song Weilong buscando refugio.

Cuando llegó y no fue Suyin quien le abrió la puerta, se encontró con el Alfa quien tenía un pómulo morado. Yibo abrió los ojos sorprendido, y preocupado se adentró en la casa sin siquiera pedir permiso.

-¿Qué...?

-Mi padre lo sabe- fue todo lo que salió de los labios de Song Weilong, y una vez más sus miedos volvieron a salir a flote.

-¿Cómo se enteró?

-No lo sé, solamente dijo que ya no quería que te viera nunca más, me opuse así que me golpeó por querer desobedecerlo- explicó el chico.

-¿Y Suyin?

-Suyin está durmiendo, estaba cuidando de ella. Mi madre está en su habitación, también está lastimada, y mi padre no esta.

Los ojos de Song Weilong brillaban por la humedad que estaba comenzado a intensificarse, quería llorar, quería hacerlo sin necesidad de que alguien le dijera que era una nenita. Pero aún así, se tragó sus lágrimas y miró al mayor.

-¿Qué haces aquí a esta hora?- preguntó Weilong mientras cerraba la puerta de su casa.

-Huyendo, como siempre.

-Vienes al lugar incorrecto para huir.

Song Weilong quiso bromear, al final Yibo terminó dándole una leve sonrisa, antes de abrazarlo con suficiente fuerza, sólo entonces ambos se derrumbaron en la entrada de su casa, fue entonces cuando dejaron caer sus lágrimas de manera silenciosa. Pensando, si tal vez algún día ambos podían ser libres de pensar, de decidir y de amar.

En ese entonces no recordó cuántos días desapareció de ese mundo, lejos de sus padres. Lo único que recuerda era que cuando llegó a casa su padre le prohibió salir, le prohibió todo lo que alguna vez quiso.

Cometió muchos errores en el pasado y más de una vez se tragó el dolor y aprendió a vivir con ello en el fondo de su corazón. Ahora, tenía de nuevo la oportunidad de ser libre y de amar a quien quisiera.

Era de noche para cuando regresó a casa y descubrió que alguien lo estaba esperando recostado sobre uno de los sillones de la sala. El cuerpo de su omega cabía exactamente en aquel sofá y estaba cubierto por una sábana. Se veía que había estado esperando por él no hace mucho.

Se inclinó para estar a su altura en el sofá y con una de sus manos acarició su cabello de manera tranquila.

-Quiero hacerte feliz, pero una persona como yo nunca podría darte la felicidad que mereces- murmuró, esta vez se agachó un poco para dejar un beso sobre la frente de su omega.

Sus ojos picaron e intentó irse de ahí para no despertarlo con sus lamentos, pero cuando quiso moverse, sintió como su muñeca derecha fue agarrada por la mano de su omega. Con un poco de pánico miró al chico en el sofá y se arrepintió de decir siempre lo que pensaba.

Pero en realidad, Xiao Zhan no estaba despierto, su mano agarró la muñeca de Yibo se removió lentamente en el sofá para después soltarlo y volver a dormir, dejando escapar leves ronquidos por el cansancio.

Wang Yibo suspiró y sonrió ligeramente estando un poco más tranquilo. Tomó a Xiao Zhan en sus brazos y luego lo cargó para llevarlo a su habitación.

No sabía que podría pasar en un futuro, y aunque quisiera ocultar todo lo que alguna vez hizo, sabía que llegaría el momento en que Xiao Zhan se enteraría de toda la verdad. Y entonces no sabría como manejar la situación.

Tendría que aceptar que su omega algún día lo dejaría. En algún momento alguien vendría a quitarle todo lo que le hace feliz, así como él le quitó la felicidad a Song Weilong al matar a Suyin.

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