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04: Alfa cautivador

Su estómago rugió, Xiao Zhan llevó ambas manos a su panza y la acarició suavemente después de estirarse para quitarse toda la flojera que tenía. No sabía si la comida estaba lista, pero igual bajaría para comprobarlo, detestaba quedarse en casa, sobre todo cuando no tenía nada que hacer.

Iría a visitar a su madre más tarde, pues Yibo le había dejado ir hoy también.

Pero ahora mismo estaba muriendo de aburrimiento y ya no creía soportarlo más. No es como si pudiera hacer muchas cosas, puesto que eso significaba llevar a una manada de guardias detrás de él, y no le gustaba eso.

Se puso sus pantuflas y se acomodó el cabello, el cual estaba revuelto por haber estado acostado por largas horas. Bajó corriendo desde su habitación hasta la planta baja de la casa, para poder dirigirse a la cocina.

No sabía dónde estaba Yibo, y la verdad no le importaba mucho, la última vez que lo había visto fue aquella mañana cuando despertaron, claro que nada malo pasó, Yibo no intentó nada más allá que ponerlo nervioso, eso fue todo. Después había prometido jamás volver a entrar a su habitación y había salido corriendo de ahí.

¿Cómo pudo ser tan descuidado y quedarse en la habitación del Alfa?

Definitivamente nunca volvería a cometer el mismo error dos veces, la siguiente vez dejaría los productos para su cuidado en la entrada de su habitación.

Sí, eso haría.

Cuando entró a la cocina y saludó a la cocinera, decidió que ese día no se vería arruinado por ningún Alfa, en especial por Yibo. Devoró su desayuno para así no regresar antes a casa, quería quedarse al menos el resto de la tarde con su madre, además de que Yubin lo estaría acompañando como siempre.

-Buenas tardes, Zhan- saludó Yubin, tomando asiento a su lado en el comedor.

-Buenas tardes - le respondió, terminando de tomar su jugo.

-¿Ya nos vamos?

-Ah... si, espérame, tengo que ir a cambiarme todavía- le avisó -, oh... de caminó paremos en el centro, necesito comprar algunas cosas para mi madre ¿sí?

-Claro, no hay problema- le respondió Yubin.

El omega se levantó de su lugar y se apresuró a subir a su habitación para poder cambiarse, no quería saber absolutamente nada de su esposo hasta que llegara a la casa, así que decidió que dejaría el celular. Después de todo si algo pasaba, Wang Yibo podría llamarle a Yubin, sin problema alguno.

Cuando estaba abrochando su camisa, sin pantalones puestos más que sus boxers, la puerta de su habitación se abrió rápidamente, el omega dio un saltó y gritó enojado.

-¡Por la mierda! ¡ya te dije que toques antes de entrar!- gruñó furioso, tratando de cubrir sus piernas con la camisa que traía puesta.

-Perdón- Yibo bajó la mirada, evitando verlo -, solamente quería saber si ya estabas por irte.

-Sí, ya voy de salida, pero necesito cambiarme primero- le reclamó, esperando a que el alfa se dignara a salir de su habitación.

-¿Yubin te acompañará?- preguntó el Alfa, aún sin mirarlo.

-Él siempre me acompaña.

-Bueno, recuerda que tienes que llegar temprano a casa- le dijo, antes de darse la vuelta para poder salir de la habitación -. No llegues tarde para cenar.

-Espera.

El Alfa se volteó, olvidando por completo que Xiao Zhan estaba semidesnudo, así que rápidamente apartó la mirada una vez más. El omega sintió el calor subir hasta sus mejillas, no se sentía nervioso en lo más mínimo, solamente se sentía ansioso.

-¿Por qué tus manos siguen tan lastimadas?

-Ah... no es nada- respondió el Alfa -, he estado haciendo un poco más de trabajo, eso es todo.

Xiao Zhan dudó sobre si creer en sus palabras, pero no pudo opinar mucho pues Yibo abandonó la habitación después de decir eso, un puchero se formó en sus labios y tras quedarse unos segundos sumido en sus pensamientos, sacudió la cabeza y terminó de cambiarse rápidamente.

-Vámonos- llamó Xiao Zhan a Yubin, quien lo esperaba en la sala.

Ambos chicos salieron de ahí, subiéndose inmediatamente al automóvil que los llevaría a la casa de sus padres. Yubin se sentó a su lado en el auto, mientras el chófer se encargaba de conducir hasta el supermercado para poder comprar las cosas que su madre necesitaba.

-Puedo ir yo, solamente dime que necesitas- le dijo Yubin, Xiao Zhan negó y desabrocho el cinturón de seguridad para bajar del auto.

-No te preocupes, puedo ir yo.

Yubin sabía que Xiao Zhan jamás dejaría que él hiciera cosas de su parte, llevaba un tiempo conociendo al chico y sabía que no era una persona que se dejara influenciar por los demás, también sabía que era decidido y amigable. Antes de que pusiera un pie dentro de la tienda, Xiao Zhan se volteó rápidamente.

-¡Yubin! dejé la tarjeta en el carro, por favor traela- le avisó un poco apenado, no acostumbraba a llevar dinero con él, porque nunca compraba nada, todo el tiempo que salía era simplemente viajar en carro y listo, no gastaba absolutamente nada.

-Está bien, regreso en seguida- le dijo, volviendo hasta el auto para buscar la tarjeta.

Xiao Zhan se adentró en la tienda, buscando de pasillo en pasillo hasta encontrar el pasillo de las sopas, busco atentamente donde se encontraban los macarrones que su madre necesitaba para prepararle de comer.

-Ah... si tan siquiera ella me hubiera enseñado un poco de lo que hacía, probablemente ahorita mismo no tendría que ir a casa- murmuró, queriendo tomar aquélla bolsa de macarrones, pero una mano chocó con la suya, llamando su atención de inmediato.

-Ah, lo siento- Xiao Zhan negó rápidamente al ver al chico frente a él.

-Está bien, puedes tomarlo- le respondió.

El Alfa, porque por supuesto era un alfa el que estaba a su lado, le sonrió suavemente y fue su turno de negarse, entregándole el paquete de sopa.

-No, tú llegaste primero- le dijo, Xiao Zhan lo pensó durante pocos segundos, se alzó de hombros y tomó la bolsa sin problema alguno, logrando sacarle una sonrisa al alfa.

-Bueno, no estoy en condiciones de ponerme a ser amable- le contestó Xiao Zhan, mirando al chico quien aún le sonreía.

-Es cierto, siempre es bueno ponerte primero antes que a los demás- Xiao Zhan sintió esas palabras con un referencia diferente a lo que estaban hablando, pero no le hizo tanto caso.

-Pues... es sólo una bolsa de macarrones- rió avergonzado -, pero es para mí madre, así que no estoy dispuesto a negociar por ella. Te la di y no la aceptaste, mejor para mí.

-Oh...- el Alfa soltó una risita, y Xiao Zhan pensó que su aroma y su semblante eran muy cautivadores -, así que son para tu madre.

El omega asintió, mientras daba la media vuelta para irse, sin embargo en ese momento Yubin apareció.

-Aquí esta...- el chico dejó de hablar en cuanto vio al Alfa junto a Xiao Zhan, y Xiao Zhan sintió que la tensión en el ambiente era demasiada.

-¿Yubin?- el Alfa pregunto, dándole una gran sonrisa, obligando al Alfa a sonreír también -, cuanto tiempo sin verte... no me digas que ustedes dos...

-No, no- Yubin negó rápidamente ante lo que creía que el Alfa estaba pensando.

-Ah... Yubin es sólo un amigo- respondió Xiao Zhan -, pero... ¿ustedes dos se conocen?- el omega preguntó.

Yubin tragó con dificultad, sintiéndose demasiado tensó por la situación en la que estaban.

-Ah si, nos conocimos desde hace algunos años-respondió Yubin -¿nos vamos ahora?- preguntó, intentando sacar a Xiao Zhan de ahí lo más rápido posible -, debemos llegar con tu madre.

-Oh si, vamos- dijo, dándole una sonrisa al chico que acaba de conocer para después caminar hasta el cajero, Yubin lo siguió de cerca sin siquiera darle una última mirada al otro chico.

Xiao Zhan salió de ahí poco después de comprar lo que necesitaba, se metió en el auto esperando a que Yubin se metiera junto con él, pero observó al Alfa hablando por teléfono con alguien más.

-¿Qué?- Yubin rodó los ojos al escuchar la voz de Ji Yang.

-¿Está Yibo contigo?- le preguntó.

-Uh... si pero, esta ocupado ¿qué necesitas?

-¿Cuando fue la última vez que vieron a Song Weilong?- preguntó, Ji Yang no respondió durante varios minutos y Yubin empezó a entrar en desesperación.

-¿Donde está Xiao Zhan?- está vez fue Yibo quien atendió el teléfono -¿y por qué mencionas a Song Weilong?

-Xiao Zhan está bien, y bueno... nos acabamos de topar con él en el supermercado, habló con Xiao Zhan pero no sé que dijeron- le dijo -, creí que querías saber sobre eso, por eso llamé.

-Pásame a Xiao Zhan.

Yubin se acercó rápidamente hasta el automóvil, se adentró en el para darle el celular a Xiao Zhan, el omega rodó los ojos, pues ya se imaginaba quien era.

-¿Qué?- preguntó de mala gana.

-¿Todavía no llegas a casa de tu madre?

-Uh... no, ¿por qué llamas? por dios, no me digas que Yubin te fue con el chisme de que un Alfa estaba hablando conmigo en el supermercado- se quejó, Yubin soltó una risita tras escuchar sus palabras.

-No es por eso- negó el Alfa -, solamente quería saber a que hora volverás a casa.

-Tal vez antes de la noche, no lo sé, de todos modos Yubin está conmigo- le contestó, levemente incómodo.

-Bien, porque está noche iremos a un lugar- le dijo, Xiao Zhan estuvo por negarse otra vez, pero el Alfa se apresuró a decir: -Y vas a ir conmigo, quieras o no.

-Agh, eres molesto, te odio- le reprendió, escuchando la risita de Yibo al otro lado del celular -, no te rías, se supone que debes molestarte.

-Lo siento, es que no puedo evitar reír al imaginarte decirme eso con un puchero- le contestó, y Xiao Zhan se dio cuenta de que sí, efectivamente tenía un puchero en sus labios.

-¿Cómo diablos sabes? ¿a caso tienes cámaras de seguridad en el auto?- preguntó, mirando por todos lados.

-Siempre haces eso cuando estás enojado o regañándome- Yibo suspiró pesadamente -, como sea, vuelve a casa pronto o no llegaremos a tiempo a donde vamos a ir.

Xiao Zhan rodó los ojos y contestó: -Ahh, está bien. Llegaré antes de las 8, espérame.

-Siempre te esperó- le respondió, Xiao Zhan iba a decir algo más, pero no encontró palabras para responder lo que Yibo le había dicho, simples palabras que siempre salían de su boca y lo hacían sentir extraño.

Asintió a pesar de que Yibo no pudiera verlo, le entregó el celular a Yubin para que colgara. Se hizo bolita en su asiento, puesto que le aburría viajar todo el tiempo, entonces recordó al alfa que había conocido en el supermercado y del cómo la tensión había subido en el momento en que Yubin apareció.

Quería preguntar acerca de eso, pero decidió guardar silencio y descubrirlo por sí mismo.

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