☠️𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 FOUR☠️
Gum Gum Whip!
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❝¿Qué clase de monstruo eres?❞

             𝐀𝐋𝐕𝐈𝐃𝐀 𝐒𝐄 𝐑𝐈𝐎́ 𝐘 𝐒𝐔𝐒 𝐂𝐎𝐌𝐏𝐈𝐍𝐂𝐇𝐄𝐒 𝐇𝐈𝐂𝐈𝐄𝐑𝐎𝐍 𝐋𝐎 𝐌𝐈𝐒𝐌𝐎 —𝐏𝐎𝐑 𝐌𝐈𝐄𝐃𝐎 𝐀 𝐐𝐔𝐄 𝐒𝐔 𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐀𝐍𝐀 𝐒𝐄 𝐄𝐍𝐅𝐀𝐃𝐀𝐑𝐀—. Sus risas eran agrietadas, un claro ejemplo desesperado de reírse de algo que no hacía gracia, lo que pasa es que Alvida tenía el humor tan agrietado como su trasero.

El chico era un soñador y como tal, perseguía sus sueños pero Alvida, repito, era una amargada. Ella no sabía lo que era soñar. En su barco sólo había hueco para las pesadillas.

—Debes de ser nuevo por aquí —comentó con sarcasmo—. ¿Porque quién es la mejor pirata de todos los mares? —Miró alrededor, anhelando una respuesta que quería escuchar a toda costa.

Ya empezamos de nuevo.

—¡La capitana Alvida! —corearon todos, alzando sus manos, muchas de ellas armadas con espadas y armas. Tragué saliva—. ¡Sí!

—Yo. —Se tomó su tiempo para saborear el pronombre sin quitarnos ni un solo ojo de encima. Luego atrapó entre sus grandes manos el mango de un mazo nuevo y totalmente limpio; aunque no por mucho tiempo, y estrelló la cabeza del utensilio en el suelo, dando un sonoro golpe que me puso los pelos de punta—. No os he oído. Koby. Grace. Decid mi nombre. —No dijimos nada. Yo porque me había quedado sin saliva y Koby... porque estaba temblando—. ¿Quién es la mejor pirata? Contestadme renacuajos lloricas e inútiles.

—No los obligues —le desafió Monkey para defendernos—. Son personas libres.

—Por favor, no sigas —dijo Koby con un hilo de voz apenas perceptible.

—Son míos y siempre lo serán —le desafió a su vez Alvida con una sonrisa. Jamás la había odiado tanto.

—Eso no es lo que ellos dicen —contestó Monkey con una gran sonrisa mientras daba un pequeño golpe en el suelo con el remo—. Dicen que eres mala...

—Mentira —dije a toda prisa, interrumpiéndolo—. Es... mentira, mi capitana.

—Sabes que es verdad —siguió diciendo Monkey energéticamente, deseé que se callara pero mis deseos apenas sirvieron—. Grace dijo que deseaba que te ahogaras en tus propios ronquidos. —Esos deseos tampoco sirvieron—. Si fueras buena capitana, estoy seguro que no desearía tu propia muerte. —Me quedé tiesa—. Eres mala. Cruel. Sádica. —Alvida sonrió—. ¡Y más tonta que una vaca marina! —Su sonrisa se desvaneció.

—¡Eso sí que es mentira! —exclamé asustada—. Es mentira, mi capitana.

—Sí, es mentira —me siguió Koby—. Nunca dijimos eso.

—No, pero yo sí. —Monkey se rió, preparándose para el combate. Estaba completamente loco.

—¡No, no es verdad! —rugió la mujer con rabia y alzó su mazo de forma totalmente colérica. En un segundo, ya teníamos el arma letal sobre nuestras cabezas pero Luffy hizo que nos agacháramos en ese preciso instante gracias al movimiento de su remo.

Alvida rugió aún más fuerte y le lanzó el mazo a Monkey pero este lo esquivó con suma habilidad, como si estuvieran jugando realmente. Esto hizo que la capitana se enfadara aún más y no solo con él sino también con nosotros. Levantó el mazo hacia arriba y lo dirigió a la cabeza de Koby pero lo esquivó bien. Luego me tocó a mí, pude esquivarlo aunque no tan bien como lo había hecho el chico del sombrero de paja. Cuando me recobré, me acerqué a Monkey y a Koby.

Alvida se dirigió de nuevo a Luffy y movió el mazo de un lado a otro y justo en el instante en el que iba a chocar su estómago, Monkey hizo una gran voltereta en el aire y lo esquivó como si el mazo en realidad fuera un lápiz diminuto.

—¡Uf! —exclamó, divertido. ¿Acaso la lucha para él era un juego?

Uno de los tripulantes sacó un arma de fuego y sin dudar apretó el gatillo en dirección al pecho de Monkey.

—¡No! —grité acercándome a él.

Me esperé que Luffy cayera al suelo. Me esperé que su sangre salpicara en mi rostro. Me esperé que acabaría muerto en menos de un segundo pero sin duda, lo que no me esperé en absoluto fue ver la bala rebotar sobre su pecho como si su piel fuera de goma.

Los tripulantes se espantaron al verlo, yo incluida pero sobre todo, estaba aliviada.

Alvida se sorprendió pero se recobró fácilmente y aprovechó el momento de vacilación de todos los presentes para dar el golpe final, dirigiendo su mazo al cuerpo de Monkey pero este jaló su cuerpo hacia atrás y esquivó de una manera totalmente fantástica el golpe. Su cuerpo se estiró como una goma de mascar. Sentí que me quedaba boquiabierta.

Esta vez, Alvida sí que estaba impresionada y todos sus compinches se alejaron de nosotros o más bien, de él.

—¿Qué clase de monstruo eres? —preguntó con rabia.

Luffy esbozó una sonrisa llena de desafío, me empezaba a gustar esa forma tan bonita que tenía de sonreír; aunque siempre que lo hacía estábamos al borde del peligro.

—El que se estira. —Alvida no le hizo caso y volvió a atacarle pero las manos de Luffy se estiraron hacia arriba por lo menos tres metros, agarró los cabos del barco como modo de soporte y empezó a balancearse de un lado a otro como si fuera un mono.

Alvida alzó el rostro sin perderlo de vista. Monkey se deslizó hacia abajo sobre una cuerda del propio cabo y movió el timón para provocarla aún más. Ahora volvían a estar a nuestro lado.

La capitana cayó en su trampa y llevó el mazo directamente hacia él. Monkey rodó y el golpe fue directo hacia el timón. Lo hizo añicos y lo peor de todo es que también se llevó una lámpara por encima y todo el barco empezó a incendiarse.

Me acerqué a Koby y a él, asombrada ante todo lo que estaba pasando en pocos segundos. Una parte de mí gritaba: libertad pero... Alvida seguía en pie.

Y sobre todo, estaba furiosa. Muy, muy furiosa. Miró con desesperación a su alrededor. Se fijó en las llamas y luego en mí y a Koby. Temblamos ante su mirada posesiva.

—¡Vosotros! —aulló—. ¡Esto es culpa vuestra! ¡Ah! —gritó y nos acorraló en un rincón. Su mazo estaba a punto de partirme en dos pero Monkey se puso delante y su cabeza se aplastó hacia abajo cuando el arma se le incrustó en el cráneo Monkey se elevó con fuerzas, movió la cabeza hacia arriba y Alvida perdió el equilibrio.

Parece ser que Luffy se enfadó cuando la capitana le tocó el sombrero de paja y cuando se lo colocó bien, su mirada había cambiado totalmente. Nunca lo había visto tan enojado.

—Se acabó. —Alzó uno de sus brazos. Koby y yo nos apartamos y Monkey gritó—. ¡Pistola de Goma... —Lo que era su brazo ahora era uno de más de treinta metros, su puño cerrado se veía tan lejos que apenas se contemplaba sus dedos. Lo que sí pude observar sin ninguna duda era el rostro asustado de Alvida—: Goma...! —La capitana o mejor dicho, ex capitana salió volando cuando el puño chocó de manera abrupta en su rostro. Parecía una gaviota volando y gritando.

¡Adiós, Alvida! ¡Ha sido un placer conocerte!

Monkey recuperó la normalidad de su brazo con una gran satisfacción.

Luego, su rostro cambió completamente cuando se giró hacia los compinches de Alvida. Su mirada de peligro era todo un espectáculo para mis ojos.

—¿Tenéis algún problema con Koby y Grace?

—¿Yo? —preguntó uno—. No... para nada.

—Yo tampoco —dijo otro a toda prisa.

—Ni yo.

Dos minutos más tarde.

—En absoluto.

—Para nada.

—Que va...

—¡Pues vamos! —Luffy se acercó a nosotros—. Hará falta un bote y mucha comida.

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