Querida Lara:

Por fin hemos resuelto las cosas.

Creo que nunca he entendido en donde se dibuja la línea, entre el sacrificio y la autodestrucción.

Parecía que habías perdido la fe en mí, pero tus ojos se iluminaron y tus músculos se ablandaron cuando te abracé.

Eres suave cuando estás conmigo... no sé si tú lo notas.

Porque la realidad es que podrías haberme dado una cachetada cuando te reclamé por Miguel y yo te habría dado mi otra mejilla con gusto para que me volvieras a tocar.

Una vez maté una planta porque le puse demasiado agua. Estoy comenzado a pensar que el amor es pura violencia.

El amor no es tierno como dicen los poetas. El amor tiene dientes que muerden y te dejan heridas que nunca cierran.

Eso lo sé porque me duele verte con Miguel.

Y no me duele precisamente porque Miguel haya sido mi novio; me duele por ti.

Me gustaría poder desechar los pensamientos que envenenan mi corazón. Pero creo que me gusta pensar en eso.

Por otro lado, me reconforta saber que a Robby también le duele verte con Miguel.

No sé porqué y no sé si quiero saber la razón.

Sam.