🦋𝟓🦋
Pocos eran los momentos en los que el general Park lograba encontrar paz. La inminente guerra y las amenazas de otros países le robaban horas de sueño. Sin embargo, este era uno de esos raros instantes en los que podía deleitarse con los pequeños respiros que la vida le otorgaba, como sumergirse en el vasto campo verde que se extendía frente a él.
Con la mirada fija en el cielo y los rayos del sol acariciando su rostro, Park escuchaba los pasos que se aproximaban desde la distancia. Eran pasos que conocía muy bien, los pasos de su fiel compañero, Jeon.
—Mayor, ejem, los hombres están listos para partir al campo de batalla —anunció el soldado, con cierta timidez en su voz.
Park giró lentamente hacia su subordinado y le sonrió.
—Jeon... ¿Has tenido la oportunidad de admirar el cielo? Mira qué hermoso día tenemos. El sol se alza con un cálido resplandor y los cantos de los pájaros nos acompañan desde temprano. Incluso las mariposas revolotean con mayor frecuencia.
Jeon asintió, dejando escapar una leve sonrisa.
—Es cierto. No recuerdo la última vez que vi un cielo tan radiante como hoy.
—Lo verías mejor si no te taparas la cara con ese casco. Un poco de sol no te haría daño, soldado. —Park señaló el casco de Jeon y bromeó amistosamente.
Jeon rió tímidamente, pero antes de que pudiera responder, Park alzó la mano en señal de espera.
—Espera un momento, Jeon...
El general se quedó en silencio, observando cómo una suave brisa acariciaba su rostro y cómo una mariposa azul iridiscente pasaba volando frente a ellos. Ambos soldados se detuvieron y siguieron con la mirada la grácil danza del insecto. La belleza efímera de la mariposa se convirtió en un pequeño rayo de esperanza y alegría en medio de la adversidad.
Jeon, fascinado por la mariposa azul, se volvió hacia el mayor y formuló una pregunta curiosa.
—Mayor, ¿alguna vez había visto una mariposa azul? Creí que no existían.
Park guardó silencio por un momento, una mezcla de asombro y tristeza cruzó por su rostro.
—¿Cómo dice eso soldado? ¡Claro que existen! Nunca había visto una, pero mi madre solía contarme una historia acerca de ellas. Más que una historia, es una leyenda.
—¿Cuál es?
—Es una leyenda que encierra un gran significado. Narra la historia de un hombre que enviudó y tenía dos hijas. Las niñas eran muy inteligentes y curiosas. Su padre las envió a pasar un tiempo con un sabio que respondía todas sus preguntas. Una de las hermanas decidió poner a prueba al sabio y atrapó una mariposa azul. Luego le dijo a su hermana que intentaría hacerle una pregunta que el sabio no pudiera responder. La niña dijo que atraparía a la mariposa azul con sus manos y le preguntaría al sabio si estaba viva o muerta. Su plan era "engañarlo": si el sabio decía que estaba muerta, ella la dejaría volar, pero si decía que estaba viva, la apretaría hasta que muriera. La respuesta del sabio siempre sería incorrecta.
Jeon escuchaba atentamente, esperando la conclusión de la historia, observaba al Mayor contarla de pie a su lado mientras que su mirada seguía concentrada en el cielo.
—Cuando la niña hizo las preguntas, el sabio le respondió que todo dependía de ella, porque en ese momento la mariposa estaba en sus manos. Ella sería quien decidiría si la mariposa vivía o moría, no el sabio con sus respuestas.
Jeon reflexionó sobre la enseñanza que encerraba la leyenda y respondió con determinación.
—Entiendo, Mayor. Aunque la guerra nos rodee y tomemos decisiones difíciles, siempre seremos responsables de nuestras acciones y de forjar nuestro propio destino.
Park asintió con aprobación.
—Exactamente, Jeon. En medio de la adversidad, recuerda que eres dueño de tus decisiones y de tu destino. Aprende de los errores y sigue adelante sin miedo, no importa que tan difícil sea, es una promesa ¿De acuerdo?
≫ ──── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ──── ≪
El sueño se desvaneció lentamente, dejando a Jimin con un corazón cargado de sentimientos encontrados: gratitud por el encuentro en el sueño, pero también un profundo dolor por los horrores que habían presenciado y las vidas perdidas en el campo de batalla. Podía sentir todo lo que el Mayor experimentaba, el miedo, la forma en que alargaba la conversación con Jeon para evitar ir a la guerra y seguir contemplando el celeste cielo.
Jimin parpadeó, despertándose sobresaltado de su breve descanso durante su ensayo de danza, donde había estado repasando sus pasos y perfeccionando sus movimientos.
Observó su celular dándose cuenta que se había hecho tarde nuevamente, acto seguido, tomó la botella de agua que estaba en la mesa donde previamente tenía parte de su cuerpo reposado mientras dormía, rascó sus ojos y se marchó del salón donde suele ensayar sus coreografías, pues dicho sueño no se sintió como algo irreal, sino como si hubiera visto un recuerdo.
Jin finalizó de transcribir las anotaciones que el profesor había hecho en el pizarrón, sintiendo su mano adolorida por la prisa con la que había tenido que escribir. Armar apuntes no era una tarea sencilla para él; al contrario, le costaba mucho. Por eso, optaba por grabar notas de voz durante las clases y luego elaborar sus apuntes en casa. Pero, ¿quién lo había convencido de prestar más atención en clase y aprovechar el tiempo de toma de apuntes para estudiar? Namjoon.
Era sorprendente cómo con tan solo un consejo, Jin se esforzaba al máximo para que Namjoon lo viera de otra manera. Tal vez, si le hacía caso, si seguía sus consejos, si lo escuchaba... tal vez, solo tal vez, Namjoon se daría cuenta de la intensidad de los latidos de su corazón cuando estaban cerca.
Claro está que el único capaz de notar esto era Jungkook, quien no había logrado prestar atención a la clase ni por un solo segundo. Contaba los días para poder verlo nuevamente y poder ver como ambos podían utilizar su creatividad, como podrían ser un equipo que creara arte.
Afortunadamente, la clase llegó a su fin y era hora de regresar a casa. Jungkook se puso de pie en silencio, guardando sus cosas mientras escuchaba a sus dos amigos balbucear sobre el contenido de la clase. Anhelaba sentir esa relajación, extrañaba los días en los que no tenía que preocuparse por lastimar a alguien ni ocultarse del sol. A pesar de los siglos transcurridos, aún anhelaba su humanidad, pero nada podía traerla de vuelta, incluso si lo deseaba con todas sus fuerzas. Era hora de rendirse y dejar ir lo que ya no era. Sin embargo, ¿cómo podía soltar una etapa en la que había sido tan feliz?
—Oye, mocoso, ¿te encuentras bien? Casi no notamos tu presencia hoy. —Jungkook levantó la cabeza y observó a sus amigos. Una vez más, tuvo que ponerse su máscara, esa que siempre utilizaba.
—¡Por supuesto, Jin! Solo tengo la cabeza en otro lugar últimamente, no es nada de lo que debas preocuparte.
—¿Algo... llamado Park Jimin? —Insinuó Namjoon, mientras comenzaban a salir del salón, acompañados por las risas sonoras de Jin que resonaban en todos los pasillos. Jungkook optó por guardar silencio, esbozando una sonrisa. Namjoon tenía razón en cierto sentido, Jimin era la razón por la que se sentía de ese modo.
Jungkook siguió a sus amigos mientras estos reían por el supuesto chico que tenía distraído a Jungkook. En ese momento, Jin y Jungkook se detuvieron a pedido de Namjoon. Ambos se observaron sin entender qué ocurría y fue entonces cuando Namjoon comenzó a hablar.
—Hace una semana me reuní con él, Jin. Además, como le dije a Jungkook, no quiero ilusionarme con alguien a quien conozco desde hace menos de un mes. Aunque él tiene algo especial... nunca me había sentido así. Debo ser realista y considerar todos los posibles escenarios.
Desde el día en que intercambiaron sus números de teléfono, no había un solo instante en el que no hablaran. Ya sea por mensaje o llamada, hablaban sobre lo que hacían, lo que estudiaban en sus respectivas academias, sus clases, etc. Y, por supuesto, sobre el día en que se verían para que Jungkook empezara a dibujar. No faltaba mucho.
Incluso descubrió que Jimin era de Busan, al igual que él, y que se había mudado recientemente a Seúl junto a su mejor amigo, Kim Taehyung.
—Chicos, esto es algo que pretendía contarles desde hace mucho tiempo, pero hoy es el día —suspiró y dejó entrever una sonrisa. Una sonrisa que provocó que los latidos del corazón de Jin se aceleraran. Jungkook odiaba no poder hacer nada al respecto y lo peor de todo era que ninguno tenía culpa; ni Namjoon por despertar esos sentimientos en Jin, ni Jungkook por creer que tendría una oportunidad.
—Estoy saliendo con alguien.
Un silencio que duró unos segundos pareció eterno, aunque en realidad fue breve. Jungkook pudo ver en esos cortos milisegundos cómo los latidos de Jin disminuían. No porque el amor que sentía hacia Namjoon desapareciera, sino porque las palabras de Namjoon habían impactado directamente en su corazón. La respiración de Jin se aceleró levemente mientras intentaba contener el llanto. En su lugar, esbozó una sonrisa y rápidamente se acercó a Namjoon, dándole un abrazo y dándole unos golpecitos en la espalda.
—¡No jodas, Namjoon! A este paso, me dejarán como el tío soltero del grupo. Solo me falta ser millonario, porque la belleza ya la tengo —con algo de sarcasmo en sus palabras y su característico sentido del humor, Jin se separó del abrazo, logrando que Namjoon empezara a reír gracias a sus ocurrencias. Jungkook decidió intervenir para que Jin no tuviera que enfrentar ese dolor solo.
—¡Felicidades, Nam! ¿Cómo se llama?
—Su nombre es Hyejin. Está esperándome cerca del portón de la academia. Prometí llevarla al cine una vez que terminaran las clases. ¡Los veo mañana, chicos! —Con un entusiasmo evidente, Namjoon empezó a dirigirse hacia donde estaba la joven, mientras Jungkook y Jin lo observaban con sonrisas.
—¡No hagas mucho ruido cuando vuelvas! —fue lo último que pidió Jin antes de que Namjoon finalmente se marchara.
Jungkook notó cómo Jin sonreía, pero a la vez, poco a poco, sus ojos se llenaban de lágrimas mientras veía a Namjoon alejarse con su enamorada. Esos ojos brillaban sutilmente debido a la luz de los postes que iluminaban las calles. Jungkook percibió cómo Jin luchaba con todas sus fuerzas para no mostrar su tristeza, porque siempre lo supo: Jin era un chico que reía y bromeaba por fuera, pero sufría en silencio por dentro.
El vampiro dejó de observar a su amigo y ahora centraba su atención en Namjoon, quien tenía el brazo alrededor del hombro de la chica después de haberle prestado su abrigo para que no pasara frío. Le dolía ver cómo Jin sufría en silencio por un amor no correspondido, pero era lamentable. Jungkook había escuchado la intensidad de los latidos de ambos cuando se encontraron, y el ritmo cardíaco de Namjoon se aceleró al ver a Hyejin, algo que no ocurría cuando estaba con Jin, aunque el corazón de Jin latía de esa manera cuando estaba con Namjoon.
Ese "don del amor", como lo había denominado Jungkook, era algo más que el vampirismo le había permitido descubrir. Siempre le resultaba increíble, a lo largo de sus años de vida, presenciar cómo dos personas podían provocar que sus corazones se emocionaran tanto con tan solo una mirada. Pero, aunque esto era lo principal, todo el organismo estaba involucrado, ya que al enamorarse, se liberaban hormonas que Jungkook, siendo humano, no percibía. Estas hormonas eran parte del motivo por el cual los corazones latían más rápido al ver a esa persona especial.
Habían dos corazones que latían al unísono, pero había otro que buscaba un corazón en particular sin darse cuenta de que, en el proceso, se estaba rompiendo lentamente en pedazos.
El peso del corazón roto de Jin se hacía cada vez más evidente a medida que caminaban hacia casa. La tristeza lo envolvía, como una sombra persistente que lo perseguía en cada paso que daba. Las palabras que Namjoon pronunció resonaban en su mente, atormentándolo con la realidad de que el chico que amaba estaba oficialmente con alguien más.
Jungkook, a su lado, podía sentir el sufrimiento de Jin a través del silencio que los envolvía. Quería ser su apoyo incondicional, pero también sabía que no podía borrar el dolor que sentía su amigo. En su gesto de poner la mano en el hombro de Jin, Jungkook transmitía una solidaridad silenciosa, un recordatorio de que no estaba solo en su dolor.
—Jin, ¿quieres que te acompañe a casa? —preguntó Jungkook, preocupado por el estado de su amigo.
—S-sí, vamos allá. Debo aprovechar el poco tiempo libre que me queda para continuar una partida de Resident Evil que dejé pendiente —respondió Jin con voz quebrada, como si estuviera tragándose todo lo que sentía.
El camino hacia casa fue silencioso. Jin estaba sumido en sus pensamientos, mientras que Jungkook caminaba a su lado, respetando su necesidad de espacio y privacidad. Cada paso parecía cargar con el peso de la decepción y la tristeza que Jin llevaba consigo.
Finalmente, llegaron a casa y Jin abrió la puerta, invitando a Jungkook a entrar primero. El ambiente cálido del hogar los recibió, ofreciendo un breve respiro del mundo exterior. Se dirigieron a la sala, donde Jin encendió la consola y el televisor, preparándose para una noche de evasión y compañerismo.
—Oye, ¿estás seguro de que estás bien? —preguntó Jungkook, poniendo su mano en el hombro de Jin y notando un suspiro seguido de una lágrima que descendía por su ojo izquierdo.
Jin miró a Jungkook, sus ojos mostrando un destello de vulnerabilidad y dolor. Quería decir algo, pero las palabras se atascaron en su garganta, incapaz de expresar completamente lo que sentía.
—Y-yo solo... ¿Por qué la mira a ella de esa forma y a mí no? Ella apareció de la nada para arruinarlo todo —susurró Jin, su voz quebrada por la tristeza.
Jungkook asintió, comprendiendo la profundidad del dolor que Jin estaba experimentando.
—Oh, pero Jin, las cosas no son así... —empezó a decir Jungkook, pero fue interrumpido por Jin.
—No, olvídalo. Solo tengo una petición más, Jungkook —dijo Jin, tratando de recomponerse y poner una sonrisa en su rostro.
—Dime lo que sea —respondió Jungkook, dispuesto a estar allí para su amigo en cualquier forma que necesitara.
—¿Puedes jugar conmigo esta noche? Cualquier juego, sé que no eres muy fanático, pero... estoy cansado de jugar solo —pidió Jin, limpiando una lágrima y tratando de encontrar algo de alegría en medio de su tristeza.
Jungkook asintió con una sonrisa reconfortante.
—Ni siquiera deberías preguntarlo, Jinnie. Me quedaré contigo —respondió Jungkook, dispuesto a brindar apoyo y distracción a su amigo en un momento tan difícil.
—Jinnie, solo quiero decirte que... Namjoon te aprecia de verdad. Lo último que él querría es hacerte daño. Pero entiendo que los sentimientos son complicados de manejar y... quizás él no sea el indicado para ti, porque la vida tiene algo mejor preparado de lo que puedes imaginar.
—Solo espero que así sea, Jungkookie. —Al llegar, Jin dejó entrever una sonrisa. Rara vez llamaba a Jungkook de esa manera, y cada vez que lo hacía, Jungkook se sentía afortunado de tenerlo a su lado. No importaban los siglos transcurridos, Jin siempre será su hermano mayor que la inmortalidad le regaló.
—¿Entonces jugaremos a Resident Evil? —preguntó Jungkook, quitándose la mochila y luego los zapatos.
—Exacto. Por ahora estoy jugando al "Resident Evil 2". Ya terminé de jugar con Claire y hace unos días empecé a jugar con Leon. No es muy difícil, solo tienes que apuntar a los zombies y... ¡disparar! —explicó Jin con entusiasmo después de encender el juego. Jungkook sintió que su celular vibraba en el bolsillo de su pantalón, pero decidió ignorarlo, era un mensaje de Jimin.
Jungkook tomó asiento en el sillón y recibió el joystick que Jin le entregó. Empezó a jugar y recibió una gran celebración por parte de Jin cuando mató a su primer zombie. Realmente no pensaba que jugar pudiera ser tan divertido.
—Jinnie... yo... no quiero arruinar el ambiente, pero ¿realmente piensas así? ¿Crees que la llegada de Hyejin arruinó cualquier posibilidad de que algo más pudiera pasar entre tú y Namjoon?
—No, Jungkook, en realidad no pienso así. Me conoces y sabes cómo soy. No guardo rencor por algo tan insignificante. Solo que sentí tantas emociones en tan poco tiempo que hablé sin pensar. Quizás mi enojo se debió a que ese fue el mismo suéter que me prestó una vez, pero ahora eso no importa. Ya sea que Hyejin entre en la vida de Namjoon o no, no hay mucho que pueda hacer de todas formas.
—Oh, sí, recuerdo eso. Fue en la feria de fin de año cuando estábamos en segundo año... ¿Y estás seguro de que nada puede pasar por...
—El día en que les conté a ti y a Namjoon que no me sentía atraído por las mujeres, tuve mucho miedo. Miedo de que, no solo Namjoon dejara de ser tu amigo, sino también el mío. Porque yo aún no me animaba a hablar de eso como algo normal. Pero él no reaccionó de esa manera, siguió siendo la misma persona de siempre. Fue entonces cuando decidí dejar de pretender y ser yo mismo. Incluso al hacerlo, me sentí más cerca de él... Pensé que tal vez había logrado algo de esa forma, pero estaba equivocado. Tenía una percepción errónea de la amistad que habíamos construido. Hasta hace poco, Namjoon empezó a hablarme con entusiasmo de una chica de la que nunca había oído hablar, ni siquiera cuando jugábamos a la PlayStation. Era increíble presenciarlo, pero también doloroso al mismo tiempo. Me di cuenta hoy de que están en una relación oficial.
—¿Y este miedo al rechazo es algo general o solo te ocurrió con Namjoon?
—Pues... mis padres fueron los primeros en rechazarme, a veces pienso que hubiera sido mejor si no les contaba nada y seguía manteniéndolo oculto, pero, siempre fueron dos personas geniales conmigo, no creí que eso fuera a afectarles tanto al punto de... bueno, desear que no fuera hijo de ellos ¿No es bastante gracioso que incluso después de siglos continúe sintiendo ese mismo miedo?
—Jin, no todas las personas son iguales, no todos te rechazarán por quien eres... no hay nada a que temer, siempre serás mi hermano sin importar que ¿De acuerdo?
—Y tú siempre serás el mío, sin importar que.
Los dos jóvenes se abrazaron con fuerza, encontrando consuelo y apoyo en el gesto. A pesar de las décadas que habían pasado desde que se convirtieron en vampiros, la necesidad de contacto y cercanía seguía siendo parte de su existencia. Jin sintió el cálido abrazo de Jungkook, sabiendo que no tenía que temer por sus colmillos o la sed de sangre. En ese momento, solo eran dos amigos en busca de consuelo mutuo en un mundo que parecía desmoronarse a su alrededor.
Separándose rápidamente, Jin limpió la lágrima que había surcado la mejilla de su rostro y, con una mirada llena de preocupación, trató de calmar la tormenta emocional que parecía envolver a Jungkook, Jin sabía de esto pese a que Jungkook no lo hablara tanto. Pero, antes de que pudiera decir algo, un grito desgarrador rompió el silencio de la noche, atrayendo su atención hacia las calles.
Sin pensarlo dos veces, ambos salieron corriendo de la casa, desplegando su velocidad sobrehumana para llegar al lugar del disturbio en cuestión de segundos. Una escena aterradora se desarrollaba ante sus ojos: una criatura macabra, con la piel pálida y casi transparente, se aferraba al cuello de una indefensa mujer, hundiéndole los colmillos en busca de sangre.
La visión del horror despertó un fuego ardiente en el interior de Jin, llenándolo de una determinación feroz. Miró a Jungkook, quien parecía petrificado, incapaz de moverse ante la escena grotesca que se desplegaba frente a ellos. Los instintos vampíricos de Jungkook estaban al borde de la superficie, amenazando con desbordarse y convertirlo en una bestia sedienta de sangre.
Jin sujetó los hombros de Jungkook con fuerza, sacudiéndolo suavemente en un intento desesperado de traerlo de vuelta a la realidad. Los ojos de Jungkook se encontraban vidriosos, su respiración agitada y sus colmillos amenazadores asomaban entre sus labios.
—¡Jungkook, regresa! ¡Debemos ayudar a esa mujer! —exclamó Jin, su voz llena de urgencia y preocupación. Pero sus palabras parecían caer en oídos sordos mientras la oscuridad amenazaba con engullir a Jungkook por completo.
Sin pensarlo dos veces, Jin dejó que la rabia y la desesperación hablaran por él. Su mano abofeteó el rostro de Jungkook con fuerza, buscando sacudirlo y arrancarlo de su trance. El sonido del impacto resonó en el aire, dejando un silencio momentáneo antes de que Jungkook finalmente parpadeara y volviera en sí.
—¡Gracias por eso! —murmuró Jungkook, su voz quebrada por la lucha interna que había librado.
—No me lo agradezcas.... solo quería ayudarte —respondió Jin con voz suave, sintiendo el peso de la situación y la fragilidad de su amigo.
Una vez que Jungkook recobró la compostura, utilizó su fuerza sobrehumana para separar a la criatura de la mujer, quien se desplomó en los brazos de Jin, inconsciente pero a salvo. La criatura emitía gruñidos guturales y luchaba por liberarse del agarre de Jungkook, pero su resistencia era insignificante en comparación con el poder del vampiro, pese a que Jungkook optara solo por alimentarse de sangre animal.
Los ojos de Jungkook se encontraron con los de la criatura, y en ese instante, una serie de recuerdos dolorosos y oscuros se precipitaron en su mente. Eran imágenes que prefería dejar en lo más profundo de su ser, momentos que pensaba que había superado pero que ahora lo asaltaban con toda su intensidad.
Con una determinación sombría, Jungkook atravesó el corazón de la criatura con una fuerza inhumana, arrancándole la vida de un solo golpe. El cuerpo sin vida de la criatura cayó al suelo, mientras que la respiración agitada y la mirada perdida de Jungkook no pasaron desapercibidas para Jin.
—¿Cómo está la mujer? —preguntó Jungkook, su voz estaba cargada de preocupación mientras Jin sostenía a la mujer desmayada en sus brazos.
—Estará bien. Le di un poco de mi sangre para ayudar a que la sanación sea más rápida. No murió con mi sangre en su sistema, así que mi sangre deberá curar su herida. Sin embargo, se desmayó por el impacto. Una vez que despierte, podré hipnotizarla para que olvide lo ocurrido.
Un suspiro de alivio escapó de los labios de Jin, pero su mirada seguía fija en Jungkook, preocupado por el tormento que veía reflejado en sus ojos.
—Jungkook, ¿qué era esa cosa? —preguntó Jin, su voz temblorosa mientras buscaba respuestas en Jungkook.
—Parece que, incluso después de tantos siglos, los experimentos en los que alguna vez fui involucrado en contra de mi voluntad siguen llevándose a cabo. En el pasado, no importaba tanto, pero ahora, con los avances tecnológicos y los descubrimientos científicos, es posible que haya docenas de criaturas como esta. Lo peor de todo es que no sabemos de dónde provienen o de dónde escapan —respondió Jungkook, su tono cargado de amargura y determinación.
🌟
Por si les interesa más acerca de esa leyenda, es una leyenda japonesa infantil llamada, obviamente, "La mariposa azul", no encontré un autor respectivo de la misma, pero que sepan que me inspiré en ella para construir el sueño que tuvo Jimin. Ya que la madre del mayor solía contársela cuando este era pequeño, quise que contara algo que le de su importancia a este sueño tan peculiar que Jimin tuvo.
En fin, la acción empieza a llegar, no todo sería color de rosa como lo había hecho en la versión vieja, quise agregar un toque más de acción en la trama y un nudo que haga que las diferencias entre personajes, es decir, humanos-vampiros, sea muchísimo más notoria.
Espero que les esté gustando cómo va la historia, el proceso de reescritura de esta es lento pero seguro 💗
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro