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🦋𝟒🦋

Jungkook, meticulosamente, ajustó los botones de su camisa, dedicando un momento a contemplar su reflejo en el espejo. La tenue luz del atardecer nublado acariciaba su rostro, resaltando sus rasgos y su sonrisa irresistible, el envejecimiento nunca se trato de un problema a lo largo del tiempo, tenía tanto sus ventajas como desventajas.

Un sentimiento de anticipación vibraba en el aire mientras se preparaba para el encuentro que estaba por venir.

Jungkook podía darse la ilusión de como su corazon latiría con una mezcla de emoción y nerviosismo. Había imaginado innumerables veces este momento, un encuentro con Jimin que ahora se materializaba ante sus ojos. Los destellos de esperanza que albergaban en su interior se desvanecían lentamente, pero una llamada inesperada revivió esa chispa en su corazón.

Una vez listo, enfundado en un elegante saco, Jungkook abrió la puerta de su casa con delicadeza, adentrándose en la tarde dorada. Sus pasos lo guiaron hacia el lugar acordado, un sitio que resonaba con significado, donde sus caminos se entrelazaron por primera vez. Cerca de la cafetería, un rincón encantador que parecía destinado a ser testigo de su historia.

La fama de Jeon Nabi, tanto entre los admiradores del arte como entre aquellos que solo lo conocían por su nombre, crecía con cada pincelada de sus retratos al óleo. Las calles de Seúl ardían con la expectativa del próximo capítulo en la prolífica obra de este talentoso artista.

Sin embargo, la verdadera pasión que avivaba el interés de Jungkook iba más allá de la fama y el reconocimiento, sino en lo que pretendía mostrar a través de su arte, y sumado al hecho de que múltiples personas lo reconocieran, se sentía increíble.

Actualmente, el impacto que Jimin tenía en él, el renacimiento de una inspiración que parecía perdida en el pasado, el mero acto de observar al joven apasionado danzar sobre el escenario era suficiente para encender una llama dentro de su ser creativo, tal como si esa inspiración que daba por olvidada, hubiera vuelto y no tuviese un botón de apagado.

Al llegar a la cafetería, Jungkook empujó suavemente la puerta, revelando un cálido ambiente impregnado de la fragancia del café recién hecho. El lugar parecía impaciente por presenciar su encuentro con Jimin, mientras él, con un dejo de temor y anhelo, encontró su asiento cerca de la entrada. Se esforzó por enmascarar las incertidumbres que atormentaban su mente, anhelando que su esencia vampírica no traicionara su encuentro cargado de pasión.

Decidió apartar las preocupaciones a un lado, al menos por un instante, y sumergirse en la compañía de Jimin. Mientras esperaba, consultó la hora en su celular, consciente de su puntualidad. Sus dedos jugaron distraídamente con una servilleta, trazando líneas caprichosas con la pluma que siempre llevaba consigo. En ese acto aparentemente trivial, su imaginación se desató, preguntándose qué historia podría surgir de aquellos garabatos efímeros.

La mente de Jungkook había soñado innumerables veces con que aquellos trazos, plasmados en papel o lienzo, cobraran vida y susurraran una narrativa cautivadora en lo más profundo de su conciencia. Anhelaba que algún día esos trazos pudieran contar una historia que lo hiciera sentir que había cumplido su deber como artista. Y de alguna manera, esperaba encontrar las respuestas en la esencia misma de Jimin, en los misterios que envolvían su ser.

Sin que él lo notara, sus trazos caprichosos comenzaron a moldear una delicada flor sobre la servilleta, como si la propia magia del encuentro con Jimin infundiera vida a sus creaciones. En ese instante, la puerta de la cafetería se abrió de par en par, capturando la atención de Jungkook. Sus ojos, de un enigmático y profundo color ámbar, se encontraron con los del joven danzante, emanando una conexión inexplicable.

Un brillo fugaz de alegría iluminó el rostro del vampiro, aunque se esforzó por ocultarlo detrás de una sonrisa serena. En ese preciso instante, una ilusión casi imperceptible se apoderó de su ser, como si su corazón latiera al unísono con las suaves pulsaciones que emanaban de Jimin. Era una mezcla de felicidad y dolor, una sensación enigmática que revivía el momento en que vio al joven danzar con sus cabellos azules.

Con un aura entusiasta, Jimin se acercó a su mesa, su sonrisa radiante iluminando el espacio entre ellos. Jungkook, imperturbable, mantuvo la sonrisa dibujada en sus labios mientras le saludaba con un gesto elegante de la mano. En ese instante, los dos se sumergieron en un mundo propio, donde el romanticismo y la pasión se entrelazaban, prometiendo un encuentro que trascendería las palabras.

—¡Jeon, espero no haber llegado muy tarde!— exclamó Jimin con una nota de preocupación en su voz, mientras se acercaba con paso apresurado hacia Jungkook.

Jungkook sonrió, encantado por la llegada de Jimin, aquella cálida y tierna voz llamándolo, generaban que su corazón no latente fuese reanimado como si de electroshocks se tratara aquel sonido.

—Jimin... ¡No hace falta que te disculpes! —respondió Jungkook con suavidad, extendiendo una mano acogedora— No debes sentirte incómodo conmigo. Permíteme disfrutar de tu compañía sin reservas. Además, debo admitir que fui yo quien llegó temprano, ansioso por verte.

El corazón de Jimin dio un salto en su pecho, envuelto en una cálida sensación que recorrió todo su cuerpo. Aquellas palabras de Jungkook eran como un bálsamo para su alma, disipando cualquier inquietud que pudiera haber albergado. A su vez, la admiración y los nervios se mezclaban en un torbellino de emociones, pues no todos los días se encontraba frente a alguien a quien admiraba tanto a nivel artístico. Jimin se sentía como si estuviera inmerso en un sueño, un sueño en el que las líneas entre la realidad y la fantasía se volvían difusas.

—Entonces... ¿puedo llamarte Jungkook? —preguntó Jimin, buscando la aprobación en los ojos de Jungkook, sus mejillas tiñéndose de un suave rubor.

La sonrisa de Jungkook se ensanchó, revelando su complicidad con Jimin.

—¡Por supuesto, Jimin! Me encantaría que lo hicieras —respondió Jungkook con una sonrisa sincera, su mirada fija en la de Jimin.

Un suspiro de alivio escapó de los labios de Jimin mientras tomaba asiento frente a Jungkook en la pequeña mesa junto a la entrada. Un cosquilleo de anticipación recorrió su piel mientras esperaba ansioso la respuesta del enigmático artista.

Los pensamientos de Jungkook se mezclaban en su mente como un torbellino. Observó detenidamente a Jimin, admirando la pasión que irradiaba con cada gesto, cada movimiento. Un nudo de emoción se formó en su pecho, entrelazando la admiración y el deseo de descubrir más sobre aquel hombre que despertaba en él una fascinación indescriptible.

Pero, antes de que pudiera responder, los pasos suaves de una camarera se acercaron, rompiendo momentáneamente la magia del encuentro. Jungkook apartó la mirada de Jimin y centró su atención en la joven, aunque su mente seguía llena de pensamientos turbios y expectantes.

—¿Puedo ofrecerles algo para tomar? —preguntó la camarera con voz suave y educada.

Jimin, sin darle tiempo a Jungkook de responder, tomó la iniciativa con una gracia inesperada y respondió con una mezcla de cortesía y entusiasmo contenido:

—Ambos con un café simple estamos bien, muchas gracias, señorita.

Una sensación de sorpresa y admiración se apoderó de Jungkook ante la desenvoltura y seguridad de Jimin al tomar la iniciativa. Era como si el joven danzante supiera exactamente lo que quería y cómo conseguirlo, puesto que, Jungkook no era el único que poseía un interés inmenso en conocer al otro.

—Yo, hmmm no quiero parecer arrebatado pero, realmente quiero saber el motivo por el que querías verme, Jungkook.

—Hmmm pues realmente quería verte porque... siéndote honesto, si bien soy un artista del que se habla bastante talentoso, son más las veces que he contado en las que la falta de inspiración ha hecho de las suyas. Por esa razón siento que mis obras no son capaces de contar una historia concreta. —Reveló Jungkook sintiéndose algo apenado, admitir que sus bloqueos artísticos son una realidad no es algo que, precisamente, lo enorgullezca, debido a que su público siempre está acostumbrado a obtener una pieza de su arte.

—Jungkook, la historia de una obra de arte también es objeto de la subjetividad, es un recurso que múltiples artistas utilizan, creí que usted también...

Con los cafés servidos, el aroma oscuro y embriagador flotaba en el aire, impregnando la atmósfera con un toque de misterio. Jungkook llevó la taza a sus labios, sintiendo el cálido líquido acariciar su paladar. El sabor amargo del café se mezclaba con la dulzura de la conversación, creando una sinfonía de sensaciones en su interior.

Jimin, por su parte, sostenía la taza con delicadeza, dejando que el calor traspasara su piel y se infiltrara en su ser. Cada sorbo era una excusa para prolongar el encuentro, para saborear el momento y permitir que las emociones se entrelazaran en su mente y su cuerpo.

Los ojos de Jungkook, cautivados por la intensidad de la mirada de Jimin, buscaban respuestas en lo más profundo de su ser. Quería entender la esencia de aquel hombre apasionado que tenía frente a él, quería descubrir los misterios que se ocultaban tras su danza y su encanto.

—Por supuesto, la subjetividad es el recurso principal de mis obras, pero no es ese el que estoy buscando ahora... quiero contar una historia concreta a través de mis retratos, algo que las personas, al verlo, sepan la historia que están viendo y no sea solo subjetividad —comenzó Jungkook, sus palabras saliendo como susurros cargados de significado.

Jimin asintió con comprensión, sintiendo la calidez del café recorrer su cuerpo y desvanecer las dudas que le atormentaban.

—Entiendo...

Un suspiro escapó de los labios de Jungkook, llevando consigo la tensión acumulada en su pecho. El deseo de comprender a Jimin y explorar su mundo artístico se fusionaba con un anhelo más profundo, una necesidad de encontrar un propósito mayor en su propia existencia.

—Y dime, ¿qué podrías contarme de ti, Jimin? —preguntó Jungkook, sus ojos brillando con curiosidad— La pasión que desborda tu danza es impresionante. ¿Hace mucho tiempo que realizas danza contemporánea?

Jimin sintió cómo su corazón palpitaba con fuerza en su pecho, sincronizándose con los latidos del tiempo y el espacio. La música de las palabras de Jungkook resonaba en su mente, llevándolo de vuelta a los recuerdos de su infancia y su conexión innata con el arte del movimiento.

—Pues, ¡Desde que tengo memoria! —respondió Jimin, dejando que la nostalgia y la emoción se entrelazaran en su voz— La danza para mí siempre ha sido mi mantra y el modo que tengo para expresarme cuando las cosas se complican. Es como si lograra convertirme en uno con la música, y los pasos de baile nacen por su cuenta... Podría decir que a usted le ocurre lo mismo, inclusive ¿Lo hizo ahora? —Preguntó Jimin tomando entre sus manos la servilleta donde, con anterioridad, Jungkook había dibujado mientras esperaba por él.

Jungkook asintió con una mezcla de asombro y gratitud. Los trazos de la conversación se fundían con los latidos de su corazón, creando un lienzo invisible pero vibrante que les envolvía.

—Sí, ¡Lo hice mientras esperaba a que llegaras! —confesó Jungkook, permitiendo que una chispa de vulnerabilidad se asomara en sus ojos.

Jimin quedó sin palabras, maravillado por la dedicación y la pasión que emanaban de aquel hombre enigmático. Cada gesto, cada palabra, era un destello de luz en medio de la oscuridad que ambos habitaban.

—Y dime, ¿cuántos años tienes, Jungkook? —preguntó Jimin, llevando la taza a sus labios y saboreando el café oscuro— Hace unos meses cumplí veintiocho años. Por fortuna, realicé mi servicio militar cuando era más joven y ya no debo enlistarme.

Jungkook sonrió, sintiendo una conexión más profunda con Jungkook a medida que compartían sus experiencias y vivencias.

—¡Vaya! Yo realicé mi servicio apenas cumplí tu edad —comentó Jungkook, dejando que una pizca de admiración se mezclara con su tono de voz.

No mentía cuando decía esas palabras, puesto que él realizó su servicio siendo más grande que Jimin hace muchos siglos atrás, solo que... omitía algunos detalles que serían poco creíbles y no era, para nada, un momento para hablar de ello... aunque, sin darse cuenta, no había respondido la pregunta de Jimin y, prefirió simplemente pasarlo por alto.

—¿Sabes? Eres un joven bastante peculiar, y no lo digo en un mal sentido, por supuesto. Sino que eres decidido y valiente por lo que puedo ver y me cuentas, la pasión no solo despierta debido al aprecio que uno puede tenerle, sino también a la dedicación y el esmero... tú tienes ambas, Jimin.

El ambiente de la cafetería se desvaneció a su alrededor, dejándolos inmersos en un mundo suspendido en el tiempo. Las palabras fluían entre ellos como melodías entrelazadas, tejiendo una conexión que trascendía las palabras y se convertía en una danza de almas.

Mientras el tiempo pasaba inadvertido, Jimin llegó a sospechar que el hecho de que se estuviera haciendo tarde podría ser motivo de preocupación para Jungkook. Sin embargo, para su grata sorpresa, Jungkook parecía absorto en cada palabra, sumergido en la conexión que iba más allá del tic-tac del reloj. No importaba el mundo exterior, no importaba cuántas personas quedaran en la cafetería, solo importaba la intensidad de ese momento compartido.

El susurro del viento acariciaba las ventanas, creando una melodía suave y susurrante que envolvía su conversación en un halo romántico. Jimin se perdía en la intensidad de la mirada de Jungkook, buscando respuestas en lo más profundo de su ser. Quería comprender la esencia de aquel hombre apasionado que tenía frente a él, anhelaba desentrañar los misterios ocultos tras su danza y su encanto, mientras que continuaban hablando y hablando.

—Estoy de acuerdo contigo, Jimin —murmuró Jungkook, dejando que la complicidad se reflejara en su mirada— ¡Nunca pensé que encontraría una cafetería con un nombre como "Butterfly"! Pero he de confesar que no me desagrada.

Jimin asintió con una sonrisa, apreciando la complicidad que iba más allá de las palabras. Había un entendimiento tácito entre ellos, una conexión que no necesitaba explicaciones.

—Oye, Jimin, hay algo que quisiera preguntarte —dijo Jungkook, desviando la mirada por un momento antes de volver a encontrarse con los ojos de Jimin— Si te incomoda, no tienes que responder, pero... ¿te gustaría ser mi musa... ya sabes, la inspiración para mis próximos retratos? Quisiera plasmar en mis obras la historia que veo en ti, si estás de acuerdo, por supuesto. Además, conocerte no es algo que me resulte molesto... más bien todo lo contrario. Creo que sería de gran ayuda para capturar la esencia de mis dibujos.

Jimin quedó atónito por la inesperada propuesta, mientras su mente se convertía en un torbellino de emociones. La idea de ser la musa de Jungkook despertaba en él un sentimiento de halago y excitación.

—¡Por supuesto! Sería un honor para mí —respondió Jimin, dejando que la emoción brillara en sus ojos— Si puedo ser una fuente de inspiración para ti, estaré encantado de ser tu musa.

Jungkook sonrió, permitiendo que una chispa de vulnerabilidad se asomara en sus ojos.

—Gracias, Jimin, por darme una respuesta. Significa mucho para mí —susurró Jungkook, jugueteando con un mechón de cabello azul de Jimin, haciendo que sus mejillas se tiñeran de un intenso color carmesí— Oye, ya es muy tarde para que andes solo por las calles. ¿Te importaría si te acompaño hasta tu casa?

Jimin se estremeció por la cercanía de Jungkook y asintió con una sonrisa.

—¡Por supuesto que no me importa! Al contrario, sería un placer que me acompañaras. Mi casa no está muy lejos de aquí, así que no te haré caminar mucho.

El camino transcurrió en silencio, pero no fue un silencio incómodo, sino más bien reconfortante. Cada vez que tenían la oportunidad, se miraban de reojo, aumentando su intriga y deseo de conocerse mutuamente. Jimin admiraba la suavidad de la piel de Jungkook, el color azabache de su cabello que complementaba su tez clara. Su vestimenta, aunque formal, no era exagerada. En su mente, Jimin se preguntaba qué tenía Jungkook que lo hacía tan atractivo, qué secretos ocultaba en su mirada y qué historias se escondían tras su sonrisa.

El tiempo parecía detenerse mientras caminaban, envueltos en la bruma de la noche. Las luces de la ciudad se desvanecían a su paso, como si el mundo entero se volviera insignificante en comparación con el vínculo que se estaba forjando entre ellos.

Finalmente, llegaron a la casa de Jimin, quien se detuvo por un momento y miró a Jungkook con gratitud en sus ojos brillantes.

—¡Gracias por acompañarme!- dijo Jimin con sinceridad— Realmente no sé cómo expresar mi gratitud por todo lo que hemos compartido esta noche.

Jungkook sonrió, su mirada reflejando un brillo especial mientras respondía:

—No tienes que agradecer, Jimin. Ha sido un verdadero placer para mí estar contigo.

Jimin tomó una respiración profunda antes de continuar, su voz cargada de emoción:

—Antes de que te vayas, tengo una última petición para ti.

Intrigado, Jungkook asintió, ofreciéndole su total atención:

—Dime, Jimin, ¿Qué es lo que quieres pedirme?

—Sé comprensivo con tu arte... —dijo Jimin con suavidad. —Admiro tu talento y tu dedicación ¡Pero recuerda que el arte no siempre necesita ser perfecto! Permítete experimentar, explorar nuevas formas y expresiones. No te juzgues con dureza, sino que abraza cada pincelada y cada trazo como una parte de ti mismo... confío en que lograrás hacerlo, Jungkook.

Jungkook escuchaba atentamente las palabras de Jimin, dejando que sus consejos se hundieran en lo más profundo de su ser. Su corazón se llenó de gratitud por haber encontrado a alguien que lo entendiera y lo animara a ser más compasivo consigo mismo.

Jimin sonrió, sintiéndose reconfortado por la respuesta de Jungkook. Sabía que estaban en el comienzo de una conexión especial, y estaba emocionado por descubrir las maravillas que el arte y el amor podían crear juntos.

Ambos se despidieron con un abrazo cálido y promesas en sus ojos, sabían que esta noche había sido el comienzo de algo y que sus caminos seguirían entrelazados por un largo tiempo.

—¡Taehyung! ¡Ya llegué! —El mencionado al oír aquellas palabras se dispuso a colocar su juego en pausa, afortunadamente la partida que se encontraba en curso no era online por lo que no tendria ningun problema al pausarla, motivo de esta decisión de jugabilidad se vio reflejada en la preocupación hacia Jimin, por supuesto que lo único que le quedaba ante los llamados que su amigo no respondía a altas horas de la madrugada, era esperarlo en la sala mientras jugaba PlayStation con su celular al lado, con rapidez se dirigió hacia donde se encontraba este removiéndose sus zapatillas.

—¡Jimin! ¿Eres tonto? ¿Cómo no vas a avisarme que te tardarías tanto? Ya sabes que tenemos un juramento ¡Si el otro se demora o surge algo por la noche debe mandar un mensaje! Me preocupé demasiado por ti, las calles últimamente son demasiado peligrosas, Mimi, creo que-

—¡Vamos! Estás siendo demasiado paranoico, sé cuidarme muy bien por mi cuenta, aparte... ¡Tengo la mejor de las noticias! —Taehyung volteó sus ojos ante las palabras de su amigo, no dudaba de que Jimin no tuviera la capacidad para cuidar de sí mismo, por el contrario, sabía que este era más que capaz, incluso si se lo propusiera, de levantar el mundo con sus propias manos.

Ignorando los miles de escenarios catastróficos que pasaron por su mente en menos de un milisegundo decidió escucharlo.

—A ver... ¿De qué se trata?

—¡Vi a Jungkook! ¿Puedes creer que estudia en la academia de arte que queda a NADA del teatro?

—¿Cómo es que me cuentas que viste a Jeon Nabi con tanta calma? El mismo hombre que hizo el retrato que está en la academia, Jimin ¡Por dios!... —La mirada de Taehyung cambió totalmente en cuanto Jimin decidió sacar ese tema de conversación, pues el entusiasmo se hizo presente, tanto que posó sus manos en los hombros de Jimin y lo dirigió hacia el sofá, segundos después se sentó a su lado manteniendo aquel entusiasmo mencionado con anterioridad.

—Pues no hay mucho que contar más que, decidí llamarlo para ver qué tenía para ofrecerme como había dicho y... realmente es una persona bastante tierna, no solo del lado artístico, sino desde su forma de pensar, e-él es extraordinario, Taehyung.

—Awww es el destino, Jiminnie, es que ¿No te das cuenta? ¡Desde que se encontraron ese día!

—Prácticamente, pasó un mes... pero es que, no entiendo por qué no lo vimos antes, es decir, si estudia en la academia de arte ¿Anteriormente no deberíamos haberlo visto? —Por alguna extraña razón, Jimin traía consigo una sensación algo extraña desde que conversó con Jungkook en la cafetería, si bien, este parecía tratarse de una persona un tanto reservada... parecía que ocultaba algo y bajo ninguna circunstancia debía enterarse de esto.

—Jimin, a veces, tengo la leve sospecha de que masticas vidrio en lugar de comida.

—¡¿Por qué dices eso?!

—¡La academia de artes tiene clases nocturnas, bobo! Y tú, últimamente, te quedas ensayando hasta tarde... MUY TARDE, es lógico que te hayas encontrado con él ahora y no antes, aparte no olvidemos de que es una figura pública y necesita de su espacio y la noche es probable que sea su mejor horario, focus Jimin... focus, tu paranoia a medida que los días pasan cada vez aumenta y sumándole el interes romántico... creo que estás pensando demasiado las cosas.

Jimin recordó que, exactamente, esas fueron sus palabras al aconsejar a Jungkook en cuanto este le pidió una respuesta a lo que es aquello denominado como amor, aquel sentimiento tan hermoso pero tan doloroso al mismo tiempo.

Sé comprensivo con tu arte. Admiro tu talento y tu dedicación ¡Pero recuerda que el arte no siempre necesita ser perfecto! Permítete experimentar, explorar nuevas formas y expresiones. No te juzgues con dureza, sino que abraza cada pincelada y cada trazo como una parte de ti mismo... confío en que lograrás hacerlo, Jungkook.

—Es que puedo jurar que, cuando mi mirada y la suya se encontraron, en lo único que pensé fue en tomar su mano y decirle que todo estaría bien. A veces una simple mirada, dice más que mil palabras y la de Jungkook... dice demasiado, puedo sentirlo, Tae. —El mencionado no tenía mucho que decir, sumándole el cansancio que las prácticas dejaban en él y sus preocupaciones.

—Okey, okey. Ahora que veo que estás aquí y entero, voy a irme a dormir, la próxima vez que te sucede algo así de última hora solo manda un mensaje, no hace falta la gran cosa, pero avisa Mimi, porque sí, soy una persona muy paranoica si se trata de ti. —Jimin frunció su ceño al observar a su amigo levantarse del sillón con prisa, incluso apagó su PlayStation tal como si alguien lo apurara a que realizara aquella acción... ¿Jimin estaba sobrepensando demasiado de nuevo o Taehyung había cambiado de tema y huido de la conversación?

—Taehyung... nada malo me ocurrirá, no debes preocuparte.

Este se fue hacia su habitación mientras que sus pensamientos eran una bola de nervios repetitiva, por mucho que intentara controlarlos era imposible hacerlo, el único momento en el que estos desaparecían eran al dormir, pues al cerrar sus ojos e ignorar la voz en su mente, encontraba cierta paz y relajación.

Se metió entre las sábanas de su cama sintiendo como, de a poco, sus ojos comenzaban a pesarle debido al cansancio de la práctica del día con un último pensamiento en mente.

Dices que no debo preocuparme, Mimi, pero ese es el problema... debo hacerlo.

Minutos más tarde, Jimin, envuelto en una toalla cálida y reconfortante, se encaminó hacia su habitación tras disfrutar de una relajante ducha. Los últimos días habían traído consigo un frío inusual, uno que parecía penetrar hasta los huesos. Para combatirlo, Jimin se había vuelto experto de los baños con agua caliente antes de acostarse, convirtiéndolos en un ritual indispensable para su bienestar.

Al secarse el cabello y echar un vistazo a la hora en su teléfono, Jimin sintió la necesidad de conectar con Jungkook. Estaba seguro de que Jungkook también estaría despierto en ese momento, dedicado a sus propias actividades nocturnas o inclusive habría llegado a su casa también. Sin dudarlo, marcó su número y, como si estuvieran sincronizados en su conexión cósmica, Jungkook respondió casi al instante.

La voz de Jungkook resonó al otro lado de la línea, cargada de sorpresa y ansiedad. Su relación con la tecnología era escasa, confinada a un sencillo celular que utilizaba para mantenerse en contacto con sus amigos y ocasionalmente deleitarse con música mientras dejaba fluir su creatividad en sus dibujos.

Jimin notó que su pantalla permanecía en negro, sin darse cuenta de que había iniciado una videollamada en lugar de una llamada convencional. La situación no hizo más que agregar una chispa de diversión a su conversación.

—¿Jungkook? ¿Por qué tu pantalla está en negro? —preguntó Jimin con una risita juguetona en su voz, revelando su travesura involuntaria.

Oh, Jimin ¡Lo siento! No me había dado cuenta de que era una videollamada —se disculpó Jungkook, sintiéndose un poco torpe en ese momento.

—No te preocupes, solo quería verte antes de ir a dormir. —confesó Jimin, dejando escapar un suspiro de alivio al tener a Jungkook cerca, aunque fuera a través de la pantalla.

A-ah, sí, ejem, y-yo... ¿Necesitabas verme antes de dormir? —Jungkook tartamudeó, incapaz de contener la emoción que surgía en su interior. El simple hecho de que Jimin deseara verlo antes de entregarse al sueño despertó en él una felicidad inesperada.

—Sí, ya sabes, por buena suerte y para tener sueños lindos... —explicó Jimin, esperando que Jungkook entendiera la importancia que, poco a poco, comenzaba a despertar en él.

En ese caso, me alegraría ser parte de tus sueños, Jimin. —respondió Jungkook con un toque de ternura en su voz, sintiéndose privilegiado por ser quien acompañaría a Jimin en su descanso.

Después de un breve momento de silencio, Jimin hizo una petición juguetona.

—Cántame algo para que me duerma. —Pidió a Jungkook, revelando su lado más encantador y travieso.

¡¿Yo?! —preguntó Jungkook, asombrado por la solicitud pero encantado de complacer a Jimin en todo lo que le pidiera.

—Sí, tú ¿Quién más pues? —respondió Jimin, dejando escapar una risita melodiosa.

Aunque Jungkook no era experto en canciones de cuna, decidió tararear una melodía suave y reconfortante. Se imaginó a sí mismo junto a Jimin, acariciándole el cabello de manera delicada y apacible, ayudándole a sumergirse en un sueño profundo y sereno.

Los minutos pasaron lentamente mientras Jimin se dejaba envolver por la melodía de Jungkook. Observando la pantalla, Jungkook se dio cuenta de que Jimin se había quedado profundamente dormido, aferrando su teléfono entre sus manos. La imagen era como una pintura antigua, capturando un momento íntimo y delicado que solo ellos conocían.

Sin perder tiempo, tomó una captura de pantalla de ese dulce momento y finalizó la llamada con cuidado, sabiendo que esa imagen ocuparía un lugar especial en su corazón, como una página de un antiguo libro de historias de amor, donde cada suspiro, cada melodía y cada gesto eran fragmentos de un romance en ciernes, pero una imagen también, que sería su nueva fuente de inspiración.


🌟


Más lindooos 🥺
Jimin será ahora la persona en la que se va a inspirar para hacer sus retratos... ¿Se conocerán más? ¿Cómo su vampirismo afectará esta relación que, de a poco, surge entre ellos? AAJDBW pronto lo sabremos

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