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🦋𝟏𝟒🦋

Jimin cerró la mochila con un suspiro, sintiendo el peso de la anticipación mezclado con una pizca de ansiedad. Cada cremallera que cerraba parecía sellar su determinación para emprender este viaje; no solo implicaba kilómetros de distancia física, sino también una travesía emocional hacia lo desconocido.

El sonido metálico de las cremalleras resonaba en la habitación, acompañado por el suave crujido de la tela al ser comprimida. Con la mochila sobre su hombro, Taehyung lo observaba en silencio, pero sus ojos expresaban una tormenta de emociones. Había una mezcla de incredulidad, preocupación y algo más difícil de definir, quizás una chispa de admiración por la valentía de Jimin al seguir los dictados de sus sueños, incluso cuando el mundo parecía gritarle que estaba equivocado.

—¿De verdad tienes que hacer esto? —preguntó Taehyung, su voz suave pero cargada de dudas. Sus palabras flotaban en el aire, cargadas de incertidumbre —Quiero decir... ¿Vas a visitarlos por esos sueños que has estado teniendo o hay otra razón?

Jimin con un nudo en la garganta intentaba buscar las palabras adecuadas para explicarse. Sabía que para Taehyung, todo esto parecía una locura, un salto al vacío sin red de seguridad. Pero había algo dentro de él, una certeza profunda y arraigada, que lo impulsaba a seguir adelante, incluso cuando el camino parecía incierto.

—Por supuesto que quiero verlos, pero también confío en lo que esos sueños podrían significar —respondió Jimin, su voz temblando ligeramente bajo el peso de la emoción. —Sé que suena absurdo... pero necesito que confíes en mí, Tae.

Taehyung asintió lentamente. Había aprendido a confiar en la intuición de Jimin a lo largo de los años, incluso cuando no entendía completamente sus motivaciones. Y ahora, mientras veía a su amigo prepararse para partir hacia Busan, no podía evitar preguntarse si también debería confiar en sus propios instintos.

—Confío en ti, Jiminnie —dijo Taehyung finalmente, su voz llena de determinación. Sus palabras resonaban en el aire, como un juramento sagrado pronunciado en un templo antiguo. —¿Cómo no lo haría? Te estoy apoyando en esto, pero... es solo que me parece todo muy... extraño. Me recuerda mucho a cuando llegamos a Seúl y viste a esa niña, pero no había nadie donde señalabas... y comienzo a sentir escalofríos solo de pensarlo.

Jimin asintió, recordando el incidente que había desconcertado a ambos, pues poco después, Jimin se habia entredo que cerca de la ruta habia ocurrido un accidente donde una familia habia fallecido, incluyendo a una niña, misma, que fue la que vio.

—Lo sé, entiendo que todo esto sea extraño, pero creo que hay una explicación para todo —dijo Jimin, tratando de infundir confianza en sus palabras. Su voz era como un faro en la oscuridad, guiando a Taehyung a través de las aguas turbulentas de la incertidumbre. —Y, además, si te sientes solo, puedes ir a ver a Jin. Eso resolvería las cosas, ¿no crees?

Taehyung asintió, una sombra de preocupación cruzando su rostro. —No lo sé... está muy triste últimamente. Me dijo que no era nada personal, pero que simplemente no quiere ver a nadie. Y aunque sé que no es decisión mía, no puedo evitar preocuparme. Después de que no lo veo en años no quisiera que se sienta así.

Jimin colocó una mano reconfortante sobre el hombro de Taehyung, ofreciendo un gesto de apoyo silencioso.

—Ve a verlo de todas formas —insistió Jimin, su voz suave pero firme. Sus palabras eran como un bálsamo calmante, suavizando las preocupaciones de Taehyung. —Nadie dice que debas invadir su espacio, pero si te ha dicho donde esta viviendo ahora, es por algo. A veces, las personas no saben cómo pedir ayuda o compañía. Piénsalo, ¿de acuerdo?

Taehyung asintió, pese a que todavía se sentía inseguro sobre lo que le deparaba el futuro.

—Está bien —dijo Taehyung finalmente, su voz más firme de lo que había sido antes. —Buen viaje... pero no te tardes, Jungkook va a extrañarte si no te ve la cara por mucho tiempo.

Jimin sonrió, con timidez, era innegable lo que Jungkook estaba provocando en él, ni siquiera podía disimularlo. —Oh, por favor... —respondió con un tono juguetón.

—Y si no te decides a dar ese paso, te empujaré para que lo hagas cuando llegue el momento —añadió Taehyung con una sonrisa traviesa.

Jimin rió, el sonido ligero y melodioso llenando el aire entre ellos. Sus mejillas se ruborizaron ligeramente ante la idea. —Está bien, me voy.

—¡Jungkook quiere darte besitos, Jiminie! —exclamó Taehyung, provocando una risa aún más contagiosa en Jimin.

Jimin se despidió de Taehyung con una sonrisa juguetona y un rápido movimiento de mano, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo por el viaje que tenía por delante. Con paso decidido, se dirigió a la estación de autobuses en taxi, ansioso por lo que el destino le deparaba.

Mientras se alejaba hacia la estación de autobuses, Jimin se sumergió en sus pensamientos, reflexionando sobre los sueños que lo habían impulsado a emprender este viaje. Visitar a su familia luego de una gira era un alivio inmenso, resultaba ser como desconectarse de la realidad por unos días, veía películas con su madre por horas durante la noche y estaba en el invernadero de su abuelo en las tardes.

Una vez en la estación, Jimin se encontró rodeado por el bullicio y la actividad frenética de la vida urbana. Gente corriendo de un lado a otro, voces murmurando en una cacofonía de sonidos y el aroma de la ciudad flotando en el aire.

Mientras esperaba su autobús sentado en una de las sillas para esperar, Jimin se sumergió en la calma relativa de la estación, dejando que sus pensamientos vagaran libremente con la musica que reproducio y oía a través de sus auriculares. Se preguntaba como estaría su madre y abuelo los cuales no veía desde su anterior descanso, anhelaba verlos con mucha fuerza.

El sonido de una llamada rompió su burbuja, sacándolo de su ensimismamiento. Era una llamada de Jungkook, su voz llena de entusiasmo y emoción traspasaba el aparato. Jimin sonrió al escucharlo, sintiendo una oleada de alegría al saber que Jungkook estaba pensando en él.

—¡Jungkook! ¡Me has leído la mente, pensaba en llamarte dentro de un rato! —exclamó Jimin, su voz rebosante de alegría al reconocer el tono familiar al otro lado de la línea. Su corazón latía con emoción.

Algo en lo que coincidimos de nuevo. ¿Por qué no me sorprende a estas alturas? —respondió Jungkook con una risa contagiosa. Cada palabra era como una nota musical, llenando el espacio entre ellos con una energía reconfortante.

—El viernes será la muestra, ¿verdad? —preguntó Jimin, ansioso por confirmar los detalles de su próxima cita. Era de poco creer para él que, es fuente de inspiración para quien es su artista favorito, algo que simplemente parecía algo platónico, una fantasía... sería una realidad en muy pocos días.

—Pues sí, finalmente. El dueño del lugar está muy ansioso por conocerte, quiere saber más sobre el chico que me inspiró a crear esas pinturas y, pues, por tu historia en general. —respondió Jungkook, sostenía una taza con sangre en sus manos.

En los últimos días, estaba controlando su sed de una forma excelente, tan así que estaba seguro que si algún tutor de autocontrol lo viese, se sorprendería de su tan rápido avance y seria el mejor de sus alumnos. Pero todo tenia sus contrapartes, pues, la luz solar lo afectaba más últimamente, por ende debía usar anteojos para el sol durante el día y tapar más su pálida piel, pero, para él era un detalle ínfimo si eso significaba que no le haría daño a Jimin al tenerlo cerca.

—Ammm, sobre eso...

¿Ocurre algo? —inquirió Jungkook.

—Es que estaré dos días en Busan, visitaré a mi madre y abuelo materno. Necesito verlos antes de ponerme a trabajar en mi nuevo solo. Espero estar de vuelta en Seúl el jueves, estoy seguro que para el viernes estaré ahí.

—¿A eso? ¡No te preocupes, Jimin! Ve a visitar a tus familia y descansa. Te he hecho trabajar demasiado, y sumado a lo que has estado trabajando con tu danza, es más que merecido. —respondió Jungkook con un tono reconfortante, mostrando su comprensión y apoyo incondicional. Sus palabras eran como un abrazo cálido en medio del frío de la incertidumbre.

—Tampoco es que haya hecho mucho, Jungkook. Quien hizo esas pinturas hermosas fuiste tú —replicó Jimin, unas cosquillas en su estómago se hicieron presentes ante los halagos de Jungkook y no sabía que tipo de respuesta dar.

Ya, pero... esas no existirían si no fuera por ti —insistió Jungkook.

En ese momento, Jimin notó un destello en una pantalla cercana, anunciando una actualización sobre su autobús con destino a Busan. Parpadeó sorprendido al leer el aviso: "Demora estimada: 10 minutos".

—Agh, parece que el autobús tiene otros 10 minutos de demora... estoy esperando en la estación hace un buen rato —comentó Jimin, cambiando de tema mientras observaba el reloj de su celular con impaciencia.

—¿10 minutos más? Entonces son suficientes... —respondió Jungkook misteriosamente.

—¿Suficientes para... —Jimin estaba desconcertado por la respuesta de Jungkook, pero antes de que pudiera formular otra pregunta, la llamada se cortó abruptamente. Un silencio tenso llenó el espacio entre ellos, dejando a Jimin preguntándose qué significaba la misteriosa insinuación de Jungkook, había actuado de forma un tanto extraña.

Sin saber qué hacer simplemente colgó la llamada y coloco su música otra vez, pero poniendo una canción nueva, "I wanna be yours" de Arctic Monekys, cada verso le hizo pensar en Jungkook y todos los sentimientos que este estaba generando en Jimin.

Los momentos que pasaron juntos las risas compartidas, las miradas cargadas de significado, la sensación reconfortante de estar cerca de él y esa conexión que siente con tan solo verlo, únicamente le provocan ganas de ser de él, de que sus ojos lo observen y le hagan saber que es solo de su pertenencia y que estos siempre lo se encuentren con ese característico brillo con el que lo hacen cada vez que lo hacen. Era como si cada palabra de la canción resonara con la intensidad de sus propios sentimientos, haciendo que el deseo de estar con Jungkook se volviera aún más profundo y palpable.

A media canción, Jimin sintió un suave roce en su hombro, se sobresalto y por inercia su cuerpo hacia donde sintió una presencia detrás de él, sorprendiendose aun mas al ver que Jungkook estaba frente a él sosteniendo un pequeño ramo de flores rosas con una sonrisa traviesa en el rostro, sus miradas al encontrarse, Jungkook entonces bajo sus anteojos para poder observarlo como quisiera.

Su aparición fue como un rayo de sol en medio de una tormenta, iluminando el día de Jimin con su presencia radiante pese a su evidente piel pálida, incluso parecía que Jungkook no salía de su casa en días, pero poco importaba, pues la piel de Jungkook ante los ojos de Jimin, era algo demasiado llamativo, sus elegantes trajes negros y cabellos azabaches lo hacían destacar de entre toda la gente.

—¿Cómo llegaste tan rápido hasta aquí? —preguntó Jimin, como se menciono, sorprendido por la aparición repentina de Jungkook. Cada palabra era como un eco en el aire, llenando el espacio entre ellos con una sensación de asombro y maravilla.

—Pues... digamos que estaba de camino —respondió Jungkook con una risa, revelando su pequeño secreto con una expresión juguetona en los ojos. Sus palabras eran como un susurro en la brisa, llevando consigo el aroma dulce de las flores que sostenía en la mano y le extendió a Jimin. —Son camelias, me parecieron bastante llamativas, como tú, por eso quise dartelas.

Jimin aceptó las flores con una sonrisa agradecida, sintiendo el corazón palpitar con emoción y anticipación. El aroma dulce de las flores rosas llenaba el aire a su alrededor, creando un aura de ternura que los envolvía a ambos.

—Y si no te decides a dar ese paso, te empujaré para que lo hagas cuando llegue el momento.

Jimin sintió un cosquilleo en el estómago al recordar las palabras de Taehyung, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. Era como si una corriente eléctrica recorriera su cuerpo, despertando sensaciones que apenas había reconocido antes. Cada latido era un eco de la pasión que sentía por Jungkook, un recordatorio constante de la intensidad de sus emociones, latidos que Jungkook podía oír, y por ende, decidió acercase más hacia Jimin, adoraba escuchar el sonido de sus latidos sin que su cuerpo le implorara que se alimentara de él.

Es como si mi corazón me ordenara que lo haga.

Sin pensarlo dos veces, Jimin se dejó llevar por el impulso del momento. Apagó su mente mientras inclinaba lentamente su rostro hacia el de Jungkook, sintiendo la adrenalina recorrer cada fibra de su ser.

Cuando sus labios finalmente se encontraron, fue como si el mundo se detuviera a su alrededor. El suave roce de sus labios envió una corriente eléctrica a través de sus cuerpos, despertando sensaciones que nunca antes habían experimentado. Era un beso lleno de ternura y pasión, un encuentro de almas que se buscaban y se encontraban en medio del caos del mundo.

El tiempo parecía detenerse mientras se perdían en el momento, saboreando cada instante de intimidad y conexión entre ellos. Cada caricia de sus labios era como una promesa, un juramento silencioso de estar juntos pase lo que pase. En ese momento, no importaba nada más que ellos dos, perdidos en el abrazo ardiente de su amor compartido.

Cuando finalmente se separaron, Jimin se encontró con la mirada cálida y afectuosa de Jungkook, su sonrisa iluminando su rostro con una luz radiante. En ese momento, el mundo parecía girar a su alrededor, pero solo tenían ojos el uno para el otro. Era como si estuvieran solos en medio de la multitud, compartiendo un momento íntimo y especial que nunca olvidarían.

Cada latido de sus corazones resonaba en perfecta armonía, como si estuvieran sincronizados en el ritmo del amor que compartían. En ese instante mágico, supieron que este beso era solo el comienzo de algo hermoso y emocionante. Era el inicio de su historia de amor, un cuento de hadas moderno lleno de romance y pasión, pero también de incertidumbre y posibilidad.

—Quería dar ese paso, pero siempre y cuando tu quisieras, no quería presionarte a nada... y... no pensé que tu, es decir si se que...

—Jungkook... lo único que se es que mi corazon late tu nombre, y si tu sientes algo similar... estaría dispuesto con todo mi ser a recibirlo.

Jungkook entonces, estrecho su mano con la de Jimin, ambos perdiéndose en el otro, sorpresivamente, podía decir que por primera vez en décadas se sentía sonrojado, un leve color rosado tiñendo sus mejillas de forma sutil. Pese a que un latido el cual había perdido su bombeo pero aún así, se mantenía constante por cierto período de tiempo, este latía en la misma sintonia que el de Jimin, ambos latidos resonaban correspondidos en ese instante y Jungkook podía escucharlo con claridad.

—Mi corazón también late tu nombre Jimin, cada pincelada de pintura lleva tu historia y arte, desde que te vi, estás grabado en mi.

Jimin abrazo a Jungkook con fuerza, aferrándose a él ignorando los llamados de que su bus ya había llegado, pero debía soltarlo e ir, no sin antes...

—Te veré pronto —susurró Jimin, sus ojos brillando con emoción y determinación.

Jungkook asintió con una sonrisa, su mano buscando la de Jimin y entrelazando sus dedos en un gesto de complicidad y cariño. Era como si estuvieran sellando un pacto silencioso entre ellos, prometiéndose amor y lealtad en cada gesto y cada mirada.

—Ten un buen viaje, Jimin-ssi. Que estas flores sean el medio por el que te acompañaré en la distancia —dijo Jungkook con ternura, sus ojos reflejando todo el amor y apoyo que sentía por él.

Jimin asintió con gratitud, sintiendo una oleada de felicidad y gratitud inundar su corazón. Con las flores en la mano y el recuerdo del beso en los labios, se despidió de Jungkook con la certeza de que este viaje sería solo el comienzo de algo hermoso y emocionante.

Jungkook por su parte, sentia que cada dia se acercaba mas a Jimin y a ese pasado que incluso en el presente, sigue uniendo sus almas.  

Jimin llegó a la terminal de Busan, donde fue recibido calurosamente por su madre, Park Min-ji, y su abuelo, Park Sang-ho. Los abrazos y las sonrisas llenaron el aire mientras se saludaban con cariño, compartiendo el afecto acumulado durante el tiempo que habían estado separados. La terminal bulliciosa parecía desvanecerse a su alrededor, dejando solo el reconfortante reencuentro familiar.

Minji, una mujer de mediana edad con cabello castaño medio avellana y raíces canosas, miraba a su hijo con ojos llenos de amor y orgullo. Sus rasgos delicados y su sonrisa acogedora hacían que Jimin se sintiera en casa inmediatamente. Al lado de ella, Sangho, un hombre de avanzada edad con el cabello completamente blanco y un semblante sereno, ofrecía una figura de sabiduría y calidez. Sus ojos, pequeños y llenos de historias, brillaban con alegría al ver a su nieto.

—¡Jimin-ah! —exclamó Minji, abriendo los brazos para recibir a su hijo.

—¡Mamá! —respondió Jimin, abrazándola con fuerza—. Te he extrañado tanto.

Minji lo abrazó con fuerza, y luego se apartó un poco para mirarlo a los ojos.

—Yo también te he extrañado, querido. ¿Cómo estás? ¿Cómo fue la gira?

Antes de que Jimin pudiera responder, su abuelo, Park Sang-ho, dio un paso adelante con una sonrisa cálida en su rostro.

—¡Jimin! —dijo Sang-ho, extendiendo los brazos para abrazar a su nieto—. Es bueno verte, muchacho.

—¡Abuelo, te he echado de menos! —dijo Jimin, devolviendo el abrazo.

—Nosotros también te hemos echado de menos —respondió Sang-ho, dándole una palmada en la espalda—. Te ves más delgado, ¿has estado comiendo bien?

Jimin rió y asintió.

—Sí, abuelo, he estado comiendo bien. Solo he estado muy ocupado con las presentaciones.

—Sabemos cuánto trabajas, hijo —dijo Min-ji, colocando una mano cariñosa en el hombro de Jimin—. Pero estamos tan orgullosos de ti.

—Gracias, mamá. Gracias, abuelo. Es realmente bueno estar en casa despues de tanto tiempo.

—Venga, vamos a casa —dijo Sangho—. Te hemos preparado tu comida favorita... por cierto estas son ¿Camelias rosadas?

—Ammm... podria decirse que si, luego les contare sobre eso. 

Durante el trayecto en auto hacia casa, la conversación giró en torno a la gira de baile que Jimin había realizado junto a Taehyung. Su madre y abuelo escuchaban atentamente, intercalando expresiones de admiración y orgullo por los logros de Jimin y su amigo. Jimin describía con entusiasmo las ciudades que habían visitado, los escenarios en los que habían actuado y las ovaciones del público, mientras sus ojos brillaban con la pasión que sentía por su arte.

Al entrar en la casa, se notaba un ambiente acogedor y familiar. El suelo de madera oscura crujía suavemente bajo los pies, y las paredes estaban decoradas con fotografías familiares y cuadros pintados a mano. En la sala de estar, un cómodo sofá y sillas rodeaban una mesa baja de té, donde Jimin recordaba pasar tardes enteras escuchando las historias de su abuelo.

La casa del abuelo de Jimin, estaba situada en las afueras de Busan, rodeada de naturaleza y tranquilidad. Era una vivienda tradicional coreana, conocida como hanok, con techos curvados y una estructura de madera robusta que exudaba historia y encanto. La casa estaba pintada en tonos cálidos de terracota y blanco, con ventanas amplias que dejaban entrar mucha luz natural. 

Una vez en casa, después de instalarse, colocar más flores que Jungkook le dio en agua y disfrutar de una deliciosa comida casera preparada por su madre, Jimin se encontró a su abuelo en su invernadero. El jardín trasero de la casa era un lugar especial, un refugio verde y sereno.

Allí se encontraba dicho invernadero, una estructura de vidrio y metal que brillaba bajo el sol. El invernadero era el orgullo del abuelo, quien pasaba horas cuidando de sus plantas. En su interior, el aire era fresco y húmedo, lleno del aroma de flores y tierra. Las plantas estaban organizadas en hileras ordenadas, con una variedad de flores de colores vivos, hierbas aromáticas y vegetales frescos. Había orquídeas delicadas, lirios vibrantes y helechos frondosos, creando un pequeño paraíso botánico. Sangho tenía un rincón especial dedicado a las plantas medicinales, que solía usar para preparar remedios caseros, mismo donde su madre tambien trabajaba.

Para Jimin, el invernadero era un lugar de paz, donde podía relajarse y reconectar con la naturaleza, guiado por la sabia mano de su abuelo.

Después de acomodarse en la casa y disfrutar de una comida casera, Jimin y su abuelo, Park Sang-ho, se sentaron en el jardín trasero, cerca del invernadero. La brisa suave acariciaba sus rostros mientras el sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de tonos naranjas y rosados.

—Abuelo, hay algo de lo que quiero hablar contigo —dijo Jimin, rompiendo el silencio con una voz que reflejaba tanto alivio como inquietud.

—Por supuesto, Jimin —respondió Sang-ho, mirándolo con atención—. ¿Qué sucede, hijo?

Jimin tomó una respiración profunda, reuniendo las palabras que había estado guardando.

—He estado teniendo sueños inquietantes últimamente —comenzó—. Sueños que me despiertan en medio de la noche y me dejan sintiéndome ansioso y perturbado. Estos sueños han estado afectando mi sueño y mi paz mental, abuelo. Me siento agotado y abrumado.

Sang-ho frunció el ceño con preocupación, inclinándose un poco más hacia su nieto.

—Lo siento mucho, Jimin. Eso debe ser muy difícil para ti. ¿Puedes contarme más sobre esos sueños?

Jimin asintió, agradecido por la disposición de su abuelo a escuchar.

—Todos los sueños tienen el mismo patrón, primero comence a soñar que soy un general militar que comparte una estrecha relación con otro soldado. En el primer sueño estaba en un extenso campo, observando el cielo. Podía sentir el miedo de ese mayor, pero luchaba por mantenerse sereno frente a los demás. Luego, apareció este soldado, Jeon. Parecía ser muy tímido, lo que me hizo sentir ternura, y le pregunté si se había tomado el tiempo de observar el cielo. Le dije a modo de chiste que vería mejor el sol si no se tapara tanto con ese casco, pero él se alejó con una sonrisa tímida. En eso, vimos una mariposa azul; ninguno de los dos había visto una... y yo le contaba una historia.

—¿Qué historia? —preguntó Sang-ho, interesado.

—Es una leyenda que encierra un gran significado. Narra la historia de un hombre que enviudó y tenía dos hijas. Las niñas eran muy inteligentes y curiosas. Su padre las envió a pasar un tiempo con un sabio que respondía todas sus preguntas. Una de las hermanas decidió poner a prueba al sabio y atrapó una mariposa azul. Luego le dijo a su hermana que intentaría hacerle una pregunta que el sabio no pudiera responder. La niña dijo que atraparía a la mariposa azul con sus manos y le preguntaría al sabio si estaba viva o muerta. Su plan era "engañarlo": si el sabio decía que estaba muerta, ella la dejaría volar, pero si decía que estaba viva, la apretaría hasta que muriera. La respuesta del sabio siempre sería incorrecta.

—Oh, la leyenda de la mariposa azul. Cuando la niña hizo las preguntas, el sabio le respondió que todo dependía de ella, porque en ese momento la mariposa estaba en sus manos. Ella sería quien decidiría si la mariposa vivía o moría, no el sabio con sus respuestas... ¡La conozco! —dijo Sang-ho, asintiendo.

—¿De verdad? —Jimin se sorprendió.

—¡Por supuesto! —respondió Sang-ho con una sonrisa.

—Luego de eso, le dije al soldado Jeon que en medio de la adversidad, recordara que él era dueño de sus decisiones y de su destino. Que aprendiera de los errores y siguiera adelante sin miedo, no importa qué tan difícil sea. Le hice una promesa.

—¿Y luego volviste a tener otro sueño? —inquirió Sang-ho.

—Exacto. En este pude no solo ver mi apariencia, sino que entendí que el soldado Jeon y yo nos conocíamos antes de que la guerra empezara. Estaba en lo que parecía ser un bar de los años 50. Un hombre me llamaba, uno bastante elegante al que no podía verle el rostro, pero sí reconocí su voz... era la de Jungkook. Luego de eso, desperté.

—Entonces, Jungkook parece que antes era un hombre elegante que te conoció como general incluso antes de la guerra. Eso significa que en estos sueños te dedicabas a eso. A los militares de alto cargo suelen darles vacaciones, por lo tanto, quizás estabas de vacaciones, lo cual explicaría por qué estabas en un bar —reflexionó Sang-ho.

—El último sueño que tuve fue el de mi presunta muerte. Moría en la guerra, debido a que quería proteger al soldado Jeon. Me interpuse para que no recibiera el disparo del otro soldado. Él prometía que me curaría, pero apenas podía respirar; estaba muy cansado. Con mi último aliento intenté hacerle recordar lo que habíamos dicho antes de entrar en batalla: "No importa lo que pase, debemos salir victoriosos. Incluso si uno de nosotros no lo logra..." Él seguía insistiendo en que ambos sobreviviríamos. Nunca lo había visto así de angustiado. En el sueño sentía que no quería irme y dejarlo, pero mi cuerpo no podía más. Por ello le pedí que se salvara y encontrara a su mariposa de alas azules en su vida.

Sang-ho asintió, su rostro reflejando comprensión y empatía.

—Wow... ¿y estos sueños... comenzaron cuando lo conociste?

—Exacto.

Sang-ho miró a Jimin con una expresión reflexiva.

—Pues no hay muchas vueltas, Jiminie. Estos sueños efectivamente son recuerdos, vistazos borrosos de lo que fue tu vida pasada, en la que él también parecía formar parte de la tuya, al igual que ahora. Pero su caso es muy distinto.

—¿A qué te refieres? —preguntó Jimin, intrigado.

—Jeon Nabi... no es alguien que haya tenido varias vidas desde hace mucho tiempo. Su alma está estancada, sin poder reencarnar como lo hacemos tú o yo.

—¿Qué quieres decir?

—Eres un chico listo, Jimin. Sé que podrás deducirlo por tu cuenta. ¿Sabes? Tu abuela tenía algo especial, mágico. Ella era una bruja. No de esas que lanzan brillos con sus manos, pero sí hacía pociones, podía mover cosas y hacer conjuros. Ella me explicó que a través de nuestros sueños podemos tener vistazos de nuestras vidas pasadas, y hay alguien en esos sueños que quizás volvió a tu vida en esta. No todos tienen la suerte de recordar sus vidas pasadas, y mucho menos de heredar la brujería. Ni siquiera tu mamá, pero parece que tú tienes algo de ella. Las brujas tienen dones para recordar vidas pasadas o almas que aún deambulan en este espacio terrenal.

—¿Eso quiere decir que...?

—Exacto, tienes un don, Jimin. Eso no te convierte en un brujo, pero tienes una visión que cualquier persona normal no tiene.

—¿Entonces Donna, mi amiga imaginaria cuando era niño...?

—Exacto, no era imaginación.

—¡No puede ser! ¡Qué miedo! —exclamó Jimin, con los ojos muy abiertos.

Sang-ho le dio una palmadita reconfortante en el hombro.

—Nieto, relájate. Tu abuela fue y siempre será una bruja espiritual. Nunca conectó con energías malas u oscuras; siempre hizo el bien toda su vida. Esta amiga tuya que veías de niño no era un alma en pena que quería hacerte daño, sino una especie de guardián.

—¿Por que no me contaron esto antes?

—Eso es por mi —Minji se hizo presente en el invernadero, bastante seria, cosa que era muy rara pues esta no tiende a tener dicho semblante— yo no quería que estuvieras involucrado y que tuvieras una niñez normal, tu abuela de todas formas, siempre con su brujería se aseguró de protegerte y cuitarte a lo largo de tu vida... Mimi, incluso que coincidieran con Jeon nuevamente en esta vida tampoco es coincidencia.

—¿Entonces pueden explicarme que significa que el no puede reencarnar como nosotros y que su alma está estancada en el tiempo? ¿Como saben eso?

—Es como dijo tu abuelo, Mimi, las respuestas están frente a ti. Sólo debes abrir la mente ante las deducciones, si hablamos de vidas pasadas y brujas ¿Crees que es lo único que existe? Jimin... todo lo que podemos tanto tu abuelo como yo decirte es que, si Jungkook es alguien con quieras estar, debes conocerlo del todo antes.

Jimin durante ese día no supo que pensar, se mantuvo ayudando a su abuelo en las tareas del invernadero y a su madre con su negocio de flores el cual, hace muy poco tiempo había logrado abrir.

Esa noche, se volvió a dormir y reflexionó lo que sunmadre y abuelo dijeron: las respuestas estaban frente a él.

Muy difícilmente un alma es capaz de no reencarnar, todos lo hacemos al morir, el alma no reencarna si está persona no muere... pero ¿Qué clase de persona no muere? Sencillo, alguien que es inmortal.

Cuando el ataque de Hyeri había ocurrido, la actitud de Jungkook era extraña casi distante

—¿Te da fobia?

—¿D-de qué hablas?

—La sangre, parecías bastante inquieto cuando Hyeri cayó en tus brazos y viste la sangre en tus manos, incluso ahora...

—Podría decirse que algo así... tengo demasiadas fobias en lo que respecta a la sangre. No me quedo tranquilo sabiendo que ella está así y... algo o alguien pudo haberle hecho daño, pero más sabiendo que fue a unos pasos de tu casa, Jimin.

¿Y si en realidad algo peor amenazaba sus vidas? Jimin recordaba leer un artículo en línea que mencionaba los presuntos ataques animales que habían ocurrido durante la noche. La mayoría de las víctimas presentaban heridas en el cuello, pero nadie podía identificar qué tipo de animal era el responsable.

—No es solo por eso que lo hago, Tae. Siento algo extraño en todo esto, es difícil de explicar. Estos ataques no son simples incidentes de la fauna salvaje. Y, sinceramente, ¿qué clase de animal se centra en atacar exclusivamente el cuello de sus víctimas?

No solo eso, cuando visito a Jungkook para que este realizara las pinturas...

—Dime rápido, Jimin estaba cambiándose para empezar con los retratos.

—Pues... me puse en contacto con la persona que te mencioné para enviar a analizar el colmillo de ese vampiro que atacó a Hyeri. Puedes quedarte tranquilo, es alguien de absoluta confianza, y además, también es un vampiro... ¿conoces al médico Na Jaemin?

—Oh, sí, sé quién es. Tiene su fama por atender a vampiros... hace unos años lo visité.

—Bien... él examinó el colmillo y me reveló que es algo que jamás había visto, Jungkook. Escasos conocen el origen del vampiro, incluso entre los vampiros. Como suele ocurrir, existen rumores, pero no son numerosos quienes comprenden que el vampirismo es un virus meticulosamente creado por manos científicas. Y así... el médico Na insiste en que, como sospechábamos, se llevan a cabo experimentos, pero quizás estos nunca cesaron. Para que este vampiro evolucionara como lo hizo, señaló que se precisan años de estudio.

—Pero eso no es posible, yo... y-yo los había detenido.

—¿Cómo? ¿A qué te refier-

—¡Jungkook, ya estoy listo!

Sí, ese día había escuchado esa conversación extraña entre Eunwoo y Jungkook, pero no pensó que podría ser algo relacionado a ello, incluso penso que ambos estaban hablando de una serie de television o un libro, jamas lo habria relacionado con la realidad, nada tenía sentido esta altura... lo único que sabía es que, Jeon Nabi... o mejor dicho, Jeon Jungkook por quien estaba comenzando a sentir algo y a quien habia besado, posiblemente es un vampiro y las respuestas siempre estuvieron frente a él.


🌟

¡Okey! Momentos decisivos en "Butterfly", no falta mucho para que los nudos en esta historia empiecen a hacerse más grandes, pero nada que no sea solucionable.
En la versión anterior, esta historia contaba con 28 capítulos + epílogo, pero debido a que en esta versión los capítulos son más extensos y hay mucho más desarrollo de por medio, es probable que termine con menos capítulos, son cosas que igual voy a ir calculando sobre la marcha.

Tomen agüita y cuídense mucho 💗

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