
🦋𝟏𝟑🦋
Eunwoo subió la última pintura al vehículo con sumo cuidado, asegurándose de que estuviera protegida por las mantas acolchadas que habían preparado. Cada movimiento era preciso, como si estuviera manejando una pieza frágil de cristal. Mientras tanto, Jungkook, con gesto serio pero cortés, se encontraba inmerso en una conversación con el dueño del lugar de la exposición. El hombre, de estatura menor a la media y cabello canoso, emanaba una amabilidad que contrastaba con su firmeza al explicar que no había posibilidad de cambiar la fecha del evento.
—Sin duda, las pinturas son geniales, Jeon. Me alegra saber que contaremos con tu trabajo en nuestro espacio —comentó el señor Choi, ajustándose los lentes con un gesto reflexivo. Su atuendo, aunque elegante, transmitía un aire de informalidad que lo hacía más cercano.
—No hay problema, señor Choi. Yo mismo pensaba que no llegaría a terminarlas para el viernes, pero ahora... solo faltan cuatro días, como un abrir y cerrar de ojos —respondió Jungkook con una sonrisa tranquila, aunque por dentro sentía una mezcla de ansiedad y confianza en su habilidad para cumplir con el plazo.
—No dudaba de que podrías hacerlo, Jeon. Ese talento está en tus genes —el señor Choi elogió con una sonrisa, ajeno al verdadero origen de ese talento, mientras sus arrugas faciales se suavizaban con la expresión amistosa.
Jungkook se quedó sin palabras ante el comentario, sintiendo un nudo en la garganta al recordar el legado artístico de su familia, ahora relegado al olvido desde que fue convertido en vampiro. Desde entonces, todo el legado de artistas pertenecía y siempre había pertenecido a él, bajo distintos nombres, una carga que llevaba con resignación y orgullo a partes iguales.
—Bueno, nos veremos el viernes, señor Choi. Siempre es un placer —dijo Jungkook, esbozando una reverencia respetuosa, antes de darse media vuelta para abordar el vehículo junto a Eunwoo.
—Así es. Espero que el joven de tus pinturas también esté presente... ¿Cómo decías que se llamaba? —preguntó el señor Choi, con un destello de curiosidad en su mirada.
—Park Jimin, estoy seguro de que estará allí —confirmó Jungkook con confianza, antes de desaparecer dentro del vehículo.
Con eso, Jungkook subió al vehículo y una vez que Eunwoo lo puso en marcha, ambos se alejaron llevando consigo las pinturas hacia su destino. Jungkook confiaba plenamente en Eunwoo, por lo que sabía que llegarían sanas y salvas, aunque no pudo evitar sentir un ligero nerviosismo ante la incertidumbre del futuro.
Al girarse, algo pareció fuera de lugar. El vecindario estaba envuelto en un inusual silencio, como si incluso los insectos que mantenían el ambiente vivo hubieran cesado sus murmullos. Las nubes grises ocultaron el poco rastro de sol que hubo durante el día y ahora la noche emergente; los últimos días de invierno estaban repletos de fuertes lluvias.
Permaneció inmóvil durante unos breves segundos, esperando, lo que sea, un sonido, un movimiento. Entonces, un sonido estruendoso resonó desde atrás y se volteó al instante.
Un escalofrío recorrió su espina dorsal cuando vio a Min Yoongi, de pie frente a él, con una sonrisa traviesa que denotaba su familiaridad con la situación.
Suspiró aliviado al ver que, después de tantos años, estaba frente a él. Incluso pese a que fuera su más allegado cuando estuvo preso en el laboratorio, nunca lo había visto sano o siquiera sonreír. Vestía con una camisa blanca junto con unos pantalones negros, su palidez contrastaba con su cabello negro; ante los ojos de Jungkook, Yoongi parecía incluso más vampiro que él o cualquier otro que hubiera visto.
—¡Oye! ¿Así me recibes después de 153 años sin vernos? ¿Tanto miedo doy? —la voz de Yoongi rompió el silencio, cargada de emoción y complicidad.
—Min Yoongi... parece que no te olvidaste de mi existencia, ¿eh? —Jungkook respondió con una sonrisa igualmente cálida, su mirada reflejando el reencuentro con un viejo amigo después de tanto tiempo.
Se acercó hacia él y ambos se sumergieron en un fuerte abrazo, pues nadie más que ellos sabían las vivencias espantosas que habían tenido en aquel horrible lugar, y cómo fueron el ancla necesaria el uno para el otro para no caer en la locura.
—Sabes que después de estar tanto tiempo encerrado, tenía que explorar el mundo, conocer distintos lugares y recuperar mi libertad... siento mucho no haberme contactado antes, pero enfrentar el mundo real fue más difícil de lo que imaginaba —explicó Yoongi con sinceridad, sus ojos brillando con una mezcla de nostalgia y alegría por el encuentro. En cuanto se separaron del abrazo, Yoongi reposó su mano sobre el hombro de Jungkook en muestra de apoyo.
—No te preocupes, comprendo, de verdad. Fueron años difíciles, toda esa sed... las emociones abrumadoras, no poder salir durante el día. Es complicado encontrar un equilibrio sin desesperarse en el proceso y más haciendolo por nuestra cuenta después de haber estado tanto tiempo haciéndonos compañía —respondió Jungkook, recordando los desafíos de su propia adaptación a la vida inmortal.
—Lo sé. ¡No sabes lo mucho que extraño el verano! A veces pienso que no lo disfruté lo suficiente la última vez... yo solo trabajaba como un esclavo, en fin. Oye, me enteré de que tu manager, Cha Eunwoo, buscaba mi contacto para que pudieras hablar conmigo, mi secretaria me lo hizo saber... pero ya había llegado a Seúl en cuanto me informó, quise sorprenderte. No te creas que en todos estos años no te tuve presente.
—Ah, eso... aprecio mucho que nuestros tiempos hayan coincidido y que estemos frente a frente después de tantas cosas que nos ocurrieron en todo este tiempo y realmente quiero contarte todo lo que ha sucedido en estos siglos. Desearía que fuera por buenas noticias la razón por la que me contacté contigo, pero temo que no son el tipo de noticias que tengo —dijo Jungkook con seriedad, su tono reflejando la preocupación por lo que estaba por revelarle a su amigo.
—¿A qué te refieres? ¿Qué está sucediendo?
—Entremos a mi casa, te lo contaré todo —propuso Jungkook, guiando a Yoongi hacia su casa con gesto serio pero amistoso. La brisa nocturna susurraba entre los árboles, creando un ambiente cargado de tensión y misterio mientras caminaban por las solitarias calles. Últimamente, Jungkook sentía tanta inseguridad en las noches que no quería que sus seres más allegados estuvieran afuera a altas horas.
Una vez en la sala de estar y con Yoongi sentado en su sofá, Jungkook sacó el característico colmillo, el cual había guardado bajo llave en un cajón para mostrárselo a Yoongi cuando lo encontrara.
La luz de la lámpara iluminaba débilmente la habitación, arrojando sombras inquietantes sobre el rostro preocupado de Jungkook, quien ahora estaba sentado frente a Yoongi en otro sofá. El vampiro sostenía el colmillo en la pequeña bolsa transparente sin comprender qué pasaba.
—Una mujer de nombre Hyeri fue atacada hace unas semanas —comenzó Jungkook, su voz grave cargada de preocupación. —Cuando dejé en su casa a un... amigo, sentí el aroma de la sangre de esta chica y me acerqué allí. Antes estaba hablando con Eunwoo por teléfono y corté la llamada al sentir su aroma. Un rato después, ella apareció herida y cayó en mis brazos. No voy a negar que, en cuanto vi tanta sangre, me costó concentrarme, pero luego mi amigo... Jimin apareció y me trajo a la realidad de nuevo porque lo escuché llamarme. Nos contactamos con urgencias y todo quedó como un ataque animal. Una vez que ella estuvo internada, decidí volver a la escena del crimen con Jin, un amigo vampiro que me ayudó a volver al mundo luego de escapar del laboratorio, y encontramos ese colmillo... bueno, se lo quitamos a la policía en realidad.
Yoongi escuchaba atentamente, su rostro mostrando un gesto de preocupación mientras procesaba la información en la penumbra de la habitación.
—¿Esto ha ocurrido antes? —preguntó Yoongi, con una ceja alzada en interés.
—Sí, cerca de la casa de Jin. En horas de la madrugada, mientras jugábamos a la PlayStation, escuchamos un grito afuera. Al salir, vimos a una criatura con la piel pálida alimentándose de una mujer. Yo nuevamente me nublé, incluso después de tanto tiempo me ha costado estar en contacto con la sangre humana, al punto que Jin debió darme una cachetada para volver a la realidad. Al volver en mí, separé a la criatura de la mujer, quien se desplomó en los brazos de Jin, quedó inconsciente pero a salvo. La criatura emitía gruñidos que a cualquiera le daría un miedo profundo, no tuve otra opción mas que aniquilarlo.
—¿Qué hizo Eunwoo con el cuerpo de esa criatura? —preguntó Yoongi, con un tono de preocupación en su voz.
—Me dejo dicho en un mensaje que lo escondió en el cementerio nacional de Seúl —respondió Jungkook, con un tono sombrío, mientras la oscuridad de la habitación parecía cerrarse a su alrededor.
—Iremos allí, necesito verlo en persona —declaró Yoongi, con determinación— ¿Cómo lo describirías?
—Pues... era demasiado delgado, al punto que su propia grasa corporal alcanzaba a tocar sus huesos —comenzó Jungkook, recordando la imagen perturbadora— El tono de su piel era pálido, casi blanco. Tenía unos pocos cabellos en la cabeza, pero era muy alto y su aspecto era inhumano.
—Nunca dejaron de experimentar aunque escapamos incendiando ese laboratorio asqueroso... ¿Cierto? ¿Están haciendo lo mismo que hicieron con Yeonjun? ¿Todavia siguen existiendo freaks?—murmuró Yoongi, con una mezcla de ira y frustración en su voz. Su mirada se perdía en el vacío, rememorando los horrores del pasado que parecían perseguirlos hasta el presente.
Jungkook no supo qué responder, pues verdaderamente no sabía qué decir. No tenía pista alguna más que los recientes ataques y un colmillo. No sabía quién podría estar detrás de todo o siquiera si era una sola persona la involucrada, lo cual dudaba bastante.
—¡Mierda! Pasé más de 80 años en ese lugar, deseando que esas cosas no siguieran y ahora vienen potenciadas. ¡Asombroso! ¿Qué saben acerca de este colmillo? —preguntó, su voz cargada de una mezcla de incredulidad y temor.
—Un doctor que conozco examinó el colmillo y me reveló que es algo que jamás había visto —respondió Jungkook, con un tono grave. —Insiste en que, como sospechábamos, se llevan a cabo experimentos, pero quizás estos nunca cesaron. Para que este vampiro evolucionara como lo hizo, señaló que se precisan años de estudio... para mí fue igual de decepcionante saber que al prender fuego ese laboratorio, nunca le pusimos fin a nada.
—De acuerdo, iremos al cementerio. Tengo que verlo con mis propios ojos —declaró Yoongi, su determinación palpable en cada palabra.
La habitación quedó sumida en un silencio cargado de tensión, mientras ambos se preparaban mentalmente para enfrentar lo desconocido que les aguardaba en el cementerio nacional de Seúl. El reloj marcaba las horas con un tic-tac constante, como si estuviera contando los segundos hasta el inevitable encuentro con la oscuridad que les acechaba.
Jungkook se estremeció ligeramente al sentir el roce del viento gélido en su piel al abrir apenas la puerta de su casa y salir de esta. Yoongi avanzaba con paso firme, como si estuviera acostumbrado a la oscuridad que los rodeaba.
El frío de la noche envolvía el cementerio con una capa de misterio, haciéndolos sentir como intrusos en un mundo de sombras y susurros. Cada paso resonaba en la quietud de la noche, marcando su avance entre las tumbas que se alzaban como guardias silenciosos de los secretos enterrados bajo tierra.
Los árboles, retorcidos y sombríos, parecían susurrar secretos ancestrales entre sus ramas desnudas, mientras la luz plateada de la luna se filtraba entre las hojas, iluminando débilmente su camino. Cada sombra cobraba vida propia, danzando en las lápidas como espectros fugaces que desaparecían en la oscuridad.
Jungkook miró a su alrededor con cautela, sintiendo el peso de la noche sobre sus hombros mientras se adentraban más en el cementerio. La brisa nocturna agitaba su cabello oscuro, enviando escalofríos por su espina dorsal mientras se preparaba para lo que encontrarían más adelante.
—Entonces, ¿cómo lo hiciste? —preguntó Jungkook, su voz apenas un susurro en la quietud de la noche. —Ya sabes... para salir adelante.
Yoongi se detuvo por un momento, su mirada perdida en el horizonte oscuro antes de responder.
—Fue un proceso largo y doloroso —dijo Yoongi, su voz cargada de memorias antiguas—. Llegó un punto en el que ni siquiera quería seguir viviendo, siendo honesto. Me sentía un muerto en vida que no tenía ningún sentido en el mundo, estaba solo en Francia gracias a un viaje en barco, sin saber qué hacer. Hasta que, a lo lejos, escuché una melodía que llamó mi atención. Fue cuando descubrí, en 1876, el ballet de Giselle. Iba a escondidas a ver cómo bailaban todas las noches... y fue entonces el momento en que me di cuenta de que quería ser uno de ellos. Pero no podía hacerlo si no controlaba mi sed. Así que, después de tanta lucha, diez años más tarde, me presenté en ese teatro como Min Kyung Hoon. No quise dar mi verdadero nombre, así que, eso hice. Durante veinte años fui esa persona, hasta que tuve que desaparecer, debido a que en esos tiempos ya era considerado un bailarín mayor como para seguir bailando. Estar tanto tiempo involucrado en el ballet me hizo darme cuenta de que era lo que me distraía de la sed de sangre, mi ancla. Por ende, esperé muchos siglos para poder salir al mundo real como Min Yoongi. Desde 1896 permanecí en las sombras. Hasta que llegaron los años noventa en el siglo XX, la modernidad me permitió ser quien soy hoy, Min Yoongi, un bailarín surcoreano que es director de su academia de danza y... nadie puede entender cómo sabe tanto de ballet y conoce cada minimo detalle de todas las obras. Si tan solo supieran que tengo 146 años de carrera... quizás por eso no me encontraste antes, porque estabas buscando con el nombre incorrecto.
—Serías el jefe del jefe en cualquier academia humana con más de un siglo de experiencia laboral.
—Ya lo soy, idiota —respondió Yoongi con una risa suave, antes de que la seriedad del momento volviera a caer sobre ellos.
Finalmente, llegaron al cementerio. Una verja de hierro forjado rodeaba el lugar, con enredaderas trepando por sus barrotes. Al entrar, el suelo irregular estaba cubierto de hojas secas y musgo, y las lápidas se alzaban en silencio como testigos mudos del paso del tiempo. Algunas estaban cubiertas de líquenes, otras adornadas con flores marchitas dejadas por visitantes pasados.
—Pues aquí estamos... Eunwoo dijo que lo enterró detrás de esa estatua... ¿No se darán cuenta de que estamos aquí?
—No te preocupes, sería estúpido separarnos en un cementerio. Ambos lo desenterraremos y, en el peor de los casos, si alguien nos ve, los hipnotizamos.
Jungkook asintió, sintiendo la gravedad de la historia de Yoongi mientras continuaban su camino hacia la estatua. Es entonces que se adentraron entre las lápidas, sintiendo la quietud del lugar envolverlos como un manto.
Al acercarse a la ubicación indicada, ambos se detuvieron frente a una antigua tumba con una estatua cubierta de maleza y musgo.
Con determinación resplandeciendo en sus ojos, Jungkook y Yoongi se agacharon frente a la tumba, listos para enfrentar lo que encontraran allí. La atmósfera alrededor de ellos estaba cargada de expectación y una ligera tensión, como si el aire mismo estuviera aguardando el desenlace de su búsqueda.
Con manos firmes y decididas, comenzaron a desenterrar la criatura, sus movimientos eran precisos y cuidadosos pues no estaba en sus planes causar mucho desorden en el cementerio, la velocidad que les daba el vampirismo, ayudaba a hacer el proceso mas rapido.
Cada puñado de tierra que retiraban revelaba un poco más de la oscura realidad oculta bajo tierra. El crujido de la tierra bajo sus manos resonaba en el aire, marcando el ritmo de su tarea, mientras el corazón de ambos bombeaban la poca sangre que habian consumido en el día, con una mezcla de emoción y nerviosismo.
—¿Y tú... cómo lograste superar todo esto, Jungkook? —preguntó Yoongi, rompiendo momentáneamente el silencio que rodeaba su labor.
—Al principio, luché demasiado con mi sed de sangre al salir del laboratorio. No podía controlar mis impulsos y cometí muchos errores, quitándole la vida a personas inocentes y algunas no tan inocentes. Fue entonces, a fines de 1890, cuando conocí a Jin. Él me ayudó a superarlo, pero aún así, seguía siendo un desafío para mí. Experimentar emociones intensas, como el enojo o la tristeza, desencadenaba mi sed de sangre. Durante cinco décadas, logré mantenerme estable, hasta que la guerra llegó... y me enamoré.
—¿Te enamoraste? ¿Cómo...?
—No sabía si era admiración o amor, pero había algo... Sentía algo por un general, solía llamarlo Mayor. Lo conocí antes de que comenzara la guerra. Solíamos encontrarnos en un bar cuando él tenía tiempo libre y conversábamos sobre la vida y nuestros sueños... Pero lo peor que me pudo pasar después de tanto tiempo de estabilidad con mi sed fue perderlo en la guerra, yo solia pensar que mi error habia sido enamorarme, pero no era eso.
—¿Él fue asesinado?
—Murió en mis brazos. Alguien le disparó en el estómago varias veces. El mayor desvió su atención para protegerme, a pesar de saber lo que era, me protegió... Él fue la única persona que sabía de mi condición vampírica y nunca sintió miedo... Como última promesa, me pidió que buscara la mariposa de alas azules que siempre estaba presente en sus historias, y... que me alimentara de él para poder ganar la guerra. Aunque quisiera, no podía convertirlo en vampiro, ya que su último latido debía ser con el virus en su organismo, ya no tenía vida, había dado su último aliento... y convertirlo despues de todo lo que habiamos sufrido me parecia algo egoista de mi parte. Entonces, descargué mi ira con cada soldado que se interpuso en mi camino una vez que ya nadie podía interferir. Nadie sospechó nada. Cuando pude, levanté el cuerpo sin vida de nuestro general y todos se retiraron. Mientras volvíamos a la base, cargaba sobre mi regazo el cuerpo sin vida de él, lo único que pude decir fue: "Merece un entierro digno".
—¿Qué crees que quiso decir con lo de la mariposa?
—Desde que mi padre supo de mi sexualidad me vi obligado a tomar distancia de él, pero los lazos estaban tan rotos que tuve que irme de Busan junto con mi madre, cuando el abuelo falleció y ella no pudo volver yo solía refugiarme aquí. Pero más en especifico me sentaba a observar esa pintura. Siempre pensé que algún día podría ser como ella, bailar hacia mi mariposa azul y encontrar las alas que me permitieran ser feliz y encontrarme a mi mismo... no podría borrar el pasado, tampoco que en el presente mi padre me acepte por como soy... ahora permitame preguntarle, Jungkook ¿Ha pensado en buscar a su mariposa azul?
No tenía dudas del motivo por el que la voz de Jimin aparecía en su mente cada vez que pensaba en el Mayor Park, tenían tantas similitudes que no entendía como no había visto la realidad en la que la vida lo puso y como el universo puede traer ante uno a una persona luego de extrañarla durante tanto tiempo.
—Yo creo que... él quería que fuera libre, sin importar lo que soy, que no sintiera vergüenza por mí y... viviera la vida una vez que encontrara mis propias alas. Años después intenté beber sangre animal, pero no me sirvió de nada, reprimía más lo que soy y no me ayudaba, sino que me perjudicaba más. Así que... estoy de a poco volviendo a adaptarme a la sangre humana.
—Te puedo asegurar que sí, él querría verte bien después de todo... ¡Oye, con qué aquí está este feo! ¡Vaya que huele a putrefacción el hijo de puta!
Ambos se pusieron de pie en cuanto el aroma los invadió, tapándose la nariz se detuvieron a observarlo con mayor detenimiento.
Yoongi, luego de adaptarse mejor al olor, volvió a acercarse sin quitar su vista del cadáver en descomposición, comparó el colmillo que tenía en la mano haciéndolo coincidir, ambas criaturas que habían atacado eran iguales.
—¿Notas que los colmillos coinciden? Eso quiere decir que hay más de uno... no están buscando hacer más vampiros, porque eso ya lo han logrado, quieren... hacer freaks. ¿Este cuál es?
—El que atacó por primera vez, al que le arranqué el corazón.
—¿Y el otro? ¿A quién le pertenece este colmillo?
—Escapó...
Ambos entraron en estado de alerta en cuanto sintieron un rápido sonido de pisadas en el paso. Los dos vampiros voltearon en la misma dirección, encontrándose con la nada misma. Luego, los pasos continuaron adelante, sin nada frente a ellos.
No movieron ninguna partícula de su cuerpo, pero podían sentir a lo lejos un leve sonido de gruñidos gracias a su alta capacidad auditiva. Lo único en movimiento eran sus ojos, que iban de un lado a otro en busca de la criatura oculta que los acechaba.
Yoongi, con delicadeza, guardó el sobre transparente con el colmillo en su bolsillo. Fue entonces cuando los pasos aumentaron de nuevo, una criatura derribó a Yoongi y otra a Jungkook.
Ambos lucharon con facilidad para quitárselas de encima, pues al ser vampiros que por naturaleza rechazan el virus, son más débiles pese a su fuerza inhumana. Con atención, observaron a las criaturas, quienes estaban en guardia agachadas en sus piernas y brazos, como si estuvieran en cuatro patas. La delgadez de éstas era extrema, al punto de que sus costillas eran visibles, sus brazos y piernas podrían incluso romperse con facilidad. Sus rostros no tenían ninguna expresión humana visible, y sobre todo, sus colmillos parecían de película de terror, cada diente era un colmillo, pero los característicos para poder clavar en el cuello de sus víctimas eran más grandes y pronunciados, de un color amarillo... pero un detalle que no pasó desapercibido para ambos, a una de esas criaturas le faltaba el colmillo, lo que daba a entender, que el proceso de sanacion de estas era inexistente.
Se observaron sin saber qué hacer. Ambas criaturas se acercaron al cadáver con lentitud, gruñendo cada vez menos. Entre los dos lo arrastraron, sin quitar la mirada de Jungkook y Yoongi, y se abrazaron al cadáver. Definitivamente, este era un comportamiento totalmente desconocido para ellos. Parecía que estas criaturas estaban en busca de uno de los suyos y se estaban protegiendo mutuamente
—Lamento lo que ocurrió con él... estaba atacando a una mujer y podría haberla matado, nadie busca herir a nadie, simplemente queremos saber qué está sucediendo.
Una de las criaturas parecía mostrar compasión, aunque su aspecto seguía siendo aterrador. Intentaba calmar sus gruñidos, como si estuviera tratando de hablar.
—Humano... no muy lejos... cruel. —La voz del freak sonaba casi sobrenatural, agregando un toque de horror a la conversación. A pesar de ser criaturas no muertas, Jungkook y Yoongi sintieron un escalofrío recorrer sus espaldas, pero se esforzaron por ocultar su miedo.
Yoongi frunció el ceño, tratando de comprender las palabras de la criatura. Cada sonido que salía de su boca era como un eco lejano de un mundo desconocido.
—¿Qué les han hecho? —preguntó Yoongi con delicadeza, buscando entender la situación. La otra criatura, que sostenía al cadáver, levantó la mirada y lo observó con ojos oscuros y penetrantes.
Las sombras se alargaban sobre el suelo del cementerio, creando un ambiente lúgubre y misterioso. El viento susurraba entre las lápidas, llevando consigo un eco de voces olvidadas.
—Muertos... muchos colores y sonidos.
La respuesta solo añadió a la confusión de Yoongi y Jungkook, quienes intercambiaron miradas desconcertadas. Pero cuando volvieron la vista, las criaturas ya habían desaparecido, llevándose consigo al cadáver.
Jungkook se estremeció al sentir el silencio que llenó el aire después de la partida de las criaturas. La noche parecía más oscura que nunca, y la sensación de estar siendo observados los invadió.
—Bueno... creo que no dormiré tranquilo esta noche —murmuró Jungkook, revelando la inquietud que sentía.
—Tampoco yo, considerando lo que acabamos de presenciar. Imagina si algún humano se encuentra con esas cosas. Atacan por instinto, Jungkook, no se detienen hasta matar.
La brisa nocturna susurraba entre los árboles, como si intentara comunicarles algún mensaje oculto. Los dos amigos se miraron, sintiendo una conexión inexplicable en medio de la oscuridad.
—Tienes razón... pero no podemos sacar conclusiones sobre ellos, quizás no los alimenten como hacían con nosotros y por eso atacan, quizás lograron escapar. Por ahora, debemos irnos de aquí. Aunque no parece haber un vigilante, es mejor dejar todo como estaba y marcharnos.
—Jungkook ¿Has considerado por qué no nos han vuelto a encerrar? Si estos experimentos continúan, podrían descubrirnos.
El sonido de sus pasos resonaba en el camino de regreso a casa, mezclándose con el murmullo de la noche. Cada sombra parecía cobrar vida, y el silencio se volvía más opresivo a medida que avanzaban.
Una vez en casa de Jungkook, ninguno de los dos pudo conciliar el sueño. Aunque no lo necesitaban, el acto de dormir solía ser un escape. Sin embargo, esta vez, incluso cerrar los ojos no los ayudaría a escapar. Se sentaron en la sala de estar durante horas, tomando bolsas de sangre en silencio, con la incertidumbre sobre lo que el futuro les deparaba. Cada nuevo descubrimiento aumentaba su temor, especialmente por la seguridad de Namjoon y Jimin. Sus vidas humanas podrían estar en peligro si Jungkook continuaba investigando.
🌟
En efecto, reescribir Butterfly se esta volviendo mas complejo de lo que pensaba y... ¡Me encanta! Espero que a ustedes tambien <3
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