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Yo te cuido

Advertencias: Acoso, lenguaje ofensivo.

Te defienden del acoso callejero.
~•~

Dazai:

En temporadas de calor lo común es llevar prendas frescas, y ese pantalón corto era tu mejor adquisición en mucho tiempo. Caminaban por el parque cercano a la agencia para comprar helados para todos.

Un gritó te hizo voltear, un sujeto se masturbaba mientras mantenía la mirada fija en tus piernas.

—Vamos— Dazai cubrió tus ojos haciéndote girar nuevamente y así caminar hasta el establecimiento—. Oh, no, olvide mi billetera, mientras escoge tu helado. No me tardo.

—Yo la traigo, me la diste antes de salir— era demasiado tarde, ya no estaba.

Estabas nerviosa esperando en la entrada de la heladería, el corazón se te saldría por la presión que sentías. Estabas triste y asustada.

—Volví— apareció tal como se fue, pero había algo extraño—. Soy distraído, deberías atarme a tí como un llavero.

—¿Estás bien?— tu mirada se clavó en sus uñas, había sangre por debajo de éstas.

—Claro— se inclinó para dejar un beso en tu frente—. Cuando esas cosas pasen, yo me encargo. No ha sido tu culpa, bella flor de loto.

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Chuuya:

Día en la playa. Claro que no era una exageración que Chuuya trataba de disfrutar sus días libres al máximo.

Sentada en la arena viendo como tu novio peleaba con un tal Dazai que se apareció de la nada para molestarlo.

—¿Estás sola?— preguntó un hombre unos años más grande que tú.

—No, mi novio viene conmigo— no lo viste con mayor temor pues quizá solo tuvo curiosidad.

—¿Segura?— de tumbó a tu lado, guardaste tu distancia tratando aún de ser amable—. No te haré nada, ratoncita.

—¿Podría dejarme en paz?— buscabas a Chuuya que ahora ahogaba a Dazai.

—Si viniste sola, puedo pasar el resto del día contigo...

—No, gracias— te pusiste de pie tratando de irte, pero el tipo te imitó y siguió por unos metros.

—Vamos, eres muy guapa y creo que podemos pasarla bien.

—¡Te dije que no!— su mano sostuvo la tuya haciendo presión. Seguramente quedaría una marca.

—Oye, te dijo que no. No es no, idiota— Chuuya no tuvo la necesidad de usar su habilidad, un golpe y ya estaba inconsciente—. Lamento haber tardado...

Lo abrazaste sin importar que de hecho su cuerpo estaba un poco mojado—. Vamos a otro lado...

—Claro, no te preocupes por esto, yo me haré cargo.

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Atsushi:

—¡¿Qué habrá debajo de tu falda?!.

Ese grito los hizo voltear, un hombre que podría ser tu padre te señalaba a solo unos metro de distancia.

—¿Por qué no le preguntas a tu madre?— apretaste los dientes para no insultarlo más, pero fué en vano—. Idiota.

—¿Qué dijiste? Perra— antes de poder avanzar Atsushi ya estaba frente a tí.

—Alejase de ella, y no vuelvas a llamarla así— trató de guardar paciencia que te faltaba.

—Si tu perra se viste así es porque quiere que la miren...

Atsushi realmente era paciente, pero eso lo llevo al límite—. ¡Ella puede vestirse como quiera!.

Llegaron tarde a la agencia, pero al menos denunciaron a un acosador.

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Akutagawa:

Ryunosuke jamás le tomó importancia a las miradas que le daban, llenas de miedo y terror. Pero algo lo hizo fruncir el ceño mientras te llevaba a casa por la noche.

Un hombre solo un poco más alto te miraba como si fuera a devorarte. Era tan extraño que llegó a incomodarte y pegaste más tú cuerpo al de tu novio.

Cuando pasaron a su lado, Akutagawa tocó tu hombro—. Si la sigues mirando así, te mataré.

El más alto salió corriendo pues su amenaza fue acompañada de Rashomon.

—Gracias.

—Es desagradable, pero no tiene nada que ver con tu ropa— te soltó pero sujetaste su mano—. Si eso pasa cuando esté lejos, diles que sales con un criminal y me llamarás.

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Yosano:

—¿Qué dijo ese idiota?— preguntó girando sus talones—. ¡Tú eres la zorra, maldito degenerado!.

—Vamos a casa— trataste de tomar su mano, pero bajo su maleta y de ahí sacó un machete. Eso no tenía lógica.

—¡Pídele una disculpa!— le apuntó obligandolo a hincarse.

—Lo siento...

—¡Más te vale no volver a decirle eso a una mujer!— le dió un golpe con su tacón.

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Fyodor:

—¿Por qué lloras?— él ya sabía la respuesta—. Ya me encargué de eso...le reclamé.

—¿Qué?— preguntaste en un sollozo.

—Solo hablé con esa persona, y le dije algunas cosas— dejó un beso en tu frente—. No saldrás sin escoltas.

—Solo fui a comprar comida— estallaste en llanto.

Durante la tarde buscaste comida para la semana. Gogol y él acaban con todo. En la fila del súper mercado, un sujeto el doble de algo y fuerte que tú frotó su pene contra tí.

Nadie te hará daño...yo estoy aquí.

Ese mismo hombre murió. En cuanto el demonio notó tu actitud buscó en las cámaras de seguridad de la ciudad, y dió con él.

Fyodor jamás te lo dijo, pero era más que obvio.

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Kunikida:

Ambos viajaban en metro. Su misión era escoltar a una persona, pero durante su trayectoria un sujeto te apretó contra la ventana y frotó su entrepierna contra tí. No podías armar un escándalo, quizá era por el montón de gente que llenaba el vagón.

—Oye, cuando lleguemos quiero que...— sus palabras se detuvieron al ver lo que pasaba.

El hombre correcto y puntual le dió una golpiza, lo cual los hizo terminar en la pequeña oficina de seguridad.

—Ya levanté el reporte, vamos a casa.

—Perdón. No quería que terminaras aquí— hundiate tu cara en su pecho, buscando ignorar al mundo.

—¿Te ha pasado antes?— acarició tu cabeza con ese ritmo monótono.

—Si...

—Te daré un arma, de todas formas grita— sus susurros estaban dirigidos solo a tí—. No fue tu culpa, ni de tu falda. Vamos a casa.

El acoso es recurrente en la vida de muchas mujeres día a día.

Personalmente he tenido muchas experiencias, pero lo que me pasó recientemente fue lo que me motivo a escribir esto.

Volvía de la escuela (normalmente me hago cinco minutos desde la central de autobuses hasta mi casa). Un tipo me grito que me iba a violar desde su coche y me siguió por unas calles hasta que me terminé metiendo a una tienda.

La señora me dijo que me esperará, y me quedé como media hora. Entonces me marcó mi hermana (porque yo antes le avisé que ya estaba cerca y le preocupó que me retrasé) le conté y terminó llendo por mí porque no quería salir de la tienda. No podía salir porque tenía miedo.

Platicando salió el tema de que se frotaron contra ella en el autobús. Cuando le conté a mi otra hermana también me contó tres veces dónde de verdad tuvo el miedo de no regresar a la casa.

Cuidense mucho, manden su ubicación a contactos de confianza. Sé que lo ideal sería salir sin preocupaciones pero ni siquiera estamos seguros en casa. Griten y entren a lugares con mucha gente.
De verdad espero que estén bien, y si han vivido una situación donde se sintieran violentados, o acosado, NO fue su culpa y jamás lo será.

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