Advertencias: Ninguna, pero Mori debería ser su propia advertencia.

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"Una habilidad la golpeó, y ahora es una niña" la frase más cliché, pero como todo lo cliché resulta ser cierto.

—Se supone que el usuario puede regresarte al aspecto físico dónde sufriste un gran trauma —explicó Chuuya con verdadera confusión—. ¿Qué mierda te paso a los seis años?.

—Cinco años —corregiste—. Mi mamá me gritó delante la clase entera... después dijo que me vendería a un señor en la calle.

—¿Solo eso? —siendo realistas, esperaba algo peor, pero de igual forma te bajó de sus hombros frente a la oficina de Kōyō—. Iré a buscar al idiota de Dazai, arreglaremos esto.

—¿Me vas a dejar con Kōyō-san?, Ella es muy...

—¿Paciente por cuidar a un adulto en el cuerpo de un niño? —la puerta se abrió y con ella la mujer asomó la cabeza—. Es un gusto verte tan radiante, ____.

—Muy estricta pero hermosísima —no te quedaba más dignidad por salvar de todas formas.

—Pasaremos el rato entrenando la etiqueta correcta en una negociación —te dejó pasar y aún si eras una "niña" entendías que la mujer te habría dominado incluso siendo adulta.

Chuuya desapareció tan rápido como llegó, por su parte la mujer te obligó a sentarte en la silla frente a su escritorio mientras ella terminaba de firmar algunos papeles. No eras una niña, pero fué la habilidad que te provocó mucha hambre.

—¿Qué ocurre, _____? —preguntó al ver esa expresión tan extraña.

—Bueno yo...— el ruido de tu estómago terminó la frase.

—¿No comiste nada antes de venir aquí? —suspiró, y su mano acarició suavemente tu cabello—. ¿Te gustaría algo se té?.

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—¡El idiota desapareció hace tres días! ¡¿Cómo sus compañeros están tan tranquilos?! —el pelinaranja volvió antes de lo prometido, abrió la oficina de la ejecutiva encontrando a la mujer sola—. ¿Y ____?.

—El jefe la llamó, estará bien, le dí una navaja —mencionó rozando con sus dedos la taza donde te sirvió té hace un rato—. Las tazas pequeñas son para niños, y todos ellos dan alegría sin importar que tan oscuro sea el mundo.

—¿Todo está bien? —Chuuya arqueó las cejas mientras la mujer limpiaba una que otra lágrima.

—Claro, si la condición de ____ perdura más tiempo, estaré encantada con cuidarla.

El del sombrero recordó la verdadera alerta: una niña en la oficina del jefe. Prácticamente corrió hasta el lugar para tocar frenéticamente.

—¡Puedes pasar! —era la voz del hombre—. Chuuya-kun, llegas en buen momento, jugaremos con muñecas...

—En realidad vine por ____, aún debemos buscar una solución para su habilidad —te miró buscando algún daño superficial—. No lo molestamos más, jefe.

—Será en otra ocasión, nos vemos luego, ___-chan —agitó su mano guardando las ya mencionadas muñecas en un baúl cercano.

—¡Alto!, Jefe, dame un aumento —era más bien una orden.

—¿Qué diablos dices? —Nakahara se puso de mal humor por tu atrevimiento.

—No puedo hacer eso, _____-chan —su fuerza de voluntad era el equivalente a un palillo de madera—. De acuerdo, un pequeño aumento.

—Del quince porciento de mi sueldo actual —hiciste ojitos y el hombre vacío su cartera (figurativamente).

Salieron de ahí, claro que Chuuya te cargó para ver más de cerca alguna marca que revelará algo turbio—. ¿Te hizo algo?.

—Nada, solo me dió dulces y dejó descansar a Elise un rato —contaste con tus dedos todas las malas bromas que hizo—. Conseguí un aumento solo por parecer una niña, que raro, toda mi vida creí que necesitaba ser adulta.

—Está mal, y es asqueroso que lo veas como algo bueno —dijo indiferente—. Dazai ni siquiera está en la ciudad, buscaré alguna habilidad en Yokohama que pueda neutralizar el efecto antes de que corras verdadero peligro.

—Nadie lastimaría a una niña.

—Ya te vieron entrar a la sede, eres el blanco perfecto si creen que eres la hija de algún miembro importante —pegó tu cabeza a su pecho para darte más comodidad—. Debemos cuidarte, incluso dentro de la organización deben haber algunos idiotas que quieran deshacerse de tí.

—Gracias, papá Chuuya.

—No me digas así, que te vea como una mocosa no impide que te pueda golpear —en el fondo a replanteó su extrema decisión de no tener hijos (principalmente porque no sabía si podía).

Habían pasado tres días en los que tus compañeros mafiosos te cuidaban (lo mejor que podían) y aún con sus limitantes procuraban mantenerte ocupada. Pensaste que podías trabajar como antes, pero tú cuerpo se cansaba rápidamente y cualquier emoción pegaba distinto.

—Tachihara, llévala un rato a descansar —Akutagawa ya había cumplido sus horas contigo, que eran las que más odiabas porque no te hablaba.

—Claro, vamos ____—te sostuvo en sus brazos para después ir a la oficina que antes ocupabas, instalaron un sofá para dejarte ahí especialmente porque ya no podías salir—. Descansa.

—Kajii dijo que había fantasmas —apretaste sus brazos enterneciendo su corazón de mafioso (más o menos).

—Solo me quedaré un rato, debo trabajar —se quedó dormido contigo en su regazo.

Los pasos te hicieron acomodarte nuevamente entre sueños, Chuuya y Dazai ya tenían planeado ayudarte—. Solo tocala.

—¿No es una niña? No voy a tocar a una niña, se te están pegando acciones de Mori-san —el más alto soltó una risita por el gruñido de Nakahara. Las puertas se abrieron dejando a los dos hombres sorprendidos—. Ya no hará falta, la habilidad expiró, que afortunado muchacho.

—Iré a buscarle ropa...¡Ya deja de verla! —lo arrastró fuera de la oficina.

—¡Pero está desnuda!.

Notas de la autora:

Mucho tiempo sin actualizar, pero no lo terminaba porque sentía que caía en lo explícito y al final lo dejé así.

¿Les gustó? Pensaba hacer este escenario con las otras organizaciones, pero primero la Port Mafia, porque ellos >>>otras organizaciones.