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Algunos meses atrás.
Mientras tanto, Jimin se encontraba rodeado de algunos compañeros en una conversación animada. Sin embargo, en su interior, estaba luchando consigo mismo. Se sentía incómodo y confundido por lo que estaba haciendo, pero no podía evitarlo. Desde que se había unido al grupo de Eunwoo y Jongin, se había visto obligado a molestar a Jungkook y a otros chicos que no encajaban en su círculo social. Aunque en el fondo no quería hacerlo, se sentía presionado para seguir adelante y demostrar lealtad a sus "amigos".
Jimin se encontraba atrapado en medio de la ronda que habían formado Eunwoo y sus amigos. A pesar de que no quería estar allí, sabía que no tenía otra opción. Desde que Eunwoo se había convertido en su superior, se había visto obligado a obedecerlo en todo, incluso en cosas que iban en contra de sus principios. Y hoy, el mandato era claro: molestar a Jungkook.
Jimin no podía evitar sentirse incómodo ante la idea de molestar a Jungkook, uno de los pocos compañeros de clase que parecía no odiarlo. Desde hace algún tiempo, había notado que Jungkook parecía cada vez más reservado y solitario, evitando a toda costa las interacciones con sus compañeros. Aunque Jimin no lo entendía del todo, sabía que algo no andaba bien con él.
Eunwoo y sus amigos se reían y bromeaban, sin preocuparse por los sentimientos de los demás. Jimin los observaba con envidia, deseando poder ser uno de ellos, pero al mismo tiempo, sabía que no era así como quería ser tratado. Miraba de reojo al chico sentado en su mesa, frunciendo el ceño al ver cómo se concentraba en su lectura. Trataba de evitar su mirada, como si no quisiera sentirse culpable por lo que estaba a punto de hacer.
Finalmente, Jungkook se levantó para ir al baño, y Jimin sintió su corazón latir con fuerza en su pecho. Sabía que era su oportunidad, y que tendría que hacerlo. Sin embargo, antes de que pudiera poner un pie fuera de la ronda, vio las marcas en los brazos del chico, las mismas que había visto hace años, cuando Eunwoo y Jongin lo atormentaban. Se sintió aún más confundido, como si estuviera atrapado en un círculo vicioso de culpa y obediencia.
¿Cómo podría salir de esta situación? ¿Cómo podría hacer las paces con Jungkook sin poner en riesgo su posición con Eunwoo y su manada? Jimin se sentía cada vez más atrapado, y no sabía cómo resolver este conflicto interno.
Jimin era un joven con una personalidad fría y distante. Había aprendido a mantener una fachada de indiferencia ante los demás, incluso con aquellos a los que en el fondo le importaba. Jungkook era uno de ellos, pero Jimin se negaba a aceptarlo abiertamente. A pesar de que sus acciones hacia el pelinegro parecían ser duras y crueles, su subconsciente le recordaba constantemente lo mucho que le importaba.
Mientras caminaba hacia el baño donde se encontraba Jungkook, su mente divagaba en sus sentimientos. No quería admitirlo, pero ver las marcas en los brazos del menor le dolía profundamente.
"Aquellos brazos no merecen que porten esas marcas y lo sabes a la perfección", pensó Jimin.
Era el subconsciente de Jimin de nuevo, sus pensamientos eran contradictorios y confusos. Por un lado, sabía que no era justo tratar a Jungkook de esa manera, pero por otro, no podía arriesgarse a desobedecer a Eunwoo. Era un juego peligroso, pero uno en el que estaba atrapado sin saber cómo escapar.
—Jeon, ¿qué haces aquí? —preguntó Jimin, tratando de sonar indiferente, aunque en su interior se preguntaba si Jungkook había escuchado su monólogo interno.
—No es un buen día para mí... hoy no, por favor, solo necesito un día de tranquilidad —respondió Jungkook con un tono triste.
Jimin sintió una punzada de culpa al escucharlo, sabía que su comportamiento estaba afectando a Jungkook más de lo que pensaba. Pero no podía mostrar debilidad ante él, no cuando Eunwoo estaba observando todo.
—Aquellos brazos no merecen esas marcas, y lo sabes, masa de grasa. —dijo Jimin, tratando de sonar serio y protector al mismo tiempo. Pero en su interior, se preguntaba si alguna vez podría decirle la verdad a Jungkook, y si podría perdonarse a sí mismo por lo que estaba haciendo.
Jungkook levantó la cabeza y lo miró fijamente, tratando de ocultar las lágrimas que amenazaban con caer de sus ojos.
—¿Por qué me tratas así, Jimin? ¿Qué te he hecho? —preguntó Jungkook con un tono de voz tembloroso.
Jimin sabía que no podía contarle la verdad, así que solo pudo responder con un suspiro y una mirada compasiva.
—No hay necesidad de explicarlo, no vale la pena. Pero sí hay algo que voy a pedirte, y va a ser la última vez que lo haga: deja de hacerte daño. Sea lo que sea lo que te está pasando, no es la solución y lo sabes —dijo Jimin, tratando de sonar firme y decidido.
Jungkook asintió en silencio, sabiendo que Jimin tenía razón. Pero también sabía que no podía dejar de lastimarse sin ayuda, sin alguien en quien confiar. Y por ahora, Jimin no podía ser esa persona. Aunque su tono seguía siendo frío, Jungkook pudo ver en sus ojos la preocupación y el cuidado que Jimin sentía por él. Era una sensación extraña, pero reconfortante. Tal vez Jimin no era tan indiferente como quería hacer parecer.
Jungkook se encontraba en un estado de vulnerabilidad total. Las lágrimas no cesaban de salir de sus ojos y un nudo en su garganta le impedía respirar con normalidad. La sensación de dolor en su corazón se intensificaba y la única manera que tenía de liberarla era a través del dolor físico. Las marcas en sus brazos eran prueba de ello. Pero esta vez, Jimin lo había descubierto y eso le generaba aún más dolor.
El deseo de ocultar su verdadero yo a los demás y en especial a sus padres, lo hacía sentir aún más frágil. No quería ser una carga para nadie, pero tampoco podía contener el dolor que lo invadía constantemente. Jungkook se sentía atrapado en un laberinto sin salida, sin saber cómo liberarse de las cadenas que lo ataban.
Mientras tanto, Jimin se arrepentía de todo lo que había dicho. Sabía que lo había lastimado y se odiaba a sí mismo por ello. Pero había algo más, algo que lo atormentaba en silencio. Eunwoo, el chico que le hacía la vida imposible, lo había obligado a molestar a Jungkook. Y aunque se negaba a admitirlo, Jimin también se sentía atraído por el chico de ojos grandes y sonrisa inocente.
Jungkook, ajeno a todo esto, se encontraba en el suelo, con la espalda apoyada en la fría pared, dejando que las lágrimas recorrieran su rostro. Algo se había partido en su interior, y aunque parecía masoquista, seguía sintiendo algo muy fuerte por Jimin. Sabía que no era quien creía, pero no podía evitar sentirse atraído por él. Y cada día que pasaba, su desilusión crecía más y más.
En el salón de clases, Jimin se colocó su máscara, ocultando sus verdaderos sentimientos detrás de una sonrisa falsa. Sabía que tenía que continuar con su vida y con su fachada de chico popular y divertido. Pero por dentro, la culpa lo corroía y la tristeza lo invadía. No sabía cómo salir de esa situación, pero sabía que debía hacer algo para ayudar a Jungkook, aunque eso significara ir en contra de Eunwoo y arriesgar su popularidad y su reputación.
El conflicto interno de Jimin crecía cada vez más. Aunque le dolía ver a Jungkook llorar, sabía que tenía que seguir molestando al chico para complacer a Eunwoo y evitar que lo siguiera hostigando. Era una situación incómoda y dolorosa, pero Jimin se sentía atrapado en ella.
Por un lado, estaba el deseo de ayudar a Jungkook y consolarlo, de ser su amigo y estar ahí para él en momentos difíciles. Pero por otro lado, estaba el miedo a las represalias de Eunwoo, quien había amenazado a Jimin con hacerle la vida imposible a Jungkook de nuevo si no seguía molestandolo.
Jimin se sentía atrapado entre dos fuerzas opuestas, sin saber qué camino tomar. Se odiaba a sí mismo por ser tan débil y cobarde, por no poder proteger a Jungkook como se suponía que debía hacerlo.
Mientras caminaba hacia el salón de clases, Jimin se preguntaba si alguna vez encontraría una salida de esta situación. ¿Cómo podía hacer lo correcto sin poner en peligro su propia seguridad? Se sentía perdido y confundido, sin saber qué hacer ni a quién acudir en busca de ayuda.
Lo único que estaba claro era que debía seguir molestando a Jungkook, sin importar lo que eso significara para él. Era una carga pesada y dolorosa, pero Jimin no podía permitirse fallar en su tarea. La única esperanza que le quedaba era que algún día, de alguna manera, pudiera liberarse de este tormento y encontrar la paz que tanto ansiaba.
Jungkook estaba sentado en el suelo del baño, con lágrimas en los ojos. Se sentía completamente desolado, como si el peso del mundo hubiera caído sobre sus hombros. Se limpió el rostro con agua fría, tratando de recomponerse antes de que sus compañeros o algún profesor lo encontrara en ese estado.
Finalmente, se puso de pie y salió del baño. El timbre había sonado, así que sabía que tenía que ir a su salon para marcharse hacia su casa. Tomó su mochila y guardó el libro que había estado leyendo. Caminó hacia la puerta con la mente aún llena de pensamientos. ¿Por qué las cosas eran tan complicadas a veces? ¿Por qué unas simples palabras podían hacernos tanto daño? ¿Por qué no podía simplemente ser feliz con el chico que le gustaba, sin sentir la inseguridad constante de su propia existencia?
Jungkook se preguntaba todo esto mientras caminaba por los pasillos del instituto. Cada mirada, cada palabra parecía pesarle como una losa. ¿Por qué tenía que ser así? ¿Por qué no podía simplemente ser libre de ser quien era y ser amado por ello?
Finalmente, salió del instituto y se dirigió hacia su casa. La sensación de opresión no lo abandonaba, y sus pensamientos continuaban dándole vueltas en la cabeza. Observaba el mundo que lo rodeaba con un peso en el corazón, como si este hubiera sido apuñalado por Jimin.
Sí, Jimin siempre había sido cruel con él, haciéndole saber constantemente que era una molestia. Pero lo que le había dicho esa vez era diferente. Era como si Jimin hubiera encontrado el punto débil de Jungkook y lo hubiera atacado sin piedad.
"Aquellos brazos no merecen esas marcas, y lo sabes, masa de grasa", había dicho Jimin.
Las lágrimas volvieron a sus ojos, pero esta vez no por tristeza, sino por la decepción que sentía. Decepción por la actitud que Jimin tenía hacia él, por el hecho de que la persona que le gusta lo odiaba. Y lo peor de todo, había atacado su mayor inseguridad: su cuerpo.
Finalmente, llegó a casa y abrió la puerta. Su hermano, Jeon Seokjin, estaba terminando de arreglarse para ir a trabajar. Todos en la familia de Jungkook eran abogados, y su hermano no era una excepción. Seokjin lo miró con preocupación cuando escuchó la puerta abrirse, y Jungkook supo que no podía ocultar sus emociones por mucho tiempo.
—¡Hola, Mocoso! Debo irme a trabajar, dejé el almuerzo en la mesa, cualquier cosa lo... —El mayor detuvo sus palabras en cuanto vio a su hermano de pie, estático y sin decir palabra alguna, más que sollozar en silencio— Oh... Jungkookie, no llores, ven.
Jungkook, con los ojos enrojecidos y llenos de lágrimas, parecía haber estado llorando durante un buen rato. Sus hombros temblaban violentamente, y el dolor que sentía era evidente en su rostro. Ante la preocupación de su hermano mayor, arrojó la mochila en el suelo y se sumergió en sus brazos con fuerza, dejando salir toda la tristeza que invadía por completo todo su cuerpo. Los sollozos que callaba finalmente se dieron a descubrir, y las lágrimas que ocultaba manteniendo su cabeza baja, simplemente descendieron de sus ojos.
—Hyung, lo l-lamento -Jungkook rompió el silencio mientras lloraba, recostando su cabeza en el hombro de su hermano- Y-yo l-lamento no ser suficiente.
Jin sintió un peso en todo su cuerpo hacerse presente ante aquellas palabras. La tristeza en los ojos de su hermano menor le dolía profundamente, y se preguntaba qué podría haber causado tanta angustia en él.
—Pero... ¿Qué dices? ¡Eres el chico más adorable que existe! Siempre te preocupas por los demás, te preocupas por tus estudios y no olvidemos lo más importante de todo, tienes un gran corazón ¿Por qué no serías suficiente? -intentó consolarlo Jin.
—No a-alcanza para él —Jungkook continuaba sollozando sin lograr detenerse, las palabras de Jimin seguían haciéndose presentes en sus pensamientos y haciendo trizas sus sentimientos.
En ese instante, aunque Jungkook no le contara todo lo que había ocurrido, Jin entendió qué era lo que había sucedido; le habían roto el corazón a su hermano menor. Sentía una profunda tristeza al ver a su hermano en ese estado, y deseaba con todo su ser poder hacer algo para ayudarlo a superar el dolor que estaba sintiendo.
—Hey, odio verte así... pero ¿Sabes qué? Está bien llorar, Jungkookie, llora el tiempo que necesites para sanar, deja que todo salga hasta que deje de doler. —dijo Jin, abrazando a su hermano con más fuerza.
—¿Por qué no puedo ser como tú, Hyung? —preguntó Jungkook, aún sollozando.
Jeon Seokjin, a simple vista, era un chico que podía hacer girar cabezas con su elegancia y atractivo innato. Sus rasgos eran finos y delicados, su piel suave y sin ninguna imperfección. Pero, sin duda, lo que más llamaba la atención era su altura y delgadez. Para Jungkook, quien siempre se había sentido acomplejado por su cuerpo, estos detalles solo servían para hacerlo sentir más inseguro consigo mismo.
Sus muslos, en especial, eran un tema de preocupación para él, haciéndolo odiar su cuerpo y sentirse incapaz de mejorar su apariencia. Pero entonces, su hermano mayor, Seokjin, lo abrazó, haciendo que Jungkook se sintiera seguro por un momento.
—Jungkook... créeme, la belleza es algo sumamente subjetivo. Cada persona tiene su propio concepto de lo que es atractivo, y lo que hace a alguien único e inigualable. Tú también eres así, hermanito. Quizás para ti, yo pueda parecer atractivo, pero para alguien más, no lo sea tanto.
—No, hyung, no lo soy. Mira nada más cómo eres tú, eres un chico muy guapo y yo... solo soy una masa de grasa. -Jin rompió rápidamente el abrazo, obligando a que Jungkook lo mirara a los ojos.
—No sé quién te ha dicho eso, pero ¿sabes lo que yo veo? Un chico sano, con dos piernas que le permiten caminar hacia donde quiere ir, con dos ojos para leer sus libros favoritos, y unas manos para agarrar cosas. ¿Qué importa cómo sea tu cuerpo, hermanito? Las palabras pueden ser muy hirientes, lo sé bien, pero mira esto desde otro ángulo. Si alguien te presta tanta atención por cómo te ves, ¿no será por algo?
—Voy a hacer que se arrepienta de lo que me dijo, hyung, pero voy a necesitar tu ayuda. No creo poder hacerlo solo, y no quiero ser una carga para ti... ¿Qué tal si hacemos un cambio de look, como en los viejos tiempos? -Jin dudó un poco en ese momento, no por el cambio de look en sí, sino porque no le agradaba la idea de que su hermano quisiera cambiar su apariencia por alguien más.
—Está bien, voy a ayudarte, pero quiero que me prometas una cosa.
—¿De verdad? Claro, dime.
—No hagas esto por lo que te dijo esa persona, hazlo por ti mismo. Quiero que te encuentres, que te sientas cómodo y libre. No tienes que satisfacer a nadie más que a ti mismo, procura ser suficiente para ti, no para mí, ni para esa persona que te hirió, sino para ti mismo, Jungkookie.
—Está bien, Jinnie, lo prometo.
Jin no se presentó a su trabajo ese día. En su lugar, decidió quedarse en casa con su hermano, escuchando atentamente todo lo que tenía que decirle. Jungkook se sentía a salvo con su hermano mayor, y finalmente decidió confesarle la verdad sobre su sexualidad, aunque Jin ya lo había notado desde hace tiempo.
Jungkook habló durante horas, relatando cada detalle de su vida desde el primer día de secundaria hasta lo que había ocurrido ese mismo día. Mencionó cómo aquellos chicos habían hecho su vida imposible durante todos esos años, especialmente Jimin, quien se había convertido en su mayor tormento. Mientras hablaba, se dio cuenta de que cada palabra que pronunciaba parecía ser un peso menos en su alma.
Fue aquel día, aquel mísero día, el detonante de todo. Fue el día en que Jungkook finalmente decidió hablar y buscar ayuda, en lugar de sufrir en silencio. Y, para su sorpresa, encontró el apoyo incondicional de su hermano, quien le prometió que estaría a su lado en todo momento, sin importar lo que pasara.
Esa noche, mientras Jin cocinaba una cena reconfortante para ambos, Jungkook se sintió un poco más libre. Sabía que tenía un camino difícil por delante, pero al menos ahora tenía un compañero en su viaje. Jin era más que un hermano para él, era un amigo y un confidente. Y con él a su lado, Jungkook sabía que podría superar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.
Presente
Los estudiantes entraron al salón con sus mochilas, se sentaron y acomodaron sus útiles en los lugares que les correspondían. Algunos hablaban entre ellos, otros seguían dormidos y también había algunos que no tenían intención alguna de saber acerca de la clase. Ese día había algo diferente, un aire de incertidumbre flotaba en el ambiente.
Una vez que todos estuvieron acomodados, llegó el nuevo profesor. Nadie sabía quién era, pero todos se dieron cuenta de que se trataba de alguien importante por la forma en que vestía y por su actitud. Era un hombre alto, moreno, con anteojos y un traje formal compuesto por una camisa blanca, unos pantalones negros y un saco del mismo color.
—Buenos días, alumnos, mi nombre es Kim Namjoon y soy su nuevo profesor de ciudadanía. Mi deber es enseñarles y orientarlos como ciudadanos ejemplares. Para iniciar la clase tengo que tener en cuenta qué contenidos les interesan como estudiantes, así que quiero que me digan sus expectativas respecto a la materia —dijo el profesor en voz alta y clara, dejando en claro que no toleraría ninguna falta de respeto o desinterés.
Kim Namjoon se presentó formalmente y, aunque no se notaba en su voz, los estudiantes podían percibir una firmeza y una exigencia que les hizo pensar que no sería un profesor fácil de complacer.
Los alumnos se quedaron en silencio, esperando a que alguno se ofreciera para hablar. Sabían que era típico que algún compañero se ofreciera a hacer la presentación para que los demás perdieran la vergüenza, pero ese día nadie parecía querer hablar.
—Profesor, mi nombre es Kim Taehyung, yo soy nuevo en el instituto y me gustaría saber si podría guiarnos para cuando terminemos este último año, en el sentido de enseñarnos a hacer un currículum, cómo prepararnos para obtener un trabajo y esas cosas —dijo el estudiante de forma tímida.
El profesor lo miró y le dio la bienvenida al instituto, deseando que pudiera integrarse con sus compañeros. Luego, respondió a su pregunta con seriedad.
—Se supone que esos conceptos ya tendrían que haberlos visto, pero no me molestaría en nada hablar con el consejo de maestros para que tengan clases de ese tema, ya que es importante tener una base para el futuro.
Jungkook, notó como la compañera que se encontraba a su lado suspiró al observar la sonrisa de Namjoon. El profesor había sonreído, y en su sonrisa había algo que atraía las miradas de todos los estudiantes. Tenía hoyuelos, unos hoyuelos que le daban ese atractivo peculiar a su sonrisa y que dejaban entrever una parte de su personalidad que no se notaba en su voz o en su forma de vestir.
El chico llamado Taehyung llamaba la atención por ser tímido y reservado. Parecía que no tenía ni un ápice de maldad en su interior, lo que hacía pensar que algunos podrían aprovecharse de él.
Fue entonces cuando Jungkook levantó la mano y esperó a que el profesor le diera la palabra. Cuando finalmente lo hizo, se dirigió a él con un tono serio.
—Profesor Kim, mi nombre es Jeon Jungkook. —dijo con determinación— Yo estoy interesado en que el asunto del bullying sea tratado. Varios chicos y chicas, principalmente de cursos inferiores, sufren maltratos por parte de algunos de cursos superiores y los directivos, por mucho que se hable de este tema, no hacen más que ignorarlo.
El profesor Kim pareció sorprendido por la pregunta y las miradas de los demás alumnos se dirigieron hacia Jungkook. Algunos lo miraron con curiosidad, otros con interés y otros con indiferencia.
—Por lo que tenía entendido no había casos de bullying y si había eran tratados —respondió el profesor Kim—. Pero está bien, Jungkook, trataremos ese asunto lo antes posible. Ninguno de ustedes merece dicho trato por ninguno de sus pares.
Jungkook asintió con la cabeza y se acomodó en su lugar.
Mientras tanto, en el último pupitre del aula, un estudiante permanecía en silencio. Él no había hablado con nadie y tampoco se había presentado. Estaba absorto en sus pensamientos, observando por la ventana el paisaje del exterior, parecía estar en su propio mundo y si, este era Jimin.
De repente, una mariposa anaranjada voló frente a la ventana y llamó su atención. Sonrió al verla, sintiendo una extraña sensación de alegría y melancolía. Se preguntó si su presencia allí, en esa escuela, tendría algún propósito. Pero, por el momento, prefirió seguir observando a la mariposa, disfrutando del momento de paz que le brindaba, junto con un sentimiento peculiar de deja vu.
La clase continuó con cada uno de los veinte alumnos presentándose y compartiendo sus pensamientos sobre la materia. Lisa propuso que las chicas pudieran usar pantalones como parte del uniforme escolar, no solo las faldas, especialmente en el invierno. Por su parte, Mark se desvió del tema y habló sobre la calidad del almuerzo, lo que provocó algunas risas entre los demás.
Namjoon notó que Jimin era el unico que no se habia presentado, por lo que decidió intervenir.
—Oiga —interrumpió— ¿Usted no va a presentarse? En la lista menciona que su nombre es Park Jimin ¿Es así?
El joven levantó la vista y miró al profesor con cierta incomodidad. Luego, su mirada se posó en sus compañeros, quienes lo observaban con curiosidad. Finalmente, suspiró y respondió con tono apático.
—Así es, profesor. Yo no tengo expectativas. —simplemente vengo aquí para no tener que volver a casa. Hubiera deseado decir.
Namjoon frunció el ceño ante la respuesta del joven, pero antes de que pudiera decir algo más, sonó el timbre, indicando el final de la clase. Los alumnos comenzaron a guardar sus útiles y se dirigieron al patio para el receso.
Mientras tanto, Jungkook se acercó al chico de cabello azul, decidido a no dejarlo solo en su primer día de clases.
—Te llamas Taehyung, ¿verdad? —preguntó con una sonrisa amable—. Mi nombre es Jungkook. Espero que tu estadía aquí sea lo mejor posible.
Los ojos de Taehyung se iluminaron ante la amabilidad de Jungkook, y una sonrisa se dibujó en su rostro.
—¡Es un placer conocerte, Jungkook! —respondió entusiasmado—. Eres la primera persona que se acerca y me habla. Gracias por eso. Creí que iba a pasar todo el año escolar solo.
Jungkook asintió comprensivamente, recordando lo difícil que era sentirse solo en un ambiente desconocido.
—¡Tranquilo! No hacen falta las formalidades. Sé cómo es pasarla solo, y no puedo ver a alguien pasar por eso. ¡Tu color azul de cabello es genial!
Mientras salían del salón, un chico de cabello oscuro observaba la escena desde su pupitre con cierta curiosidad. No sabía por qué, pero algo en la interacción entre Jungkook y Taehyung le llamaba la atención.
La directora, una mujer de edad avanzada con el cabello negro ligeramente salpicado de canas, se acercó a Jungkook y Taehyung con una expresión seria en su rostro.
—Jungkook... Taehyung... saben que ese color de cabello no es el adecuado, ¿no es así? -dijo ella, mirando directamente a los dos estudiantes.
Jungkook se puso un poco nervioso al ver la mirada de la directora, pero intentó mantener la calma. Respondió con una sonrisa:
—Oh... no pensé que fuese un problema debido a que el color roza las tonalidades rojizas.
La directora frunció el ceño y miró a Taehyung, quien se mantuvo en silencio y bajó la mirada.
—Pues lo dejaré pasar por este trimestre, ya que usted nunca me trajo problemas, pero luego lo vuelve a la normalidad ¿De acuerdo? Usted también, Kim —dijo la directora, dirigiéndose a Taehyung.
Taehyung asintió, todavía un poco nervioso. Se preguntaba si había hecho algo malo, pero no quería hacer más preguntas para no molestar a la directora.
Después de que la directora se alejó, Jungkook suspiró aliviado y le dio una palmada en el hombro a Taehyung.
—No te preocupes, no pasa nada. Siempre puedes volver a teñirte el pelo más adelante.
Taehyung asintió, aunque seguía sintiendo un poco de vergüenza. Agradeció a Jungkook por haber sido amable con él desde el principio, ya que se sentía un poco más cómodo en la escuela gracias a él.
El día había sido largo y agotador para Jungkook, quien se había mantenido ocupado durante toda la jornada escolar, tratando de adaptarse a su nuevo entorno y hacer amigos en el proceso. Por suerte, había conocido a Taehyung, quien había sido amable con él desde el primer momento y lo había ayudado a sentirse más cómodo en el nuevo ambiente escolar.
Finalmente, el timbre sonó anunciando el fin de las clases y Jungkook se despidió de Taehyung, agradeciéndole por haber sido tan amable con él. Mientras caminaba hacia su casa, con la cabeza baja y los pensamientos en su propio mundo, se topó con alguien parado frente a él. Era Jimin, un chico con el que había tenido algunas experiencias desagradables en el pasado.
—Jimin ¿Me vas a dejar pasar o te vas a quedar parado ahí? —preguntó Jungkook, tratando de mantener la calma y el control de la situación.
—Iba a pedirte lo mismo, pero el que frenó fuiste t-tú, Fosforito —respondió Jimin, tartamudeando un poco y mostrando signos de nerviosismo.
Jungkook notó al instante los nervios del chico. ¿Siempre había sido así y él no lo había notado? Pensó en cómo su miedo a Jimin lo había mantenido cegado a los detalles de su comportamiento.
—Está bien Park, pídemelo, pero sin tartamudear y, sobre todo, mirándome directamente a los ojos —ordenó Jungkook, acercándose al pelinegro. No se sorprendió cuando Jimin entró en pánico y sus manos comenzaron a temblar ligeramente, su respiración cada vez más acelerada.
El ambiente se había vuelto tenso entre Jungkook y Jimin, ambos jóvenes se miraban fijamente, las miradas chocaban con fuerza mientras las palabras salían como dagas de sus bocas.
Jungkook no podía evitar sonreír ante la reacción de Jimin, parecía haberlo sacado de sus casillas con tanta facilidad. Sin embargo, su sonrisa no duró mucho tiempo, ya que la situación estaba llegando a un punto crítico.
—¡Eres tan insoportable! ¡¿Ahora por tener el pelo rosado te crees mejor que yo?! ¡¿Quién te crees?! —Sin contenerse, Jungkook sonrió ante la irritación del chico frente a él ¿Desde cuándo ese era un motivo por el cual había que pelear?
—Es bastante bonito el color ¿No te parece? —Preguntó Jungkook de manera sarcástica mientras con sus dedos jugaba con sus cabellos.
—JA, sí que eres ridículo ¡¿Parecerme b-bonito?! Pffff por favor, en tus sueños quizás.
En el fondo, Jimin sabía que no era una buena idea pelear con Jungkook. Pero Eunwoo, el chico al que Jimin no se atrevía a desafiar como algun dia lo habia hecho, le había ordenado que molestara a Jungkook así el lo dejaria de hacer.
Jimin no quería hacerlo, pero no podía evitar sentir miedo de las represalias que podría sufrir Jungkook si no cumplía con lo que Eunwoo le había pedido.
—Ya veremos quién cae primero Park, y créeme ese vas a ser tú —Jungkook se acercó aún más, lo que logró que su rostro y el del azabache quedaran a unos centímetros de cercanía, llegando incluso a sentir la agitada respiración de Jimin.
Jimin trató de mantener la compostura, pero su miedo lo traicionaba. ¿Y si Jungkook se enteraba de la verdad? ¿Y si Eunwoo se enteraba de que Jimin no había cumplido con su tarea? Los nervios lo invadieron y su respiración se volvió agitada.
Jungkook dejó de sonreír y extendió su mano para acariciar el labio inferior de Jimin con su pulgar. Jimin se quedó petrificado, sin saber cómo reaccionar.
—Puedes fingir todo lo que quieras, pero ya sé que te gusto, deja de intentar humillarme a cada rato, enano. —Acto seguido se comenzó a dirigir nuevamente a su casa, dejando a Jimin inmóvil y totalmente shockeado, este se golpeó su cabeza por sentir una sensación tal como su estómago removiéndose por los nervios y las palabras de Jungkook.
Jimin no sabía qué pensar. ¿Realmente le gustaba a Jungkook? ¿O solo estaba tratando de confundirlo? Pero lo que más lo atormentaba era el miedo a lo que Eunwoo podría hacerle a Jungkook si descubría que Jimin no había cumplido con su tarea de molestar a Jungkook. Se sentía atrapado en un círculo vicioso de miedo y confusión.
🌟
Boe la mina por fin se dignaba a actualizar loco, kejwjw dios
Vi mucho cariño en el capítulo anterior así que decidí hacer un poco más largo este y explicar varias cosas que pasaron antes y que llevaron a básicamente lo que esta pasando en lo que seria la actualidad de la historia.
Eunwoo todavía no entra en acción pero ojo, no hay que relajarse 👀
Gracias por esa buena vibra, nos vemos pronto en la próxima actualización :3
Pd: Leyendo el capítulo me di cuenta que Nam parece un NPC de un juego JSBSJA
Pd 2:Y si ven algún error ortográfico o algo que no comprendan no duden en avisarme 💗
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