
ϟ| 𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐬𝐞𝐯𝐞𝐧: 𝐃𝐞𝐜𝐞𝐩𝐭𝐢𝐨𝐧
●Capítulo siete: Engaño.
Luego de unas largas horas en aquel banquete. JiMin, se encontraba en una esquina del lugar con la espalda apoyada en la pared mientras bebía algo rojo en una copa de vidrio. Sus ojos se encontraban totalmente fijos en la espalda de YoonGi, quien reía agradablemente con los invitados de aquella fiesta.
"JiMin, deja de mirarme como si fuera un maldito trozo de carne." La voz del pelinegro resonó en la cabeza de JiMin.
El rubio miró a todos lados con el celo arrugado.
"¿Cómo mierdaa te metes en mi cabeza?". Cuestionó este.
"Es fácil cuando estás distraído. Puedes comunicarme conmigo mentalmente cuando desees." Le dijo y este miró por encima del hombro al rubio con una sonrisa torcida.
"Tengo hambre, YoonGi." Se quejó JiMin.
"Ve a la cocina por una manzana. Están en las alacenas. No dejes que nadie te vea y da una vuelta por la casa mientras la comes."
"No quiero comer más de eso. Quiero..." El rubio bajó la mirada y apretó la copa con su mano llevándosela a la boca y tomar todo el líquido rojo.
Al levantar la mirada, se encontró con ojos azules brillantes del pelinegro junto con una aura bastante llamativa a su alrededor. JiMin, tragó duro y observó como este caminaba hacia él a paso rápido. Observó la copa de su mano y notó que esta ya no estaba, pero fue entonces cuando YoonGi se detuvo a unos centímetros del rostro de JiMin con una sonrisa peculiarmente aterradora. Deslizó su mano por la mejilla de este hasta bajar a su mentón, el cual posó dos dedo debajo de este y lo levantó para que los ojos brillantes de este penetraran los de JiMin.
El ambiente se puso algo tenso, la música y la voces de la muchedumbre habían cesado. El lugar se había puesto algo oscuro y una ola de calor invadió el cuerpo de JiMin. Soltó un jadeo cuando sintió algo húmedo alrededor de su miembro; el cual mantenía una erección al sentir la calidez y lo húmedo que lo tocaba. Sus caderas se movieron un poco hacia a delante cuando YoonGi agarró el cuello de este haciendo que las púas del collar se incrustan en la piel al hacer fricción, el rubio gimió por la sensación que le causaba.
Aquello cálido, húmedo y áspero se sentía como una lengua. Como si algo ahí debajo lo lamiera con lentitud. El rubio se encontraba sumergido en los brillantes ojos del pelinegro mientras que sentía su miembro palpitar por más atención. Pero, fue entonces cuando hizo un esfuerzo para apartar la mirada de los ojos de YoonGi para poder darse cuenta de que este traía la boca abierta y su lengua larga desplegaba hacia abajo. Esta estaba separada por la mitad y se dirigía justo dentro de los pantalones que traía el rubio.
JiMin pasó saliva sin comprender en qué momento pudo haber echo eso. ¿En qué clase de realidad lo había llevado con solo mirarlo?
El pelinegro dejó de mover su lengua cerca del miembro de JiMin y la regresó dentro de su boca una vez que se dio cuenta de que JiMin ya no lo miraba. Se había resistido a su ilusión, cosa que nadie ha podido resistirse de YoonGi; apretó un poco más el cuello de JiMin y lo pegó contra la pared. Acercó su nariz a este para olfatear la fragante y adicto aroma a deseo sexual que provenía del rubio.
—Mmh~ JiMin... —susurró cerca de la oreja de este provocando que su piel se erizara. —Hueles tan bien... —se mordió el labio inferior.
JiMin jadeó de nuevo ante el fuerte agarre de este y llevó sus manos colocandolas encima de la de YoonGi con la esperanza de apartarlas. Pero sólo consiguió hacerlo reír.
—Tu fuerza a comparación de la mía está en un 2%, JiMin. No las desgaste en algo tan inútil. —apartó su rostro del rostro de JiMin y lo volvió a mirar con eso brillantes y feroces ojos.
—YoonGi... —habló JiMin haciendo que el pelinegro relajara el agarre de su cuello. —Apártate por favor...
—¿Por qué? ¿Estás muy hambriento? O ¿Muy excitado? —le sonrió mostrando sus afilados dientes. —O tal vez... ¿Las dos?
El rubio no respondió, solo lo miró y se lamió los gruesos labios provocando que YoonGi los mirara con deseo. Este también tragó saliva y deslizó su mano lejos del cuello de JiMin, posandola ahora en el mentón del rubio. YoonGi pegó su cuerpo al de este con fuerza, haciendo que sus entrepiernas rozaran una con la otra. El rubio jadeó al sentir la deliciosa sensación al frotar su miembro contra este que cerró los ojos mordiéndose los labios con fuerza.
YoonGi soltó un suspiro agitado al sentir y escuchar a JiMin de tal manera, que para molestarlo aún más, lo hizo mirar hacia una esquina del lugar y en lo profundo hacerle mirar una escena de dos sujetos cogiendo de una manera bastante salvaje y erótica. JiMin abrió los ojos al escuchar gemidos y gruñidos ajenos, enfocando su mirada en dos figuras a oscuras contra la pared disfrutandose una con la otra.
—No me rechaces, JiMin... —susurró YoonGi en su oreja. —Déjame tocarte de otra manera...
JiMin estaba perdido y tan concentrado en la escena que YoonGi le hacía ver con tanto deseo. Había un sujeto contra la pared mientras que el otro lo embestia con fuerza y enterraba sus largas uñas contra la espalda de este. La rasguñaba con tanto placer hasta hacerla sangrar y luego lamia cada parte con placer.
YoonGi acercó su mano libre a la espalda de este y la metió debajo de la camisa que este traía. Pasó su larga uña por la piel de este, provocándole un escalofrío a este. Al cabo de unos segundos, JiMin logró sentir la mano de este acariciar su espalda. Quería verlo, pero este aún sostenía con fuerza el rostro de JiMin hacia la escena un tanto ruidosa y placentera.
Fue entonces cuando sintió las uñas clavarse en su espalda. El rubio soltó un gemido ahogado y sintió las lágrimas apoderarse de sus ojos, el ardor impregnarse en su cuerpo y las gotas de sangre deslizarse por su espalda en el momento en que YoonGi rasgusñaba hacia abajo. JiMin colocó sus manos en el pecho de este para apartarlo, pero YoonGi acercó su lengua al cuello de este y lamió hasta subir hacia su oreja creando un poco de fuerza en el cuello haciendo salir sangre. JiMin cerró los ojos con fuerza, sintiendo ahora como acariciaban su erecto miembro, también sintió la yema de los dedos rozar su húmedo glande. Este jadeó ante el contacto y dio un pequeño empujón hacia a delante para tener más atención. Escuchó una vez más la risa de YoonGi y luego presenció los húmedos besos entre el ardor de su cuello y su espalda.
El rubio apretó los puños entre el pecho de YoonGi y cerró los ojos con fuerza sintiendo el placer subir por todo su cuerpo. Dejó caer la cabeza hacia atrás gimiendo del placer. Su labio inferior sangró por morderselo con tanta fuerza, pero el pelinegro lamió la sangre de este para luego juntar sus labios en un brusco beso. JiMin llegó al orgasmo cuando movió con frecuencia su lengua junto con la de YoonGi y, entre jadeos y fuertes gemidos, JiMin alcanzó la lengua de YoonGi la mordió tirando de ella para arrancar un pedazo.
El pelinegro jadeó cuando este tiraba de su lengua mientras mastiacaba. La sangre se impregnó en sus mejillas, labios y mentón cayendo gotas hacia su ropa, también tiñendolas de rojo. YoonGi gruñó y clavó una vez más las uñas en la espalda del rubio haciéndolo gemir del dolor mientras masticaba. Las lágrimas bajaron rápidamente por sus mejillas, tiró más fuerte de la lengua de este llevándose otro trozo a la boca. Cerró los ojos saboreando el esquisto sabor en su paladar que cuando estaba apunto de tragarlo, se corrió sintiendo espasmos en su cuerpo.
YoonGi río encantado por la escena. Se alejó del rubio y se limpió la boca con el dorso de su mano.
—Abre los ojos, mascota... —susurró. —Todos te están observando...
JiMin abrió los ojos de golpe sintiendo se nuevo las miradas puestas en él como si fuera un delicioso banquete. El ardor de sus mejillas se impregnó en su cuerpo al igual que la sensación de las uñas de YoonGi aún clavadas en su espalda.
El rubio se pasó una mano por la boca esperando ver sangre, pero no había nada. Levantó la mirada, esperando encontrarse a YoonGi, pero este no estaba. Se mordió el labio inferior sintiendo los fuertes latidos de su corazón. Agitado y desconcertado, lo encontró en el mismo lugar en que lo había visto: saludando alegremente. Como si nunca se hubiese movido de ahí.
"¿Y? ¿Aún tienes hambre, mascota?" Su voz volvió a resonar en su cabeza.
"¿Qué me hiciste?"
"Te dije que puedo hacerte ver lo que quiera..." Su risa también se escuchó dentro de su cabeza. "Parecias disfrutarlo."
—¡SAL DE MI CABEZA! —gritó JiMin tapándose los oídos, atrayendo la atención de todos en el lugar.
El rubio empezó a correr hacia la multitud y caminó entre ellos ignorando los desagradables comentarios de deseo y perversidad que lanzaban hacia él. JiMin se apresuró para salir dentro de la multitud y alejarse de ellos.
"¿De qué huyes, mascota?" Volvió a hablarle junto con esas tenebrosas carcajadas.
Agitado, logró salir de la multitud y corrió lejos de esta. Corrió y corrió, sintiendo el corazón golpearle contra las costillas y el sudor gotear le por todo el cuerpo. Sentía un nudo en la garganta y le ardía porque la sentía seca, pero aún así no dejó de correr.
"¡MASCOTA! ¡¿ESTÁS HUYENDO DE TU AMO?!" Los llamados de YoonGi atormentaban al rubio una vez que se alejaba más y más del lugar.
—¡SAL DE MI CABEZA! —gritó JiMin tapándose los oídos mientras corría por un gran pasillo.
La brisa fría de la noche se impregnó en su cuerpo y movió su cabello una vez que dejó de correr. Estaba algo oscuro en donde estaba, pero la luz de la luna iluminaba solo una parte de lugar y esa parte daba hacia una puerta blanca semiabierta. JiMin trago duro y tomó aire cansando.
Se pasó una mano por la frente sudorosa y caminó con sigilo hacia la puerta. De esta, por la abertura salió un rayo de luz opaca. JiMin arrugó el ceño y se acercó a ella con curiosidad para mirada en su interior. Empujó la puerta con cuidado y entró a la habitación encontrándose con una fogata y un gran sillón frente a esta.
El rubio pasó saliva y se quedó helado. Observó el sillón con mucha atención y se dio cuenta que había alguien sentado en el. Fue entonces cuando vio las uñas largas posarse en lo brazos del sillón y luego una cabeza se asomó con una sonrisa ancha de dientes afilados y ojos azules brillantes. Era YoonGi.
Los ojos de JiMin se expandieron del susto y sus piernas temblaron. ¿En qué momento había llegado ahí?
—¿Pasa algo, JiMin? —cuestionó YoonGi. —¿Me buscabas?
Las piernas de JiMin fallaron y cayó arrodillado al suelo. YoonGi soltó un suspiro y se levantó del sillón, se pasó una mano por el negro cabello brillante y caminó hacia JiMin. Lo miró desde arriba con una ceja levantada y una pequeña sonrisa en su semblante.
—Aún... es... u...una... i...ilusión... —tartamudeó JiMin.
YoonGi, acercó sus dedos al mentón de este y le levantó la mirada para que sus ojos se encontraran.
—JiMin, tu alma es mía. Recuérdalo siempre que quieras huir. —advirtió.
—Cómo es que... —habló este. —Estabas allá hace un momento... —estaba sorprendido y aterrado. —Tu me tocaste... y ahora estás aquí. —tragó saliva para continuar hablando. —Me arde la espalda, comí de tu lengua... ¿Cómo es qué se sintió tan real?
—¿Qué no escuchas? Te dije que puedo hacerte ver lo que quiero que veas. —ladeó la cabeza. —Y sobre sentir... —se mordió el labio inferior. —Bueno..., tal vez debería curarte la espalda.
La expresión de JiMin se tornó en una de terror provocando satisfacción en YoonGi.
—¿Ya tienes miedo, mascota? Esa expresión tuya es...
—Quiero que lo hagas de nuevo... —lo cortó.
YoonGi arrugó el ceño.
—¿Disculpa qué? —el rubio se levantó del suelo con una sedienta mirada de placer y expresión llena de pecados haciendo que YoonGi levantara una ceja confundido.
—Por favor, hazlo de nuevo. —pidió acercándose a su cuerpo.
—Oye, ¿Qué mierda pasa contigo? —le dijo YoonGi. —Trato de asustarte, que temas de mí y tu te lo disfrutas.
—YoonGi, hazlo de nuevo... —se mordió los abultados labios. —Pero... —deslizó su mano por la camisa que traía y la desabotonó.
La apartó de su cuerpo una vez que quitó el corset. Se desnudó por completo frente al peliengro y le dio la espalda. El pelinegro sonrió al ver la espalda aruñada de este y se llevó las manos a la cadera.
Le había jugado una ilusión y lo había echo sentir aquella ilusión como tanto le encantaba hacer. YoonGi podría hacerte sentir y hacerte ver lo que él quisiera con solo mirarte directamente a los ojos. Algo que volvía locos a la mayoría y al parecer a JiMin le había encantado.
—...hazlo de nuevo, pero quiero que sea así. —dijo JiMin refiriéndose a su desnudez.
—Oh, JiMin~ No aguantarás... —le susurró YoonGi acercándose a él por detrás.
—Por favor YoonGi..., hazlo. —pidió una última vez. —Cumpleme ese deseo.
El rostro de YoonGi se iluminó y se lamió los labios. Rodeó a Jimin y caminó hacia la puerta abierta. La cerró y aseguró pata luego posarse frente a JiMin con una sonrisa coqueta.
—Arrodillate. —ordenó.
JiMin lo hizo sin quitarle la mirada de encima.
—Saca la lengua. —pidió.
El rubio abrió su boca y sacó su lengua como él lo había pedido.
YoonGi sonrió.
—Definitivamente pareces un animal. —se burló.
—Déjame comer tu lengua, YoonGi. Por favor... —pidió JiMin desesperado. —Mientras me cojes si es posible.
El peliengro soltó una carcajada y se agachó frente a él.
—Parece que te gustó mucho la escenas, ¿No?
JiMin asintió.
—¿Quieres qué hagamos eso? —cuestionó el peliengro.
—Sí, por favor.
—¿Tanto quieres? —JiMin volvió a asentir con rapidez. —Entonces... —susurró este. —Di que soy tu rey.
JiMin arrugó el ceño.
—¿En serio?
—Anda, dilo. —pestañeó varias veces. —No es difícil.
—No voy a decir eso. —contestó el rubio.
—Si lo dices rápido, tu pene no estaría pidiendo tanta atención. —señaló con su dedo. —Estuviera en mi boca ahora mismo.
JiMin se lamió los labios y tragó duro.
—No voy a decirlo. —se levantó del suelo y buscó la ropa que se había quitado.
Entonces vio su desnudo reflejo en la parte de atrás y enfocó su espalda. Estaba toda ensangrentada y rojiza por las aruños que YoonGi le habia echo.
—¿En serio no lo harás? —preguntó YoonGi de brazos cruzados.
—No. —respondió este vistiéndose.
—Vamos, no seas aguafiestas. Prometo cogerte bien si lo dices.
—Paso. Puedo masturbarme. —respondió cortante mientras se colocaba el pantalón.
—Mundano tenías que ser. —rodó los ojos. —¿Sabes cuántos desean acostarse conmigo?
—Dejame adivinar... Todos. —respondió JiMin de mala gana.
—Hasta algunos ángeles, ¿Puedes creerlo? —se miró las largas uñas. —Si alguna vez pisas el mundo celestial, no le digas a nadie. —dijo sarcásticamente.
JiMin rodó los ojos y se colocó la parte de arriba. Soltó un suspiro y caminó hacia puerta.
—¿En serio no lo dirás, JiMin? —insistió.
—Ya te dije que no, YoonGi. No te tengo miedo y tampoco voy a llamarte rey. —hizo una mueca.
YoonGi hizo una mueca.
—Te veías tan bien con tu expresión de terror y placer. —hizo puchero.
—¿Cómo fue que llegaste aquí tan rápido? ¿Me seguiste? —cuestionó curioso. —Estabas hablando allá afuera con mucha gente.
—Bueno, solo salí para molestarte un poco.—río.—Seguí haciéndote ver cosas mientras que estaba ahí sentado. —señaló el sillón. fue divertido.
El rubio bufó.
—Tengo hambre. —dijo.
—Te dije que en la cocina están las manzanas.
—No quiero eso. No entiendo para qué mierda me las das.
—Controla tu hambre voraz.
—¿Y por qué no la comes tú?
—Porque no me apetecen. —se acercó a JiMin. —Quiero comer otra cosa que si luce apetitosa.
El rubio abrió la puerta ignorando a YoonGi y salió.
—¡Más te vale no ignorarme cuando te dé comer! —le advirtió.
—¿Cuándo dejarás de jugar con la comida, YoonGi? —la voz de Azael se escuchó en la habitación.
—¿Por qué? ¿También eres comertela? —ladeó la cabeza al verlo en el marco de la puerta.
—YoonGi, no juegues conmigo, hijo.
—Azael..., cállate mejor. —entrecerró los ojos el pelinegro.
—Iré a hablar con tu supuesta pareja. —sonrió este. —Su dulce aroma me trae loco desde que empezó el banquete, hijo. Ese aroma me resulta tan familiar y me trae viejos recuerdos... —sus ojos se encontraron. —¿No crees, hijo?
YoonGi se enterró las uñas en las palmas de las manos.
—Conmigo no juegues. —sonrío enseñando los dientes y se apartó el largo cabello de los hombros hacia atrás. —Entre más me ocultes algo, más rápido lo descubriré. —bostezó y se giró para irse, pero se detuvo para mirar a YoonGi por encima del hombro. —Así como trataste de ocultar los errores de él... —sonrió de lado. —Y mira en qué terminó todo. No queremos ir a lo mismo, ¿Verdad, hijo?
Soltó una risita y desapareció en la oscuridad dejando a YoonGi en un aura de ira. Tenía que ocultar ese aspecto peligroso de JiMin si quería averiguar antes que Azael lo que podría ser el rubio. Tenía que adelantarse, antes de que fuera muy tarde.
Taba potente la ilusión 🤝
Nos vemos en el próximo capitulo, besties♡
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