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ϟ| 𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐟𝐨𝐮𝐫: 𝐏𝐫𝐞𝐬𝐞𝐧𝐭𝐚𝐭𝐢𝐨𝐧

•Capítulo cuatro: Presentación.

Una vez que pelinegro atravesó por el portal. Colocó un pie en su grande habitación y soltó un suspiro. Abrió la boca dejando salir el alma de JiMin y transformó su cuerpo en el de un humano.

—Wow, esperaba ver una habitación más terrible. —comentó JiMin quien volaba por toda la habitación mientras la observaba.

Tenía una cama grande. Retratos de él mismo vestido con tanta elegancia, un candelabro dorado guindaba del techo y toda la habitación estaba iluminada. Había un teléfono antiguo y una mesa en la que tenía varios rollos de papel beige más una pluma en tinta.

—Todo es bastante antiguo aquí... —dijo JiMin.

—Sí, mira. —dijo el pelinegro frotándose la sien y caminó desnudo hacia su armario. —Una vez que termine de arreglarme, te buscaré un cuerpo. ¿De acuerdo?

—¿Un cuerpo? Pensé que me comerías. —JiMin voló hacia él y se posó detrás de su espalda, mientras lo observaba cambiarse.

—No voy a comerte. —rio. —Aún no y no de la manera en que piensas. —abrió su gran armario dejando a la vista su colección de ropas haciendo que JiMin se asombrara.

El pelinegro optó por unos pantalones estilo medieval, junto con la camisa manga larga con risos en las muñecas y de ultimo un gran saco largo café. Se colocó sus zapatos y caminó hacia su espejo que se encontraba a un costado de la habitación. Miró su reflejo y se peinó el cabello hacia atrás.

—Esta noche tengo un banquete especial. —comentó mientras se arreglaba la ropa frente al espejo. JiMin flotó hacia él y se colocó a un costado de él observándolo. —Así que te vestiré, arreglaré y te presentaré con todos, pero nece...

—Espera, espera. ¿Qué? —lo cortó JiMin. —¿Presentarme? ¿Para qué mierdas me trajiste contigo?

El pelinegro se giró y lo miró con una sonrisa enseñando los filosos dientes.

—Además de mi mascota, trabajarás para mí.

—¿Disculpa? —JiMin soltó una carcajada haciendo que este le diera una mirada asesina. —¿Crees que te serviré?

—Claro, ahora me perteneces. Tienes que servir a tu futuro rey.

—¿Rey? Ni en sueños. —se burló ahora él. —Nunca serviría a nadie, tampoco estaría a los pies de ninguna persona.

—¿Ah sí? —la sonrisa de este se anchó y sacó su lengua para lamerse los labios. —Ven conmigo. —se giró y abrió la puerta de su habitación.

JiMin hizo una mueca y lo siguió en silencio. El pelinegro caminó por el largo y elegante pasillo con una sonrisa perversa en su semblante. Iba a prepararle el mejor de los cuerpos a JiMin si hacía falta que este lo sirviera y bueno, Azael era muy prepotente, también le gustaba que lo retaran. Siempre cumplía con su palabra.

—Te mostraré una variedad de cuerpos y tú elige el que más te guste. —le dijo este acercándose a lo que era al final del pasillo en donde se encontraba una alta puerta de color blanco.

—Suenas como si fuéramos a comprar ropa. —dijo JiMin.

—¿Te han dicho qué eres fastidioso? —insultó llegando a la puerta.

—Solo me porto así con mi comida. —el pelinegro dejó de caminar.

—¿Me acabas decir que soy tu comida? —lo miró por encima del hombro optando una expresión seria haciendo que JiMin pasara saliva. Hubo un corto silencio y luego este rompió en risas. —Es lo más idiota que he escuchado de un alma. —negó con la cabeza riendo y se acercó a la puerta. Giró la perrilla y dejó a JiMin pasar a su interior.

Estaba todo oscuro ahí dentro, hasta que la luz se encendió iluminando todo el lugar dejando ver una gran masacre de cuerpos tendidos en el suelo envueltos de lo que era sangre. Había de todos los tamaños y presentaciones. Demonios, animales, humanos y hasta combinaciones de ambas razas. JiMin levantó una ceja un poco sorprendido por lo que veía, no le causaba nada, pero si curiosidad de saber por qué él tenía esos cuerpos ahí.

—Dijiste que no podía pasar el cuerpo humano. —JiMin lo miró y lo encontró con la espalda apoyada en la puerta blanca que había cerrado. —Aquí veo muchos cuerpos humanos.

—Básicamente eran los portadores de mi comida y bueno. Quiero decir que sus cuerpos eran muy agradables. —se miró las uñas largas. —Si tú no elegirás, yo sí. —suspiró y avanzó hacia el montón de cuerpo. Levantó el primero y lo analizó. —Muy tierno para ser un gato. —lo lanzó y cogió otro. —Muy idiota para ser demonio granjero. Te comerías a tu propio rebaño. —se burló y lanzó el cuerpo. —Bien, te tocó otro cuerpo humano. —se lo enseñó. —Está desnudo, pero se asemeja a tu personalidad, destructiva y voraz. —sonrió. —Anda, poséelo.

—¿Y cómo hago eso?

—Solo piensa que quieres estar en el cuerpo y lo demás se hará solo. —le dijo. —Rápido, no tengo todo el tiempo.

JiMin hizo lo que este le indicó y segundos después pudo mover las manos. Cuando abrió los ojos, se encontró observando la puerta y a su lado el pelinegro aun lo sostenía. Este lo miró confundido, pero antes de que pudiera moverse, cayó al suelo golpeándose el trasero. Lo había soltado.

—Bien, ya estás listo. —le dijo. —Como la ropa está sucia de sangre, ve a mi habitación. Escoge lo que sea de tu talla y bajas. —ordenó con voz seria caminando hacia la puerta. La abrió y salió de la habitación dejando a JiMin con un millón de preguntas.

Adolorido, se levantó del suelo y miró lo que era ahora su cuerpo. Manos un poco pequeñas, cabello lacio y corto, estaba cubierto de sangre y al parecer el cuerpo estaba recién usado. Estaba como nuevo. Movió las piernas para caminar y salir del lugar para hacer lo que el pelinegro le había dicho.

—Es un mandón. —se quejó JiMin mientras caminaba por el pasillo y ubicaba de nuevo la habitación del pelinegro en la cual había estado antes. Su estómago rujío e hizo una mueca. —Ah, tengo hambre... —se quejó. —Y no veo nada apetitoso para comer. —se detuvo en la puerta de la habitación de este y la abrió entrando para cambiarse de ropa.

Azael, bajó las escaleras extremadamente contento luego de escuchar a JiMin quejarse. Llegó al primer piso en donde los pájaros revoloteaban sus alas y grandes gatos caminaban por todo el lugar abierto. Se acercó a su león y le acarició la cabeza mientras que este le ronroneaba.

—Sí, ya estás viejo. —le dijo. —¿Debería llamar al veterinario? —se burló mientras que el león le levantaba la pata para saludarlo.

—¡Príncipe YoonGi! —el fuerte llamado de su sirviente le hizo rodar los ojos. —¡¿Dónde ha estado, príncipe?! Lo he estado buscando toda la mañana.

El pelinegro se giró haciendo una mueca de disgusto y se encontró con la expresión nerviosa del pelirrojo, quien traía en sus manos una larga lista.

—Estaba ocupado haciendo mis cosas. —respondió.

—Pero, príncipe. Recuerde que hoy es el banquete.

—Ajá, ya lo sé.

—¿Encontró a una pareja digna para acompañarlo? —cuestionó el pelirrojo.

Este sonrió y asintió.

—¿Ah sí? ¿De quién se trata? ¿Duque o duquesa del sur? ¿Conde? ¿Princesa? —preguntó con emoción.

—Un humano. —le dio la espalda y empezó a jugar con su león.

—Ah, un humano... —sonrió cálidamente. —¡¡¿UN HUMANO?!! —se alteró. —¡Príncipe! ¿Cómo piensa traer a la comida a su banquete?

—Esta comida es diferente. —rio. —Esta se come a su propia raza.

El pelirrojo hizo una mueca de asco y negó.

—Pero, príncipe... Tiene que ser alguien digno...

—Lo sé. Deja que lo veas. —soltó un carcajada. —Te agradará. —le lanzó la pelota al león y caminó hacia su sirviente colocándole una mano en el hombro. —Relájate, HoSeok. Será divertido. —le guiñó el ojo.

—Sí, príncipe YoonGi. —hizo una reverencia ante él.

—No me llames YoonGi frente a él. Para él me llamo Azael. ¿De acuerdo?

—Pero... Ese es el hombre de su padre, príncipe.

—Pero ¿A caso él lo sabrá? —levantó las cejas. —Y si se entera... —acercó su mano al cuello de HoSeok haciendo que este jadeara. —¿Sabes que te pasará a ti? —una risa áspera brotó de su garganta asustando al pelirrojo.

HoSeok se apartó antes de que este estrechara su cuello e hizo una reverencia de disculpa. Fue entonces cuando en sus fosas nasales se impregnó el delicioso aroma a su comida favorita. YoonGi sonrió y se giró posando los ojos en el chico ahora rubio quien vestía elegante. Al poseer el cuerpo, su rostro era el mismo ya que eso hacía las almas en el inframundo. Poseer el cuerpo como si fuera suyo.

—HoSeok, te presento a JiMin. —lo señaló. —Un desquiciado hambriento por comida.

—Qué asco de presentación. —dijo JiMin llegando junto a él.

—¿Querías algo más bonito? ¡De acuerdo! —eufóricamente miró a HoSeok. —Este sujeto que ves aquí, no es más que nada un adorable hombre que disfruta comer de su propia raza con mucha satisfacción. Es hermoso, ¿No?

JiMin chasqueó la lengua y rodó los ojos.

—Él será mi pareja esta noche. —dicho eso lo miró de reojo y observó la expresión de asco del rubio. —Será divertido tener a un humano en una fiesta de demonios. Conocerás la sensación de asco cuando veas a todos mirarte con deseos de comerte. —le guiñó el ojo.

—Imbécil.



Besties, esto se pone mejor jijij

Gracias por el apoyo que le están dando a esta historia jajsau, nunca pensé que llegaría a tantito <3

—Smap.

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