Prólogo
"No nacimos diferentes, no nacimos iguales, simplemente nacimos con la misma sed."
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Era pasada la medianoche, y Heeseung aún no aceptaba la cruda realidad que lo consumía. Caminaba por las calles desiertas, llorando sin tregua. Su mente era una prisión, atormentada por aquel recuerdo que lo arrastraba sin descanso. Todo se sentía demasiado complejo para él, una carga insoportable; sin embargo, sabía que, si llegaba a perder el control, sería aún más difícil para la humanidad entera.
—¿Por qué lo hice? —murmuraba una y otra vez, su voz quebrada por el dolor.
—¡¿Por qué lo hice?! —gritó con rabia, sin importarle quién lo oyera. Nada tenía sentido ya, su existencia misma era una ironía.
A su alrededor, la ciudad permanecía en silencio, iluminada solo por la luna llena, que parecía observarlo desde las alturas. La misma luna que, al elevarse en su punto máximo, solo intensificaba el instinto feroz que latía en su interior, provocando su sed voraz. Sabía que su tiempo se agotaba.
No supo cuánto tiempo caminó, pero el ardor en su garganta se hizo insoportable. Necesitaba lo que el mundo nunca podría ofrecerle sin un precio fatal. Su mano temblorosa alcanzó su cuello, y sintió el pulso de esa necesidad inhumana que tanto odiaba. Resistir se volvía un esfuerzo inútil.
El tiempo... siempre fue su peor enemigo.
La lluvia comenzó a caer en pequeñas gotas sobre su sombrero negro, como si la noche misma se compadeciera de él. Exhausto, se dejó caer al suelo, derrotado por el peso de su propio ser. Sus sentidos fallaban, el entorno se volvía borroso. Sabía que su sed no se saciaría con cualquier cosa; solo había una respuesta para esa necesidad implacable: Sangre.
Levantó la vista hacia la luna, buscando respuestas, pero el cielo solo le devolvió el mismo silencio que lo atormentaba. Se miró en un charco cercano, y el reflejo le devolvió la imagen de alguien que parecía humano, pero sabía que era solo una apariencia. Dentro de él, el monstruo aguardaba.
Vio como sus facciones se transformaban en el reflejo, los colmillos afilados, los ojos rojos, y la marca que revelaba su verdadera naturaleza. No era un asesino, pero tampoco un ser común. Su nana siempre le había dicho que era especial, pero esa "especialidad" lo había aislado de todos, incluso de quienes alguna vez le tuvieron cariño.
—N-no... —susurró, con la voz quebrada, temblando por el frío que lo envolvía y lo hacía vulnerable.
—¡No puedo más! —gritó, con desesperación.
Deslizó una mano hacia el charco, y el agua pareció tornarse oscura, como si su propia miseria la transformara. Sin importar qué era, necesitaba beber, o moriría. Probó un sorbo, pero el sabor a tierra y suciedad lo hizo escupirlo de inmediato. Intentó levantarse, sin éxito. Cada segundo sentía cómo la sed lo destruía, y sabía que no podría resistir mucho más sin ceder a sus impulsos más oscuros.
Finalmente, sus fuerzas lo abandonaron. Se desplomó en el suelo, aceptando que ese era su final. Cerró los ojos, entregándose a la quietud que le ofrecía el agotamiento.
—Lo siento.
Fueron sus últimas palabras antes de que su cuerpo cayera, inerte, y su esencia se desvaneciera en la noche.
Él había...
—¡Heeseung!
La voz desgarrada de su amigo resonó a lo lejos. Sunoo, el vampiro de cabellos dorados, llegó en un suspiro, moviéndose a una velocidad sobrehumana. No había tiempo que perder; sabían que algo así sucedería, pero nada los preparó para verlo en carne propia.
—Heeseung... ¡Despierta! —exclamó, palpando las mejillas de su amigo, buscando un indicio de vida.
Al ver que no reaccionaba, supo que debía actuar de inmediato. Lo levantó con cuidado, cargándolo a sus espaldas, y comenzó a correr, su mente fija en encontrar ayuda, en salvar la vida de su amigo a cualquier costo.
"Debes vivir, Heeseung... tienes que hacerlo por todos", pensó Sunoo mientras corría, sus ojos llenos de lágrimas.
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No muy lejos de allí, un joven observaba la escena desde un rincón oscuro, enojado y aterrado a la vez.
—Jungwon —lo llamó su hermano, quien parecía impaciente—. Es hora de irnos.
—Sí, ya voy. El chico tomó su vieja mochila lleno de libros y siguió a su hermano, hacia su nuevo destino. —Hyung, ¿Esto es necesario ? —preguntó por quinta vez, esperando que su hermano se rinda.
—Iremos a ver a mamá, ¿lo olvidaste? —respondió, sosteniendo su mano con firmeza.
—Ah... —Jungwon formó un pequeño círculo con sus labios, asimilando la respuesta, un hecho que necesitaba descubrir.
El mayor continuó caminando, ignorando las súplicas de su hermano. —Jay, por favor...
—¡No lo sé! —dijo al fin, sintiendo cómo el dolor se hacía un nudo en su garganta —. Apenas salimos nosotros dos, mientras ellos se quedaron. No podemos detenernos Won, no deben atraparnos.
Jungwon asintió en silencio, lo último que quería era empeorar la situación y mucho menos activar el dispositivo dentro de su hermano.
—¿Comeremos algo, Hyung? —preguntó esperanzado, no había ingerido algo apropiado desde hace una semana.
—Veremos si encontramos bocadillos —respondió Jay, mientras aceleraba sus pasos.
—Bingo.
Nadie sabe lo que ocurrió después. No hubo cámaras, ni testigos, ni rastros de los hermanos.
Ambos desaparecieron esa noche, sin dejar señales.
Esto recién comienza.
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Continue.
Iniciemos esta nueva historia juntos. Aquí les dejaré algunas advertencias que necesitan saber.
1. Todos los hechos de esta historia son completamente ficticios y cualquier parecido con la realidad es meramente coincidencia.
2. Los personajes contienen características físicas reales de los artistas, pero la personalidad y el desarrollo son completamente independientes de la realidad .
3. Esta historia tiene como propósito desarrollar una trama dramática, histórica, y fantasiosa, por lo que el romance no tendrá mucho protagonismo.
4. No se desarrollarán ningún shipp, la historia será completamente heterosexual.
5. Los capítulos serán medianamente largos, pero pueden variar. Y las actualizaciones serán un poco lentas .
6. Y por último, los tiempos de esta historia estarán enfocados en la actualidad y el pasado monárquico del protagonista.
Sin más que decir, espero que disfruten de esta historia tanto como yo. Gracias por estar aquí.
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