Capítulo 14
En una parte lejana de Seúl, se escuchaba el paso de varios jóvenes correr hacia una zona exacta en medio del bosque, ellos traían sus mochilas y un sobre rojo, con el cual accederían a la escuela Lee High Castle.
Mientras caminaban, uno de ellos sintió como si alguien los estuviera observando, no quería asustar a sus amigos con falsas especulaciones, pero tampoco quería asustarse a ella misma. Ri Gaeul, profundizó su mirada hacia los árboles que la rodeaban y trató de hallar a quien sea que la estuviera siguiendo. Usando la pequeña habilidad que tenía desde niña, siguió a sus amigos e hizo como si nada paso, pero fue tan rápida su reacción que cuando giró y alzó la mirada, vio a la persona que estaba asechándola.
El chico sin esperar nada, descendió de lo más alto del árbol, luego de ver cómo Gaeul estaba sola. Ella por su parte mantuvo silencio mientras miraba con detalle el tipo de chico que era, analizándolo de pies a cabeza hasta descubrir a que especie pertenecía. Su madre le contó sobre la existencia de seres inhumanos hace muchos años, pero que poco a poco estos se fueron extinguiendo, hasta el punto de que muchos llegaron a desaparecer o se escondieron en medio de la sociedad.
Identificó rápidamente que se trataba de un vampiro, vio esos ojos rojos y como su piel se tornaba rosa a medida que absorbía el aire, donde claramente estaba el olor de Gaeul. Ella no se inmutó ni retrocedió, pues sabía lo que era ser un vampiro, ya que ambos pertenecían a la misma especie.
Cuando el chico comprobó que Gaeul también era una de su clan, no dudó en volver a la normalidad para luego ofrecer una disculpa y presentarse, no era la gran bienvenida que pretendía ofrecer a los nuevos estudiantes, pero tenía que ser precavido, sobre todo después de enterarse del ejército que estaría preparando el clan de Jong Hi, el líder de los licántropos.
—Disculpa mi comportamiento, pero creo que ya debes saber el motivo.
—Así es, no te preocupes —respondió Gaeul con una sonrisa.
—Soy Kim Sunoo, miembro de la guardia de Lee High Castle. —le extendió la mano.
—Ri Gaeul, graduada del colegio de Sangre Real. —estrecharon sus manos.
—¿Así que tú eres hija de la mejor Vampiresa que existió en la historia?
—Se puede decir que si, mi madre fue una gran heroína.
—Si, la reina Yan Na fue y es una de las mejores protectoras de nuestra especie. —Gaeul sonrió ante lo dicho por Sunoo. —¿Quieres que te acompañe? —preguntó, refiriéndose a la escuela.
—Claro.
Ambos jóvenes volvieron al camino que los llevaría hacia su destino, mientras compartían más datos extras acerca de la supuesta invasión de los lobos.
Días atrás, llegó una carta a la sede oculta de Lee High Castle en medio del bosque, nadie sabe cómo sucedió, ya que solo un vampiro de sangre pura podía pasar por la barrera de protección. Y estaban muy seguros de que no había sido ninguno de los suyos, puesto que aquella carta era una especie de amenaza hacia ellos mismos. Estuvieron averiguando con cautela para no actuar con falsos movimientos, y no fue hasta que uno de los informantes que trabaja para ellos, les aseguró que el clan de Jong Hi seguía vivo y que comenzó a reclutar jóvenes varones para su ejército. Aquella noticia permitió que el director de la escuela tomara acciones definitivas, y por ende, comenzar con el plan que tanto tiempo había armado, para que, de una vez por todas, termine con una guerra que lo persiguió por muchos años, hasta la actualidad.
Gaeul y Sunoo llegaron a la barrera, en donde solo bastó que uno de ellos derramase una gota de su sangre, para que ambos pasaran sin problema alguno.
El lugar era muy hermoso para los ojos de Gaeul, tal y como su madre le había contado cuando era más pequeña, sentir que ahora era ella quien estaba allí dispuesta a luchar por los suyos, la hacía sentir muy conmovida y emocionada. Bajaron por las largas escaleras que los llevaría al primer patio de recibimiento, Sunoo le explicó que debido a un suceso que pasó la noche anterior, los Buscadores, tenían que revisar todas las cosas que ingresaban a la escuela, Gaeul lo entendió rápidamente y justo cuando llegó a la primera puerta, unos chicos le pidieron que abriera su mochila, mientras que otro escaneaba el sobre rojo.
Cuando él identificó que se trataba de nada más y nada menos que la hija de la reina Yan, no dudó en devolverle la tarjeta y cerrar la mochila que sus compañeros ya estaban revisando. Con una reverencia se disculpó ante ella, pidiéndole a los otros chicos que hicieran lo mismo. Gaeul se dio cuenta que todo eso era debido a su apellido, así que no hizo más que aceptar sus disculpas y continuar con su camino. Sunoo sabía los beneficios que se tenía al formar parte de la familia real, por lo que estaba dispuesto a ayudar a Gaeul como su guardia personal. Aunque ella aún no lo sabía.
Caminaron por el largo patio de entrenamiento, mientras veían a más jóvenes practicar diferentes artes de lucha y combate, y a otros mejorar sus habilidades innatas. Sunoo le comentaba que en la escuela Lee High Castle, cada estudiante es transferido a una casa madre, donde conocerá su equipo de trabajo y misiones. Eso dependía del tipo de sangre que tenía, los recursos económicos y claramente el apellido.
Gaeul se mostraba más curiosas acerca del tema, sin duda estudiar aquí era lo que más anhelaba desde que terminó su preparación en el colegio de Sangre Real, donde fue solo una trainee. Continuaron con el recorrido hasta llegar al edificio de la escuela, en donde tomaría sus clases de teoría y también se alojaría.
—Llegamos —comentó Sunoo, con una gran sonrisa. Volver allí como si fuera su primer día, le traía muchos recuerdos.
—Es demasiado bello —soltó Gaeul, viendo lo alto y detallado que era la infraestructura.
—Si, muy hermoso.
—¡Kim Sunoo! —se oyó un grito resonar desde el lado derecho del edificio.
—Creo que debo irme, nos vemos aquí en unos minutos, no te muevas ¿sí?
Gaeul asintió sin entender nada y vio como el chico corría por el lado contrario a donde lo estaban llamando, cuando la dueña de la voz que lo nombraba apareció, se dio cuenta que era una chica pequeña de cabello naranja y buen estilo, pero que al parecer estaba buscando a Sunoo para cobrar venganza. Soltó una suave risilla mientras esperaba que su amigo volviera, al menos no estaría tan sola en la escuela. Vio unas sillas afuera del edificio y no dudó en tomar asiento, al parecer el chico tardaría un poco.
Desde su lugar vio casi todo el campus de la escuela, ya que tenía un terreno con pequeños montes que le permitía ver aquellos lugares que parecían estar escondidos. También vio a pequeños grupos de estudiantes reír y divertirse de las locuras que solo ellos sabían, hasta que vio a un hombre alto con una pequeña insignia en el traje que vestía. Al principio creyó que solo pasaría de largo, pero en cuanto lo vio, él se acercó hacia ella, logrando avergonzarla un poco.
—¿Usted es la señorita Ri Gaeul? —ella asintió—. Sígame por favor, el director estará feliz de saber que ya llegó.
Gaeul se puso de pie, y al ver que Sunoo aún no daba rastros de aparecer, siguió al hombre hacia el interior del edificio. Mientras avanzaba no podía ignorar la histórica muestra de armas y recursos que usaron durante la Guerra de Sangre hace 100 años atrás. Creía que todo estaría protegido en una bóveda bajo tierra, pero al parecer el director sugirió mostrarlo a sus estudiantes como una especie de inspiración para ellos.
Llegaron al elevador, y rápidamente ingresaron. Dentro del lugar, el hombre no tardó en preguntar acerca de la madre de Gaeul, ganándose un poco de timidez por parte de ella.
—¿Cómo está la reina Yan, perdón, la señora Yan? —se corrigió inmediatamente, al darse cuenta de que nombró el título al que había renunciado meses atrás.
—Está bien, enfocada en sus proyectos personales —respondió Gaeul, tratando de no soltar algo demás.
—Eso me alegra.
Aquel comentario sorprendió a la menor, por lo que se mantuvo en trance tratando de unir algunos cabos sueltos que ya tenía desde hace un tiempo. Llegaron al piso seis y salieron del ascensor. Caminaron un poco más, antes de girar hacia un pasillo a la derecha, para por fin llegar a la oficina del director.
—Gusto en conocerla señorita —habló de repente—, nos vemos más adelante.
Tocó la puerta del despacho, y este no tardó en abrirse.
—¿Podría saber su nombre? —preguntó Gaeul, tratando de obtener más datos para armar su teoría.
—Kim Ji Wook, soy el comandante de los guardias aquí. Seguramente ya conociste a mi hijo, Sunoo, espero que te sientas segura y protegida con él, ya que será tu guardia real.
Aquella información fue inesperada para Gaeul, no quería que el primer amigo que tenía se convirtiera en alguien que debía protegerla, o peor aún, servirle de esa manera. Gaeul aceptó que conocía al hijo de Ji Wook y luego de una despedida él se fue.
Ingresó un poco temerosa al despacho del director, y en cuanto lo vio no tardó en saludar con una reverencia.
—Buenas tardes señor director.
—Hola Gaeul, toma asiento por favor.
La chica avanzó hasta el escritorio y tomó asiento en un de las sillas que estaban al frente. Colocó su mochila sobre sus piernas y junto sus manos, esperando las palabras del mayor.
—Me alegra saber que formarás parte de Lee High Castle, tu madre debe estar muy orgullosa.
—Así es señor. —respondió breve.
—Me llamó Lee Hee Jun, pero todos aquí me conocen como director Lee. Así que por favor, ya no me diga señor —expresó con un sonrisa, tratando de aliviar el ambiente.
—Está bien —respondió Gaeul, sonriendo también.
—Bien, seguramente te preguntas porqué estás aquí, ¿verdad? —la menor asintió—. Bueno, como Sunoo ya te comentó un poco sobre la clasificación de estudiantes, el lugar al que fuiste asignada era inicialmente el Aula Real I, pero tú madre nos envió una carta indicando que estabas dispuesta a pertenecer a cualquier familia madre, ¿Es correcto?
—Si, creo que, solo porque pertenezco a una clase real, no significa que deba ingresar a esa aula de inmediato, por lo que quiero empezar desde abajo, y ganarme el lugar con mi propio mérito.
Cuando Hee Jun escuchó las palabras que decía Gaeul, no tardó en recordar a la pequeña niña que conoció cuando él solo tenía 15 años, aquella niña que estaba dispuesta a dejar todos sus lujos por estar con él, con alguien de clase baja. Y que ahora es una gran mujer, que crío a una jovencita con valores tan únicos como los que tiene Yan Ra.
—Es bueno escuchar eso de una joven como tú, se ve que serás una de las mejores vampiresas del clan, al igual que tu madre —Hee Jun se quedó viendo a la chica, lo cual fue un poco incómodo para ambos—. Iré por algunos papeles de tu inscripción, ¿puedes esperarme un momento?
—Claro, no se preocupe. Aquí estaré.
Hee Jun asintió y entró a una puerta que estaba dentro del lugar. Cuando él desapareció, Gaeul aprovechó para echarle un vistazo a los pequeños detalles que decoraban el despacho. Vio los pergaminos en las paredes, algunos logros, diplomas, pero su atención fue directa a la espada que estaba protegida por una vitrina de vidrio. Esta tenía un aspecto muy antiguo, por lo que supuso que se trataba de una reliquia. También vio una capa roja colgada a un costado, con la misma protección de vidrio. Desvío su mirada hasta las dos fotografías que estaban sobre el escritorio del director Hee Jun.
Al ver que él estaba tardando, Gaeul tomó una de las fotos y la giró para poder ver de quién se trataba. Se sorprendió al darse cuenta de que era un dibujo hecho a mano del retrato de un bebé, el cual era muy diferente a todos los que había visto antes, con aquellos ojos muy rojos y la pequeña mancha de una luna en su cuello. Más abajo de la imagen encontró una escritura que decía:
"La luz de mi vida"-LHS.
Gaeul no tenía idea de que el señor Hee Jun tenía un hijo, porque nunca escuchó hablar sobre él en su familia y menos aún ver noticias sobre ese tema. Dejó la foto en su lugar luego de escuchar los pasos del director. No había podido ver la otra fotografía por lo que tenía mucha curiosidad, pero rápidamente volvió a la realidad cuando Hee Jun regresó con varias hojas en su mano y se sentó.
—Aquí tienes, debes llenar este documento y entregarlo a la señora Danne, en el primer piso, puedes pedirle ayuda a Sunoo, al parecer ya son cercanos.
Gaeul abrió lo ojos un poco más de lo normal y al escuchar la risa del director no pudo contener su sonrojo.
—Espero no haber incomodado. Pero de seguro ya sabes que él será parte de la guardia real para ti —Gaeul asintió —. Ahora, tengo una reunión con los comandantes de la escuela, si tienes alguna duda o quieres realizar una consulta, puedes hacerla al señor Kim, él te ayudará.
Gaeul se puso de pie, estaba dispuesta a despedirse y salir del lugar, pero soltó la pregunta que desde hace un momento estaba guardando.
—Director Lee, ¿usted tiene un hijo?
Hee Jun se sorprendió al escuchar eso, pero no dudó en afirmarlo. Espero un momento a que Gaeul preguntara algo más, pero ella prefirió quedarse callada, no era un tema del que tenía conocimiento y no quería decir algo erróneo.
—Hasta luego. —Gaeul se despidió con una reverencia y salió rápidamente, dejando al director con una evidente nostalgia.
Ha pasado tanto tiempo desde que tuvo por primera vez a su hijo en brazos, aquella noche en la que nació, al lado de su madre Yan. Reconocerlo como el futuro rey de su reino, y ahora... Simplemente no tenía ninguna pista sobre él. Se sentó nuevamente en la silla y vio las dos fotografías que tenía sobre el escritorio, el retrato dibujado de su hijo, y la foto de su hermosa esposa, aquella mujer que por una mala jugada del destino no lo reconocía.
Pensar en cómo se vería su hijo ahora, a punto de cumplir la mayoría de edad, lo hacía sentirse tan desconsolado y triste. No poder estar con él, no saber cómo ha sido su vida en todo este tiempo, encogía su corazón de solo pensar que se estaba perdiendo gran parte de la vida de un joven. Y más aún, saber que Heeseung no tuvo ni a su madre ni a su padre junto a él, hacia que su función como padre quedara en nada.
Extrañaba a su familia, extrañaba a su esposa, extrañaba a su hijo. Y daría todo por verlos nuevamente junto a él. Como hace cien años atrás.
•ೋ° °ೋ•
Gaeul terminó de llenar los papeles con toda la información que esta requería. Ahora solo tenía que entregarla y luego buscar la habitación en donde se quedaría por un largo periodo. Recordó que debía de buscar a la señora Danne, pero al no saber quién era exactamente decidió pedir ayuda. Echó un vistazo a su entorno, pero no halló a nadie, salió del edificio y divisó a Sunoo a lo lejos, quien luego de verla corrió hacia ella.
Pasó unos segundos y por fin estaban cara a cara. Gaeul le explicó todo lo que había sucedido y su amigo no tardó en ayudarla con los papeles. Juntos caminaron hacia el interior del edificio para buscar a la recepcionista, la señora Danne. Cuando llegaron al puesto, una mujer muy linda y risueña los atendió, era la persona a la que estaban buscando.
—Todo es correcto —dijo, luego de revisar todos los papeles—. Esta es la llave de tu habitación, y al parecer tendrás una compañera. Aquí tienes la tarjeta de acceso a tu cuenta bancaria para los programas, una llave de emergencia y mi número de contacto por si necesitas algo.
Gaeul recogió todas las cosas que le estaban entregando y rápidamente las guardó en su mochila.
—Nos alegra tenerte aquí corazón, es como tener un pedacito de tu madre. —aquello conmovió tanto a Gaeul que no dudó en sonreír.
—Es muy lindo de su parte señora Danne.
—Nos veremos más seguido por aquí Gaeul, espero que Lia no cause tantos problemas. Cuídate —se despidió.
—No lo creo, hasta luego. —respondió Gaeul sin tener idea de quién hablaba, rápidamente se despidió y volvió con su amigo.
Sunoo acompañó a la chica hasta llegar al edificio en donde ella se quedaría, él como su guardia tenía que estar pendiente de cuidarla, por lo que también viviría en el mismo lugar solo que en una habitación diferente, la cual compartía con otro guardia.
Llegaron al piso 7 y buscaron sus respectivas habitaciones, las cuales estaban literalmente una al frente del otro. Gaeul se despidió de su amigo, no sin antes aceptar ir con él a cenar, ya estaba anocheciendo.
Gaeul ingresó a su habitación, y Sunoo hizo lo propio. El lugar de la chica tenía todo lo necesario, sabía que el rango que había elegido no era el más alto al que estaba acostumbrada, pero debía de empezar así. Llegó a la pequeña sala y no vio a nadie, al parecer su compañera salió. Dejó su pequeña mochila en el sofá y tomó asiento, estaba tan cansada de todo lo que había hecho desde que llegó, y por fin podía respirar con calma.
Se levantó hacia la ventana que tenía la habitación y se dio cuenta de la hermosa vista que esta tenía, podía ver el profundo bosque, y todo el campus de la escuela. Escuchó como quitaban el seguro de la puerta y giró, encontrándose cara a cara con una chica muy tierna. Ella no tardó en tapar su boca de manera sorpresiva. Convivir junto a la hija de la reina Yan, era algo que nunca imagino. Rápidamente se inclinó, haciendo una reverencia por mostrar respeto a la realeza. Gaeul al notar eso se sintió un poco mal, por lo que decidió usar aquello para hacer lo correcto.
—Señorita, desde este momento, está prohibido que usted se comporte de esa manera frente a mí, por lo que debe tratarme con normalidad y dejar la formalidad a un lado.
La chica quedó consternada ante lo escuchado por lo que Gaeul estalló en risas.
—Eres Lia ¿verdad?
—Si, y tú eres Ri Gaeul, la princesa —rápidamente fue interrumpida.
—Solo soy Gaeul, nada más. Trátame como tratarías a los demás por favor.
—Está bien, amiga.
Ambas sonrieron, no había duda de que se llevarían muy bien de aquí en adelante.
•ೋ° °ೋ•
El día había sido muy agotador para los chicos de Wolf Brave Man, después del almuerzo, volvieron a entrenar unas tres horas más, por lo que terminaron justo cuando la luz del día se iba. Tenían solo unos minutos antes de ir a dormir, por lo que Heeseung, Sunghoon y Jungwon estaban en el último piso de su edificio. Mientras comían unos malvaviscos bajo una fogata.
Heeseung aún se sentía raro al estar lejos de sus amigos, no estaba tan acostumbrado a la clase de chicos que era el grupo liderado por Niki y más aún luego de ver la actitud que estos tenían cuando se trataba de competencia. Según el señor Jong Hi, solo mostraban la verdadera actitud que tendría una buena defensa, por lo que le sugirió a Heeseung que siguiera sus pasos. Él por supuesto no quería terminar como ellos, quería ser alguien diferente al resto, por lo que solo asintió para caerle bien al jefe.
También tenía otra duda rondar en su mente, aquel comentario que hizo Jungwon sobre los vampiros y que existen lobos, lo tenía muy confundido e inseguro.
Sunghoon al notar como su amigo estaba perdido, llamó su atención al empezar una conversación sobre aquellos seres misteriosos.
—Una vez, mi abuela me contó que cuando era joven, conoció a un hombre que la traía loquita por él, y más aún después de descubrir que él no era como los demás. Él era un vampiro —rápidamente Heeseung alzó la mirada, prestando atención a las palabras de su amigo—. Estuvieron juntos por unos días, hasta que él simplemente desapareció.
—Los vampiros suelen ser cautelosos, así que...
—¡Basta!
Ambos chicos quedaron en silencio luego de escuchar a Heeseung gritar. Él por su parte estaba cansado de escuchar sobre esos seres, sabía que cosas así solo lograrían distraerlo de su objetivo, y peor aún, interrumpir la vida que pretendía llevar de ahora en adelante.
—Heeseung, ¿estás bien? —preguntó Sunghoon.
—No lo estoy. Todo el día estuvieron mencionando esa cosa, que los vampiros esto que los lobos lo otro, no pueden entender que son cosas que simplemente no existen. Esta es la realidad, solo somos simples humanos que buscamos tener una buena vida, nada más.
Lo había logrado, había liberado el cargamontón que tenía en su cabeza desde la mañana. Vio a Jungwon inmóvil y tenía que decir algo más, no quería quedarse con más dudas.
—Se que aquellos aros azules en tus ojos son solo efectos, así que no trates de engañar a nadie.
Sunghoon se sorprendió sobre eso, no tenía idea de lo que su amigo dijo. Miró rápidamente a Jungwon y el solo tenía la mirada baja.
—¿A qué te refieres con eso? —cuestionó a su amigo.
—¿A qué? A qué todo este tiempo este niño trató de vernos la cara, nada de lo que dijo es real, y sobre tu abuela, tal vez no estuvo tan cuerda como parece.
Heeseung se calló de repente, sabía que se había excedido, pasó los límites de paciencia y confianza que tenía con su amigo, e involucrar a su abuela no había sido la mejor decisión. Sin esperar un regaño de Sunghoon, se puso de pie, y abandonó con rapidez el lugar, dejándolos solos. No estaba dispuesto a seguir una estupidez que un pequeño niño les había contado, él tenía su propio propósito en ese lugar, y seguir absurdas historias de fantasía, no iban a ayudar a conseguir todo lo que anhelaba. Sacó una pequeña tarjeta morada y pensó dos veces en si aceptar o no la propuesta que le había hecho Niki. Sin esperar nada, y con las emociones incorrectas, fue directo al edificio donde vivía con su equipo, después de todo, tenía que acostumbrarse a ellos, aún si no les caía bien.
Luego de que ambos chicos vieron a Heeseung irse, Jungwon no tardó en hablar, sentía que en gran parte había sido su culpa, ya que reveló mucha información en un solo día, además, de que ese no era el resultado que quería obtener como parte de su plan.
—¿Él siempre es así? —preguntó, refiriéndose a Heeseung.
—No, solo está agotado por todo lo que pasó hoy —respondió Sunghoon, mirando un punto perdido—. Jungwon...
El mencionado giró a verlo, no quería ser irrespetuoso, además de que sabía que iba a ser una pregunta muy importante.
—Aquello que dijiste, ¿fue solo para caernos bien, o en realidad, decías la verdad?
Jungwon no espero ni un minuto más para aclarar lo que sucedía, sabía que podía confiar en Sunghoon, en lo poco que conocía sobre él. Dejó el misterio de lado y ya era hora de decir la verdad, y más aún cuando una guerra estaba próxima a llegar.
—Si, tal y como lo dije más temprano, todas esas historias o leyendas de fantasía son completamente reales. Es más, estás viendo uno aquí.
Aquella confesión dejó frío a Sunghoon, quien por intuición se alejó un poco. Jungwon soltó una risa, pero luego volvió a la seriedad.
—No tienes que asustarte, no te haré ningún tipo de daño, soy... Inofensivo.
—¿Sí? —preguntó sin creer lo que estaba escuchando. Vio al chico asentir—. Si es así, ¿qué tipo de especie eres?
—Un lobo.
En cuánto lo mencionó, sus ojos reflejaron unos aros azules, señal de que demostraba la especie a la que pertenecía.
—¿Eres de los buenos o malos? Porqué sí debe haber rivales ¿O no?
—Tienes razón, pero digamos que soy de los buenos. De lo contrario no estaría vivo ahora.
—¿Y todos saben que eres así?
—No, por ahora, solo el señor Jong Hi, y tú.
—¡¿Él lo sabe?! ¿Pero cómo? Acaso es... —cuestionó temeroso, comenzaba a darse cuenta del nido al que se había metido.
—Tengo mucho que contarte, pero todo a su tiempo. Solo tenemos una cosa que hacer, que tu amigo no se convierta en uno de nosotros.
—¿Por qué? Él no cree en esas cosas, jamás sospecharía de algo así.
—Heeseung es muy inteligente, y tarde o temprano lo descubrirá, solo debemos hacer que descubra quien es realmente, antes de la guerra que se aproxima, y que, por fin, terminé para siempre.
•ೋ° °ೋ•
Continue...
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Otro capítulo nuevo! Esta vez, quise introducir el gran pero pequeño cambio que había comentado meses atrás, un personaje femenino que tendrá mucho que decir y hacer, con lazos que ni siquiera yo imaginé. Espero les guste cómo va la historia y nos sigan apoyando.
Luego de este capítulo, tendremos la primera maratón de 3 caps más, donde vendrá mucho contenido para la próxima semana, deseo que lo esperen con ansias y me encantará leer sus comentarios.
Dato: En la sección de personajes, veremos a Gaeul, la nueva chica que llegará para cambiar la vida de muchos. Y también al señor Kim, que confieso estar enamorada de él. Ayudaaaaaaaa
Nos vemos, cuídense.
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