Capítulo 11
HEESEUNG.
Aquella presión en mi pecho había desaparecido por algunos minutos quizás. El miedo a decaer por aquella humillación y rechazo invadía cada parte orgullosa que tenía. Era fuerte, pero luego de analizar todas las cosas que me sucedía; mi manera de vivir, en donde vivía, como me trataban, me hacía dudar si realmente podía con todo esto.
Tenía varias llamadas pérdidas de Sunghoon, pero no quería hablar con nadie por ahora. Apagué el celular y lo guardé. Luego podría darle la explicación que necesitaría escuchar para dejarlo tranquilo. Él era el único que me quería o eso era lo que percibía desde que comenzamos a ser amigos.
Continue caminando sin un rumbo, lleno de pensamientos, salidas para mis problemas, e incluso la muerte. Y aunque podía detenerme y terminar con la miserable vida que tenía, no quería darle esa victoria al destino. Nunca confíe en ella, y tampoco lo haría esta vez, quería formar mi propio camino.
Pero lo que no podía cambiar, era el semblante que tenía ahora. Muy evidente, cualquiera que me viera, llegaría a la conclusión de que había sufrido un desplante o un familiar había muerto, entre otras suposiciones. Y lo averigüé al ver como algunas personas me lanzaban miradas de pena y lástima, pero no eran cosas que requieran mi atención ahora. Yo estaba concentrado en un pensamiento nuevo.
Solo faltaban seis meses para cumplir la mayoría de edad, y como nadie pretendía adoptarme; me reusaba a aceptarlo si no era por una familia de recursos, mi plan era salir de ese miserable orfanato, a donde nunca debí llegar y bueno, tratar de sobrevivir por mi cuenta. Por una extraña razón, tenía el presentimiento de que pertenencia a otra vida, pero la actualidad siempre se encargaba de recordarme cruelmente de donde era.
La fuerte brisa logró erizar mi piel, y sonreí, al pensar que hasta el clima quería deshacerse de mí. Sentí una sensación fría en mi mano, y al ver al cielo, poco a poco más gotas llegaban a mi rostro, estaba lloviznando, que suerte tenía.
Ignoré esas gotas y continué con mi triste travesía. Escuché que la lluvia es el mejor consolador y aquí está ella en el mejor momento. Me abracé a mí mismo mientras recibía cada gota con satisfacción, allí comprendí que lo que estaba sintiendo en este momento no era más que frustración, algo que se podía superar.
Pero lo que sucedió ahora, jamás lo había imaginado.
No pasó ni un segundo cuando mi corazón comenzó a doler, a tal punto de poner mi puño sobre su lugar y dar ligeros golpes para que esa molestia disminuyera, pero no sucedía. Comenzaba a asustarme, si no hacía algo, podría morir de un paro cardíaco y eso no era lo que quería. No cuando había decidido luchar para seguir adelante.
La lluvia aumentó con violencia, y sentí mi cuerpo pesar. Mis zapatos estaban empapados, y el chaleco que traía puesto no ayudaba a reducir la carga que llevaba.
Llegué a una calle solitaria y vacía, donde lo único que reinaba era la música. Con pasos arrastrados seguí caminando, ignorando todos los ojos que se posaban sobre mí. Mis piernas flaqueaban de debilidad, pero seguía manteniéndome en mis cinco sentidos. No quería ser abusado por uno de esos alcohólicos.
Un pequeño recuerdo llegó a mi mente, era mi madre. Aquellos cinco segundos en los que suelo imaginarla en mi mente era maravilloso. No tenía algún detalle u otro recuerdo físico más que una foto, pero aquel recuerdo en mi mente, en donde la veo a ella sonriendo y acariciando mi mejilla, sin duda es y sería lo único que atesoraría siempre para seguir con vida.
Si me preguntan por mi padre, jamás lo conocí y no tengo el interés de hacerlo. Ya que lo único que recuerdo de él es... Nada.
No me entristece, al contrario, lo único que pienso sobre él es que fue un maldito que dejó abandonada a mi madre, quien lastimosamente murió por cáncer. Eso era lo único que conocía acerca de la historia de mis padres, según lo que me habían dicho del orfanato, en donde terminé con solo meses de nacido.
He de allí por qué me condenaron a esta vida. Sin embargo, jamás se lo reprocharía a mi madre, ella no tenía la culpa del tipo de persona en el que me convertí.
La lluvia no cesaba y la tarde poco a poco comenzaba a desaparecer, oscureciendo los cielos más de lo que ya estaban por esas nubes grises.
Ya había permanecido demasiado tiempo en la calle, y sabía que necesitaba volver a casa, o bueno, al agujero que tenía como una. Continué caminando con las manos en los bolsillos de mi pantalón, y palpitando por el frío aire que chocaba con mi piel mojada, hasta que decidí regresar.
Quería hacerlo, pero al parecer la vida me odiaba tanto, y terminé chocando con algún tipo a quien juraría no haber visto en mi camino. Apareció de la nada. Las luces neón de los carteles no iluminaban por completo su rostro, pero no quería perder mi tiempo con él.
A pesar de no haber sido yo quien se interpuso en el camino del otro, hice una reverencia para disculparme y continuar mi camino. Lo que menos quería era pelear.
Pasé de lado, pero me detuve al escuchar lo que dijo, sobre todo aquella actitud con la que se dirigió a mí.
—¿Estás lastimado? —me tomó de la muñeca derecha —. No tenías que disculparte, fui yo el torpe —, se quitó lo que parecía ser unos lentes negros y caminó hacia la parte con mayor luz para que pudiera verlo.
No voy a negar que parecía un narcotraficante por la manera en que vestía, y sobre todo por aquel símbolo de oro impregnado en su saco de diseñador. En ese momento pensé en dos oportunidades, una, podría aprovecharme de ello y salir de la vida miserable que tenía, o dos, podía simplemente ignorarlo y continuar con lo que tenía.
Y creo que ya sabrán cual es mi respuesta.
—No se preocupe, fue un accidente —aseguré con una falsa sonrisa, mientras me desprendía de su agarré sin ser tosco.
El hombre se quedó sin palabras, o eso era lo que suponía. Hasta que vi lentamente como sacó una tarjeta de su elegante bolso y me la tendió, esperando que yo la tomara.
Miré la tarjeta y luego al hombre, ¿acaso pretendía comprarme y ser su sirviente? Tenía necesidades, pero no era para que me ofreciera ese tipo de servicios. Con indignación tomé la tarjeta y la rompí como pude.
—Yo jamás aceptaré eso —dije sin usar ningún tipo de formalidad.
—Ni siquiera sabes de qué trata y ya das conclusiones...
Fue lo único que dijo volviendo a sacar otra tarjeta, pero antes de que me la extendiera, comenzó a decir más cosas:
—No sé en qué estuviste pensando antes, pero esta tarjeta es para contactarme, y no es se trata de ninguna insinuación de otro nivel. No quiero ser entrometido, pero, así como te ves bajo la lluvia me hace suponer que no tienes una muy buena vida que digamos —sentí su mirada por cada parte de mi cuerpo, eso era demasiado incómodo—. Lo que yo y mi organización hacemos es ayudar a chicos como tú, convirtiéndolos en hombres seguros de si mismos que algún día me devolverán ese favor, convirtiéndose en mis hombres de seguridad.
¿Aquello sonaba a una especie de mafia verdad? Tenía tantas dudas.
—No necesitar hacer mucho, solo mejorar tu físico y seguir estudiando. No es una estafa o mafia, pero si quieres creer eso, realmente pienso que no eres alguien de desafíos...
¿Desafíos? Este hombre sabía dar en el clavo, aunque me parecía raro la manera en cómo se dirigía a mí, conociendo mis habilidades más fuertes, la curiosidad comenzaba a llamar más y más mi atención.
—Mañana es la última convocatoria, espero tomes una buena decisión y me gustaría verte allí... Tienes potencial —me entregó la tarjeta, el cual tomé sin ninguna objeción por esta vez—. Nos vemos.
Vi como caminaba en dirección contraria, miré la tarjeta en mis manos, y al volver a levantar la mirada para preguntar una duda que tenía, él ya había desaparecido. La lluvia comenzaba a disminuir por fin, sin duda esta oportunidad sería una puerta a mi éxito, o tal vez a mi perdición final, pero sólo yo podía conseguirlo.
Y lo haría.
•ೋ° °ೋ•
—No —me quedé perplejo al escuchar la respuesta de mi amigo—, ni siquiera sabemos qué tipo de organización es, que pasa si algún día terminas en los noticieros sin órganos o descuartizado. No señor, no dejaré que mi mejor amigo sufra tales cosas.
Me sentía un poco decepcionado, aunque probablemente las cosas que decía Sunghoon sucedan, no tenía miedo, después de todo, me gustaban los desafíos, y no iba a dar vuelta atrás.
—Necesito hacerlo —lo miré suplicante.
—¿Necesitas? Ya te dije que puedes venir a vivir conmigo, sabes que mis padres siempre van de viaje en viaje y jamás se darían cuenta que vivo con alguien más. Y aquí tendrías todo lo que siempre quisiste ¿no?
Eso era cierto, él se había convertido en mi único apoyo emocional y económico también en algunas veces, pero no quería aprovecharme de eso, conocía mis debilidades y ambiciones, y lo que menos quería era lastimar a mi amigo.
—Lo sé Hoon, pero necesito de algún modo pagarte por todos los favores que me hiciste, y no lo haré jamás si no comienzo a trabajar.
—Bueno, si así lo quieres, no voy a decir nada más. Buenas noches Heeseung. —Estaba enojado, lo sabía.
Me quedé observando cómo se iba hacia su habitación. Él no tenía la culpa de que a veces yo era muy soberbio y terco, pero necesitaba hacer esto.
Acomodé algunas de las sábanas que mi amigo me había prestado para dormir hoy en el sofá de su sala de estar. No quería volver al orfanato, y Sunghoon fue tan comprensivo de permitirme dormir aquí en su casa. Estaba muy agradecido y comenzaba a sentirme mal por no apreciar la preocupación que tenía por mí.
Apagué las luces del lugar y acomodé las almohadas debajo de mi cabeza, me recosté con rapidez y fue en ese momento cuando todos los sucesos que había sucedido este día llegaron a mi mente.
Tomé la tarjeta que había dejado en la mesa cuando llegué, y con la poca luz de las ventanas, comencé a analizar cada detalle que tenía.
—Park Jong Hi.
Ese era el nombre del señor que había hablado conmigo, o así lo supuse al ver que a un costado de las letras doradas estaba la descripción de "jefe".
Aparte del nombre de la organización el cual era «Brave Wolf Men's», también había un número de teléfono impreso, y en el reverso de la tarjeta la imagen de un lobo negro era lo único que abarcaba el espacio.
Jugué un poco con la tarjeta, y volví a recordar las suposiciones de Sunghoon, ¿si esto realmente era una estafa? ¿Y si no lo era? Ah, tenía demasiadas dudas en mi cabeza.
Dejé la tarjeta en la mesita y me acomodé para por fin dormir, estaba cansado y si tenía planeado hacer algo mañana, pues necesitaría mucha fuerza.
—Mañana empieza Heeseung, mañana empieza nuestro cambio.
Me dije a mi mismo con muchas expectativas, solo esperaba no ser defraudado nuevamente.
No lo soportaría.
•ೋ° °ೋ•
Continue...
Por fin llegó una actualización, espero les haya gustado este capítulo, donde recién empezará la verdadera historia.
Gracias por leer hasta aquí.
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