Capítulo 10
2021
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Era un gran día para terminar la semana. Un cálido sol iluminaba toda la ciudad de Seúl, y el aire hacía lo suyo con delicados vientos que iban de aquí para allá, refrescando el ambiente.
Eran indicios de que la temporada de primavera estaba en su mejor punto. No hay duda de que sería un día perfecto.
—Realmente no deberían de existir esas cosas.
Bueno, el día era todo, menos perfecto para Lee Heeseung.
Golpeando la alarma que interrumpió su sueño, se levantó con mucha pereza de aquella vieja cama que sabía que tenía que cambiar algún día. Pero negó al ver que por más que anhelaba tener una nueva cama, no iba a obtenerla, porque no tenía dinero.
Salió de su pequeño cuarto y corrió hacia el baño del fondo, no quería volver a hacer cola. Era su último día de clase y por un motivo en especial, quería llegar temprano.
Después de casi quince minutos, salió, y como era de esperarse, una gran cantidad de otros chicos le gritaban sobre su tiempo excesivo. Aunque nada de eso le importaba.
Regresó a su cuarto y se cambió la ropa en un abrir y cerrar de ojos. El colegio lo esperaba, y también ella.
Se cargó la mochila y despidiéndose de la foto de su madre, abandonó la habitación. Le restaba importancia a las miradas de sus demás compañeros de piso, después de todo, nunca fue bien recibido.
«Algún día voy a deshacerme de ustedes.» Pensaba, mientras continuaba caminando por el largo pasillo.
Observó su pequeño reloj de apenas 10 dólares, y se dio cuenta que había roto su propio récord. Con veinticinco minutos de anticipación, podría pasar por aquella cafetería y llevarle un gran regalo a su novia. Sería un buen detalle, ya que no le alcanzaba para un regalo más costoso por su aniversario.
Aceleró sus pasos y en cuestión de segundos, ya estaba dentro del bus que lo llevaría hacia la preparatoria. Vio a su mejor amigo sentado en los últimos asientos, y este lo llamó con las manos arriba, como si de un payaso se tratase. Era su típico saludo.
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Luego de casi diez minutos en marcha, llegó a la entrada de su institución. Y antes de ingresar, le pidió un favor muy especial a su mejor amigo, pero este se negaba rotundamente a esa loca idea.
—¡Por favor Sunghoon! —se quejaba mientras tomaba su brazo derecho.
—No —respondió firme el más alto.
—Considéralo un favor —si algo sabia de su amigo, era como convencerlo.
—Uno más a la lista -respondió Sunghoon fingiendo anotarlo—. Está bien.
Heeseung sonrió feliz ante la ayuda que recibiría del castaño. Sabía que, con esa sorpresa, lograría lo que tanto había deseado desde que la conoció. Era más que un solo beso de ella. Iban a formalizar su relación si o sí.
Heeseung se despidió de su amigo, no sin antes gritarle que el disfraz de "oso romántico", estaba en el depósito de la preparatoria. Con una sonrisa fue en dirección contraria, rumbo a la cafetería de la otra avenida.
Mientras caminaba, se cuestionaba si era necesario todo lo que hacía por ella. Aún después de enterarse de algo que casi le causa un paro cardíaco, nada le importaba más que sus sentimientos por ella. Él la amaba con locura y pasión, como dicen por allí.
Llegó a la cafetería y su corazón empezó a latir con descontrol por la euforia que sentía de comprar por primera vez el pack de café para novios. Había estado ahorrando tanto para ese regalo, que sabía que a Ryuseo le encantaría.
—Buenos días, ¿en qué puedo ayudarlo? —preguntó el empleado del otro lado de la barra.
—Quisiera un pack de aniversario Valentín por favor —respondió Heeseung, con un evidente brillo en los ojos. Algo que no pasó desapercibido para el joven que recibía su pedido.
—¿Una fecha especial verdad? —preguntó con una sonrisa.
—Así es. Es para mí novia —decía Heeseung mientras suspiraba.
—Alguna frase especial...
—Si —el pelinegro trataba de recordar aquella frase que había leído en una revista de horóscopo. No era bueno con sus emociones—. «Tienes mi corazón, amalo, rómpelo, vótalo, tómalo o déjalo, pero siempre será tuyo.»
El empleado se quedó confundido al oír esas palabras de un estudiante como Heeseung, pero prefirió no decir nada.
—Bien —decía mientras anotaba todo lo que escuchaba—. El nombre de la afortunada...
—Choi Ryuseo.
—Okey. Dentro de unos diez minutos estará listo —le entregó una tarjeta con el número de su orden—. Tiene suerte que es el primero.
Heeseung sonrió. Quería entregarle esa sorpresa antes de que las clases empezarán. Así que aún tenía tiempo.
Tomó asiento en unas de las mesas del lugar, y empezó a escribirle a su mejor amigo. Debía de asegurarse que todo el plan saliera a la perfección.
🜲 Bro Hoonie//.
:: Sunghoon,
encontraste el disfraz?
🜲
"Si, lo tengo conmigo.
¿Cómo te fue con el café?"
:: Acabo de hacer la orden,
tardará unos diez minutos.
🜲
"Solo no te demores Heeseung,
sabes que el tiempo
siempre te traiciona."
:: Esta vez no será así bro.
Nos vemos en la prepa.
Dejó un último mensaje y apagó su celular. Apenas y habían pasado tres minutos.
Ante el aburrimiento, vio por la ventana a un tipo que parecía tener su edad, bajarse de un carro muy lujoso. En su afán de no sentirse inferior, Heeseung acomodó su corbata y cabello luego de darse cuenta que él entraría a la misma cafetería donde estaba.
Y en efecto, el sonido de la campanilla se hizo presente.
Heeseung vio como ese chico se acomodaba el saco que tenía y sacaba una tarjeta negra, la cual le entregó al mismo joven que le atendió hace unos minutos. Trató de disimular que no lo había visto, pero fue demasiado tarde.
Ese chico se acercaba en dirección a su lugar con una tarjeta igual a la suya, supuso que el también había hecho el mismo pedido.
—Hola —habló dirigiéndose a Heeseung.
—Hola —respondió sutilmente el pelinegro.
—¿También pediste el pack de Valentín? —le preguntó.
—Si —no le quedaba de otra que responder—. Y tú también, ¿cierto?
—Si —decía el chico mientras jugaba con la tarjeta —. Aquí venden el mejor café según mi novia, y no quise decepcionarla en el día de su cumpleaños.
Heeseung solo asentía ante cada palabra que decía el chico.
—¿Cuál fue el motivo por el que tú lo pediste? —preguntó haciendo referencia al pack.
—Es mi aniversario —dijo Heeseung con orgullo.
—Oh —sonrió el chico desconocido—, ¿por cuánto tiempo?
—Seis meses —volvió a responder Heeseung, aunque sentía que estaba hablando de más.
—Es un buen tiempo de relación, y podría decir que tienen un buen futuro.
—¿A sí? —le cuestionó Heeseung extrañado por su comentario.
—Las parejas suelen durar solo dos meses en la actualidad, pero al parecer ustedes superaron ese límite —palmeo su hombro—. Tienen mucha suerte.
Heeseung sonrió agriamente. Se sentía feliz por lo que dijo, porque ya era de su conocimiento, pero aquella última frase le resultó demasiado fingida.
—¿Cómo te llamas? —preguntó Heeseung.
—Jay, me llamo Jay Park —le extendió la mano.
—Heeseung, un gusto —aceptó su cordialidad, y juntaron sus manos.
—El gusto es mío Heeseung —dijo mientras lo miraba con una sonrisa.
El ambiente se tornó a uno silencioso y misterioso. Heeseung tenía una mala impresión de ese tipo que lo miraba de reojo.
—Joven, su pedido está listo —le llamó el empleado con la caja de su orden.
Heeseung se despidió del chico y rápidamente fue hacia su pedido. Sacó el dinero que había ahorrado y lo puso en la barra. Con la afirmación del empleado, le agradeció y se despidió.
Al caminar hacia la salida, le fue inevitable no mirar a Jay y este solo se despidió con la mano en el aire, junto a una sonrisa que seguía pareciéndole muy extraño.
Rápidamente salió de la cafetería y caminó rumbo a la preparatoria. Sólo tenía 5 minutos.
Mientras tanto, Jay observaba desde su lugar cada paso que Heeseung daba.
—La felicidad no dura para siempre, Heeseung.
Dijo mientras tocaba el dije de su collar, aquel con el que mantuvo todos sus recuerdos desde el momento en que fue atrapado por ese portal en el reino de su padre. Hace más de cien años.
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—Sunghoon, nuevamente gracias —dijo Heeseung mientras le ponía la cabeza de oso.
—¡Terminemos con esto pronto! —se quejó el castaño.
—¡Listo!
Heeseung recogió la pequeña caja con el café favorito de su novia, y en la otra mano, el ramo de rosas que era parte de la promoción de ese pack.
Salió de la sala de ciencias, junto al "osito Sunghoon" y comenzaron a caminar rumbo a su salón de clases, en donde su amada la esperaba.
Trató de evadir todas las miradas que los alumnos le ofrecían, aunque era muy difícil. Sus nervios aumentaban con cada paso. Vio el café temblar por culpa de su mano y se maldijo internamente por derramar un poco dentro de la caja, estaba arruinado.
Quiso retroceder y escapar, pero ella ya estaba allí. Parada frente a él con una evidente mirada de sorpresa que cambió a una muy avergonzada.
"Es hora Heeseung." Se ánimo a sí mismo.
—Baby, baby, 그대는 Caramel Macchiato —comenzó a cantar la canción que había elegido para ese día especial—. 여전히 내 입가엔 그대 향기 달콤해. Baby baby tonight, yeah yeah yeah...
Pero antes de continuar, fue interrumpido por Ryuseo. Lo cual llamó la atención de todos los alumnos que ya se habían reunido para observar la escena.
—¿Estás loco?
Aquella pregunta desencajó a Heeseung, podía entender que era porque estaba nerviosa y sorprendida, pero el tono que uso estaba comenzando a hacerlo dudar.
—Ryuseo, mi amor, es nuestro aniversario —se acercó a ella y trató de tomar sus manos.
—Pensé que eras más inteligente —se rio agriamente la pelirroja. —Pero eres un completo idiota.
Todos los alumnos hicieron el famoso "Uuuu", fomentando a qué se formará un ambiente más pesado para la pareja.
—¡Qué es esto! —gritaba mientras golpeaba al oso de peluche.
Sunghoon trató de detenerla, pero tuvo que agarrar la cabeza del oso antes de que saliera volando.
—Ryuseo, detente... —Heeseung trataba de calmarla. No entendía por qué se comportaba así.
—¡No me toques! —se separó bruscamente de él —. ¿Eso es café? —le preguntó indicando la caja que tenía el pelinegro en mano.
Heeseung solo asintió y se la entregó, junto a las rosas. Todo el ambiente se quedó en un silencio total. Los alumnos esperaban la reacción de la pelirroja. Parecía uno de esos k-dramas que no tendría un final muy bonito.
Ryuseo, abrió la caja y lo primero que saco fue una tarjeta humedecida con el café que se había derramado y antes de siquiera leerla, la rompió en varios pedazos y la lanzó sobre Heeseung.
Sacó el café de la caja y antes de beberlo, se acercó a Heeseung con mucha cautela. Aunque la mayoría ya sabía lo que sucedería después, una gran cantidad de café tibio se dispersaba por todo el uniforme del pelinegro. Ryuseo sólo rio, causando que los demás también lo hagan. No era algo que sea veía todos los días.
Lo siguiente que hizo la pelirroja, fue tomar el ramo de rosas y las destruyó con sus propias manos para luego lanzarlas a la cara de Heeseung, causando una imagen muy divertida para los demás. Quienes no dudaron en tomar varias fotos.
—¡Feliz aniversario, Heeseungie! —exclamó con sarcasmo. —Sigo sin entender como pudiste hacer esto, cuando te enteraste que te engañaba. Realmente eres un ridículo chico nerd, y sobre todo pobre, que jamás estará a mi altura.
Todos se quedaron boquiabiertos por lo comentado, pero no les importaba. Cada uno velaba por sus propios asuntos.
Después de unos segundos de silencio. Heeseung se acercó lentamente a la pelinegra. No tenía la intención de tocarla, ni agredirla. Sólo quería terminar con todo eso de una vez.
—Ryuseo, si supieras cuantas veces fui yo quien te engaño. —Dijo, llamando la atención de la pelirroja, quien le miró confundida.
—¿Qué estupidez estás hablando Heeseung? —le cuestionó con molestia.
—No fuiste la única que tenía esa libertad de hacer lo que querías. No, no —negaba con la cabeza mientras sonreía—, sino, pregúntale a Hyorin —miró a la amiga de la pelirroja—. Allí te dejo con tu asunto.
Dio media vuelta y caminó por el pasillo con mucha tranquilidad. Jamás permitiría que alguien lo dejara en ridículo, y menos si es una niña como Ryuseo.
Al escuchar los gritos que esas amigas se lanzaban, siguió su camino con una sonrisa en el rostro. Estaba satisfecho, pero seguía dolido.
—Sunghoon, puedes dejar de seguirme —le dijo a su amigo quien caminaba detrás de él.
—Pero Heeseung... —fue interrumpido.
—No te preocupes. Volveré a casa. —Fue lo último que dijo.
Dejando a su amigo con el disfraz de oso, muy preocupado por él.
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Fuera de la institución, una camioneta negra vigilaba a Heeseung. Y al ver que este salió con las pruebas de que había sufrido el desplante de su novia, llamaron de inmediato a su jefe.
—Joven Park, el trabajo está listo. —le informaron.
—"Perfecto" —cortó la llamada.
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¡Por fin! ¡Una actualización!
Espero les haya gustado este nuevo capítulo para empezar una nueva época, al parecer uno de nuestros personajes si puede recordar todo.
¿Qué se viene más adelante? Mmm, lo veremos en las próximas actualizaciones.
Muchas gracias por su apoyo, ya pasamos los 3K de lecturas, lloro. ♡
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