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Jimin buscó instintivamente su comodidad mientras se mantenía en un profundo sueño, un lujo que no recordaba haber disfrutado en mucho tiempo. Desde que tenía memoria, madrugar había sido parte de su rutina, ya fuera para cumplir con las investigaciones que Jongsuk le encargaba o para cacerías que, irónicamente, nunca terminaban en un vampiro atrapado. Pero ahora, finalmente podía descansar, dejar que su mente se desvaneciera y abrazar la serenidad que le ofrecían los brazos de Morfeo. Sin embargo, algo seguía rondando en su subconsciente.
¿No se supone que soy una criatura sobrenatural? ¿Por qué me siento tan agotado? ¿No debería tener más energía que esto?
Aunque sus sentidos continuaban agudizados y su percepción parecía estar en su punto más alto, Jimin notaba una peculiar calma en su interior. La furia intensa y los impulsos incontrolables que habían definido los días anteriores habían desaparecido. Era claro que los efectos de la luna llena finalmente se habían desvanecido. Eso solo podía significar una cosa: había superado su primer ciclo completo de transformaciones. Ahora, podía teorizar con más claridad. Quizás el próximo mes pueda hacerlo mejor. Tal vez logre controlar mis transformaciones y desarrollar habilidades que aún desconozco.
Sin embargo, mientras las esperanzas de mejorar sus habilidades lo llenaban de emoción, una duda persistente seguía atormentándolo. Recordó las palabras de Taehyung y los eventos relacionados con la manada de Jackson. Una especie pura. Ese era el término que usaban para describirlo, pero aún no entendía por qué solo uno de sus ojos tenía ese extraño tono morado. Sabía que había una historia detrás de esa singularidad, pero existía una parte de él que se negaba a escarbar en ella.
Mis padres... Pensar en ellos siempre lo llevaba a un callejón sin salida emocional. Una parte de su mente se aferraba a la idea de que habían sido personas que lo abandonaron, mientras otra buscaba desesperadamente razones para justificarlo. ¿Y si lo hicieron para protegerme? Aún así, ¿cómo podría saberlo con certeza?
Perdido en sus pensamientos, un peculiar aroma lo sacó de su ensoñación. Una mezcla de coco y vainilla inundó sus fosas nasales, cálida y envolvente. Era un aroma tan reconfortante que lo invitaba a seguir durmiendo, a olvidarse del mundo por unas horas más. Instintivamente, se abrazó más fuerte a lo que suponía que era una almohada. El aroma lo hacía sentir especial, protegido, como si nada malo pudiera alcanzarlo.
Con una leve sonrisa, hundió su nariz en la suavidad que lo rodeaba. Era tal como imaginaba dormir sobre una nube, y aunque sabía que debería despertarse, no podía evitar querer prolongar ese momento. La tenue luz del sol que se filtraba por la ventana comenzó a colarse en sus párpados cerrados, y el canto de los pájaros marcaba el inicio de un nuevo día. Poco a poco, sus ojos comenzaron a abrirse, y lo que vio lo dejó completamente inmóvil.
Pero entonces, algo no cuadró.
Aquella "almohada" subía y bajaba con un ritmo constante y tranquilo, acompañado del sonido tenue de una respiración. Jimin frunció ligeramente el ceño mientras abría los ojos, sus pestañas revoloteando ante la luz. Levantó la cabeza lentamente, todavía sumido en el letargo del sueño, y lo vio.
Jungkook estaba acostado junto a él, completamente despierto, con una sonrisa ladeada que parecía demasiado perfecta para esa hora del día. Sus brazos descansaban detrás de su cabeza, dándole una apariencia despreocupada, casi como si hubiera estado posando para una pintura.
—Buenos días, encanto. —La voz de Jungkook era profunda y cargada de una calidez que parecía envolver a Jimin como una manta.
Los ojos de Jimin se abrieron por completo en ese momento, y un torrente de emociones lo golpeó de inmediato: sorpresa, vergüenza y un atisbo de pánico. Se apartó de Jungkook con tal rapidez que casi cayó de la cama, tropezando con las sábanas en el proceso.
—¡¿Qué haces aquí?! —exclamó, su voz más alta de lo que pretendía.
Jungkook rodó los ojos con una mezcla de diversión y exasperación antes de levantarse de la cama. Sus movimientos eran fluidos y elegantes, como si todo lo que hiciera estuviera coreografiado. Se acercó a Jimin con calma, su rostro era un mapa de paciencia infinita.
—Anoche te quedaste dormido en mis brazos. —Explicó con naturalidad, encogiéndose de hombros—. Así que te traje a mi habitación para que estuvieras más cómodo. Y debo decir... sí que dormiste. Creo que hasta babeaste mi camisa.
—¡¿Qué?! —El rostro de Jimin se puso rojo como un tomate al instante. Su instinto lo llevó a inclinarse hacia Jungkook para limpiar la supuesta mancha en su camisa. Pero en cuanto su mano rozó el pecho del pelirrojo, se dio cuenta de lo que estaba haciendo y retiró su mano como si hubiera tocado una estufa caliente.
Retrocedió un paso, tartamudeando mientras intentaba encontrar palabras coherentes.
—¡Oh! Lo siento, yo no quise, realmente no sé cómo actuar después de todo lo que ocurrió estos días. —Sus palabras salieron apresuradas, atropellándose unas con otras—. Ya sabes, un día solía ser un chico normal, fuerte, sí, pero normal. Y luego te conocí a ti, y... no sé qué...
Jungkook alzó una ceja, claramente entretenido por el nerviosismo de Jimin.
—Es entendible. —Dijo, interrumpiendo con un tono calmado que parecía estar diseñado para apaciguar la tormenta interna de Jimin—. Tu vida dio un giro inesperado, pero que sepas algo: no me molesta que me toques, Jimin. Aunque... no sé si a ti te agrada lo que en mí provocan tus caricias.
Esas palabras parecían colgar en el aire, pesadas y llenas de significado. Jimin sintió como si cada célula de su cuerpo se revelara contra él, haciendo que su corazón latiera descontroladamente. La atracción que sentía por Jungkook era innegable, pero al mismo tiempo, el pensamiento de que todo pudiera ser una ilusión provocada por la marca lo llenaba de dudas y dolor.
—Esto no está bien, Jungkook. —Murmuró finalmente, desviando la mirada hacia el suelo—. Llevo conociéndote hace muy poco tiempo. No quiero generar alguna confusión entre nosotros. Y suponiendo que hay algo aquí... no quiero que apresuremos las cosas.
Jungkook permaneció en silencio por un momento, su mirada fija en Jimin mientras asimilaba sus palabras. Finalmente, dejó escapar un suave suspiro.
—No debes preocuparte por esas cosas, Jimin. —Su tono era sincero, casi vulnerable—. Mira, no voy a negar el interés que tengo hacia ti. Desde que nos conocimos, anhelo saber más de ti porque... eres una incógnita que me desespera por resolver. Pero no quiero presionarte. Todo fluirá a su tiempo.
Jimin sintió un nudo en la garganta mientras procesaba las palabras de Jungkook. Quería creerle, pero la culpa de haberlo marcado sin su consentimiento seguía pesando sobre él.
—Oye... no es tu culpa. Yo soy el que tiene la mayor parte aquí. —Confesó con un susurro mientras jugueteaba nerviosamente con sus dedos—. Yo fui quien te marcó.
—Hey. —La voz de Jungkook fue suave, pero firme. Tomó las manos de Jimin entre las suyas, entrelazando sus dedos. La calidez del contacto parecía derretir las inseguridades de Jimin, aunque solo fuera un poco—. No debes sentir culpa. Nada malo ocurrió. —Jungkook inclinó la cabeza, buscando los ojos de Jimin con una sonrisa tranquila—. Una marca es algo normal. Déjalo ir.
—Pero... eso es algo que hacen las parejas, ¿no? Yo fui impulsivo, debí esperar más tiempo y...
Antes de que pudiera terminar, Jungkook lo interrumpió de la manera más inesperada. Inclinándose hacia él, presionó un casto beso en sus labios.
Fue un beso suave, casi tímido, pero cargado de emociones. Ninguno de los dos intentó dominar el momento. Simplemente se dejaron llevar, como si ese beso fuera la respuesta a todas las dudas de Jimin.
Cuando se separaron, Jungkook permaneció lo suficientemente cerca como para que sus frentes se rozaran.
—Me cansaré de repetirte que dejes de pensar demasiado las cosas. —Susurró, con una sonrisa tímida mientras sus mejillas se sonrojaban—. Lo que siento por ti... no tiene nada que ver con la marca. D-de verdad siento algo por ti, encanto.
Jimin no pudo evitar sonreír mientras levantaba una mano para acariciar las mejillas sonrojadas de Jungkook. Sus pulgares trazaron suaves círculos, provocando que Jungkook cerrara los ojos y suspirara ante el contacto.
Quizás era muy pronto para garantizar que estaban enamorados el uno del otro, pero la atracción y el interés eran imposibles de ocultar. Parecía que incluso el tiempo se detenía cuando estaban juntos, como si el universo conspirara para unirlos, aunque ninguno se atreviera a decirlo en voz alta.
—¡Chicos, si quieren comer algo, pueden venir! —La voz de Yoongi resonó desde el comedor, rompiendo la burbuja en la que ambos parecían haberse sumido.
Ambos se miraron por unos segundos más, como si no quisieran abandonar aquel momento íntimo, hasta que una sonrisa mutua selló el instante. Jimin bajó la mirada mientras Jungkook le ofrecía una pequeña inclinación de cabeza, como invitándolo a seguirlo hacia el comedor.
Ya en la mesa, los demás estaban reunidos. Taehyung jugueteaba con los tenedores, tamborileándolos sobre la superficie de madera mientras esperaba con ansias que Yoongi sirviera la comida. Aunque Taehyung tenía siglos de edad, su comportamiento podía ser tan juguetón como el de un niño, algo que a Jimin comenzaba a resultarle reconfortante.
—¿Namjoon todavía no ha llegado? —preguntó Jungkook mientras tomaba asiento y jugaba con su propio tenedor.
—Aún no —respondió Yoongi sin mucho interés, mientras colocaba un plato frente a cada uno de los presentes—. Parece que los encargados de informarle serán ustedes dos.
Jimin sintió una punzada de incomodidad al escuchar eso. Bajó la mirada hacia su plato, tratando de ocultar cómo esas palabras lo afectaban.
—¿Yo? Pero no creo caerle muy bien. —Admitió con un intento de indiferencia, aunque la verdad era que aquella relación tirante con Namjoon comenzaba a pesarle más de lo que quería admitir.
En ese momento, notó un leve cambio en el aire. Podía sentir cómo Taehyung y Jungkook compartían una mirada significativa, como si guardaran algo que no podían decirle. Desde que su licantropía se había activado, Jimin había desarrollado una sensibilidad especial hacia las emociones ajenas, una percepción aguda que a veces era una bendición y otras un inconveniente.
El silencio que siguió no fue natural. Era denso, como si todos estuvieran evitando tocar un tema delicado.
—Pues tendrá que adaptarse, Jimin —interrumpió Yoongi con una franqueza que pretendía ser tranquilizadora—. Por siglos hemos convivido con todo tipo de criaturas; humanos, lobos, perros, gatos... En fin, déjalo. Es cuestión de tiempo para que se ablande un poco.
Jungkook y Taehyung compartieron otra mirada furtiva. Aunque Jimin no sabía con certeza qué era lo que se escondía tras esas expresiones, no podía ignorar la punzada de sospecha que sentía.
El desayuno transcurrió en silencio, roto solo por el leve tintineo de los cubiertos. Las cortinas gruesas mantenían la luz del sol a raya, creando un ambiente casi melancólico. Jimin notó cómo Taehyung desviaba constantemente su mirada hacia las ventanas, sus ojos llenos de un anhelo casi palpable.
—Tae... ¿Puedo preguntarte algo? —inquirió de repente, rompiendo el silencio.
—Por supuesto, Mochi. ¿De qué trata? —Taehyung se sobresaltó ligeramente, como si hubiera sido sacado de un trance.
—¿Está todo bien con mi amigo Hoseok? Llevo días sin saber de él y... me preocupa. No ha llamado desde que llegó a Busan.
El rostro de Taehyung se suavizó al escuchar la preocupación en la voz de Jimin.
—¿Quieres que vaya a verlo por ti?
—Pero, Tae, Busan está muy lejos, y yo...
—Jimin. —Taehyung lo interrumpió con una sonrisa juguetona—. ¿Acaso olvidas que estás rodeado de vampiros? Puedo llegar ahí en unos minutos. Y, por si lo olvidaste, tú también podrías hacerlo si te lo propusieras. Aunque, claro, todavía tienes mucho que aprender.
—No quiero abusar de la ayuda que me brindan.
—No es problema, Mochi. Cuando el sol baje, iré a Busan y lo veré por ti. —Se inclinó hacia Jimin, guiñándole un ojo mientras añadía con dramatismo—. ¡Por ti soy capaz de todo!
Jimin rió ante la ocurrencia de Taehyung. A pesar de lo caótica que había sido su vida recientemente, era reconfortante saber que tenía a alguien como él a su lado.
—Gracias, Tae. Yo aprovecharé para informar al padre sobre cómo va la investigación.
—Siempre puedes contar conmigo. —Ambos entrelazaron sus dedos meñiques como una promesa silenciosa.
Yoongi observaba la escena con una pequeña sonrisa. Aunque no era del tipo de mostrar emociones abiertamente, el vínculo que Jimin y Taehyung estaban formando le llenaba de satisfacción.
Pero la paz del momento no duró mucho. Una ola de tensión cruzó la habitación cuando un aroma extraño inundó el aire. Jimin lo reconoció de inmediato: un hedor a descomposición, igual al que había percibido cuando llegó a Gyeonggi.
Todos se tensaron al mismo tiempo.
—¿Lo sienten? —murmuró Jungkook, poniéndose de pie con el ceño fruncido.
Antes de que alguien pudiera responder, la puerta se abrió de golpe. Namjoon entró con pasos decididos, su figura cubierta completamente por una capucha, gafas oscuras y guantes. Era evidente que había estado bajo la luz del sol, y cada detalle de su atuendo estaba diseñado para protegerlo.
—¡Namjoonie! ¡Estás de regreso! —exclamó Taehyung con entusiasmo—. Tienes aroma a Kim Seokjin encima. Con razón te tardabas tanto.
—Taehyung... chicos... —Namjoon habló con voz grave, casi sombría—. Lamento la demora.
—Namjoon, por fin llegaste. —Jungkook se acercó a él, aún con el ceño fruncido—. Oye, ¿tú también sientes ese aroma?
Namjoon asintió, su expresión más seria de lo habitual.
—Necesito hablar contigo en el despacho.
—Aún no. —Namjoon negó con la cabeza—. Me temo que debemos apresurarnos. Es hora de entrenar a Jimin de verdad. No podemos dejarle todo el trabajo a Jungkook. Es momento de hacer las diferencias de lado.
—¿De qué hablas? —inquirió Jimin, sintiendo cómo un escalofrío recorría su columna.
—Un nuevo cuerpo... un lobo puro. Tenemos que ir a la morgue con Jin. Ahora.
Las preguntas quedaron en el aire cuando, a lo lejos, el sonido de sirenas policiales rompió el silencio. Era evidente que no había tiempo que perder.
Todas las criaturas en la sala observaban el cadáver con expresiones cargadas de pena y melancolía. El cuerpo sin vida del hombre lobo, identificado como Choi Siwon, yacía sobre la camilla de la morgue, completamente exangüe. No quedaba ni una sola gota de sangre en su interior, tal y como la evidencia inicial había indicado.
Sin embargo, lo que más los perturbaba no era solo la pérdida de un lobo puro, sino la ausencia de su característico aroma. Desde que habían entrado al lugar, ni Jimin ni los vampiros pudieron percibir el olor distintivo que normalmente acompañaba a los de su raza. Era como si algo, o alguien, se hubiera encargado de borrar todo rastro de su existencia.
El cuerpo estaba abierto en canal, su caja torácica completamente al descubierto. Jin había perdido poco tiempo en comenzar con la autopsia, sus herramientas quirúrgicas dispuestas meticulosamente sobre la mesa junto a él.
Jin no había perdido tiempo en comenzar la autopsia. Su voz rompió el tenso silencio mientras señalaba algunos puntos clave en el cadáver.
—Choi Siwon. Tenía apenas 32 años y, según sus registros, no tenía familia cercana. Había decidido donar su cuerpo a la ciencia en caso de fallecimiento. —Jin hizo una pausa, observando detenidamente al grupo antes de continuar—. Sigo sin comprender por qué exponerse de esa manera. Si los científicos llegaran a analizar su sangre, podrían haber descubierto que no es como la de un humano corriente.
—¿Y qué fue lo que descubriste? —preguntó Namjoon, con los brazos cruzados y una mirada seria.
Jin tomó una radiografía del cuerpo de Siwon y la sostuvo frente a la luz.
—Lo que tenemos aquí es un puro. Y, para que todos comprendan mejor lo ocurrido, especialmente tú, Jimin, deben saber algo importante. Cada lobo puro tiene habilidades únicas que los distinguen entre sí. Estas habilidades están relacionadas con rasgos humanos que ya eran sobresalientes en ellos antes de que la licantropía amplificara esas cualidades.
Jimin frunció el ceño, escuchando con atención mientras Jin continuaba.
—Algunos tienen una visión excepcional, otros son increíblemente sigilosos o poseen fuerza descomunal. En el caso de Siwon, su habilidad era la sanación acelerada. Esto significa que podía regenerar heridas con rapidez, incluso heridas fatales.
—Entonces, ¿cómo alguien logró matarlo? —preguntó Jimin, su tono lleno de incredulidad.
—Ahí está el misterio. —Jin señaló con un bisturí hacia el cuello del cadáver, donde unas marcas apenas visibles parecían contar una historia macabra—. Su sangre fue extraída por completo, pero no hay señales de mordeduras ni heridas tradicionales. Es como si hubiera sido drenada con un método completamente diferente, algo que incluso la policía sería incapaz de entender, aunque se lo explicáramos.
—¿Qué dices de la investigación policial? —intervino Yoongi, con los brazos cruzados.
—Nada. La policía, aunque estuviera al tanto de lo que realmente ocurrió, no hará mucho al respecto. —Jin suspiró, colocando las radiografías en la mesa de luz—. Ya no se trata solo de hipnotizarlos para cubrir nuestras huellas. Simplemente, no se esfuerzan en resolver casos que no entienden.
—¿Y hay algo más que hayas notado? —preguntó Jungkook, inclinándose ligeramente hacia adelante.
—Sí. Hay algo muy interesante. —Jin señaló la radiografía de la caja torácica de Siwon—. A pesar de que el cuerpo está drenado por completo, no hay señales de lucha. Es como si hubiera sido inmovilizado de manera inmediata. Además, aunque la sangre fue extraída, su habilidad de sanación intentó contrarrestarlo. Pueden notar en las cicatrices internas que hay una regeneración incompleta, lo que significa que murió luchando contra lo que lo estaba matando.
Jimin tragó saliva, sus ojos posados en el cuerpo inerte de Siwon. Aunque no lo conocía, no pudo evitar sentir una profunda tristeza. Este era un puro como él, alguien que compartía su naturaleza, y aun así había sido cazado de una manera despiadada.
—Entonces, ¿esto es un asesinato a sangre fría? —preguntó Taehyung, su tono más serio de lo habitual.
—Eso parece. Y no es cualquier asesino. Esto fue meticuloso. Sabían exactamente cómo atacar a un puro, explotando su habilidad y llevándola al límite. —La voz de Jin bajó, cargada de gravedad—. Esto no fue un acto impulsivo. Fue calculado.
Un pesado silencio se apoderó de la sala mientras cada uno procesaba las palabras de Jin. Namjoon finalmente tomó la palabra, su tono firme y decidido.
—Esto no es solo un asesinato. Es un mensaje. Y si no actuamos rápido, puede que no sea el último.
Taehyung no podía dejar de moverse de un lado a otro, sus ojos recorriendo los instrumentos de trabajo y las herramientas quirúrgicas que Jin había dispuesto meticulosamente sobre la mesa. No era alguien que se sintiera cómodo en presencia de cuerpos abiertos de tal manera, donde cada órgano estaba expuesto como si fuera un rompecabezas a resolver. Aquella escena le revolvía recuerdos que prefería mantener enterrados, recuerdos de un pasado que, aunque distante, seguía sintiéndose terriblemente cercano.
Intentando distraerse, sus ojos captaron un par de radiografías apoyadas contra una lámpara. Intrigado, las tomó y las levantó hacia la luz para observarlas mejor.
—¿Radiografías? —preguntó, con un intento de neutralidad en su voz.
Jin levantó la vista de su trabajo, su rostro iluminado con una mezcla de fascinación científica y determinación.
—No exactamente. Solo las usé como referencia inicial. Siempre me apoyo en métodos convencionales para tener una visión más clara de lo que pudo ocurrirle a la víctima. Sin embargo, cuando un cuerpo luce tan... impecable, incluso sin un solo moretón visible, es un caso peculiar. Y tratándose del cadáver de un lobo, no de un humano corriente, esto toma otro nivel.
—¿Qué quieres decir con impecable? —intervino Jimin, inclinándose ligeramente hacia adelante.
—La sanación. —Jin dejó escapar un suspiro antes de señalar el cuerpo con el bisturí que tenía en la mano—. Este hombre sanó todas sus heridas exteriores antes de que su corazón dejara de latir. Pero no las internas.
—¿Internas? —Taehyung frunció el ceño, sus dedos apretando con más fuerza las radiografías.
—Exacto. Si observan con atención... —Jin hizo una pausa, dejando que sus palabras calaran en los presentes—. Hay algo peculiar en su corazón.
—Oh, no vas a... —comenzó Yoongi, pero se detuvo al darse cuenta de que era inútil intentar detener a Jin.
—Claro que sí, Yoongi. —El forense dejó las radiografías a un lado y tomó el bisturí con precisión quirúrgica. Con movimientos firmes y precisos, retiró el corazón del cuerpo y lo colocó sobre una bandeja metálica.
El sonido del órgano al ser depositado en la bandeja resonó en la sala, haciendo que algunos de los presentes apretaran los dientes. La visión de Jin sosteniendo el corazón con sus manos expertas y señalando partes específicas con el bisturí no era algo que Taehyung o Jimin quisieran presenciar por más tiempo del necesario.
—¡Vamos, no sean hipócritas! —Jin levantó la vista, observando las expresiones de desagrado en sus rostros—. Este órgano es exactamente de donde proviene la sangre que ustedes necesitan. Ahora, presten atención.
Jin señaló con el bisturí dos áreas específicas del corazón.
—Estas de aquí son las venas cava superior e inferior. —Su tono era metódico, como el de un profesor explicando una lección compleja a estudiantes primerizos—. La sangre con bajo contenido de oxígeno ingresa al corazón por estas venas. De ahí, entra a la aurícula derecha y luego al ventrículo derecho, desde donde es bombeada hacia los pulmones para oxigenarse.
Los ojos de los presentes seguían cada uno de sus movimientos, aunque algunos lo hacían con menos entusiasmo que otros.
—¿Qué es lo peculiar, entonces? —preguntó Yoongi, aunque su voz denotaba que no estaba seguro de querer la respuesta.
—Estos dos orificios aquí. —Jin señaló con precisión dos pequeñas aberturas en las venas cava—. No deberían estar ahí. Parecen ser el punto de extracción de toda la sangre de su cuerpo.
—¿Extracción? —Jimin ladeó la cabeza, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda.
—Así es. —Jin dejó el bisturí sobre la mesa y cruzó los brazos—. Lo que ocurrió aquí no fue un drenaje común. No fueron colmillos ni una mordida. Alguien utilizó un método desconocido para drenar completamente su sangre desde estas venas.
—¿Con qué clase de herramienta podrían hacer eso? —Taehyung no pudo evitar preguntar, sus ojos fijos en el corazón expuesto.
—Solo Dios sabe —respondió Jin, dejando que un tono sombrío impregnara sus palabras—. Pero quien lo hizo sabía exactamente lo que estaba haciendo.
Jungkook tomó unos guantes de la mesa y levantó el corazón con cuidado, observándolo desde diferentes ángulos bajo la luz. Sus ojos, que ahora brillaban con un amarillo intenso, parecían atravesar la carne con una precisión casi quirúrgica. Jimin lo observaba fascinado, consciente de que aún le quedaba mucho por aprender sobre las habilidades de los híbridos y vampiros como Jungkook.
—Extrajo la sangre directamente de las venas principales que conectan con el corazón. Tiene sentido que eligiera esas áreas —explicó Jungkook, su tono clínico mientras señalaba las zonas afectadas en el órgano—. Usó dos jeringas, una para cada vena, y probablemente llenó al menos dos botellas con toda su sangre.
—¿Para qué necesitaría tanta sangre? —preguntó Jimin, cruzando los brazos, aunque su tono reflejaba tanto curiosidad como desagrado.
Antes de que Jungkook pudiera responder, Jin intervino, soltando un comentario sarcástico.
—Algún día debes enseñarme a hacer eso. Eres un médium con siglos de experiencia... ¡Tramposo! —dijo mientras organizaba algunos instrumentos quirúrgicos, con una mezcla de broma y admiración en su voz. Luego, su expresión se tornó más seria—. En fin, el aura de este hombre se apagó completamente en cuanto llegó aquí. Por su coloración rosada, puedo decir que no era una mala persona. Era alguien refinado, tranquilo.
Jin señaló el corazón que Jungkook sostenía y continuó:
—El aura siempre habla por sí sola. No necesitamos conocerlo en vida para saber que lo que le hicieron no tiene justificación alguna. Además, se tomaron su tiempo. Utilizaron un método que ralentizó su fuerza deliberadamente. Como sabemos, los lobos puros tienen una fuerza mucho mayor que la de los lobos convencionales.
Jin agarró un puntero quirúrgico y señaló las áreas específicas del corazón.
—La sangre con alto contenido de oxígeno, que viene de los pulmones, ingresa a la aurícula izquierda del corazón. Desde ahí, se bombea al ventrículo izquierdo, que genera la presión necesaria para enviarla al resto del cuerpo a través de los vasos sanguíneos. Cuando la sangre sale hacia el cuerpo, lo hace por la aorta, la arteria principal. Podría haber drenado la sangre mucho más rápido desde ahí, pero no lo hizo.
El forense miró a los demás, sus ojos serios y calculadores.
—Eso nos dice algo importante: parece que este lobo y el hombre misterioso no tenían una buena relación. Este último se tomó su tiempo para asegurarse de que sufriera una muerte lenta y dolorosa en lugar de rápida.
Jimin apretó los puños, luchando contra la impotencia que sentía al escuchar los detalles de una muerte tan cruel.
—¿Dónde encontraron su cuerpo? —preguntó Jungkook, su voz más tensa ahora.
—A unas calles del hotel donde ustedes se están quedando —respondió Jin, cruzándose de brazos mientras observaba las expresiones sombrías de los presentes.
El aire en la sala se volvió pesado. Todos entendieron la gravedad de lo que acababan de escuchar. El asesino no solo era metódico, sino que también actuaba peligrosamente cerca de ellos, burlándose de su capacidad para detenerlo.
Jungkook cerró los ojos, intentando contener la rabia que comenzaba a consumirlo.
—Ese bastardo estuvo tan cerca de mis narices y no pude detenerlo. Definitivamente, ya no hay más tiempo que perder —declaró Jungkook con determinación mientras dirigía su mirada fija a Jimin—. Debes entrenar más que nunca. No siempre podremos estar ahí para defenderte.
Jimin apretó los labios, sintiendo una punzada de molestia mezclada con orgullo. Dio un paso adelante, manteniendo la mirada desafiante de Jungkook.
—Tampoco pretendo que lo hagan. Sé defenderme muy bien.
Jungkook soltó un suspiro, cruzándose de brazos.
—Jimin, entiende algo. No pretendemos menospreciar tus habilidades, pero esto no es un combate contra humanos armados o algún rival común. Estamos hablando de criaturas con poderes y habilidades sobrenaturales que no podrías imaginar.
El silencio cayó brevemente sobre el grupo, hasta que Taehyung intervino, rompiendo la tensión.
—Entonces, en lugar de perder tiempo discutiendo, deberíamos investigar en la escena del crimen. Es probable que haya algo que tanto la policía como nosotros estamos pasando por alto.
Todos volvieron su atención al vampiro, quien, aunque siempre mostraba una actitud ligera y despreocupada, mantenía ahora una expresión seria que no pasaba desapercibida.
—Tiene razón. Es mejor movernos ya —aceptó Yoongi, rompiendo su postura rígida con un leve movimiento de cabeza—. Sin embargo, Namjoon y yo nos quedaremos con Seokjin. Él es nuestro pilar en esta investigación, y no podemos permitirnos que algo le ocurra. No tiene fuerza sobrehumana, y no sabemos realmente con qué clase de criatura estamos tratando.
La preocupación en sus palabras era evidente, incluso para alguien tan analítico como Yoongi.
—Las cosas se están poniendo peor, y comienzo a preocuparme por lo que podamos encontrar ahí afuera —añadió, cruzando una mirada significativa con Namjoon, quien asintió en silencio.
—Nos encontramos de nuevo en el hotel, con vida —decretó Jungkook, como si fuera una regla inquebrantable.
Sin más, Jungkook, Taehyung y Jimin se dirigieron hacia la salida, dejando atrás la fría atmósfera de la morgue. Mientras caminaban hacia la escena del crimen, el ruido de sus pasos resonaba en la acera. Jimin, aunque físicamente presente, estaba perdido en sus pensamientos.
Por cada respuesta que obtenía desde que comenzó a convivir con los vampiros, parecía que nuevas dudas surgían de inmediato.
¿Jungkook y Jin son médiums? ¿En primer lugar, qué es un médium?
Las preguntas giraban en su mente como un torbellino. Entre sus pensamientos y los eventos recientes, no podía evitar sentir que cada día que pasaba con este grupo lo alejaba más de las certezas que alguna vez tuvo. Y, sin embargo, no podía negar que también despertaban en él un deseo insaciable de descubrir más.
🌟
Resubo esto, porque... ya era momento me estaba tardando demasiado en actualizar y como se narraba este capítulo antes no me permitía narrar cosas que tienen que pasar, sino que se adelantaba a hechos futuros, en resumen, no me gusto como había quedado 🥸
Xd si, lo aclaro por las dudas porque quizás es algo raro que la luna llena duro mas o menos como cuatro noches, me fije antes de escribir las transformaciones de Jimin cuantas lunas llenas hay este año y sé que dura más o menos una noche sola cada mes, no es error de concordancia o algo por el estilo, sino que este "evento" con la luna tiene algo que ver con la trama de la historia que se va a explicar más adelante.
Gracias por la espera <3
Pd: Aprendí mas sobre como funciona el corazón investigando para escribir este capítulo que en biología cuando iba al colegio :,D
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