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𝐈.



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𝚙𝚛𝚎𝚜𝚎𝚗𝚝

La clase de literatura se desarrollaba en una de esas típicas aulas que parecían un auditorio, con filas de asientos elevándose hacia lo alto, como si cada estudiante fuera un espectador en un teatro. La luz del atardecer se filtraba a través de los ventanales, bañando de tonos cálidos los rostros atentos de los estudiantes. Bueno, al menos de la mayoría.

Isabella "Izzy" Hartley estaba sumida en su propio mundo, su cuaderno abierto frente a ella, pero en lugar de apuntes, las páginas estaban llenas de bocetos de un monoplaza de Fórmula 1. No era que no le importara la clase, simplemente su mente se había desconectado en algún punto mientras el profesor Lawson hablaba apasionadamente sobre Shakespeare.

Alessia, sentada a su lado, mantenía la compostura. Su pluma se movía con destreza sobre el papel, anotando cada detalle de lo que Hayden decía. Alessia siempre había sido la estudiante modelo, dedicada, meticulosa y, en secreto, profundamente enamorada del hombre que impartía la clase.

—Mira esto —murmuró Izzy, inclinando su cuaderno hacia Alessia.

Alessia miró el dibujo y soltó una risilla, Izzy anteriormente en otra hoja había dibujado un mono comiendo helado, Ale tapándose la boca con la mano, pero no lo suficientemente rápido para evitar que su risa resonara en el aula.

Hayden, quien justo en ese momento estaba por lanzar una pregunta al grupo, se giró hacia ellas, sus ojos claros fijos en Izzy con una mezcla de curiosidad y leve diversión.

—Señorita Hartley —la llamó, su voz profunda resonando en el auditorio—. Ya que parece disfrutar tanto de la clase, ¿podría decirnos quién escribió la frase 'All the world's a stage'?

Izzy parpadeó, desconcertada. Sabía que debería saberlo, pero su mente estaba en blanco. Alessia, captando el problema, dejó caer su pluma al suelo y se inclinó para recogerla.

—Shakespeare —susurró rápidamente.

Izzy, recuperando su compostura, levantó la cabeza y, con una confianza recién hallada.

—William Shakespeare.— responde sin seguir mostrando nerviosismo.

El Profesor observó a Izzy por un momento más, sus labios curvándose en una ligera sonrisa.

—Correcto. Bien, continuemos.

Izzy soltó un suspiro de alivio y se inclinó hacia Alessia.

—Gracias —murmuró.

—No ha sido nada —confirmó Ale con una sonrisa.

—A veces se me olvida lo anciano y aburrido que es tu novio —dijo Izzy, con una sonrisa pícara.

Alessia rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír.

—No lo es. Deberías tratar de llevarte bien con él. Quién sabe, puede que termine siendo el hombre con el que me case.

Izzy volvió a enfocarse en su dibujo, con una sonrisa en los labios.

—Bueno, si sobrevives a sus lecciones, supongo que es una posibilidad.

Alessia soltó una risita, volviendo su atención a la clase, mientras Izzy continuaba dibujando, dejando que las palabras de Hayden fluyeran como un eco lejano en su mente.

....................

Al terminar la clase de literatura, los estudiantes comenzaron a levantarse lentamente de sus asientos en el amplio auditorio. Alessia Marlowe, con su cabello castaño cayendo en suaves ondas sobre sus hombros, guardó cuidadosamente sus notas mientras su amiga una chica rubia de espíritu libre y siempre en busca de un rincón donde escapar de las normas, se inclinaba hacia ella.

—¿Me acompañas? —susurró Izzy, sus ojos brillando con un destello de travesura—. Encontré un lugar perfecto para fumar sin que nadie nos moleste.

Alessia sonrió, siempre divertida por la audacia de su amiga.

—Claro, pero dame un minuto. Quiero hablar con Hayden antes de que se vaya —respondió, bajando la voz al mencionar el nombre del profesor, como si fuera un secreto compartido solo entre ellas.

Izzy puso los ojos en blanco, pero su sonrisa era comprensiva.

—Haz lo que tengas que hacer. Yo te espero abajo.

Mientras los últimos estudiantes abandonaban el aula, Alessia se quedó atrás, esperando hasta que el lugar quedó casi vacío. Su mirada siguió a Hayden, quien se encontraba aún organizando algunos papeles en su escritorio. Se veía tan sereno, tan completamente concentrado en su trabajo. Sus rasgos marcados, el cabello ligeramente despeinado y esos ojos azules intensos que parecían ver más allá de lo evidente, lo hacían parecer casi irreal en su perfección.

—Profesor Lawson —llamó Alessia, su voz suave y llena de cariño.

Hayden levantó la mirada, y al verla, una sonrisa cálida iluminó su rostro. Se acercó a ella mientras Izzy, ya en las escaleras, fingía no estar prestando atención.

—¿Todo bien? —preguntó Hayden, su tono protector y tierno.

—La clase fue increíble —respondió Alessia, sintiendo cómo su corazón se aceleraba al acercarse a él.

—Me alegro bonita..... ¡Hey Izzy!, ¿Quieres dejar de meterte en problemas?, el decano comentó sobre que la hija de un colega mío fuma en cualquier rincón de la universidad.

—El decano es un amargado porque a la edad que tiene ya no puede fumar, mándale esto de mi parte— contesta con una sonrisa sarcástica y el dedo de en medio presente.

—Como quieras....

 El profesor decide volver su atención a su pareja, para casi sin que Alessia lo esperara, él la tomó suavemente por la cintura, inclinándose para darle un beso en los labios. Fue un gesto rápido, pero cargado de un amor profundo que solo ellos entendían. Alessia sintió una oleada de calidez recorrerle el cuerpo.

—Si así voy a ser tratada después de tus clases, ya quiero que sea jueves entonces—dijo Alessia, sus palabras teñidas de un coqueteo sutil.

Hayden la miró con esa mezcla de adoración y amor que siempre la desarmaba. Sus manos, aún en su cintura, la acercaron un poco más mientras su mirada recorría cada detalle de su rostro, como si quisiera memorizarlo.

—Pues esa será tu recompensa de ahora en adelanta. Eres una de las mejores estudiantes, Alessia. Siempre es un placer enseñarte —respondió, su voz baja y envolvente.

Antes de que el momento pudiera volverse aún más íntimo, Izzy carraspeó desde la puerta, evidentemente impaciente. Alessia sonrió con una leve disculpa y se aclaró la garganta.

—Sobre el proyecto... —comenzó, intentando retomar una fachada profesional—. Tengo algunas dudas. No estoy segura si el enfoque que elegí es el correcto.

Hayden asintió, aunque su atención seguía dividida entre su respuesta y la forma en que Alessia se veía bajo la luz tenue del auditorio.

—Podemos revisarlo más tarde. Pero por lo que he visto, vas por buen camino. No te preocupes tanto, confío en tu instinto —respondió, su tono suave contrastando con la firmeza de sus palabras.

Alessia asintió, sintiéndose reconfortada por su apoyo. Antes de despedirse, Hayden le dio otro beso, esta vez más casto, en la frente. Luego, con una última mirada llena de cariño, la dejó ir.

Izzy la esperaba afuera del aula, ambas iniciaron su caminata, una sonrisa burlona en los labios apareció.

—¿Estás lista, señora Lawson? —dijo con tono juguetón mientras ambas salían del edificio.

—¡Cállate, Izzy! —exclamó Alessia, aunque una sonrisa se asomaba en sus labios—. No sabes lo anciana que me hace sentir cuando dices esas cosas.

—Oh, vamos. Ya prácticamente te veo con el vestido blanco —bromeó Izzy, mientras sacaba un cigarrillo y lo encendía en un rincón discreto del campus.

Alessia rodó los ojos, aunque la idea la hizo reír por dentro. Izzy siempre sabía cómo sacarle una sonrisa, incluso cuando intentaba molestarla.

Mientras Izzy daba una calada profunda al cigarrillo, la brisa fresca jugaba con sus cabellos rubios.

—Hablando de ancianos, ¿cuándo le vas a decir? —preguntó de repente, su tono cambiando a uno más serio. Alessia supo inmediatamente a qué se refería, y su sonrisa se desvaneció ligeramente.

—No estoy segura... Pronto, supongo —murmuró Alessia, mirando hacia otro lado, su mente llena de incertidumbres—. Es solo que... aún no sé cómo.

Izzy asintió, comprensiva, pero antes de que pudieran profundizar más en la conversación, Andrew, un amigo de la facultad de derecho, se les unió. Andrew siempre estaba al tanto de todos los chismes del campus, y comenzó a contarles lo último sobre sus compañeros de carrera, aliviando momentáneamente la tensión que Alessia sentía.

Mientras Andrew hablaba, Alessia intentó relajarse y disfrutar del momento, pero no pudo evitar que su mente volviera a la pregunta de Izzy. Pronto tendría que decirle a Hayden, pero el cómo y cuándo seguían siendo un misterio que la inquietaba profundamente.


────🎧ྀི🔎 📚────

La biblioteca de la universidad estaba casi desierta a esa hora de la tarde. Los pocos estudiantes que permanecían allí estaban dispersos entre las estanterías, sumidos en sus libros y notas. Alessia caminaba lentamente entre los pasillos, deslizando sus dedos por los lomos de los libros, buscando uno en particular. El silencio, interrumpido solo por el suave crujir de las páginas y el ocasional susurro de una conversación, hacía que la atmósfera fuera casi mágica.

Giró una esquina y se encontró de repente con el Maestro Lawson, quien parecía haber estado buscando algo también. Sus ojos claros se encontraron con los de ella, y por un momento, el mundo pareció detenerse. Ambos sabían que aquel encuentro era un riesgo, pero la atracción que sentían era demasiado fuerte para ignorarla.

—¿Buscando algo en particular? —preguntó Hayden con una leve sonrisa, rompiendo el silencio.

—Sí, hay un libro raro sobre astronomía que me mencionaste la semana pasada. Pensé que sería interesante echarle un vistazo —respondió Alessia, su voz apenas un susurro.

Hayden asintió y, sin pensarlo dos veces, se acercó a una de las estanterías más cercanas. Sabía exactamente qué libro estaba buscando y, tras unos segundos de búsqueda, lo sacó de entre otros volúmenes polvorientos.

—Este es el que necesitas —dijo, extendiéndoselo.

Alessia tomó el libro con una suave sonrisa, sus dedos rozando los de él por un breve segundo que pareció durar una eternidad. Sintió un escalofrío recorrerle la espalda, una mezcla de emoción y temor. El momento era íntimo, cargado de una tensión que ambos entendían pero ninguno se atrevía a mencionar.

—Gracias, profesor Lawson —murmuró Alessia, consciente de que cualquiera podría verlos.

—Siempre es un placer ayudarte, Alessia. Sabes que puedes contar conmigo para cualquier cosa —respondió él, su voz profunda resonando en la tranquilidad de la biblioteca.

Justo cuando el silencio entre ellos empezaba a volverse incómodo, se escucharon pasos acercándose. Ambos se giraron al unísono, y Alessia sintió cómo su corazón se aceleraba. Un joven alto y desgarbado, con el cabello desordenado y un aura de incomodidad, se acercó a ellos. Era Derek, un estudiante de ingeniería que Alessia conocía de vista. Siempre le había dado una mala espina, con su forma de mirarla como si supiera algo que los demás no sabían.

—¡Oh, Alessia! —exclamó Derek, demasiado entusiasta—. Qué coincidencia verte aquí. No esperaba encontrarte en la sección de ciencias.

Alessia sintió una punzada de inquietud en el estómago, pero mantuvo la compostura.

—Sí, solo estaba buscando algo para una clase —respondió, intentando sonar casual.

Hayden, captando la incomodidad de Alessia, se alejó un paso y se dirigió a Derek con una expresión profesional.

—Buenas tardes, Derek. —su tono era cordial, pero distante—. ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?

Derek negó con la cabeza, pero su mirada nunca dejó a Alessia.

—No, profesor. Solo estaba pasando por aquí. Tal vez pueda ayudarte, Ale. Si necesitas alguna explicación sobre esos libros de astronomía, ya sabes... para entender mejor las cosas.

—Gracias, Derek, pero creo que estoy bien —dijo Alessia rápidamente, sintiendo que el ambiente se volvía opresivo.

—Perfecto —dijo Hayden, interviniendo antes de que la situación se volviera más incómoda—. Entonces, si no necesitas nada más, Alessia, nos vemos en clase.

Alessia asintió, sabiendo que esa era su señal para irse. La conversación había terminado, y cualquier cosa más allá de eso solo levantaría sospechas. Se despidió de ambos con una sonrisa tensa y se marchó rápidamente, el corazón latiéndole con fuerza en el pecho. Mientras se alejaba, pudo sentir la mirada de Derek clavada en su espalda, y no pudo evitar un escalofrío.

Hayden la observó hasta que desapareció de su vista, y luego dirigió una mirada fugaz a Derek, quien aún estaba allí, mirando fijamente el lugar donde Alessia había estado momentos antes. Había algo en la mirada de aquel chico que no le gustó, pero decidió dejarlo pasar, al menos por ahora.

────🎧ྀི🔎 📚────

Alessia salió del edificio de la universidad, ajustando la correa de su mochila mientras sus ojos se fijaban en el elegante Mercedes Benz negro que esperaba a lo lejos. Sabía que Hayden estaba dentro, listo para llevarlas a casa, donde pasarían una noche tranquila cenando y viendo películas. Izzy también estaría con ellos, al menos hasta que ella y Hayden pudieran disfrutar de un tiempo a solas.

Mientras caminaba, su mente comenzó a divagar, pensando en lo que podrían cenar, pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Derek apareció de la nada, bloqueando su camino. Con su típica sonrisa amigable, la saludó.

—¡Alessia! —dijo, su tono un poco más entusiasta de lo que ella hubiera preferido.

La estudiante esbozó una sonrisa educada, aunque por dentro sentía una ligera incomodidad.

—Hola, Derek.

Él le extendió un vaso de plástico transparente que tenía un listón al rededor del vaso, cubierto con una tapa. Dentro, Alessia vio fresas bañadas en chocolate, su tentadora fragancia invadiendo el aire.

—Sé que son tus favoritas —dijo Derek, con una expresión que mezclaba orgullo y nerviosismo—. Quería regalarte unas.

Alessia parpadeó, sorprendida, mientras tomaba el vaso con una sonrisa tensa. No pudo evitar echar un vistazo rápido al Mercedes, viendo cómo Hayden encendía el motor. Sabía que él podía verlos desde allí, pero no quería causar una escena.

—Gracias, Derek. Es... un detalle muy amable de tu parte —respondió, forzando una sonrisa mientras su mente buscaba una manera de terminar la conversación rápidamente.

—De nada, Alessia. Cualquier cosa para hacerte sonreír —dijo él, con un tono que ella interpretó como algo más que simple amabilidad.

Alessia asintió, agradeciendo una vez más antes de alejarse suavemente. Se dirigió a un punto más alejado, fingiendo revisar algo en su teléfono mientras esperaba a que Izzy la alcanzara. No pasó mucho tiempo antes de que su amiga rubia apareciera, su andar despreocupado contrastando con la creciente incomodidad de Alessia.

—¿Estás bien? —preguntó Izzy en cuanto notó la expresión de Alessia.

—Sí, solo... Derek. Ya sabes cómo es —respondió la castaña, sin dar más detalles.

Izzy miró en dirección a Derek, que aún estaba lo suficientemente cerca como para vigilar la interacción.

—Ese tipo me da malas vibras —murmuró Izzy—. Vamos, antes de que decida seguirte a casa o algo.

Ambas se dirigieron rápidamente al Mercedes. Alessia soltó un suspiro de alivio cuando se subió al asiento del copiloto, mientras Izzy se acomodaba en la parte trasera. Hayden les dedicó una sonrisa, sus ojos brillando con una calidez que siempre lograba calmarla.

—¿Todo bien amor?—expresó con duda, casi fingiendo como si no hubiera notado el encuentro con Derek, aunque Alessia sabía que él había estado observando de cerca.

—Sí, solo... un compañero de clase—respondió ella, bajando la voz para no preocuparlo y dejando el vaso en el porta vasos, no pensaba comerlo aunque le fuera tentador, no sabía si era tan buena la intención de Derek.

—Bueno, ahora toca la parte importante —dijo Hayden, cambiando de tema mientras comenzaba a conducir—. ¿Qué vamos a cenar?

—¡Comida italiana! —exclamó Izzy desde el asiento trasero, claramente ya aliada con Hayden en la elección.

—¡No! ¡Quiero comida asiática! —protestó la chica de ojos miel, girándose en su asiento para enfrentar a su amiga.

—Venga, cariño, la pasta siempre gana —respondió Hayden, lanzándole una sonrisa cómplice a Izzy.

—Lo siento, Al. Dos contra uno —añadió Izzy, entre risas.

—¡Eso no es justo! —dijo Alessia, aunque no pudo evitar sonreír mientras los tres se involucraban en una ligera disputa sobre qué cocina era la mejor.

Después de unos minutos de debate amistoso, la comida italiana ganó por mayoría de votos, para gran satisfacción de Hayden e Izzy. Alessia fingió estar molesta, aunque en realidad no le importaba tanto perder esta pequeña batalla.

—Está bien, está bien, comida italiana —dijo finalmente, rindiéndose mientras cruzaba los brazos con un puchero fingido.

Hayden sonrió, y con una mano, le dio un suave apretón en el muslo.

—Te prometo que te compensaré con comida asiática la próxima vez —dijo, guiñándole un ojo mientras tomaba la siguiente salida hacia el restaurante italiano que era uno de los más populares en Brisbane.

Mientras avanzaban por la ciudad iluminada, el ambiente en el auto se llenó de risas y bromas. Alessia se sentía en paz, rodeada por aquellos a quienes más amaba. Sin embargo, en el fondo de su mente, aún se preguntaba cómo y cuándo le diría a Hayden la verdad sobre su situación. Pero por ahora, se permitió disfrutar del momento, dejando que la calidez de la noche y la compañía de sus seres queridos la envolvieran.

..............

El apartamento de Alessia e Izzy estaba iluminado con una cálida luz que llenaba de tranquilidad el ambiente. Hayden y Alessia entraron, con las manos ocupadas por bolsas llenas de la comida que habían recogido del restaurante italiano. Izzy, por su parte, fue directa a la sala, dejando que la pareja se encargara de los preparativos.

En la cocina, Hayden y Alessia comenzaron a servir la pasta y las ensaladas en platos. Mientras lo hacían, Hayden se inclinó para robarle un beso a Alessia, sus labios encontrando los de ella con una familiaridad que hacía que cada beso pareciera tan nuevo como el primero. Alessia respondió con la misma intensidad, olvidando por un momento la comida mientras sus manos se enredaban en el cabello de Hayden, el mayor la acorraló contra la isla de mármol profundizando el beso, y posó su mano hacia arriba, lo cual terminó  en el sonido de la puerta del microondas cerrándose con fuerza por la presión accidental  que generó la mano del Profesor, esa acción los devolvió a la realidad, haciendo que ambos se rieran suavemente.

—¡Hey, tortolitos! ¿Podríamos cenar antes de que decidan comerse mutuamente? —se quejó Izzy desde la sala, con un tono que mezclaba diversión y verdadera impaciencia.

—Ya vamos, ya vamos —respondió Alessia, su voz aún cargada de la emoción del beso, mientras se separaba de Hayden con una sonrisa.

Con los platos finalmente listos, la pareja se dirigió a la sala, donde Izzy ya había encendido la televisión y estaba seleccionando la película. Alessia colocó la comida en la mesita de centro, mientras Hayden se acomodaba en el sofá largo, esperando a que Alessia se uniera a él. Ella se sentó de lado, dejando que sus piernas descansaran sobre el regazo de Hayden, quien la miró con una sonrisa satisfecha. Izzy, por su parte, se acomodó en el sillón individual, alejándose un poco de la atmósfera íntima que envolvía a la pareja.

—"Kingsman", ¿eh? —dijo Hayden mientras la película comenzaba.

—Sí, una de mis favoritas —respondió Izzy, mientras tomaba su plato y comenzaba a comer.

La película avanzó, y los tres amigos disfrutaron de la comida mientras intercambiaban comentarios y reían en los momentos más cómicos. La tensión del día se fue disipando con cada bocado y cada risa, creando un ambiente cómodo y familiar en el que todos se sentían a gusto.

Cuando la película terminó y los platos estaban vacíos, Izzy se levantó, recogiendo todo con una eficiencia sorprendente.

—Bueno, chicos, yo me voy a mi cuarto. Buenas noches —dijo, con un leve tono burlón.

—Buenas noches, Izzy —respondieron Hayden y Alessia casi al unísono, sonriéndose el uno al otro.

Izzy desapareció en su habitación, y la puerta se cerró detrás de ella con un leve clic. Alessia se volvió hacia Hayden, sus ojos llenos de un brillo que él reconoció al instante. Se inclinó hacia él, sus labios encontrando los suyos en un beso que comenzó con suavidad pero que rápidamente se tornó más apasionado. Los brazos de Hayden rodearon a Alessia, atrayéndola más cerca mientras el calor entre ellos aumentaba. Sin pensarlo dos veces, Alessia se subió al regazo de Hayden, sus manos recorriendo su pecho mientras sus besos se volvían más intensos.

—Alessia... —murmuró Hayden entre besos, su voz cargada de deseo, pero también de precaución.

Ella respondió con más besos, esta vez en su cuello, pero Hayden la detuvo suavemente, sosteniéndola por los hombros.

—Espera... —dijo, su respiración aún agitada—. Izzy está justo aquí al lado. Podría ser... incómodo para ella.

Alessia se detuvo, asintiendo lentamente mientras recuperaba la compostura.

—Tienes razón —admitió, aunque su deseo aún brillaba en sus ojos.

—Y además... —continuó Hayden, su tono más suave—. No traje protección esta noche. Y... como lo hemos hablado, es muy pronto para ambos tener hijos ¿no?.

La mención de hijos hizo que Alessia se tensara ligeramente. Ella se mordió el labio, asintiendo de nuevo.

—Sí, claro, tienes razón —dijo, alejándose un poco para sentarse junto a él en el sofá.

Notando el cambio en ella, Hayden la abrazó por los hombros, atrayéndola de nuevo a su pecho.

—No me malinterpretes, Ale —dijo, besando suavemente su frente—. Quiero tener hijos contigo. Solo que... aún es pronto.

Alessia levantó la vista hacia él, su expresión suavizándose ante sus palabras.

—Lo sé, Amor. Y lo entiendo —respondió, recostándose contra él mientras la televisión seguía emitiendo imágenes y sonidos que ambos ya no prestaban mucha atención.

Poco a poco, el cansancio comenzó a vencer a Alessia. Acomodada en el pecho de Hayden, sintió que sus ojos se cerraban mientras la calidez de su cuerpo y la comodidad de su abrazo la envolvían. No pasó mucho tiempo antes de que se quedara profundamente dormida, respirando de manera uniforme y tranquila.

Hayden la observó, sus dedos acariciando suavemente su brazo mientras su mente comenzaba a divagar. Cerró los ojos por un momento, imaginando un futuro donde él y Alessia estuvieran juntos en una casa en medio de un bosque, rodeados por la naturaleza, y con un niño pequeño corriendo alrededor. La imagen era tan vívida que casi pudo sentir la felicidad que emanaba de ella.

La puerta de la habitación de Izzy se abrió de nuevo, sacando a Hayden de sus pensamientos. La rubia apareció, sin los audífonos, y se dirigió a la cocina para tomar un vaso de agua. Al pasar por la sala, notó a Alessia dormida y a Hayden mirando un documental sobre ballenas.

—¿Ballenas, Hayden? —bromeó Izzy en voz baja—. Y pensar que Alessia ama a las ballenas... pero aún así se duerme.

Hayden rió suavemente, sin despertar a Alessia.

—Así es ella —susurró con una sonrisa.

Izzy negó con la cabeza, sonriendo también antes de volver a su habitación. Hayden miró a Alessia una vez más, su corazón llenándose de ternura. Con cuidado, la levantó en brazos y la llevó a su habitación, donde la acostó suavemente en su cama. Con todo el respeto del mundo, la cambió de ropa, asegurándose de que estuviera cómoda antes de deslizarse en la cama a su lado.

Alessia, medio dormida, lo abrazó instintivamente, acurrucándose contra él mientras el castaño  apagaba la luz. Se quedó mirando al techo por un rato, acariciando el brazo de Alessia mientras volvía a esa imagen de un futuro juntos, feliz y en paz. Con ese pensamiento en mente, finalmente se dejó llevar por el sueño, abrazado a la mujer que ya consideraba el amor de su vida.


Continuará..............................




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¿Qué les pareció el primer capítulo?.

Mis favoritos sin duda son Hayden y Alessia, son tan lindoooosss.

¿Algún comentario, duda o idea?

¿Que creen que esconde Alessia?.

Sin másssssss.

Nos leemos prontoooooooooooooo

L@s Amooooo

xx Ali <3

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