
ˣˡˡˡ
Pov omnisciente
📍Roier's side
El pelinegro hace rato ya había acabado de alistarse, iba a salir con sus amigos porque Aldo había venido unos días a Monterrey.
Roier usaba unos pans negros, una playera lisa negra y un suéter negro, toda su vestimenta estaba acompañada con sus típicos tenis negros.
Estaba sentado frente a su computador jugando algunas partidas rápidas de un juego que hace poco lo había descargado para jugarlo en stream.
Su teléfono vibró en su escritorio captando la atención del chico. Rápido puso pausa a su juego y contestó a la llamada de su amigo.
– Osvaldo, ¿Qué pasó wey?.–
– Ya llegamos Roier, ándale wey, que aquí Aldo ya anda que le ruge la tripa wey.– Aviso el alto, se burlaba del moreno que estaba sentado aún lado de él, en el asiento de copiloto.
– Va, ya salgo. Adiós.– Roier no dio ni tiempo para escuchar una despedida del otro lado de la línea cuando ya había terminado la llamada.
Apagó su pc, y conforme pasaba por el pasillo de su casa apagaba todas las luces, bajo las escaleras, tomó su gorra que rato antes había dejado sobre la mesa del comedor y se la colocó. Apagó todo y salió de su casa, no sin antes tomar las llaves de su casa.
Cerró la puerta con llave y camino los pocos pasos de su puerta de su casa a el auto gris que estaba estacionado justo fuera de esta.
El vidrio de la ventanilla del lado de copiloto se bajó, dejando ver a Aldo con su sonrisa burlesca y a un lado del se pudo ver a Osvaldo, de igual manera tenía su sonrisa burlesca.
– Súbete papi, te damos ride.– La voz de burla de Aldo resonó.
– ¿A cuanto la hora?.– Valdo siguió la broma.
– A 1500.– Abrió la puerta de los asientos traseros llevándose la sorpresa de ver a una chica bastante conocida del otro extremo de los asientos.
Le daba la espalda al pelinegro, solo se podía ver su distintiva melena castaña cubrir parte del estampado de su playera por la parte de la espalda.
A los instantes pudo escuchar la suave voz de la castaña.
– ¿Este martes?...pero yo... okey, okey no te alteres, intentaré estar ahí puntual.–
Roier subió al auto, aún estaba un poco atónito por tener a poca distancia a la castaña. Aún sin estar tan cerca podía oler el aroma de la chica. Un fino olor a vainilla y canela inundaba las fosas del pelinegro.
– Pizza está bien ¿Verdad, Boiler?.– Valdo comenzó a conducir hacia el lugar donde iban a ir a almorzar.
– Si wey, sin problema, lo que quieran esta bien.–
Los ojos de Roier vagaban por el auto, de una esquina a otra, era como una constante lucha entre mantenerse al frente con sus amigos y mirar de reojo la melena de la chica sentada a un asiento de separación de él.
Dani aún no le daba la cara, seguía hablando con aquella "misteriosa" persona a travez de su teléfono, hablaba lo suficientemente bajo como para no interrumpir la activa platica de sus amigos. Hablaba en susurros.
No pasó mucho tiempo para que el carro aparcara dentro de estacionamiento de un centro comercial. Ahí estaba el restaurante infantil de pizza que Osvaldo estaba dispuesto a llevar a sus amigos a comer.
– Llegamos mierdas.– Osvaldo anunció a la par que apagaba el motor del vehículo.
Todos bajaron del auto, aunque Osvaldo ayudó a Dani abriendo su puerta.
– Bueno, bye, cuídate... sip, te amo.– Daniela al fin pudo colgar su llamada al estar abajo del auto.
– Danonino.– Aldo llamó la atención de la chica.
Daniela giró levemente sobre sus talones para poder encontrarse con las dos figuras masculinas que se situaban del otro lado de auto.
Los ojos de Roier dieron con la castaña, recorriendo cada centímetro de su rostro, admirando la belleza en ella.
¿A caso era un sueño? Esa era la pregunta que se hacía el pelinegro, él si estaba dispuesto a conocer a su amiga en persona, se podía pasar imaginando el como era en persona, en carne y hueso.
Y cuando creía estar en las nubes, ella le regaló una de las más cálidas de sus sonrisas, para Roier su mundo se había detenido, podía jurar que todo a su alrededor se había esfumado por unos segundos.
No solo sus ojos eran lindos, pensó Roier.
[...]
– Na mames men, que bonito, el McTrío reunido– Osvaldo parecía un pequeño niño emocionado por salir con sus amigos. – Y el snack de niños, pero estamos juntos, perros.– Añadió dándole un poco de burla a la castaña que estaba sentada frente a él.
Habían tomado asiento en una pequeña banca pegada a la pared, Roier y Osvaldo estaban sentados de un lado de la mesa, mientras que sentados frente a ellos estaban Aldo y Daniela.
La pizza ya estaba en el centro de la mesa, cada uno tenía su respectivo vaso rellenable con la imagen distintiva de el personaje de aquel restaurante de niños.
Sus platos eran de cartón, muy delgados a decir verdad, en su fondo de igual manera estaba aquel ratón pero esta vez tenía el típico texto de feliz cumpleaños, no le tomaban mucha importancia, mientras sirvieran para dejar su respectiva rebanada de pizza.
– Síguele perro y te funo en twitter de bullying.– La castaña solo apuntó en forma de amenaza al más alto que solo reía.
Roier solo disfrutaba de su pizza y verá cómo sus amigos se burlaban entre ellos y reían, esto le gustaba a él, estar con la gente que quería. Escuchar sus risas, sentirse acompañado.
Pero aunque sus dos mejores amigos estuvieran ahí, el solo podía concentrarse en la risa de la chica que se sentaba frente a él.
Era sonora, pero a la vez delicada, hacia el suficiente ruido para ser linda, no era demasiado escandalosa. Para él era la risa perfecta. Y no solo su risa era perfecta, todo de ella era perfecto para el, simplemente ella era como un perfecto día de verano.
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CONTINUARÁ...
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