𝐁𝐚𝐣𝐨 𝐥𝐚 𝐥𝐥𝐮𝐯𝐢𝐚
La lluvia caía por toda la ciudad mojando todo ante su tacto, muchos iban bajo un paraguas, pero los que no corrían con la misma suerte apresuraban paso tratando de buscar un refugio y cubrirse aquellas gotas de agua.
Kim Jisoo se encontraba saliendo del trabajo, en el cual para ser sinceros no se sentía cómoda debido a sus compañeros y sus comentarios fuera de lugar, buscaban hacerla sentir inferior diciendo que sólo estaba ahí por cara bonita y no servía para la profesión.
Durante su época de estudiante raramente salía a respirar aire fresco, se la pasaba encerrada entre libros para poder ser una gran profesional. Durante esos días sólo tenía una compañía, su novio, bueno ahora ex.
Se escuchaban las bocinas de los carros y las gotas de agua caer por toda la ciudad, la lluvia le molestaba bastante, siempre lo había hecho pero después de esa ruptura, ver aquella estación climática le causaba tristeza. Era un tema que creía haber superado.
— Hola. — contestó una llamada de su celular, aun seguía en la puerta de su trabajo.
— Cariño, está lloviendo bastante. Ten cuidado al volver a casa. — era la voz de su mamá en la otra línea.
— Tranquila, te aviso cuando llegué.
— Estaré esperando tu llamada. — y sin más colgó.
— Adiós. — dijo al escuchar los pitidos que indicaban que la persona del otro lado de la línea había colgado.
Abrió su paraguas y empezó a caminar por la ciudad. Había muchos carros y tomar un taxi le saldría bastante caro y sería tardado, así que se encaminaba a la parada de autobuses.
“—No me gusta la lluvia para nada. — se quejó en la sala cuando escuchó las gotas de agua caer
— ¿Por qué no? — Su novio venía de la cocina con chocolate caliente. — En los días lluviosos se puede disfrutar de una buena taza de chocolate calentito. — se sentó a su lado.
— Me hace sentir sola. — tomó un trago de la bebida. El preguntó el porqué con sólo la mirada.
— De niña siempre que llovía veía que todos tenían alguien quien los esperaba. — veía sus manos. — Nadie estaba ahí para esperarme, al llegar a casa tampoco había alguien. — trató de restarle importancia.
— Ahora estoy yo. — elevó su mirada a la de él, esas palabras la llenaban de calidez. — Y si no estamos cerca, me aseguraré te marcarte. — le sonrió y ella le devolvió el gesto. “
La llamada de su madre la había relajado, la lluvia desde siempre le causaba ese sentimiento de soledad, pero por alguna razón su madre decidió llamarle hoy y eso la mantenía con una sonrisa.Recordó que tenía que hacer algunas compras de algo que le faltaba en casa y antes de irse a casa decidió ir por aquello.
Una vez tuvo todo lo que necesitaba salió del supermercado, las puertas se cerraban tras de ella cuando no tan lejos pudo ver a alguien, sus cabellos castaños estaban empapados mientras de manera inservible trataba de cubrirse con sus manos. Sonrió al verlo, pero rápidamente ese gesto desapareció.
Era taehyung, su su ex. No lo había visto en un largo tiempo, no sé enteró qué había vuelto a la ciudad. Su ruptura no fue como las demás, no se debía a ninguna infidelidad o falta de amor, fue porque una relación a distancia exigía más de lo que podían dar, quizá odiarlo sería más fácil. Se acercó a él sorpresivamente para ella.
— Es temporada de lluvias, hay que cargar siempre un paraguas. — dijo poniendose a su lado y cubriendolo con el de ella.
— Sí, se me.. — volteó a ver esa voz femenina sorprendiéndose de la dueña. — Jisoo...
— Hola. — le sonrió en línea .
— Hola. — seguía sorprendido.
— ¿Cuándo volviste? — las gotas de lluvia le caían en su hombro izquierdo, pues ahora compartía su paraguas.
— Hace unos dos meses.— dijo mirando su perfil, recibiendo sólo un asentimiento de cabeza como respuesta. — ¿Cómo has estado? — se animó a preguntar.
— Bien. — eso era lo que quería creer. — ¿Y tú? — su vista se dirigió a él.
— Bien. — las palabras eran difícil de salir.
— ¿Esperas el taxi? — cuestionó la pelinegra acomodando el paraguas.
— No. — rió. — estaba esperando a cruzar la calle.
— Entonces no te entretengo más. — con su mano y hizo señal de que siguiera adelante. Se quedó unos segundos más ahí.
— ¿Tienes cómo llegar a casa? — dirigió su mirada a ella.
— Tomaré el bus. — sus ojos no habían cambiado, mantenían la misma calidez y dulzura.
— Ah. — desvió la mirada. — ¿Quieres que te lleve? — era una pregunta arriesgada. — Mi auto está en el estacionamiento. — señaló dicho lugar.
— No es necesario, gracias. — no quería compartir el carro con él, creería que sería una situación incómoda.
— No me sentiría a gusto dejarte ir sola con esta lluvia. — sus miradas estaban en sintonía.
— Está bien. — se armó de valor y aceptó.
Corriendo cruzaron la calle, el semáforo estaba en rojo, pero en estas situaciones uno no puede confiarse.
Apenas llegaron al estacionamiento cerró el paraguas y se metieron al auto del castaño. No tardó mucho en percatarse en que tenía un aroma a canela, ese siempre lo había relacionado con Taehyung y volvió a recordarlo pues seguía teniéndolo.
— ¿Es nuevo? — era mejor hablar que estar en completo silencio.
— Sí, lo conseguí apenas llegué. — lo encendió y empezó a manejarlo para salir a las calles.
Pesé a que la conversación era inexistente el ambiente no era incómodo. Taehyung giró a la derecha llevando a Jisoo a su casa, pero ella rápido lo detuvo.
— No es por ahí. — pero ya era tarde para advertirle. — Perdón, se me olvidó decirte. — miró hacia otro lado apenada.
— No hay problema. ¿Por dónde? — ella le dió detalles su nueva dirección.
— Entonces te mudaste. — ahora fue él quién intentó romper el hielo, pero también estaba interesado en ella.
— Sí.
— Felicidades. — Jisoo siempre hablaba de como lo primero que haría apenas empezará a trabajar sería mudarse.
— Gracias. — se sonrojó un poco, pero nadie lo notó. — Igual felicidades por tu auto.
— Aun lo debo. — rió al decirlo, haciéndola reír también.
— Bueno, yo también debo mi pieza. — miró su perfil, concentrado en manejar con cuidado, seguía siendo hermoso.
— ¿En qué trabajas? — su mirada la desvió nuevamente a la carretera.
— En una editorial. — hablar de su trabajo quizá le causaba orgullo a sus padres, pero no a ella.
— ¡Genial! Ahora escribes. — se sentía orgullos por ella, estaba consiguendo lo que siempre soñó.
— Ojalá. — el semáforo se puso en rojo. Él dirigió su vista a su perfil. — Pero no, solo edito y ordeno.— él tenía aún la mirada en ella, pero la de ella estaba en los carros.
— Bueno, poco a poco.
— ¿Y tú? — dirigió su vista a él.
— Me transfirieron a las nuevas sucursales que abrieron acá.
— Ah, creí que no querías volver al país. — esa fue una de sus tantas discusiones durante su relación. Él desvió su mirada, el semáforo ya había cambiado a verde.
— No fue que me dejaran opción. — en realidad sí tenía otras opciones.
— Entonces, Bienvenido de vuelta. — la mirada de ella seguía observándolo.
— Gracias. — dijo casi en un murmuro.
“ — Jisoo ¿Has pensado en venir? — estaban hablando por teléfono.
— ¡Claro! Estoy esperando las vacaciones y tomo el primer avión para visitarte. — era cierto, ya había comprado el boleto, le emocionaba incluso contarlo.
— No... Me refiero a vivir acá. — ella frunció el seño.
— ¿Por qué lo haría?
— Pará estar juntos. — estaba acostado en su cama, pero se sentó al sentir la tensión.
— ¿No piensas volver? — pues su propuesta le parecía rara. — Dijiste que acabando volverías. — ella quien se encontraba trabajando en tareas las dejó a un lado.
— Lo sé, pero este lugar es hermoso. Hay muchas cosas y quiero quedarme a disfrutarlas todas.
— ¿Que hay sobre nosotros?
— Por eso te digo que vengas, para poder disfrutar juntos. — trataba de convencerla.
— ¿No has pensado en mí? — hizo un breve silencio. — Yo acá tengo mi vida, acá tengo todo.
— Lo sé, pero acá podemos formar una vida nueva. Hay más oportunidades laborales.
— Estás siendo egoísta. — a este punto ya estaba enojada.
— Venir siempre fue mi sueño. — él se sentía indignado.
— Y no te estoy impidiendo cumplirlo. — alzó un poco la voz.
— Pero no puedes hacer un esfuerzo en venir.
— ¿Esforzarme? — rió con ironía. — Me esfuerzo día a día tratando de mantener una relación con alguien que está al otro lado del mundo, acoplandome a otra zona horaria.
— Yo también me esfuerzo.
— No te estoy reclamando que no lo hagas. — suspiró — Pero mantener una relación a larga distancia es difícil. — guardaron silencio por un largo rato.
— Creo que lo mejor sería terminar — dijo rompiendo ese silencio. — Yo no quiero volver y está claro que tú no quieres venir. — ella no contestó por unos segundos.
— Creo que sería lo correcto. — no querían dejarse ir, pero no estaban listos para seguir. — Entonces esto sería todo.
— Sí. — confirmó él sintiendo lágrimas salir.
— Adiós, Taehyung. — colgó.
— Adiós, Jisoo. "
El silencio permaneció durante todo el camino hasta llegar a su destino, ahora sí era incómodo pues los recuerdos los atormentaban.
— Gracias por traerme. — dijo la pelinegra desabrochando El cinturón de seguridad.
— De nada. — observaba cada movimiento que ella realizaba. No pudo verla por ir manejando, pero no quería no volver verla, lo que era seguro que pasaría.
— Tae... — llamó su atención. — ¿Quieres pasar? — la pregunta lo tomó por sorpresa. — Es peligroso manejar así, además estás mojado y te vas a enfermar. — él le sonrió y asintió.
Salieron del coche y caminaron hasta el elevador. Era arriesgado estar en el mismo lugar, los fantasmas del pasado los seguían y podrían jugarle en su contra.
Jisoo abrió la puerta y ambos pasaron, dejando sus zapatos en la entrada y tomando un par de pantuflas.
— Ahí está el baño. — señaló aquel lugar. — Hay una secadora que puedes usar. — hizo caso y fue hacia allá.
Ella fue a su cocina y empezó a buscar los ingredientes para hacer chocolate caliente. Se le había hecho un habito prepararlo cada vez que llovía.
Escuchó la puerta del baño abrirse y lo vió salir, ya más seco.
— ¡OH! — sintió el olor de la cocina llegar a sus fosas nasales. — ¿Estás haciendo chocolatito? — ella rió, no pudo evitar comportarse como un niño pequeño.
— Sí.
— ¿Te ayudo? — dijo acercándose más a la pelinegra.
— No hace falta, ya acabé. Gracias. — empezó a servirlo. Él tomó ambas tazas y se sentaron en el sofá.
Mientras tomaban dicha bebida caliente platicaban, era como si el tiempo hubiera pasado y las cosas malas tampoco. De repente entró una llamada logrando sacarlos de ese ambiente.
— Es el mío. — dijo ella levantándose hacia la cocina donde había dejado su celular.
— No me llamaste. — se escuchó del otro lado de la línea apenas le dió en aceptar llamada, se le había olvidado por completo avisarle a su madre de su llegada.
— No hay de que preocuparse, ya llegué. — dijo tranquila.
— Qué bien, me tenías preocupada. Tú tía está aquí ¿Quieres saludarla? — su tía no le agradaba, así que no.
— Estoy ocupada. — dijo calidamente que no sonaba como una mentira.
— No te satures de trabajo y dejate ver más seguido. Te amo.
— Yo también te amo. Pronto nos vemos. — finalizó la llamada.
Taehyung escuchó toda la conversación, al menos solo la parte de Jisoo y por alguna razón tuvo un raro sentimiento al escucharla decir esas palabras. Cuando la vio volver desvió su vista pretendiendo no haber puesto atención.
— Era mi mamá. — eso lo hizo relajarse.
— Ya veo. — le alcanzó la taza y guardaron silencio. El grato ambiente que habían logrado desapareció trayendo consigo uno incómodo.
— Jisoo... — llamó su atención, no sabía si decirlo, pero era algo con lo que había estado cargando. — Perdón. — ella se sorprendió.
— ¿Por qué?
— Por todo. — quería mirarla a los ojos, pero sabía que de hacerlo las palabras huirían. — Fue mi culpa haber terminado y así, yo debí luchar más intentar y no dejarte ir. Debí haberme quedado. —
— No. — dejó el chocolate de lado y se acercó a él quien se encontraba con la mirada gacha. — Tú fuiste a cumplir tu sueño y no debes arrepentirte de eso. Esto fue una relación de dos y los dos compartimos la misma responsabilidad. — elevó su mirada a ella. — Lo nuestro fue como debió ser, aunque no fuera como esperábamos. —
— Te extrañé. — una lagrima rodó por su mejilla. — Sé que no debo extrañar lo que un día fuimos, porque lejos ya estás de mi camino — Ella se acercó a abrazarlo.
Sus corazones estaban juntos gracias a esa unión, latían con rapidez. A pesar de los años sus sentimientos seguían intactos, se obligaban a ellos mismos a esconderlos, pero cuando alguien mencionaba sus nombres su corazón latía con más fuerza y su mente siempre recordaba lo que no pudo ser.
— Ahora estoy donde quiero estar. — dijo separándose de su abrazo, entre sus caras no había mucha distancia. — Pero no con quien quiero estar. — esas palabras hicieron un vuelco en el corazón de ella, haciéndola derramar una lagrima.
— Ha pasado el tiempo. — habló ahora ella. — Hemos crecido como personas y hemos madurado. — mantenían la misma cercanía sus caras.
Se miraban a los ojos, pero ella desvío su mirada a los labios frente a ella viéndolos unos segundos y sin dudarlo tanto los unió.
Fue un beso largo el cual decía más de los que las palabras podrían, estaba lleno de amor y pasión, de recuerdos y tristezas, de la esperanza por un nuevo futuro.
Se separaron y dejaron sus frentes unidas guardando silencio unos segundos.
— Quizá podríamos volverlo a intentar. — dijo él rompiendo el silencio.
— Así no nos preguntamos día con día el qué hubiera sido. — sonrió haciendo a ella también hacerlo.
Se acercó a ella volviendo a sellar sus labios en un beso el cual daba inicio a un nuevo intento, a escribir la historia de nuevo, historia de dos corazones que se aman como la primera vez y nunca dejaron de hacerlo. Unían las piezas de un corazón roto, no sabían si serían lo suficientemente fuertes para mantenerlo unido, pero es mejor intentar a arrepentirte del hubiera.
-A🌷
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