Jung Kook se había reído al escuchar a una de sus amigas decir burradas sobre su vida como casada. Felizmente, los viernes salía con su grupo de amigos conformado por varios omegas casados con colaboradores de su esposo. Al paso del tiempo se volvieron sus amigos, excepto Huening Kai él había sido su único amigo y más cercano desde el instituto.
—Kook —llamó una de ellas al levantar su taza de café para beber un poco, el castaño la miró aunque estaba un poco perdido en sus pensamientos—, felicidades a tu esposo por el éxito que ha conseguido —había mencionado—. Se rumorea que hay una fiesta de celebración —él solo sonrió.
Hace un tiempo las situaciones de la empresa iban mucho mejor, su esposo al volverse un congresista, tenía muchos contactos que le han ayudado a seguir ascendiendo en el último año y lo agradecía por la luna porque hace dos años estuvieron en una mala racha donde él no dejó ni un solo día a su esposo, fue agotador.
Su alfa había decidido celebrar el nuevo proyecto de empresa con varios colegas en algún bar de la ciudad antes de la cena de celebración, pero eso sí, solo había una persona encargada de todo y ese era Jung Kook.
—Yeon Jun me ha dicho que iría en la noche, pero no podré ir por Ha Rin —mencionó Kai. Jung Kook lo entendía y no pidió más explicación, Ha Rin apenas tenía tres meses de nacida, pero ahora sentía que se aburriría porque las amistades de su esposo no eran sus favoritas y a veces se sentía comprometido con su grupo de amigos.
—Nos vemos después —se despidió Jung Kook antes de abandonar la cafetería una vez que la reunión se terminó.
Ellos eran una gran distracción, pero siempre debía guardar las apariencias, no podía confesar todos los secretos de su vida, como decirles el infierno por el que estaba pasando, incluso dejó de confiar sus problemas a Kai ¿Cómo manchar la reputación de un importante congresista y empresario como Seo Chang Bin?
Su matrimonio no era el perfecto que aparentaba y que todos pensaban que era, estaba cansado de fingir, amarrado y encerrado, pero no sabía con exactitud qué debía hacer para ser libre. Su esposo es todo para él. Lo amaba, pero ya ese cariño comenzaba a marchitarse porque sabía que su alfa lo estaba traicionando con alguien más.
—Señor Jeon —llamó uno de sus empleados—. El señor Kim Nam lo está esperando en la sala —agradeció la información mientras caminaba hacia el salón principal donde Kim Nam Joon, el abogado de la familia lo estaba esperando. Se miraron y el gesto frío del mayor no le gustó—. Nam, espero estés bien —el hombre no pudo evitar sentir pena por él. Conocía al matrimonio desde hace años, él mismo fue quien los casó.
—Lo estoy, espero que tú estés bien, Jung Kook. He venido porque ya tengo la información que me pediste —ambos escucharon la puerta ser empujada y miraron hacia atrás donde vieron a una de las empleadas entrar con una bandeja. El omega se había asustado por un momento pensó que su esposo había llegado antes a la casa.
—Disculpa —murmuró mirando a Nam Joon—. Este tema me tiene muy estresado —el alfa asintió mientras tomaba su maletín para entregarle el sobre con la evidencia—. Muchas gracias.
—Lo que necesites solo llamame, vendré enseguida — asintió con pena mientras se sentía observado por la empleada. No confiaba en ella de todas maneras—. Hasta pronto —dejó una suave palmada en su espalda antes de apartarse e irse.
Sus piernas temblaron cuando se encontró solo con el sobre en la mano. Por fin sabría quien era el omega con el que su esposo lo estaba engañando. Tomó una de las tazas de té que reposaban en la bandeja y se la llevó consigo a su dormitorio. La puerta cerró con un click, dejó la taza sobre la mesa de noche y se sentó en la cama.
Kim Nam Joon se había sorprendido esa vez que Jung Kook le pidió el favor de ayudarlo a investigar a su esposo y por el cariño que le tiene lo hizo, no podría ni imaginar a un alfa que no amara a un omega como Jung Kook, él haría todo por su omega, no era capaz de entender la maldad de algunas personas.
Sus lágrimas bajaron una por una mientras que miraban cada fotografía que el investigador privado de Nam Joon tomó. Antes dialogaba consigo mismo sobre si fue la mejor idea investigarlo, pero Chang Bin lo empujaba más cerca del acantilado. Ahora no estaba seguro de que haya sido lo mejor.
¿Qué vale más?, ¿vivir en la mentira sobre que todo está bien con sólo sospechas, pero no afirmaciones o vivir sabiendo que todo es una mentira porque ya sabes la verdad? Aunque Jung Kook pensaba en otra respuesta "dejar a esa persona que te engaña porque sabes que está mal lo que hizo y retomar tu vida con el corazón roto", solo ese pensamiento le hizo doler el estómago ¿Cómo dejarlo después de casi diez años en un compromiso donde se supone que es de amor y unión?
Todo era Jung Kook, la comida, la ropa, la casa, las visitas, los viajes, servir a su alfa, obedecer, fiel. Y eso era lo que más le mortificaba, ¿a cuenta de qué?
Secó sus lágrimas antes de regresar las fotografías al sobre y esconderlo en el cajón de su mesita de noche. Ahora no tenía tiempo de lamentarse y llorar. Los invitados de su esposo llegarían en tres horas y él aún no tenía nada preparado, no quería hacerlo enfadar, no tenía mente para regaños o dolores de cabeza, lo único que deseaba era terminar con la cena.
Se tomó una copa de vino antes de seguir atendiendo a los invitados. Abrir la puerta principal recibiendo a las visitas, siempre fingiendo esa gran sonrisa y los ojos cálidos, aunque él deseaba sentirse así genuinamente, sentirse como antes.
—Adelante, están como en su casa, Chang Bin bajará en un momento —había notificado como si él fuese el mayordomo de la mansión, pero no iba a discutir, él nunca peleaba con su esposo aunque le dijera palabras hirientes, él es el esposo perfecto que no cuestiona. Se encaminó hasta al dormitorio en la planta de arriba para avisarle a su alfa sobre el matrimonio y los demás invitados que acababan de llegar. Empujó la puerta mirando al mayor de espaldas frente al espejo—. Chang, te están esperando.
—Ya he oído que vinieron visitas, no soy sordo. Mejor ve abajo para que abras la puerta —Jung Kook asintió mirando a su esposo con su mirada en el móvil «Debe estar hablando con ella», pensó mientras se apartaba. Tomó paso hacia abajo y en las escaleras se acomodó el traje para abrir la puerta que volvió a timbrar.
Era el esposo de su amigo Kai y a su lado un hombre que no recordaba en la lista de invitados, pero que por varias razones se sorprendió de verlo ahí —Jung Kook ¡Qué bien te ves! —había exclamado Yeon Jun con una sonrisa.
—Lo mismo digo. Adelante —dijo para ambos hombres con una sonrisa, pero sus ojos no dejaban de mirar al alfa con el que seguía soñando a menudo.
—Jung Kook-ssi ha pasado un tiempo —había mencionado el otro alfa con una suave mirada.
—¿Un tiempo? —quiso bromear mientras sus ojos brillaban—. Has cambiado mucho, Tae-ssi.
—Los dejaré a solas —mencionó Yeon Jun al seguir el camino. Personas seguían entrando, pero por fortuna una de sus empleadas se acercó para atender a los demás recién llegados.
—No pensé que te volvería a ver —mencionó Jung Kook.
—No he fallecido —sonrió.
—No, disculpa, no fue eso lo que he querido decir —pero Tae Hyung rió despacio al acariciar el bello rostro del omega mientras que Jung Kook lo miró con sus mejillas rosadas. Su olor comenzó a percibir tan dulce que Tae Hyung se acercó más solo para sentirlo en él, su lobo había reconocido a quien le pertenecía el olor de chocolate blanco y sus recuerdos se habían hecho más vividos mientras miraba sus ojos mieles.
—No has cambiado nada desde la última vez que te vi.
—Sí... —balbuceó apenado—. Ha pasado mucho desde que te fuiste ¿Has estado bien?
—Lo he estado, ¿y tú qué tal?
—Bien —sonrió mirando a esos ojos casi sin creer que Kim Tae Hyung estaba de pie en el suelo de su casa. Su lobo se había sentido tranquilo mientras el tacto del mayor se acunaba en su rostro—. Volviste para ver a Kai. Me ha dicho que habías regresado hace un tiempo —la mano se apartó y el frío volvió a recaer en su cuerpo.
—Desde que nació Ha Rin había deseado conocerla, pero ahora me quedaré por un tiempo.
—¿Cómo para mudarte cerca? —Tae Hyung sonrió—. Disculpa si te incomodo...
—Nunca lograrás incomodarme. Es posible, pero por ahora me estoy hospedando en un hotel. Mi tiempo aquí dependerá de la duración en el que se desarrolle el nuevo proyecto de la empresa de tu esposo, me han incluido gracias a Yeon Jun —Jung Kook sintió su vista nublada por un momento al escuchar la dulce voz de Tae Hyung pronunciar "tu esposo", no quería dramatizar, pero eso no sonaba nada bien.
—Claro, eso explica por qué estás aquí, para la cena. Ya lo había olvidado.
—También he venido a verte —quería mantenerse sereno, pero esos ojos cautivadores no se apartaban de él, su olor a menta era tan vivido que su lobo había despertado ansioso por querer el toque del alfa. Kim Tae Hyung, su ex novio de la adolescencia—. Kai me había dicho que te habías casado, fue una sorpresa para mí saberlo, me alegro por ti.
—Sí... si, hace diez años que me casé, todo está muy bien —¿por qué tendría que decirle a su amor del pasado que su matrimonio estaba "muy bien", que quería darle a entender?, pero la mirada tranquila de Tae Hyung solo lo hacía sentirse cálido, como si pudiera decirle todo lo que pensaba.
—Me alegro que esté bien. Mereces que te amen —Jung Kook sintió un nudo en su garganta mientras miraba los ojos del alfa. Intentó no soltar alguna lágrima o expresión inadecuada.
—¿Kim Tae Hyung? —se había espantado al oír la voz de su marido—. No pensé que ibas a venir, habías dicho que se te presentó un asunto.
—El asunto se canceló, entonces decidí llamarle a Yeon Jun para asistir con él, como tampoco me diste la dirección en el caso de que esto ocurriese.
—Sí, eso veo. Ya parece que conociste a mi esposo —sentía repudio ante el toque de propiedad que se marcaba al tocarlo por su cintura y su calor tocarle el cuerpo para sentirlo más cerca, solo para demostrar siempre que era suyo bajo esa mentira que Jung Kook odiaba. Tae Hyung no estaba ciego y perfectamente se dio cuenta de cómo Chang Bin había cogido al omega.
—Lo he conocido, es un encanto.
—Lo es. Te invito a que pases. Jung Kook, cariño, por favor atiende a los invitados.
—Por supuesto —quiso no sorprenderse ante la obediencia de Jung Kook. Parecía un hijo acatando las órdenes de su padre, no parecía el mismo que había conocido, no cuando miró sus ojos tristes, los mismos que anhelaba ver con brillo en el pasado.
Durante toda la reunión, estaba más que incómodo, soportaba que otros vieran como él debía atender a Chang Bin, pero ahora que Tae Hyung estaba observando se sentía tan avergonzado de solo imaginar lo que estaría pensando de él.
—Jung Kook, no has traído el vino que te pedí.
—En un momento —mencionó al dejar de comer para levantarse de la silla para ir por el vino. Tae Hyung desvió su mirada hasta la cocina y la regresó solo cuando Jung Kook volvió. No iba a opinar, no era quien, para entrometerse y juzgar, pero dolía sin importar qué.
Una vez que la casa se hallaba vacía, Jung Kook terminaba de alistarse para dormir, mañana sería un día largo, no estaba con mucho humor después de tener que atender a tantas personas y luego ver su casa tan desordenada, era un dolor de cabeza.
—Jung Kookie —murmuró Chang Bin al sentarse en la cama más que cansado—, ven aquí —como un perro obediente dejó todo lo que hacía por ir hasta donde él estaba. Sacó un cigarro mientras que el omega se cruzó de brazos.
—No fumes cerca de mí.
—Termino en su segundo —mencionó levantándose para abrir la ventana y dejar que el humo saliera. Rodó los ojos, detestaba que fumara en su dormitorio y que después se atreviera a besarlo.
La sucia sesión de besos lo tenía cansado, jadear para terminar rápido, complacerlo para que ya no lo tocara en toda la noche, eso era precisamente lo que comenzaba agobiar.
Había gemido casi involuntariamente mientras que su alfa lo follaba, pero dolido. Entre ellos no existían más los juegos previos que a Jung Kook tanto le gustaban, ahora se sentía como el hueco de satisfacción de su alfa, deseaba tanto llorar, gritar, maldecir, pero solo se mantenía ahí, quejándose sobre la cama insatisfecho y demasiado frustrado como para soportar.
Había sido educado para seguir todas sus órdenes, casi sin tener una vida propia, sus decisiones no tenían valor, él no tenía voz en la mansión, solo era lo que su alfa deseaba, para eso nació le decía, pero la verdad es que Chang Bin fue lo único que conoció después de que Tae Hyung se fue a los Estados Unidos y al quedarse solo cuando sus padres fallecieron a sus veinte años.
Muchas gracias por leer 🤧💘
-: ✧ :-゜・.FairyWinB
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