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𝟐𝟗. 𝐍𝐮𝐞𝐯𝐨 𝐜𝐨𝐦𝐢𝐞𝐧𝐳𝐨 ᴘᴛ.1

JungKook.

No he dormido nada, estoy cansado, suspiro friccionado ambas manos en mi rostro. Ayla no ha despertado aún, el médico dice que está fuera de peligro, que tal vez este tan exhausta que necesita dormir. Llegamos al hospital de urgencia en medio de la noche, perdió mucha sangre, pensé que Klaus la había herido, pero no fue así.

Cuando SeungTae me dijo que Ayla había desaparecido, lo primero que pensé, fue que Gustav era el culpable, quise confrontarlo de inmediato, pero Franz me manifestó que fue Klaus quien se la llevó luego de herir sin intención y abandonar a Kathrin en la entrada de un hospital.

Por suerte ella se encuentra bien, estable, pudieron salvarla a tiempo y al igual que nosotros, bajo custodia. Una de las repercusiones de este asunto, es que se ha descontrolado, por lo cual la propia prensa amarillista se está regocijando del nuevo drama.

Fueron horas de locura para mí, impaciente y exaltado queriendo mover cielo y tierra para encontrarla. Gracias aquel mensaje que recibí con la ubicación pudimos rescatarla de las garras de Klaus que se salió con la suya y sigue prófugo. Intentó matar a Ayla, no estuve ahí para impedirlo, para cuidarla y más en estos momentos.

La puerta de la habitación se abre, es Lena, la madrastra de Ayla, me extiende un vaso pequeño de plástico con humeante café el cual lo tomo agradeciéndole el gesto, se acerca a la camilla y besa la frente de Ayla. Se asegura de peinar su cabello y camina alejándose un poco.

—¿Aún nada? —niego, bebiendo un sorbo del líquido caliente sin apartar la mirada de mi novia.

—¿SeungTae?

—Afuera, terminando de hablar por teléfono con sus hijos. Están muy preocupados.

Me olvidé del mundo entero cuando encontré a Ayla. No tenía cabeza para pensar en otra cosa que no fuese ella y su bienestar. Está a salvo ahora, estoy esperando que despierte, quiero llevármela lejos, quiero largarme de este maldito lugar y ser feliz de una buena vez.

SeungTae entra guardando el teléfono en el bolsillo de su pantalón. No ha querido despegarse de su hija y como yo, quiere que todo el peso de la ley caiga sobre Klaus y Gustav. Se acerca a la camilla, besa concienzudamente la frente de Ayla y se aleja al lado de su esposa.

—Hable con Namjoon —murmura— están más tranquilos, tus padres se encuentran en Seúl junto a Hyekio, estarán esperando noticias.

Asiento, cuando todo se calme llamaré a mis padres. Los extraño, necesito escuchar la voz de omma, desde que tuve ese recuerdo no paro de preguntarme todo lo que ellos sacrificaron por mí. Les debo la vida y mucho más.

—JungKook, deberías ir a descansar, no te has movido de aquí en dos días.

—Lena tiene razón muchacho, recuerda que el médico te recomendó descansar para no volver a tener este tipo de crisis.

—No, no me iré hasta que Ayla despierte.

—Nosotros vamos a estar aquí —susurra Lena— podrías dormir un par de horas y luego regresar —niego, ellos se miran— entonces traeré algo de comer, no has comida nada en horas.

Se lo agradezco y se marchan dejándome solo con Lala. Las ganas de llorar me atacan, estoy por levantarme cuando de reojo veo movimiento, por una milésima de segundo me digo que es solo mi imaginación, pero no, Lala se remueve otra vez, está intentando despertar. Me acerco a la camilla, me siento en la orilla y me inclino para estar más cerca.

Acaricio su cabello, su rostro, susurro su nombre despacio para que sepa que estoy a su lado, frunce el ceño, quiere llevar las manos a la cabeza y se las alejo para que no se haga daño al tener la vía en el dorso de la derecha. De a poco abre los ojos, le cuesta por la luz, está algo desorientada observando su alrededor, cuando conectamos miradas le sonrió, sus ojos se llenan de lágrimas, su mano se aferra temblorosa a mi brazo, solloza y yo la aferro a mi cuerpo.

—Tranquila, todo está bien, estás conmigo ahora —apenas tomo distancia, sostengo su rostro, beso sus mejillas empapadas, sus labios. Pensar que pude haberla perdido se me hace insoportable.

Intenta hablar, su voz es apenas audible, su cuerpo débil tiembla, no quiero que se altere, necesita estar en paz, todos lo necesitamos. Mi mano detrás de su cabeza y la otra en su cintura la obligan a que se recueste de nuevo sobre el colchón. Entrelazo nuestros dedos, mi pulgar acariciando su mejilla no dejo de mirarle.

—Kath…

—Ssshhh, ella está bien. No te preocupes.

Ladea su rostro sosteniendo mi mano que se encuentra acunando su mejilla y besa la palma cerrando los ojos, yo beso su frente, su nariz y junto nuestras frentes suspirando. De inmediato, le proporciono un poco de agua, Lena se había encargado de dejar una jarra con agua fresca. La ayudo a sentarse, bebe con apetencia, es cuando me cuestiono si Klaus la estaba matando de hambre o simplemente Ayla dejó salir su terquedad.

Dejo el vaso sobre la mesa al lado de la camilla, no ha dejado de mirarme, ni suelta mi mano, tampoco la voy a soltar. Le sonrió, inclinándome un poco.

—Hola.

—Hola.

—¿Cómo te sientes?

—Cansada, con mucho sueño.

—¿Por qué no me dijiste? —arruga su afligida expresión, no capta lo que le pregunto— sobre el embarazo.

Coloco mi mano sobre su vientre plano, ella abre sus ojos en sorpresa, llenándose de lágrimas de nuevo.

—¿Qué?

Comienza a balbucear palabras sin sentido, sale el nombre de Klaus dos veces, me preocupa cuando quiere levantarse sin cuidado, no debe hacer esfuerzos, el médico nos ha dicho que nuestro embarazo es de riesgo. Ayla ha pasado demasiado, fue muy fuerte soportando, cuidando y reteniendo a nuestro bebé.

—Tranquila nena, no debes alterarte, debes permanecer calmada, por favor.

La aferro entre mis brazos, está temblando, llorando, no quise que reaccionara así.

—Iba hacernos daño, JungKook, iba hacernos daño, él quería…

Le callo besando sus labios, acariciando sus mejillas, su cabello, seco con mis pulgares su lágrimas, la contengo, me rodea con sus brazos la cintura y espalda, esconde su rostro en la cuenca de mi cuello y nos quedamos así largos minutos.

—Pensé que lo sabías, pensé que, tal vez, te enteraste hace poco ya que no me lo dijiste —niega— pero debes descansar, tu cuerpo pasó por demasiado estrés. No hablemos de Klaus, no ahora. Lo único que me importa es que estás bien, estás conmigo, estamos juntos.

Apenas eleva su rostro quedando a escasos centímetros del mío, sonríe con lágrimas y un atisbo de ilusión en sus ojos.

—¿Tendremos un bebito?

Yo no puedo evitar sentir mis ojos arder también.

—Tendremos un bebito, mi amor.

Nos reímos atacados por la felicidad, Ayla avanza besando mis labios, le correspondo porque extrañaba besarla, sentirla cerca de mí. Mi corazón emocionado late muy fuerte dentro de mi pecho, no puedo evitar imaginarme los miles de escenarios ahora que sé, seré padre. Al igual que no puedo evitar que las negativas también aparezcan.

Escuchamos la puerta abrirse, apenas nos separamos vemos a SeungTae entrar, la sorpresa por ver a su hija despierta y con mejor semblante hace que corra hasta ella y la abrace conteniendo las lágrimas, me alejo para darles espacio. Él también ha estado muy preocupado por toda esta situación.

Agradezco que no haya estado presente en el momento en que la traje al hospital con ayuda de la policía, la visión de ella desmayada y llena de sangre, a cualquiera hubiera alterado. Aunque si estuvo cuando el médico nos dijo sobre el embarazo. Pensé por un momento que me reclamaría, me reprocharia y echaría la culpa de lo que le estaba pasando, sin embargo, solo me ha apoyado diciéndome que todo saldría bien.

—¿Cómo te sientes? ¿necesitas algo? —ella niega con una sosa sonrisa— ¿Te duele? —señala a su vientre.

—¿Estás decepcionado?

—Por qué lo estaría, mi lunita —peina el cabello de su hija mirándola fijamente— Taehyung y tú me harán el abuelo más orgulloso del mundo, estoy tan feliz y ni han nacido mis nietos aún —se ríen— quiero verte a ti feliz, eso es lo importante ahora.

Se recuesta del hombro de su padre, recibiendo de este caricias en su espalda. Se ve mejor despierta. Lena entra minutos después con una bolsa en sus manos, lo deja a un costado e igual de emocionada abraza a Ayla diciéndole lo contenta y preocupados que hemos estado por ella.

Agradezco también que no hayan mencionado sobre mi crisis, no debemos agregarle un problema más. No es nada, me encargaré más tarde de hacer alguna consulta rápida con un neurólogo o algo así. Por ahora, lo que más me importa, mi única prioridad es Ayla.

El próximo que entra en Franz. Tiene rostro cansado, está dividido entre la ardua búsqueda de Klaus, la condena de Gustav y al cuidado de Kathrin. Para mí no es sorpresa que esos dos estén en una relación, pero para los padres de ella que no lo aceptan fue todo un shock. Ha sido todo un shock incluso lo de hijo.

Se enteraron de la peor manera.

Se acerca a Ayla, la abraza con cuidado y le murmura lo contento que está por verla mejor. Al alejarse me mira, con un gesto de la cabeza me dice que quiere que salga de la habitación, seguramente para hablarme de algo importante. Asiento disimulado, se despide.

—Gukk, ¿a dónde vas?

Nos miramos con SeungTae, niega. Me acerco a Ayla sonriendo y besando su frente.

—Tranquila, no pasa nada. Solo iré a ver a Kathrin, avisarle que has despertado, ha estado preocupada y quería que le avisemos.

—Dile que iré a verla cuando pueda, ella está bien, ¿verdad?

—Si lo está, mi amor —murmuro, beso sus labios y la dejo a pesar que no quiere.

Hay un policía custodiando la puerta de la habitación, me alejo un poco por el pasillo, Franz mira ausente hacia el exterior a través de la ventana, estamos en un noveno piso, por lo que podemos ver los edificios de la ciudad. Esperamos otro poco en que SeungTae se nos une a la pequeña reunión que me tiene ansioso.

—Tenemos un rastro —habla— las cámaras de seguridad de una estación de servicio a las afueras de Berlín captaron a Klaus comprando algunas provisiones e incluso cargó combustible, cambió el vehículo, la policía de carretera está al tanto de detener a cualquiera con actitud sospechosa.

—¿Cuánto más debemos esperar?

—No te preocupes, sus padres se han enterado de todo lo que ha hecho, van a cooperar en lo necesario.

—¿Kathrin?

—Esta estable, por momentos está despierta y por momento cae en la inconsciencia por culpa de la morfina.

—Todo saldrá bien.

—Hay un tema que surgió está mañana —SeungTae y yo lo miramos expectantes— el abogado del señor Landrut quiere hablar contigo, JungKook.

—¿Sobre qué? No tengo nada de que hablar con ese señor.

—Solo pidió que te presentes cuando puedas a su oficina, no dijo más.

¿Y ahora que más?


He tenido que mentirle a Ayla sobre tener que marcharme un momento a casa para cambiarme de ropa, la verdad es que nos reuniremos con el abogado de Gustav Landrut para saber el tema pendiente que él tiene conmigo. Estoy harto de tener que ver con esa familia, solo quiero deshacerme de todo ese pasado del cual alguna vez fui parte.

Nos encontramos esperando en una sala de juntas, estoy inquieto por volver con Ayla, no quiero dejarla sola mucho tiempo a pesar tener la compañía de Lena. Se supone que está mejor, por lo que deberían darle el alta entre hoy y mañana. Aún falta que declare y no sé si sea bueno para su salud.

El abogado que conozco y ha trabajado con Gustav se presenta, nos sonríe, no parece sorprendido por saber que no soy Johan. Y me cuestiono cuánta gente está enterada de que no soy el verdadero heredero Landrut.

—Bien, me alegro que hayan venido, el señor Landrut me ha llamado desde la cárcel, ha tenido ciertas inquietudes ahora que está detenido, las acciones, tanto del casino como de los hoteles...

—No entiendo qué quiere ese señor conmigo cuando no somos nada. —espeto, SeungTae trata de calmarme con un ademán suave de manos. Mi paciencia tiene un límite y se está acabando.

—A eso iba, señor Jeon —sonríe, mirándome con condescendencia— como le decía, las acciones y actividades de la corporación de nombre Kurhaus ha tenido grandes bajas, sin embargo, hay una pequeña suma y otras posesiones que le pertenecen.

No entiendo, el abogado le pasa al mío unos papeles, él los examina, su semblante es de concentración, no veo algo más que me aclare de que está hablando. Me pasa una de las hojas dónde se establece una suma exorbitante de dinero y el traspaso a mi nombre real de unas propiedades.

—Sigo sin entender.

—Has trabajado buen tiempo en la administración, gran parte de las negociaciones con algunos inversionistas se hicieron gracias a usted —explica el abogado— a pesar del desfalco por parte del joven Johan, gran parte de las deudas han sido saldadas gracias a sus exitosas  intervenciones.

—Yo no sabía nada de eso.

—Lo sabemos.

—Esta bien, lo entiendo, pero eso no sería estar pegado a los problemas también.

Es SeungTae quien toma la palabra de forma calmada.

—Por derecho te corresponde una parte de las comisiones. Y no, no tienes nada que ver cuando estabas engañado y todo lo has firmado con el apellido Landrut.

Dejo el papel sobre la mesa señalando mi descontento. Sigo esperando una buena explicación.

—¿Entonces?

—El señor Landrut fue muy específico cuando se destino esa cantidad de dinero, a último momento cambio su testamento —hace una pausa para luego proclamar firme— Para Jeon JungKook y su primogénito.

Me quedo atónito, apenas nos hemos enterado sobre el embarazo, ¿cómo él pudo saberlo antes? El abogado nos facilita una copia de aquel documento donde expresa los nuevos deseos de Gustav Landrut, data de unos días atrás. El recuerdo de cuando me confesó toda la verdad viene a mi mente.

Él mencionó que quería que me casara, que engendrará un hijo para seguir con el apellido y el imperio Landrut Sin embargo, mi hijo tendrá el apellido Jeon, lo cual a él ni le conviene ni tengo idea de porque pidió está locura. Me deja desconcertado una vez más. Más recuerdos de sus tratos vienen, no soy su hijo, pero me ha tratado como uno y no quiero que eso debilite mi corazón por algo de misericordia cuando él no lo tuvo por mi familia.

—Yo no —suspiro con cansancio, llevando las manos a la cabeza.

—Piénsalo, JungKook —murmura SeungTae a mi lado— Ayla no podrá trabajar por un tiempo, tú tampoco, necesitan ese dinero por ahora.

—Lo pensaré.

Ayla.

Lena me ayudó a asearme y cambiarme de ropa, mirarme al espejo solo hizo que llorara de impotencia otra vez. Tenía un aspecto terrible, mi cabello estaba enmarañado y sucio, tenía ojeras marrones bajo los ojos, labios agrietados, piel demasiado pálida y opaca, no entiendo cómo que es Gukk me miraba como si fuera una de las maravillas del mundo.

El amor, el amor.

O tal vez estoy demasiado sensible por el embarazo. ¿Un embarazo? A decir verdad, jamás me vi siendo madre, no porque no quisiera, simplemente no estaba dentro de mis planes los últimos años. Y para ser sincera, todo eso terminó cuando, se supone, JungKook falleció. Ya no quería esa aspiración.

Levanto la tela de la camisa observando mi vientre plano, dentro tengo formándose una persona que no tendrá más que el tamaño de una semilla o un poco más. A través del espejo me pongo de perfil, en mi mente visualizando cómo será cuando me crezca la panza, cómo será sentirlo patearme, si será niño o niña.

Siento que no seré una buena madre, en estos momentos soy un manojo de nervios y llanto, cómo podré cuidar correctamente de un pequeño.
 
Veo hacia la puerta del baño, Lena fue a la cafetería a por algo de comer. JungKook vendrá en cualquier momento, me dijo que iría a cambiarse de ropa y buscar algunas cosas. Me muerdo el labio inferior por una idea que se me cruza por la cabeza, puede sonar tonto, no puedo evitarlo, suspiro acariciando mi vientre y sonriendo murmuro.

—Perdóname bebito, no sabía que estabas ahí, prometo cuidar mucho de mi salud para cuidarte a ti, ¿si? No permitiré que te hagan daño, confía en omma, ¿está bien? —Lena me mira enternecida apoyada en el umbral de la puerta, no me di cuenta en qué momento llegó— lo siento.

—No te preocupes, también le hablaba a mi vientre cuando estaba embarazada de Tomás.

Se supone que debería preguntarle a mi madre estas cosas, pero ella no está aquí, la necesito tanto. No obstante, Lena siempre se ha portado bien conmigo.

—¿Duele?

—¿El embarazo? —asiento— no es fácil, se pasa por muchos desajustes, un día eres feliz y al otro odias a medio mundo. —se ríe, contagiándome— es una experiencia agridulce diría yo, pero cuando lo tienes en tus brazos, todo se te olvida, aprendes tanto de ti como de él. —acaricia con ternura mi rostro, es unos centímetros más alta que to— no será fácil, Ayla, habrá mucho llanto y necesitarás armarte de mucha paciencia, pero al final del día, sentirás tanto amor que tu hijo será tu motor para seguir.

—Gracias.

—De nada, cariño —acaricia mi cabello que está atado en una suave trenza— ¿quieres volver a la cama? —asiento.

Me siento débil físicamente, tiene que ayudarme a caminar despacio, temo moverme de más y tener una perdida. No sé si lo resistiría ahora que comienzo aceptar todo esto. Él saber que tendré un bebé. Me acomodo en la camilla recostándome, Lena ayuda a cubrirme con las sábanas.

Afuera hay un radiante sol, estamos entrando en el verano, pero aún así siento frío. Estoy por preguntarle si sabe algo de JungKook o mi padre. No tengo manera de comunicarme con nadie mi celular no sirve, se rompió cuando lo dejé caer en el piso al escuchar el disparo que hirió a Kathrin. Esa escena no sale de mi cabeza, ni los momentos en que estuve al lado de Klaus, me atormentan demasiado.

La puerta es golpeada suavemente, Lena abre dejando ver el rostro de una mujer que conozco muy bien. Stefanie Meyer, la madre de Kathrin y Klaus. Entra cuando le digo a Lena que la deje pasar, la mujer sonríe forzada, me observa con lo que se me hace desdén, apenas se acerca dónde me encuentro, mantiene la distancia.

—¿Cómo se encuentra Kath? Me dijeron que está mejor.

Bufa, parpadea arqueando sus cejas. Comienzo a sentirme algo incómoda.

—Kathrin sigue luchando por su vida.

¿Qué?

—Me dijeron que...

—Pues ella estaría bien si no te hubiera conocido.

El silencio es cortante y súper desagradable.

—No entiendo.

—Pensé que eras una gran persona, me parecías tan bonita y adoraba a mi Kath feliz con tu amistad —su voz se va quebrando— pero no tenías porque inventar que mi Klaus hirió a su propia hermana, lo volviste loco, incluso enamoraste a Johan.

No sé que decir. Estoy sin palabras, a punto de colapsar.

—Johan no existe —mi voz se escucha débil, tiemblo de la rabia— su hijo y el señor Landrut engañaron a todo el mundo secuestrando y haciendo pasar a mi novio como Johan.

Niega, no quiere entender una realidad.

—Te exijo que no metas a mi hijo en tus locuras —se acerca peligrosamente— él es inocente de todo.

¿Locuras? ¿inocente?

Está mujer quiere morir.

—Su hijo me secuestro, hirió a su hermana y la abandonó en la puerta de un hospital y hay testigos que lo avalan —siseo de la impotencia— él fue participe de secuestrar a mi novio, de cambiar su identidad, no habrá robado dinero, pero hizo cosas muchos peores.

—Son puros inventos.

—Lárguese, no es conmigo con quién debe pedir piedad, pídalo a la justicia cuando condenen a su hijo.

—Váyase —Lena se interpone delante— le pido con el respeto que merece que se vaya, por favor.

—Usted no se entrometa, ni siquiera es su madre.

—No, no soy su madre, pero la considero como una hija, y de igual manera la voy a defender, así que se va por las buenas o se va por las malas. Usted decide.

Stefanie me mira con desprecio, Lena le pide una vez más que se vaya o le pedirá al guardia en la puerta que lo haga. Lo hace después de segundos de querer intimidarme con la mirada. Cuando la puerta se cierra me libero a llorar, atormentada por sus palabras y por todo lo que ha pasado. No tuve la culpa, no la tengo. Comienzo a sentir dolor, me quejo y Lena intenta ayudarme.

Me recuesto sosteniendo mi estómago, ella sale pidiendo ayuda, necesito a JungKook conmigo ahora.

La enfermera está tomando una muestra de mi sangre, la médica quiere controlar mi estado para darme el alta. Estamos esperando a la obstetra, ante mi pequeño malestar y sentir un dolor en mi vientre quiere hacer una ecografía para ver el estado del embarazo. JungKook está inquieto, muy molesto al enterarse que esa mujer vino a increparme.

No sé que le dijo, nadie quiere decirme, pero no sé quedó callado lo cual derivo en que el padre de Kathrin, Georg Meyer viniera a pedirme disculpas personalmente ofreciendo también de su colaboración para lo que necesitemos, está dispuesto a entregar a su propio hijo para que pague por todo lo que hizo.

Le enfermera se va cuando tiene todo, nos avisa que esperemos a la obstetra que vendrá en cualquier momento. JungKook se acerca suspirando, desde que llegó, también lo noté pensativo.

—No debí dejarte sola.

—No estaba sola, estaba con Lena. —sujeta mi mano, besa el dorso y lo apoya en su mejilla mirándome— va estar todo bien, vamos a estar bien.

Le sonrió, pero al parecer no es suficiente para él ni para quitar su preocupación. Lo atraigo para besar sus labios, se deja, sabe que le gusta. Sonreímos entre medio del beso, jadea cuando muerdo su labio inferior y me reprocha en voz baja antes de que la puerta del consultorio de abra.

La obstetra seguido de otra chica más joven entran, nos saluda y le da algunas indicaciones a la que es una residente. Mis nervios aumentan mientras prepara todo, se me hace tremendamente pesado la espera.

—¿Preparados papis?

Mis ojos se llenan de lágrimas, JungKook aprieta mi mano con un poco más de fuerza al darse cuenta de que estoy temblando del miedo o la ansiedad.

—Mi novia está muy nerviosa, ya sabe, no ha sido fácil.

—Lo sé, tranquilos, vamos a monitorear a ver cómo se encuentra todo.

Levanta mi camisa, coloca un gel sobre mi vientre que me hace estremecer por lo frío que esta, todo es silencio cuando pone el dispositivo contra mi piel con cierta presión que no lastima, solo escuchándose nuestras respiraciones y un pequeño zumbido proveniente de la máquina encendida.

Por mi postura semisentada en la camilla, puedo ver la pantalla con claridad. No entiendo nada, es una imagen que se mueve, pero no tiene forma, hasta que la voz en tono positivo de la doctora se levanta.

—Aquí está —marca con el índice en la pantalla una pequeña mancha blanca que sobresale de lo negro— es pequeñito y se mantiene aferrado a la vida —jadeo de emoción, ella sintió mi estremecimiento— no te preocupes, Ayla, todo está bien.

—¿Podríamos saber el tiempo? —pregunto con mi voz en un hilo.

—Claro —teclea, sigue moviendo el pequeño dispositivo un poco más y lo quita dejándolo en el aire— son... diez semanas de gestación. Estamos entrando al primer trimestre.

—¿Eso es bueno?

—Si, muy bueno, los primeros tres meses son los cruciales, cómo dije, está aferrado a la vida, mayormente ante el estrés que Ayla ha pasado un aborto espontáneo es muy normal, pero ambos son fuertes y si siguen al pie de la letra los cuidados correspondientes, será un embarazo con buen termino —es un alivio escuchar eso— sin embargo, siguen en riesgo, deberás tener reposo absoluto incluso pasando los seis meses.

Asiento, haré lo posible por no moverme, hice una promesa, cuidare de mi bebé a toda costa.

—¿Están listos para escuchar los latidos de su corazoncito?

Siento que voy a desmayarme, es muy emocionante encontrarme en esta situación que pensé jamás sucedería. Es un nuevo comienzo para mí, para nosotros. Estoy lagrimeando en cuanto nos miramos en complicidad con JungKook y asentimos. Aún no puedo creer que yo esté creando una vida dentro de mí. Es como un bonito sueño del cual voy a despertar en una realidad que no quiero.

Un ruido fuerte y rápido abarca todo el espacio, mi mano libre cubre mi boca ahogando un sollozo cuando escuchamos los latidos del corazoncito de mi bebé. Es una sensación indescriptible y a juzgar por el semblante de JungKook y su mano que sostiene la mía con fuerza impidiendo que ambos temblemos, está igual o peor de emocionado que yo.

Es cuando caigo en cuenta de la realidad, de que pude haber muerto, de que estaría dejando solo a JungKook cuando nos prometimos ser el para siempre del otro. Y aunque él no lo recuerde, haré todo lo posible para recuperarlo, para obtener la felicidad que me arrebataron hace dos años. Estoy decidida a ello.

Eeeeaaaaaaa, hay bebito o bebita 🤭🤰🏻👶🏻🍼

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