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𝟐𝟕. 𝐃𝐫á𝐬𝐭𝐢𝐜𝐚 𝐝𝐞𝐜𝐢𝐬𝐢ó𝐧.

Dos años atrás.


Hospital General de Seúl, jueves por la noche, la guardia parece revolverse por la llegada repentina de varios pacientes debido a un accidente automovilístico en las cercanías del área. El equipo médico comienza a desplazarse rápidamente alrededor de la camilla donde un cuerpo yace realmente lastimado, con heridas profundas y alguna fractura que atienden de inmediato.

—Hombre desconocido de veinticinco, veintiséis años de edad, con laceraciones craneales, heridas por incrustaciones de vidrio, esguince en la extremidad superior izquierda, perdida de mucha sangre y escasos signos vitales.

El parte de uno de los paramédicos ayudó a que los profesionales pudieran realizar los métodos de primeros auxilios mientras el quirófano se preparaba para una cirugía de emergencia. Debían llevar al paciente desconocido así no se supiera la identidad de este, pues podía salvarse si se trataba a tiempo. Sin embargo, el trabajo de la policía hizo que pronto se supiera al encontrar los documentos del chico.

Jeon JungKook había llegado al hospital casi sin vida de no ser por el arduo trabajo de los socorristas.

Dos jóvenes desesperados habían llegado luego de que se les avisará a través de una llamada sobre el accidente que había afectado al pelinegro, preguntaron por él en el mesón de entrada. Una enfermera amablemente les comunicó que se encontraba en cirugía y que debían esperar a que algún médico a cargo saliera a dar noticias ya que ellas no sabían casi nada.

Yoongi y Namjoon esperaron sumidos en una ansiedad aterradora por saber sobre la salud del chico. Rogaban que todo saliera bien y se haya tratado de algo leve. Ya que no creían que los padres del chico ni su novia soportarían una noticia negativa si todo salía mal. No obstante, se habían comunicado con Soah y Junho, estos encontrándose de inmediato en camino hacia Seúl. Mientras que Ayla era la única que no contestaba su teléfono.

Namjoon fue quien prestó atención al ver a un médico en particular llegar a la sala de espera con una planilla en sus manos creyendo escuchar el nombre del pelinegro. Se levantó apresurado, dirigiéndose hacia el profesional y preguntándole por su amigo.

—¿Son familiares?

—Mi mejor amigo y cuñado —señaló Yoongi. El médico dudó un poco ya que el protocolo indicaba que solo debería darse información a la familia cercana.

—El paciente se encuentra estable, debimos operar una hemorragia interna que ponía en peligro su vida y causó un paro cardio respiratorio, presenta una fractura en el brazo izquierdo y fuertes golpes en todo el cuerpo —para ellos no sonaba bien.

—¿Podemos verlo?

—Por ahora no, debemos mantenerlo en terapia intensiva bajo constante observación.

—¿Qué significa eso? ¿Se va salvar?

El médico cirujano los miró con seriedad.

—El estado del paciente es delicado, pero ha podido resistir una cirugía complicada sin problemas, es fuerte y esperamos que pronto se recupere y despierte.

—Eso quiere decir que puede salvarse.

—Claro que si, solo es cuestión de tiempo.

Ambos jóvenes agradecieron al hombre la información. Sintieron algo de alivio al saber el parte médico de JungKook. Ellos pudieron contarle a los padres de este minutos más tarde cuando arribaron con extrema preocupación, que la operación había salido bien y solo debían esperar.

Gustav había escuchado el alboroto de aquel accidente ingresando al hospital cuando fue a buscar un vaso de café para mantenerse despierto. Había quedado estupefacto, inmóvil colocándose sumamente pálido cuando vio al chico pelinegro pasar encima de aquella camilla.

A pesar del rostro lastimado e hinchado, vio el terrible parecido de su hijo Johan con ese desconocido. ¿Qué tan cierto era eso de que en el mundo todos tenemos un gemelo perdido?

—¿Estás seguro?

Respiraba con dificultad sosteniéndose la cabeza con ambas manos, el chico parado frente a él lo miraba con incredulidad, confundido. Había vuelto hacia el piso donde se encontraba la habitación en la cual Johan estaba hospitalizado desde hace semanas y le había contado a Klaus lo que presenció en la entrada del nosocomio.

—Fue como revivir el momento en que entraban a mi hijo.

Murmuró temblando. Gustav no había sido participe de las primeras horas del accidente de Johan, sino que le avisaron horas más tarde desde un país muy lejano que su hijo estaba internado en estado de gravedad. Así que voló junto al mejor amigo de su hijo a quien también consideraba como uno. Era el único en quien podía confiar luego de descubrir un lamentable hecho que comenzó a llevar en declive su imperio.

Gustav se irguió en su asiento, llevó la cabeza hacia atrás apoyándola de la pared de cerámicas blancas en aquel frío, vacío y desolador pasillo. Tragó saliva duramente, sus ojos ardían ante las lágrimas en lo que atronadores emociones lo atacaban con pensamientos intrusivos que no lo dejaban en paz.

—Debo averiguar.

—¿Averiguar qué?

—Sobre ese chico.

Klaus miró al mayor sin entenderlo, lo detuvo sin decirle nada, esperando una mejor explicación de lo que tenía en mente. Gustav parpadeó casi que suplicándole.

—Acompáñame, conozco a alguien que puede proveernos información.

El chico dubitativo y sin chistar lo siguió, de todas maneras, no podía hacer mucho, Johan no se iría a ningun lado al estar postrado en una cama con varias máquinas alrededor que lo ayudaban a sobrevivir.

Eran extranjeros en un país en el que ninguno estaba familiarizado con el idioma o las costumbres. Gustav apenas sabía un poco ya que había aprendido por parte de su difunta esposa que era coreana, sin embargo, conocía a uno de los médicos que casualmente atendía el caso de su hijo y que podría ayudarle ante lo que su mente maquinaba.

—¡¿Están locos?!

Klaus se sentía completamente impotente con el pasar de los minutos en que escuchaba la locura de esos dos.

—Entiende que puede ser lo único que me queda, Klaus —volteó hacia el médico cirujano, este les había proveído el informe detallado del paciente y había escuchado con atención la jugosa propuesta del magnate alemán— acaso hay una oportunidad para mi hijo, ¡¿Dime?!

—Sabes que Johan tiene muerte cerebral, no habrá nada que lo levanté y llegase a despertar con un milagro, necesitará asistencia de por vida.

Gustav miró expectante a Klaus a su lado, este último demasiado renuente a aceptar una locura como la que estaban organizando. Le dolía demasiado lo que había ocurrido, pero su mejor amigo se lo había buscado. Solo pensó en su hermana quien no sabía absolutamente nada de ese viaje repentino.

—Lo debo hacer, sabes que no puedo dejar a mi empresa sin heredero ahora que tenemos ese problema económico por culpa de Johan —hizo una pausa— él sería mi heredero, si se va, perderé todo lo que he construido y tú también.

Debía admitir que tenía razón.

—Lo sé, Kathrin tampoco lo soportaría.

Ambos compartieron una mirada cómplice, Klaus con todo el dolor de su alma asintió mirando a Gustav, este con una sonrisa de alivio miró al médico.

—Hazlo, Sanwoo, te pagaré el triple y una entrada a cualquier parte del mundo, serás inmensamente millonario si solo cambias los cuerpos y le dices a esa gente que el chico no soporto.

El hombre suspiró, tentado por aquella propuesta que lo salvaría de muchas deudas. Les advirtió que se mantuvieran alejados hasta nuevo aviso, debería encargarse de algunas cosas antes del intercambio.


Klaus respiro hondamente antes de colocarse el cubrebocas, siguió al enfermero ingresando a una determinada habitación en el segundo piso. Era la más apartada y dónde se supone el cuerpo de ese desconocido parecido a su mejor amigo yacía descansando.

Les había costado colocar a ambos en un solo lugar y que nadie más se diera cuenta. Para suerte de ellos, ya habían declarado la muerte del tal JungKook a la familia de este. Pero para su mala suerte y remordimiento eterno había visto de lejos a esa gente derrumbarse, llorar y gritar llenos de dolor la muerte de su hijo y amigo.

Una escena que jamás olvidaría.

Estaba atónito, el parecido entre su amigo y ese chico era sorprendente, salvó por algunos detalles que podrían fácilmente cambiar en un futuro, aún así era impactante. Volteó, observando las pertenencias del otro dentro de una bandeja de plástico en una esquina.

Entrecerró los ojos percatándose de un objeto redondo brillante, suspiró sujetándolo entre sus dedos enfundados por guantes blancos descartables. Un anillo de compromiso. Sintió escalofríos de tan solo pensar que significaba eso.

Se dirigió al cuerpo inerte de Johan que aún respiraba con ayuda de una máquina, que pronto sería apagada. Con sumo cuidado depósito aquel pequeño objeto en la palma de su helada mano, sus ojos se colmaron de lágrimas porque esa sería la última vez que volvería a ver a su compañero de juergas.

—Lo siento hermano, esto lo hacemos por la familia.

Acarició la cabeza vendada de Johan, giró hacia la otra camilla un poco más alejada, donde el tal JungKook se encontraba estable. Este también llevaba una venda alrededor de la cabeza a causa de la operación que tuvieron que realizarle por la inflamación cerebral que había dejado el accidente.

Esperaba que todo saliera bien, porque de haber un solo error, estarían cometiendo un grave crimen que los llevaría no solo a la quiebra, sino a la ruina entera.

—Bienvenido a la vida Johan.


Estaba dudando mucho de si publicar esta parte de la historia, pero era necesario al fin y al cabo.

M

e complace decirles que una sola persona logró descifrar lo que pasó al principio de la historia, en un comentario en el capítulo 2 o 3 🤭 Aunque no a detalle.

Enjoy it! 🥰

💜💜💜

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