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𝟏𝟗. 𝐃ó𝐧𝐝𝐞 𝐩𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐞𝐳𝐜𝐨.

❝Han pasado tantos días, estás dónde perteneces, por favor no me hagas esperar. He estado sintiendo por tu amor.❞
Don't make me wait - Sabrina Claudio.
•••

¿Pero él está bien?

Si lo está, está más contento y risueño, me ha comunicado un poco de lo que tiene pensado hacer cuando volvamos a Alemania.

—Si, Soo, él está bien.

No veo la hora de verlo, de abrazarlo, de reencontrarnos —se nota el entusiasmo en su voz— de todas maneras no me reconocerá.

—Sabe quien eres, le hemos contado de ti y de TaeHyung.

Estamos de camino hacia la casa de vacaciones en Chuncheon. Son de cuatro a seis horas de viaje y ya hemos recorrido la mitad. Nos detuvimos para cargar combustible y comprar algo de snacks. A JungKook se le antojó algo dulce y a Soah se le olvidó empacar algo así. Mientras lo espero junto a Bam, que camina por la fraccion verde a un costado del autoservicio, hablo por teléfono con Soojin.

La mayor parte de la familia Jeon ya sabe las nuevas. Todos están sorprendidos, atónitos y alegres por la noticia. Quieren verlo, quieren saber de él y varias de las tías e incluso las abuelas lo llamaron cientos de veces, por obvias razones no respondió a nadie y Junho le manifestó que él se encargaría de comunicarles todo.

Los padres de JungKook se nos unirán mañana, esperarán a que Soojin y Taehyung lleguen a Busan para llegar todos juntos. Mientras tanto, seremos nosotros tres. Tal vez sea bueno, podremos hablar, pensar en lo sucedido, decidir que haremos después de que toda esta locura termine. Cómo dije, no lo dejaré solo. Lo amo, estoy muy segura de lo que siento y quiero. Es ahora en que debemos apoyarnos mutuamente demostrando que este amor es invencible.

Suenas a estúpido cliché de telenovela mexicana.

Cállate, que a ti te encanta más que a mí.

Yo no dije lo contrario, solo nos escuchamos patéticas.

¿Soy patética por estar perdidamente enamorada de un hombre que no me recuerda, pero no puede apartarse de mí? Si, estúpida e irrevocablemente enamorada de Jeon JungKook. Hace unos minutos corte con Soo, estoy sonriendo sola por tener una pequeña discusión conmigo misma, JungKook me observa extrañado pasando su mano frente mi rostro. Me he perdido en alguna clase de viaje astral.

Antes de que pudiera decirme algo, de puntitas de pie le robo un beso pequeño, me río de su cara de tonto, de sus mejillas sonrojadas, de su conducta tímida que no corresponde con su impresionante apariencia de chico malo. Bam nos contempla frente a nosotros jadeando con la lengua afuera, parece que sonríe, hace la acción de querer saltar, sus orejas se mueven y yo con un gesto de mi mano le pido que me siga.

—¿Nos vamos? —me muerdo el labio, coqueteando. Él está confundido. Debe pensar que estoy loca, la realidad es que estoy feliz. No sé porque.

Nos subimos al auto tomando nuestro respectivo puesto. Junho le había regalado un Volvo a Soah cómo regalo de aniversario, había ahorrado unos tres años para ello, JungKook lo sabía solo que ahora no lo recuerda. Quiso que viajemos cómodos, ellos lo harán con la vieja camioneta con la que Junho trabaja gran parte en el bar. 

Coloca la bolsa con el logo del autoservicio en medio de nosotros. Bam detrás se recuesta a lo largo del asiento cubierto por una manta para no arruinar el material de cuero. Reviso el contenido encontrando cuatro triángulos de gimbap, un nongshim —galletas de camarón en forma de papas fritas— unas galletas de chocolate que amo por su sabor, agua mineral y lo infaltable que me sorprende, dos botellitas de leche de plátano.

—¿Esto?

—No sé me llamo la atención —se encoge de hombros— allá en Alemania no había de esto. Supongo que es delicioso.

Si tan solo supiera que este y el de almendras son sus favoritos.

—Prueba entonces.

Lo sostiene, lo abre y bebe un sorbo, arruga su entrecejo dando su veredicto en un ruidito de satisfacción salido de su garganta. Me río por su graciosa reacción. Le encantó. Le extiendo un gimbap, lo toma dándole un mordisco pequeño, otra buena reacción que me hace sonreír, es como un niño pequeño en una dulceria cuando sus mejillas se redondean por la comida que mastica, hago lo mismo obteniendo su fija mirada.

Hace eso desde que nos reencontramos, me escudriña con suma curiosidad, como queriendo grabarse cada detalle de mi rostro o aprenderse mis expresiones. En otro momento, estaría sonrojada ante esos ojos oscuros de cervatillo fijos en mi persona, pero ahora solo me siento halagada por acaparar toda su atención. Me hace sentir empoderada, excepcional.

Procede a salir del estacionamiento una vez terminamos de comer, toma la carretera no tan asediada de autos, solo unos pocos. Salimos muy temprano por la mañana, así que si mis cálculos no se equivocan estaremos llegando para las cuatro de la tarde. Incluso llevamos provisiones de comida para estos tres días en que nos quedaremos.

Enciendo la radio a un volumen bajo, reviso las notificaciones en mi celular, puedo sentir su mirada de reojo. Se ve inquieto queriendo decirme algo, sin mover mis ojos de la pantalla de mi celular llevo mi mano hacia su cuello el cual acaricio, a su mejilla, él sujeta mi mano y la besa fugazmente causando que nos miremos. Suspira volviendo su atención al camino.

—Hace rato quiero preguntarte algo —me acomodo en el asiento de costado de modo que pueda verle mejor— es sobre el pequeño tatuaje que tienes, ¿qué significa?

Él solo recuerdo de esa historia me lleva a esa ocasión en dónde bajo las artificiales estrellas y vía láctea me beso, dónde hicimos una clase de pacto, la de ser el Sol y la Luna. Irónico es la situación actual dónde por dos años, que se nos hizo eternos no han separado y ni aún así lograron acabar con esto que creo es amor. Nos hemos buscado encontrándonos volviendo apostar por mucho más. 

—¿Sabes la historia de amor del Sol y la Luna?

Asiente pausado pensativo. Está atento al camino a la vez que gira apenas su cabeza para mirarme, mi mano se mantiene sobre la parte trasera de su cabeza jugando con sus cabellos.

—Tengo entendido  que ambos astros se amaban, pero por alguna razón no podían estar juntos así que debían estar separados por la eternidad —su voz comienza a perder fuerza al darse cuenta de la ironía que nos rodea— pero se encontraban a escondidas para amarse intensamente.

—Pues el Sol y la Luna nos representaba —murmuro— tú dabas calor y seguridad a mis días, yo iluminaba tus noches oscuras.

Nos quedamos en silencio por un rato, suena bastante descabellado adoptar una leyenda para volverse propia de una historia de amor. Pero nosotros lo veíamos como algo romántico y utópico, cómo algo original, sin embargo, es increíble lo real que se volvió. Por la maldad, el egoísmo malintencionado de un tercero nos separaron al punto de hacernos sufrir hasta el alma preguntándonos si realmente nos lo merecíamos.

Nos detenemos frente a un semáforo en rojo, JungKook aprovecha para sujetar mi rostro y besarme. Es un choque de labios, pero es intenso mezclado con el sabor de una pronta promesa a largo plazo.

—No van a lograr separarnos otra vez —ahí esta— saldremos de esto juntos, cuando todo esto termine seguiremos con los planes que teníamos para nuestro futuro, tengo fe de que recuperaré la memoria muy pronto. —su nariz acaricia la mía, un beso más que compartimos antes de que el auto detrás nuestro nos toque bocina.

Algo me dice que nada se nos pondrá fácil.

Que pesimista.

Lo siento en el fondo del corazón, es como una imprudente premonición de que volveré a perderlo de nuevo, o que yo seré la que se irá.

Bam está inquieto, yo estoy incómoda porque el muy atrevido juguetón decidió subirse sobre mis piernas con la intención de sacar la cabeza por la ventana para sentir el aire, su lengua y orejas se mueven de forma graciosa, JungKook se ríe de nosotros. Es pesado y por más que quiero acomodarlo no me lo permite, un perro de las proporciones de Bam no coinciden conmigo que soy mas pequeña que él y su dueño juntos.

No falta mucho para llegar, hemos alcanzado la zona rural. Según tengo entendido, la casa queda en una propiedad privada conocida como Lake 192, está rodeado por un lago y montañas verdes que a simple vista se ven hermosas, el hecho de que estemos en primavera hace que la vegetación sea abundante, que el aire sea un tanto más limpio que en la ciudad de Seúl logrando que respirar sea todo un disfrute. De repente, siento la emoción en mi cuerpo por llegar y ver el lugar.

Las casas están algo alejadas la una de la otra, son grandes, tienen una bonita estructura, la nuestra no se queda atrás, es hermosa, gigante de dos pisos. Nos miramos con JungKook cuando nos percatamos que la propiedad es más grande de lo que pensamos, Bam es el primero en bajar. Hay mucho espacio verde, la casa está literalmente al lado del lago donde también tiene una casa flotante de madera donde definitivamente me imagino a mi primo Jin pescando. Hay otra pequeña propiedad detrás que no nos molestamos en ver porque lo haremos luego.

—El amigo de tu padre debe ser alguien de dinero, porque esto no es una simple cabaña.

Tiene la boca entreabierta, fascinado por la vista. El atardecer no está tan lejos, así que una vista desde este lugar sería magnífico, romántico e increíblemente de película.

Bajamos las valijas, la parte superior de la enorme casa contiene cuatro habitaciones muy bien iluminadas y equipadas con muebles minimalistas, con sus baños incluidos —decidimos tomar la del extremo donde tenemos vista a las montañas— también hay una terraza con espacio para parrilla que incluye un jacuzzi y una sala de karaoke que tiene un comedor bajo. Todo es hermoso y cómodo. Lujoso debo destacar.

Hemos comenzado a organizar las provisiones. Bam está tremendamente feliz al tener un enorme espacio para correr, hemos traído la mayoría de sus cosas también. Las nuestras ya se encuentran acomodadas en la habitación en que nos quedaremos. Ambos tomamos un baño por separado estando más cómodos, mi cabello aún está húmedo, me dirijo a la cocina para hacerme un té, bajando la escaleras doblo el pasillo, las paredes son de vidrio por lo cual puedo ver lo que pasa afuera.

JungKook está sentado afuera, lleva un hoodie y un pantalón de chándal, parte de su cabello azabache se mueve por la brisa de la tarde, sus pies están descalzos tocando el verde pasto, admira en silencio el hermoso atardecer que presenta el cielo en colores anaranjados y celestes a causa de algunas nubes esponjosas. Desde que supo el resultado del ADN y vio las tomografías de su cabeza ha estado distante en sus propios pensamientos. Hay cosas que no me dice, se las guarda y me preocupan un poco porque quiero ayudarlo.

Salgo afuera quedándome un momento parada en el portal, Bam está recostado a su lado, respiro profundo tomando valentía para acercarme a él, no sé porque tengo miedo. Me siento a su lado entrelazando nuestras manos, él aprieta nuestro agarre y en silencio admiramos la quietud del lago, la del paisaje que aquel hermoso lugar nos regala, la del atardecer soñado.

—Nunca pude tocar a Kathrin.

¿Qué?

No sé si acabo de escuchar equivocadamente malinterpretando sus palabras o realmente lo que dijo es cierto. Solo me encuentro admirando su perfil, esperando por una explicación congruente que me permita dejar de contener la respiración. Voltea con algo de timidez su rostro para verme a la cara, está pensando que decirme porque sabe que su comentario me impacto. Y no es para menos, me estoy impacientando cuando se queda en silencio ignorándome y admirando lo que tiene en frente.

—Desde que desperté del coma jamás pude estar íntimamente con ella, jamás pasaba de besos —suspira hablando con incomodidad— por más que lo intentaba —volteo mi rostro mirando el pasto bajo nuestros pies— no podía, incluso cuando ella intentaba, no podía ceder —ríe entre dientes aún con sus ojos en el frente— ni con ella ni con ninguna otra mujer.

¿Debo sorprenderme? La verdad es que lo estoy. JungKook no es feo, tiene mucho atractivo, es amable y simpático, toda persona que se le acerca queda embobada ante su arrolladora personalidad. Incluso siendo Johan tenía más propuestas que cuando el verdadero vivía. Pero esto… Esto es demasiado para mí.

—Tal vez no podías porque el accidente causo ciertos problemas o porque estabas más pendiente de tus malestares.

—Lo dudo —gira su rostro para mirarme, le correspondo— eres la única mujer que me causa querer ceder todo el tiempo —trago saliva, nerviosa, él sonríe ladino— te lo demostré en ese cuarto de hotel, ¿recuerdas?

Jesús, María y José.

Mis mejillas automáticamente se sonrojan, lo sé porque siento el calor de a poco subir por mis extremidades, mi interior es una atosigante marea de emociones chillonas cuando recuerdo que esa noche me besó con hambre, que estaba cubierto con tan solo una toalla dejándome admirar parte de su cuerpo desnudo y que de una buena manera pude sentir su emoción erguirse.

Vuelve a reír por mi expresión atónita llena de vergüenza, me embelesa su sonrisa de dientes perlados, su nariz arrugada que se redondea y hace que sus ojos se achinen mostrando sutiles pliegues a los costados. Niega con la cabeza mirando al frente, suspira tomándome por sorpresa cuando besa mi pómulo apretando mi mano entre la suya.

—No te preocupes, con tanto en la cabeza no tengo ganas de sexo, no lo siento necesario cuando sé que entre nosotros sucede algo mucho más intenso.

Me muero del amor, dile que si a todo.

Escondo entre la cortina de cabello que cae por mi rostro una tonta sonrisa que se me escapa. Nos quedamos en un cómodo silencio otra vez, disfrutando de la paz que se respira a nuestro alrededor. Mi cabeza se apoya en su hombro y él la reclina sobre la mía, aprovecha la cercanía para besar mi nariz y labios, en ningún momento me suelta.

Hemos decidido ver una película. Cocinamos algo rápido para acompañar la velada, menos mal quedaron algunos snacks que Kook había comprado en la estación de servicio. Bam no quiere entrar, afuera hay mucho viento y al parecer está por llover. JungKook lo llama, Bam cómo siempre no le hace caso por lo cual está rezongando en voz baja. Me rio aumentando su mala cara que me divierte besar.

—Deberíamos revisar la casa flotante, hasta ahora no lo hemos visto.

Pasamos la tarde mirando el atardecer. Solo hemos recorrido la casa, y para ser sincera no me causa interés revisar las demás, pero JungKook insiste en que lo acompañe.

—Luego —le grito desde la cocina colocando agua a calentar en la jarra eléctrica.

—¡Llueve! —grita. Sonrió divertida ignorándolo, preparo la taza y las hebras de té en el pequeño colador. Puedo ver por la pequeña ventana de la cocina que, en efecto, está lloviendo— ¡Bam! ¡No, la ropa no!

—¿Qué?

Volteó hacia la puerta corrediza mirando hacia afuera, JungKook corre detrás de Bam, este lleva en su hocico su camperón Fila, no se detiene y ambos se están mojando. Comienzo a reírme porque me recuerda a cuando los conocí. Salgo hacia el portal cruzándome de brazos mientras observo la cómica persecución. Está vez no voy a intervenir.

Los dos se pierden hacia la casa flotante, me preocupa que con el piso mojado de madera, JungKook se caiga y se lastime. La lluvia cae un poco más fuerte, el cielo de noche tiene tonos en violetas que se vuelven rosa con los refucilos iluminando todo. Ellos no aparecen, todo se encuentra en completo silencio y por un momento, mi mente se imagina que cayeron al lago.

Sería una estupidez ya que JungKook si sabe nadar, pero de todas maneras mis pensamientos son demasiado negativos, por lo que, entró de nuevo para agarrar un paraguas y salir en la búsqueda de esos dos. Mi preocupación aumenta al no obtener una respuesta cuando los llamo a viva voz. La simple idea de volver a perderlo me aterra.

Siento mi respiración agitada, mis ojos se nublan de lágrimas pensando que tal vez se desmayo y cayó al lago ahogándose. Camino sobre los tablones con apuro, está todo oscuro, vuelvo a gritar su nombre y es cuando suelto un grito de espanto soltando el paraguas cuando el idiota este decide asustarme.

Se carcajea como un psicópata, arquea su cuerpo hacia atrás burlándose de mí. Mi corazón late desenfrenado dentro de mi pecho por las emociones cambiantes en tan solo minutos. Estoy a punto de llorar y él se da cuenta cuando ve el puchero en mis labios, quiere acercarse a consolarme y lo empujó.

—Perdón, perdón, bonita.

—¡Suéltame!, eres un idiota, sabes las cosas horribles que pensé —esta serio mirándome— pensé que te habías desmayado y caíste al lago ahogándote.

Se queda en silencio, apenado, Bam está detrás mirándonos con su cabeza ladeada. Doy media vuelta para volver a la casa. Intenta detenerme y se lo impido con una mirada asesina. Él se queda atrás y decido seguir mi camino… escondiéndome por un momento, lo escucho suspirar, murmurar algún reproche para si mismo y al cabo de un minuto creo, sale.

Grito saltando delante suyo, me río por su rostro de horror, apenas dio un respingo del susto porque a Jeon JungKook cuesta impresionarlo.

—No es justo, eres mala.

—Eso te pasa por burlarte de mí.

Asiente, jugando con la lengua en el interior de sus mejillas. Sus ojos reflejan alguna clase de venganza y sé que no terminará jamás porque yo no le dejaré ganar. Un trueno en medio de la lluvia que se hace más intensa me asusta, comienzo a correr en dirección a la casa de vuelta. JungKook me sostiene de la cintura empujándome hacia atrás, Bam corre a nuestro lado.

Retomó mi camino, se ríe, sujeta mi mano y da un par de volteretas llevándome con él, llegar se hace complicado si a cada paso —en que nos empapamos mas— él decide hacer alguna tontería como la anterior o levantarme como un saco de papas sobre sus hombros para llevarme a orillas del lago amenazando con lanzarme dentro.

—¡Yah! ¡maldito loco! ¡Suéltame!

—Así no se trata a un pobre inválido perdido de la memoria. Olvidare quien eres e irás directo al agua.

—¡Ni se te ocurra, Jeon JungKook! Si caigo yo te llevaré conmigo. Bájame al piso, ¡Ahora!

Amaga a lanzarme, grito del horror aferrándome a su hoodie, se carcajea divertido. Me baja con mis pies sobre el pasto, estoy por golpearlo, pero el mareo por estar unos minutos de cabeza me lo impide. Corro hacia él quien me esquiva zigzagueando, es imposible agarrarlo, me canso y decido volver a la casa e ignorarlo. Pocos metros llegando me vuelve a cargar dejando mi cabeza al revés, aún con mis quejas se ríe, no sé cómo hace pero besa mi rostro.

Me regresa al piso y entramos a la cocina, nuestros pies están empapados a pesar de quitarnos los zapatos en la entrada, nuestras cabezas y hombros igual. Cogeremos un resfrío sino nos cambiamos de ropa rápido. Sonríe divertido, toma una toalla y se acerca a secar a Bam, quien luego se acomoda en su almohadón suspirando. Se ha cansado al parecer.

Vuelve riendo, besa mis labios parloteando, pero yo estoy hechizada por él, por el sentimiento de hace un rato, el de perderlo. La vida es una sola, nunca se sabe que nos pueda deparar el futuro, no tenemos todo escrito y a veces desperdiciamos el tiempo pensando en tonterías y no disfrutando de los momentos junto a las personas que amamos.

Se quita el hoodie quedando con una camiseta blanca que se transparenta por estar mojada. Trago saliva acercándome a él, su sonrisa se desvanece cuando sujeto el dobladillo de su camiseta obligándolo a qué levante los brazos para quitarle dicha prenda. Me mira fijamente, sorprendido tal vez. Dejó la tela a un lado y ahora soy yo quien levanta los brazos para que me quite el suéter. Lo hace con una lentitud que se me hace tortuoso. En realidad, disfruta de tocar mi piel con los nudillos.

Quedo en brasier, mi piel se eriza por el frío y por su profunda mirada, me muerdo el labio inferior acalorada cuando las yemas de mis dedos acarician sus abdominales. Suspira bajito.

—No hagas eso.

—¿El q-que?

—Morderte el labio.

Acorta la distancia para besarme, con un brazo me rodea la cintura acercándome a su anatomía, su mano libre se enreda en mi cabello de modo que no puedo mover la cabeza. Es él quien muerde mi labio para adentrar su lengua. El beso sube de ritmo volviéndose apasionado, de un ágil movimiento me levanta sobre la encimera de mármol y se mete entre medio de mis piernas acercándome todo lo que puede.

Sus manos suben por mi abdomen, por mis costillas, se quedan apretujando mis pechos por sobre la tela , sus pulgares dando ligeros masajes a mis pezones, gimo en su boca causando que nos separemos. Los dos estamos agitados, calientes, alborotados y necesitados. No hace falta decir mucho, sus manos sujetan mis caderas obligándome a rodearle la cintura con mis piernas, mis brazos sus hombros y me lleva por el pasillo hasta las escaleras, reímos entre medio del torpe beso porque nos tambaleamos un poco.

Cuando llegamos a la habitación a oscuras, nos lanza a la cama, se apresura a quitarme la parte inferior de la ropa y yo la suya, ambos quedamos desnudos frente al otro.

Sus besos bajan lentos por mi cuello, arranca el brasier de encaje dejando mis senos expuestos, los besa, les da cierta atención que me hace estremecer. Me arqueo cerrando los ojos cuando siento sus dedos tantear mi zona sensible, mis manos se sostienen de sus hombros, jadeo cuando sus ojos conectan con los míos. Sube despacio atacando mi boca otra vez, empuño parte del cabello de su nuca cuando mete dos de sus dedos con facilidad por lo mojada que me encuentro, su miembro duro y erecto palpita contra mi mano cuando lo rodeo, es él ahora quien gime entre el beso.

Está temblando mucho, su piel hierve, suda, sus movimientos se hacen torpes y nos detenemos respirando muy agitados. Quiero besarlo para continuar, pero me detiene inhalando aire.

—¿E-estás segura de esto? —me recuerda al JungKook del pasado— tenemos tiempo para...

—No tenemos tiempo —abre sus ojos grandes ante mi reproche cargado de molestia— y a juzgar por tu reacción también lo quieres —traga saliva, nervioso— tú lo dijiste, dos años sin tocar a una mujer, quiero ser la primera, quiero que me quieras, te necesito demasiado.

Mi voz se quiebra, mis ojos arden, él se da cuenta que comenzare a llorar y comienza a besar mi rostro y hombros, a rozar mis labios con su pulgar. El momento se fue al diablo.

—Quiero hacerlo —susurra, picoteando mis labios— realmente siento la necesidad desde el beso en la piscina —desvía su mirada y con voz dubitativa dice— he soñado incluso con eso.

¿Habrá recordado nuestros momentos íntimos? Lo interesante de nuestra antigua relación, era que al tener poca experiencia sexual, intentábamos probar de todo, siempre buscando algo nuevo conociéndonos todavía más.

Besa mis labios, los succiona despacio, sus manos ajustan mis piernas a los costados de sus caderas de modo que se acomoda entre ellas, está siendo dulce. Se detiene levantándose, alcanza su bolso a un costado y de su neceser saca un paquetito pequeño. 

—Omma —decimos al unísono. Reímos logrando que todo se vuelva menos tenso.

Soah siendo precavida.

Duda cuando se arrodilla entre mis piernas, sus manos tiemblan un poco, pero logra colocarse correctamente el profiláctico. Debería ser algo vergonzoso verlo, tal vez sea porque me gano lo sentimental, ya no siento la tremenda necesidad de sexo, aún así mi cuerpo lo desea. Él se mece sobre mí con su hombría entre sus manos, las mías atraen su rostro para besarlo mientras se adentra de a poco causando que ambos suspiremos en la boca del otro, vuelve a temblar separándose para tomar aire. Creo que está más afectado que yo. Se mueve lento, entrando y saliendo, gimo sobre sus labios, me abrazo a sus hombros, rodea mi cintura con uno de sus brazos y el otro sosteniendo su peso.

Me siento en las nubes, mi corazón retumba dentro de mi pecho como si fuera la primera vez, me recuerda a esa vez, solo que ahora tenemos más experiencia y se disfruta más. Siento que estoy volviendo a entregarme en cuerpo y alma a este ser que amo con locura, puedo asegurar lo mismo de su parte. Se mueve con delicadeza, besa mi rostro lentamente cuando mis ojos despiden lágrimas. De alegría, emoción o tristeza no lo sé con exactitud.

Aumenta los movimientos de sus caderas, mis piernas se abren queriendo profundidad, mis manos rasguñan la piel de su espalda, y las suyas aprietan mi muslo o cadera, atacó su boca adentrando mi lengua para rozarse con la suya. Mi cuerpo arde de deseo, extasiada porque no detenga sus movimientos, no sé cómo explicarlo, pero es un fuego que me recorre entera, como si no tuviera control sobre y no lo tengo.

Une nuestras frentes, nos miramos fijamente respirando con dificultad gimiendo por lo jodidamente placentero que se siente. Mi vientre duele, tengo la necesidad de gritar, escondo mi rostro en la curvatura de su cuello explotando, desvaneciéndome por un pequeño lapso en qué la realidad ya no es mía. Él llega segundos después, se deja caer sobre mi por completo, me abraza fuerte con la intención de jamás dejarme ir, apoya su frente en mi mejilla y en un bajo susurró.

—Te amo, Lala.

Estoy donde siempre debí estar, dónde realmente pertenezco, en sus brazos, en casa. Riego de caricias su espalda, beso su frente apartando con cuidado su cabello y el sudor con mi mano, él besa mi cuello y mandíbula.

Es así en que nos quedamos dormidos, abrazados.

Por si no se dieron cuenta, la casa donde ellos se quedaron es la misma que la de In The Soop 1. No superó la primer temporada y jamás lo haré.

Bueeeeeno, el AyKook tuvieron su primera vez. Así que todo se está arreglando. O tal vez no 🤔 todo depende de que locura se me ocurra 😅

Dejen su descargo que amo leerlas.

Stream a People pt2. YOONGI MARRY MEEEEEEEEE

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