Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝟏𝟓. 𝐍𝐮𝐞𝐯𝐨 𝐝𝐞𝐬𝐜𝐮𝐛𝐫𝐢𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨.

Su cuerpo tiembla en ligeros espasmos a causa del llanto. Ha mojado parte de mi hombro, pero es lo que menos me importa. Estuve todo el día preocupada, nunca atendió las cientos de llamadas que le hice. Temí por un momento que realmente no me creyera, siendo la inevitable razón de perderlo para siempre.

Estoy muy segura de quién es él, nadie más puede tener esos recuerdos de la forma como los tiene, sus lunares o la cicatriz, que entienda el coreano a la perfección. La química innegable que tenemos, los encuentros desde el principio. Johan es JungKook y debo ayudarle a encontrarse.

—¿Lala?

Escucho la voz de mi padre detrás, Johan tensa sus brazos alrededor de mi espalda cesando un poco su llanto, aún así no me suelta. Cierro la puerta, apenas separándome de su anatomía lo guío hasta el living dónde mi padre nos sigue y se encuentra Franz, un amigo que vino a visitarme. Ambos nos miran sin comprender lo que ocurre, Franz no conoce a Johan, pero mi padre si. Su rostro es de puro desconcierto, mezclado con el espanto al saber que a quien ve es quien fue mi novio, JungKook.

—¿Podrían dejarnos a solas un momento, por favor? —estoy sentada junto a Johan, quien cabizbajo sostiene mi mano con fuerza— appa, ¿te molestaría preparar té? —observa al pelinegro, sigue impactado— ¡Appa!

—Si, si, claro que sí.

Se marchan ambos compartiendo miradas cómplices nos quedamos solos, eso parece relajarle, esnifa, se mece lento de atrás hacia adelante. Tiene el rostro sonrojado, peino algunos mechones de cabello que caen sobre su frente expuesta hacia atrás, solo quiero abrazarlo y jamás soltarlo. Cuando estoy por hablar él lo hace primero.

—Necesito que me digas la verdad, necesito saber porque me siento tan confundido con lo que siento —me mira, me destruye verlo tan abatido— porqué debo creerte, porqué siento que te creo.

—Tienes que saber que lo poco que sé es por corazonadas que he tenido junto algunos detalles.

—¿No tienes pruebas concisas, solo sospechas?

Entiendo que este renuente hasta para mí sigue siendo algo confuso.

—¿Realmente crees que soy ese tal… JungKook?

—Lo eres —me alejo un poco mirando nuestras manos— también podríamos realizar un examen de ADN para que termines de convencerte.

Me mira, analiza mis palabras en busca de indicios de mentira, pero no las encontrará porque estoy muy segura de lo que digo. No he hablado con Yoongi o Namjoon, no he podido avisarles lo que ocurrió ante mi preocupación desmedida por la huida de Johan la noche anterior cuando le dije quien era. Tuve que realizar mi rutina cotidiana al otro día esperando impaciente por alguna respuesta. Al llegar la noche ya tenía a mi padre y Franz esperando por mí en la recepción de mi edificio. Y ahora Johan aquí.

—Esta bien —asiente, me toma por sorpresa— haré ese examen, llévame a dónde se supone pertenezco.

Mi padre entra con una taza humeante de té, se la tiende al pelinegro y este lo acepta agradeciéndole en un susurro bajo, bebe un sorbo antes de dejar la taza sobre la mesa de café volviendo a sujetar mi mano en la suya.

—¿Ayla? —appa espera una explicación, tal vez sea el momento de reunir más aliados.

—¿Podrías llamar a Franz?

Asiente, el chico llega un minuto después, ambos toman asiento frente a nosotros con la inquieta curiosidad por saber de que trata toda esta situación con un tono de dramatismo. Con el nudo oprimiéndome la garganta les cuento omitiendo ciertos detalles, todo. Desde que me encontré con Johan por primera vez, hasta el descubrimiento de que él podría ser, en realidad JungKook y nos han estado engañado.

Sus rostros son de claro escepticismo, de sorpresa y mucha seriedad. Mi padre a pesar de no haber conocido a JungKook en persona, lo conocía por fotos e incluso habían hablado por videollamada. Este pelinegro que tengo sumido en el silencio pegado a mi lado se ve distinto, más maduro, mejor vestido, con un corte de cabello diferente, pero su esencia y rasgos siguen siendo los mismos.

Franz no ha dejado de intercalar su mirada de él a mí, sabe mi historia con JungKook y claramente había escuchado sobre la familia Landrut, es imposible que nadie aquí en Alemania no sepa de ellos, pero obviamente no los conocía en persona. Está pensativo desde el momento en que termine con mi trágico relato. Siento que él tiene mucho que decir.

—Si lo que dicen es verdad —se dirige mirando a Johan— el señor Gustav Landrut cometió varios crímenes muy graves como secuestro, usurpación de identidad y privación de la libertad.

Franz es un agente en la policía nacional alemana, solía trabajar con papá cuando prestó sus servicios como abogado a algunos detenidos. Se han hecho muy amigos y en el transcurso en que vine Alemania lo conocí logrando que tuviéramos una bonita amistad. Con mi desaparición momentánea, appa pensó que ver caras nuevas podría distraerme un poco.

Y ahora aquí nos encontramos descubriendo nueva información.

—Cuéntale lo que me comentaste hoy en la tarde.

Franz suspira escuchando a mi padre, mira a Johan con atención, ambos hombres lo miran porque no pueden creer aún toda la historia que les he contado.

—Al parecer, salió una investigación del ministerio de hacienda y finanzas —se cruza de brazos— se dice que hay una investigación en proceso sobre una asociación ilícita con lavado de dinero. Todo apunta a qué en esto están metidos parte de la familia Landrut y  Meyer.

Johan levanta la cabeza sorprendido ante esa nueva primicia. Hace rato dejó de llorar, pero mantiene un semblante entristecido. Salvó ahora que parece decepcionado.

—Yo no sabía nada, mi padre ha estado encargándose de ciertos temas del hotel —su mano libre se aprieta en un puño tenso— yo estoy pendiente del funcionamiento del casino.

—¿En serio no sabes nada?

Johan lo mira de forma penetrante ante su pregunta retórica.

—Si supiera sobre algo así no estaría involucrado en algo tan sucio, menos cuando intento ayudar a que no vayamos a quiebra.

—En la mira están los casinos Kurhaus —habla el rubio ignorando lo dicho anteriormente— fácilmente se puede lavar dinero y hacer pasar por dinero limpio que los contribuyentes usan para jugar.

—¿Qué piensan hacer si descubren el delito?

Franz escudriña a Johan. Este se lo sostiene y me están poniendo un poco nerviosa por la tensión que se desencadenó, se puede sentir la desconfianza, la sospecha, la duda. Yo solo puedo pensar que nos han engañado y que a Johan le están agregando una enorme responsabilidad comandando el imperio que se supone será suyo como el heredero que se supone es. Y que si algo sale mal, ¿qué? ¿le echarán toda la culpa?

—Si la investigación da buenos resultados —suspira antes de proseguir— a los involucrados se le darán muchos años de cárcel, eso sumado al escarmiento público al ser una familia de renombre.

Siento esas palabras con algo de cizaña, le doy una mirada de advertencia a Franz al ver como Johan mueve su pierna sin parar en acción nerviosa.

—Tenemos que probar que él no es Johan.

—¿Qué tienen en mente?

—Irnos a Corea —tengo tres pares de ojos encima— allá nos esperan sus padres —indico— creemos que con un examen de ADN y estudios especiales podríamos confirmar que él es JungKook y no Johan.

—Aun así eso no sería suficiente —acota mi padre, preocupado.

—¡Algo debemos hacer! —me siento impotente— JungKook es inocente, me lo arrebataron haciéndonos creer que se murió en aquel accidente. Tú sabes muy bien todo lo que tuve que pasar —siseo a mi padre— no voy a dejar que esto se quede así, voy hacer lo imposible por descubrir la verdad y que paguen por lo que nos hicieron.

Silencio, caigo en cuenta de la forma desesperada en la que me escuche, mi mano es apretada por otra cálida, giro mi rostro con vergüenza por mi precipitación, me encuentro con una suave sonrisa de sus finos labios rosados, muestran seguridad y apoyo. Sus ojos de cervatillo tienen un brillo especial que me miran haciéndome estremecer. No estoy arrepentida de lo que dije, estoy dispuesta a todo.

Franz me abraza murmurando a mi oído que estará pendiente de cualquier cosa que escuche en cuanto la investigación, le agradezco que nos esté ayudando y sale al pasillo esperando a mi padre quien me abraza con cariño.

—Hija, ¿estás segura de quedarte sola con el chico?

Sonrió por su preocupación, me separó asintiendo.

—Si, appa, no te preocupes.

—Sabes que cualquier cosa puedes llamarme, o a Lena, estaré con el celular pendiente.

—Si, saludos a Lena y Tom —besa mi frente antes de marcharse.

Cierro la puerta quedando en completo silencio. Johan duerme en mi habitación a causa de una fuerte migraña que lo atacó, por un momento me preocupe tanto que sugerí ir al hospital, pero me tranquilizó al tomarse unas pastillas y que no tuviera el sangrado que solía tener. Descansar sería lo mejor después de tanto ajetreo.

Apago las luces dejando encendida la de la cocina. Asomo la cabeza hacia el interior de mi habitación en medio de la penumbra, apenas está iluminada por la luz del exterior que se filtra a través de las cortinas de tela cerrada. Johan se encuentra de costado dándome la espalda, por lo visto vino de la oficina porque tiene parte del traje, agarro su gabardina que se encuentra tirado a los pies de la cama, la coloco sobre el respaldo de una silla.

Con el edredón a un costado decido cubrirle para que no pase frío en la noche, jadeó de la impresión cuando su mano sostiene mi muñeca.

—I-iba a cubrirte para q-que no pases frío.

—¿Por qué no te acuestas? Es muy tarde.

No hace falta luz para saber que tiene una sonrisa divertida en sus labios ante mis tontos balbuceos. Sisea callándome cuando le digo que no dormiré aún, me jala con firmeza sin hacerme daño, caigo a su lado en la cama y nos cubre a ambos. Mi cuerpo boca arriba está tieso mientras él de costado me rodea la cintura con su brazo aferrándome a su prominente anatomía.

Su respiración golpea la piel de mi mandíbula y mejilla, su mano aprieta mi costado y su pulgar acaricia cerca de la costilla que se une a mi seno, por más intentos que hago por alejarme no me lo permite hasta que una de sus piernas se entrelaza con la mia y es imposible moverme. Lo disfruta, está disfrutando lo nerviosa que me encuentro.

—Menos mal tenías migraña. —me quejo, mi mano inconsciente comienza a acariciar el brazo que me rodea.

—¿Nerviosa?

Si, mucho.

—Para nada.

—Eso no dice tu cuerpo. —le divierte la situación, me tienta girar el rostro para tenerlo más cerca y ver su expresión pero eso causaría que nuestros labios se rocen—Aun duele —su voz es baja— pero necesitaba estar a solas contigo.

—Nos van a ayudar.

—Lo sé —se queda en silencio, acomodándose al tiempo que suspira dramático y dice— el tal Franz y tú, ¿hace tiempo se conocen?

Quiero reírme, no le sale preguntar discretamente. Al parecer ninguno logró llevarse bien con el otro.

—Mmm, desde que llegué a Berlín, appa me lo presento en una cena que hizo en su casa.

—Mmm, y se llevan muy bien por lo visto.

—Si, es un gran amigo, es divertido.

Bufa, este suena como mi JungKook gruñón.

—Te miraba con otros ojos.

—¿Si? No me había dado cuenta —sonrió con diversión, si tan solo se escuchará como suena—  ¿Cómo según tú?

—Con ojos interesados.

—Interesante.

—¿Te gusta? Que mal gusto en verdad.

—Yo no me quejo y estás comprometido con otra. No debería molestarte que yo tenga amigos.

Suspira sonoramente acomodándose mejor, o sea, invadiéndome todavía más si es posible.

—Sera mejor dormir, me duele la cabeza de tan solo pensar en ese tipo.

No puedo evitar reírme bajito por lo simpático que se ven sus celos, lo puedo sentir sonreír contra mi cuello mientras su nariz se frota por mi piel y eso me estremece un poco. Necesito calmar los descontrolados latidos de mi corazón, mi respiración por tenerlo así de cerca, no quiero que se de cuenta. Al cabo de un rato, el ritmo de su lenta respiración me relaja causando que cierre los ojos, ambos quedándonos dormidos.

Despierto con las sábanas enredadas entre mis piernas, volteó encontrando la cama vacía a mi lado, por un pequeño lapso creo que él se ha marchado, luego veo su celular sobre la mesa de luz, su gabardina como lo deje anoche y sé que sigue por ahí. Tal vez en el baño, lo descarto al ver la luz apagada. Pienso que fue a por un vaso de agua tal vez, me levanto, entro al baño lavando mi rostro y cepillando mis dientes.

Todo está en completo silencio y eso se me hace un tanto extraño. Me detengo en el umbral del living al verlo de espaldas a mi sentado en el sillón, está inclinado hacia adelante, aquella cajita con recuerdos yace abierta sobre la mesa de café, hay fotos —entre cartas y detalles también— desparramadas sobre la superficie de vidrio, tiene unas cuantas en sus manos las cuales admira.

En silencio me acerco sentándome a su lado, la que está mirando justo ahora es una fotografía de la fiesta de cumpleaños de Yoongi, una fiesta sorpresa que decidimos armar con los chicos, que al cumpleañeros no le gusto en un principio, pero a mitad de la noche encantó gracias a los tragos. Soojin no paraba de sacarnos fotos, la que él tenía en sus manos era una grupal, dónde aparecíamos casi todos.

Sus ojos se ven cristalinos, admira la imagen, cada rostro.

—Ellos....

—Ahm, ellos dos son mis hermanos —indico— el mayor de los tres Namjoon, ella es Hyejin, su novia, este es Taehyung, ella es Soojin tu prima hermana —lo miró para ver alguna reacción, nada— nosotros dos, ese es mi primo Jin abrazándote —sonrió, mis ojos comienzan a picar— y él es Yoongi, tu mejor amigo.

Frunce su ceño, supongo que lo recuerda ya que lo vio conmigo una vez. Y por su expresión de incredulidad lo está procesando.

—¿Mejor amigo? Por un momento pensé...

—¿Qué era algo más? —me mira, avergonzado.

Desvía su atención a las siguientes fotografías, sonríe al ver unas donde él es pequeño, con sus enormes ojitos negros y su pequeña sonrisa de diminutos dientes. Sin emitir palabras se señala sobre el papel, asiento confirmando su teoría y queda más embobado admirando lo que fue su niñez.

—Ellos son Soah y Junho —murmuro admirando su perfil— tus padres.

Su expresión es neutra, sus ojos son otro tema, están cristalinos quietos en los rostros de esa pareja que se sonríe abrazando a su hijo. Relame sus labios, con la yema de su índice y medio seca veloz una lágrima atascada al filo de su ojo llevándolo luego a sus labios. Puedo notar lo mucho que le cuesta hablar, si para mí no es fácil no me imagino lo que debe ser para él.

—Te prometo que todo saldrá bien —peino un mechón de cabello que cae sobre su frente, esnifa, tiene un pequeño puchero en sus labios, deja las fotos sobre la mesa, se inclina hacia adelante colocando sus codos sobre sus muslos, sus dedos se entierran en su cabello azabache, gruñe de frustración— oye

Se abalanza sobre mí, rodea con sus brazos mi cintura escondiendo su rostro en mi hombro, llora en silencio temblando. Suspiro cerrando mis ojos, acaricio despacio su espalda, peino su cabello con mis dedos, me atrevo a olfatear su piel, beso su mejilla cuando se remueve para respirar. Nos quedamos así un buen rato disfrutando de la compañía del otro.

Me doy cuenta que está observándome desde su posición, pero lo ignoro porque me gusta la forma en que nos abrazamos, suspira bajito, bajo un poco la cabeza para verle a los ojos y es cuando sus labios chocan con los míos, es un simple roce que emana calidez, la cuestión es cuando él decide erguirse sobre mí, me sujeta la cabeza apoderándose de mis labios, es un beso un poco más enérgico.

Lentamente caigo con mi espalda apoyada sobre el mueble, un brazo me rodea, su otra mano recorre mi costado, las mías se encuentran nerviosas sujetas sobre sus anchos hombros. Los nervios me ganan cuando su tacto toca mi pierna desnuda. Es cuando mi cordura toma partido haciendo detener esta locura. Ambos respiramos agitados necesitando aire.

—Kathrin.

—¿Por qué siempre que te beso la mencionas?

Frunce su ceño en descontento.

—Estás con ella, no me siento cómoda sabiendo que la estoy engañando.

—No lo estamos haciendo.

—Aun así, ella no lo merece.

—Esta bien, lo siento —se aleja, entrelaza sus manos mirando las fotos sobre la mesa— hablaré con ella, creo que debería pedirle un tiempo, debería poner en pausa todo y comentarle esto.

Debería sentir emoción, pero es todo lo contrario. Una mezcla de sensaciones negativas.

—¿E-estás seguro?

—No creo que ella sepa nada —y concuerdo con que Kathrin no sabe nada— debería hablar con Klaus también.

—¡NO! —eleva una de sus cejas— no le digas nada, por favor, no confío en él.

—¿Por qué? ¿te hizo algo?

—No, solamente, es una intuición.

Que es un completo idiota.

Se recuesta del respaldo del sillón, restriega sus manos sobre su pantalón de vestir. Cierra los ojos por un momento pensando en algo. Cuando los abre se sienta derecho sujetando mi mano.

—Haremos esto, hablaré con Kathrin intentaré comentarle sobre la situación, confía en mí, ella quiere ayudarme a recuperar la memoria, pospondremos la boda, le diré a mi padre que debo hacer un viaje de negocios a alguna parte del mundo, tú pide algunos días en el trabajo cuando tengas el permiso sacaré los pasajes y nos iremos a Corea, ¿está bien?

Asiento, la emoción hace que mi corazón dentro de mi pecho retumbe tanto que mis oídos lo oyen, besa mi mano y mejilla antes de levantarse a buscar sus cosas. Se siente el optimismo en el aire, solo que aún tengo una pequeña bola de incertidumbre rascando en el pecho, es como si me dijera que no todo saldrá bien y eso me preocupa considerablemente.

—Estaremos hablando —con su pulgar acaricia mi mandíbula, alterna la mirada de mis ojos a mis labios.

—Vete de una vez antes de que se te haga más tarde.

Su teléfono suena en su mano, no alcanzo a ver quién es, pero estoy segura que es el guardaespaldas que tiene avisándole que llegó por él. Se despide una vez más picoteando mis labios.

Ojalá lo que tenemos planeado salga bien.

Yo que ustedes preparo pañuelitos pal próximo capi... Nada eso.

En otros temas: *cascada de baba* 🤤

💜💜💜

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro