A la mañana siguiente, el sol se filtra suavemente a través de las cortinas de la habitación, llenándola de una cálida luz dorada.

Sunghoon abre los ojos lentamente, sintiendo un bienestar que hace mucho no experimentaba.

Está en casa. Su brazo rodea a Jake, quien sigue dormido, respirando de manera tranquila y profunda.

Sunghoon se queda así, mirándolo con una ternura infinita, sintiendo cómo su corazón late al mismo ritmo que el de su amado. Después de tantas dudas y miedos, finalmente está donde quiere estar.

Una sonrisa se dibuja en sus labios cuando Jake comienza a moverse, aún sin abrir los ojos. Murmura algo ininteligible y se acurruca aún más cerca, dejando escapar un suspiro satisfecho.

Sunghoon no puede evitar acariciar su cabello con suavidad, sintiendo que está viviendo un sueño del que jamás quiere despertar.

—¿Hm...? —Jake murmura, todavía medio dormido—. ¿Es... un sueño? —Su voz es suave, casi inaudible, como si estuviera temeroso de que, al abrir los ojos, Sunghoon desapareciera.

Sunghoon sonríe y deja un beso en su frente.
—No es un sueño, Jakey Jakey. Estoy aquí y no pienso irme. —Acaricia su mejilla y se inclina para mirarlo a los ojos cuando estos finalmente se abren, reflejando una mezcla de sorpresa y alegría.

Jake se incorpora un poco, frotándose los ojos y mirándolo con una expresión de incredulidad, como si necesitara asegurarse de que no es una ilusión.
—¿De verdad...? —Murmura con una sonrisa, y sus ojos se llenan de emoción.

—De verdad. —Sunghoon afirma, sin dejar de sonreír—. Esta es nuestra nueva vida, Jake. Vamos a construir algo hermoso juntos, aquí, donde todo comenzó.

Jake sonríe ampliamente y se lanza a sus brazos, abrazándolo con fuerza, como si temiera que desapareciera de nuevo. Sunghoon lo sostiene con la misma intensidad, sintiendo cómo todos los miedos y preocupaciones de los últimos días se disolvían en ese abrazo.

Después de un rato, Jake se separa un poco y lo mira con una sonrisa traviesa.
—¿Sabes qué? Como hoy es tu primer día permanente oficial aquí... tengo una sorpresa preparada.

Sunghoon arquea una ceja, intrigado.
—¿Una sorpresa? ¿Desde cuándo?

Jake se ríe y se levanta de la cama, estirándose con una pereza encantadora antes de tomar su mano y arrastrarlo hacia la cocina.

Allí, sobre la mesa, había un desayuno preparado: tortitas, frutas frescas, café humeante, y una pequeña nota escrita a mano que dice "Bienvenido a casa, mi Hoonie".

Sunghoon siente un nudo en la garganta mientras mira el esmero con el que Jake había dispuesto cada detalle.

—¿Tú preparaste todo esto? —Pregunta, sin poder ocultar la sorpresa y la emoción en su voz.

Jake asiente, riendo.
—Pensé que la ocasión lo ameritaba. Y, bueno... no podía dejar que te levantaras y te encontraras con una cocina vacía, ¿verdad?

Sunghoon lo mira con ternura, maravillado por el esfuerzo que Jake había puesto en cada detalle.
—Es perfecto, mi Jakey. No tienes idea de lo especial que me haces sentir. —Le toma las manos, entrelazando sus dedos y acercándolo para dejar un suave beso en su mejilla.

💘

Mientras comparten el desayuno, conversan sobre sus planes y sueños, sobre cómo imaginan su vida juntos al lado de sus pequeñas peludas que ya han devorado su respectivo desayuno.

Hablan con entusiasmo sobre la posibilidad de abrir la cafetería temática de perritos que tanto desean.

Sunghoon menciona que, después de resolver algunos asuntos pendientes en Seúl, tiene la intención de enfocarse en algo que realmente le apasionara, y siente que ese sueño podía convertirse en una realidad con Jake a su lado.

—Imagina una cafetería llena de cachorros juguetones y clientes que vengan solo para pasar tiempo con ellos. —Sunghoon sonríe, soñador—. Le daríamos un hogar temporal a los perritos sin refugio y, al mismo tiempo, haríamos felices a tantas personas.

Jake asiente con entusiasmo, contagiado por la emoción de Sunghoon.
—Me encanta la idea. Park-Sim, ¿verdad? Suena perfecto.

Ambos ríen y siguen hablando sobre cómo sería el lugar, los colores que usarían, el tipo de ambiente que crearían para que fuera acogedor y único.

Se pasan toda la mañana así, compartiendo ideas y sueños, construyendo una vida en conjunto a partir de las pequeñas cosas que los hacen felices.

Finalmente, después de una larga charla, Jake toma la mano de Sunghoon y lo lleva al pequeño jardín que tiene detrás de la casa.
—Quiero mostrarte algo más —Dice con una sonrisa tímida mientras lo guía hacia un pequeño espacio rodeado de flores y plantas que Jake había cultivado él mismo.

En el centro del jardín, había colocado una pequeña mesa de madera y dos sillas, rodeadas de enredaderas y flores de colores vivos. Jake mira a Sunghoon con un brillo en los ojos y dice:
—Este es nuestro rincón. Aquí es donde quiero que terminemos nuestros días, charlando, compartiendo y recordando todos los momentos que vamos a vivir juntos.

Sunghoon siente una profunda emoción al escuchar aquellas palabras. Es como si Jake estuviera tejiendo un lazo invisible, uno que no se rompería sin importar lo que pasara.

Se sientan en las sillas, uno junto al otro, observando el paisaje con el sol de la mañana acariciándolos suavemente.

—Jake... —Murmura Sunghoon, mirándolo con una seriedad y profundidad que lo sorprende a él mismo—. Quiero que sepas que eres lo más importante en mi vida. Y no importa cuántas veces el mundo trate de alejarnos, siempre regresaré a ti.

Jake sonríe, conmovido, y toma su mano, entrelazando sus dedos una vez más.
—Yo también lo prometo, Sunghoon. No importa a dónde vayamos, siempre seremos tú y yo. Este será nuestro refugio.

El resto de la tarde lo pasan en ese pequeño rincón del jardín, compartiendo palabras, risas y silencios que hablan más que cualquier discurso. Y en ese momento, Sunghoon comprendió que había encontrado algo más que un hogar: había encontrado una eternidad al lado de la persona que ama.

Gracias por leer la historia 💘