𝒕𝒘𝒆𝒏𝒕𝒚-𝒔𝒊𝒙. ghosts, drugs, oblivion and sex.
・ . ° · 𝖇𝖗𝖆𝖓𝖌𝖜𝖞 . . !
👁️ · .° chapter 𝙩𝙬𝙚𝙣𝙩𝙮-𝙨𝙞𝙭.. ✦ ❝ ghost, drugs, oblivion and sex ❞
𝔣𝔦𝔳𝔢 𝔥𝔞𝔯𝔤𝔯𝔢𝔢𝔳𝔢𝔰 𝔣𝔞𝔫𝔣𝔦𝔠𝔱𝔦𝔬𝔫 ❜ 🌪 © 𝗐𝗋𝗂𝗍𝗍𝖾𝗇 𝖻𝗒 𝗆𝖾𝗅 . .
𝐋𝐎𝐒 𝐋𝐔𝐌𝐈𝐍𝐎𝐒𝐎𝐒 𝐘 𝐑𝐄𝐋𝐔𝐂𝐈𝐄𝐍𝐓𝐄𝐒 𝐑𝐀𝐘𝐎𝐒 𝐏𝐑𝐎𝐕𝐄𝐍𝐈𝐄𝐍𝐓𝐄𝐒 𝐃𝐄𝐋 𝐒𝐎𝐋 se reflejaban entre las finas cortinas color beige que cubrían las ventanas de aquella habitación.
Brangwy frunció su ceño al sentir la radiante luz solar que se plasmaba sobre su rostro aún con sus ojos avellana cerrados. Sentía su organismo deteriorarse, su estómago estaba completamente revuelto como si hubiera ingerido algún alimento en mal estado. Se sentía pesimista ante aquella desagradable mañana.
Sentía el otro lado de la cama frío y solitario, las sábanas suaves y blanquecinas estaban revueltas cubriendo su cuerpo junto a algunas plumas que se habían escapado del interior de las cómodas almohadas tras la intensa noche anterior, todo era un completo desorden dispersado por la habitación.
Un extraordinario olor a café humeante y caliente inundó sus fosas nasales, sin embargo, su apetito se había esfumado de inmediato al sentir como su estómago rechazaba aquella bebida. Brangwy sacudió un poco su cabeza para tratar de despertarse por completo, arrepintiéndose casi de inmediato por dicha acción, puesto a que solo atrajo un pequeño dolor en su cabeza.
Sus ojos color avellana divisaron como un Número Cinco somnoliento se adentraba a la habitación con dos tazas de café en cada una de sus fornidas manos, uno de estos lucía negro y amargo mientras que el otro se veía dulce gracias a la blanquecina leche y a la pequeña espuma que se formaba por encima. La rubia lo observaba detenidamente, lucía más pálido de lo normal, sus ojeras estaban muy marcadas y oscuras, llevaba un aspecto cansado como si no hubiese dormido en varias semanas.
Ambos realizaron una mueca al contemplar sus rostros.
—Mierda, ¿acaso lo de anoche llevó varias horas o...? —inquirió Brangwy apretando sus párpados cerrados, buscando fuerzas para salir de su cama.
Cinco rió sin ánimos.
—Ni siquiera lo menciones. Tú también luces como si una patrulla del FBI te hubiera pasado por encima —una mirada amenazante y seria por parte de la rubia provocó que volviera a reír mientras observaba su estado—. Pero aún así sigues siendo la chica más deslumbrante ante mis ojos, cariño.
La expresión de Brangwy cambió al escuchar tales palabras— es por eso que creo que eres el rey de cada parte de mi corazón, cuerpo y alma.
Una sonrisa desganada se pintó en los resecos labios de la rubia, quién se intentaba levantar con dificultad de la cómoda cama que ambos jóvenes compartían. Estiró su pálido brazo hasta su mesa de noche de madera de pino, cuando estaba por tomar el reloj oscuro sobre este, sintió como su brazo caía en el aire.
Su antebrazo había desvanecido muy poco en su opacidad mientras un espectro color verde brillante lo envolvía como flamas ardientes en una fogata, había traspasado aquella mesa en cuestión de segundos.
Su mente no estaba muy consciente en aquél momento, por lo que no le tomó la debida importancia que requeriría. Frotó su ojo derecho con aquella mano tratando de alejar el sueño que sentía por su cuerpo.
—Cariño, ¿qué hora es?
Cinco dejó el café espumoso sobre el tocador de la rubia para observar su muñeca cubierta por un reloj, frunció su ceño mientras bebía de su taza— faltan diez minutos para que den las nueve, blonde.
Brangwy abrió sus ojos más de lo común, ahogando un jadeo sin separar sus finos labios.
—¡Mierda! Debo pasar por Claire.
La rubia caminaba a paso rápido hacia la hogareña entrada de la casa de Diego y Lila, bastó con que tocara una sola vez el timbre para que se sintiera completamente aturdida. Acomodaba sus gafas oscuras de sol sobre el puente de su nariz incontables veces, tal acción le comenzaba a recordar a su hermana Fei, la cual extrañaba con locura muy en el fondo de su alma.
No solo a ella, sino a todos. Una sonrisa siempre se pintaba en su rostro al recordar cuando hacía travesuras junto a cierto deslumbrante cubo, Christopher. Extrañaba con todas sus fuerzas los regaños y consejos que Marcus como buen Número Uno le brindaba,
extrañaba a cada momento los chantajes y alucinaciones que Jayme le hacía ver a diario para recordarle lo cruel que es despertar en una realidad sombría, siempre guardaba en su corazón todos los buenos momentos que había vivido junto a Alphonso, quién le había dejado buenas enseñanzas con respecto al amor.
Pero sin duda alguna, un vacío siempre se hacía presente en su interior cuando tenía pequeñas discusiones con Número Cinco y no poder irse a desahogar junto a Sloane. Ella siempre tenía las palabras perfectas y hermosas para describir algo tan desastroso y caótico como lo era su pequeña hermana, aquella castaña había sido cómplice de todas las estrategias que Brangwy siempre maquinaba a altas horas de la noche, era oyente de todos los terribles momentos que la rubia había sufrido.
Pero simplemente de la noche a la mañana ya no estaba, la había dejado completamente sola esta vez a ella.
Los pensamientos de Brangwy fueron interrumpidos cuando la gran puerta de la entrada se abrió, dejando ver a Claire junto a la madre de Lila, aquella señora traía una sonrisa de oreja a oreja que hasta a la rubia le causó un pequeño escalofrío, la pequeña hija de Allison solo mantenía un rostro somnoliento y cansado.
Ambas se despidieron amablemente de la madre de Lila para luego encaminarse al oscuro auto. El clima era soleado, sin embargo, un fuerte viento invadía las calles. El humor de Brangwy no era el mejor durante aquella mañana, tan solo en el trayecto había tenido unas cuantas arcadas.
—¿Las gafas eran necesarias? —cuestionó Claire cerrando la puerta del auto, observando como su cuidadora copiaba su acción, solo que en el asiento del piloto.
—¿No son lindas? Son las más similares que pude encontrar a las de... olvídalo.
Brangwy dio un suspiro ante aquella confesión que salía de sus finos labios, tratando de sonar con gracia para no preocupar a la menor por su estado, insertó las llaves del auto para que arrancara, sin embargo, rodó los ojos al ver que no funcionaba. Comenzó a maldecir por lo bajo al intentar monótonas veces sin conseguir éxito.
—Prendete, pedazo de mierda. —incluso, hasta ella le sorprendía sus murmullos. Estaba acostumbrada a maldecir desde que tenía uso de razón, pero esta vez sonaba llena de malicia. Se sentía muy diferente, como si su personalidad poco a poco comenzara a ser la misma de hace seis años atrás. Como si todo su esfuerzo de mantener la calma siempre ante ciertas situaciones como lo prometió por Sloane se empezara a ir al caño.
Su irritación se descontrolaba conforme avanzaban los segundos, seguía intentando encender aquél auto a la fuerza, sin embargo, una pequeña sensación de susto y pánico invadió cada parte de su ser cuando una pequeña chispa de energía eléctrica se había hecho presente. De sus dedos habían salido pequeñas corrientes radiantes y llenas de energía.
Abrió sus ojos más de lo común al notar aquella acción que habían provocado sus emociones. No era posible lo que estaba ocurriendo, no esta vez.
Todos los Hargreeves se encontraban entre las ruinas y escombros de la academia, precisamente en el salón lleno de antigüedad y cubierto de polvo. Los demás se encontraban pálidos y desganados, sin fuerzas para emplear siquiera una simple frase. Todos lucían demacrados, a excepción de una persona: Klaus, quién a diferencia del resto, parecía ser su día perfecto, una sonrisa se pintaba en sus labios, ganándose sensaciones de envidia por parte de sus hermanos, quienes notaron su actitud segundos después.
Viktor se adentró a la sala de reuniones con un tono de voz firme y lleno de ira, ganándose la atención de todos— que alguien me explique en este momento qué ocurre aquí. —.
—Eso es lo que intentamos averiguar, Viktor. —murmuró esta vez Cinco, quién yacía sentado en el sofá junto a Brangwy. Conforme avanzaba aquella terrible mañana, todos lucían cada vez peor.
Luther dejó escapar una pequeña respiración frustrada mientras cerraba sus ojos azules— Dios, no me miren. —dijo por lo bajo mientras cubría su enorme cuerpo con una bata color azul marino, se sentía aterrado tras recuperar su antiguo cuerpo gigante y peludo.
—Nadie te culpa a ti, Luther. —Diego volteó su rostro dejando a la vista sus enormes ojeras.
—¡No, literalmente, no me miren! —exclamó irritado, haciendo que la rubia cerrara con fuerza sus ojos mientras sentía un dolor posicionarse en su cabeza—. ¡Soy un asco!
—Al menos volviste a ser quien eras —soltó Cinco ganándose nuevamente todas las miradas sobre él—. Yo siento que me inyectaron aceite de motor en las venas.
El tono de voz de Klaus se hizo presente— qué raro, porque yo, al contrario de todos ustedes, me siento espléndido. —Allison lo observó arrogante, su cuerpo estaba extendido por gran parte del sofá frente a Brangwy.
—¿Se piensan que lo suyo es grave? Observen esto —dijo Lila desganada, traía un moño mal recogido, transmitiendo así lo cansada que se sentía.
—¡Espera! ¡No, no, no!
Sus ojos se timbraron de un verde eléctrico y brillante, los rayos láser se dispersaron por toda la gran sala, ocasionando un gran desastre por algunas columnas de la academia. Todos agacharon sus cabezas con sorpresa. Algunas ventanas estaban quebradas junto a algunos jarrones preciados que Luther había comprado para "decorar" aquél polvoriento salón.
Este mismo observó desconcertado las ventanas rotas mientras la luz del sol se reflejaba en su gigantesco cuerpo— ¿estás demente? —exclamó despavorido cuando Lila dejó de destruir accidentalmente sus reliquias con su nuevo y extraño poder.
Lila parpadeó unas cuantas veces, sintiendo el ardor llenar sus ojos mientras soltaba unos cuantos jadeos, cuando menos se lo esperaban, su habilidad se había vuelto a activar. Todos volvieron a agachar sus cabezas con temor mientras gritaban desgarradamente.
—¡Lila, apágalo! —gritaba Luther histérico al seguir escuchando el zumbido que producían sus rayos láser.
—¡No lo controlo!
Cuando aquella pequeña demostración terminó, todos se observaron entre sí aún con sus respiraciones entrecortadas. La mujer seguía parpadeando exhausta.
—Oh, chicos, perdonenme. —susurró al ver como el salón estaba más deteriorado a como lo encontraron, las lámparas estaban rotas y todos los vidrios de las ventanas habían salido volando hacia diferentes partes del extraño y misterioso lugar.
Brangwy soltó un jadeo— ¿cómo lo hiciste? —estaba completamente desconcertada, al igual que ella, Lila había obtenido más poderes aparte de los que había perdido yacía un tiempo determinado.
—Puedo jurar que no tengo ni idea.
El tono de voz sollozante de Luther se volvió a escuchar en el salón, sus expresiones demostraban lo vulnerable que se sentía en aquél incómodo momento— ¡no puede ser, tardé meses en encontrar los apliques originales! —lamentó haciendo referencia a los vitrales de las ventanas hechos pedazos.
—Tus estúpidos apliques me importan una mierda. ¡Quiero respuestas ahora! —Viktor se dirigía hacia el centro con furia, a su alrededor una pequeña tormenta se formaba, dando preámbulo a un destello en forma de aura color naranja que provenía de su cuerpo. Aquella resonancia inundó los oídos de Brangwy, quién comenzaba a sentir irritación.
—Tranquilízate, Viktor.
Su poder se dispersaba por todo el lugar, ignorando las súplicas de sus hermanos. Un pequeño temblor se hacía presente como consecuencia, las demás columnas destrozadas que seguían en pie comenzaban a desmoronarse.
De pronto, una familiar voz desganada se escuchaba desde las escaleras— sí, relájate, mecha corta.
Viktor calmó su cuerpo, divisando como Ben se adentraba a la sala, lucía igual o incluso peor que todos ellos, de sus espaldas dos tentáculos viscosos colgaban por el suelo. Sin embargo, algo que hizo que Brangwy saliera de sus casillas fue ver como en una de sus manos traía el frasco lleno de Marigold
Tomó una pausa antes de seguir con la conversación— fui yo —el asiático comenzaba a relatar cómo fue que los había hecho ingerir aquél trago de dudosa procedencia la noche anterior—. Ustedes eran demasiado emos para hacer lo que debían hacer, así que decidí por todos y le eché Marigold al sake.
Todos ahogaron un jadeo de sorpresa mezclada con incredulidad, por su parte, Brangwy soltó un suspiro rodando sus ojos avellana envueltos en sus largas y oscuras ojeras.
—¿Por qué no me sorprende? —se puso de pie para confrontar a su hermano, quien la miraba con una expresión burlesca a pesar de lucir agotado y desganado—. ¡Por tu culpa soy una maldita especie de híbrida humana-fantasma! —exclamó sintiendo la ira llenar cada parte de su ser, pero a su vez, ganándose una mirada desconcertada por parte de Cinco.
—¡No tenías derecho a hacernos eso, imbécil!
Ben centró su oscura mirada en Viktor— oh, claro, ya van a agradecerme después.
—Sí, o te desfiguro el rostro ahora. —aquél pequeño Umbrella se acercó amenazante hacia él.
Un ruido viscoso salió gracias a sus tentáculos, sin más se sentó en el sofá junto a Allison, quién hizo una arcada de asco al presenciar sus dos colas sobre ella—. Me encantaría ver eso, créeme.
Todos los Hargreeves se acercaban hacia el asiático buscando explicaciones— ¿por qué tienes colas? —indagó Diego con curiosidad, observándolo con sorpresa.
—No sé. ¡No quieren volver a meterse! —exclamó desconcertado. Al sentir como Luther tocaba uno de sus tentáculos con su dedo índice, este mismo lo atacó, haciendo que se golpee en su rostro.
Luther sintió el impacto de la cola sobre su rostro— ¡Oh! Eso fue raro, ¿por qué está fría?
El tono de voz despreocupado de Lila llenó aquél salón.
—La pregunta es: ¿por qué la tocaste?
—Olvídense de mis tentáculos, ¿quieren? —volvió a decir Ben aún con el frasco de partículas naranjas entre sus manos—. No me he vuelto a sentir bien en años. Deberían probar un poco más. —sugirió con dificultad gracias a sus cuerdas vocales .
Número Cinco se acercó hacia su cuñado, arrebatándole dicho tarro brillante y transparente.
Allison tartamudeo brevemente con su mirada perdida— esperen un momento... Klaus, ¿por qué no te hizo nada?
Aquél antiguo ruloso tomó una pequeña pausa antes de hablar, luciendo pensativo.
—Pues, porque un solo sake es demasiado y mil nunca son suficientes. —relataba sonriente.
Brangwy rodó los ojos ante su declaración, apenas podía ponerse de pie. Intentó sostenerse de uno de los sofás antes de decir algo, sin embargo, su brazo traspasó dicha materia volviéndose poco visible mientras las flamas verdosas lo envolvían nuevamente. La rubia suspiró notablemente harta, ganándose las miradas de los demás.
—Blonde, ¿cómo puedes hacer eso? —inquirió el pelinegro a su lado con el ceño fruncido.
Viktor se acercó lleno de furia hacia el asiático, señalando aquella situación que enfrentaba aquella demacrada rubia— ¿te das cuenta de lo que hiciste? —su ira acumulada lo había llevado al otro extremo, abalanzándose contra él para comenzar a golpearlo.
Los gritos se oían por toda la sala, Klaus y Diego trataban de separarlo de Ben, el cual no tenía las suficientes fuerzas para corresponderle aquellas golpizas. Solo bastó con que el asiático disparara un especie de líquido alucinógeno desde sus glándulas salivales, igual a como solía hacerlo su hermana fallecida, Jayme, para que Viktor se separara de él haciéndose a un lado. Luther reaccionó algo alterado al ver como destruían más el interior de aquella preciada academia.
—La verdad es que están tan dominados por su mentalidad perdedora que no se dan cuenta de que así estamos mucho mejor. —Ben se puso de pie irritado.
—Esa no era decisión tuya. —contraatacó Viktor tratando de guardar la calma.
—Dime por qué no deberíamos recuperar nuestros poderes.
Una sarcástica Brangwy rió con ironía recargándose finalmente sobre un sofá individual de diseño abstracto, a su lado, Allison había tomado una pausa pensativa antes de hablar— eh... creo que no lo sé, quizá porque destruimos el mundo unas tres veces.
—Y lo salvamos tres veces.
Cinco volvió a tomar asiento con el frasco de Marigold entre sus manos, observando aquella pelea sin ánimos— esa parte es discutible, Diego.
—Olviden lo de salvar el mundo —llamó la atención Viktor—. Pasé media década construyéndome una vida propia, una vida de verdad, lejos de todo esto, lejos de papá, lejos de nuestro pasado —su paciencia comenzaba a colmarse—. ¡Tú decidiste mandar esa vida por tu estúpido egoísmo!
Ben se quedó estático en su lugar, una mirada de decepción por parte de su hermana se hizo notar. Un silencio sepulcral comenzaba a formarse en aquél salón, hasta que dicho asiático desvió su mirada.
—Solo quería ayudar.
—No, no, no, Viktor tiene razón —escupió Luther aún cubriendo su cuerpo por aquella gigante bata que portaba—. No pedimos esto, casi pierdo mi empleo.
Cinco volvió a inquirir con curiosidad— ¿te suspendieron?
—Bueno, de hecho, no —tartamudeó mientras una sonrisa nerviosa se formaba en su rostro—. Mi jefe decidió pasar mi número de baile al horario principal. Me contrataron en Atlantic City —esa sonrisa se esfumó cuando compartió miradas nuevamente con Ben—. ¡Pero igual!
Ben rodó sus ojos despreocupado, acercándose a su hermana— vamos, Brangwy Phantom —aquella rubia lo observó con un rostro de pocos amigos al oír tal apodo salir de sus labios—. No me digas que no te alegra siquiera un poco recuperar tu poder después de todos estos años.
Brangwy lo fulminó con la mirada, tomando una breve pausa antes de responder.
—¿Por qué me alegraría? ¿Por qué querría recuperar mi poder que sabes que detesto desde ya sabes qué? Explícame.
Su hermano trataba de sacar un poco de manipulación entre sus palabras— podrías usarlo para librarte de personas o clientes molestos que tienes en esa pocilga de cafetería en la que trabajas y finalmente ser algo más que una simple niñera.
Brangwy estaba por proseguir con aquella discusión, sin embargo, se quedó quieta al oír la última frase. Una que había calado en el fondo de su alma, era cierto lo que decía su arrogante hermano, anhelaba ser una inteligente agente que formara parte de la CIA como si su vida dependiera de ello, pero no era más que una niñera con dos trabajos y sobreexplotación laboral en uno de ellos. Una sensación de ira la invadió al ver como Ben mantenía una sonrisa divertida y satisfecha notando como su hermana se había ofendido ante sus palabras.
—¿Niñera...? —Ben hizo una sonrisa mostrando sus dientes, alzando su mano derecha en busca de chocar las palmas con Luther sin apartar su vista de Brangwy. Antes de que Cinco pudiese entrometerse en aquella discusión, su amada colocó una mano en su pecho para detenerlo— ¡Soy una supervisora, pedazo de idiota! Pero créeme que cuando menos te lo esperes, estaré en la CIA codeándome con los grandes mientras que tú no harás más que jugar backgammon con Bernie Madoff.
Estaba enojada, ya no le importaba tirar su progreso de seis años por la borda, solo sentía como su antigua versión de diecisiete años la poseía.
—Estuve varios años de mi vida partiéndome el lomo con dos empleos mientras tú... tú estabas en la cárcel sin tener que preocuparte por nada.
El ojiverde se acercó hacia ella tras haber recuperado algo de energía, Brangwy sintió como una cálida y familiar mano rodeaba sus hombros tratando de tranquilizarla, dio un largo suspiro mientras veía como Ben se daba la vuelta, restándole importancia a dicho asunto.
—¿Klaus? Vamos, estás a tiempo de unirte a la acción.
El castaño intentaba evitar algún tipo de contacto físico con él— ya he dicho que no.
—¿Por qué no? —Cinco aún envolvía su gran mano en los hombros de su novia, mientras que en la otra sostenía el misterioso frasco que había desencadenado aquella desastrosa situación—. Si recuperas tus poderes, no tendrás que seguir viviendo en una burbuja.
Klaus resopló— es un camino sin vuelta atrás, ¿bien? Ya sabes: poderes, fantasmas, drogas, olvido, sexo... —pensó por unos instantes—. Es una gran mezcla de cosas terribles, y no pienso volver a ese Klaus. Me gusta este Klaus que colecciona cupones, es responsable, frugal, confiable... y lo más importante es que a Claire le gusta este Klaus y confía en él y lo admira.
Brangwy asintió con su cabeza mientras cerraba sus ojos, dejando caer su rubia cabellera sobre el hombro de Cinco. De pronto, un gruñido proveniente del estómago de Benn hizo acto de presencia.
Klaus exclamó lleno de asco al divisar como el asiático vomitaba sobre la alfombra un repugnante líquido amarillento. Diego lo jaló de su mata húmeda de pelo para recostarlo en el sofá, por su parte, Luther jalaba sus dos tentáculos hacia la misma dirección.
—Estoy bien, solo necesito descansar.
Repentinamente, comenzó a convulsionar, causando un revuelo de asco al contemplar la escena.
—¿Deberíamos llamar una ambulancia?
El cuerpo de Ben dejaba de tambalearse, sin embargo, se notaba débil.
—No, nada de policías. —susurraba con poca fuerza.
Cinco y Brangwy se separaron del agarre que ambos ejercían, el pelinegro enredó sus dedos con los de ella mientras que la rubia le pasaba su abrigo oscuro. Ambos se pusieron de pie— oigan, debemos volver a la tintorería y buscar más información.
—Yo manejo —soltó Diego abandonando el lugar junto a su esposa, no sin antes ayudar a cargar al chico Sparrow hacia su van—. Andando, bobos.
Diego estacionó aquella pequeña camioneta justo en el mismo lugar que la noche anterior, habían muchas diferencias desde que la rubia había pisado ese lugar junto a los demás desde la última vez. Las vibrantes luces del letrero no estaban encendidas, lo que hizo que frunciera el ceño.
—Yo me encargo... —el moreno no pudo continuar con su oración, al abrir las puertas de aquella misteriosa tintorería se dio con la sorpresa de que el lugar estaba increíblemente vacío, como si un huracán hubiese pasado por allí sin dejar absolutamente nada.
—Bueno, parece que ese tal Sy Grossman se fugó. —habló esta vez Allison, observando como Número Cinco tomaba un pedazo de papel que colgaba de un perchero.
El pelinegro desdobló aquél papel desconcertado— o tal vez lo secuestraron —su sorpresa dio lugar en sus expresiones, percatándose de que se trataba de nada más y nada menos que de un mapa—. Miren esto. New Grumpson, Maine.
—Tal vez su hija esté ahí, Jennifer. —señaló Lila con su dedo índice.
—O quizá es dónde huyó aquél misterioso hombre... —la voz de Brangwy retumbaba entre las paredes, puesto que el lugar estaba completamente vacío.
Cinco resopló ante las suposiciones de ambas chicas— bueno, solo hay una manera de averiguarlo. —Diego asintió ante su petición, sacando sus llaves mientras las atajaba en el aire.
Un pequeño e intrigante silencio invadió el interior de la tintorería por varios instantes.
—Nos vamos de viaje.
« Mierda. » Pensaba Brangwy antes de aceptar adentrarse en aquél caótico y desastroso recorrido que se veía venir junto a la Academia Umbrella.
. ָ࣪ ִֶָ 𖥔 ━━━━NO OLVIDES VOTAR, ME AYUDAS MUCHO! <3 💚🌪
pd: Muchas gracias por todo el apoyo que recibe Brangwy a diario, a pesar de que faltan unos cuantos capítulos para que esta preciosa obra llegue a su debido final, aquellas estimadas lectoras que han seguido la novela desde hace dos años serán compesadas de igual manera que la audiencia actual...
BRANGWY TENDRÁ CAPÍTULOS ESPECIALES! So... ya saben, veremos a esta adorada rubia danzar entre distintos escenarios y situaciones aún así el relato de su caótica historia haya culminado.
Es válido dejar en los comentarios alguna situación por la que te gustaría ver a Brangwy enfrentar (ya sea navidades, Halloween, cumpleaños, etc), pero eso será solo al final. Aún queda mucho por dar terminado este extraordinario viaje, así que nos vemos en el próximo capítulo!
━mel was here. 💋
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