🥀How it started
🥀Agosto 2014
Yelena y Rúben fueron invitados a una fiesta de uno de sus amigos que celebraba su aceptación a una universidad en Estados Unidos. Todo iba bien pues entre risas y tragos nada podía salir mal, cierto?
Excepto que apenas tenían 17 años.
-Patricia!- Yelena era amiga cercana de la novia de Bruno, quien era el festejado.
-Yelena! Dios!! Me alegra verte!- las dos se abrazan y se sientan para tener una conversación.
-Y los dos ya saben qué les depara el futuro?- pregunta Yelena.
Patricia desvía la mirada -Decidimos que cada quien tomará diferentes camino- le cuenta su amiga y las dos empiezan con los tragos al tope.
Poco a poco los efectos del alcohol estaban surtiendo efecto. Yelena era un poco más resistente que Rúben y aún así le gustaba dejarse llevar.
De un momento para otro los dos amigos se encontraban bailando sin parar. Hasta que de a poco la música se iba cayendo hasta el punto de no escuchar absolutamente nada, o al menos era el caso de Rúben y Yelena.
La inglesa rodea el cuello del portugués, ambos juntan sus frentes y miran a los labios del otro. Sus respiraciones se aceleraban y al mismo tiempo se hacía uno solo.
-Te amo, Yelena Holland- confiesa un Rúben ebrio.
-Rúben...- con lo poco sobria que estaba, también se atrevió a confesar sus sentimientos que por tanto tiempo había estado ocultando -... Te amo- y es la rubia quien toma la iniciativa aventándose a los labios del castaño.
Rúben no tarda en corresponderle lo que sería su primer beso. El tocar los suaves labios de la británica fue una explosión de emociones para el portugués. Siempre deseaba con muchas ansias besar su boca y ahora se le cumplió aquel deseo.
El contacto se volvió más salvaje llegando al toque de lenguas y eran como si ambas se necesitaba llegando al punto de ambos estar con las hormonas al tope.
-Te quiero hacer mía...- se le escapa decir a Rúben con un gemido.
Yelena muerde el labio inferior del portugués -Y qué esperas...?- ella se despega un poco sonriendo a su chico.
Él besa su nariz -Tu aprobación- sus manos controlaban la cintura de la rubia.
La inglesa de nuevo toma la delantera y mete una de sus manos por dentro de los jeans de Rúben para masajear su erección -Solo hazlo...- juntan sus labios -... te lo ruego- se siguen besando hasta que los dos ya no aguantan su deseo de hacer el amor.
-Como ordene, señorita- toma con delicadeza la mano de su chica y la lleva arriba en un cuarto disponible.
Los dos ríen mientras se quitan sus chamarras y de nuevo empiezan a besarse apasionadamente. Rúben carga a Yelena de los muslos colocándola en una mesita y al mismo tiempo pegándola contra la pared, ya con eso fue el inicio de una alocada noche.
Poco a poco la ropa entre ellos se desvanecía y los labios de cierto portugués iban dejando marca por todo el cuerpo de la rubia hasta llegar a la zona íntima de ella. Él se encarga de abrir sus piernas poco a poco y el contacto de sus manos estremece la piel de Yelena. Primero son los dedos que son los afortunados de apoderarse de la feminidad de Yelena.
La inglesa empieza a soltar gemidos un poco más fuertes a tal punto de casi correrse -Más... Rúben... más...- ruega exitada.
Rúben hace caso y ahora era el turno de su lengua introducirse en la vagina de la rubia. Ahí fue donde Yelena empezó a gritar, mientras que el portugués solo le tocaba saborear lo rico que sabía la inglesa.
Después de estar un rato así más, Yelena es quien toma el control empujando a Rúben hacia la cama. Hace un recorrido con su lengua hasta llegar a su pene el cual ya estaba duro.
-Joder! Yelena! Ya no me hagas sufrir...- Rúben pide jadeando.
Primero lo masturba y después se lo mete todo a su boca para empezar a succionar fuertemente salvaje. Rúben cierra los ojos y suelta gemidos mientras enreda sus dedos en el cabello de su chica disfrutando de la mamada que le daban.
-Así, reina... así... sigue...- ruega el portugués sintiéndose en las estrellas.
Yelena siente cómo el castaño se chorrea en su boca llenando toda su garganta y es cuando se aprovecha para bañarse con lo que salió de Rúben.
-Dios! Que belleza!- halaga Rúben y la toma para aventarla en la cama. Sin misericordia alguna introduce su pene dentro de Yelena para darle unas embestidas como nunca antes. La cama rechinaba y rechinaba golpeando la pared demostrando cuánta intensidad le daban al amor.
Ambos se corren para llegar al clímax y durante unos minutos más continúan con el sexo hasta que el portugués se despega colocándose a un lado de la rubia.
-Eres el mejor, Rúben Dias- reafirma Yelena.
El castaño la besa en corto -Lo que sea por mi niña- confiesa y los dos se duermen.
Lamentablemente ninguno recordó tan fascinante noche.
Los días pasaron y Yelena se dio cuenta que aún no llegaba su periodo. Esto la llevó al punto de hacerse una prueba de embarazo la cual salió positiva.
Tenía que decirle a Rúben.
Así que lo citó en su lugar de siempre y este llegó muy sonriente pues poco a poco el portugués tenía leves recuerdos de aquella noche provocando que le alzaran las esperanzas de formar algo oficial con ella.
-Hola, Yelena- siempre la saludaba respetuosamente.
-Rúben- su mirada pálida lo ponía nervioso. La conocía al pie de la letra.
-Qué sucede? Todo bien?
Ella baja la mirada -No...
-Yelena, me estas asustando- llega a abrazarla y es así como la británica suelta el llanto.
-Estoy embarazada, Rúben. Lo estoy- alza su mirada y es como un balde de agua fría como le cae la noticia al portugués.
La chica de la que siempre ha estado enamorada está embarazada. Sería padre! Para él era una señal de que tenía que estar con Yelena.
Aunque la rubia no pensaba lo mismo, esto significa que su vida se había acabado. Ya no podría cumplir sus sueños. Se quedó estancada.
-Te prometo que cuidaré de ti y de nuestro futuro hijo- besa sus manos -Dame una oportunidad para demostrarte que soy capaz de ser digno de ti- dijo desde muy fondo de su corazón.
Todos los sentimientos de Yelena se le habían juntado provocando que no la dejaran pensar claramente -Rúben... creo que solo tendremos que ser los padres. No más- rechaza con el corazón roto.
En esos instantes, Rúben quería llorar -Yo respeto tu decisión, Yelena. Aún así no me impedirá el estar contigo- replica besando su frente y apapachando a la inglesa.
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