Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

⋆⭒˚.⋆ 𝟎𝟐.





MANSIÓN BLACK.

Jaime abrió los ojos, sumida en la oscuridad de su habitación. La misma pesadilla que la acosaba todas las noches desde aquel fatídico día. El recuerdo de Regulus, el amor de su vida, su amor, perdido en la oscuridad de la cueva de Voldemort.

A pesar de haber viajado en el tiempo, a pesar de haber intentado cambiar el curso de los eventos, no pudo salvarlo. La culpa y el arrepentimiento lo consumían.

En su mente, revivía el momento en que llegó a la cueva, demasiado lejos para ser vista. La Jaime del pasado se había ido, gracias a la intervención del elfo. Pero la Jaime del futuro, armada con la determinación y la desesperación, había sacado su varita y conjurado una tormenta de fuego.

El recuerdo de aquel instante era vívido. La llama que iluminó la oscuridad, la sensación de poder y de impotencia al mismo tiempo. Y luego, nada. Ella había desapareció, como si nunca hubiera estado allí.

Jaime se sentó en la cama, cubriéndose el rostro con las manos. ¿Por qué no pudo salvarlo? ¿Por qué el destino se obstinaba en mantenerlos separados? Las preguntas se repetían en su mente, sin respuesta.

La habitación estaba en silencio, solo interrumpido por la respiración entrecortada de Jaime. La oscuridad parecía cerrarse sobre ella, como si intentara ahogarla. Pero ella no podía dejar de recordar, no podía dejar de sentir.

La tristeza que había envuelto a Jaime momentos antes se disipó rápidamente al escuchar los pasos que se acercaban. Se limpió las lágrimas con su manga, intentando recomponerse antes de que la puerta se abriera.

El ritmo de los golpes en la puerta era inconfundible, solo alguien cercano a ella sabía ejecutarlo con tanta precisión. La sonrisa de Jaime se dibujó en su rostro antes de que la puerta se abriera.

El chico que entró era una visión familiar y querida. Su cabello azabache y ojos verdes brillaban en la luz tenue de la habitación. Harry, su sobrino, su luz en la oscuridad.

—Mamá Jay, ¿estás bien? —preguntó Harry, acercándose a ella con preocupación.

Jaime sonrió levemente, intentando tranquilizarlo.

—Claro que sí, cariño. No te preocupes.

Harry se acercó más, examinando el rostro de Jaime en busca de señales de dolor. Su mirada era intensa, como si pudiera ver más allá de la superficie.

—¿Segura? —insistió, su voz llena de ternura.

Jaime asintió, abrazando a Harry con fuerza.

—Sí, estoy bien. Solo un mal sueño.

Harry se relajó un poco, pero su mirada seguía siendo vigilante. Sabía que Jaime no le había contado todo, pero no presionó. En su lugar, se sentó a su lado, ofreciendo silencio y compañía.

En ese momento, Jaime supo que todo estaría bien. Con Harry a su lado, la oscuridad no podía prevalecer.

Jaime no podía evitar contemplar a Harry, su rostro era un recordatorio constante de su hermano mayor, James Potter. La misma sonrisa, las mismas expresiones, cabello azabache, la misma energía y vitalidad.

Después de la muerte de Regulus, Jaime había sentido una pérdida irreparable, se había ido. Y dos años después, el dolor se había intensificado con la muerte de James y Lily Potter a manos de Voldemort.

Jaime recordaba la noche en que sucedió como si fuera ayer. La sensación de vacío y desesperanza que la invadió. Su hermano, su mejor amigo, su familia, todos habían sido arrebatados de su lado.

Pero entonces, había llegado Harry, el hijo de James y Lily, el último vínculo con su familia. Y Jaime había encontrado una nueva razón para vivir, para proteger y cuidar al niño que había sido dejado huérfano por la crueldad de Voldemort.

Mientras contemplaba a Harry, Jaime sentía una mezcla de emociones. Tristeza por lo que había perdido, pero también gratitud por lo que había ganado. Harry era su familia ahora, su razón de ser.

—Harry —dijo Jaime, su voz baja y emotiva.

—¿Sí, Mamá Jay? —respondió Harry, mirándola con curiosidad.

Jaime sonrió, intentando ocultar sus sentimientos.

—Nada, solo estoy feliz de tenerte aquí conmigo.

Harry sonrió a su vez, abrazando a Jaime.

—Siempre estaré aquí para ti, Mamá Jay.

















┊‧₊🦋 : ‧₊˚ ┊͙















𝐑𝐞𝐜𝐮𝐞𝐫𝐝𝐨. . .

Jaime se apareció en el Valle de Godric, su corazón latiendo con furia y dolor. La noticia de la muerte de James y Lily Potter había llegado hasta ella, y ahora se encontraba cara a cara con la traición.

Sirius Black y Peter Pettigrew estaban frente a la casa de los Potter, sus rostros reflejando emociones opuestas. Peter mostraba frustración y culpa, mientras que Sirius sollozaba y reía, su mirada desesperada.

—¡Tú fuiste! Tú traicionaste a James y a Lily —gritaba Sirius, su voz llena de dolor y rabia.

Jaime se acercó, su mirada oscura y demandante.

—¿Qué dijiste? —preguntó, su voz baja y peligrosa.

Peter y Sirius se voltearon a verla, el primero pálido y el segundo aliviado.

—E-el los traicionó... —tartamudeó Peter, apuntando a Sirius— y mato a estos muggles.

—¡Eso es mentira! —gritó Sirius, su voz llena de indignación.

Jaime se acercó más, su varita en la mano, su mirada fija en Peter.

—Tú eras el guardián —comenzó a decir Jaime, su voz llena de veneno—. Mi hermano y mi cuñada, ¿creíste que no me dirían...? eres un estúpido y lo lamentarás.

Peter retrocedió, su rostro pálido de miedo.

—No... no entiendes... —tartamudeó.

—Entiendo perfectamente —dijo Jaime, su sonrisa amargada—. Tú traicionaste a mi familia, a mis amigos, ¿cómo pudiste? Éramos amigos, ¡Todos! nos traicionaste, a ellos—Jaime apuntó hacia la casa con lágrimas en los ojos—A Harry, a Sirius, a mi. Y ahora pagarás por ello.

La varita de Jaime brilló con una luz intensa pero antes de que impactará,los aurores aparecieron, apuntando con sus varitas a Jaime, Sirius y Peter. La confusión y el caos reinaban.

—¡Fue él! —chilló Peter, apuntando a Sirius

—¡Mentira! Peter Pettigrew los traicionó —gritó Sirius

Pero Jaime no se dejó intimidar, los otros dos seguían gritando sin parar, desafiándose. Jaime avanzo hacia un auror, su rostro bañado en lágrimas.

—Soy Jaime Potter, hermana de James Potter —declaró con firmeza—. Tenemos que hablar. Traigan a Dumbledore y llévense a mi sobrino.

El auror asintió y, en un instante, todos se encontraron en una oficina elegante. Albus Dumbledore ya estaba allí, su presencia tranquila y autoritaria.

—Háganme tomar la poción de la verdad —exigió Jaime—. A mí, a Sirius y a este traidor.

La cara de Peter se desfiguró, su miedo y culpa evidentes.

—No... no puede ser... —tartamudeó.

Dumbledore asintió y llamó a un ayudante.

—Traigan la poción de la verdad. Queremos saber la verdad sobre la muerte de James y Lily Potter.

La tensión en la habitación era palpable. Jaime y Sirius intercambiaron una mirada de determinación. Peter, por su parte, parecía a punto de derrumbarse.

La poción de la verdad sería el juicio final. Solo la verdad saldría a la luz.

Gracias a la poción de la verdad, la justicia había sido servida. Sirius Black había sido liberado de la amenaza de Azkaban. Su inocencia había sido demostrada y su honor restaurado.

Por otro lado, Peter Pettigrew había sido condenado por su traición y crímenes. Fue sentenciado a sufrir el beso del Dementor, un castigo terrible que le arrebataría su alma y lo dejaría en un estado de existencia vacía y desolada.

Además, los hechiceros del Ministerio de Magia habían aplicado un hechizo especial para evitar que Pettigrew se transformara en su forma de Animago, una habilidad que había utilizado para escapar durante años. Ahora, estaría atrapado en su forma humana, sin posibilidad de escapar.

La noticia de la sentencia de Pettigrew se extendió rápidamente por la comunidad mágica, y muchos se sintieron aliviados de que la justicia hubiera sido servida. La traición de Pettigrew había causado un daño irreparable, pero al menos ahora pagaría por sus crímenes.

Jaime, aún emocionalmente agotada, se sintió un poco mejor sabiendo que la verdad había salido a la luz y que la justicia había sido servida. Su hermano y su cuñada podrían descansar en paz, sabiendo que su memoria había sido vengada, su mirada fija en el pequeño cuerpo que sostenía, Jaime se movía con lentitud y el pequeño niño dormía con tranquilidad.

—Gracias, Dumbledore —dijo Jaime, con lágrimas en los ojos—. Gracias por creer en mí y en Sirius.

Dumbledore sonrió y puso una mano en su hombro.

—La verdad siempre saldrá a la luz, Jaime. Y la justicia será servida. Tu familia puede descansar en paz.
















┊‧₊🦋 : ‧₊˚ ┊͙


















𝐏𝐫𝐞𝐬𝐞𝐧𝐭𝐞. . .

—¿Emocionado por comenzar pronto tu quinto año?—pregunto Jaime sonriendo.

—Como no va a estarlo, Jaime

La voz familiar de Sirius Black resonó en la habitación, llenando el espacio con su presencia carismática. Jaime y Harry se levantaron de la cama, sonriendo hacia el recién llegado.

Sirius se encontraba recostado en la puerta, su cuerpo alto y elegante, su barba recién crecida que lo hacía parecer más maduro y autoritario. Su sonrisa de lado, característica de él, iluminó la habitación.

Jaime y Harry se acercaron a él, abrazándolo con afecto.

—¡Sirius! —exclamó Jaime—. Me alegra verte.

—Lo mismo digo, Jaime —respondió Sirius, devolviendo el abrazo—. He echado de menos esta sonrisa tuya.

Harry se unió al abrazo, sonriendo.

—¡Papá canuto!

La habitación se llenó con la calidez y la alegría de la reunión.

Después de la traumática experiencia, Jaime Potter y Sirius Black se habían unido más que nunca, con un propósito común: cuidar y proteger a Harry. La casa Black, una mansión espaciosa y elegante, se convirtió en su hogar, un lugar donde podrían encontrar refugio y seguridad.

Con el tiempo, la casa se transformó, reflejando la personalidad y el carácter de sus ocupantes. Los colores vibrantes y las texturas cálidas reemplazaron la solemnidad y la oscuridad que una vez la caracterizaban.

Jaime, con su toque femenino, había agregado detalles decorativos que hacían la casa sentirse más acogedora. Flores frescas en los jarrones, cuadros coloridos en las paredes y alfombras suaves bajo los pies.

Sirius, por su parte, había contribuido con su sentido del humor y su amor por la magia. Había instalado un sistema de seguridad mágico avanzado y había creado un espacio especial para Harry.

Harry, el centro de su universo, crecía y florecía en ese entorno amoroso. La casa Black se convirtió en su santuario, un lugar donde podía ser él mismo, sin temor a ser juzgado o lastimado.

Los tres formaban una familia no convencional, pero llenos de amor y dedicación. Jaime, la tía amorosa, Sirius, el tío adoptivo, y Harry, el niño que los unía. Juntos, enfrentarían cualquier desafío que se les presentara, como una familia unida y fuerte.

—¿Como estuvo la misión? —preguntó Jaime

La luz del sol iluminaba la cocina, creando un ambiente cálido y acogedor. Kreacher, el elfo doméstico, se movía con eficiencia, sirviendo el desayuno que flotaba en el aire.

Jaime, Sirius y Harry bajaban las escaleras, listos para comenzar el día. La conversación fluía con naturalidad, hasta que Sirius mencionó el nombre de Alex Nott.

—Bastante bien, después de lo del torneo y poder capturar a Alex Nott —dijo Sirius, con una sonrisa satisfecha.

Jaime sintió una punzada en el pecho, al escuchar el nombre de su antiguo amigo y confidente. La traición de Alex había sido un golpe duro, la herida aún no había cicatrizado completamente.

—¿Cómo... cómo está? —preguntó Jaime, intentando mantener la calma.

Sirius se dio cuenta del cambio en el tono de Jaime y se acercó a ella.

—No te preocupes, Jaime. Está bajo custodia del Ministerio. No podrá hacer daño a nadie más —dijo, con una voz tranquilizadora.

Harry, que había estado observando la conversación, se acercó a Jaime y le tomó la mano.

—¿Estás bien, Mamá Jay? —preguntó, con preocupación.

Jaime sonrió débilmente y asintió.

—Sí, cariño. Estoy bien.

La tensión en la habitación se disipó lentamente, y los tres se sentaron a desayunar, rodeados de la calidez y la comodidad de su hogar. Sin embargo, la mención de Alex Nott había dejado una sombra en la mente de Jaime, recordándole la complejidad de las lealtades y las traiciones en el mundo mágico.

La escena se desplegaba ante los ojos de Jaime, como si el tiempo se hubiera detenido. Alex Nott, el traidor, había ayudado a Voldemort a regresar al poder, y Cedric Diggory había estado a punto de caer víctima de su ambición.

Pero entonces, Sirius, que es un auror destacado, había aparecido en el escenario, acompañado de otros aurores. Su llegada oportuna había cambiado el curso de los eventos, evitando que la catástrofe se consumara.

Cedric Diggory, el joven y noble estudiante de Hogwarts, había sido salvado de una muerte casi segura gracias a la intervención de Sirius y sus compañeros. La acción rápida y decidida de los aurores había frustrado los planes de Alex Nott y Voldemort.

Jaime sintió un alivio profundo al recordar aquel día. La valentía de Sirius y los demás había evitado un desastre, y había cambiado el curso de la historia.

═══════════════════════════

VOTAR Y COMENTAR
PARA EL SIGUIENTE
CAPÍTULO.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro