⋆⭒˚.⋆ 𝟎𝟎.
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CAPÍTULO CERO
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1975, sábado 21 de septiembre
Jaime avanzaba con determinación hacia la habitación de los chicos, su objetivo claro: encontrar a Remus. Atrás de ella, James caminaba con una expresión seria, como si llevara el peso del mundo sobre sus hombros. Su rostro reflejaba nerviosismo, no controlado.
Sirius, por otro lado, sonreía de oreja a oreja, su mirada brillante y divertida. Era la sonrisa de alguien que sabía un secreto y no podía esperar para compartirlo. Peter, que caminaba junto a Sirius, se retorcía las manos con nerviosismo, pero también esbozaba una sonrisa maliciosa. Era la mirada que tenía cuando estaban en medio de una broma.
Al entrar en la habitación, Jaime encontró a Remus sentado en su cama, rodeado de libros y papeles. Su mirada se levantó al ver a Jaime y sus amigos, y miró a sus amigos con desconfianza que Remus no trató de disimular.
— Por Godrid — dijo Remus, antes de que James pudiera hablar — ¿Que hicieron ahora?
— ¡No hemos hecho nada! — Dijo Sirius ofendido de la acusación, pero todavía sonreia como un loco. —No te preocupes, Remus. No es nada
malo —dijo, guiñando un ojo.
Peter se acercó, su sonrisa maliciosa creciendo.
—En realidad, es algo bastante divertido —dijo, con una risa contenida.
— Entonces, ¿Por que tanto misterio? — Preguntó Remus, mirando a Jaime
Remus miró entrecerrando los ojos con desconfianza a los tres chicos, miró a Jaime de nuevo, levantando una ceja interrogante. James tragó, la manzana de Adán se balanceó, luego se aclaró la garganta.
— Moony — comenzó a decir James con lentitud— Tal vez recuerdes que tuvimos una idea, en tercer año...
— Tienen ideas todo el tiempo, James, sé específico — dijo Remus, irritado
— El... para ayudarte con el... sé que dijiste que no deberíamos, um... — James se pasó la mano por el cabello — Pero ya habíamos llegado tan lejos con eso, y... um... mira, lo siento, lo sentimos... pero...
—¡Fue idea de James! —dijo Sirius, acusando con un gesto infantil, mientras señalaba a su amigo con un dedo acusador.
Jaime sonrió divertida y lo empujó levemente para acercarse a Remus, quien la recibió con una sonrisa cálida.
—No te creas —dijo James, defendiéndose—, fue idea de Sirius. Él siempre quiere causar problemas.
Sirius se rió y negó con la cabeza.
—No, no, fue idea de James, juró —dijo, cruzando su corazón con la mano.
Remus se rió y sacudió la cabeza.
—No importa quién tuvo la idea —dijo—. Solo, díganlo ya.
Todos se quedaron callados, Peter y Sirius miraban a James para que comenzara a decirlo, pero este se mantenía callado.
— ¡Escúpanlo! — Remus suspiró.
Jaime rodó los ojos
— ¡Sorpresa! Nos hemos convertido en animagos
— ¡¿Qué?!
— ¡Oh, por el amor de Merlín! — Sirius dijo, dando un paso adelante — ¡Mira, Remus!
Y con eso, Sirius se transformó rápidamente en un perro negro muy grande, Remus se había parado de golpe, parpadeaba repetidas veces, mirando sin poder creerlo
Sirius, en forma de perro, ladró y movió la cola juguetonamente. Remus se sorprendió al ver a Sirius transformarse de nuevo en su forma humana.
—No puedo creer que lo hicieras. — Se sentó de nuevo, sintiéndose un poco inestable.
— ¿Estás enojado con nosotros? — Preguntó James, sus ojos enormes y serios.
— ¿Pueden hacerlo todos?
Los tres asintieron y se transformaron en un ciervo (James), una mariposa (Jaime) y una rata marrón (Peter)
Las astas de James rasparon el techo bajo, mientras Sirius se reía con entusiasmo. La habitación se llenó de emoción y asombro, ya que Remus presenciaba por primera vez la transformación de sus amigos en sus formas animales.
Una mariposa de una belleza etérea. Su cuerpo delicado y ligero se cubrió de escamas iridescentes que reflejaban los colores del cielo en un día de verano. El azul y el celeste se mezclaron en un patrón intrincado, creando un efecto de brillo y profundidad que parecía casi sobrenatural.
Al moverse, sus alas batían con suavidad, produciendo un zumbido suave que llenaba la habitación. La luz que emanaba de su cuerpo era intensa, iluminando cada rincón de la estancia con una radiación cálida y reconfortante.
La mariposa parecía una criatura mítica, salida de un sueño o una leyenda. Su presencia era hipnótica, y quienes la vieran no podían evitar sentirse atraídos por su belleza y su luz.
Sirius, que estaba cerca, no pudo evitar sonreír al ver a su amiga en su forma de Animaga. Demostrando que era un símbolo de su espíritu libre y su alma brillante.
—Eres una verdadera obra de arte, Jaime —dijo Sirius, con admiración en su voz.
Jaime, en su forma de mariposa, se posó en su hombro, y con un movimiento suave, le tocó la mejilla con su antena. Era una forma de comunicación silenciosa, pero llena de significado.
La habitación estaba llena de risas y alegría. Sirius, en su forma humana, se había subido encima de James, convertido en un majestuoso ciervo, y se aferraba a sus astas mientras James trotaba por la habitación, intentando sacudirlo. Finalmente, James logró deshacerse de Sirius, quien cayó al suelo con un grito de diversión.
Remus observaba la escena con una sonrisa en su rostro, maravillado por la habilidad de sus amigos para transformarse en animales. Su mirada se posó en Jaime, convertida en mariposa, que se había posado en su hombro. Luego, la mariposa comenzó a volar alrededor de él, su vuelo ligero y gracioso.
Peter, en su forma de rata, se unió a la diversión, corriendo por la habitación y escondiéndose debajo de los muebles. La habitación era un torbellino de risas y movimiento, lleno de la alegría y la camaradería de los Merodeadores.
En ese momento, la habitación estaba llena de magia y libertad, donde cinco amigos podían ser ellos mismos, sin temor a ser juzgados o rechazados. La unión y la confianza entre ellos era palpable, y su amistad era más fuerte que nunca.
La escena mostraba la confianza y la unión entre los Merodeadores.
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