⁰³ | 𝐿𝑎𝑏𝑒𝑟𝑖𝑛𝑡𝑜.
Ambos chicos se encontraban corriendo por el laberinto.
Gracias a los hechizos de Aki habían logrado encontrar la salida.
¡Saldrían a tiempo y luciendo como unos príncipes! Tal vez podían burlarse de Lucci.
— ¿Y si rompemos las paredes?. — Cuestiona Mash ladeando la cabeza.
— ¿Qué te dije sobre las paredes?.
— Las paredes no deben romperse. — Contestó.
— ¡Bien! ¡Eres muy listo!. — Brillos aparecieron alrededor de Mash.
Entonces un golpe estruendoso se escucho a lo lejos, cerca de donde estaba Lemon.
— Mash.
— Si.
— Estamos a unos metros de la meta.
— Si.
— Vamos por Lemon.
— Si.
No dijo nada cuando el cabecita de hongo empezó a romper las paredes, había que ganar tiempo y bueno lo dejo ser el mismo.
"Ayúdame Dios"
Una gran estatua sobresalió haciendo un acertijo que no pudo descifrar.
¿Era una medusa? ¿Gallina?.
"Ya no me ayudes Dios"
— Algo así. — Habla Mash dándole una patada a la estatua haciéndola caer. — No existe.
Los ojos de la chica se abrieron con incredulidad, a su lado apareció Aki aplicando un poco de su magia para evitar que saliera mas sangre de su mano.
— ¿Por qué?. — Susurra Lemon.
— Somos amigos ¿verdad?. — Responde el chico. — Los amigos siempre se ayudan.
— Pero-
— Lamento haberme enojado. — La Interrumpió. — Si aceptaste eso es porque tenias motivos importantes.
Ofreció su mano para ayudarla a levantarse y con un poco de timidez acepto poniéndose de pie.
Entonces cayeron en cuenta de que el tiempo se acababa y no podían ir a burlarse de Lucci.
— ¡No llegaremos a tiempo!. — Exclamó Lemon.
— ¿Y como crees que llegamos tan rápido?. — Cuestiono Mash dándole un gran golpe a la pared.
Por su parte Lucci se recocijaba en su triunfo, había saboteado toda la prueba de Mash y que mejor al ver al hijo de Satoru Gojo fracasar junto a él.
Si bien Gojo lo había humillado hace unos años, ahora el podía hacerlo con su querido hijo.
Y en una nube de polvo aparecen los dos desgraciados.
— ¡Surprise!. — Celebra el mini Gojo moviendo sus manos de arriba hacia abajo.
Entonces todos los demás aspirantes lo ven mal y baja sus manitas, apenado pero no derrotado.
— ¿Esto se puede hacer? ¿No es trampa?
— Claro que no.
— ¡Es trampa!
El disgusto en todos se hizo presente y varios se pusieron de acuerdo para gritarles que se fueran.
— Quiero irme a casa. — Habla un Mash muy triste.
— Yo también. — Se une Aki jugueteando con sus manos.
— ¡Si haces eso, deja de ser un laberinto!.
— Tienes razón.
— ¡En un laberinto hay que perderse!
— Es cierto.
— ¡¿Qué es un laberinto?!.
— Pura filosofía. — Contestaron ambos al unísono.
Y los abucheos siguieron.
— ¡Ya dejen de gritar eso, no fue su culpa!. — Gritó Irvine apretando sus puños hacia su pecho.
— ¡No te atrevas!. — Inquirió Lucci. — ¡Si lo dices lo pagaras caro! ¡Puedo reconsiderar lo que te prometí!
— Yo-
— ¡Basta!
— Estuve poniéndoles obstáculos para que no llegarán a la meta por petición del profesor Lucci. — Admitió la chica bajando la mirada.
— ¡Así lo quería agarrar puerco!
— ¡Aki!
— Perdón.
— Dijo que me aprobaría si lograba hacer que perdieran el tiempo. Ya que somos pobres, quería entrar a la escuela por mi familia. Pero entonces ellos me rescataron y-. — Su cara dio un cambio drástico y un rubor se hizo presente. — ¡Pelearon por mi amor!.
— Pero si nunca hicimos eso.
Sus rabietas amorosas siguieron generando un sonrojo en el rostro de Aki.
— Es verdad ¿y que?. — Hablo con superioridad. — Yo soy el supervisor. ¿Acaso no puedo reprobar a quien me venga en gana? Un mocoso descarado, una pobretona y... — Pauso sonriendo con descaro. — La decepción de la familia Gojo.
— ¡Usted-!. — Reto Aki alzando su varita con toda la intención de mandarlo a volar pero Mash se adelanto rompiendo la varita del profesor.
— No te pases, profe.
Todos se vieron sorprendidos y el enojo de Lucci incremento.
— ¡Cierra la boca! ¡No me-!
— ¡Guarda silencio!.
— ¡¿Te atreves a llamar decepción a mi hijo!?. — Y apareció el diablo.
Perdón si desaparezco, honestamente el trabajo y la escuela me esta consumiendo más de lo que esperaba pero ey, ¡capítulo nuevo!
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