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Capítulo 6

Dejó su smartrotom sobre su mesa y lo conectó a la corriente para que recargase su batería. No era muy tarde aún, podía ir a visitarlo por un momento como le acababa de pedir él por mensaje. Se sentía horrible, una persona detestable, teniendo novio y gustándole otro chico, aquel novio suyo acababa de marcharse hace apenas una hora.

No tardó mucho en alistarse luego de no hacer nada por una hora. Llevaba la ropa que había ocupado durante todo el día, solo se arregló su cabellera y se aseguró de abrigarse bien, comenzaba a hacer frío afuera. Agarró su teléfono; que ya estaba cargado, se puso sus zapatos y salió de casa para ir a la ubicación acordada.

Una fina capa de nieve empezaba a acumularse en el suelo, coches y techos de las casas. Aquello le puso más frío y melancólico, no sabía en que momento se había convertido en un ser despreciable hasta para él mismo.

"Soy un desagradecido" pensó apartando la nieve del suelo con la punta de sus zapatos al ir arrastrando los pies. Llegó al mismo parque de esa mañana y allí lo pudo ver, ese chico iba a matarlo de lo atractivo que era, iba casual como siempre pero lo hacía lucir tan bien...

Sacudió su cabeza de un lado al otro tratando de dejar de pensar en aquello, impresionante que se lo intentara negar hasta a su consciencia, obviamente no fue así. Se acercó al chico que tan loco lo tenía y este al verle sonrió con una mezcla de duda, amor y felicidad, pero sus ojos reflejaron tristeza y celos.

—Tokio.— Le llamó por su nombre aquel chico, su voz era ronca, causando un pequeño estremecimiento por parte del otro.

—Gary.— Se quedó mirando a sus ojos llenos de resentimiento y recelo, aquellos ojos de un color verde oliva tan oscuro. Pero Tokio lo conocía bien desde los últimos cuatro años y sabía lo que expresaba su mirada.

El castaño se acercó a él y lo abrazó con fuerza y a la vez agotamiento, como si estuviera muy cansado. Devolvió aquel abrazo envolviendo sus propios brazos alrededor del cuello del contrario.

—Moriría por besarte ahora mismo.— La voz temblorosa de aquel Oak hizo trizas el corazón del peli blanco en segundos.

—Lo sé, pero la infidelidad sería algo que no me perdonaría nunca...— Siendo sinceros amaba muchísimo a ese castaño. Los sentimientos que tenía por Gou fueron pasajeros cuanto más pasaba el tiempo, se esfumaron sin notarlo, solo lo veía como un gran amigo, pero confundió aquel cariño con enamoramiento, y la cagó.

Esa misma tarde se trató de convencer a sí mismo que aún lo seguía amando, le mandó muchos mensajes y videos de amor, le dedicó canciones preciosas, lo besó de una forma compulsiva hasta dejar los labios del oji azul hinchados... pero simplemente nada funcionaba.

—...¿Y por qué no le dejas?— Otra vez esa misma pregunta que siempre le hacía el castaño cada vez que se veían. Aún en el abrazo Gary posicionó sus brazos en la cintura de Tokio mientras colocaba su cabeza en el interior del cuello del peli blanco.

—Tengo miedo de hacerle daño...— La voz del oji verde se quebró y sus ojos comenzaron a lagrimear—. T-tal y como lo hice cuando éramos p-pequeños...— Lloraba en el hombro del castaño.

—Te pusiste enfermo, no fue tu culpa.— Puso aún más fuerza en el abrazo—. Eres su amigo de la infancia, no va a odiarte porque ya no gustes de él... aunque sea un cabezota yo sé que te lo perdonará.

—...¿Y si n-no es así? ¿Y-y si me manda a la mierda y dejamos de d-dirigirnos la palabra?— Los sollozos del peli blanco a este punto ya no podían ser contenidos de ninguna forma, le provocaban un doloroso nudo en la garganta.

—Estaré yo ahí para ti, siempre lo estaré—. Acarició la espalda de Tokio, este no aguantaba su llanto gracias a que no había nadie por ahí en aquellas calles a tales horas de la noche—. Te amo, cuando estés listo allí estaré para apoyarte.

Gary se separó del abrazo y los brazos del peli blanco pasaron a la cintura de su contrario. El mayor limpió sus lágrimas con sus pulgares y se acercó a su cara para dejar un beso en su frente gracias a la diferencia de altura.

—Y-yo también te amo.— Sonrió por fin algo más aliviado al saber que tenía a alguien apoyándolo incondicionalmente.

Ambos cuerpos quedaron ajenos del otro y se miraron por un pequeño rato más mientras se sonreían con un suave carmín en las mejillas. El menor dio media vuelta y comenzó a caminar de vuelta a su casa.

Se levantó aún sintiendo el rubor en sus mejillas de anoche. Lo hubiera besado de verdad, pero algo le detuvo. Era como si una barrera invisible le hubiese dicho algo que no era capaz de entender, por lo que antes de aquel ansiado beso se detuvo para dejarlo en la frente del moreno.

Lo notó algo triste y nervioso al mirar los mensajes de Tokio, pero él no era de esas personas que hurgaban en la privacidad de los demás, y mucho menos de Gou. Decidió no preguntar por el hecho de que a lo mejor el tema incomodaría al menor, y calló su boca.

Se levantó más despierto de lo que creía, no tuvo ni que frotar sus ojos. No se sentía cansado pero tampoco recargado. Comenzó a pensar en algo, ¿qué le iba a decir Chloe antes de que Gou apareciese por la puerta? ¿Había algo que Gou le estaba ocultando? ¿Por qué haría tal cosa?, son amigos y pueden confiarse lo que sea... ¿no?

Cubrió sus pies con sus zapatillas de peluche con diseño de Pikachu, agarró a su compañero Pokémon aún dormido y lo puso en su hombro. Se puso de puntillas para poder observar al moreno durmiendo plácidamente, con los rayos del sol matutino que entraban por la ventana de la habitación adornando su rostro. El mayor sonrió de forma automática con un brillo singular en sus ojos marrones.

Borró su sonrisa de tonto enamorado y subió cuidadosamente por las escaleras de la litera para poder despertarlo. Posicionó una de sus manos en el hombro del menor y comenzó a moverlo poco a poco.

—Gou... despierta...— le susurraba, esperando causar algún cambio.

—Mghm... cinco minutos más...— el adolescente se giró para quedar de cara a la pared, ignorando los llamados de Satoshi, quien se rió embelesado por su vaga respuesta.

—Hay que desayunar... planeo ayudarte hoy con tus investigaciones—. El mayor hacía lo posible por despegarle las sábanas al otro, pero parecía misión imposible.

—Pika...— su compañero se despertaba somnoliento en su hombro. Bostezó para caminar sobre las cobijas de aquella cama. Se pegó al cuerpo del moreno y Satoshi instintivamente apartó su mano—. ¡Pika...! ¡¡CHU!!— el roedor usó rayo para despertar a Gou, quien se retorció en la cama del dolor.

—¡¿Eso por qué ha sido?!— Lloriqueó el menor, notando como Pikachu volvía al hombro de Satoshi, que le sonreía con burla.

—¡Debió ver que no te despertabas y él hizo su trabajo!— el mayor soltó una risa traviesa—. Vamos, ¡comamos algo rico para tener fuerzas hoy!— le revolvió su cabello negro al moreno, quien soltaba un quejido molesto.

—¡¡Ya voy!! ¡Ya voy...!— alargaba las vocales, ya estando totalmente despierto. Mientras Satoshi salía de la habitación, el ojiazul miraba al sol por la ventana mientras se incorporaba, sentándose momentáneamente en su cama.

Contempló por unos segundos el bello paisaje detrás del vidrio, hoy si que hacía un buen día. Bajó por las escaleras que conectaban ambas camas y caminó hasta el escritorio que los dos compartían. Desenchufó su Smartrotom y observó la hora, marcaban las siete y media de la mañana.

Resignado por la descarga eléctrica anterior, aún estando en pijama, salió de la habitación con su teléfono inteligente en la mano y bajó las escaleras del Laboratorio Cerezo para dirigir su camino hacia la cocina. Olía rico, era una esencia que le gustaba ya que le era conocida.

Al cruzar la puerta observó como Chloe y Dawn conversaban animadamente junto a sus Pokémon, también estaban con su atuendo para dormir. Satoshi miraba distraído algunos vídeos graciosos en su móvil, y Pikachu se reía junto a él de una forma muy divertida.

La risa del mayor era sin duda uno de sus sonidos favoritos. Si fuera por él ya la tendría guardada en una cajita para que cuando quisiera escucharla solo tuviese que girar una manivela.

Sonrió dulcemente. Su rostro de tonalidades morenas brilló por los rayos del sol que se escurrían por las vidrieras de la cocina. "Es tan lindo..." pensó. Sus ojos cansados mostraban adoración.

—¡Buenos días, Gou!— le dijo Chloe, nada más verle—. ¡Las malasadas ya están hechas, te estábamos esperando!— la ojiverde fue directa a recoger las malasadas del horno con un trapo en su mano.

—¿Cómo has dormido?— Le preguntó Dawn, sonriéndole.

—Dormí muy bien, ¡gracias por preguntar!— Gou le devolvió la sonrisa.

Gou llevaba mucho tiempo sin probar de nuevo malasadas. Las comió la primera vez que viajó a Alola, y era de esperarse que nada más llegar tuviera que saborear esos panecillos, son el aperitivo insignia de aquella región y estaban deliciosos.

El moreno estuvo pensando en como decirle Satoshi sobre su relación con Tokio pero algo le decía que debía acabar primero con la relación que mantenía con el peliblanco primero. No se aclaraba, realmente no sabía como decirle al albino el terminar su relación o contarle a Satoshi que andaba con otro chico estando interesado en él.

Se sentó nerviosamente al lado del mayor, sintiendo su corazón palpitar más rápido de lo usual. Algunos movimientos que hacía ni siquiera se daba cuenta de que estaba realizando esas pequeñas acciones, como juguetear con sus dedos o tocarse mucho su cabello azabache.

Cinderace, una bolita de amor, como siempre lo hacía fue directamente a darle un abrazo a Gou para darle los buenos días. Pero al abrazar el cuerpo del moreno se dio cuenta del sudor e incomodidad que desprendía, decidió frotar su mejilla contra el cuello del menor para poder tranquilizarlo lo más que pudiera, ofreciendo apoyo emocional.

—Dios... no me imaginé que duraría tanto en un tren para luego ir en avión y... urf...—la castaña se dejó caer sobre la cama de la habitación de hotel en la que se alojarían. Su Meowscarada, de nombre Minji, se tumbó junto a ella para ronronear con gusto al compartir un pequeño momento con su entrenadora.

—Sí... ha sido tedioso, ¡pero yo ya viajé por Kanto más de una vez para mis concursos así que tienes una buena guía!— Serena dejó todo su equipaje en una pared de la habitación para sentarse al lado de su novia.

La pelimiel acercó sus largos y delicados dedos al rostro de la más baja para poder pasar un mechón revoltoso detrás de la oreja de esta. Ambas se observaron con una sonrisa dulce, solo pudiéndose escuchar las relajadas respiraciones de las dos chicas y los suaves ronroneos de Minji.

Serena se acercó a Mei para poder dar un suave beso en la punta de su nariz, luego atrapó sus labios en un dulce y tierno beso en la que las dos se expresaban tranquilidad, comodidad y amor.

Se separaron en un par de minutos para pedir algo de aire.

—Te amo... eres preciosa...— Un rubor algo vergonzoso y traicionero aparecía en las mejillas de la más altas por los cumplidos de la otra. Serena solo acertó a poner ambas manos sobre su rostro para tapar sus nervios. "Tan linda." Pensó Mei, con una sonrisa de boba total.

—Y-yo también te amo, boba...— Su voz sonaba apresada a causa de sus manos sobre su boca.

Al cabo de un rato la ojiazul se encontraba acostada en el pecho de la más baja, los latidos de la mayor lograban calmarla siempre que podía. Mei solo enterraba su mano derecha en los dorados cabellos de la pelimiel, acariciando cada pelo de su cabeza con cariño.

—En tres días era el concurso, ¿no?— Cuestionó de repente la más baja.

—Si... ¿hay algo mal con eso?— Preguntó de vuelta la otra.

—Nah, solo... ¿crees que nos dé tiempo para visitar a unos amigos?— La pelimiel alzó su cara para poder mirar a la otra, quien miraba absorta al techo.

—Claro, ¿vamos?— La más alta se levantó, viendo como todo este tiempo Mei había acariciado la cabeza de Meowscarada con su mano libre, se le hizo adorable el como la castaña se repartía para ofrecerles cariño a ambas.

—¡Ujum!— Se incorporó, poniéndose de pie abruptamente, algo que desconcertó a Minji, pero esta pronto recobró el sentido para levantarse y acompañar a ambas chicas. Sylveon salió de la pokéball de la pelimiel sin previo aviso, la pokémon solo quería conversar un rato con su amiga Minji.

Estaban ya saliendo del hotel en el que se hospedaban cuando Mei sacó su Smartrotom de su bolsillo.

—Rotom, muéstrame una ruta dirección al Laboratorio Cerise—. El dispositivo tuvo que hacer esperar a las chicas unos instantes, cosa que ellas aprovecharon para entrelazar sus manos. Un sonido de tintineo salió del teléfono, indicando la ruta más corta. Emprendieron su camino sin separarse la una de la otra.

La pelimorada, luego de darse un buen desayuno con las malasadas, fue acompañada a la habitación de arriba junto con la peliazul y sus pokémon.

—Te noto tensa... ¿estás bien, Koharu?— Dawn usó el segundo nombre de la otra, sabiendo que era de las pocas personas que tenían el permiso de usarlo.

—Es solo que... me preocupa Gou... ¿cómo le dirá a Satoshi que está en una relación con Tokio? ¿Cómo se lo tomará?— Chloe pareció ser atropellada por miles de inseguridades.— ¿Y si en vez de ayudar a Gou lo empeoro y hago que ni él ni Satoshi ni Tokio vuelban a hablarse...?— Su voz tembló ligeramente. Se encontró abrazándose a sí misma para poder calmarse.

—No pasará nada malo, tus intenciones no son terribles y por nada del mundo esos tres se dejarán de hablar, los tontos van en grupo—. Dawn se sentó en la cama que ambas tenían que compartir y le dio leves palmadas al colchón para indicar a la menor que se siente junto a ella. Cosa que Chloe hizo.

—Claro que te preocupa Gou, es tu amigo de la infancia después de todo y habéis hecho todo juntos...— La pelimorada la interrumpió con un creciente nerviosismo.

—¡Sí, pero...! Y si...— Esta vez fue la ojiazul quien le interrumpió poniendo su dedo índice en los labios de la más baja. Posicionando su mano libre en el hombro de Chloe y dándole un pequeño apretón.

—Che... déjame terminar...— Se tomó un respiro—. Estás haciendo todo lo que puedes por un amigo y eso está bien y es digno de valorar, hay gente que ni eso hace, así que siéntete una persona maravillosa, porque lo eres.

—Hikari...— Ahora era turno de la ojiverde utilizar el segundo nombre de la otra. Lágrimas conmovedoras aparecieron en sus ojos cristalizados, escondió su rostro en el hombro de la otra mientras Dawn le acariciaba la espalda.

—Eres una buena amiga y por eso te quiero tanto... te amo, Chloe—. Ambas se quedaron abrazadas en un silencio cómodo. Pensando en que poder hacer para ayudar a Gou, quien necesita esos refuerzos tan rápido como la velocidad del rayo.


Nota de la autora, Mei 🦇: 2582 palabras.

🍂 ¿Cómo andan? Ya los extrañaba mucho, ¿ustedes a mí también? :'3

🍂 Les dejo el capítulo 6 lleno de Kohahika, Satogou, Gary x Tokio y Selfship con Serena como una humilde disculpa por haber desaparecido por tanto tiempo.

🍂 Muchísimas gracias a todos los que votaron y leyeron "Blue", ¡¡somos más de 1K de lecturas!! 🫶

🍂 Estuve muy liada con las tareas y exámenes que me están dejando en este curso y aún tengo mucho por hacer, pero os prometo que tendréis asegurado el siguiente capítulo de "Secret" (Likodot) y un One-Shot sorpresa que ando preparando para ustedes y seguir compensando mi tardanza.

🍂 Nuestra próxima meta son las 2K o 5K de lecturas, ¡¡cuento con ustedes!! ❤️‍🩹

🍂En navidades estaré muy activa actualizando gracias al tiempo libre, puedo dejar que me encarguen algún One-Shot de algo cortito. Por favor, darme la info. suficiente, como el género del capítulo (Drama, Fluff...) y decirme de que va a ser específicamente, como la franquicia, la saga, los personajes que quieres incluir... Máximo de 3000 palabras. NO acepto escribir smut, lemon o +18, si lo hago en cualquier otra historia mía será breve y total y seria decisión mía (me da penita escribir esas cosas 😿).

🍂 ¡¡Solo me queda desearles un feliz Halloween!! 🎃💗

🍁 Un abrazo psicológico gigante y nos vemos en el capítulo 7. 🫂💗

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