". . .06
“. . . Gregor.
VEÍA A AGATHA apoyarse en el árbol y aplané los labios pensando si debería advertirle o no, solo que parecía muy frustrada regañandome como para escucharme sobre que estaba encima de un lugar equivocado.
—¡Yo también vi a ese... Rafal, en... Un lugar! —Explicó estresada y asenti, no dijo en qué lugar —pero no debiste salir sola, hubiera ido contigo, si es tan peligroso como dices no puedes alejarte. No es por ofender, pero no te veo dañando siquiera a una mosca —arrugué mí nariz al escucharla —genial, ahí viene tú principe.
Voltee y sonreí inevitablemente al ver a Tedros acercarse con su espada, sus mangas blancas cubriendo sus fuertes brazos y su cabello un poco despeinado, supongo que por entrenamiento. Sentí algo en mí barbilla y votee a ver a Agatha.
—se te caía la baba —se burló siendo que me había limpiado, abrí los ojos asustada limpiando confundida pero por su estruendosa risa supuse que era mentira. Su burla se cortó cuando el árbol habló.
—¡Quítate de mí!
Agatha abrió los ojos paniqueada y fue mí turno de reír, ella se alejó asustada cuando el tronco explotó mostrando al profesor. Agatha me miró molesta y me empujó mientras yo seguía riendo.
—se llama karma —Le conté y ella rodó los ojos. Sostuve mí estómago por el dolor de la risa.
—¿Quién es usted? —Agatha le cuestionó asustada cuando él terminó de gritar.
—¡Yo soy el gnomo del bosque azul!
—¿No se supone que los gnomos son enanos? —Tapé mí boca al escuchar la pregunta que se le escapó a Agatha.
—¿No se supone que las princesas son simpáticas? —le devolvió y reí sin contenerme —vaya, creo que vi un brillo en tu sonrisa, así si se ven las princesas —me señaló alejándose.
—“asi si se ven las princesas” —imitó Agatha rodando los ojos y reí —si, deja de reír, eres como la niña perfecta que le brilla la dentadura al sonreír —Aplané los labios tratando de no mostrar mis dientes confundida —mejor.
—¡Bienvenidos alumnos, acerquense, necesito que se anoten para saber quién sobrevivió y quién no! —Se fue dando instrucciones y abrí los ojos asustada.
—¿Puedo morir? —Mire a Agatha asustada. Ella me vió de misma manera.
—No si te mantienes cerca —Volteamos al oír una voz, Tedros estaba a mí lado y sonreí —Hola, Kassia... Chica normal —se dirigió a Agatha —¿Cómo va la telepatía?
—oh, no, si, si, perdón por eso —se disculpó torpemente —estaba muy abrumada cuando me trajeron.
—si, este lugar puede ser abrumador —aceptó —nunca vi a una princesa con esa actitud y creo que quede muy impresionado...
—uhm, ¿suelen sonreír y hacerte ojitos? —se burló y baje la mirada ante eso, yo no le hacía ojitos ¿Cierto?
—si, de hecho si, y es un poco aburrido, gracias por no ser aburrida, aún que depende de las personas —alce la cabeza y me sonrió —debo admitir que espero todo el día porque alguien especial me haga ojitos.
—Si, tienes razón, aún que si soy aburrida —Agatha se corrigió y la vi confusa —Muy aburrida, los únicos que no lo creen son Kassia... Y mí gato —Reí al oírla y ella se retractó —ehm, no, no...
—dicen que los gatos son buenos jueces del carácter —Tedros la tranquilizó.
—jamas oí eso —Admiti confundida.
—¿En verdad lo dicen? —Agatha me dió la razón y Tedros sonrió inocente. Que linda sonrisa...
—lo dirán. Ya que yo lo dije —Se sinceró y reí —soy muy famoso aquí, soy el príncipe número uno de los cuentos de hadas —se encogió de hombros tiernamente.
—yo creo que cuando te nombren rey necesitaran una enorme corona para que le quede a tú cabeza inflada —se burló Agatha y abrí los ojos sorprendida pero Tedros se aguantó la risa hasta que la soltó y negué divertida al ver la expresión de alivio de ella.
—Graciosa, graciosa —Admitió señalandola —Pero, de hecho, mandaré primero a que le hagan una corona a mí reina ¿Que opinas, Kassia? —Me miraron y abrí la boca como pez fuera del agua.
—ahm, si, creo que sería... Lindo gesto para tú reina, aja —Di un salto nerviosa y no sabía dónde poner mis manos hasta que las lleve a un mechon de mí cabello y comencé a jugar con él, escuchando la risa de Tedros.
—Para mí reina... —Repitió viéndome. Lo quede observando varios segundos dónde creí que nuestro duelo de miradas haría quemar nuestro contacto visual, sus ojos tan profundos podrían hacerme sentar en el suelo con solo ordenarlo. Cómo me gustaría ser esa reina.
—Ahm, esto es para ti —Nos interrumpió Agatha, la mire pero me ignoró, tendiendole una carta a Tedros.
—¿Si? —La tomó y por nuestras miradas comenzó a decir.
—n-no es mía, es de mí amiga, Sophie —Tedros me miró confundido hasta que sonrió frunciendo el ceño.
—La bruja de cabello lindo ¿Verdad? —Preguntó y dejé de jugar con mí cabello al segundo.
—no, no, ella no es una bruja, se equivocaron de escuela —negó de antemano.
—Eso no sucede, chica normal, te está manipulando —Negó Tedros y comencé a jugar con mis manos por nervios, Sophie tampoco me daba buena espina pero confiaba en la palabra de Agatha.
—pues en este caso fue un error, créeme ella es... Definitivamente es una princesa —Aclaró viendo a cualquier otro lado.
—Agatha tiene razón, el cabello de Sophie lo decía todo ¿Alguna villana alguna vez fue así de hermosa? Ninguna, a excepción de mí hermana —Apoye a la de cabello ruloso —Solo porque Henna es tan hermosa como malvada, pero Sophie es pura bondad ¿No es cierto, Agatha? —Ella me sonrió asintiendo. No sabía que decía la carta, pero no tendría que preocuparme.
—Entonces te llamas Agatha —¿Fue lo único que escuchó de todo lo que dije? —mucho mejor, porque para nada eres normal. En el buen sentido.
—¡Muy bien, acerquense todos, acerquense aquí, déjense de tonterías! —gritó el profesor y voltee.
Tedros hizo una pequeña reverencia en mí dirección e imite su gesto para pasar delante de él e ir con los alumnos, sonreí sin evitarlo, él venía detrás mía pero Agatha se había quedado unos segundos en el árbol.
—¡Yo soy Yuba, el experto de la escuela en supervivencia en bosques! —explicó y sentí un empujón suave en mí brazo, mire a Tedros sonriendo y él me guiñó el ojo —vivo en ellos desde hace siglos y no he muerto ni una vez. al menos no que yo recuerde —comenzó a reír y nos miramos confundidos con Tedros hasta que reímos en voz baja —un poco de humor de gnomos ¡Bueno! A lo que vamos, voy a abrir las puertas —Vamos ¡Ábrete! Ábrete... ¡Abran las puertas del bosque! —al fin se abrieron y escuché la risa de Tedros en mí oído, lo mire divertida —gracias... Siganme todos.
Eso hicimos.
Seguimos caminando, iba a un lado de Tedros, ambos estábamos casi en el medio del grupo, observando el gigantesco bosque a nuestro al rededor.
—no pueden sobrevivir una aventura si no sobreviven en el bosque —explicaba —El bosque azul, prepara a los alumnos para cualquier peligro que puedan enfrentar ¡Rápido! —nos apresuró.
Pasamos y mí hombro chocaba contra el de Tedros cada tanto, cuando avanzamos pasamos a un lado de Agatha y Gregor, el pelirrojo alzó su mano tímidamente y le respondí el gesto siguiendo con mí paso.
—¡Un campo de bellas flores! —el profesor señaló las flores rosadas que nos rodearon —pero como sabemos de los cuentos de hadas, lo bonito aveces mata —estiró su bastón para tocar una que mostró sus afilados dientes —¡Ah, no, no, no, apestosa! este es un ramo que no quisieran atrapar en una boda —soltó la carcajada y me tape la boca al oír su chiste.
—no me digas que te causó gracia —Tedros me miró incrédulo, susurrando cerca de mi para no hablar fuerte. Lo mire, su cercanía erizaba mi piel.
—Fue bueno —me defendí bajando la mirada.
—humor de gnomos —Siguió hablando el profesor —¡Sigamos!
Comenzaron a caminar de vuelta tras él, la flor seguía mordisqueando y me daba un poco de miedo, sentí una mano tomar la mía y baje la vista.
—No debes temer, recuerda que ya tienes a tú principe, mi lady —mordí el interior de mi mejilla al oírlo. Moví mi mano con suavidad, entrelazando nuestros dedos para estar más comoda.
De reojo ví la sonrisa de Tedros pero seguimos caminando detrás de los alumnos, trataba de no verlo, me daba penita.
—¡Rápido, vamos! —frenamos delante de una cocecha de calabazas —¡Ah! Esta es la parte favorita de Yuba. Huerto de calabazas. Benigno de día pero de noche... Es un mundo de horrores dónde los cegadores los cazaran, beberán su sangre —Tedros soltó mi mano y pasó su brazo por mis hombros, me apegue más a él al oír al profesor —¡Y venderán sus extremidades!
—Cegadores ¿Qué son? —preguntó la pelirroja delante nuestra. Millicent.
—son ellos —señaló a la calabaza. Chaddick, el mejor amigo de Tedros, delante nuestra comenzó a reír y lo mire confundida.
—¡Es un espantapájaros! —Se burló riendo, Tedros lo miró mal.
—y las flores que vimos solo eran flores —Ataco el gnomo —Recuerden: solo la mejor maldad, se disfraza de bondad.
A su vez, las flores comenzaron a chillar todas juntas, mostrando sus dientes afilados mientras intentaban alcanzarnos para mordernos. Ahogue un gritó asustada, escondiéndose en el abrazo de Tedros que puso su mano en mi cabello, dejándome escondida en el hueco de su cuello.
—¡Gregor, espera! —Me aleje al oír a Agatha —¡Llevas dos reprobadas!
—¿Dos? —susurre asustada. Tome los pliegues de mi vestido para comenzar a correr detrás de ambos —¡Gregor, detente!
—¡Kassia! —Tedros intentó frenarme pero pase entre medio de las flores, sin importarme que rompan mi vestido.
A esto me refería con el temor de venir a la escuela del mal, Gregor era mi amigo y por temor a que cruce los límites del bosque podría llegar a perderlo. No podía dejar que desapruebe.
—¡Gregor! —Casi alcanzaba a Agatha que gritaba.
—¡Gregor, no sabes lo que te van a hacer si desapruebas! —Grite como pude —¡Espera!
—¡Voy a estar bien...! —justo cuando él gritó, hablando desde el miedo, unos truenos sonaron.
Agatha levantó sus brazos y me detuvo para que frené, tome los suyos entre los míos y las dos retrocedimos al ver una tormenta rodear a Gregor.
—No, no, no... —Susurre asustada. No lo pude evitar, no llegue, no lo alcance...
—Kassia... —Gregor me miró asustado, quise ir a ayudarlo pero Agatha me sostuvo.
—¡No, Agatha suéltame, debo ayudarlo! —Grite forcejeando.
—¡Te reprobaran si avanzas más! —negó asustada. Frené viendo cómo Gregor gritaba asustado.
La nube acabó por rodearlo y Gregor desapareció.
Lleve mis manos a mi boca horrorizada y caí al suelo sollozando. Él solo era un chico que quería tener una tienda de abarrotes, sin herir a nadie, sin perjudicar... Solo quería irse a su casa.
—¡Kassia! —escuché a Tedros gritar mientras buscaba.
—Debemos volver —Agatha me pidió, solo podía ver dónde antes estaba Gregor —Kass... —la mire —Vamos a arreglarlo, lo prometo.
Asentí reaccionando y me ayudó a levantarme. No podía dejar de pensar en la voz temblorosa, los ojos asustadizos y el torpe chico que era mi amigo. No sabía que le habían hecho, pero debía revertirlo... Cómo sea.
—¡Kassia! —Tedros apareció, junto a dos príncipes más —Kassia... —suspiró pasándose una mano por la frente —¿Estás... Están bien? —se corrigió viendo a Agatha.
—Olvidalo —Agatha negó, tomando mi mano y guiandome donde el profesor.
—Hey —Tedros nos llamó pero yo solo pensaba en Gregor.
Escuela del bien. Que irónia.
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