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“. . .Rosa de Tedros.
—¡NO, ESPERA!.
Estábamos en el gran salón, dónde ocurriría la presentación. Me mantuve apartada, las demás princesas me observaban ceñudas y susurraban con la de rizos dorados. Fue el chillido de Agatha que me hizo voltear, un hada la estaba moviendo.
—¡Oye, oye! —Me puse frente al hada y le tendí una flor —Yo la guío —El hada tomó la flor y se fue. Me gire a Agatha pero ella casi cae al sentarse y me apresure a ayudarla a bajar su vestido para que no se viese.
Me senté a un lado de Agatha, se veía mucho más... Limpia con ese vestido rosado.
—te ves muy linda —la alague y ella solo sonrió incómoda —En serio.
—Gracias, Kassia —Le di un leve empujón y está vez sonrió verdaderamente.
Estábamos en la presentación formal de ambas escuelas, se notaba ya que el gran salón estaba dividido en dos. Uno de color negro y otro de múltiples colores pasteles. Entre estas personas de negro estaba mi hermana, probablemente de las únicas que se bañaba en la escuela del mal. Estaba a un lado de un chico sin camisa, quiero creer que su boca estaba manchada en chocolate y no otra cosa.
—Bienvenidos alumnos de primer año, yo soy la profesora dovey, decana de la escuela del bien —La directora de mi escuela avanzó.
—¡Siempres, siempres, siempres! —comenzaron a gritar mis compañeras y sonreí aplaudiendo.
—Y yo soy Lady Lesso, decana de la escuela del mal —avanzó la directora de la otra escuela, de cabello anaranjado y levantado.
—¡Muérete, muérete, muérete! —Gritaron los de la escuela de en frente y abrí la boca sorprendida. Creí que dirían “nuncas” o algo así.
Estaba mal desearle la muerte a alguien.
—¿Por qué solo estamos las chicas? —Agatha me susurró.
—cuando pasamos por la puerta de la sala de entrenamiento, los chicos estaba preparándose para entrar ahora. Luego se sentarán con nosotras —le expliqué lo que mamá me había contado. Cada año era lo mismo ya que siempre ganaba el bien.
—¡Suficiente! Como ya es tradición, la escuela ganadora del año pasado, nosotros otra vez, nos deleitarán a todos con una muestra de sus talentos caballerosos. ¡Caballeros!
Los príncipes, con sus formales atuendos, entraron caminando con rodillas en alto cómo soldados. Sincronizados.
Busque con la mirada a Tedros... Era porque es el único que conocía. Pero no estaba allí. Hice una mueca inconsciente.
Los chicos empezaron a “pelear” entre ellos hasta que a un pelirrojo, el mismo de antes, se le cayó la espada a nuestros pies. Me agache al segundo y la tomé para dársela, él me sonrió tímidamente volviendo a su puesto.
Me senté de vuelta y Agatha soltó una risita baja. Parecía que el chico no era bueno con las espadas.
Cuando terminaron su presentación, giraron a nosotras y tiraron rosas, la mayoría cayó dónde la rubia rizada y me sorprendió cuando una cayó sobre mi regazo, alcé la vista y el pelirrojo me sonreía. La tomé sonriendo apenada.
Un silbido llamó la atención de todos haciendo que llevemos nuestra mirada a un balcón en donde... Tedros, estaba sosteniendo una soga.
—Si ya terminaron su clase de baile, tal vez quieran una pelea ¿Qué dicen? —Sonrió antes de lanzarse con la cuerda y caer al suelo, resbalando de manera genial.
—¡Es tedros! —Gritó la de ascendencia asiática a mi lado. Al parecer era bastante conocido.
—Wow —balbucee al verlo. Agatha me dió un empujón y reí suavemente.
Tedros se puso delante de ellos y sacó su espada de su estuche ¿Era él solo contra todos ellos? Estaba loco si creía que iba a ganarles con una espada y sin escudo.
—¿Saben qué? Se las voy a poner fácil —Vainó su espada y solo alzó sus puños, llenos de anillos.
Está aún más demente si se iba a enfrentar sin siquiera espada.
Los chicos dieron un grito de guerra y corrieron a atacarlo, pero Tedros saltó sobre ellos y los golpeaba o pateaba sin problemas, incluso rompiendo su ropa en el proceso un poco.
—¡Si! —Me aleje por reflejo de la chica a mi lado por cómo gritaba.
—¡Buen trabajo compañeros! —Dijo terminando su propia pelea.
—¿Y como te iría en una pelea de verdad, principito? Prepárate para morir —Alguien se levantó de la escuela del mal.
Un chico con tan solo un ojo, tal vez cíclope, bajó las escaleras quitandole el hacha a uno de los guardias. Que ahora dándome cuenta, eran lobos.
El muchacho del mal estaba contento con el hacha mientras la movía ferozmente en un “baile”, pero Tedros desvainó su espada que brilló cómo cuando la tomé y al tomarla la enterró en el suelo, mandando lejos al cíclope. Mientras que a mí escuela la emocionó a la otra solo le molestó.
—Ay, por favor ¡falta! Tedros tiene una espada mágica. ¡Eso es trampa! —el chico a un lado de mi hermana gritó.
El hacha rápidamente se volvió de hielo, más grande y demasiado filosa... Al segundo mire a mi hermana que sonreía satisfecha, me miró, lo que comprobó que buscaba que no la hayan visto. Negué con desaprobación.
Empezaron a tratar de golpearse con sus armas pero ninguno ganaba o, en el peor de los casos, moría. Aún que no podían morir en la escuela ¿Cierto?
El cíclope fue empujado por Tedros haciendo que su hacha vuele hacia arriba, pero, al caer al suelo, cortó su brazo. Ahogue un grito ante esa cosa horroroza y escondí mi cabeza en Agatha que tomó mi mano.
¡Henna la hizo muy filosa!
—¡Bravo, bravo! Que gran muestra de heroísmo —Gritaba Dovey festejando a Tedros cómo mi escuela.
—¿Quién... —Tedros sacó una rosa de su chaqueta pero la lanzó al regazo de Agatha sin ver. Ella me miró sorprendida y yo le sonreí. Tedros volteó a nosotras —Disculpa, mi lady, me parece que... —la quiso tomar pero Agatha se la tendió.
—¿Que yo no debería estar aquí? Si, lo sé. Al fin, ni quería tú estupida rosa, así es cómo una chica normal se ve —Bramó y abri la boca sorprendida. La de rizos tomó la flor de en manos de Agatha.
—la rosa era para mí, chica normal —se burló para girarse a Tedros —hay un lugar libre junto a mi, Teddy.
—para que conste, no sabías lo que iba a decir pero... Buen intento —Tedros le sonrió a Agatha y se giró a la chica de rizos para tomar la rosa de sus manos —y esto, era para ti —me la tendió a mi y bajó la vista a mi regazo —aun que parece que alguien se me adelantó.
La tomé sintiendo las miradas en mi nuca y Tedros rió subiendo las escaleras hasta sentarse a un lado de sus amigos. Mire a Agatha y ambas aguantamos la risa. Qué momento raro.
—En nuestras dos escuelas les quitaremos cualquier confusión y haremos sus almas tan puras como sea posible, buenas y puras —Hablo la decana del bien.
—O de pura maldad.
—Futuros hereos y villanos, han sido elegidos para proteger y mantener el balance entre el bien y el mal, porque si ese balance se llegara a ver comprometido...
—No creo que tengamos que hablar de eso ahora con nuestros nuevos alumnos ¿o si? Es un feliz primer día, además presiento que esta nueva generación se desempeñará profesionalmente bien, al igual que sus padres, todos están aquí —apareció un hombre moreno, de lentes y calvo. Leí de él —El mundo de los cuentos necesita de sus héroes y villanos, que le enseñen a la gente del mundo exterior a tomar decisiones y a buscar su camino, entonces obedezcan las reglas, estudien mucho, y recuerden, la autora sólo escoge a los mejores de los mejores para su propia aventura —Terminó de hablar el fundador de la escuela.
—¿Y si fuimos enviadas a la escuela equivocada? —Gritó una rubia de la escuela del mal. Mire a Agatha.
—¿O si fue un error y debemos ir a casa de inmediato? —gritó ella. Supuse que entonces, la rubia debía ser su mejor amiga, Sophie.
—No hay equivocaciones en esta escuela del bien y del mal, entonces disfruten su semestre —negó el hombre.
En todo el silencio que se formó al oírlo, solo se escuchó una cosa. A una persona hablar y cerré los ojos con fuerza al distinguir que era mi hermana.
—corto y sencillo —se burló cruzandose de brazos.
Baje la vista avergonzada. Accidentalmente, ante mi emoción de pena, la flor en mis manos comenzó a volverse fría y la solté cuando me di cuenta de que el tallo casi se congelaba pero, por suerte, solo se rodeó de escarcha.
La directora Dovey me había ayudado con su magia a revertir la nieve para que no dañase la flor que me había dado Tedros. Ella estaba sorprendida de que herede el vivo poder de mis padres, siendo que le expliqué que Gehenna también lo tenía.
—...Tú hermana era la de cabello castaño raro —Afirmó Agatha luego de que le contase en el camino.
—Henna, si —Sonreí doblando para ir a nuestro dormitorio.
—“Atención, todos los estudiantes reportense en el dormitorio que se les fue asignado”.
Estábamos por entrar a nuestro cuarto pero allí estaban en una línea recta las princesas que no tenían agrado por Agatha. Aprendí, escuchando, que la rubia era Beatrix.
—Perfecto —Bufó Agatha y escondí las dos rosas detras de mi cuando Beatrix las miró fijamente.
Entramos las dos, pero Agatha casi tropieza por sue extravagante vestido y trate de tomarla sin romper las dos flores.
—El bien no comparte habitación con el mal —Beatrix rebajó con la mirada a Agatha y miró a la morena a su lado —Renna, dile a las hadas que vengan por mi equipaje. Me voy a mudar.
—Mhm, pero te voy a extrañar mucho —Se burló Agatha mientras Beatrix pasaba por nuestro lado con las chicas detrás.
—Tenías pinta de princesa —Me miró a mi —Pero veo que no, solo lo aparentas.
—No es de princesa rebajar a otra mujer, mucho menos es de princesa mirar con desde y creerse superior. Alguien que algún día reinará un reino, casada o no, debe tratar al resto cómo igual, no como inferior —Hablé tratando de no sonar grosera. Beatrix sonrió —El bien no discrimina.
—aprenderas que el bien no es lo que tú crees —Hizo un puchero burlándose —traten de no arruinar nada...
—niñas —Miramos a Dovey que había aparecido —lamento interrumpirlas ¿Sucede algo?
—No, decana —negaron haciendo una reverencia.
—Bien —me miró sonriente —Kassia ¿Podrías venir un momento?
—si, señora.
Mire a Agatha a modo de disculpa y fui detrás de la directora, al pasar junto a las princesas me sonrieron falsamente. Suspiré con tristeza ¿Cómo fue su crianza para que acabasen así? Tan... Crueles.
La directora me guío a través de la escuela sin decir nada. No sabía que querría.
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