Seguro alguna vez has oído decir que uno nunca debe mirar hacia el sol, porque de hacerlo, tu vista puede salir lastimada. A Wade se le dio esa misma advertencia en su niñez, y por mero sentido común no dirigía su mirada hacia aquella estrella que irradiaba fulgor desde lo alto del cielo. Sin embargo, sus cerúleos orbes no se mantuvieron a salvo por mucho tiempo.

No sería por la luz solar, sino por el brillo natural que emitía Ember, su amada novia. Tanto en el interior como - claramente - en el exterior. Un destello, que parecía apagarse al ser invadida por la tristeza, y que también era capaz de enceguecer cuando la chica flama se enfadaba.

Aun siendo opuestos, Wade no pudo mirar en otra dirección desde su primer encuentro. Supo que amarla dolería, como duelen los ojos cuando ves el sol. A pesar de esto, estaba dispuesto a todo con tal de ocupar un lugar en la vida de Ember. Una apuesta que valía la pena, un sacrificio noble, que tenía su recompensa.

Ember era más que extraordinaria, incluso con los defectos que ella tanto recalcaba en sí misma. No importaban las diferencias, si vivían en el mismo mundo no podía ser por otro motivo más que el de encontrarse el uno al otro. Y ahora estaban allí, unidos a pesar de ser como antónimos. Residiendo bajo el mismo techo, contrarios en apariencia pero tan afines al mismo tiempo. Era eso lo que los hacía únicos, especiales, auténticos.

A Wade no le importaba quedar ciego por su luz. Seguiría haciéndola sonreír, reír, sonrojarse y soltar chispas con cada cumplido acaramelado que le daba. No permitiría que su fulgor se extinguiera a causa de la aflicción. Él estaba ahí para abrazarla, consolarla, acompañarla, repartir besos por toda su cara. En resumen, darle todo el amor que sentía, y vaya que era demasiado.

Además, sus sentimientos eran correspondidos, ¿qué más podía pedir?

Ningún obstáculo sería suficientemente grande para los dos. Ember nunca dejaría de amar a ese chico tan empático y sentimental. Y Wade no apartaría su mirada de aquella flama fulgante que había cautivado su corazón.

Porque Ember era y siempre sería, el sol en lo alto de su mundo.

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Esa canción de Seafret fue escrita para ellos, y me sirvió de inspiración para este drabble ✨

Espero les haya gustado, los tqm mucho 💗

¡Hasta la próxima!