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𝐨𝐧𝐜𝐞

El primer amor que nunca se olvida.

───

Mis párpados estaban pesados, y el amanecer estaba llegando. Le veía secarse de la ducha que se había dado, y como se vestía. Tan leal a su postura de capitanía, aquella que admiraba e idolatraba. Pese a que estuviera en su mismo rango, no había manera de igualarle a Levi. La pasión por la disciplina, lo ha llevado a ser sin duda respetado, y tímido entre los vivos que lo conocen, que lo conocían como el soldado más fuerte de la humanidad. Mi corazón se inflaba cuando estaba junto a él, cuando nuestras manos se entrelazaban y me conocían como la mujer del demonio más temido, porque a mi, también me clasificaban como su igual. Veía su cabello lacio, húmedo y rapado en su nuca. Sus ojos grisáceos, algo apagados por aún estar adormecido. Podía jurar que se veía más guapo, más atractivo cada día que pasaba a mi lado. Estaba arropada, al igual que la pequeña que yacía a mi lado dormida. Tenía sus manitas arriba de ella, haciéndola ver de una forma tierna. Levi continuaba vistiéndose, colocándose su uniforme, aquel que distinguía su profesión, la cual hacía con pasión. No había persona que no conociera como él, a menos de Hange y de alguien que ya no vivía en nuestra tierra, se había ido hace mucho.

El recuerdo de Erwin siempre nos perseguía, su ausencia aún afectaba en dicho tiempo, pero la decisión que había sido tomado para aquel entonces, jamás ha sido deshonrada. Cerré mis ojos cuando Levi se giró, sabía que debía estar murándonos, pero no se porque razón preferí hacerme la dormida. Sentí su peso en el borde de la cama, y escuché sus gruesos suspiros. Abrí de a poco los párpados, y lo vi allí. Estaba tapado con las manos en su rostro, y se lo restregaba de una manera frustrada, hasta que entonces vi, cómo se levantó y con lentitud, abrió la puerta que lo llevaría afuera de la habitación. Me senté en la cama cuando se fue, sabiendo que no se había despedido. Con cuidado me levante de la cama, y no tarde en ingresar varias almohadas alrededor del cuerpo de mi pequeña, en caso de que despertara. En si, salí de la habitación, dándome cuenta que Levi se había movido rápido, porque ya estaría afuera preparando su caballo para partir a su tarea de custodiar en los lejanos bosques a Zeke Jeager. Ese nombre recorría amargo en mi garganta, pues para mi, él era el titán bestia, el hombre que acabó con la vida de mil soldados; incluyendo la de Erwin, y no había manera de que le perdonase por eso.

-Levi.-lo llame cuando abrí la puerta principal y salí afuera, deteniendo su paso en seco, y como él estaba apunto de montarse en aquel caballo.-¿No vas a despedirte?-le pregunté, con una voz ronca, mientras que sentía el frío césped del patio de nuestro hogar.

-Me es más difícil irme, y dejarlas aquí. Lo sabes.-me respondió, y la brisa fría de la mañana recorría con frescura nuestro ambiente.

-Entonces iré contigo.-indique, quedándome en mi postura, viendo como se distanció de su caballo con brusquedad.

-No.-denegó.-No habrá manera de que sea así.-volvió a negar, aún lado de su caballo, mirándome frente a frente, pero con distancia.

-Levi, por favor. Iré contigo.-le pedí, sabiendo que deseaba que no hubiera distancia entre nosotros, no sabiendo que en cualquier momento Marley podría atacar, o incluso el mismo Zeke, de quien desconfiábamos.

-No, y no insistas.-me pidió, con serenidad.-Por esto la última vez deje que fueras con nosotros a Marley, y mira lo que te paso, casi mueres.-comentó, a lo que le mire desilusionada, pero por mi misma.-Fue mi culpa, fui débil y deje que me manipularas.-añadió, y baje la mirada avergonzada.

-Lo lamentó.-me disculpe, sabiendo que realmente le había manipulado, con la intención de acompañarles a buscar a Eren.

-Desde que Kai nació, hemos estado claro. Uno siempre debe volver a casa, y esa debes ser tu.-afirmó, a lo que negué, y me fui acercando a él.-La llevarás junto a Historia al final del día, es allá donde estará a salvo.-opinaba.

-No me vas a dejar aquí.-le dije, ambos estábamos algo cerca, pero no lo suficiente para sentir su respiración.-No puedo hacerlo sin ti.-le indique, sabiendo que realmente Levi me hacía sentir segura.-Si algo te pasa, me volveré loca.-le confesaba, serenamente.

-¿Y yo que?-me preguntó.-¿Qué voy hacer si mueres?-su mirada estaba detenida en mi, se veía afligido, aún estábamos afectados por los acontecimientos en Marley.-He perdido mucho. Y he ganado poco, y ustedes son lo único que me quedan. ¿Como haré si mueres?-continuaba preguntándome, pero no había respuesta clara para sus preguntas.-¿Qué va quedar de mi?-se tocaba, se señalaba de manera brusca.-Yo también me volvería loco si mueres, pero al menos, estoy vivo y puedo cuidarla. No podemos dejarla huérfana, pon la cabeza duda, y encierra tus emociones. A mi me cuesta dejarte aquí, pero si no lo hago, no valdrá la pena que hayamos llegado hasta aquí.-expresaba, más calmado.-Eres fuerte, siempre has sido independiente. Tú has llegado hasta aquí sola, no ha sido por mi, siempre ha sido por ti. Necesito a la chica de la que me enamore, a la que no dejaba que nada le pesara, porque continuaba sin importar que.-decía, recordando aquellos días en donde sin importar lo que pasaba a mi alrededor, peleaba.

-De todas maneras pasaré a verte.-dije, acercándome a él, e intentando de sonreír de lado.

-Dios. Maldita terca.-bufo, llevando su mano a su rostro y tapando sus ojos grisáceos.-Creo que es eso lo que me tiene tan enamorado, que no importa cuanto te suplique o que amarga postura te ponga, no me te retuerces. Nunca ha cambiado eso, nunca.-expresó cuando me acerqué a él, y lleve mis manos a su capa verde, arreglándosela en su cuello.

-Tengo mucho miedo, Levi.-le decía, mientras se la amarraba a su ajuste.

-Yo también.-confesó, y de un momento se pausó, poniéndose pensativo.-Hace años, cuando ingrese. Podía jurar que odiaba a tu hermano más que a nada, perdí a mis dos mejores amigos, pero luego entendí que cada decisión necesita un sacrificio, y eso Erwin me lo enseño.-decía, a lo que le mire fijamente a los ojos.-Si no hacemos esto, estamos sacrificándola. Debemos sacrificarnos nosotros, por ella.-asentí, tocando su pecho en varias palmadas suaves.

-Vete ya, por favor.-le pedí, sabiendo que podría arrepentirme de no volver a pedirle en irme con él.-Te amo.-le dije, llevando mis labios a los suyos, dándole un corto y tierno beso.

-Te amo más.-me respondió, llevando sus labios a mi frente.-Para ti, y para ella.-expresó, dándome un segundo beso, y verle distanciarse para subirse al caballo.

-Levi.-lo llame, antes de que pudiera ponerse en marcha, viendo como captaba su atención.-Vuelve a nosotras con vida.-le pedí, y vi como él, firmemente asintió.

Vi como se fue con su caballo, y como la verde capa se removía con el viento. Decidí entonces con mucha pesadez, entrar, y dejarle ir. Cerré las puertas, manteniendo seguridad, para ir rápidamente al segundo piso, y revisar a quien escuchaba llorar desde que entre. No tarde en verle en mi cama, y como alzaba sus manos. Visualice sus grisáceos ojos, aquellos que había heredado de su padre mirar a todos lados. Lloraba desesperada y con miedo, así que la cogí en mis brazos, y la mecí. Me dirigí a su frente, dándole el beso que Levi le había mandado. Encendí la regadera, esperando que el agua se entibiara, y continúe meciéndola. Baje con ella a la cocina, y prepare un bicho de su fórmula. Si, debía hacer mil cosas a la vez, pero así era esto. Deje la fórmula aún lado de mi mesa de noche, y le quite su ropa. Mientras que yo, también me quite mis atuendos para ir a la ducha, y bañarme junto a ella. Ya no lloraba, y salpicaba todo el agua, incluso hacia balbuceos y muecas con su boca. Moje su cabello negro y lacio, y veía como tan solo jugaba con un extraño juguete amarillo que Yelena le había traído como regalo. Cogí su toalla y la seque, mientras la coloqué en la cama, le pase su biberón, y ella rápidamente lo tomo para beber.

Busque mi atuendo fino del cuerpo de exploración, colocándome la larga chaqueta verde que llegaba hasta mis rodillas, y mis collares de honores. Peine mi corto cabello, el cual llegaba a mis hombros, y soltaba algunos flequillos en mi frente. También, vestí a la bebé con un tierno atuendo blanco, con una chaqueta rosa pastel y sus calcetines blancos. Se había tomado el biberón completo, así que hice una pequeña mochila para preparar sus necesidades. Colocaba sus provisiones, mientras que veía como se tomaba aquel biberón, a veces era irreal el verle, e imaginar que ella estaba aquí. Con cuidado la agarre en mis manos, junto a la pequeña mochila, y salí de mi hogar. Con cuidado, y agarrándola fuerte, me monte en el caballo que me pertenecía. Cabalgue con cuidado, era la manera más precavida ante la presencia de Kai. Su pequeño cuerpo brincaba, mientras que mi mano estaba aferrada a su abdomen, y pegaba su espalda a mi pecho. El día estaba soleado, y bastante fresco, pero la pesadez no dejaba de sentirse entre las sombras que dejábamos atrás.

-Señora Ackerman, buenos días.-me baje de mi caballo con cuidado, saludando aquel portero del cuartel general.

-Buen día.-le salude, visualizando a Hange salir de allí, a lo que le silbe.-Hange.-la llame, captando su atención, pero la pequeña en mis brazos me había ganado.

-Hola pequeña kiki.-Hange se a posicionó un poco de cuclillas, logrando hacerle juego a Kai, quien le sonreía y alzaba sus manos, así que no tarde en dejar que Hange la recogiera en sus brazos.-¿Como estás?-me preguntó curiosa.

-Dentro de todo, bien.-le respondí, serenamente.-¿Como van las cosas acá?-pregunte, mientras que ella bufo, se veía con una expresión agotada.

-Peor de lo que pensaba.-respondió.-Han arrestado a los voluntarios de Marley, se cree que ellos cooperaron con Eren en secreto, y le incitaron a la situación que llevó a que terminara allá.-me explicaba, a lo que le miraba sorprendida.-No solo eso, hay gente perteneciente del cuerpo de exploración que también ha estado trabajando con ella. Entre ellos, Flotch.-alce una ceja, extrañamente eso si me sorprendió.

-No me cabría duda que Yelena está detrás de esto.-afirme en un tono bajo.-Esta obsesionada con el plan de Zeke, lo sabes, desde un principio. De seguro querría que Eren la idolatrara por sus ideas, y lealtad.-le decía, murándola, y ella parecía procesar.

-Yo tampoco tengo duda, pero aquí hay algo que aún no me cuadra. Las acciones de Eren son extrañas, y vagas.-musitó, acariciando el cabello de Kai, quien parecía jugar con sus gafas.-¿Has hablado con los chicos?-me preguntó.

-No desde el funeral, no he tenido tiempo.-le dije.-¿Por qué?-pregunte curiosa.

-Quieren hablar con Eren, supongo que se dirigirán al comandante Zackly para ese permiso, pero debido a tu rango, y capitanía; puedes adentrarte.-me quede mirándole ante eso, y por un instante, me tense.-Yo lo intente, pero Eren me atacó.-abrí mis ojos, confusa ante ese comentario.-Aún no puedo creerlo, es como si él no estuviese en su cuerpo, y fuera alguien más... -susurraba, decepcionada.

-¿Qué dices?-pregunte ante su comentario, confundida.

-¿Qué tal si Zeke lo está controlando?-me preguntó.-Eren ha hecho cosas inexplicables, que no sería capaz de hacer. Pienso lógicamente que podría ser cierto.-argumentaba, pero procesando, negué.

-No queremos aceptar que esto es lo que es... -suspire, pesadamente.-Eren quiere libertad, dudo mucho que se deje manipular para conseguirla, debe estar con su consentimiento.-hablaba, a lo que Hange, dudaba.

-Para averiguarlo, debes hablar con él.-afirmó.-Puedes llevarte a la niña, no creo que la pongas en riesgo.-indicaba, mire a mi hija, y dude por un instante.

-Levi me pediría el divorcio si se entera.-le dije, sonriendo de lado, y ella abrió su ojo grandemente ante eso.

-¿Se casaron?-pregunto, y tan solo me quede un poco pasmada ante eso, recordando que nadie sabía sobre dicha ceremonia que tuvimos en secreto.-Pensé que te decían señora Ackerman por puro faranduleo.-expresó, sonriente.-Esto me hace sentir nostálgica, ya no son unos críos. Todos ustedes han crecido, y dentro de eso, Eren también.-expresó, cabizbaja.-Me preguntó, ¿qué haría Moblin?-ella sonrió, pero una sonrisa melancólica que rompería cualquier corazón.

-No creo estar segura de encontrarme con Eren.-exprese, de manera sincera.-Ha pasado mucho tiempo desde que hablé con él formalmente, y luego de eso, se había ido.-le contaba a ella, mientras que estiró sus brazos para pasarme a Kai, quien empezó a jugar con mi corto cabello.

-Pese a todo, hay algo que siempre los unirá, y es la amistad tan pura que siempre han mantenido.-musitaba.-Eren confía ciegamente en ti, creo que deberías al menos intentarlo.-me incitó, y simplemente, suspire hondo, y asentí.

Ambas nos movimos de ahí, esperando dirigirnos a las prisiones subterráneas, que de seguro mantenían a Eren encerrado y aislado. Me sentía tensa, muy ansiosa, sabiendo que pese a que lo haya visto en Marley, no había cruzado ni siquiera una fija palabra con él. Todo había sido extraño y rápido, porque hace un año, él simplemente se fue y nunca volvió. Me había estado acostumbrado a su corta ausencia de días, pero jamás de semanas, y de meses. Me sentí extraña, y triste al tenerlo lejos, porque pese a todo, la amistad siempre nos unía, y los gratos recuerdos. Verle en Marley de aquella manera me hizo sentir resentida, verle con ese aspecto de vagabundo y los actos atroces que hizo, me hacían sentir desilusionada de él, pero ambos sabíamos que no había manera de que esos acontecimientos se detuvieran. Después de todo, venia soñando con eso desde que lo conocí, pero no sabía como encajar las piezas del rompecabezas hasta que llegamos a Marley, y entendí la postura tan apagada de Eren, entendí porque su mirada había fallecido el día en que conocimos el mar, y como su alma se pudrió en odio. Mis manos se sentían calurosas, mientras que sostenía a la bebe, quien balbuceaba y estaba claramente intentando de decir el nombre de su papá, quien estaba ausente.

Hange caminaba a mi lado, y ella debía saber lo físico que era para mi estar en esta situación, porque debían sacrificar mi estabilidad mental para una ventaja de conocimiento que no sabíamos. Quizás no sería tan difícil como creía, pero todo empeoró cuando llegamos a la parte subterránea y Hange tan solo se quedó distanciada de mi, dejándome caminar sola, hasta que se dio media vuelta y se fue. El silencio era abrumador, y mis pasos se escuchaban. Deseaba poder aguantar mi gruesa respiración, pero estaba tan ansiosa que no podía dejar de respirar gruesamente. Veía el final del pasillo, y los barrotes de metales que separarían las habitaciones de los encarcelados, pero aquí, sólo había uno. Mi corazón palpito fuerte, y estaba parada frente a esa celda sintiendo como se me escapaban los suspiros. Él yacía sentado en aquel colchón, su largo cabello estaba amarrado, y estaba cabizbajo. Me tensé cuando su mirada se alzó, como si supiera que era yo la que estaba ahí, pero sus verdosos azulados ojos quedaron cautivados ante la presencia de la bebe que sostenía en mis manos. Intente de que mis manos no tambalearan, pero su mirada penetrante era difícil de evadir.

Eren se levantó con cuidado, y aún no me dirigía la palabra, o quizás tampoco sabía cómo transmitirlas después de todo lo que había pasado entre nosotros. Solo se que me quede parada frente a los barrotes de metal, y vi con detenimiento cada facción de su rostro. Había cambiado, pero esa carita parecía tener similitud con quien alguna vez fue su madre. Se veía limpio, y debía admitir que él siempre fue una persona tenazmente preciosa. Estaba alto, y se podían ver sus brazos moldeados a través de sus telas. Ya no era un niño, y parece que la madurez lo había alcanzado también, porque sus últimas acciones dejaron ver lo sereno y seguro que estaba de ellas, ya no era impulsivo, y poco inseguro, parecía que sus pasos los daba firme y sin reproches. Se fue acercando de a poco, nuestros ojos se cruzaban instantáneamente, pero él estaba afligido a quien estaba sosteniendo, y todo se detuvo cuando llegó a los barrotes, y traspasó su mano, me tense pensando que la tocaría, pero él tan solo dirigió su mano a mi flequillo, acomodándolo en mi oreja y dándome una imagen melancólica de esa manía que siempre tenía hacía mi.

-Hola, Eren.-le salude, con una voz firme, visualizando cómo él se mantenía separado por mi a través de las barrotes.-Ha pasado mucho tiempo desde la ultima vez que hablamos.-le indique, mientras que él me miraba.

-Lo sé.-respondió, con una voz gruesa que desconocía, había cambiado.-No pensé que te vería, después de todo.-comentó.

-Yo tampoco.-concorde, acomodando a la bebé en mis brazos, aquella a quien observaba.-Se llama Kai, significa mar.-le contaba, viendo como él le miraba.

-Es hermosa.-opinó él, mientras que yo, buscaba en los bolsillos las llaves que Hange me había otorgado.-Pero no hay nada que tenga de ti, solo la forma de sus ojos, y labios.-decía, examinándola, y yo, abría la llave del portón, viendo como él seriamente me miraba.-¿Qué haces?-me preguntó cuando abrí el portón.

-Quiero que la conozcas.-le respondí, adentrándome al portón, y cerrándolo a mis espaldas.-Si quisieras escapar, se que lo habrías hecho, y si quisieras hacernos daño, también.-indique, quedando frente a frente con él, después de tanto.-Él es Eren.-sostenía a Kai, esperando que dirigiera su mirada al joven adulto frente a ella.-Ten.-Eren estaba serio, pero expresaba varios semblantes, y entre uno de ellos, asombró, sólo que no lo esclarecía como antes.

-Bien.-aceptó, estrechando sus manos mientras que atrapaba a Kai en ellos, y yo, me senté en el colchón, observando cómo él no tenía idea de como agarrarla, pero lo hizo.

-No habla, es bastante tímida. Solo dice papá, o amin, a veces miasa.-le decía, refiriéndome a los nombres de nuestros amigos, aquellos quienes no tendrían el privilegio de venir a verle.

-No sabía que tendrías otro bebé.-hablo él, sentándose en el suelo, y colocando a Kai en su falda con respeto, para así, ver como ella metía sus manos a la boca, pero él se las sacaba, y limpiaba.-Lo lamentó.-expresó, cabizbajo, y tocando el fino cabello de Kai.-Pero si tú lo sabías, ¿por qué fuiste?-pregunto curioso, mientras que abría la mochila de la bebé, para pasarle una pelota que Niccolo me había dado, Kai la acepto, y la apretaba.

-Necesitaba estar ahí, para ti.-respondí, fríamente.-Después de todo, somos amigos.-añadí.

-Sabías lo que haría, y nunca dijiste nada. ¿Me protegías? ¿O apoyabas?-me preguntó, y lo mire, hizo unas preguntas capciosas, buscaba otra respuesta.

-No apoyó tus acciones, Eren. Estoy desilusionada de ellas, pero sé que llevarán a una situación, que de seguro no seremos capaces de entender, a menos que desees hacerlo.-le indicaba.-De ser así, creo que una vez más, seríamos capaces de dar nuestros alientos por ti, después de todo, ¿cuando no lo hemos hecho?-le pregunté, mientras que me miraba.

-¿Cuando cambiamos?-me preguntó, mirándome.-¿Cuando te convertiste en esto?-me preguntaba.-Fría como la nieve, tus ojeras delatan tu sufrimiento, estas dura como una roca, aunque intentes disimularlo; te ves afligida al vacío.-lo mire, y me quede en silencio un instante, observando como mi hija estaba a su lado, sin temor.

-Siempre fui así.-le respondí.-Me conociste así Eren, al igual que tú siempre has sido así, pero nos cegamos cuando nos idolatramos y creíamos que nos pertenecíamos, ahora que no nos tenemos, hemos lo que realmente somos.-añadí, viendo como lo había dejado sin respuesta ante la mía.

-¿Me protegías? ¿Después de todo?-preguntaba.-Si me proteges, es porque sabes que lo que estoy haciendo, no es en vano.-afirmaba, pero me negué, y le mire fulminante.

-No es así.-indique.-Guarde silencio porque tenía la esperanza de que al final te retorcerías, y tendrías la humanidad que no tuvieron con nosotros, pero te convertiste en aquello que juraste no ser jamás, Eren.-decía, algo molesta, y gruñona.-Estoy afligida a un resentimiento conmigo misma, y hubiese deseado haber dicho todo lo que sucedería, pero sé que eso no te hubiera detenido.-dije, negando con mi cabeza, decepcionada.-Porque a ti nada te detiene, siempre continuas. Por más que corramos detrás de ti, jamás te alcanzamos, y eso nunca lo entendimos cuando niños, pero ahora si.-termine diciendo.

-Nunca huí de ti.-aclaró.-Siempre corría lento para que me alcanzaras, porque cuando éramos niños, éramos iguales. Deseábamos la igualdad de la libertad, y vivir más allá. Fue ese sentimiento de entendimiento que hizo que uno de amor naciera entre ambos, me protegías porque yo era tu razón, la única que te hacía sentir que no tenías un pensamiento extraño, porque deseaba lo mismo que tú. Por eso siempre corrías detrás de mi, y me alcanzabas porque iba lento, por ti, pero jamás conté que dentro de esa lentitud; siguieras corriendo, sin mi.-decía, haciéndome entender la referencia.-Cambiamos de parecer, y ambos, perdimos ese amor. Todo cambio entre nosotros, porque todo a nuestro alrededor era una mentira, menos lo que sentíamos, pero ya no era lo mismo después de todo.-expresaba, con pesadez.-Pero aún así, siempre tuve la esperanza de que volvería a mis brazos, la única persona que entendía cada uno de mis objetivos, pero saliste del nido y seguiste, sin mi. Tú decidiste ser quien corriera en otro camino, pero es entendible, porque viéndolo ahora, jamás hubiera querido arrastrarte a esta miseria.-le miraba, recordando aquellas visiones que vi a través de sus ojos, en donde moría, y lo dejaba atrás.-Mi propósito es el mismo, y no voy a detenerme. Ahora que estás aquí, y que veo a esta pequeña, me hace continuar más, sin importar el precio de lo que suceda.-musitaba, cabizbajo y observando a Kai seguir apretando la pelota.

-¿Cuál es el plan, Eren?-le preguntaba, curiosa, pero él, no decía nada.-Déjame ayudarte, podemos buscar una solución. Déjame al menos, una vez más, protegerte.-le pedía, esperando que pudiera aflojarse, pero él me conocía y sabía, que no podía darme esa información.

-Se que será así.-dijo.-Se que cuando todo esté caos empiece, irás por mi. Porque a pesar de que hayas escogido esto, una parte de tu corazón aún me ama.-expresó, con facilidad, haciéndome sentir ofendida.

-No vas a detenerte, ¿verdad?-le pregunté, viendo como él negó.-Deseo tanto volver a cuando éramos unos niños, cuando éramos nosotros cuatro.-deseé melancólica, cabizbaja.-Cuando íbamos al mercado, y molestábamos a Hannes porque estaba ebrio. Cuando mi madre y la tuya, hablaban sobre nosotros. Deseo tanto volver a vivir encerrada, y ser humillada por no tener libertad, a estar aquí.-expresé, entristecida.

-Aún recuerdo aquel día.-él miró algún punto fijo, fríamente.-Me pele las manos intentando de levantar los jodidos escombros, pero ella se empeñó en que nos fuéramos.-hablaba, refiriéndose a la caída del muro María, y la muerte de Carla, su madre.-Hace mucho entendí, que ella no tenía las piernas rotas, lo dijo para que nos fuéramos, y pudiéramos vivir. Y si estoy vivo, entonces, voy a continuar, hasta mi último objetivo. Porque es por ella, que todo esto empezó, y voy a terminarlo. Sin importar quien se enfrente a mi.-esbozo, a lo que, aturdida y con pesadez me levante del colchón, visualizando como él se levanto también, acercándose a mi, y con la bebé en manos.

-Es hora de irnos.-le hablaba a Kai, mientras que me encontraba abatida, y veía como ella no quería soltar a Eren, lo que me hizo sentir extraña, hasta que él le dio un beso en la frente, y me la pasó.

-Pero ver, que al menos tú eres feliz, me llena.-expresaba, acercándose a mi, y dejándome tensa cuando sus labios tocaron mi frente.-Nada ha cambiado, aún te protejo.-decía, chocando su frente con la mía.-Aún te amo.-esbozo, dejándome aturdida, y fue ahí que me distancié de él, rompiendo aquel contacto físico, para salir de la celda, y cerrarle.

-Eren.-lo llame cuando se dio media vuelta, dándome la espalda.-Te prometí que lucharía contigo, aunque me cueste la vida, pero ahora veo que tiene otro significado.-exprese.-Si debo luchar contra ti, lo voy hacer, Eren. Si es así la única manera en la que puedo detenerte.-le decía, y él tan solo se mantuvo de espalda, llevando sus manos a la pared y recostándose de ella.

-Al final, tú serás quien me mate.-esbozo.-¿Oh ya no lo recuerdas?-abrí mis ojos grandemente ante esa pregunta, y intente de evadir cada recuerdo de aquella extraña visión.

Me fui, afligida y lo dejé allí. Había sido la conversación más pesada que tuve con él, y es que, realmente todo había cambiado con el transcurso de los años y no entendía el porque estaba tan deprimida, cuando lo veía. Era como si no aceptara que se había convertido en eso, no podía dejar los gratos recuerdos, y como llegamos hasta aquí. Éramos cuatro niños con el deseo de superarse, y cumplir sueños. Peleábamos aún lado del otro, pero siempre se trató de Eren. Siempre lo seguimos a él, todo siempre fue por él. Los deseos, los sueños y las ideas, fueron porque él nos las creo. Deseaba que sintiéramos el deseo de ser libres como el, y lo protegíamos porque cada vez que corría lejos de nosotros, y le perseguíamos, él nos hace sentir que vivíamos por algo. Hacía sentir que la brisa fresca, se sentía bien cuando movía nuestros cabellos, o cuando las hojas volaban en el aire. Nos afligimos tanto a él, que ahora nos cuesta ver lo que siempre fue. Porque él nunca nos necesitó, siempre lo necesitamos a él. Estaba sentada en aquel sofá, en la sala del cuartel del cuerpo de exploración. Mi mirada estaba perdida en mis pensamientos, y alrededor de mí yacían mis compañeros. Debatían sobre la postura de aquel joven a quien había ido a ver, pero yo tan solo, estaba en silencio.

-¿Encerró a los soldados voluntarios? Jamás pensé que el comandante Pixis haría algo tan extremo.-parpadee varias veces, escuchando a Jean, quien hablaba a mi lado, mientras estaba recostada del sofá y mis piernas estiradas en su falda; si, era la confianza que ya nos teníamos.

-El cuerpo de exploración parece tener vínculos con ellos, por eso no reportaron nada.-aviso Armin en el sofá frente a mi, a su lado yacía Aster, leyendo unos informes.

-Supongo que no se podía evitar. Mientras no sepamos qué trama Zeke, estamos en peligro. Además, esta Eren que aceptó su plan.-decía Jean, en respuesta.-Solo ellos dos saben que hablaron realmente.-afirmó, mientras que sentía mi cabeza doler.

-¿Ustedes creen que ese es Eren?-todos miramos a Connie, quien yacía parado en la ventana, solitario.-Yo no lo creo. Ese no es Eren.-opinó, y yo tan solo recordé su mirada de hoy.

-Su mirada, era como si estuviera perdida en algún lugar. Su brillo se fue con su inocencia... -exprese en un susurro, aún afligida a cómo lo vi hoy.

-¿Te dejaron verlo?-pregunto Mikasa en el sofá personal, entre medio del que estaba sentada junto a Jean y del de Armin con Aster, en sus brazos, ella mecía a Kai; yo asentí.-¿Cuando?-pregunto curiosa, mientras que Connie y Jean, me observaban al igual que Armin, y Aster.

-Solo un rato.-dije.-No hay nada que me dijera que sirva, solo que, debemos prepararnos para combatir contra él en cualquier momento.-musité, creando tensión y sorpresa en Mikasa, quien yació con su cabeza baja.-Conoció a Kai.-indique, y todos me miraron sorpresivamente.

-Maldita sea.-exclamó Jean.

-Si está del lado de él, y no del de nosotros... -susurraba Connie, aún en la ventana y con sus manos puestas en el bolsillo.

-¿Qué harías si es así?-le pregunto Mikasa, dirigiéndose a él, a lo que Connie le miró.

-Debemos estar preparado para matarlo.-respondió él, creando una leve tensión en la habitación entre él y Mikasa.

-¡No lo permitiré!-ella gritó, sobresaltándose al igual que yo cuando el llanto de Kai se proporcionó por su inesperado grito, asustándola.-Lo siento... -exclamó ella, alzando sus brazos para pasarle la bebé a Armin, y es que él tenía gran facilidad de calmarle.

-Connie tiene razón, Mikasa.-opinó Aster, mirándole, pero Mikasa tan solo la evadió.

-¿Tú también estarás de su lado, Mikasa?- le pregunto Connie, mirándola desconcertado.

-Eso no pasará.-afirmó ella.-Eren nos quiere más que a nadie, ustedes lo saben.-nos decía.-Si conoció a la niña estoy segura que no querrá hacerle daño.-musitó, llevando su mano a la espalda de Kai, quien se había calmado en los brazos de Armin.-Es posible que se haya vuelto agresivo hacia toda la gente, menos con nosotros. Todo es porque se preocupa por nosotros.-dijo, cabizbaja.

-No lo creo. Sin importar lo fuerte que fuese, siempre evitaba pelear, pero hizo que Armin explotara la flota de Marley, y te envío junto a Kira al campo de batalla.-hablo Jean, dirigiéndose a nosotros.-Él dijo que nosotros también le importábamos.-insinuó, refiriéndose a Connie, y a Sasha...

-Es porque sabe que puede confiar en nosotros.-afirmó Mikasa, mirando a Jean.-Si no hubiésemos ido, Eren no habría podido hacer nada.-exclamaba Mikasa, molesta.

-Bajen la voz, la niña está durmiendo.-pidió Aster, aún lado de Armin, quien estaba realmente haciendo dormir a Kai al mecerla.

-Sasha tampoco habría muerto, y Kira no hubiese salido lastimada.-le interfirió Connie, creando un silencio tenso en la habitación, mientras que yo me acomode, y me senté.-Atacaron a Kira porque sabían que era una debilidad de Eren.-decía, a lo que yo restregaba mi rostro.-¿Qué crees que hizo Eren cuando se enteró que Sasha murió? ¿Crees que lloro? ¿Crees que se lamentó?-pregunto, mirando a Mikasa molesto.

-Déjalo Connie, vamos a despertar a Kai otra vez.-pidió Jean, con una voz serena.

-Se río.-contestó Connie, a lo que yo, bufé.-¿Qué habrá sido tan gracioso? ¿Qué tiene de gracioso que Sasha haya muerto?-le preguntaba a Mikasa, abrumándola.-Explícame porque Eren se rio Mikasa, tú que sabes todo de él.-le ataco a ella, quien le miraba sin respuesta.

-Él no se rio.-interferí, mirando a Connie.-Él quería a Sasha, como a todos ustedes. Fue impotencia lo que lo llevo a sentiré así, justo como cuando murió Hannes.-musité, restregando mi rostro nuevamente ante sentirme algo soñolienta.-Fue impotencia Connie, no burla.-le expresaba.

-Mikasa y yo iremos hablar con Eren, veremos si podemos comprobar sus verdaderas intenciones.-Armin desvío el tema ante la tensión, captando nuestra atención.

-Pero Armin, no se las dijo a Kira.-le hablo Aster, aún lado suyo.

-Porque es a ella a quien va proteger a toda costa, más que a nosotros. Después de todo, es su primer amor.-le respondió Armin, intentando de hacerla entender.

-¿Y qué pasa si quiere lo mismo que Zeke?-le pregunto Jean, dirigiéndose a él.

-El cuerpo de exploración tiene una segunda opción.-hablo Armin, a lo que le miramos atentos.-Darle el fundador de Eren a alguien de confianza, esa es la segunda opción.-expresó, y todos se quedaron aturdidos ante eso.

-Ya.-pedí, sintiendo mi cabeza retumbar ante el estrés que sentía.-Cállense, estoy cansada de escucharlos.-les pedí, acostándome nuevamente en el sofá, y colocando mis piernas encima de la falda de Jean.-Solo acepten, que tendremos que al final, pelear en contra de él.-fue lo que musité con pesadez, mirando a Mikasa bajar la cabeza y a todos, frustrarse; no importa que, pero al final, veríamos a Eren caer.

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Próximo capítulo: Lo que se debe dejar ir.
Eren narra acerca de sus recuerdos en el pasado con Kira y como se enamoró de ella, luego de la visita inesperada que recibió de su parte.

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