𝐝𝐢𝐞𝐬𝐢𝐬𝐞𝐢𝐬
Salvajismo.
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Levi Ackerman
Tenía mis manos en mi rostro, mientras que estaba sentado en aquel vago cajón de madera, mientras que mis codos descansaban en mis muslos. Estaba cansado, pero debía continuar mi deber. No deseaba estar cabizbajo mucho tiempo, no había manera que dejara de mantener una postura firme hacia este hombre. Alce mi rostro, observando mi campo visual. Yacían varios soldados alrededor, muchos dejaron atrás a sus familias, amigos, o conocidos con la intención de estar aquí junto a mi, cumpliendo su deber como subordinados. Custodiaba la vida de este hombre, pero no había manera de que al final, lo dejara respirar. Mi mirada se enfocó en él, su relajado rostro me abatía en desconfianza, y ver cómo parecía disfrutar la lectura, me irritaba. Su cabello era rubio, y algo ondulado, se veía un tipo serio y normal, pero no era así. Sabía que le miraba con detenimiento, y no hacía nada. Sus labios estaban partidos, y su mejilla hinchada, al igual que mis nudillos, le había proporcionado varios golpes de los que no pudo defenderse. Me arriesgué demasiado, sabiendo que podría convertirse, y atacar, no tenía duda de que había un plan bajo su manga, no creo que Zeke Jeager fuera el tipo de persona que le gustara estar bajo control de otras, oponiéndosele a su libertad. Él continuo leyendo, y yo, no dejaba de sentir el ambiente tenso entre ambos.
Éramos adultos, y transparentes. Pese a que parecía estar de nuestro lado, mi confianza y mucho menos respeto no era merecedora suya. Mire mis nudillos, no sentía algún tipo de incomodidad, yo era fuerte, pero mi debilidad caía fuertemente en mis hombros, cuando se trataba de aquella chica de azulados ojos, o de la simple pequeña que yacía con un año de vida. Aún tenía la expresión de Kira en mi mente, en cómo esos ojos brillaban a plena luz del día, como una estrella del cielo. Su cuerpo temblaba, y ella parecía aturdida. Ella se había ido velozmente, ni siquiera pudo despedirse bien, pero fue mi culpa dejarla ir. Me empezaba a carcomer, sabiendo que tuve la opción de recoger mis cosas, y abandonar esto, pero me seguía acatando a esto, porque a pesar de todo, es lo que siempre he sido. Algo había pasado, y el que ella no estuviera aquí conmigo me hacía arrepentirme de haber aceptado esto. Respire gruesamente, algo andaba sucediendo, y tenía claro que pronto empezaría abrumarme ante estar ajeno a ella, pero lo único que me quedaba, era confiar en que protegería sus pasos. Estar frente a este hombre, me hacía recordar mas el sufrimiento que aún abundaba en ella, pero aún así, debíamos mantenerlo vivo.
Mis pensamientos yacían más allá, sabiendo que hoy portaba una responsabilidad más fuerte, era padre. Cualquier decisión que tomase, debía tomarla con madurez, pues podría afectar a lo que creía como el camino de mi hija. Pese a no tener el amor de un padre, y saber cómo ser uno, tenía el recuerdo de mi madre plasmado en mi corazón, la recordaba cada día de mi vida. Su amor prevalecía en mí cuando veía a Kai, cuando abría sus grandes grisáceos ojos. Me derretía su balbuceo, y en cómo intentaba de llamarme por lo que soy, su papá. Sonreí de lado ante su recuerdo, llegó inesperadamente, pero fue anhelada y esperada con mucho amor. Pareció mantener a un grupo feliz, y lleno de emociones que los unían a ella. Era inocente, y este mundo no la merecía, pero si hoy estaba aquí, era porque necesitaba garantizar su seguridad, y los de la persona que se esforzó en traerla al mundo. Lleve mi mano a mi bolsillo trasero, sabiendo que había algo que yacía en mi, que le pertenecía, un calcetín. Era lo único que podía traerme de ella, pues amaba a sus peluches, y no había manera de que pudiéramos quitárselos. Extrañaba a mi pequeña, y anhelaba volver a tenerla en mis brazos, anhelaba verla vivir.
-¿Ya no quieres hablar sobre el gas que contiene mi médula ósea?-aquel barbudo hombre se dirigió a mi, a quien mire sin expresión.-¿O como manejo a los titanes vía esa genética?-preguntaba, y yo le mire serio ante su mal gracia.
-No.-indique.-Y cállate, tú voz es irritante.-le pedí, viendo como él continuaba mirándome.
-Es curioso como una persona tan fría como tú, se enamoro de una mujer tan viva.-expresó él, mirándome con curiosidad, era fácil descifrarlo.-Incluso el soldado más fuerte tiene una debilidad... -dijo en un tono bajo.
-¿Qué quieres saber?-le pregunté, seriamente, sabiendo que había algo que buscaba a través de mi, como yo hacía él.
-Una verdadera historia de amor.-dijo, sonando como si fuese una broma, pero su expresión no reflejaba eso.-Al menos que no sea tan vaga como estos absurdos libros que me has traído.-él alzo los libros, y los dejo aún lado.-De ser así, yo tendré libre elección de contarte que fue lo que hice que viera cuando me toco.-llegábamos a donde quería, lo que ambos queríamos, información a cambio.-Esa mujer, tiene más poder del que crees, y se que estás tentado a saber que sucedió.-expresó, mientras que relaje mi semblante ante eso.
-Muy tentador, para un hombre de tan poco palabra como tú, barbudo.-musité, con frialdad, notando como él pareció ofenderse ante eso.
-¿Estás seguro que no soy un hombre de palabra?-me preguntó.-No estaría aquí, Levi.-indicó, mirando todo el horizonte.
-¿Cómo se que no me contarás algo diferente a lo que realmente quiero escuchar?-pregunte curioso, sabiendo que no había mucho que pudiera demostrar confianza en él, a menos que no fuera a conveniencia, como claramente estaba haciendo ahora.
-Al menos, inténtalo. Cuéntame lo que crees correspondiente que yo sepa, juega el papel que crees que yo jugaría si te dijera lo que sucedió en aquel toque.-expresó, y simplemente esbocé una fina línea seria en mi semblante, que ya estaba, porque de por si; yo era así, solo que la hice más notable.-Entretenme.-dijo, cruzándose de brazos, y mirándome.
-No sé cómo se supone que empiece.-le respondí, accediendo a jugar este juego.
-Bien, es por eso que creo que no eras tan popular con las chicas.-indicó, refiriéndose al comentario de la conversación anterior.-¿Cuando la conociste?-me preguntó, iniciando para darme un tipo de impulso.
-En una base de reclutas.-respondí, deseando no dar mucho detalle, pero era imposible ante recordar gloriosos días.-Fui de paso, aún era un soldado, en camino a ingresarme como capitán, pero le vi allí. Luego, unos años más tarde, la encontré abatida en un tejado, justo en el tiempo en que tus asquerosos aliados rompieran la puerta de uno de los distritos del muro Rose, lo que llevó a que sucios titanes puros lograran adentrarse. De hecho, ese fue el día en que supimos que Eren portaba un titán.-le indique, mientras que él asentía.-Continuando con eso, le salve la vida, porque claramente ella iba a dejar que un titán terminara con la suya, porque así de agotador se siente el saber que estás perdiendo y no tienes algún tipo de salida.-él denotaba mi resentimiento, pero me escuchaba, sin más y menos, lo estaba haciendo.-No sé si fue por el destino, pero termino en mi legión, y luego en mi escuadrón. Le enseñé ciertas cosas en algunos entrenamientos, y de a poco, fui observando sus maneras de ver, o pensar. Era diferente a otras chicas, no era del todo viva, pero intentaba de estarlo. Una noche compartimos más que de manera profesional, pensé que había sido un tipo de deseo, pero realmente fue un impulso que condujo a un sentimiento.-le detallaba, de una manera no tan precisa, pues habían muchas cosas que condujeron a ese sentimiento.
-¿O tú ya sentías algo por ella?-pregunto él, mirándome detenidamente, pareciendo realmente adentrarse ante lo que contaba.
-No puedo esclarecer eso, pero creo que pudiera ser que si.-admití.-En aquel entonces mi instinto sólo deseaba protegerla. No quería que alguien le hiciera daño, el mínimo. Si veía que estaba herida o que sufría, algo en mi interior me presionaba a no permitirlo. Poco a poco fui dándome cuenta que estaba sintiendo algo, y más, cuando ella también parecía sentirlo. Solo que lo mío creció primero a lo suyo, pero creció y se mantenía ahí. Tenía con claridad que era difícil que ella eligiera una sabia decisión, así que de manera liberal dejé que ella misma pudiera conocer lo que deseaba. Se tomó un tiempo para sí misma, y simplemente tomó la elección que la hizo sentir libre, amarme.-finalice, mientras que él me daba atención, y era extraño contar sobre mis sentimientos hacia una persona en quien desconfiaba, y más él; pero esto llevaría a un entendimiento que desconocía sobre Kira.
-¿Y cuándo se casaron?-su mirada se enfocó en mi anillo, aquel que yacía en mi dedo
-Haces muchas preguntas.-indique, mientras que él tan solo, sonreía de lado, como si hubiese algún tipo de comodidad entre ambos.
-Se muchas cosas de ella, no temas que de alguna forma u otra las usaría en tu contra. Si no, ya lo hubiese hecho.-expresó, creándome molestia, pero mantuve mi semblante relajado para no demostrar ningún tipo de incomodidad.-Es un bonito anillo.-halago.
-Lo robe en Marley.-confesé, lo que él pareció sorprenderse ante eso.-Pero no decidí hacer una ceremonia, así que, no todos tienen el conocimiento de esta unión.-añadí, a lo que él asintió.
-¿Qué les llevó a tener una hija?-pregunto, de una manera inocente, que era extraña en él.
-¿Qué te lleva a tener un bebé, barbudo?-pregunte con sarcasmo.-¿O acaso no eras tan popular con las chicas para saberlo?-mi pregunta le incomodo, y realmente ame la expresión de vergüenza en su rostro.
-Lamentó que hayan perdido a su segundo bebé.-pero él, con ese lamento logró estremecerme a mi, cambiando mi relajante semblante a uno de molestia, de una verdadera molesta.-Debió ser algo amargo, o al menos, por lo que vi en sus expresiones, pero me preguntó, ¿por qué no la detuviste?-me preguntó, mientras que desee apretar mis puños, para así contener mi enojo ante esa amarga noche.-¿Si sabías que corría un riesgo?-me mirada detenidamente, esperando alguna respuesta, pareciendo haber llegado a mi debilidad.
-Porque quizás ella podrá ser mi pareja, pero no es mi pertenencia.-respondí, serenamente.-Ella es libre y dueña de sus decisiones, si ella cree que es correcto, entonces la apoyo y confío en ella, aunque al final las cosas salgan mal, seguiré estando ahí.-expresa, mientras que la tenía en mi mente, plasmada como siempre.-De eso se basa nuestra relación, confiamos ciegamente el uno al otro.-musité, tocando mi anillo con mi otro dedo, y acariciándolo.-Aún así, si no hubieras actuado como un impulsivo cabrón, una de tus rocas no le hubiese dado en el estómago.-insinué, viendo como se estremecía ante ese desconocimiento.-Pero, realizamos que fue el titán mandíbula quien fraccionó la situación, la apretó fuertemente y la lanzó, cayó estampada entre piedras, no sabemos cual fue el mayor golpe, pero no hay a quien se pueda culpar, sabíamos a qué nos enfrentábamos.-aclare, manteniendo mi postura.
-Vaya... -suspiro, quitándose sus espejuelos, y limpiándolos con delicadeza.-Imaginaba su relación así, pero, dijiste que sentías un instinto de protegerla y me preguntó, ¿tú sabes sobre el poder de los Ackerman?-evadió la situación del bebé, yéndose por otra línea, una que desconocía que él conocía.-¿Entonces, ella es quien encendió ese instinto en ti?-pregunto, pareciendo afirmar.
-No.-negué, notando confusión en su expresión, había fallado a su pensar.-Fue su hermano con quien cree el vínculo.-le indique.-Pero lo rompí el día en que decidí que muriera, a causa de ti.-exprese, mientras que él recordó ese amargo día, al igual que yo; fue la primera vez que lo enfrenté, y le creé terror, había matado a todos mis compañeros.-¿Qué mas quieres saber?-pregunté, con desprecio.
-Cómo se siente amar.-no pareció ser una pregunta, pero él miró al cielo, como si no supiera lo que era ese amor.-Dime, ¿cómo se siente?-pregunto, bajando la mirada, mientras que yo, no supe cómo responder.
-No puedo saber explicártelo, porque cada quien siente el amor de manera diferente.-fue lo que le dije, mirándole.
-¿Como lo sentiste tú?-pregunto, y yo, tan solo recordé como me sentía cuando estaba con ella, o cuando incluso no estaba; era fuerte.
-Poderoso.-respondí, cortamente.
-Así es como ella es.-indicó, como si la conociera.-Poderosa.-añadió, a lo que vi como él acercó un poco su postura hacia mi, mientras que le mire con desprecio ante eso, pero a él no le importo, y se acercó.-Su propósito desde que nació, era encontrarse con Eren, porque de esa manera ella rompería su destino, fraccionando su maldición. Era la única manera en la que Eren, llegaría a los caminos, y a cumplir este plan que ambos cargamos en nuestros hombros.-decía, en un tono neutral, para que solo yo escuchara.-Los caminos, son enlaces invisibles que conectan a la gente de Ymir, y a los titanes entre sí.-me explicaba, aunque yo tenía cierto conocimiento sobre eso.-Yo le mostré a Kira, como su camino está entrelazado con él de Eren, desde que ambos nacieron, pero se lo mostré llevándola con su descendiente Ashanti Kamura. ¿Has oído de ella?-me preguntó.
-Vagas historias.-respondí, viendo como él parecía entregado a explicarme esa información, la que estaba esperando que contase.
-No son vagas, Ackerman. Estás equivocado.-insinuó, pero tan solo le mire sin importancia.-El linaje empezó con Ashanti, y termina con Kira. Debido a que tu hija, no es una Kamura, es una Ackerman.-especifico, dejándome algo satisfecho con eso, ante el destino de mi hija, pero era confuso el que él supiera sobre esos conocimientos, parecía saber mucho más de lo que creíamos.-Todo esto, está coordinadamente planificado, por personas, más allá de este dimensión. Kira nació por una razón, Kira vive por un propósito, y yo, se lo mostré.-decía, refiriéndose a la situación que albergó entre él y Kira, horas atrás.-Su sangre no es real, pero la primera descendiente Kamura era cercana a la familia real de Karl Fritz, lo cual la bendijeron, como la de ustedes los Ackerman, quienes peleaban fielmente al lado de la familia real. Es por eso, que pude llevarla hasta los caminos con un solo toque, dejándole saber su poder, pero el único capaz de despertarlo, es Eren.-dijo, haciéndome pensar en aquel joven chico.-Y es por eso que ha ido hacia él, porque el camino la impulsa, aunque ella no quiera. Ella se unirá fielmente a nuestro plan, y no habrá manera de que detengas que se convierta en lo que es, una aliada de Eren, esto debido a su poder.-musitaba, algo abatido de emoción ante esas palabras, de cierta manera me recordaba a la cuatro ojos de Hange.
-¿Qué poder?-pregunte, sintiendo más curiosidad en lo que él me decía.
-Esperemos vivir para verlo.-dijo, dejándome en la duda.-Es lo único de lo que tengo conocimiento, lo demás, quizás ella sea la única capaz de explicarlo para cuando vuelvas hacia ella.-comentó, volviéndose acomodar en su asiento, mientras que yo me levantaba para aislarme.-Oye, no te preocupes. El que esté entrelazada con Eren, no significa que lo ame de esa manera, tú corazón le pertenece.-decía, como si conociera la situación, y tan solo le mire por encima del hombro.-De no ser así, hubiese escogido a Eren, y no a ti.-continuaba insinuando, y yo, le mire detenidamente.
-Eso, yo ya lo sé.-respondí, fríamente y con ego en mis palabras.
-Dime algo Levi.-él volvió a llamar, con intención de continuar esta charla, pero ya me había aburrido.-¿Qué se sentiría si ella muriera?-su pregunta me estremeció, y él lo noto, pues vagamente me fui girando para observarlo.
-No lo sé, no tengo una visualización en donde la vea morir, porque a lo qué me concierte, mientras yo esté respirando, nadie la va tocar.-respondí, y en si, afirme.
-¿Y si no puedes protegerla?-nuevamente esa pregunta me creo un tipo de molestia, como si el imaginarla morir me molestara, ya la había visto casi irse de mis manos y no pude soportarlo, no me imaginaba verle una vez más.
-Voy a matar a cada pedazo de mierda que la haya llevado a la muerte.-indique, con una mirada intimidante.-Tú pregunta me crea ansiedad, barbudo.-le admití.-¿Va a sucederle algo?-pregunte, algo inquieto.
-No.-respondió él, serenamente.-No creo que seas el único que quiera protegerla.-insinuó, a lo que lance un bufido, de manera burlona.
-Pero soy el único que puede hacerlo.-afirmé, para así, darle la espalda nuevamente.-Porque su corazón me escogió a mi, no a él.-exprese, sabiendo que él sin duda alguna se refería a Eren.
-Capitán.-uno de mis subordinados se dirigió hacia mi, y captó mi atención cuando vi claramente a Miles, el subordinado de Kira.
-¿Qué sucede?-pregunté, mientras que ellos de manera sigilosa, señalaron la altura de un árbol, con la intención de que nos dirigiéramos allá, y los tres no tardamos en acceder.
-Vigilen.-pedí a otro de los subordinados, quien asintió, y no tardó en formar una rotación alrededor de donde se encontraba Zeke, mientras que yo, subí a la altura de un árbol.-Hablen.-les pedí, sintiéndome curioso por su avistamiento.
-Hubo un altercado en el cuartel general, fue una explosión, manipulada por algunos de los nuevos reclutas. Se cree que estos están en contacto con Eren, ya que, él logró huir, luego de la explosión; que llevó la muerte del comandante Zackly.-Barris se dirigió a mía de la manera más transparente posible, y ante tal información, quede por un instante desconcertado.
-¿Asesinaron a Zackly?-pregunte, intentando de acoplarme a lo que me informo, era una noticia amarga, que en algún lado, me quemaba.
-Si.-expresó él, algo desconcertado de igual manera.-La fracción Jeager básicamente controla el interior de las murallas.-decía, a lo que sentí en mi interior más preocupación, y un peso que no podía soportar.
-Creemos que Zeke controla a Eren, al igual que a Yelena para cumplir sus planes.-opinó Miles, mientras que veía como estábamos aislados de los demás, para evitar algún tipo de pánico.
-¿Y bien?-pregunte, esperando que continuara con su deducción.
-La idea es llevar a Eren con Zeke próximamente.-comentó Barris antes que Miles, y yo alce una ceja ante eso, lo hacían ver que era fácil que sucediera.
-¿Pixis va obedecer sin resistirse?-pregunte, esperando una respuesta diferente, pero la expresión de ambos me indicó que no sería así.
-Tal y como sospecha, el comandante mantiene una postura firme.-indicó Miles.
-Pretende que hagamos que alguien devore a Eren.-dije yo, llegando a mi básica conclusión, y Barris, asintió, dándome la razón.-Tsk.-con una mueca de molestia, empecé a sentir como cada uno de mis pensamientos me invadían ante las acciones que se estaban llevando a cabo allá en los distritos, era un caos; uno que nunca imaginamos.-Salvamos a Eren mil veces, en cada una, mucho de los nuestros murieron. Compañeros que confiaban que él era la esperanza de la humanidad. Y esto es lo que conseguimos, es un chiste sin gracia.-lleve mi mano a mi frente, hablándome para mi mismo, y teniendo invasiones de imágenes de cada uno de mis compañeros que sacrificaron su vida, por él.-¿Qué era la esperanza en la que confiábamos?¿El resultado de pelear a muerte, es esta farsa?-me preguntaba a mi mismo, sintiéndome desilusionado, incluso cansado.-Esto no tiene gracia.-exprese en voz alta, dirigiéndome a mis compañeros con molestia.-Hay otro individuo al que debería devorar un titán.-opine, dando la referencia a que realmente Zeke Jeager, no era merecedor de la vida que llevaba.-Ni de puta broma. Quien se debe comer al titán es alguien más.
-¿A qué te refieres?-pregunto Miles junto a Barris, ambos confusos sin entender a lo que me refería.
-Darle al titán bestia a alguien más. Hacer que alguno de la facción se coma a Zeke.-indique, siendo lo más claro posible.-No sé si Eren está siendo controlado, pero si lo perdemos, se acabó.-afirme, sabiendo que realmente, sería así, y no habría manera de detener lo que se avecinaría.-Díganle eso a Pixis.-les pedí.
-Entendido.-expresó Miles, intentando de empatizar, pero era muy difícil.
-¿Donde está mi esposa e hija?-pregunte, sintiéndome inquieto y preocupado.
-Kira está a salvo.-indicó Miles.-Ella y el cuerpo de exploración estaban creando un plan para llegar al origen de la situación.-me informaba, a lo que asentía pasivo.-Me dijo que le entregará esto.-él sacó de su bolsillo un papel, doblado perfectamente.-Su hija también, varios de los nuestros están rodeando el lugar donde reside Historia, la niña está bien.-añadió.
-Bien.-asentí, aliviado.-Te pido que vuelvas, y veles por su seguridad, y luego, ve y darme informes de cómo está mi hija.-dije, y este asintió.-Intentaré volver lo antes posible, indícaselo.-volvió asentir ante eso.
-Nos retiramos.-indicó Miles, mientras que asentí, suponiendo que Barris lo escoltaría, y volvería tan pronto Miles se fuera, espere a que se fueran, y empecé a sentirme abrumado.
Respire gruesamente, y espete mi nudillo en el árbol, sintiendo la dureza de la madera raspar mis nudillos. El enojo me invadía, y me sentía impotente con todo lo que estaba sucediendo. La imagen de Kira yacía plasmada en mi mente, y no había manera de sacarla de allí. Tenía claridad y conocimiento de que ella siempre fue poderosa, había algo dentro de ella que la hacía ser fuerte, atenta y tenaz. Era como un rayo, desprendiendo toda su electricidad a la hora de pelear, pero algo más siempre albergó en ella, y siempre lo supe. Me coloque de cuclillas, y descanse un poco mi postura. Mis suspiros salían gruesos, Zeke jugaba con mis controles, pero sabía que lo que me había brindado, era una información real. Lo que había visto horas atrás, no fue normal. Su tacto y el de Kira fue estremecedor, fue una gran energía de poder que pude sentir. Ella había volado en el aire, y a su alrededor parecía haber un tipo de vapor azulado, fue como cristalino. Le albergó un poder que desconocía, pero él que ella estuviera tan aturdida, fue lo que me ha provocado esta ansiedad. No podía negar que no me faltaban ganas de agarrar mi caballo, e irme de aquí. Necesitaba verla, y sentir que estaba bien. Las vagas preguntas de Zeke, me inquietaron, había logrado desesperarme, porque aún siendo el soldado más fuerte de la humanidad, tenía una jodida debilidad; empezando por Kira, y finalizando con Kai.
Aún era la hora que no podía descifrar cómo una niña de dieciséis años, tiempo atrás, me enamoré de una manera en la que nadie me había enamorado. Jamás fui tan popular, pero tenía a mujeres de elección, aunque nunca fui un hombre mujeriego, siempre fui entregado a mi trabajo, y honor como soldado, pero ella lo cambio absolutamente todo. No me arrepentía, y siempre supe que el tolerar la situación, y manejarla con sabiduría sería mi calma, y así fue, porque ella volvió directo a mis brazos. Intentaba calmarme, y no pensar en ella, deseaba confiar en que estaba bien, pero con la situación que ya había sucedido, era difícil pensar en eso. La situación estaba tensa, y yo no podía estar peor. Algo andaba mal, y ella lo supo desde que me fui de nuestro hogar, sabía que de seguro, no volveríamos a estar los tres juntos, y ignoré esa intuición, creyendo que mi valor como soldado iba sobre ellas. Aunque jamás ha sido así, mi trabajo, es beneficiario para sus futuros, para mantenerlas a salvo y con vida, pero me sofocaba el hecho de estar aquí, y ellas allá. Me levante del suelo, y mantuve una postura relajante, como si nada me afectara en estos momentos, sabiendo que mi mundo se estaba descontrolando. Cogí aquel papel, y lo abrí.
-"Vuelve a mi con vida, como el primer día".-decía, y tan solo lo lleve a mi pecho con fuerza, para así, levantarme e bajarme de este árbol con rapidez, sembrando mis pies en el césped.-¿Te gusta la lectura?-le pregunté a él de manera sarcástica cuando me coloque frente a su horizonte.
-Es interesante, a pesar de que lo leí siete veces.-indicó, vagamente.
-No estabas concentrado leyendo por nuestra conversación.-comenté, sabiendo que él debió haber escuchado todo, sin más o menos.
-¿Quieres que me concentre en un libro que ya leí siete veces?-me preguntó, mirándome.-Por cierto, ¿no hay vino? Escuche que a tú esposa le encanta.-dijo, creando incomodidad en mi.
-Nada. Ni una gota.-exprese, seriamente.
-Cielos. Si que piensan en una manera horrible para torturarme.-esbozo en tristeza, pero fue fingida y llena de sarcasmo.
-Sigue leyendo.-le pedí, girándome.
-Entendido jefe.-respondió, de una manera neutral, como si no le afectara.
Su neutralidad seguía carcomiéndome, podía provocar que mi enojo me cegara, por eso intentaba de calmarme, para evitar descontrolarme, y pensar de una manera inteligente. Estaba en desacuerdo con lo que estaba sucediendo, y con las decisiones que se tomarían en los distritos. Debía decir que estaba impresionado, y algo sentido con la muerte del comandante superior, fue muchos años en donde uno se acostumbra a verlos, y darles un tipo de respeto. Fui halagado por ese hombre tantas veces, pero a mi nunca me pareció importante, simplemente continuaba respetando y acatándome a mi trabajo, hasta el día en que decidí no seguir las órdenes, y fue cuando le pedí a Erwin que se sacrificara. No me interesaba lo que Pixis diga, yo mataré al titán bestia. Mire alrededor mientras caminaba de manera lenta, y es que, sentía un mal presentimiento. Justo ahora hay treinta soldados por todo el bosque, armados. Aunque se convierta en titán, no podrá escapar. El barbudo, es nuestro enemigo, y eso lo tenia más que claro. Ahora que lo pienso, no hay necesidad de que un rehén tenga extremidades, ¿o si? Me detuve en seco, y coloque mis pensamientos en aquella imagen, realmente estaba resentido con este hombre, pero es que a su causa, vi como alguien a quien peleó a mi lado, moría. Ha pasado mucho tiempo Erwin, pero por fin, cumpliré nuestra promesa. Tú muerte tenía un sentido, y al fin podré comprobarlo.
Ante ese pensamiento, dejé mi mente en blanco, y giré mi cabeza de manera inquieta y con inseguridad, sabiendo que sentí por un momento que algo sucedía. Zeke había dejado el libro, y él yacía corriendo hacia mi lado contrario. Me quede confuso ante eso, sin saber cómo reaccionar, solo sé que su grito había erizado toda mi piel, y que me quede aturdido ante lo que se aproximaba. Mi corazón latía rápido, y me sentí drenado. No sé si mi capacidad de inteligencia, era capaz de captar lo que sucedía, pero si era así, joder. Eleve mi mirada al cielo, y abrí mis ojos grandemente, abatido por lo que ocurría a mi alrededor. Las luces amarillentas prevalecieron en el cielo, los destellos de luces cautivaron mi atención, y más cuando los cuerpos de mis subordinados se mutilaban en aquel faro de luz, para terminar retumbando el suelo, cuando cayeron convertidos en titanes. Me había quedado helado, sin saber cómo reaccionar ante lo que veía. Zeke huía, y ese era el objetivo, pero ver a mis subordinados convertirse en titanes, y estar frente a mi, era una escena agria. Me eleve en el aire, impulsándome con el gas de mi equipo, y mirándoles detenidamente, podía reconocerles a cada uno, aunque estuvieran convertidos en monstruos, aunque ya, "hubieran muerto".
-Maldita sea.-musité, entre molestia, recordando el suceso que llevó a esto.-El liquidó cefalorraquídeo de Zeke estaba en el vino, pero sus cuerpos no se entumecieron. ¿Era mentira?-me preguntaba a mi mismo, sin caer en cuenta en el verdadero hueco que albergaría en mi corazón.-¡Maldita sea! Se mueven muy rápido, no es normal. ¿También es cosa de Zeke?-continuaba confuso, observando cómo intentaban de alcanzarme mientras iba subiendo a la altura del árbol, y desprendía la mano de uno de mis subordinados cuando intento alcanzarme, en un rápido movimiento.-Barris.-su titán estaba frente a mi, y le imaginaba más allá con vida, y amargamente me di cuenta que todos estaban a mi alrededor mientras flotaba en el aire.-¿Aún siguen ahí, chicos?-preguntaba.
Una vez más me encontraba en esta situación, y mi alma por un momento de retumbo de tristeza. Las muertes me aborrecían, pero esto, era desastroso. No sabía cómo elevar mis espadas, y acabarles, así que el tiempo en que me mantuve en el aire alrededor de ellos, solo pensé en cómo les recordaría, si tuvieron un jodido final igual de triste que otros que conozco. Cerré mis ojos, y enfrente a la muerte una vez más. Me quede elevado en el cielo, y mis hojas cortaron sus manos, sus nucas, y cegaron sus ojos. La sangre de cada uno de ellos se plasmaba en mi, pero entre tantos pensamientos de ira, uno se me vino a la mente, y me agobio más. Kira. ¿Cuantas veces tomaste de ese jodido vino? Fue lo único que me pregunté, lo único que me llevó a nublar mi razón, y desear llegar hacia Zeke, hacia ese cabrón. Me sentía pesado, lleno de emociones que sabía que podía manejar, pero llegaría un momento en donde me tocaría enfrentarlas, pero mi objetivo era él, y solo él. Mi gas iba rápido, así que estaba seguro que le alcanzaría. Empecé a sobrepasar los árboles, dejando a mis subordinados atrás, como si sus vidas no valieran, cuando valieron todo. Gruñí, y apreté mis dientes cuando le vi, huyendo como todo un cobarde, pero yo tan solo fraccione con un movimiento, a uno de sus titanes, los cuales le protegían.
-¡Ve!-él gritó fuertemente, su voz se escuchaba temblorosa, y no tardó en enviarme a uno de sus titanes para seguirme, pero yo tenía otros planes.-¡¿Qué te pasa maldita sea?! ¡¿Otra vez?!-gritaba, molesto e irritado, hasta que volví a ver a través de los árboles aquel rayo, y por un momento sentí la adrenalina, y el vago recuerdo de nuestros pasados enfrentamientos, yo iba a ganar, ya lo sabía.-¡¿Donde estás, a donde fuiste, Levi?!-preguntaba, mientras iba rondando por las alturas de los árboles, y viendo como partía en pedazos el cuerpo de su titán, para lanzarme sus trozos.-¿Qué les paso a tus adorables subordinados? ¿Los mataste? ¿Como matarás a tu esposa?-su pregunta erizo mi piel, y más cuando deseaba evadir aquel pensamiento.
-Pareces estar preocupado barbudo de mierda. Simplemente tenias, que limitarte a leer.-decía, mientras aún vagaba por los árboles, y él me lanzaba los trozos del cuerpo de su titán, mientras les esquivaba, y él hacía lo posible por encontrarme, pero yo iba bajando de altura con rapidez para atacarle.-¿Por qué creíste que escaparías de mi? ¿Creíste que no mataría a mis compañeros si los convertías en titán? ¡Ni siquiera sabes a cuantos de ellos hemos tenido que matar!-grite en rabia, y enojo, desprendiéndome de los trozos del cuerpo de su titán, evitando su ataque, y así entablar los lanza truenos con fuerza en su nuca, cayendo en el suelo, parado.
-¡Ah!-grito gruesamente con la voz de su titán, los rayos y fuegos del lanza truenos fueron tan fuerte, que desprendieron su nuca, y con los pedazos, salió él, volando en el aire entre el vapor, cayendo sembrado en el suelo, mientras que caminé hacia él.
-Que hay, barbudo. Apestas, estás sucio y eres feo, pedazo de mierda.-indique, cuándo me arrodille en el suelo, y levante su cabeza, mirando como tenía su piel casi desprendida, y llena de sangre, estaba moribundo.-Bueno, tranquilo, por ahora; no te mataré.-indique, levantándome para arrastrarle por el suelo, con mi mano sosteniendo su cabello.
Camine, de una manera vaga y pesada. Mi uniforme aún estaba lleno de sangre, y sabía que debía volver a donde había dejado los cuerpos de mis subordinados, los cuales no estarían, pues la piel del titán debió haberse evaporado, y desaparecido. Estaba molesto, y no sabía cómo manejar lo que estaba sintiendo, pues por más que tratara de evadir el pensamiento, se estaba enterando en mi mente. Mi mano libre toco mi cabeza, me estaba estresando, y no había manera de que matara a este cabrón, antes que pudiera llegar hacia ella, y hacia las otras personas que bebieron de ese vino, y terminaron siendo esclavizados por este barbudo. Lo arrastre con brusquedad, no había manera de que nadie me lo impidiera, lo metería dentro de una boca de un titán, y dejaría que grandes dientes partieran sus huesos, que los crujan como galletas. Mi mirada yació en el vapor del campamento al que había llegado, y con tristeza, hice como si nada hubiera pasado. Recogí lo poco, y monté a este cabrón en una de las carreta, para luego con mis hojas, cortarle las malditas piernas. Envolví en él lanza truenos, ideando que si hacia un mal movimiento, moriría explotado, así no tendría tiempo de convertirse.
Prepare mi caballo, el cual estaba aislado, y algo arisco. Me monte en la carreta, y empecé a jalar las cuerdas para que el caballo avanzara. Aunque deseara, no mire atrás, y dejé el vago recuerdo de cada uno de mis compañeros allí. Gruñía de solo pensarlo, y mi piel se estremecía. La conciencia me comía, y no podía evitar maldecirme por evitarlo, por haber sido flojo y dejarles beber de ese vino, todo siempre estuvo ejecutado, y ahora más que nunca, sentía el peso de conciencia, porque pude haberlos salvado, pude haberlo hecho. La lluvia caía, y el ambiente estaba nublado, como si pudieran sentir mis emociones. La carreta iba algo lenta, y yo sentía que me cansancio me comía por dentro. Sentía ansiedad, y los azulados ojos de Kira abundaban por mi mente. No podía imaginarle vagar sin vida como un titán, perdida en una irracional criatura a la que tendríamos que matar. No podía ser capaz de rebanar su nuca, ni siquiera como hice con mis subordinados, o sacrificarla como con su hermano, con ella me temblaría el pulso. El pensarlo me estresaba, y me daba más deseo de arrancarle la cabeza a este cabrón. La pureza de mi amor por esa mujer, era grande, y él había jugado con eso desde el principio, pero fue error de mi parte haber bajado la jodida guardia.
-Tienes razón.-sentí los movimientos de Zeke, y por un instante, pensé en que me escuchaba, así que hablaba vagamente.-Para el soldado más fuerte, se le debe otorgar una debilidad que sea indestructible.-decía, en un tono alto, esperando que su conciencia escuchara.-La tengo, y abusaste de mis controles queriendo debilitarme, pero te equivocaste. Mi hija y mi mujer, no me debilitan, me dan fuerza para pelear. Ni tú, ni el mismo Eren juntos van a destruir eso, estúpidos salvajes. Ni los nueve cabrones titanes juntos podrán detenerme, porque al final, te voy arrancar la nuca de raíz, frente a la mujer de mi vida, a quienes ambos han hecho sufrir y destruido emocionalmente, tu cabeza será mi regalo de aniversario, cabrón.-dije, mientras escuchaba su entrecortado suspiro.
-La única salvación posible, es la eutanasia de Eldia.-su voz se escuchaba entrecortada, u debilitada, le había cortado las piernas estando consciente, y tenía claro que tenía un detonador en su cuerpo, me giré y le observé.
-¿Qué has dicho? ¿Algo sobre la eutanasia?-le pregunté, con burla.-Ya se que acabarás muriendo dentro de la fétida boca de algún titán, mientras que oyes como todo tu cuerpo se hace añicos... pero ¿no te parece que esa sería una forma excesivamente apacible de morir para ti?-preguntaba, sabiendo que esa muerte no era suficiente.-Comparado con las vidas de mis compañeros que robaste... incluyendo qué probablemente la de mi esposa.-dije, en un gruñido de molestia.-Zeke, si ella muere antes. Voy a matar a Eren, y vas a tener que vivir para eso.-amenacé, sabiendo que yo era capaz de hacer lo que decía.
-Yo no se las robe.-me respondió él, a lo que había dicho anteriormente.-Yo... los salvé.-afirmó, con mucha dificultad, no tenía mucha fuerza para regenerarse.-Salvé la vida de esos niños. De... este mundo cruel.-decía, pero yo, no entendía su punto, y tan solo le mire.
-Parece que te han vuelto a crecer las piernas.-saque mis hojas, pero antes, sentí una presión en mi pecho, un presentimiento que me estremeció la piel.
-¡Mírame señor Xaver!-grito él un nombre desconocido, pero me estremeció su movimiento.
No pude removerme, mi piel se heló, y supe que no había manera de escapar. Mis ojos se abrieron grandemente, y cuando intenté al menos detener la situación, ya había sido tarde. La cuerda del detonador se había desprendido, y en mediados de segundos, los escalofríos recorrieron mi piel, llenándome de miedo. Mi cuerpo impactó en calor, y sentí dolor, aún estando consiente, aún teniendo suspiros de vida, la pensé. Lo último que vi fueron sus ojos, sus azulados ojos, y como su sonrisa se esparcía en su rostro, abrió sus brazos y me mostró a la pequeña que creamos con el fruto de nuestro amor. Sonreía, y veía como se estaban alejando de mi, deseaba estrechar mi brazo, pero mi conciencia se estaba perdiendo en un dolor físico que me invadía en cansancio, no sabía dónde había parado, pero sentía mi cuerpo mojado, lo sentía húmedo. Había caído en algo, y me sumergía, ni siquiera estaba consiente, empezaba a perder mis sentidos, y cada uno de mis movimientos. Todo se volvió oscuro, y tuve miedo, porque no iba a volver a ver lo que la vida me había regalado, porque a pesar de todo, yo merecía esa felicidad y con mucho miedo, dejé perder mi conciencia, viendo todo oscuro, con mi último recuerdo. Mis tesoros.
───
Próximo capítulo: El lazo que nos une.
Volviendo a ShingaShina, aún Kira no es capaz de enfrentar el poder que sobrelleva adentro, y su propósito en la vida. Lo que la lleva a un último intento de salvar a Eren del destino que les espera, antes de que el tiempo se le acabe.
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