𝐝𝐢𝐞𝐜𝐢𝐬𝐢𝐞𝐭𝐞
El lazo que nos une.
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La sangre de aquel hombre se plasmó en mi cara, no había procesado como fui capaz de jalar el gatillo. El tiempo pareció detenerse, y le vi caer en el suelo, me sentí resentida con mi acción, pero él era el enemigo. Suspire gruesamente, y me giré. Supe que Armin y Mikasa yacían ahí, y que los otros soldados me atacarían, me dolía, pero por ahora, debía abandonarles porque sabía que no había tiempo que perder. La mirada de Mikasa estaba apagada, afligida en dolor por cómo Eren había machucado su corazón sin excepción, pero más me dolía ver cómo Armin estaba todo golpeado, y aturdido. No sabía cómo reaccionar, solo apretaba aquella arma, y aunque desee quedarme, les di la espalda. Mi corazón estaba nublado en resentimiento, y palpitaba con temor a lo que Eren había plasmado con sus palabras, mi mente no dejaba de pensar en los grisáceos ojos de Levi, y en su cuerpo sin vida, debía ser un mal chiste. Empecé a correr con rapidez, y aunque ellos desearon detenerme, no pudieron, y los arrastraron. Por alguna razón, aquellos soldados no me persiguieron o atacaron, había matado a uno de los suyos a sangre fría, sin aviso alguno, merecía ser castigada, pero no fue así. Mis manos temblaban, el día se sentía pesado, y confuso.
Corría, pero mi cuerpo se detuvo en la pared cuando un escalofrío me recorrió. Un grito ahogado se plasmó en mi oído, pero parecía provenir de más allá de este lugar, fue como un mensaje transmitido. Mi cabeza lanzó punzadas, y casi perdía el balance ante eso. Intente incorporarme, soltando el arma cuando escuche vagos pasos, y varios soldados se alertaron de mi presencia. Le di una leve patada a uno de los soldados que yacían apoyando a Eren, cayó por las escaleras, mientras que yo deseaba correr directo en aquel pasillo, pero otro de sus hombres me agarró de espalda. El de las escaleras se incorporó, pero ante su cercanía, me eleve, dándole una patada nuevamente, colocando mis pies de forma firme en el suelo, para con mi propia fuerza, tumbar el hombre de atrás de mi, a través de mi espalda. Cayó de frente, y patee su rostro, desprendiendo sangre de sus fosas nasales. Estaba molesta, y sabía que no era capaz de retener mi ira, así que patee fuertemente su estómago, y lo deje adolorido en el suelo. Continué corriendo por aquel pasillo, con la intención de encontrarle, él no pudo haber fraccionado esta amistad, no pudo. Años llenos de recuerdos, ¿cuantas veces no defendimos a Eren creyendo que era lo correcto?
Siempre fuimos nosotros cuatro, siempre nos protegimos. ¿Qué te hizo hacernos sentir así, Eren? ¿Qué te hizo creer que el lastimarnos, nos alejaría? Gruñí. Me detuve en seco, sabiendo que me seguían, e intenté de detener mi pelea, pero no quise. Las palabras de Eren nos habían herido, la manera en la que nos trató, fue destructible. Aunque su mirada estaba fría, y apagada, debía sentir un leve dolor en su conciencia ante ese maltrato emocional. Había fraccionado una amistad de años, un entrelazo que parecía indestructible, pero eso había acabado hoy. Me dolía pensar en aquella escena, en cómo Armin amargamente defendió a Mikasa, y como ella sufrió ante los prejuicios de Eren. Las miradas de mis amigos estaban en mi mente, y parecía ser la única en tener la ilusión de que todo volvería a ser como antes, cuando lo más probable, nada jamás era igual. Ya no éramos unos niños, ya no éramos lo que algún día fuimos, no éramos ni la mitad. Deseaba tener esperanza, y era por eso que tontamente, yacía yendo hacia él. Otro de sus soldados se dirigió a mi, pero le golpeé fuertemente con mi nudillo. Eran reclutas la mayoría, así que no estaban del todo bien entrenado por lo cual se me haría más fácil atacarles.
-¡Ah!-gemí levemente cuando mi cuerpo cayó al suelo de manera brusca, me habían empujado, y de un leve golpe, pateado el rostro.
-He oído muchas historias de ti, puedo admitir que siempre desee esto.-indicó uno de los soldados a quien desconocía, intente incorporarme, pero me pateo tan fuerte, que sentí lo mismo que su compañero anterior, mi nariz fraccionada en dolor. -Vamos.-él me levanto, apretando mis manos hacia atrás, y me empujo hacia aquella habitación, en donde justamente sucedió todo, tirándome al suelo.
-Suéltenla.-arrodillada en el suelo y llevó sus manos a mi cabello, jalándolo para atrás, para así ver fijamente a Eren mirarme.-Ahora.-pidió al soldado, quien con brusquedad, me soltó.-Vete.-le ordeno, y tan solo me quede allí agotada, mirándole -¿No te rindes?-me preguntó, y yo mire esa mirada, aquella que conocía como una entristecida, y abatida.
-No.-respondí, sintiendo como la sangre se esparcía por mis labios, llevando a mi mentón.
-¿Por qué?-me preguntó, mientras que me fui levantando de a poco.-¿Por que sigues aquí?-se dirigió a mi, agitado, pero no de una mala manera; estaba preocupado.
-Nunca me daría por vencida, mucho menos si trata sobre ti, Eren.-le respondí, limpiando mi sangre con mi mano, y sacudiéndola.
-Nos dimos por vencidos hace mucho... -susurró, dándome esa mirada, él no podía fingir; no conmigo.
-Yo no.-le interferí.-Sin importar que hayas lastimado a Armin, que le hayas partido el alma a la mujer que jamás te ha abandonado, y que me hayas rayó el corazón, no hará que me dé por vencida ante ti.-le indique, y él bajo la cabeza, como si estuviese avergonzado.
-Levi no está muerto.-indicó, a lo que sentí un alivio recorrer cada parte de mi.-No aún.-arreglo, pero aún así, me sentí calmada.-Lamentó haberte dicho eso, tú expresión exclamó un temor que jamás había visto en ti.-comentaba, pareciendo relajado con mi presencia, no parecía tener intenciones de herirme.-Zeke dejó su fluido espinal en los vinos traídos de Marley, fue enviado hacia allá, con la intención de que los subordinados lo bebieran, al igual que los policías militares. Era por eso que no todos podían beber de ese vino, tener el fluido espinal de Zeke en el, índica que podrían convertirse en titanes puros, y ser controlados por él, justo como sucedió en el pueblo donde provenía Connie.-me decía, mientras que yo abrí los ojos grandemente ante eso, y sentí algo en mi interior removerse.
-¿Qué?-pregunte, inquieta ante eso.
-Ahora entiendo.-él me miraba pensativo, y yo, baje la cabeza.-Por eso Zeke te toco, porque sabía que habías bebido de ese vino.-él pareció sentirse abatido ante eso, y intolerable.-De una forma u otra, terminaríamos haciendo esto, terminaríamos trayéndote hasta aquí.-le mire, entendiendo lo que me decía, pero una parte de mi, parecía denegar.
-Siempre lo supiste, aquello que me mostraste, ya tú tenías conocimiento sobre eso.-le dije, y él me miró.-Nuestro amor, todo este tiempo fue sacrificado, ¿por eso?-pregunte, y él se estremeció ante mi pregunta, como si le doliese.
-Si.-respondió, fríamente.
-¿Por qué, Eren?-le pregunté, curiosa, viendo que el ambiente estaba más relajado que el anterior, en donde todos estuvimos en desacuerdo, y heridos por sus acciones.
-No hay uno.-respondió.-Nuestros sentimientos no fueron por el lazo, si nos enamoramos, si me enamoré de ti.-me explicaba, sereno.-Se suponía que no naciera nada, solo una alianza. Esa era la única razón por la cual tú me protegerías, hasta yo llegar aquí, pero, no fue así. Nos enamoramos, y eso cambió todo el destino.-dijo, dolido.-Las punzadas en tu cabeza se debían a que en otra dimensión, más allá del tiempo y del espacio, tú me condujiste aquí, pero eso trajo tú muerte, lo cual no pudiste nunca derribar tu poder hacia quienes me harían daño.-sus ojos me miraban de una manera detenida, él estaba dejando ver lo que sentía, y sus ojos se humedecían, pero se fortalecía para no demostrarlo.-Ese destino no sucedió, porque lo rompiste ante la elección que tomaste, y es por eso que te liberaste de la maldición. ¿Estoy en lo cierto?-me preguntó, pero me quede sorprendida ante eso.-Viste a través de mis ojos, tu muerte.-afirmó.
-Si.-le respondí, ante acertar.-Moriría en la guerra de Marley, me sacrificaría por ti.-le decía, recordando aquella amarga pesadilla.
-Ese destino no podía llevarse a cabo, así que yo mismo fraccione el tiempo, y decidí crear un hueco en el, y sucedió el día en que no te elegí. Esa era la razón, no era que tenía miedo en que podría lastimarte por ser un titán, o en qué tenía un objetivo de saber la verdad, ya yo sabía la verdad.-miraba sus ojos, aquellos que alguna vez me brindaban emoción, pero yo solo estaba pensando en aquel día, en donde todo empezó.-Y no quería que aunque fuésemos felices en aquel tiempo, murieras, y sufrieras con mis elecciones, no quería que te convirtieras en lo que eres, yo no te elegí, y no me arrepiento, aunque haya vivido roto todos estos años, volvería a sacrificar nuestro amor con tal de que sigas aquí. Es por eso, que todo este tiempo, te he protegido, Kira.-mis ojos se humedecían ante sus palabras, y no sabía si sería capaz de aguantar esto.-Por eso, deje que eligieras a Levi, y no luche por ti. Porque yo no quería arrastrarte a algo en lo que te condenaron, sin tú tener culpa.-su mirada no se desviaba, no dejaba de mirarme, y eso me sacudía más.-Te condenaron a ser mi aliada, y eso llevaba a tu muerte. Pese a eso, me di cuenta que cometí un error, porque aún así, eso me llevaría a continuar, a seguir avanzando por tu libertad, de una manera u otra, llegaría hasta donde iré.-musitaba, de una manera detallada.-Lo que hoy hice, ha sido por ti. Porque eres libre, y no ocultarás lo que eres, pero te pido, que pelees a mi lado, una vez más.-decía, y yo abatida en emociones, le miraba a pesar del relajante ambiente, desconcertada.
-¿De que vale?-le pregunté, desilusionada.-Mírate.-le pedí, señalándole, viendo su expresión y como la depresión le consumí.-Una persona que sacrifica todo por la libertad, provocando el odio de sus amigos para protegerlos, para protegernos.-mascullaba en enojo, disfrazando mi sentir -¿Qué queda de eso? Dime, Eren.-le pedí, y él, bajo la cabeza.
-Avanzar.-me respondió, en un tono firme, sin mirarme.-Solo eso queda.-afirmó.-Lo supe desde que decidí infiltrarme en Marley. Ya no puedo retroceder, ni quedarme llorando como en el pasado.-alzó su mirada, dándome una que no sentía arrepentimiento, pero yo no podía entender.
-Pero... -mis palabras se trabaron, y me sentí consumida de emociones.-¿Sacrificar todo? ¿Para perder lo que siempre anhelaste?-le pregunté, y él no respondía o mostraba expresión.-¿No crees que ya te has esforzado mucho?-aún no respondía, él solo escuchaba.-Por favor, acaba esto, ahora. Podemos volver a empezar, de cero.-dije, con esperanza.
-No.-afirmó, y yo me acercaba a él, ni siquiera me daba cuenta.-Yo perdí todo desde que supe que no podía amarte libremente.-me confesó, y mi piel se estremeció ante eso.-Así que, seguiré avanzando, para que al menos, alguien más te siga amando con libertad.-él se acercó a mi, y mis ojos se abrieron grandemente ante su próxima acción.-Tu fuiste mi mayor sacrificio, y aún me dueles.-su mano toco mi cabello, como siempre solía hacer.-Pero dejo seguir avanzando, porque les dije algo, quiero larga vida para ustedes, y que la Isla en donde nací y fue condenada, sea libre, porque este fue el mundo en que nací, y es lo que debo hacer. Y si por eso, soy un villano, entonces no me importa morir como uno.-aún sentía su tacto en mi cabello, y eso fue lo que hizo que mis lágrimas se desprendieran.
-Yo te entiendo, Eren.-musité en tristeza, sintiendo como escondía mi flequillo detrás de mi oreja, y como mi respiración estaba entrecortada ante su cercanía.-Solo queremos, que vuelvas.-dije.
-No puedo retroceder.-indicó.-Lo siento.-se lamentó, cabizbajo nuevamente, intentado de que no descifrara su tristeza, pero le conocía.-Espero que puedas volver para ver a tu hija crecer, porque ella, lo merece. Merece crecer, con lo que nunca tuvimos, libertad.-expresaba, y yo abrí mis ojos ante eso, ante su empatía a través de su sacrificio.-Llévensela.- pidió en un tono alto, y me denegué ante sentir como dos soldados sostenían mis brazos.
-No.-dije, intentando de soltarme de ellos.-¡No, aguanta!-grite, y con fuerza me desprendí, para caer arrodillada frente a él.-Eren... -le llame, con mis lágrimas desprendiéndose.-¡Estoy cansada!-grite en un sollozo, llevando mis brazos a sus piernas, abrazándolas.-Ya no puedo más. He perdido todo, nunca he tenido nada, todo en mi vida siempre ha sido temporero. ¡Crecí sin una familia unida! Éramos yo y mi madre, perdí mi inocencia con solo ocho años. Los conocí cuando tenía once, y fueron lo mejor que pudo haberme pasado. Porque perdimos todo, a nuestros padres, nuestras familias, pero nos quedamos juntos... -sollozaba, y mi voz se entrecortaba en un gran llanto, mientras que veía sus ojos mirarme.-Éramos unos niños, y solo queríamos conocer el mar, no sabíamos nada, y eso estaba bien. Nos enfrentamos a la crueldad de este mundo, perdimos amigos, como Marco o el escuadrón de Levi. Sufrimos la traición de Annie, Reiner y Berthold, pero continuamos, juntos.-continuaba diciendo, recordando, porque eso era lo único que quedaba.-No supe lo que era tener un hermano de verdad, hasta que volví a tenerlo, pero lo perdí también, y aún me duele. Perdimos nuestras esperanzas, y chocamos con que más allá de los muros, hemos sido unos monstruos, ¿pero como podríamos culparlos?-le culpaba, sintiendo como mi nariz se sentía con líquido, como mis lágrimas continuaban, y como mi respiración se trancaba.-No nos conocían, Eren. Como nosotros no conocíamos a Reiner, Annie y Berthold, ellos no sabían que la vida sería así, y nosotros tampoco, ¡éramos unos niños!-le gritaba, viéndole mirarme, y él no se removía, yo seguía abrazada a sus piernas.-Perdimos Ymir, a Sasha, y ya no estoy preparada para perder a nadie más. Por favor Eren, no quiero realizar que Armin morirá en unos años, no puedo ver morir a Mikasa, a Jean, Connie, incluso a Aster. No podría soportar que Historia muriera, o realizar que Levi moriría, no puedo pensar en eso, ¡porque no lo quiero! Yo lo único que quiero es volver a casa... volver con mi hija, y estar con ella... -sentí como mi nariz se tapó, y como estaba desprendiendo mi cansancio en él, como mis brazos apretaban sus piernas con temor a que se fuera.-Te lo suplico Eren, no puedo soportar que sacrifiques todo, por nosotros. No quiero ver que mueras, Eren, por favor detente. ¡No me hagas sufrir más!-le pedí en aquel sollozo estruendoso, con dolor.
-Llévensela, por favor.-pidió él, y yo apreté sus piernas, pero perdí tanta fuerza ante debilitarme, que los soldados me sostenieron y levantaron.
-¡Eren, por favor!-le pedía, rogaba por paz, una que desconocíamos, y tan solo me removí tanto y tanto, que volví a caer arrodillada, pero con los soldados aún detrás de mi.-Estoy cansada... -exclame cabizbaja, y en tristeza, con mis lágrimas cayendo al suelo, mientras que veía sus pies andar hacia mi.
-Yo también.-Eren se arrodilló frente a mi, pero continué mirando el suelo, sintiendo como su mano tocaba mi cabello, era una manía, una que recordaba.-Pero, si no hago esto, no podré vivir sabiendo que los lleve a esto, sin una pelea.-decía.-No llores, por favor.-me pidió, pero era inevitable.-No quiero que este sea mi último recuerdo, así que, te pido que una vez más, mires a través de mis ojos lo que pudo haber sido para nosotros si este destino, no nos hubiera alcanzado.-alce mi mirada, y visualice sus verdosos ojos azulados mirarme detenidamente.
-Ya no tengo esa parte de la maldición... -justifique, y él continuo mirándome detenidamente.
-Pero sabes cómo utilizarla.-indicó, y tan solo incorpore un poco mi posición, llevando mis manos a sus mejillas, viendo su rostro.
Sus ojos se cerraron ante mi leve tacto, pero no tardó en abrir sus ojos nuevamente. Era como si las demás personas no estuvieran, solo nosotros, siempre se sintió así. Veía sus ojos con detenimiento, aquellos que reflejaban la tristeza de sus sacrificios, de alguien que sacrificaba su libertad para que las personas que yacían a su alrededor, la obtuvieran. Mi empatía sobresalió, y mi tristeza se reflejó en la suya, logrando que mis ojos pudieran detonar lo que alguna vez pudimos haber sido. Mis ojos se sentían brillantes, y supe que me estaba esforzando por hacer tal acto, que solo podía hacer tiempo atrás, pero cuando aprendes a vivir con algo, sabes manejarlo, incluso aunque ya no esté. Sus ojos quedaron cautivados con los míos, pero lo lleve hasta donde pude llevarlo. Ambos estábamos justamente en el distrito de ShingaShina años atrás, el día en que había vuelto. Podíamos ver lo que pasaba en aquel tiempo, pero entre eso, a mi. Corría en aquella dirección, no estaba en el cuartel, donde me había encontrado con Levi, porque sabía que estaría ahí, si no que me dirigía al cuartel del cuerpo de exploración en aquel distrito, donde se seguro, Eren yacería. Vimos cómo mi cuerpo sobresaltó encima del suyo, como ambos nos abrazamos, y caímos al suelo. Nuestras lágrimas se esparcían en ese abrazo, y a mi lado, solo veía a Eren mirar esa nublada imagen, de como se hubiese sentido si lo hubiera elegido a él.
La imagen se nublo, y dejo de mostrar aquel felicidad que se hubiese esparcido en aquel ambiente, llevándome a otro tiempo. Sonreíamos, y vi varias escenas de lo que pudo haber sido nuestra relación. Entre ellas, nos vi en la construcción de las vías del tren, trabajando juntos. Veía a Eren a mi lado, y como tan solo continuaba afligido a las imágenes que le estaba mostrando. Las escenas nos mostraban como una pareja neutral, acompañados, agarrados de la mano, y dándonos amor cuando podíamos. Se veía sano, pero a través del tiempo, pareció empezarse a marchitar a través de Eren, porque a pesar de estar en felicidad por mi elección, su destino y el mío, no se detendrían. Ambos estábamos juntos, yo parecía no despegarme de él, ni siquiera en un instante, y ya parecía saber sus intenciones, pues yació una imagen en donde estaba aún lado de él; mientras que se dirigía a Yelena, luego de la inauguración del tren. Ahí las escenas e imágenes empezaron a entristecerse, se me veía aislada de todos, y deprimida. La última vez que había disfrutado de estar con Eren, fue nuestra visita en Marley. Él disfrutó conmigo como yo adquiría reconocimientos, como amaba comer helado, me había comprado tantos, que casi lo dejaba sin nada. Ese día nos embriagamos, y fue la última vez que dormimos juntos, pues luego, él se había ido al volver a casa.
Las escenas se hicieron más tristes, se me veía llorando sola en una habitación, con el anhelo de que Eren volviera. Estaba consiente de lo que sucedería, pero aún así, estaba dispuesta apoyarle, como siempre había hecho. No opine con nadie sobre mi pensar, y deja ye todos estuvieran juzgando su posición, pero yo en aquel entonces entendía lo que en este dimensión no sabía, y era por eso, que le apoyaba. Estaba enamorada, y lo amaba, se me veía en los ojos, y Eren podía descifrarlo mientras continuaba mostrándole las imágenes. Llevaron a lo que sería la pesadilla de Marley, el día en que peleamos en contra de ellos. Se veía a todos peleando y defendiendo a Eren, pero más que todos, yo. Justo ahí él pudo ver lo que se presentaría como mi muerte, sacrificándome para que viviera, pero le mostré, lo que no pude ver más allá, hasta hoy. Las próximas escenas no las reconocía, pero era claro que las veía porque eran de Eren. Me quede ida, mi muerte había traído dolor y tristeza, tanto que Levi había renunciado al cuerpo de exploración, y que en ese instante Armin y Eren se habían desprendido de su amistad. Llevando a Eren a rendirse ante Marley, lo que significaba que volveríamos a ser esclavos, y Eren luego de todo su esfuerzo, había muerto en vano. Ahora más que nunca, entendía lo que hoy sucedía, y el porque.
Las imágenes se nublaron, y bocanadas de aire volvieron a nosotros, encontrándonos en la realidad, en la única que vivíamos. Mis ojos aún derramaban lágrimas, pero frente a mi, podía ver a Eren mirarme detenidamente, mientras que las suyas se iban esparciendo por sus mejillas húmedas. Lo mire con mis ojos abiertos como platos, pues me era irreal verle nuevamente de esta manera, vulnerable. Su rostro demostraba la expresión que tanto intentó ocultar, había aflojado sus músculos, lo había abatido en tristeza. Mis brazos acorralaron su cuerpo, porque estaba consiente que no habría otro momento para un abrazo, para volver a esto, no lo habría. Lo abrace fuertemente, tan fuerte como él a mi, sin el deseo de dejarme ir, como yo tampoco quería, porque no era la manera en la que deseaba que viviéramos, pero era lo que nos tocaba. Cerré mis ojos, este abrazo reflejaba lo mucho que nos amábamos, y lo que nos costó dejarnos ir para continuar, pero al final, los caminos parecían querer decirnos que siempre estaríamos unidos, y a pesar de todo, me sentía llena de gratitud por eso, porque nuestros sentimientos no fueron por un lazo, nacieron. Mis lágrimas se plasmaban en su camiseta manga larga, mientras que sentía sus respiración gruesa y como aguantaba el sollozar, pero yo lo apreté a mi, con temor de dejarle ir.
-Que bien se sintió el imaginar ser libre y feliz, a tu lado, al menos por un momento.-él se dirigió en mi, en medio de ese abrazo, con una voz firme, a pesar de que estuviese deprimido.
-Eren... -le llame, pero mis palabras se quedaron cortas, mi voz estaba entrecortada.-Gracias... -le agradecí con dificultad en mi voz, desprendiéndome de a poco del abrazo.
-Levántate.-me pidió el soldado de atrás, ante la acción que Eren le indicó, y este se levantó a mi par, quedando frente a frente conmigo.
-Te amo, aquí y en otra vida, pero sé que en esta, más que nada.-dijo, dejándome ida ante sus palabras, aquellas que aún se escuchaban amargas.-Hasta entonces.-se despedía, nuevamente mostrando su firmeza, la cual me fraccionó en miles de pedazos, había vuelto a lo que estaba siendo anteriormente.
-Eren. Solo una vez más.-le decía, mirándole detenidamente.-Solo pelearé una vez más, aunque me cueste la vida.-le indicaba, viendo como él reflejaba en su rostro, gratitud.-Porque fue una promesa.-afirme.-Aunque me cueste la vida... -musité, recordando vagamente aquellas palabras que nos unieron en un pacto de alianza.
-Perdóname.-me pidió, quedándose distante de mi.-Pero si no hago esto, no me dejarán ir, y lastimarlos, es la única manera. Aunque, desearía quedarme por siempre con ustedes.-confesó, dejando ver la tristeza en sus palabras, y lo mucho que esto realmente le estaba lastimando.-Adiós, Kira.-se despidió, y empecé a debilitarme cuando me echaban hacia atrás, para salir de la habitación.
-Eren... -antes de que pudiera salir por el margen de aquella puerta, volví a detenerle en seco, mirándolo, por si acaso sería la última vez... -Te amo.-dije, desde lo más profundo de mi corazón, y mi corazón se agrietó cuando vi el brillo de sus ojos reflejarse en una sonrisa de lado, una corta, pero sincera.
-Lo sé, siempre lo he sabido.-expresó.-Se que una parte de tu corazón, es mía, pero mi corazón, siempre será tuyo.-musito, mientras que desee volver a abrazarle, pero mis ojos y los suyos se bloquearon cuando la puerta de la habitación se cerró.
Habíamos quedado separados, y mi corazón se fraccionó, sabiendo que hoy lo dejaba ir. Estaba retenida por los soldados, cabizbaja y envuelta en lágrimas, sabiendo que una parte de mi corazón se quedaba con él, para siempre. Su mirada estaba aún fresca en mi mente, y solo recordaba al pequeño niño que era feliz por tan solo correr detrás de una hoja, una que se había desprendido de su árbol, volando libre por el viento. Ahí entendí que Eren, siempre fue así, siempre deseo ser libre, y amar la libertad que jamás fuimos capaces de tener, pero estaba siendo totalmente valiente en sacrificar la que nunca podrá tener, para que nosotros si, y aunque su plan fuera genocida, no entendía la razón por la cual parecía entender su postura, sus sentimientos. Después de todo, nos amaba, pero, ¿como podía dejar que se sacrificara por algo que siempre anhelo, y no podrá tener? No había manera Eren, pero tampoco había forma de que te detuviéramos, no la había. Camine vagamente, sintiendo un peso en mi corazón, un presentimiento que albergaba allí. La luz del día se plasmó en mi, y podía ver a varios policías retenidos, incluso a gente del cuerpo de exploración, pero verla allí, me alivio.
-¿Aster?-la llame, viendo las filas para montar a los del cuerpo de exploración en las carretas, seguro serían retenidos en ShingaShina.
-Joder.-Aster, aún siendo también retenida por soldados, se acercó a mi, y me abrazó, me quede asombrada, era la primera vez que lo hacía; por eso, se lo devolví.-Armin me pidió que aguantara un poco más hasta que salieras, ya se los han llevado a ShingaShina.-me indicó ella, mientras que veía su rostro golpeado, y con moretones.
-¿Qué te ha sucedido?-le pregunté.-Estábamos pensando que pertenecías a la fracción, que nos traicionarías.-le dije.
-No sería capaz, sabes que soy una mujer de honor.-dijo, defendiendo su postura.-Debes irte, no puedes dejarlos solos, no con todo lo que pasará.-me decía ella, en un tono bajo.-Tú y yo sabemos, que esto sólo es el principio del infierno.-musitaba, mientras que empezaban a distanciarnos.
-Levi está con vida.-le indique, viendo como en su expresión, se reflejó la calma.-Por ahora.-arregle, pero ella aún parecía estar relajada.-Zeke ha hecho un escándalo con su líquido de su espina dorsal, aquí habrá un altercado pronto, en cuanto él haga su estallido.-le decía a ella, mientras que me asentía.
-Lo escuche.-me dijo, pareciendo haber estado informada.-Estaba en el jodido vino, y era por eso que solo los de la policía militar podían tomarlo.-expresó, en un tono bajo.-Pero... ¿cuantas veces tomaste de ese vino sin que lo supieran?-me preguntó, con su expresión alterada, pero intentando de no llamar la atención.
-Aster.-la llame, y la mire afligida.-Me hiciste una promesa junto a Armin.-ella me miraba detenidamente, sabiendo que en esa promesa, circulaba la seguridad de mi hija.
-Volverás a tu hogar, y con tu hija. Porque acabaremos esta mierda, acabaremos con ese cabrón antes de que grite, si no es que Levi acaba con él primero.-indicó, cuando la distanciaron de mi.-No esperen a por mi, yo intentaré de encontrarles. Aún estos hijos de puta quieren sacarme más información, ya sabes, soy bastante popular.-expresó ella burlona.-¿Qué pasa guapo? Me gustan rubios, no castaños.-sonreí de lado ante su comentario dirigido al que la sostenía, mientras que fui empujada y aislada de ella.-¡Allí está Hange!-me aviso, a lo que me giré, y observé a la mujer con anteojos.
-¡Hange!-grite fuertemente, viendo como estaba siendo retenida por otros soldados, parecían llevarla a otro lugar, vi como capte su mirada, y ella con asombro me miró.
-¿Kira?-me llamo, mientras que empezaban a intentar de montarme en una de las carretas, ella intentó acercarse a mi, pero se lo impidieron.
-¡Llevalos con Zeke!-le grite, y ella confusa me miró, sin entender porque pedía eso.-¡Por favor!-le pedí, mientras que la alejaban de mi.-¡Es Levi, algo le ha pasado!-le grite, mientras que me retenía para no montarme en la carreta, pero lo hice en cuanto ella me asintió, mientras que me monte en la carreta, y una vez más, observé a Eren en la ventana de aquel restaurante, mirándome.
Hasta entonces, Eren.
───
Próximo capítulo: Mi destino.
Kira vuelve a su hogar en ShingaShina, contándole la verdad a sus compañeros sobre lo que realmente está pasando, antes de que la guerra estalle.
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