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𝟎𝟕

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ᴀʀᴄᴏ ᴜɴᴏ ——— ❛Cuando creí haberte perdido, Eren.
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Omnisciente.
❪⚠ᴀᴅᴠᴇʀᴛᴇɴᴄɪᴀ, ᴇɴ ᴀᴅᴇʟᴀɴᴛᴇ ᴍᴜᴄʜᴏs ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏs
ɴᴏ ᴇsᴛᴀɴ ᴇᴅɪᴛᴀᴅᴏs ᴀ ʟᴀ ᴠᴇʀsɪᴏɴ ᴅᴇʟ 2024⚠❫
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Ella solo oía su respiración—, el bullicio había desaparecido por completo—. Por ende, había un ambiente desolado alrededor de donde estaban. Asimilaban lo que habían visto y lo que no pudieron evitar. Kira sentía su pecho subir y bajar de forma desenfrenada, le dolía, como si le hubieran atravesado la piel. Estaba ida, con la sangre de Eren plasmada en su rostro no fue capaz de levantar la mirada. Sus manos temblaban y empezaba a sentir un quemazón en su garganta, estaba a segundos de agonizar por el dolor, pero aún no idealizaba lo que había sucedido, tampoco porque sentía una enorme fractura en su interior. Buscaba el aire que se le había ido cuando aquel titán cerró su boca, con Eren adentro. Apretó sus hojas con fuerza, mientras que Armin estaba en lágrimas y procesaba rápidamente lo que sus ojos vieron de una forma trágica y traumática, Kira contrajo ese dolor y lo transformó en ira. Las manos de su amigo se deslizaron para sostenerla, pero ella fue más ágil.

—Eren... —murmuraba mediante el estado de shock en el que estaba sometida, sintiendo su cabello flotar en el aire y como la sangre se desprendía.

Su mente se llenó de caos—, entre el miedo y pánico que sentía, la imagen de Eren no se distorsionaba, se multiplicaba una tras otras—. Las punzadas en su cabeza se hicieron presente de una forma continua, la molestaban e irritaban aún más sin poder concentrarse en el tiempo real ¿Era real? No podía procesar que había vuelto a pasar lo mismo que juro no revivir, ver a un ser querido morir ante ella. Sin embargo, esta sensación, este extraño dolor que estaba sintiendo era más profundo y simbólico. Le quemaba tanto, que cuando arrastró el filo de su hoja contra el titán que se aproximaba, pensó en la cruda realidad de vivir sin Eren el sueño que siempre quisieron vivir. Kira alejaba a los titanes de donde estaban los que aún vivían, incluso su amigo. Armin lloraba, veía desconsolado al titán que Kira dejó ir, a ese que acabó con Eren. No supo o entendió porque ella lo dejó ir sin vacilar, cuando fue aquel quien se llevó a su amigo. Así que sintió impotencia por eso.

Aún así, no cuestionó la decisión de Kira. Quien revivía cosas con lo que había visto, pues sus peores traumas salían a la luz. La imagen de su madre la desconsolaba aún más, porque lo comparaba con lo que acababa de ver, pero eso no la detenía. Se deslizó por el suelo, tomó altitud y vuelo, atravesó sus hojas una y otra vez, hasta que sintió que el repuesto se había acabado y que sus manos temblaban sin que pudiera controlarla. Cayó abatida en la miseria de sus pensamientos. No sería capaz de ver a Mikasa, tampoco de enfrentar lo que sucedería después, porque no imagino un después sin Eren. Era como si algo se le fuera arrebatado, aún así, Kira no podía llorar. Presentes se hicieron sus compañeros del escuadrón, mirando atónicos lo que pasó. No dudaban de las fortalezas de Kira, pero tampoco creyeron que resistiría tanto. La comparaban con Mikasa, pero no podía igualarle, aún no. Aunque no fuera una competencia, ambas siempre se retaron de forma genuina para ayudarse a superar cada obstáculo de la base de reclutas.

—Kira, ¿ya terminaste de divertirte?—una irritante voz hizo que Kira levantara la mirada, la sangre de los titanes alrededor se evaporaba mientras que mantuvo su mirada en los ojos de Ymir.

—¿Te parece divertido esto?—le cuestionó Kira, levantándose del suelo para quedar frente a frente con la castaña.

—Armin, amigo... —la voz de Connie se dirigió al rubio, habían llegado algunos del escuadrón; Kira podía sentir emoción, pero no sentía nada.

—Déjalo Connie. Todo están muertos, mira a tu alrededor.—el cuerpo de Kira fue sostenido antes de abalanzarse sobre Ymir, quien se alejó desconcertada.

—Kira, entiendo como puedes sentirte en este momento, pero no nos pongamos así.—pidió la dulce Krysta, intentando de suavizar el tenso ambiente.

—Siempre me has parecido interesante Kira, el hecho de nunca notarnos hasta ahora es un poco frustrante, así que me halaga que me des atención.—articuló Ymir, causando en Kira una impresión negativa.

—Yo no llegué a la base de reclutas para hacer amigos, acabo de perder a uno de ellos. ¿Crees que aún así no sería capaz de salvarles? Tu vida podrá ser irrelevante para mí, pero sería capaz de salvarte. Así que no intentes de insinuar que soy egoísta.—gruñó, Kira era de pocas palabras, pero cuando hablaba era directa.

—No importa que no intentemos ser egoístas, igual no podremos salvar a todos. Siempre tendremos que elegir en base a nuestros sentimientos.—Kira observó a Ymir de forma detenida; sentía rabia y deseaba tanto lanzarla a un titán, pero contuvo su ira de forma madura y desistió.

—El día aún no acaba.—comentó Kira, soltándose de Krysta quien la veía apenada y conmocionada por lo que veía.—Y eso es lo que me preocupa.—musitó cuando vio a Armin huir, escapar de la pena y vergüenza que sentía.

—¿Qué vamos hacer ahora?—se cuestionó Connie eufórico.—¡Eren está muerto, Mina y Thomas también! ¿Imaginas cuantos más morirán hoy?—decía desesperado, casi sin poder contente el pánico.

—Kira, debemos movernos de aquí. Intentemos de ir a la retaguardia con los demás. Hay que ponernos a salvo.—pidió Krysta, mirando como Kira le daba la espalda y asentía con lentitud.

Estaba abatida, pero procesaba lo que había sucedido—, sin embargo el nudo en la garganta se hacía más que presente, era un calentón que si hablaba, lloraría y dejaría sus fuerzas por el suelo—. Estaba llena de coraje e impotencia, había sido tan fácil que no podía creer que dejara a Eren morir de una forma tan cruel. Se giraron para avanzar, Kira necesitaba un respaldo de sus hojas y pronto del gas para poder seguir en acción y avanzando a salvar este distrito de pasar a la historia como su hogar. La brisa azotaba su cabello, Ymir le daba miradas de reojo en busca de su expresión, Kira era fuerte y aún así parecía que esto la había azotado porque su mirada lucía perdida como afligida. Cada vez que la brisa la azotaba, los verdosos azulados ojos de Eren se distinguían entre sus pensamientos uno tras de otros con un sentimiento genuino en su corazón que la hacía sentir perdida y sin rumbo. Fue tan de pronto y morboso el verlo ser devorado por un titán, que hacía alusión a como su madre murió cuando era niña.

Su cuerpo se deslizó entre los tejados, ida y envuelta en sus pensamientos no notó que los demás la miraban. En un tejado, lejos de los titanes y con el cielo grisáceo, Kira sentía que perdía la noción del tiempo. Eren. Eren. Eren. Era eso lo único que dictaba su mente e incluso su corazón. Tenían tantos sueños y metas, que se sentía sin propósito, su mente estaba en blanco, a menos que no fuera sobre él, Kira no pensaba en nada, ni en cómo sobrevivir a esta gran amenaza que los reunió a todos. Apretó sus nudillos de una forma tan fuerte que se clavaría la uña en la palma sin sentir dolor. Sintió como apretaron su hombro con cuerda, aunque ella prefirió el silencio su mirada le dictó a Reiner lo que pasaba por su mente e incluso como se sentía. Jamás antes la habían visto así, ella era seria como fría y cortante, pero su mirada transmitía serenidad, bastante neutral, ahora solo un gran agobio lleno de agonía que comía sus facciones hasta dejarlos apagados. Incluso el brillo azulado de sus ojos se había opacado, dando una similitud gris como el cielo que lloraba.

—Solo Armin sobrevivió.—resumió Kira en medio de su tristeza, era un balde de agua fría afirmar que ya algunos habían desistido su cruel lucha.

—Afrontaremos esto.—afirmó Reiner, ayudándola a levantar del suelo para que mantuviera una postura firme.

—¡Annie!—la voz de Mikasa tensó el lugar, no solo a Armin que estaba alejado de ellos, si no a Kira que miró fríamente a los ojos a su mejor amiga cuando llegó; le aliviaba que estuviera viva, claro estaba.

—Aguanta.—pidió Kira cuando Mikasa se dirigía a la rubia con expresión estoica que la miraba, esperando una reacción de ella cuando le dijeran la verdad.

El vínculo de Mikasa y Eren era uno que muchos no podían entender e incluso lo describían por parte de Mikasa como algo más, pero no era eso que creían, o al menos lo que ella no decía—, para Eren era un nudo de hermandad y gratitud que los retenía el uno al otro como su única familia—. Dejaron de sentirse solos en este mundo con Armin y Kira cuando los conocieron, haciendo que en ese vínculo que crearon los atara aún más por sus convicciones y deseos de ver más allá de los muros. Se convirtieron en un grupo inseparable, iban cuesta arriba juntos, si no, se quedaban abajo sin importar las consecuencias. Entre eso y otra cosa, Kira y Mikasa se querían, una amistad pura llena de sentimientos genuinos. Se veían como un refugio, un lugar al que podían ir cuando estaban cansadas. Tenían memorias que recordar y futuros recuerdos que crear, fue por eso que Kira dio el paso a su mejor amiga para darle frente a la situación. Aún con la agonía destrozándola por dentro, quería asegurarse de que Mikasa supiera que tenía apoyo ante lo que le dirían. No había forma de arrebatarle su vida, cuando era Eren quien se la daba.

—Entiendo la esencia de la situación, lamento que mis asuntos personales interfieran, ¿pero has visto al escuadrón de Eren?—Mikasa era sostenida por Kira, continuó dirigiéndose a Annie quien señalaba la postura ida de Armin en una esquina, arrinconado.

—Mikasa.—llamó Kira cuando Mikasa desistió de oírla, era como si lo presintiera y se negara por completo a oír lo que rompería su corazón para siempre.

—¡Armin!—oyó Kira cuando vio a Mikasa dirigirse al rubio, temblaba y su mirada se perdió aún más por el miedo de admitir lo que había visto.

—¡Los cadetes del escuadrón ciento cuatro, Thomas Wagner, Mina Carolina, Eren Jaeger y entre otros miembros, cumplieron con su deber y murieron como héroes en la batalla!—con su corazón en añicos, Armin reveló la cruda realidad mediante su temblor y pánico, con una Mikasa inmóvil que no dijo nada.—Lo siento Mikasa, debí haber sido yo y no Eren. ¡Kira llegó para ayudarnos, pero no hice nada para ayudarla a salvarlo, lo lamento!—exclamó avergonzado.

—Armin, ya cálmate. Ahora no es el momento de ponerse sensible.—exigió Mikasa mediante su convicción, dejando a todos asombrados.—Levántate.—volvió a pedir, fríamente.—Marco, si eliminamos a todos los titanes que infectaron el cuartel, ¿podremos reponer nuestros suministros y alcanzar la muralla?—se cuestionó.

—Contando con tu ayuda y la de Kira, podría ser, pero siguen siendo demasiados.—respondió Marco, algo desconcertado por lo que preguntaba Mikasa.

—Entonces con eso bastaría. No podemos quedarnos aquí, agrupados tenemos más probabilidad de ganar si hacemos un plan donde los atraigamos para acorralarlos.—pensó Kira, mirando a los demás.

—Pero... la muralla sigue abierta, igual son demasiados.—repitió Marco, algo indeciso a lo que Kira explicaba.

—Podemos con eso.—irrumpió Mikasa, tomando la atención de todos.—Yo soy fuerte. Más fuerte que ustedes, y como tal soy capaz de aniquilar a todos los titanes yo misma; si no es con ayuda de Kira. Los demás son un montón de inexpertos, cobardes y débiles.—azoto ella con sus palabras, haciendo inferior a los demás que la miraban.—Pueden quedarse aquí, llorar y morir.—añadió, levantando su hoja para así tener intenciones de abalanzarse del tejado. 

—¡Mikasa! ¿Por qué nos dices esas cosas?—se preguntaban y cuestionaban, mientras que ella parecía decidida y en su decisión, miró a Kira detenidamente esperando a ser acompañada por ella.

Era claro que Kira no se quedaría aquí a morir, tampoco a llorar o ver cómo todo se deterioraba. Siguió a Mikasa entre los aires y la altitud con la esperanza de llegar al cuartel para reponer su gas. No creyó que fueran a seguirlas—, pero así fue, todos aquellos que fueron llamados cobardes por Mikasa demostraron tener valentía mediante la adrenalina que sintieron al lanzarse del tejado—. Los titanes se habían presentes, así que los más prácticos se adelantaron para ayudar y ampliar el paso a los demás. Entre ellos Kira fue una en tomar sus hojas y emprender su ataque a un titán. En la base la práctica era diferente y el estereotipo del titán también—, construido a base de otro material, pero fue la práctica y disciplina que la llevaron a tomar la valentía de arrancarle la nuca a cualquier titán que se atravesara—. Quizás no era solo por su fuerza, si no por el interminable odio que sentía por ellos que la hacía atacarlos sin pena. El instructor veía a Kira como una cadete experta que tendría grandes honores en cualquier élite.

Aunque era claro que ella había decidido la legión de exploración—, no le hacía sorpresa, porque Kira provenía de un linaje espléndido que tenía la actitud y el talento para permanecer entre los más grandes—. Llena de agonía y tristeza, empezó a sentir su corazón en añicos cuando impactó con la realidad en el momento en que su gas empezó a fallar. ¿Moriría? No tenía idea, solo sintió su cuerpo impactar en un tejado solitario donde su respiración era brusca y agitada. Empezó a sentir sus ojos humedecidos, también ese calor en la garganta quemarla hasta hacerla soltar un exhalado aire que parecía casi un sollozo. No quería llorar, pero Eren seguía fríamente en su pensar. Cada brillo de sol se dirigía a él, alumbrando su sonrisa y sus ojos que detonaban un color único. Estaba sufriendo, más aún cuando un titán se opuso delante de ella para cubrirla de cualquier sombra. Kira se quedó sin saliva al observar sus ojos, como si viera un reflejo de Eren en ellos. Podía ser su hora de morir, pero solo observó al titán avanzar hasta un montón que se dirigían a Kira.

—¡Levántate!—la voz de Jean la sacó de sus pensamientos, hacía un rato que no lo veía, pero él la levantó entre sus brazos.

—¡Ese titán, sigue por ahí!—mencionó alguien, mientras que la brisa se llevó las lágrimas de Kira quien estaba sostenida al cuerpo de Jean.

Su cabello se levantaba entre los aires, un dorado medio cenizo que la hacía ver como una diosa en los brazos de Jean. Kira tenía unas facciones detalladas, por eso era fácil denotar su sentir y él veía en ella la impresión por ver aquel titán, como si su corazón se quisiera detener por la mirada de aquella abominación—, sus ojos, la mirada, todo era un recordatorio de cómo Eren había sido con ella—. Quizás debió entender más sus sentimientos, ver que entre la amistad que Eren sentía por ella, también un amor genuino y una atracción que Kira nunca aceptó. Las lágrimas se desplazaron con el brillo de esperanza cuando ese titán arremetió contra otro, todos lo veían, pero nadie creía su acción. ¿Era anormal? ¿O quizás una nueva evolución de los titanes se avecinaba? Esto era un misterio que traería una cola de tragedias indeseables como también, la separación de un amor para siempre.

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